Capitulo 6
Escritoras: Tsmutsukuri y Ariam Tsepesh
Beta: Dea Lizardi
Ilustradora: Dea Lizardi
Clasificación: NC-17
Palabras: 8448
Advertencias: Ninguna.
Resumen: La perdida Ronda en la vida de Harry Potter y reponerse sera difícil... y la verdad muere con la vida del ser más frágil.
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Severus corrió hacia la puerta con la clara intención de echarla abajo y decirle un par de cosas a su esposo que le hicieran reaccionar, sin notar que Harry había alzado una fuerte barrera que lo hizo salir despedido unos seis metros por el aire antes de caer. Alzó la mirada llena de sentimientos encontrados, en ellos se reflejaba el intenso amor que le profesaba y el dolor que le habían causado sus duras palabras, mezclado con la rabia que comenzaba a ahogarlo, porque se sentía responsable de todo. Todo se había venido abajo y nuevamente era su culpa, culpa que se reflejaba en los intensos ojos negros.
Una y otra y otra vez intentó atravesar la barrera siendo siempre rechazado por esta viéndose debilitado tanto física como mágicamente, le resultaba imposible vencer aquel hechizo de protección. Al parecer, su amado hablaba completamente en serio al decirle que no quería volver a verlo, las lágrimas anegaron sus ojos, ya que nada era más importante para el que Harry y temía que en ese estado pudiese cometer alguna estupidez.
— Profesor —escuchó a su lado, pero no mostró la más mínima atención ya que seguía afanado en su intento por entrar a la casa.
—Profesor… —repitió Hermione, colocando una mano en su hombro— creo que será mejor que se retire, si él decide salir y lo encuentra aquí, no quiero que vuelva a pelear con usted, por favor entiéndalo Harry sigue muy sensible... y créame que no lo culpo, es muy duro — termino la castaña.
— Pero no puedo dejarlo solo, lo conoces, es muy impulsivo no sabemos cómo puede llegar a reaccionar.
— Porque lo conozco se lo digo... mis padres sufrieron lo mismo, la pérdida de un hijo no es nada fácil... mi madre perdió al que sería mi hermano mayor por falta de cuidado por su parte, al igual que por la falta de atención de mi padre, por eso se lo digo, dele tiempo es lo que se necesita en estos casos —dijo con voz entrecortada mientras miraba hacia abajo, ya que con todo lo que pasó esas semanas pudo comprender el por qué eran tan sobreprotectores sus padres con ella cuando era una niña.
— Pero... — quiso protestar, pero al ver los ojos llorosos de la chica comprendió, que pese a todo sería lo mejor.
Así pues se levanto, ya que no sabía en qué punto se había dejado caer de rodillas al suelo, comenzó a alejarse pero al sentir una mirada sobre él volteo, vio a Harry mirando por la ventana, que había cerrado hace unos minutos y después dirigiéndose a la castaña dio un simple cabeceo para despedirse y al segundo siguiente cuando el chico de ojos verdes salía corriendo de la casa, ya había desaparecido.
— ¡Maldito Snape, se supone que querías entrar!... ¿porque te diste por vencido?... ¡Maldito imbécil, todo es por tu culpa!
No pudo seguir con su perorata sollozante gracias a su amiga, ya que ésta se sentía mal por el profesor, le dolía el pecho y tenía la garganta desgarrada por la emoción, una sombra del dolor que sus padres debieron sentir por su hermano y Harry estaba siendo un cabeza hueca. No lo culpaba pero no pudo más, se levanto del lugar donde había estado con el profesor, se acercó a su amigo y se aferró fuertemente a él, sollozando en su hombro.
— Por favor Harry —suplico— ya basta no sigas con esto, es muy doloroso —susurro en su oído, perdiendo la fuerza en sus piernas cayó al piso aún abrazada al joven arrastrándole. Harry se dejó llevar abrazando también a la chica, dejando correr nuevamente las lágrimas que habían cesado por la sorpresa que tuvo al sentir el abrazo de la chica—. Harry por favor tienes que reponerte sé que duele, pero por favor detente no te lastimes más.
Cuando las lágrimas calmaron su flujo y ambos se sintieron mejor se pusieron en pie dirigiéndose a la casa. Hermione se sentó en el cómodo sillón con Harry a su lado, ambos tenían síntomas de hipotermia por el frio que hacia afuera y el agradable fuego proveniente de la chimenea les reconfortó. Luchaban con sus sentimientos, en especial el chico. ¿Por qué salió corriendo de la alcoba al ver que Snape se alejaba?, ¿Por qué se sintió tan impotente minutos después de haber sellado la casa?, ¿Acaso le seguía amando? No, él era el causante de todo, todo era culpa de Snape, él y sus malditas pociones eran los culpables de todo, pero aún así al ver la triste mirada del hombre algo en su interior se removió. Era la misma mirada en la que se había perdido tantas veces y aún con todo el desprecio que le había mostrado, Severus al voltear a mirarlo le había dedicado una tierna sonrisa... ¡Ah, Maldita sea! no sabía qué era lo que en verdad debía creer, hacer o sentir.
Hermione muy a pesar de todo lo que estaba considerando en esos momentos, no dejaba de vigilar las reacciones de su amigo. Se preguntaba que estaría pasando por esa cabezota impulsiva, ya que sólo le había visto con esa cara cuando estuvieron vagando en busca de los horcrux. Parecía terriblemente confundido y era de temer, ya que en aquel tiempo era síntoma de que Harry prefería la salida fácil, en vez de continuar con la lucha. Observó alarmada como un aura de colores rojizos y esmeraldas emanaba del cuerpo de su amigo.
—Harry te...
— Mione sal de aquí no puedo más... ¡No puedo!
La castaña acerco una mano tímidamente pero fue rechazada por una corriente mágica muy poderosa.
— ¡Harry!
—Sal de aquí Hermione, rápido no aguanto más —gritó temblando.
La joven salió corriendo de la casa al observar como el interior de ésta era cubierto por esa extraña emisión de energía que cambiaba a un color negro azulado para después de una explosión expandirse derribando todo a su paso.
Cuando todo terminó, Hermione corrió donde yacía su amigo, estaba sin conocimiento. Sólo quedaban los escombros de lo que fue una hermosa casa, sin embargo… dónde Harry se encontraba sentado al tener el ataque de magia estaba intacto. Supuso que la misma magia le había protegido y por Merlín que lo agradecía. No quería ni imaginar que hubiese sucedido si su magia no le hubiese protegido.
—Harry ¿Te encuentras bien? —estaba preocupada por su salud mental y decidió llevarlo donde estaba segura que sería bien cuidado.
La contestación fueron unos quejidos, lo único que pudo entender fue que lo sacara de allí.
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No sabía por qué pensó en ese lugar en vez de su antigua casa en Espiners´ End, quizá fuese porque en ahí se sintió completamente realizado por primera vez en mucho tiempo. Se quitó la túnica que llevaba puesta y con un pase de varita repuso el hechizo de calefacción que este se había desvanecido por no aparecer en ese lugar hacia un par de años.
Se encontró descansando en el mullido sillón que nunca pudo cambiar, se descalzó y colocando los pies sobre la mesita de centro, usó unos cuantos pases de varita más para encender el fuego y aparecer una de las botellas de whisky que permanecían en esa casa, alejada de todo y de todos… el primer hogar que compartiese con su chico de ojos verdes. Su casa de campo hecha de magia y amor en Montañas Blancas.
Su mente era un caos no tenía idea de cómo reaccionar ante todo lo que había ocurrido, quería salir y maldecir a alguien. Recordaba lo sucedido en el Ministerio y en esa casa, parecía tan lejano todo…Y ahora todo por lo que había luchado se había venido abajo por su culpa. Había estado tan absorto en su trabajo que ni siquiera se había enterado de lo que le sucedía a su pareja, pero de ahí a que sus pociones fueran la causa… era algo a lo cual no daba crédito, sus vivencias como mortífago y espía ponían todos sus sentidos en alerta, algo no encajaba y por Merlín que lo descubriría, tomo la botella y se sirvió.
Bebió hasta acabarla y lograr aplacar las voces en su cabeza cayendo en un profundo sueño.
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Despertó con una sensación de malestar general sin saber muy bien donde se encontraba, se froto los ojos y busco tentativamente sus gafas encontrándolas en una mesita a un costado de la cama ¿Dónde estaba? por fin lo reconoció estaba en la enfermería de Hogwarts, notó como el colchón se liberaba de un peso a su costado izquierdo.
—¡Oh Harry qué bueno que al fin despiertas! —dijo con entusiasmo Hermione, algo desaliñada tal y cómo la recordaba de su época del colegio.
—¿Qué hacemos aquí? porque tengo el... —no termino de hablar pues había recordado todo de golpe, las peleas y él echando de la casa a...— ¡Por Merlín! dime que no eche a Severus de casa, todo fue un sueño ¿verdad? Pero… no puede ser mi bebé ya no está —concluyó con lágrimas en los ojos deseando morir en el hombro de su amiga, perdiéndose en el cabello de ésta.
— Lamento interrumpirlos —la voz característica de Lucius Malfoy resonó en la habitación— lamento comunicarle esto Potter pero su casa quedo inservible después de el arrebato que tuvo hace ya tres días, así que será un placer contar con su presencia en el castillo de nuevo ya que en cuanto Madame Pomfrey de el alta usted volverá al trabajo.
—Se nota que es todo un Sly señor Malfoy, ¿por qué no nos permite...?
— Déjalo Hermione es lo que necesito para no pensar más en esto, director en cuanto esté al cien por ciento de capacidades volveré a impartir mis clases.
— Perfecto, ahora solo tengo que solucionar algunas cosas más, que tenga una buena recuperación y les deseo una buena tarde a ambos.
Salió de la enfermería dejando a Harry dolido por todo lo acontecido y a su amiga indignada.
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Lucius se encontraba como era de esperar sentado en el despacho del Director, trataba de mantenerse concentrado en su trabajo pero la preocupación por su amigo le sobrepasaba, él como buen Malfoy estaba enterado de todo lo que sucedía. Aún conservaba sus contactos, sabía de los arrebatos del moreno y de lo que Severus había tenido que soportar por su causa. Se había abstenido de inmiscuirse porque pensó que todo aquello seria pasajero pero la actitud del chico le demostró todo lo contrario, ahora sabía que debía tener una conversación seria con su amigo.
Durante días había intentado contactar con Severus pero éste parecía rehuirle, sabías que se encontraba recluido en su casa en las montañas. Había adoptado una actitud ermitaña y también había abandonado su trabajo… Eso era grave. Severus nunca había abandonado sus deberes por nada ni por nadie, sabía que estaba sufriendo por la actitud del mocoso ese y le dolía, así que sin más decidió ir a buscarlo no importándole si el mismo Severus le echaba a patadas, o a maldiciones , él no se movería de allí, no sin antes tener una conversación con él.
Mientras Lucius tomaba su decisión algo pasaba en la Madriguera…
— No lo sé Ron, Harry esta tan encerrado en sí mismo— dijo Hermione angustiada— es tan terco, sabe que está equivocado pero aun así insiste en lo mismo. A veces parece estar dispuesto a arreglar las cosas pero de un momento a otro cambia de opinión, es frustrante…
—Harry se deja arrastrar por las emociones ya sean correctas o erradas, deberías saberlo ya Hermione —y mirando a la chica añadió— ahora dime ¿Qué rayos está haciendo aquí el hurón?
— ¡Ron!
— ¿Qué?
— Créeme que no he venido a ver tu cara de comadreja — respondió el aludido— y no me mires así que tampoco vine a discutir contigo.
—¿Has sabido algo del Profesor Snape? —inquirió Hermione esperanzada en lo que pudiera decirle el rubio
— Se encuentra recluido en la casa que habitaba junto a Harry en las montañas antes de ser aprendido por los Aurores. Renunció a su trabajo en la Universidad y dudo bastante que vuelva a ser admitido, incluso, por increíble que parezca ha dejado de elaborar cualquier tipo de poción. Harry realmente lo ha destrozado, la última vez que le vi no podía creer que aquel hombre derrotado, casi un muerto en vida fuera él. Es como si hubiese envejecido veinte años de golpe, incluso había descuidado su persona, no pude acercarme mucho porque me saco de allí a maldiciones.
— ¡Pobre Profesor…! —respondió Hermione
—Hay que intentar que Harry recapacite y haga algo de una buena vez —contestó Draco.
—Yo he hablado un montón de veces con él, sé que quiere enmendar lo que sucedió pero no sabe cómo teme embarrarlo más.
— No creo que eso sea posible —dijo Draco— Severus ya ha tocado fondo no creo que pueda caer más bajo.
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En una de las habitaciones un nervioso pelirrojo caminaba de un lado a otro como león enjaulado… dio unas vueltas más y se detuvo frente al espejo que le devolvió su imagen, ciertamente no le gustaba lo que estaba viendo
—Vamos Percy ¿no crees que podrías bajar tus revoluciones por un momento? —Se escucha la voz de un sujeto alto que se encontraba sentado en una esquina de la cama de éste— realmente me tienes desconcertado.
—Las cosas no están resultando como lo había pensado — respondió mirando feo a su imagen.
—Amigo, cuando uno planea las cosas suelen desenvolverse de forma distinta, en todo caso el resultado sigue siendo bueno.
— ¡Bueno...! ¿A qué te refieres con bueno? —respondió irritado.
—Están separados —dijo con frialdad— ¿No es lo que querías desde un principio?
—Sí, pero no de esta forma, no de la manera en que Severus fue afectado, ni siquiera sé dónde se encuentra, simplemente se perdió su rastro.
—Oye, no seas llorón, te recuerdo que la idea fue tuya, ahora sé un hombre y afronta las consecuencias.
— Yo solo quería que se fijara en mí, pero ¡Siempre me ignoro! ¿Es que siempre me considero tan poca cosa? ¿Qué tiene Harry que lo hace ser especial?, es solo un mocoso con suerte que se convirtió en un ídolo desde mucho antes de ingresar al colegio, con una fama que le precedía, yo pensé que sería un individuo sorprendente pero no, solo era un mocoso escuálido y enano. Me sorprendió que pudiese enfrentarse al Señor Tenebroso y salir airoso, con ello su fama siguió creciendo y yo me sentí mucho más opacado.
— Amigo deberías aceptar que Snape solo tiene ojos para Harry.
— Lo sé, por eso me propuse arruinarle la felicidad a ese chico, si yo no era feliz él tampoco lo seria pero no conté con que todo esto se me fuera de las manos.
— ¿Arrepentido?
— Sólo de haber causado un daño tan grande a la persona que más amo en este mundo.
— De verdad que no te entiendo Percy.
— No tienes que hacerlo —respondió apuntando al sujeto con su varita, lanzó un hechizo y lo hizo desaparecer— porque tan solo eres mi conciencia —dijo, dejándose caer sobre la cama.
Cuando elaboró meticulosamente su plan, lo hizo con el fin de tener una oportunidad de conquistar a su ex profesor, lanzarle un Imperio a ese Medimago le costó más de lo que esperaba ya que siempre se encontraba rodeado de tanta gente, a pesar de todo lo consiguió y el hacerle creer a Harry que estaba embarazado, fue de lo más sencillo. Era un chico crédulo que no dudaría de forma alguna de su médico, sabía que cuanto más feliz fuera mayor seria su dolor cuando ejecutara la segunda parte, ya que era más que obvio que jamás tendría un hijo.
Hizo que el Medimago le recetara unas pociones que alterarían su sistema provocándole un sangrado que semejara un aborto, esperaba que Harry se sintiera culpable y Sev lo creyera también y le despreciara, con lo que no contó fue que el joven de ojos verdes ni siquiera le dijera a Severus su estado.
Fue una sorpresa que todo saliera bien, aunque a medias, había logrado hacer infeliz a Potter, tuvo que hacer que actuara el mismo Medimago cuándo fue ingresado y hacer un movimiento extra para lanzar Imperius a las enfermeras que lo acompañaban, lo peor fue el tener que crear una excusa de por qué hubo esa perdida y que no despertara sospechas en nadie. Entonces recordó que Potter traía su ropa impregnada de varias pociones y no se le ocurrió nada mejor que inventar que estas habían tenido un efecto radiactivo y que había perdido el feto por una radiación. Nunca pensó que traería mayores consecuencias, como la conducta descontrolada del moreno y que de paso destruyera a la persona más importante para él. Lo amaba tanto... y no pudo evitar su sufrimiento y lo peor era que él había sido el causante, respiro hondo y trató de dormir, no quería pensar más, no por el momento ya que hacía mucho que su conciencia se había convertido en un recordatorio tortuoso de lo que había hecho.
Lo que no sabía Percy es que Harry Potter realmente estaba embarazado por muy extraño que fuera y por imposible que parezca, él siempre era la gran excepción a toda regla y las pociones recetadas por el Medimago fueron las que provocaron la verdadera pérdida del feto. Ocasionando que todo saliera mal. Aunque bien pudo haber sido lo que el Medimago decía. Al ser Snape un maestro de pociones y Harry un hombre, pudo haber estado expuesto a estas sin tomar ningún tipo de seguridad. Pues al ser hombre no era necesario, ya que este tipo de pociones solo afectaban al ser humano en estado de gestación. En realidad tal vez las suposiciones sean solo eso suposiciones.
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Los días pasaron completando varias semanas. Con el corazón roto Harry regresó a Hogwarts a dar clases. En un comienzo pensó que eso le ayudaría a sobrellevar las cosas y mantener la cabeza ocupada, debido a que de aquí a un tiempo Severus se había convertido en un recuerdo constante y una gran espina en su corazón, una que cada noche dejaba escapar su cuota de sangre.
Si bien era cierto que trataba de ocultar su estado anímico frente a sus alumnos tampoco era menos cierto que sus ojos habían perdido todo brillo y vivacidad, lo peor del caso era que ese estúpido de Lucius no encontró mejor forma de joderlo que enviándolo a aquella que fuera la habitación de Severus. Ahora vivía, sentía y respiraba todos aquellos recuerdos compartidos, llegando muchas veces incluso a soñar con él.
La verdad estaba más que clara y que pese a que se negaba a aceptarlo el aún moría de amor por el portador de aquellos ojos tan oscuros como una noche sin estrellas.
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Lucius se había preparado para ver a Severus lo quisiera o no, ya se encontraba en la entrada de la propiedad, muy alerta porque sabía que Severus no se las daría de buenas a primeras, no, eso sería demasiado pedir a un hombre que no estaba acostumbrado a compartir su vida amorosa con nadie.
Se acercó a tocar la puerta pero se detuvo y ejecutó un pase con su varita atrayendo una pequeña piedra que aventó sin fuerza, ésta atravesó la puerta y desapareció
—Muy astuto Severus —observó Lucius— ¿quieres dejar de comportarte como un tonto y salir? —como respuesta solo obtuvo silencio— no me obligues a encontrarte sabes que lo haré y no te agradará
—¿Eso lo debo considerar como una amenaza? —Lucius se volteo pero lo que recibió no fue un abrazo o un apretón de manos sino un hechizo que lo mando expelido varios metros— Creí haber sido claro con tu hijo cuando le dije que no quería a ningún Malfoy cerca.
—Pues creo que tu mensaje no me llego —respondió el rubio contraatacando con otro hechizo.
—¡Protego! —respondió Snape defendiéndose— reacciones tardías, te haces viejo Lucius.
—No más que tú ¡Levicorpus! —gritó dejando a Severus cabeza abajo—. Vaya que has cambiado, en poco tiempo has desmejorado.
—Eso no es asunto tuyo —contestó mientras trataba de liberar su cuerpo.
— No amigo —dijo apuntando su varita al piso, unas enredaderas comenzaron a entrelazarse en el cuerpo de Severus dejándole completamente inmóvil, después de ello Lucius le dejo en el piso— Severus, tu actitud me tiene preocupado, sabes que te conozco hace mucho. No quiero que terminemos enfrentados por nimiedades, si me encuentro aquí es porque te estimo y no puedo ver que te estés consumiendo por un mocoso que no ha sabido valorarte ni ver más allá de sus narices.
— Tú no lo entiendes…
— Claro que lo entiendo ¿O piensas que nunca me he enamorado?, en vez de dejarte morir aquí deberías enfrentarle de una vez, si tanto luchaste en el pasado pienso que no deberías rendirte ahora. Tienes que ser fuerte, el mocoso tampoco lo ha pasado de lo mejor, Draco se mantiene cerca de él y hace un tiempo que ha retomado su puesto de profesor ¿No crees que ya es hora de que tengan esa conversación que tanto tiempo han dejado postergada? —Lucius apunta a las enredaderas y estas abandonan el cuerpo de Severus— mírate nada más, no eres ni la sombra del hombre que conocí y que llegue a apreciar
—Puede que tengas razón…
—No, sabes que la tengo, un Malfoy no se equivoca jamás.
—Permíteme diferir en tu respuesta —respondió Severus.
—Bueno… casi nunca — corrigió el rubio sabiendo a lo que su amigo se refería —pero ciertamente lo primero será mejorar tu imagen, pareces un pordiosero, ¡Por amor a Merlín!, ni en tus peores tiempos te había visto tan desagradable a la vista, eres una burla a toda elegancia, si yo fuera Harry y te viera así créeme que me iría sin decir media palabra.
—Supongo que ya viene siendo tiempo que me juegue el todo por el todo, aunque no te niego que si llego a perderle definitivamente no sé si seré capaz de levantarme.
—Entonces procura que ese chico vuelva a quedar prendado de ti—dijo el rubio ya más tranquilo
— A todo esto Lucius… ¡Petrificus! —un haz de luz rodeo el cuerpo de Malfoy y le dejo convertido en una estatua— detesto que me aten—. Te deseo una buena noche y te veo mañana —se burló, Lucius lo único que podía hacer era mover sus ojos sin poder creérselo.
Permaneció toda la noche allí y gran parte de la mañana como una estatua de decoración frente a la entrada y para colmo tuvo que aguantar que algunas aves dejaran la huella de su paso sobre él.
Y una vez retirado el hechizo.
—Esto es realmente asqueroso.
—Descuida no has perdido tu elegancia —Contestó Severus con ironía.
—Había olvidado tu acido sentido del humor, supongo que ya te sentirás mejor.
—En modo alguno, pero no te niego que es gratificante, vamos no hay nada que el agua no pueda quitar.
— ¡Rayos, tengo molidas las piernas!
—No seas llorón.
—Sólo espero que todo esto haya valido la pena y que mis palabras no se vuelvan solo aire, porque de lo contrario Severus Snape me tendrás aquí de regreso y veremos quién es el que se queda de adorno.
—Sí, lo que digas —respondió Severus— y ya que te encuentras aquí ¿no quieres acompañarme con una taza de té?
— ¿Es alguna idea tuya para envenenarme?
— ¿Y dejar al mundo sin un Malfoy? ¡Merlín me libre! ¿Qué sería de este mundo sin tu presencia en él?
— Ya basta entendí el punto —contestó Lucius, que volviera la ironía al hombre era buena señal, sí, se inmiscuiría mas jorobando a ese muchachito, haciéndole pensar y ablandándole de forma indirecta para Severus.
Hacía ya rato de que las actividades en el castillo habían sido iniciadas, Harry ahora se encontraba caminando por unos de los pasillos que le conducía al patio trasero, aún se encontraba molesto consigo mismo. Si bien era cierto que no paraba de soñar con haberse corrido de esa manera tan vergonzosa, pero fue tan real que recordarlo llegaba a doler el corazón…
—Sev…—dijo dejando escapar un suspiro— no tienes idea de cuánto me haces falta —musitó abrazándose a sí mismo.
Lucius había demorado más de lo planeado regresar a Hogwarts, tenía trabajo pendiente y debía dejarlo encaminado, al ingresar a la oficina se sintió levemente vigilado, sabía muy bien a quien pertenecía tal descaro pero prefirió ignorarle.
—Se extrañaba tu presencia en este lugar Lucius —escuchó a sus espaldas.
—No lo creo Albus, sé que no soy del agrado de la mayoría de este lugar, pero eso no impide que haga bien mi trabajo.
—¿Visitaste a Severus? —inquirió logrando que Lucius se levantara de su asiento y se colocara frente al retrato.
—Si ya lo sabes no veo el porqué de tu pregunta.
—Sólo quería saberlo por ti.
—No trate de inmiscuirse en mi vida como lo hizo con Severus, no lo logrará.
—Es cierto, tú eres más rebelde, pero no estoy para discutirlo.
—¿Qué es lo que quiere saber para que me deje en paz?
—Pero que descortesía de tu parte Lucius, creo que tus modales han decaído un poco.
—Señor Dumbledore, si me lo hiciera más sencillo…
—Bien, se trata de Harry.
—¿Por qué no me sorprende?
—Está sufriendo tanto o más que Severus, no es bueno que ambos permanezcan en esta situación.
—¿Por qué no me dice algo que no sepa? —dijo con cierta impaciencia, para colmo el retrato le sonrió, como detestaba esa sonrisa tan condescendiente como si estuviera diciéndole “Pobre Lucius”.
—Quisiera hablar con el…
—¿Y de que pretende llenarle la cabeza ahora?
—Sólo quiero ayudar, con Harry hemos tendido una muy cordial relación.
— Claro a algunos les fascina que los manipulen.
—Sólo quiero que lo hagas venir…por cierto te ha llegado una carta, será mejor que la revises —Lucius se volvió y tomo el sobre´
—Una reunión con el consejo de padres y es para hoy…esa si ha sido una buena forma de fregarme el día.
—¿Lo harás venir?
—Lo pensaré.
—Confiaré en que harás lo correcto Lucius, a ti también te preocupa la felicidad de Severus.
Lucius salió rumbo a esa jodida reunión, muchas caras con demasiadas recriminaciones dibujadas en ella, seguro seria un calvario tener que permanecer en aquel lugar sin perder la compostura, al doblar una de las esquinas dio de lleno con Harry que caminaba rápidamente sin poner atención por donde iba.
—Señor Potter, ¿Es necesario recordarle que no es el único que transita por estos pasillos?
—Yo...
—Su elocuencia es pasmosa al igual que su actitud.
—¿A qué se refiere? —soltó de repente.
—Vamos señor Potter andar como una magdalena por los alrededores no es muy Gryffindor que digamos.
—Usted…
—Siempre pensé que se destacaban por su valentía en enfrentar las adversidades, dígame señor Potter ¿En qué punto ha perdido sus agallas?
—Yo…
Supongo que es lo que más se puede esperar de un chico inmaduro que ni siquiera sabe aceptar la verdad de sus sentimientos aunque estos le golpeen en la cara. Hágase a un lado que no ha sido el único que ha tenido un mal día– dijo con acritud y añadió— antes que se me olvide, cierto retrato quiere hablar con usted, en mi despacho, uno muy fastidioso debo añadir.
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Una vez Lucius abandono la casa y después de un largo baño, retomó sus cavilaciones había estudiado nuevamente todo lo relacionado con las pociones, intentando comprobar el punto de Harry, ¡Pociones radioactivas! ¡Ya!... por Merlín nadie en su sano juicio creería eso, lástima que por Harry el creería todo. Estaba consciente de que algunas de las pociones eran muy peligrosas ya fuese por sus ingredientes, preparación o incluso por que estas fuesen simplemente hechas para dañar, pero todas tenían un punto para contrarrestarlas, por lo que eran fáciles de manejar sin riesgos, a no ser que fueses Longbotton, en ese caso sí era peligroso, aunque si lo pensaba detenidamente, al mocoso nunca le paso nada fuera de lo común aparte de simples quemaduras o una que otra erupción. Todas las pociones trabajadas en Hogwarts eran seguras, incluso las que se encontraban en los libros de Artes Oscuras, incluso las que él mismo tuvo que realizar por encargo del Señor Oscuro siempre fueron seguras... quizá no tanto cuando tenía que experimentar con alguno de los cautivos para revisar el funcionamiento de las mismas, pero él nunca se sintió debilitado por su trabajo como Maestro de Pociones, solo lo de ser espía lo fatigaba de sobremanera y mas por el trato del Lord.
Había algo que faltaba, ¿Quién fue el que dijo a Harry que sus pociones eran malas hasta ese extremo?, ¿Quién contamino su mente de esa manera?
Él sabía que dos magos podían procrear sí, pero de forma mágica usando a una squib para la gestación pero que un hombre se embarace no le sonaba en ninguno de los libros que hubiese revisado esas semanas.
Tendría que buscar a ese Medimago para que le aclarase si eso era posible ya que, siendo Harry quien era no lo veía tan descabellado pero mejor preguntar al experto en la materia.
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— ¿Estás segura Mione? —inquirió el rubio.
— Si —reiteró la chica— el Medimago de Harry es el que puede darnos las respuestas que queremos, sé que Harry es en muchos casos una excepción a varias de las reglas que nos da la magia, pero he investigado por toda librería existente en Londres mágico y no he encontrado un solo caso de embarazo natural en un mago.
—He de admitir que yo desconozco del tema, los nacimientos que conozco son todos de mago y bruja, e incluso de bruja y bruja ya que si una se embaraza de un mago así tienen hijos pero nunca de que dos magos, tengan descendencia sin participación de una mujer —comentaba Ron ya que al ser muy prolíficos en su familia tenía más de qué opinar.
—Todo esto huele mal, será mejor ir donde ese Medimago, espero que Severus no haya llegado a esta conclusión aún, sino tendremos que reconstruir al mago antes de interrogarlo —terminó Draco dirigiéndose a la salida de la madriguera.
—¿Y donde lo encontraremos?—preguntó Ron.
—Creo que Harry puede ayudarnos en eso —respondió Hermione.
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El tiempo había transcurrido ni lento ni rápido para Percy, que ahora se encontraba en su despacho dentro del Ministerio, parecía tener los nervios a flor de piel.
—Percy, Percy, sabes que llegara el momento en que todo salga a la luz.
—No sucederá si yo no lo permito.
—Si estas tan seguro ¿Por qué entonces a actúas con tanta paranoia?
—¡Que no estoy paranoico! —gritó sin poderse contener.
—Cálmate Percy, no tienes porque elevar de esa forma la voz, no querrás que alguien por curiosidad se ponga a escuchar y se entere de tus sucios trucos.
—En la guerra y en el amor todo vale.
—¿En serio crees eso?, hasta donde sé lograste separarlos pero ellos continúan amándose, en resumen después de todo no has conseguido nada.
—¡Cállate!
—El pobre Percy seguirá viviendo de fantasías…
—¡Ya basta! —exclamó apuntándole con la varita.
—Percy, sabes bien que nunca podrás acallarme.
—¡Vete de una vez! —chilló desvaneciéndolo con su varita.
Realmente estaba nervioso, no podía negarlo, las cosas se habían salido de madre y temía las represalias si llegaba a ser descubierto, ir a Azkaban no era una opción para él.
Se dejo caer con todo su peso en la silla, trato de serenarse pero era imposible, los nervios le tenían realmente perturbado como su conciencia ya se lo había dicho, su frente perlaba en sudor, su ingenioso plan tan meticulosamente elaborado se estaba yendo a pique. De pronto su sangre pareció congelarse en sus venas y perdió la totalidad del color de su piel al recordar al Medimago que había manejado con el hechizo Imperio, se dio cuenta de su torpeza. Hacía algún tiempo que le había liberado y distorsionado sus recuerdos, no pensó que le necesitara nuevamente y ese fue su error, ahora lo lamentaba porque se convertía en una pieza factible de utilizar en su contra, —respiro hondo, debía solucionar ese detallito cuanto antes.
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Harry había ido a la oficina del Director, su curiosidad se había visto reducida durante el último tiempo por lo que no se detuvo a husmear sino que más bien se dirigió directamente al retrato del anciano de blanca barba y ojos azules.
—Buenas tardes mi muchacho.
—Buenas señor director, ¿Para qué me hizo llamar?
—Pues veras mi muchacho, durante este último tiempo me he venido enterando de una serie de acontecimientos que te relacionan tanto a ti como a Severus.
—¡Vaya! creo que ya había tardado mucho —respondió Harry dejando escapar un leve suspiro.
—La verdad querido muchacho, es que había decidido no inmiscuirme, ya lo había hecho mucho cuando estaba en vida y debía permitir que tú mismo decidieras lo que realmente te convenía, pensando que harías por supuesto lo correcto, pero con tristeza me he dado cuenta que no ha sido así, que has tomado decisiones cegado por una anormal acumulación de emociones que te han enceguecido al punto de maltratar a la única persona que daría ciegamente y sin dudarlo un instante su vida y todo lo que es por ti, por verte feliz.
—Yo…
—Entiendo Harry que muchas veces nos dejamos cegar por sentimientos encontrados que nos hacen cometer imprudencias nublando nuestra capacidad de percibir las cosas, dime mi muchacho ¿te has sentido solo este último tiempo a pesar de estar rodeado de gente que te aprecia y de amigos que se preocupan por ti?
—Si pero…
—¿Has experimentado el vacío interno a pesar que todos se empeñan en hacerte sentir bien?, ¿tus amigos cubren esa necesidad?
—No, siento vacio, soledad confusión tristeza y añoranza.
—Y supongo que su origen ambos lo conocemos.
—Director no subestimo su inteligencia, mucho menos su sabiduría, todo este tiempo y las largas charla con los chicos me han hecho ver que he actuado de forma precipitada, cegado por mi dolor, busque un culpable y me aferre a esa idea, se que le he hecho tanto daño, pero ahora creo que es demasiado tarde para enmendar…seguro el debe odiarme con todo su ser, al parecer poseo una maldición que hace que destruya todo lo que amo evitando que pueda llegar a ser feliz.
—Mi niño, nunca es tarde para enmendar lo que hemos hecho mal, solo necesitas la disposición de querer hacerlo.
—Tal vez yo quiera hacerlo pero nadie puede asegurarme que él me acepte nuevamente, me he comportado como un completo imbécil ¿Cómo podría siquiera llegar a pensar que querría volver a formar una familia conmigo?
—No tienes idea de los misteriosos que pueden llegar a ser los caminos de la vida Harry.
—Daría todo porque nada de esto hubiese sucedido todo está mal y siento que me voy hundiendo más y más casi al punto de desaparecer…a veces me siento tan insignificante.
—Mi querido muchacho debes saber que cuando se ama verdaderamente no existe barrera en el mundo que pueda borrarlo, ese sentimiento siempre seguirá latente por el resto de sus vidas y yo creo…yo creo que Severus te ama de verdad.
—Yo también lo amo —contestó Harry, aceptando por fin sus sentimientos, las palabras de Hermione, el apoyo de Ron, los sermones de Draco e incluso las palabras filosas de Lucius habían dado su fruto y ahora las palabras del Director se habían convertido en el aliciente para poder enfrentar el amor o rechazo de aquel hombre que le había robado el corazón hacía ya mucho tiempo.
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Ahora Harry se encontraba en su habitación meditando las palabras del anciano, sabia el siguiente paso a seguir pero antes lo comentaría con sus amigos, ahora más que nunca necesitaba su consejo y un par de buenas ideas para llevarlo a cabo, estaba pensando en eso cuando siente golpear la puerta, no esperaba a nadie así que le sorprendió…sin más se dirigió hacia allá y la abrió para su sorpresa eran sus amigos.
—¡Chicos...justo estaba pensando en ustedes! —dijo jalando a Hermione y Ron para que entraran, cerrando la puerta tras ellos.
—Se te ve algo emmmmm —Ron divagaba con la palabra correcta para tal nota de júbilo en la voz e su amigo.
—¿Entusiasmado? —agregó Hermione.
—Si...eso mismo —respondió el pelirrojo algo ruborizado.
—Hay algo que quiero comentarles, sé que debería haberlo hecho hace mucho tiempo, pero solo hasta este momento me he armado del valor necesario para dar este paso. Ustedes siempre han sido mis mejores amigos y a pesar de las diferencias que hemos tenido siempre han estado conmigo en las buenas y en las malas…yo sé que no me he portado como debiera este último tiempo, y ustedes se han empeñado tanto en hacerme ver lo obvio.
—Harry me estas asustando…—dijo Hermione.
—Chicos después de tanto darle vueltas y vueltas al asunto me he dado cuenta lo imbécil que he sido y el daño que he provocado y aunque fue realmente duro lo que me sucedió ello no fue excusa, Severus no lo merecía.
—Pues nos aburrimos diciéndotelo —exclamó el pelirrojo.
—Ten mas tacto Ron —pidió Hermione.
—No, tiene razón, es solo que este último tiempo me ha servido para darme cuenta lo mucho que me hace falta y cuanto lo necesito. Hermione, Ron yo nunca deje de amarlo…
—Lo sabemos tontito —contestó Hermione abrazándolo eras tú el que no quería darse cuenta y ahora que estás consciente de ello ¿Qué es lo que planeas hacer? porque supongo que algo harás.
—Es tan difícil…
—Quieres ver la posibilidad de volver con él.
—Lo deseo más que nada en el mundo pero... yo no sé si me aceptara he sido tan cruel e hiriente.
—Yo pienso que si el te ama tanto como tú a él, te aceptará respondió la chica —¿tienes pensado como lo harás?
—Contaba con que ustedes me propusieran algo.
—Pues habría que organizar algo, y tiene que ser especial si queremos que esto funcione, bien Harry nos encargaremos no te preocupes.
—Y ¿A qué se debe su visita? —preguntó Harry— si no recuerdo mal el almuerzo en la Madriguera es dentro de tres días ¿O es que cambiaron la fecha?
—No… todo sigue igual —respondió Ron —no queríamos incomodarte.
—¿Incomodarme?
—Lo que sucede Harry es que bueno…queríamos saber donde podíamos encontrar al Medimago que te atendió.
—¡Ah! en su clínica yo les anoto la dirección ¿Ocurre algo malo?
—No, es que Hermione no se ha sentido muy bien y pensábamos que tal vez podría revisarla.
—Pero Ron si era tan necesario podrías haberle preguntado la dirección a Percy fue él quien me lo recomendó.
—¿Percy? ¡Qué extraño! —dijo Ron como si nada pero para la astuta mente de Hermione no pasó desapercibido.
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El trío formado por Hermione, Ron y Draco se reunieron al día siguiente para buscar al Medimago, su intención era tener una seria conversación con él que les aclarara todas sus dudas, sólo esperaban que aquello se realizase de forma tranquila y que éste no presentara oposición alguna. Pero Snape se les había adelantado.
—Bien, es hora de que nos des respuestas —decía Snape con un tono frio y calculador que le hacía verse más siniestro.
Condujo al hombre hasta la única silla que había y lo ató, parecía que todo en ese lugar estaba destinado para que el pobre Medimago muriese de un ataque de nervios, que tenía mucho que ver con aquel hombre tan parecido a un vampiro. Severus llevaba puesta su tradicional túnica negra y para espanto del Medimago cuando apareció en su consultorio, lo había hecho tan silenciosamente que en principio de verdad creyó que era un vampiro.
—Severus ¿No crees que te has pasado actuando?, este hombre parece al borde de un ataque de nervios —preguntó Draco, que estaba con él.
—Draco, nada parece suficiente cuando alguien hace daño a las personas que quieres y ahora ¡Me dirás que es eso de que las pociones causaron el aborto de Harry Potter o tendré que averiguarlo por mí mismo, elige!
—De verdad no sé de qué me está hablando... por favor no me hagan daño yo les juro que en mi vida he atendido al señor Potter, ¡Merlín ese es el sueño de cualquier Medimago! pero hasta donde yo sé la única que lo ha atendido es la enfermera de Hogwarts Madame Pomfrey ¡Todos quisiéramos tener la confianza del Salvador del Mundo Mágico para que nos dejara atenderle aunque fuese sólo de una gripe!
—¿Como es eso posible? yo estaba con Harry cuando le dijo que la pérdida de su bebé fue debido a las pociones —reclamó Hermione.
—Bien ya que no quiere decir la verdad ¡Legeremens!
Comenzó a adentrarse en la mente del hombre observando sus vivencias y recuerdos, cuando llegó a la parte en que se deberían encontrar los recuerdos concernientes a Harry encontró una especie de barrera. Los recuerdos donde se encontraban allí pero no podía acceder a ellos sin causarle daños graves.
—Es extraño, en vez de borrar su memoria pusieron un bloqueo a ciertos recuerdos. No puedo quitarlo ya que al forzarlo podría destrozar su mente —explico Snape.
—¡Déjeme intentarlo! —pidio Hermione— Experimenté bastante con este tipo de hechizos, tuve que hacerlo para poder quitar el Obliviate que hice a mis padres, —dijo refiriéndose al hechizo que tuvo que hacer cuando ocultó a sus padres de Voldemort y les quitó la memoria para protegerlos.
—Bien señorita, si lo ve tan claro… puede proceder —ironizó Snape.
—Descuide esto no le dolerá... mucho — dijo y apuntó al Medimago con su varita, de la que salió un delgado hilo de luz celeste.
Unos cuantos minutos de interrogatorio más y lograron toda la información que necesitaban. La radiación de las pociones fue un truco que se había usado para que la pareja se separase y en cuanto al embarazo de Harry, habían provocado el sangrado para que simulase la pérdida. Ya lo sabían todo ahora solo les quedaba atrapar al culpable de todo aquello.
—Creo que es hora de poner todo lo que sabemos en manos de los Aurores para que inicien la investigación y atrapen al responsable, gracias a los hechizos de rastreo sabremos quien hizo la barrera que rompió Hermione —dijo Ron.
—Estay de acuerdo, les daré todos los recuerdos que necesiten para dar con el culpable —decía el indignado Medimago, cada vez más consciente de que lo habían utilizado —¡Ah y espero que su hermano Percy se encuentre bien señor Weasley ese embarazo experimental que está realizando es de alto riesgo. Imaginen, quiere ser el primer mago en procrear con ayuda de una matriz mágica, si lo logra ya no se necesitaría una mujer para lograr un embarazo masculino.
—¿Qué? ¡Pero si mi hermano no tiene ni siquiera pareja! ¿Cómo puede estar esperando un bebé? —preguntó a duras penas el pelirrojo a punto del desmayo.
— Ignoro quién es el padre, pero la última vez que me visitó, la matriz parecía sostener bien al feto, es realmente maravilloso. Lo recuerdo perfectamente porque ese fue también el día que inicie las consultas con el señor Potter.
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—Bien, no pasa nada sólo es una comida familiar con el mocoso Potter, lo he engañado casi diez años, no creo que no pueda hacerlo nuevamente.
—¡Ay Percy! ¿Te estás escuchando? Estás chiflado amigo, necesitas una novia, no, espera sólo quieres a Snape ¿Verdad? se me olvidaba, disculpa pero te recuerdo que a estas horas ya debe estar enterado de todo.
—No lo creo, seguramente intento la invasión con Legeremancia y con eso la barrera solo se fortalece y no puede romperla, si se introduce en su mente de esa forma no obtendrá lo que quiere. ¡Ya me tienes harto! ¡Desaparece! —Percy apuntó con la varita a su molesta conciencia y ésta desapareció.
Al bajar las escaleras para reunirse con todos, observó a su hermanita prendida del brazo de Potter, ¡Como odiaba que hiciera eso! pero ella fue la que lo convenció, así él se quedaría con Severus y Ginny con el chico de oro" ¡Qué asco…!, le había dado las pociones que tendría que tomar Potter para que el daño fuera mínimo pero Percy quería ver enfermo de verdad al chico, así que duplicó la dosis. Cuando llego abajo saludó a Hermione, Harry e incluso a Malfoy que desde hacía unas semanas estaba con ellos en la mayoría de las comidas, lo que nunca espero fue ver entrar al medimago acompañado de media docena de aurores.
—¿Que hacen aquí? ¿Cómo se atreven a entrar así en mi casa? —grito Arthur indignado.
—Lo sentimos señor Weasley pero estamos aquí para prender a su hijo Percybal Weasley por hechizar a un Medimago para dañar a Harry Potter además de por envenenamiento y usar hechizos prohibidos.
Tomando al chico por los brazos y le quitaron su varita mientras Percy se retorcía con todas sus fuerzas intentando en vano zafarse de los Aurores.
—¡No, esperen!—gritó— si yo caigo tú caerás también Ginebra.
Todos voltearon a ver a la pelirroja prendida del brazo de Harry.
—¿Yo? ¿Por qué? Yo no hice nada…
—¡Ah… por favor! Chicos si se van a ir ya váyanse de una vez Percy vámonos ya, quiero conocer al Dementor que te dará el beso—dijo un chico alto muy parecido a Percy —vamos Ginny, vámonos ya.
—¿Quién eres tú? —preguntó la señora Weasley que parecía al borde del infarto.
—Yo mami soy la conciencia de Percy y todo esto es real así que como no quiero que te pase nada será mejor que te sientes. —Dijo sonriéndole pegado a su rostro— bueno chicos vámonos y… Harry ¿Podrías cambar esa carita Ya la obra termino y por fin cayo
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La aprensión de Percy durante la cena familiar aquel día sorprendió de sobremanera a Harry, mucho mas lo de Ginny, la verdad es que nunca había esperado tal agresión de parte de ambos y escuchar los detalles de parte de lo que seria la conciencia de Percy no fue la mejor manera de enterarse, eso había dolido y mucho.
Salió de aquel lugar con una mezcla de decepción y dolor mezclada, todo había sido una mentira una gran e imperdonable mentira y él la había creído, pero lo peor era el saber lo injusto que había sido con el hombre que siempre se había esmerado en demostrarle su amor, no en publico, tal vez, pero estando solos era diferente…se sentía un completo imbécil.
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Dos Días pasaron para que aceptara ver a sus amigos, durante ese tiempo había meditado y había podido serenarse de todos aquellos arranques de odio que había sentido nacer hacia Percy y la que consideraba una gran amiga Ginny, pero ahora estaba mejor y estaba dispuesto a recuperar su relación con Severus…su duda era ¿Cómo?
Aquella tarde recibió la visita de sus amigos, Ron se sentía sumamente apenado y avergonzado por lo sucedido, misma vergüenza que compartía con su familia…
—Harry de verdad que no sabíamos lo que hacían Percy y Ginny. —Ron se encontraba angustiado.
—Te creo Ron. —Responde este. Esos días le habían servido para calmarse y pensar en todo lo sucedido y hacerse a la idea de que todo fue mentira era más fácil de sobrellevar que el que hubiese sido cierto. —¿Cómo se encuentra tu mamá?
—No tan afectada como en un principio, aunque no se resigna a la idea de que hubiese actuado de esa forma por iniciativa propia.
—Nadie en casa de Ron aprueba la conducta de Percy y Ginny. — Repone Hermione.
—Sabes Mione solo quiero dejar esto atrás… yo… desearía que todo formara parte de una angustiante pesadilla y que al despertar nada hubiese ocurrido y Severus estuviese a mi lado….
—Siempre tan dramático Potter. —Era Draco que se encontraba apoyado en el marco de la puerta.
—Huron ¿Cómo…?
—¿No es obvio?, seguro que a ti comadreja se te quedo abierta…
Mientras tanto en otro lugar del castillo…
—¿Qué rayos será lo que Lucius quiere ahora? —Se preguntaba Severus mientras se dirigía al despacho del director, una extraña sensación invadió su cuerpo, se sentía manipulado de la misma forma que como lo hacía Albus y no le agrado, iba a golpear cuando se dio cuenta que la puerta se encontraba entreabierta, ingreso pero no había nadie, mas sobre la mesa encontró una nota
Severus:
Debido a algunas pequeñas circunstancias que escaparon no podre atenderte en mi despacho, te espero en la sala de menesteres encontré algo que seguramente te interesara.
Lucius
—Grandísimo cretino- repone entre dientes algo molesto, ahora tendría que caminar hacia el lado puesto, una total perdida de tiempo
Y en cuarto de Harry…
—Ya dejen de discutir. —Responde Hermione. —Son informantes. —¿No se dan cuenta de que es molesto…
—Este Huron siempre anda con sus impertinencias, es como si lo hiciera a propósito para hacerme enojar.
—Tú dirás Draco. —Le sede la palabra Harry.
—Em, sabes estuve hace poco en la sala de menesteres y encontré algo que de seguro te agradara... ahora si me acompañas y te lo puedo mostrar.
—¿Qué te traes entre manos Huron?
—Vamos Harry solo te tomara un momento, después puedes seguir viéndole la cara a la comadreja esta.
—Ve Harry, nosotros te esperamos. —Alentó Hermione.
—Pero Mione nosotros estábamos primero. —Se queja Ron haciendo una especie de puchero. —¿Es que nunca va a respetar ese…? ¡auch! —Grita sobándose el costado…, viendo como Harry se marchaba, cuando se quedaron solos este la miro molesto. —¿Por qué hiciste eso?
—Porque era necesario. —Responde Hermione. —Ven vamos a dar una vuelta…
—¿…?, pero Harry volverá.
—No volverán Ron, vamos.
—¿Y si regresa y…
—Créeme, Harry no volverá… no esta noche por lo menos. —Dice la castaña sonriendo maliciosamente.
—Mione… tú sabes algo que no me has querido contar. —Comenta de forma suspicaz Ron.
—Puede ser… si te portas bien seguro te lo digo.
Una vez de camino…
—Me sorprende Draco, que conozcas tantos atajos para llegar acá.
—El último año de estudiante me la pase mucho por aquí- responde este.
—Lo recuerdo… —Comenta Harry. —¿Y me dirás de que se trata? — Inquiere.
—Solo puedo decirte que es algo de tu época de estudiante… y era muy importante para ti.
—Hum ¿importante?
—Me atrevería a asegurar que aún lo es.
—Pues no creo saber de que se trata… importante, importante…
—¡Llegamos! —Dice Draco coloca su mano en la perilla y abre, el lugar se veía algo oscuro, Harry se asomó con precaución.
—Esta bastante oscuro.
—Si, esta algo mala la iluminación, pero supongo que eso no te causa miedo ¿verdad?
—Malfoy, prácticamente me crie en una alacena que siempre estaba oscura y llena de arañas… ¿Crees que pueda llegar a tener miedo de un sitio como este?
—No, supongo que no eh… ¡rayos olvide algo! ¿Puedes esperarme un momento, voy y vuelvo.
—Si esta es tu forma de bromear no me parece gracioso. —Dice Harry ya quedándose solo.
—No bromeo Harry mira unos pasos hacia adelante hay un sillón, siéntate y espérame
Harry avanzo algunos pasos maldiciendo interiormente a Draco, solo dio un par de pasos mas cuando es tomado por el brazo.
—Tu jueguito infantil me tiene arto Lucius. —Escucho fuerte y claro, era la voz de Severus, no podía equivocarse, de forma imprevista sintió como su corazón se aceleraba de forma alarmante mientras que juraría que sus mejillas se habían puesto de un intenso carmín, el calor en ellas lo hacia imposible de desmentir.
—Severus. —Escapo de sus labios casi en un susurro pero lo suficientemente claro para que este se diera cuenta de quien era realmente el dueño de aquel brazo que sujetaba.
—Harry… ¿que… que estas haciendo aquí?
—Draco me trajo para mostrarme algo muy importante de mi época de estudiante.
De pronto la habitación se ilumino completamente dejando a los dos hombres frente a frente.
—Por lo visto tenemos un complot de marca Malfoy. —Dice Severus.
—Eso fue muy slyterin de su parte.
—¿Molesto?
—Para nada. —Responde Harry. —Hacia mucho tiempo que quería hablar contigo. —Harry tendió su mano hacia el rostro de Severus con la intensión de tocarle pero se detuvo antes de hacerlo dejando su mano suspendida a corta distancia…
—Yo también quería verte. —Responde tomando aquella mano besando la punta de los dedos. Harry se sentía derretir con aquel contacto. —Pero debo confesarte que me faltaba el valor para hacerlo… temí que me rechazaras y te perdiera para siempre.
—Yo…yo también tenía miedo. —Dice el joven abrazándose fuertemente al hombre, este lo estrecho con fuerza, quería sentirle cerca temía que si le soltaba le perdería… — yo… yo no me he comportado de la manera mas correcta contigo… perdóname Severus yo te amo tanto.
—Yo también mi pequeño… a pesar de todo…siempre lo he hecho… —Le suelta muy despacio separándose de el por unos centímetros, surgiendo su mano hacia el rostro de Harry alzándoselo para que le mirara directamente reclinándose poco a poco para terminar capturando esa boca que tanto tiempo deseo volver a probar.
Harry respondía a aquellos besos con todos sus sentimientos a flor de piel, como si le entregara la vida en cada uno y así lo era para el moreno, Severus, sentía como su mundo se iba iluminando poco a poco gracias al amor que le profesaba el chico de ojos verdes…
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Le miró fijamente apenas unos segundos antes de abalanzarse sobre él, rodeó su cuello con los brazos mientras sus dedos se perdían nerviosos en el sedoso y añorado y largo cabello. ¡Le había extrañado tanto...! Estaba tan arrepentido de haberle hecho sufrir de esa manera, necesitaba a Severus, necesitaba sus besos, sus caricias, su cercanía. Entre sus brazos todo se sentía correcto, todo estaba bien, todo era como debía ser.
Buscó su boca y le besó con frenesí explorando cada rincón de la misma a conciencia, reconociendo su sabor y deleitándose en la caricia. Severus tras la primera impresión le correspondió con el mismo fervor y dedicación. Harry no solía tomar la iniciativa pero la novedad le gustaba y lo dejó hacer, quería ver hasta donde era capaz de llegar.
Los ojos verdes estaban nublados de pasión cuando lo empujó sin miramientos hasta la cama, haciéndole caer en ella de espaldas y poniéndose de inmediato a horcajadas sobre él. Los inquietos y ansiosos dedos de Harry empezaron a desabrochar uno por uno la interminable fila de pequeños botones de la negra túnica. ¡Odiaba aquello! pero se resistía a hacerlo con magia, era mucho más excitante de esa forma, y mientras besaba, mordisqueaba y lamía cada trozo de blanca y sedosa piel que iba dejando al descubierto. Severus jadeaba estremecido por las atenciones que estaba recibiendo y su reacción animaba a Harry a seguir. Cuando el pálido torso estuvo completamente al descubierto, sus pezones fueron adecuadamente besados, mordidos y lamidos hasta quedar duros como piedras. Harry siguió su camino de besos cada vez más hacia el sur hasta llegar al ombligo, al que también agasajó como se merecía. Severus se dejaba hacer sin perder detalle de lo que su amante le hacía.
Cuando Harry se encontró con los molestos pantalones que aún llevaba puestos Severus se apresuró a quitárselos arrastrando los calzoncillos de paso y también los molestos calcetines, su paciencia se estaba acabando, ¡Era grande su necesidad de devorar a su esposo por completo! quería demostrarle con sus actos y sus caricias lo mucho que le amaba, quería...
Se olvidó de pensar para dedicarse con afán al pedazo de carne semi erecto que tenía en sus manos, lamió tentativamente la gota pre seminal que brillaba en el glande, para a continuación metérsela entera en la boca, lamiendo con delectación la gruesa y palpitante vena, tragándosela de nuevo entera, para volver a subir rozándola con sus dientes, haciendo que la columna vertebral de Severus experimentara algo muy parecido a una corriente eléctrica mientras el vello de sus cuerpo se erizaba.
—¡Harryyyyyy...!masculló con dientes apretados— ¡Por todas las brujas y magos! ¿Qué me estás haciendo?
Al joven le entró la risa floja, tenía a Severus justo dónde quería, suplicando por él. Con un hechizo se deshizo de sus molestas ropa y juntó la erección de su pareja con la suya masturbando las dos pollas a la vez con una sola mano. Cogió su varita de la mesa de noche cercana y la dirigió a su entrada lanzándose un hechizo lubricante. Estaba ansioso por sentir a Severus dentro, y no necesitaba más preliminares, ahora le era urgente sentir su polla, hacerse uno con él. Puso una pierna a cada lado de su amante y se penetró a si mismo despacio hasta estar totalmente lleno, colocó su manos en los hombros de su pareja para mantener el equilibrio e impulsarse y empezó a moverse arriba y abajo, mientras las cadera de Severus hacían los mismo, intentando seguir su ritmo y penetrándolo con frenesí. Harry y Severus sudaban y jadeaban por el esfuerzo perdiendo su mirada en el otro.
—¡Te amo Severus! —casi gritó Harry ya muy cerca del orgasmo.
—¡Yo también te amo...! —exclamó Severus masturbándolo furiosamente, para hacer que el joven se corriera mientras el derramaba su esencia en él. Se besaron apasionadamente y Harry se dejó caer sobre él sin que Severus saliera todavía de él.
Un rato después dormían acurrucados uno contra el otro, abrazándose con brazos y piernas, juntos y felices. Su relación era como una montaña rusa con muchas subidas y bajadas, pero se amaban y eso era suficiente para superar todos los obstáculos en su camino. Lo había sido hasta ahora y estaban convencidos de que lo sería siempre. Se amaban.
Continuara…
Nota: Parece que ahora si se ve todo, perdón por no haber actualizado antes, pero mi hija se acaba de dormir u.u Señale con
OoOo más fuerte el tono pues, había quedado mocho. Por su comprensión. Gracias.