alisevv
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| Tema: The Marked Man. Capítulo 41. Jefe de la Casa de las serpientes Jue Jun 28, 2012 5:42 pm | |
| —Este muggle quiere ser útil, mi Señor —dijo un hombre de túnicas oscuras al tiempo que entraba en la habitación.
—Los mugglesss tienen poca utilidad, Luciusss. Al menos loss muggless vivos.
Gavin pensaba que el hombre que había sido llamado ‘mi Señor’ parecía tener un impedimento para pronunciar. Siseaba de un modo extraño mientras hablaba. Su rostro era el más pálido que había visto en una persona en toda su vida. Quizás era albino. Sí, debería ser algo así, pues además de su anormal palidez, el hombre era calvo y sus ojos se veían rojos.
Las figuras con túnicas oscuras —había otros cuatro en la habitación, además del hombre que había sido llamado ‘mi Señor’— rieron obedientes.
>>Sin embargo, su llegada ess oportuna. Mi querida Nagini no ha comido en seisss mesesss, ess hora de que sse alimente. Ella solo come presass vivass, y esta criatura se ve rellenita y lissta para cumplir su papel en la vida, ¿cierto?
—Oh, sí, él lo haría perfectamente —contestó el hombre que le había levitado hasta esa desagradable habitación —Lucius, lo había llamado el sujeto que siseaba—.
Gavin no podia hablar ni gritar, aunque quería hacer ambas cosas. Sabía que nadie le escucharía en el exterior de la Casa Riddle, y aún si lo hicieran, los ruidos serían rechazados como actividades fantasmales. Le hubiera gustado tener la oportunidad de decirles a esos locos lo que pensaba de ellos. Si no hubiera sido por el hecho de que había sido levitado hasta ese lugar, hubiera sospechado que le habían drogado. Bueno, tal vez eso era lo que habían hecho, y la levitación sólo era una alucinación. Claro, eso debía ser; éste debía ser un escondite de traficantes de droga.
—Sssi. Esta noche, celebraré la toma del Minissterio alimentando a mi amada masscota. Ella recordará esste día tanto como yo. Mientrass ustedess hacen el trabajo, Nagini tendrá su fesstín.
Un hombre alto con el cabello largo y oscuro dio un paso al frente.
—Mi Señor, el muggle deberá ser liberado del Petrificus o Nagini no lo tocará. ¿Podría llevármelo a la sala de juegos de ella?
—Sssi, Severuss. Llévatelo y prepáralo. Yo iré máss tarde a observar. Si todoss vamos ella no esstará tranquila para su fesstín. Tú comprendess muy bien a lasss serpientess, mi querido Severusss.
El hombre llamado Severus inclinó su cabeza como señal de cortesía hacia ‘Mi Señor’ y se acercó a Gavin. Éste estaba convencido de que se trataba de alguna clase de pesadilla o un sueño inducido por drogas. Esas figuras oscuras parecían tener los nombres más ridículos; ni Lucius ni Severus podían ser nombres normales. ¿Y por qué a él le llamaban muggle? Gavin observó mientras Severus sacaba un palo de su manga. En realidad, era absurdo, pero parecía una varita mágica.
Mobilicorpus
Gavin sintió que era jalado a través del aire, tan tieso como un tablón de madera, mientras seguía a Severus fuera del recinto y a lo largo de un pasillo. Su cabeza golpeó el dintel superior de la puerta cuando salieron del lugar, y una vez más deseó poder gritar, dado que resultó malditamente doloroso, aunque él pensaba que no se sentía dolor en los sueños. Seguramente, si era un sueño, ese dolor le habría despertado, ¿no? La gente se pellizcaba para con el dolor asegurarse que no estaba soñando; entonces, ¿significaba que ahora estaba despierto?
Mientras era arrastrado por el oscuro corredor, iluminado de manera intermitente por antorchas parpadeantes —¿quién usaba velas y antorchas hoy en día?— Gavin pudo percibir un olor extraño, que se fue intensificando a medida que avanzaban. Severus se detuvo ante una puerta y habló como si fuera a la madera —o quizás a quienquiera que estuviera al otro lado— aunque no pudo escuchar lo que decía; luego, abrió la puerta.
Ahora, Gavin supo con certeza que debía estar soñando. En el piso, deslizándose hacia el lado más lejano de la habitación, estaba la serpiente más enorme del planeta. ¡Tenía que serlo!
Severus movió su palo —no, su varita; estaba ejecutando magia, por tanto era una varita— y Gavin entró flotando en la habitación. El olor era pesado y fétido en el interior, pero no se parecía a nada que hubiera olido antes, y no podría haberlo descrito. Nunca había estado tan cerca de una serpiente, de ningún tamaño. Tuvo la horrible sensación de que no era un sueño ni un mal viaje por las drogas: ésta era una clase de pesadilla de la que no iba a despertar.
Severus entró en la habitación y cerró la puerta tras ellos. Gavin flotaba justo por encima del piso, entre Severus y la serpiente. El oscuro hombre parecía mantenerse fuera de la línea de visión de la serpiente y Gavin deseó poder hacer lo mismo.
—Tu falta de cautela al entrar en un sitio prohibido ha resultado en algo más grande de lo que puedes manejar —dijo Severus tranquilamente, y casi como si estuviera charlando. El hombre parecía mostrarse desdeñoso, aunque quizás sólo fuera su expresión habitual. No tenía un rostro fácil de olvidar: una enorme nariz ganchuda, piel pálida, ojos oscuros; podría haberse disfrazado de Drácula sin necesidad de maquillarse, en opinión de Gavin. Se hubiera reído por tan ridícula idea de no ser porque no podía moverse y estaba más aterrado que nunca en toda su vida. ¿Qué demonios pasaba con él que tenía esos pensamientos tan estúpidos justo ahora, cuando parecía que estaba a punto de ser comido por una serpiente?
>>Pero tu fin será de utilidad no sólo para el Señor Oscuro y Nagini, aquí presente, sino también para mí.
Deslizó su mano dentro de su bolsillo y sacó dos pequeños frascos de vidrio y una inyectadora. Gavin sabía que eso no significaba nada bueno. Severus llenó la jeringuilla con el líquido de uno de los recipientes, y el petrificado Gavin fue incapaz de resistirse cuando sus jeans fueron bajados y la aguja fue deslizada en el interior de su nalga. Pero fue incapaz de apreciar la tarea del hombre oscuro con la inyección, su alma había partido en un latido.
Severus llenó la segunda jeringuilla. El cuerpo suspendido todavía respiraba, aunque el alma se hubiera ido. Había suficiente Examinae Dementorum para remover no sólo el alma del infortunado muggle, sino a Nagini y el Horcrux, una vez que ella comenzara a digerir el cuerpo. Vació la segunda inyectadora en el cuerpo flotante; ésta contenía una gran dosis de veneno, necesario para matar a Nagini una vez su alma se hubiera ido. El veneno era de acción más lenta que el Examinae, y Nagini perdería su alma y el Horcrux antes que su cuerpo sucumbiera. Severus sonrió y se giró hacia la gigantesca serpiente.
>>Bueno, mi querida Nagini, ha tardado un poco pero tu maestro te ha enviado un estupendo banquete esta vez. Un muggle agradablemente fresco. Sé que estás hambrienta —sabía muy bien que el Horcrux de Nagini comprendía mucho mejor que cualquier animal normal, así que mantuvo su voz con un tono complacido.
>>Divestio —desnudó al muggle con un hechizo, observando con desdén la carne gorda y suave. Retiró el Petrificus y el Mobilicorpus, y el cuerpo cayó pesadamente contra el suelo.
>>Disfruta tu comida —se inclinó ligeramente ante Nagini. Mientras ella se movía hacia su presa que aún respiraba, el hombre dio media vuelta y salió de la ‘sala de juegos’.
—¿Esstá hecho, Severuss? —preguntó Voldemort cuando el otro regresó.
—De hecho, Mi Señor. Con todo respeto, ¿podría sugerir que la dejemos un rato en paz, alimentándose, antes de ir a verla? Como sabes, la aceptación de la comida es algo difícil con las serpientes.
—¡Severuss, Severuss, cuan digno eress de ser el Jefe de Casa de las Serpientess! Y cuánto te preocupass por mi masscota. Esso me complace.
El otro sonrió, verdaderamente feliz.
>>Luciuss —Voldemort se giró hacia su otro lugarteniente—, es hora de que pruebes tu valía. La toma del Ministerio será tu triunfo; tú has hecho todo el trabajo. Ve ahora. Severuss y yo esperaremos las buenas noticias, mientras planificamos nuestro próximo movimiento.
Lucius Malfoy hizo una reverencia para luego hacer un gesto a los otros Mortífagos y conducirlos rumbo a la largamente planeada tarea. Severus quedo a solas con su maestro.
>>Ahora, vayamos a ver a mi mascota. Caldea mi corazón ver comer a mi querida.
Siguió a Voldemort a la ‘sala de juegos’. El hombre, de una delgadez casi esquelética, parecía deslizarse con unos movimientos tan fluidos que hacían que el muy practicado andar de Severus luciera como la imitación de un aficionado. El Señor Oscuro entró y jadeó con placer.
—Sssí, que hermosa esss… mi dulce Nagini.
El de por sí enorme cuerpo de la serpiente estaba grotescamente distendido por la presa que ya había tragado. Nagini estaba acostada con los ojos cerrados. La silueta del muggle Gavin todavía era perceptible en su interior, pero los dos hombres se fijaron en las costillas, que se movían en una especie de movimiento ondulante.
>>Fasscinante, ¿verdad, Severusss?? —siseó Voldemort, extasiado—. Sus costillass perforan el cuerpo en su interior y suss jugoss digestivosss empiezan a comerlo. Ella permanecerá dormida por varioss días. Ess un trabajo duro, pero placentero.
Severus se había alegrado ante la captura del muggle. Ésta era la mejor manera de destruir a Nagini sin que su muerte fuera notoria. Su primer plan de inyectarle la poción entre las escamas hubiera funcionado, pero podía haber sido detectado. De este modo, su lentitud era previsible. Sonrió junto con su maestro.
—Oh, pero ella se lo merecía —comentó.
—Ahora, Severuss, dejémosla dissfrutar de ssu merecida recompenssa —ambos regresaron a la sala de reuniones—. ¿Qué beberemos para celebrar el mejor momento del día, Severusss?
—Yo estoy encariñado con el vino, como ya sabes, Mi Señor —contestó.
Voldemort hizo un gesto con la mano y sobre la mesa aparecieron una garrafa y dos copas de cristal. Severus sirvió las bebidas, entregando primero su copa a Voldemort y esperando su aprobación.
—¡Salud! Me has servido bien. Pronto, Severusss, muy pronto tendrás tu propia recompensa. He pensado colocarte a cargo de Hogwarts. El nuevo Dumbledore —expresó, al tiempo que levantaba su copa hacia el Slytherin.
La siseante y jubilosa risa de Voldemort llenó la habitación. Severus dio un sorbo a su vino y sonrió, su mente aparentemente llena de agradecimiento ante la posibilidad de remplazar al viejo Director y poder conducir la escuela según su criterio. De repente, dio un salto.
—¡Mi Señor! Mis protecciones me acaban de alertar de la presencia de un intruso en Spinner’s End. Sin duda, algún curioso miembro de la Orden que será inmovilizado, pues la alarma de las protecciones lanza un hechizo congelante. Me Apareceré allí y lo traeré.
Voldemort le miró, los ojos rojos brillando de satisfacción.
—Ciertamente, ésta es una noche para recordar, Severusss. El Ministerio será mío, Nagini tuvo su recompensa, y ahora me vas a traer otro obsequio. Que apropiado.
El otro colocó la copa sobre la mesa y se inclinó.
—Regresaré rápido, Mi Señor.
Desapareció.
Reapareció en Mablethorpe. Harry había ido a visitar a sus amigos mientras Severus había acudido al llamado. El joven se levantó, sonriendo, pero su rostro se enserió al notar la agitación de su esposo.
“Debemos partir de inmediato, Harry. Es esta noche.”
El joven saludó al hombre con un abrazo.
—Luces cansado, amor. Iba a ofrecerte una bebida, pero creo que mejor nos vamos a casa.
Remus lanzó una risita. Ron frunció el ceño. Hermione se mostró absolutamente sensiblera. Harry estaba asombrado de ver cómo su amiga había reaccionado ante su felicidad; no podía dejar de sonreír cuando se encontraba cerca de la ‘feliz pareja’, como ella les llamaba.
—Remus, debes contactar a la Orden y a los Aurores. Una partida de ataque mortífago se dirige a tomar el Ministerio. ¿Quizás podría ser arreglada una recepción que ellos no esperan?
Remus asintió. Ambos habían hablado de los planes de Voldemort, y él había preparado a Kingsley Shacklebolt para que actuaran al recibir el aviso de Severus. Por supuesto, no había divulgado su fuente, diciendo que un hombre lobo se había puesto en contacto con él. De un salto, se apresuró hacia la chimenea a llamar a Shacklebolt.
—Buenas noches a todos —se despidió Harry—. Les veré pronto. “Eso espero”
“No lo dudes, Harry. Todo está listo.”
Severus asintió brevemente a modo de despedida y tomó la mano de Harry. Se Aparecieron en Spinner’s End. El joven entregó su varita a su esposo y luego, sin varita y sin expresarlo en voz alta, se ató a sí mismo con unas cuerdas mágicas plateadas.
Severus jaló de la cuerda para atraerle más cerca y le besó.
“Mago más poderoso, yo te amo.”
“Y yo te amo a ti, el más valiente y fiel de los esposos.”
Severus Aparecio a ambos en dirección a Little Hangleton. | |
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