A pesar de todo. CAPITULO III. "Una Charla"... por YukimuraSayu

A PESAR DE TODO…
CAPITULO II
“Una charla”

Un suspiro de cansancio brotó de sus labios. Sentado en el sofá, Harry se encontraba descansando después de un largo día de trabajo. Se había mudado con éxito. Pero su cuerpo resentía el gran trabajo físico que representó. Aunque la magia lo ayudo mucho, hubo cosas que solo podía hacer manualmente. Pero después de todo ya estaba instalado en el nuevo departamento.


–Severus…– susurró. Sabía que tenía que enfrentarse a él, pero no podía. No estaba preparado para eso. Era demasiado “pronto”. Pero en algún momento tenía que suceder – Es mejor hacer eso de una vez…- Su cabeza se echó para atrás, quedando su mirada hacia el techo. Lo mejor era hacerlo ahora, que tenía el impulso de hacerlo.


Sin dudar, se levantó del sillón y salió del departamento. Tenía que hacerlo ahora.



Unos toque es la puerta lo distrajeron de su trabajo. “¿Quién Demonios será?” Pensó molesto. Se levantó de la silla y se dirigió hacia la puerta. Acomodándose y alisándose la túnica, posó su mano en el picaporte y lo giro. Abrió lentamente la puerta, preparado para gritarle a quien quiera que fuera.



–¿Qué…?!– Iba a gritar, pero al ver a la persona en frente de él quedó mudo — H-Harry… - un susurro ahogado salió de sus labios. Se hubiera esperado a cualquiera, menos a Harry.

–Hola Severus…– saludó confiado, no sabía de dónde había sacado la valentía para hacerlo. – ¿Podemos hablar? – preguntó el joven.

–C-Claro … – contestó Severus, apartándose hacia un lado para que Harry pasara. Este lo hizo de inmediato, buscó uno de los sillones con su mirada para sentarse mientras Severus cerraba la puerta e iba al bar por algo de tomar. Minutos después, traía 2 vasos con Vino en ellos.

–Gracias– dijo cuando recibió el vaso. Tomó un sorbo y después lo puso en la mesita que había al frente, para luego mirar fijamente al hombre que estaba al lado de él. – ¿Por qué?

–¿Qué? – preguntó confundido el ojinegro.

–¿Por qué empezaste a comportarte así?

–¡…!–se sorprendió por la pregunta. El esperaba que Harry se levantara y le empezara a gritar insultos y maldiciones, pero que le preguntara el por qué de su comportamiento anterior nunca se lo hubiera esperado.

–Tú no eras así, Severus. Algo debió pasar para que cambiaras tan radicalmente – le dijo mirándole a los ojos. Aunque no se notara, estaba temblado y por dentro estaba muerto de miedo.

–Yo… – comenzó a temblar. – Fue… por un sueño, no, una pesadilla que tuve… – dijo sinceramente, lo mejor era que supiera la verda.

–¿Una pesadilla?– preguntó asombrado el más joven.

–Si. En ella tú te ibas de mi lado. Pero ni siquiera te acercabas y me explicabas sobre eso, si no que te vi besándote con otro hombre, cuando te reclamé tu me decías que ya no me amabas, que era demasiado viejo para ti, que tu necesitabas a alguien joven. Ese sueño se repitió durante 2 semanas. Al principio no le presté atención, pero cuando empecé a notar ciertas miradas que te mandaban cuando salíamos al Callejón Diagon, o al Londres muggle, empecé a dudar. Es que, en Harry del sueño tenía razón, era demasiado mayor para ti, no era nada guapo, era odiado por casi todo el mundo. – suspiró. Tomó un poco de vino para calmarse y poder proseguir. – ¿Cómo no dudar si era así? En cualquier momento podías dejarme por alguien más y eso me aterraba. No quería estar solo de nuevo.

–Pudiste haberlo hablado conmigo en vez de maltratarme – dijo serio el chico de ojos verdes – Pudimos haberlo enfrentado juntos, pero no confiaste en mi.

–No sabes cuánto me arrepiento de eso, Harry. Al día siguiente, cuando desperté y recordé lo que hice, me sentí la peor escoria del mundo. No podía creer que lo que me prometí nunca hacerte lo había hecho. Descubrir que lo que tanto temía, que tu te alejaras de mi lado, lo ahbía provocado yo mismo. Estos meses sin ti han sido el infierno – dijo, tomando las mannos de Harry con devoción– Perdoname, Harry. Si pudiera revertir lo que hice lo haría. Nunca quise que esto llegara tan lejos. – besó con cariño las manos de Harry. – De verdad lo siento mucho.

–Severus… –susurró con dolor. – Lo siento, pero aún no puedo perdonarte.

–…– un gemido de dolor brotó de sus labios. Sabía que Harry no le perdonaría al instante, pero escucharlo era muy doloroso – Lo sé… Pero te prometo que me ganaré de nuevo tu confianza… ¿Todavía em amas Harry? – preguntó con temor por la repuesta.

–No se puede dejar de amar tan rápido, Severus. Lo que si te tengo es miedo – le dijo con sinceridad.

–¡¿Miedo?!– Preguntó asombrado y dolido – ¿Por qué me tienes miedo?

–Severus, me insultabas, me maltratabas… me golpeaste. Si pasó una vez, puede pasar de nuevo.

–Entiendo… Pero te prometo que no volverá a pasar. – le dijo con seguridad Severus.

–Me tengo que ir, Severus. – dijo Harry, separando sus manos de las de Severus se levantó para irse.

–No te iras de nuevo por mucho tiempo, ¿Verdad Harry? – preguntó esperanzado el ojinegro.

–Ahora vivo en el Callejón Diagon, Severus. – le contestó Harry saliendo de la habitación.

Al verse solo, Severus cayó al suelo llorando amargamente. No estaba seguro si podría volver con Harry, pero lo intentaría, así le llevara lo que le quedaba de vida.

Al llegar a su departamento, Harry fue directo a la habitación, donde se tumbo bocabajo en la cama. Tomó una de sus almohadas, en la cual escondió el rostro y rompió en llanto. No podía creer que eso le estuviera pasando. Cuando había comenzado su relación con Severus siempre se imaginó que estarían juntos por siempre, pero nunca se esperó tal comportamiento por parte de él. Su llanto se incrementó. Lo extrañaba, demasiado, pero el miedo a que de nuevo ocurriera los mismo le impedía perdonarlo.
Una sonrisa se mostró en sus labios. Estaba emocionado por ver que le tenía preparado Severus. Que haría para ganarse su confianza. Si era cómo lo había enamorado, quería que se volviera a repetir.

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A la mañana siguiente, un picoteo en la ventana lo despertó. Gruñendo, se levantó para ver de que se trataba. Abriendo la ventana, una lechuza negra entró y se posó en el escritorio, en su ala llevaba amarrado algo.
Harry tomó el objeto. Una rosa, y en ella una nota estaba amarrada.



Te amo
Severus

Una sonrisa boba apareció en su rostro. Le encantaba cuando Severus le mandaba ese tipo de detalles. Pero no se lo pondría tan fácil.


Caminaba de un lado a otro en la Torre de Lechuzas* . Los nervios lo comían por dentro. Hacía ya un rato que había enviado un pequeño regalo a Harry y no sabía cómo iba a reaccionar.

¿Qué encontraría cuando la lechuza volviera?

¿Le devolvería la rosa junto con la nota?

¿Le mandaría un vociferador?

¿Qué pasaría?

Su respuesta llegó cuando la lechuza apareció la lechuza negra que había enviado. El ave no llevaba nada. Ni la rosa, ni la nota, ni una carta.

Mostró una sonrisa. Eso era una buena señal [/i]o ¿no?

Continuará…