Título: A pesar de todo…
Autora: YukimuraSayu
Género: Angustia, Drama, Romance.
Advertencias: Violencia. Lemon.
Disclaimer: Sev no es mío… Harry tampoco lo es. Todos son de la maravillosa Rowling.
Resumen:Por causa de los celos injustificados de Severus, Harry decide dejarlo e irse.
Escrito para el reto especial del “¡Día Internacional del Snarry!”
A PESAR DE TODO…
CAPITULO IV
“Detalles”
El picoteo de un ave en su ventana lo despertó. Cómo cada mañana, desde hacía dos semanas, todos los días recibía una rosa con una nota de parte de Severus. No está de más decir que su humor era de lo mejor. Todo el día se la pasaba con una sonrisa en sus labios.
Pero se extrañó al ver que no era la lechuza que siempre le entregaba la rosa. Resignado y un poco decepcionado, tomó la carta y le dio algo de comer a la lechuza.
Estimado Señor Potter.
Quería notificarle que la materia Defensa contra las Artes Oscuras está disponible. El profesor anterior renunció hace poco y necesitamos uno de inmediato. Nos haría un gran favor si lo aceptara.
Estaré esperando su respuesta.
Minerva McGonagall
Directora del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
Decir que estaba impresionado era poco. Pero un puesto en Hogwarts, aquel lugar que consideraba un hogar era una oportunidad única. Pero, allí también trabajaba Severus. Bueno, ni que se fueran a encontrar a cada minuto o ¿Si?. Solo tenía que esquivarlo un par de veces. Además, quería ver lo que Severus iba a hacer para que se encontraran.
–Se la voy a poner fácil, pero a la vez difícil – una risilla salió de sus labios, cómo quien trama alguna broma.
Sin perder tiempo, tomó un pergamino y le respondió a la Directora, aceptando su propuesta.
El resto del año iba a ser interesante.
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– ¡Señor Tomson! ¿Qué cree que hace? Ese ingrediente no lo tiene que echar si no hasta el final. – Le reclamó el ojinegro. – 10 puntos menos de Gryffindor. – Sonrió de lado. Pensaba que en esa clase no iba a quitar ni un solo punto.
Siguió revisando uno a uno los calderos. Cuando lo hubo hecho, se fue a sentar en el escritorio a revisar ensayos. Con un suspiro, tomó la pluma y la mojó en el tintero. Durante la siguiente hora se la paso corrigiendo los ensayos de 3ro de Slytherin y Gryffindor.
–Profesor Snape, lo llaman en la puerta – dijo uno de los alumnos de Slytherin. El ojinegro se paró y se dirigió hacia la puerta.
–Buenos Días, Severus– saludó Minerva.
–Buenos días, Minerva. ¿A qué debo tu visita? – preguntó con curiosidad
–Necesito un favor tuyo. Hoy llegará el sustituto del Profesor de DCAO. Y necesito que lo recibas, Severus– dijo la mujer
–De acuerdo, Minerva. ¿A qué hora llega?– Dijo el ojinegro resignado. Sabía lo necia e insistente que se ponía Minerva cuando alguien le decía que no a sus peticiones.
–Debe llegar dentro de media hora. Muchas gracias Severus– dijo la mujer retirándose.
–Srta. Mcguire, la dejo a cargo – dijo mientras salía del salón de clases y se dirigía a los límites del castillo.
No tardó más de 10 minutos en llegar al lugar acordado. Ahora solo le faltaba esperar.
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Decir que Harry estaba nervioso era poco. Ya había hecho sus maletas, estas estaban encogidas guardadas en sus bolsillos.
Viendo que todo estaba en orden, aseguró que el departamento estuviera bien cerrado y con una imagen en mente, desapareció del lugar apareciendo inmediatamente en otro.
Los grandes terrenos verdes y el impotente castillo que se alzaba frente a él le indicaba que ya había llegado. Caminó por el sendero para llegar a donde comenzaba la barrera. La Directora le había dicho que alguien le iría a buscar. Una figura difusa se presentó frente a sus ojos, pero cómo estaba demasiado lejos, no la distinguía. Ese debía ser la persona que lo iba a escoltar.
Mientras más se acercaba, la nitidez de la imagen se hacía más clara, reconocería esa figura en cualquier lado. Un pequeño temor se empezó a formar dentro de él. ¿Por qué tenía que ser justamente él el que lo buscara?. No podía echarse para atrás, el había aceptado, tarde o temprano se encontraría con Severus.
Se acercó un poco más, Severus aun no se daba cuenta que la persona que él estaba esperando estaba a unos cuantos pasos.
–Buenas tardes– dijo Harry para llamar su atención.
–Buenas Tar…des…– terminó la frase. Sus ojos reflejaron sorpresa. – Harry…
–Hola Severus.
–¿Tú eres el nuevo profesor de DCAO?– preguntó esperanzado. Si era así, tendría más oportunidad de conquistarlo nuevamente
–Si, Severus. La Prof. McGonagall me dijo que alguien me estaría esperando– dijo con una sonrisa el muchacho
–Si, sígueme Harry. – Dijo el ojinegro para voltearse y emprender marcha hacia el castillo.
El recorrido fue en total silencio. Ninguno de los dos se atrevía a hablar. Cuando estuvieron frente a la gárgola, Severus pronunció la contraseña
–
Ranas de chocolates– pronunció Severus.
–Parece que la directora Heredó el gusto del Profesor Dumbledore por poner contraseñas así.
–Si…– eso fue lo único que contestó Severus – Sube, la Directora te espera, yo tengo que volver al salón – antes de que Harry contestara, Severus ya se había ido.
Suspirando con resignación, subió al despacho de la directora. Estaba seguro que iba a durar un buen rato.
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Llevaba una semana dando clases y todo era magnifico. Los alumnos le habían recibido de buena manera, dar clases se le hacía sencillo. Bueno, los que le daban un poquito de problemas eran los Slytherin, pero nada del otro mundo.
También durante esa semana, cada vez que iba a desayunar, una rosa aparecía con su plato de comida, provocando siempre un sonrojo.
Y no solo eso. Había recibido poemas, chocolates, flores, entre otras cosas.
Pero la rosa que había recibido esa mañana venía acompañada de una invitación.
Te espero a las orillas del lago a las 10pm
Te amo.
Severus.
Eso lo tenía intrigado. Quería ir, pero a la vez no sabía si debía de ir. Tenía que mostrarse fuerte, Severus tenía que ganárselo, aunque eso ya estaba pasando.
Suspiró.
Se estaba dejando llevar muy fácil, pero es que era imposible, Severus sabía exactamente qué hacer. “Bueno, si ya te conquistó una vez” Sonrió ante ese pensamiento.
¿Pero, por qué no intentarlo? Severus le estaba demostrando que había cambiado. Además, solo era una cena, ¿Qué podía pasar?
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Severus se encontraba arreglando los últimos detalles de la cena. Prendiendo las velas, arreglando la botella de Vino, acomodando las sillas.
Ahora, solo tenía que esperar.
No pasaron ni 10 minutos cuando una cabellera revuelta se acercó al lugar.
–Viniste…– dijo aliviado el ojinegro. Tenía cierta duda de que Harry acudiera a la cita.
–¿Si no me quieres aquí…?
–¡No! Claro que te quiero aquí, ven siéntate… – le ofreció una de las sillas, el muchacho gustosamente se sentó.
–Esto es hermoso Severus…
–Tú eres hermoso…
Continuará…