La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 The Marked Man. Capítulo 35. Necesitamos hablar

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alisevv

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MensajeTema: The Marked Man. Capítulo 35. Necesitamos hablar   The Marked Man. Capítulo 35. Necesitamos hablar I_icon_minitimeJue Jun 28, 2012 4:46 pm

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—Severus, hemos hecho progresos. Tenemos las principales fichas del Ministerio en nuestros bolsillos, y las manadas de licántropos están casi aseguradas.

—Ellos son tuyos, mi Señor —la hosca voz de Fenrir Greyback se unió a ellos—. Somos aliados naturales. Muchos de ellos me siguen, y los que no, saben que no es saludable ponerse en mi contra.

Voldemort asintió y esbozó su inescrutable sonrisa. Sus planes estaban cristalizando en muchos de los frentes y su nivel de satisfacción era, en consecuencia, alto. El escrutinio sobre sus más confiables consejeros, Severus y Grayback entre ellos, se volvía menos cuidadoso.

—Entonces… ¿estás seguro de ellos, Fenrir? —preguntó una vez más.

—Sí, mi Señor. Estoy seguro de que no tendremos problemas; ellos lucharán de nuestro lado u observarán la batalla sin intervenir.

—Bien. Hazles notar que quienes se limiten a observar no obtendrán los mismos beneficios que quienes nos apoyen.

Greyback inclinó su peluda cabeza en señal de aceptación.

Severus sonrió con sarcasmo. El hombre lobo estaba rodeado de un aura contaminada por el recuerdo de la sangre derramada. Igual que el empleado de un matadero, el olor parecía filtrarse de todos sus poros. Se alegraba de no tener que confiar personalmente en esa bestia. Porque, en su opinión, Greyback era una bestia. Aunque Remus Lupin también era licántropo, jamás había pensado en él como una bestia. Fenrir, sin embargo, sí que lo era. Sus sensibilidades humanas habían desaparecido mucho tiempo atrás, perdidas en la batalla contra sus salvajes instintos de lobo. Voldemort tendría problemas con sus aliados licántropos en un futuro, y si no podía ver eso, se había descuidado más de lo que Severus había imaginado. Todo lo que ayudaba a su propio plan permanecía desapercibido.

>>Sólo queda un problema, pero ese problema puede representar todavía un obstáculo significativo.

—Harry Potter —gruñó Greyback.

—Sssí

—Ya lo dije antes, mi Señor —terció Severus—, y todavía lo pienso: Potter es una fuerza gastada. Tuvo cierta presencia mientras el viejo le apoyaba. Ahora está solo y disminuido.

—¿Le has visto, Severus?

—No, mi Señor. Pero tampoco he escuchado de ningún hecho notable que haya realizado desde entonces. Es mi creencia que, con Dumbledore muerto, los miembros de La Orden del Fénix andan corriendo por ahí como gallinas sin líder. Corta la cabeza y dejarás una entidad sin cerebro. De haber sabido que se iba a deshacer tan completamente, hubiera acabado con él hace años.

—Severus, te estaré eternamente agradecido, y soy consciente de que lo hiciste cuando pudiste. Si me dices que Potter es una fuerza gastada, te escucharé. Confieso que tampoco he oído de ninguna proeza desde esa noche. Está desaparecido. Pero todavía debo ser precavido, puede estar planeando algo.

—Perdió su mentor, quien pensaba por él. No hay nadie en la Orden que pueda planear o amenazarte como Dumbledore lo hizo. Serán barridos fácilmente, cuando nuestra embestida final suceda.

Voldemort asintió.

—Está bien… todo está bien. Hablaré con Lucius. Regresa en dos días, Severus, y planificaremos la toma de posesión del Ministerio. Una vez hecho eso, emprenderemos nuestra batalla contra Hogwarts, y la Orden se reunirá en su defensa. Entonces, les aniquilaremos.

Severus sonrió y asintió, mientras Greyback soltaba su ruda risotada, al tiempo que Voldemort siseaba satisfecho. Un Voldemort medianamente satisfecho era infinitamente menos peligroso que uno angustiado, y Severus estaba francamente complacido de verle tan contento, aunque no por las razones que el malvado mago pensaba.



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Harry arribó a Spinner’s End justo después de las seis. Estaba ansioso por contarle a Severus las buenas nuevas, y también en su deseo de volver a hacer el amor a su esposo esa noche. No estaba muy seguro de querer ser penetrado de nuevo —tenía que admitir que estaba un poco dolorido— pero definitivamente deseaba enormemente ser besado y abrazado por Severus.

—Harry —su pareja le saludó y le atrajo en un apretado abrazo, besándole como si llevaran muchos días separados.

—¡Severus, tengo buenas noticias: encontramos la copa! —exclamó a borbotones.

—¿Tenía yo razón?

—La cocina. Estaba entre las copas almacenadas allí. Podemos destruirla. ¿Vendrás conmigo esta noche?

—Sí, tengo suficiente poción, y otro lote a mitad de preparación para el futuro, así que podemos llenar un caldero. Ven y ayúdame a elegir el tamaño correcto.

Harry le siguió a través de la puerta oculta y a lo largo del lúgubre pasillo hasta su laboratorio. Se detuvieron ante una hilera de calderos apilados a lo largo del piso y en los estantes.

>>¿De qué tamaño es la copa? —preguntó Severus.

—Muy similar a ésta —contestó, sacando una copa de su bolsillo y entregándosela.

En cuanto la tocó, la mano del hombre comenzó a temblar.

—Harry… ésta es… mía.

—Sí, tiene tu nombre escrito en el interior del aro. Es tuya, Severus. Debe estar contigo.

—No tengo derecho… —musitó, girándola entre su mano de largos dedos, mirándola como si se tratara del mismísimo Santo Grial.

Harry sintió una feroz oleada de emoción a través del enlace. Severus estaba casi superado.

—Tienes todo el derecho. Fuiste un fiel servidor para Dumbledore, un buen profesor y Jefe de Casa para Hogwarts. Hiciste más que cualquier otro. Esto es tuyo y yo te lo traje. Tómalo.

Harry estaba sorprendido de cuánto significaba la copa para Severus. Era su copa personal, la que había utilizado en la Mesa Principal. En tiempos normales, se la habrían ofrecido al dejar la escuela. La partida de Severus había sido absolutamente anormal, siendo expulsado de los terrenos de Hogwarts por un furioso hipogrifo.

>>Albus hubiera querido que la tuvieras, Severus —insistió Harry, convencido de que era cierto.

Una lágrima escapó de los ojos del hombre. Asintió y colocó la copa en su banco de trabajo con un gesto de reverencia, antes de girarse hacia Harry y estrecharle en otro abrazo enorme. El joven permaneció quieto, permitiendo que su esposo se recuperara.

>>Simplemente lo tome porque es tuyo, Severus. Nadie más lo habría usado, y tampoco tenían derecho a hacerlo. No iba a permitir que esto se convirtiera en una especie de macabro trofeo cuando alguien lo reconociera.

Permanecieron quietos; el abrazo de Severus fue perdiendo gradualmente su sentimiento desesperado y sus brazos se aflojaron.

—Gracias —musitó, antes de girarse para analizar nuevamente los calderos—. Estos son los del hierro más fuerte —señaló una hilera de calderos negros a la derecha de la estantería—. Éste parece tener el tamaño correcto —levantó el caldero y lo colocó en el banco de trabajo. Ubicado al lado de la copa, de hecho, parecía poseer el tamaño ideal para la tarea —. ¿Estás seguro que la copa de la Fundadora tiene un tamaño similar?

Harry asintió.

>>Entonces, todo lo que necesitamos es la poción —caminó hasta un caldero que estaba cubierto con el brillo dorado de un hechizo de inmovilidad. Lo levantó y vertió en el caldero elegido suficiente cantidad para cubrir la copa adecuadamente.

—Cuando quitemos el Horcrux, creo que podríamos regresar la copa a Hogwarts, apropiadamente identificada —comentó Harry.

Severus asintió.

—Por supuesto, allí es donde pertenece. Nunca debería haber sido vendida, ni estar expuesta a la magia malvada de Voldemort. Al menos, este objeto mágico será restituido a su lugar correcto en la historia de Hogwarts.

—¿Qué hiciste con el relicario, Severus?

—Luego de retirar los residuos de la poción Exanimae Dementorum, lo analicé para verificar que era inocuo. Lo abrí con facilidad y pude detectar que ya no quedaban hechizos en él, así que lo vendí en una joyería del callejón Diagon dando el nombre de Fortescue. Recibí veinte galeones por él; creo que fue un precio justo, considerando todos los hechos.

Harry sonrió.

—Me alegro. Es lo menos que podemos hacer por todo lo que has trabajado en la poción. Sé que los ingredientes no se compran solos.

—No tengo trabajo ni salario, Harry. Si fuera un hombre rico, no requeriría pago…

—Lo sé, Severus —musitó—. Pero ahora eres mi esposo, así que no volverás a estar corto de dinero. Debo ir a Gringotts y retirar algo de efectivo. Lamento no haber pensado antes es esto. Mientras estuve viviendo con Remus no tuve demasiados gastos, apenas algunas cuentas de alimentos y cosas así.

—Hay algunas cuentas muggles que pagar en esta casa, e impuestos. Aparte de eso, son sólo los gastos habituales de una casa.

Severus lucía un poco avergonzado, y Harry cambió de tema pues no deseaba que se sintiera incómodo por no poder ganar dinero de momento. Al día siguiente iría a Gringotts y resolvería lo del dinero, dado que no podían ir a Gibraltar hasta el viernes.

—Entonces, ¿vamos a casa de Remus? —preguntó, y cuando Severus asintió, sostuvieron el caldero entre ambos y se Aparecieron rumbo a Mablethorpe.

Remus, Ron y Hermione estaban esperando en la salita de estar el regreso de Harry, con la esperanza de que Severus le acompañara y así destruir el Horcrux de la copa.

—Severus, es un gusto verte —saludó Remus, levantándose para recibirle.

—Sí, para nosotros también —le imitó Ron, parándose y tendiéndole la mano—. Gracias por el dato; tenías razón sobre la copa.

Severus y Harry colocaron el pesado caldero sobre una mesa y se giraron hacia Ron.

Harry se vio gratamente sorprendido al ver que su mejor amigo saludaba a su esposo. Ron se veía un tanto tenso, pero tendía su mano hacia él con determinación. Harry observó a Severus. Cualquier otro le vería tan rígido e impasible como siempre, pero él había aprendido a leer sus reacciones. Reconocía las ligeras variaciones faciales que indicaban sus diferentes estados de ánimo, y a través del enlace podía sentir su estado emocional. Severus estaba sorprendido, y en el fondo podía detectar que también estaba complacido. Ron sería incapaz de detectar eso, pues en el exterior seguía luciendo como el estricto profesor de Pociones. Se lamentaba de no haber tenido la capacidad de leer a Severus Snape mientras estuvieron en la escuela. Se hubiera comportado completamente distinto si hubiera sido capaz de hacerlo, y hubiera podido confiar y apoyarse más tanto en él como en Dumbledore. Sabía que la situación había sido tanto culpa suya como de Severus. En cierto modo, más de Severus. Él había sido el adulto incapaz de interactuar con Harry, mientras había sido un niño. Pero de cualquier forma que se viera, había sido un desperdicio de oportunidades. Había agregado desesperación en respuesta a la tragedia que les había unido, y su esposo todavía funcionaba en una situación de marginado.

Severus extendió su pálida mano y estrechó la que Ron le ofrecía.

—Fue un placer ayudar —contestó.

—Entonces, Ron y Hermione —intervino Remus—. Creo que sería justo si ustedes introdujeran la copa en la poción, ya que fue su duro trabajo en Hogwarts el que la trajo a nosotros.

La joven pareja se vio ligeramente turbada, pero felices por el reconocimiento.

Hermione fue a buscar la copa que se hallaba sobre la repisa de la chimenea.

—¿Simplemente la dejamos caer? —preguntó.

—Sí, pero tengan cuidado, por favor —advirtió Severus—. No sería sabio que la poción salpicara sobre ustedes, o cualquiera de nosotros. Ninguno tenemos prisa en perder nuestras almas.

—¿Pensaba que había que beberla para que eso pasara? —indagó Remus.

—De hecho —replicó Severus—. Pero preferiría que no tocara la piel de ninguno. No es la clase de pociones con la cual quisieras correr riesgos. Es, probablemente, la poción más peligrosa que he preparado. Es una amenaza peor que la muerte.

Todos se mostraron apropiadamente serios, porque era un pensamiento terrible. Ron abrió la boca para decir algo, pero pareció reconsiderarlo. Puso su mano en la copa, junto a la de Hermione, y ambos la llevaron para ubicarla encima del caldero, que estaba lleno a tres cuartos de su capacidad con Exanimae Dementorum.

Harry se sintió incómodo. Empezó a sudar copiosamente, consciente que no tenía ninguna relación con el calor de esa noche de agosto. La destrucción de un Horcrux se sentía terriblemente similar a un asesinato, pues consistía en la aniquilación de un pedazo de alma. Miró atentamente a sus amigos, pero los rostros de Ron y Hermione se veían impasibles.

Severus tomó su mano.

>>Todo va a estar bien, Harry. Deja que tus amigos se ocupen de esto.

El cálido agarre de Severus logró que la mente de Harry se centrara en él, alejándose del caldero, donde había estado hundida. Por medio del enlace, Severus debía haber sentido algo de lo que estaba pasándole. Harry sacudió la cabeza como si tratara de despejarse.

Ron miró a su novia.

—¿Lista?

La chica asintió. La soltaron al mismo tiempo y la copa cayó la breve distancia y se hundió en la poción que aguardaba. Se sumergió lentamente a medida que la copa se llenaba y desapareció bajo el opaco líquido.

Harry se estremeció. Se sintió ligeramente mal, y tragó en un intento de controlar la sensación de náusea.

Severus habló.

—Remus, creo que algo de té sería de ayuda.

Remus había estado observando cómo desaparecía la copa bajo el líquido que la engullía, pero antes había notado la incomodidad de Harry, y se dio cuenta del porqué Severus estaba tan ansioso. Asintió y se dirigió a la cocina, regresando minutos más tarde con una bandeja de té bastante cargada. Severus había sentado a Harry en el sofá y estaba abrazándole. Hermione estaba sentada en una silla y Ron parado tras ella, con las manos descansando sobre sus hombros. Remus sirvió el té y se los entregó. Había una atmósfera extraña en la habitación. No existía el sentimiento de júbilo que había seguido a la destrucción del relicario. El Horcrux de la copa había sido destruido, pero todos estaban preocupados por la reacción de Harry.

—Creo que necesitamos hablar —declaró Severus.




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Última edición por alisevv el Miér Mayo 25, 2016 5:58 pm, editado 2 veces
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MensajeTema: Re: The Marked Man. Capítulo 35. Necesitamos hablar   The Marked Man. Capítulo 35. Necesitamos hablar I_icon_minitimeLun Jun 16, 2014 8:13 pm

oh noo eso suena a malas noticias.. XS
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