La Mazmorra del Snarry
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

La Mazmorra del Snarry


 
ÍndicePortalÚltimas imágenesRegistrarseConectarseFacebook
La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 The Marked Man. Capítulo 28-II. Y a la cama-Parte II

Ir abajo 
AutorMensaje
alisevv

alisevv


Yo entré 2 (D.I.S. 2014) Bombardeo de chistes snarry D.I.S. 2014 Juego del verano 2 Juego del verano 1 Juego Yo entré-D.I.S 2015 Juego lechuza chismosa-D.I.S 2015 Yo entré-Mes del amor Yo traje mi regalo
Femenino Cantidad de envíos : 6728
Fecha de nacimiento : 15/01/1930
Edad : 94
Galeones Snarry : 241687
Fecha de inscripción : 08/01/2009

The Marked Man. Capítulo 28-II. Y a la cama-Parte II  Empty
MensajeTema: The Marked Man. Capítulo 28-II. Y a la cama-Parte II    The Marked Man. Capítulo 28-II. Y a la cama-Parte II  I_icon_minitimeMiér Nov 17, 2010 9:49 pm

The Marked Man. Capítulo 28-II. Y a la cama-Parte II  Marked%20man_zpsjx2udhsv
The Marked Man. Capítulo 28-II. Y a la cama-Parte II  Cap.28b_zpsmdzp2ohh
The Marked Man. Capítulo 28-II. Y a la cama-Parte II  28b_zps0vrntu9z




Severus empezó a besar nuevamente a Harry, la diferencia era que ahora estaba colocado sobre su esposo, quien estaba acostado debajo de él. Sus posiciones naturales estaban siendo establecidas y Harry se percató de ese hecho. Severus posó sus manos en la cinturilla de los interiores del joven y esperó mientras miraba las profundidades verdes de su pareja.

—¿Está todo bien? —su voz era profunda y destilaba deseo; Harry no necesitaba instrucción para saber eso. Asintió.

El hombre bajó el interior, jalando el elástico de forma que la tela despejara la excitación del chico y la prenda se deslizara con facilidad. Severus se quedó mirando fijamente, concentrado en la deliciosa visión de la pulsante polla erecta de Harry, que se movía con excitación bajo su mirada atenta. Se inclinó y besó la punta, más aliviado que otra cosa. Había extrañado esto. Habían sido sólo un par de días, y lo había extrañado: y una vez más se rehusó a considerar lo que eso podía significar.

—Por favor, Severus —susurró Harry.

El hombre levantó la mirada, pero sacudió la cabeza.

—No, Harry. No todavía. Debo hacer otras cosas primero.

Entonces, removió rápidamente sus propios interiores, y Harry pudo ver por primera vez la impresionante evidencia del deseo de su esposo.

—Oh, Dios mío —susurró, impactado.

Severus era más grande que él, mucho más grande. Más largo, y bastante más que algo más grueso. Su polla era oscura, y sus venas se alzaban en crestas. Se veía a un tiempo ardiente y amenazador. No podía apartar los ojos de allí; se sentía como un ratón enfrentado a una cobra.

Severus se inclinó y le besó. Suave pero con firmeza, volviendo a familiarizar a Harry con la sensación de la boca de su esposo, y el conocido círculo de sus brazos.

—No te hare daño, Harry —musitó mientras alzaba la cabeza—. Seré muy cuidadoso, te prepararé a conciencia. Lo prometo.

El joven seguía impresionado. No contestó, y Severus lo tomó como un consentimiento. Alcanzó el recipiente de lubricante, lo abrió y untó sus largos dedos. Los ojos de Harry se abrían cada vez más, pero seguía fascinado e inmóvil.

Severus se inclinó buscando otro beso, y al mismo tiempo deslizó un dedo embadurnado por detrás de las bolas de Harry. De inmediato, como un reflejo, las piernas del chico se separaron mientras intentaba eludir la mano de su esposo. Su cuerpo quería alejarse del tacto, pero al hacerlo se abría para Severus. Éste deslizó su dedo en la hendidura de Harry e infaliblemente encontró la apretada entrada, acariciando y tanteando para entrar. Los músculos del culo del joven de crisparon, animando al dedo a presionar…

Harry retrocedió, saltando de la cama y corriendo hacia la puerta. Severus observó la figura en retirada, completamente pasmado. No lo había visto venir; Harry había sido tan receptivo. Una vez más, se había aterrado ante una nueva experiencia. Severus blasfemó. De haber estado afuera hubiera escupido, pero se contuvo en deferencia a su anfitrión.

>>¡Por el marchito y jodido escroto de Merlín! —maldijo.

Tenían que hacer esto. Debería suceder tarde o temprano. Harry casi había estado ahí, tan cerca… Frunció el ceño y se bajó de la cama. Fue hasta la mesa donde había estado el pote de lubricante convocado. Había un pequeño vial. Severus había esperado que no fuera necesario, pero si algo había aprendido era estar preparado para todas las eventualidades, así que había pedido a Remus que lo pusiera también en la habitación. Miró el frasquito por unos momentos, antes de seguir a su esposo fuera de la habitación.

Harry no había ido muy lejos. No tenía demasiado de dónde elegir, a menos que decidiera correr escaleras abajo y aparecerse desnudo en la salita, desde donde el sonido de las voces de sus amigos llegaba incluso a lo alto de las escaleras. Se había refugiado en el baño, donde en ese momento se encontraba observando con disgusto su reflejo en el espejo ubicado sobre el lavamanos.

—¡Eres un jodido cobarde! —se decía a sí mismo—. Tuviste el descaro de llamar cobarde a Snape pero eres tú el cobarde, no él. Sabías que esto tenía que pasar, y aún así huiste al primer toque. Él no va a burlarse de ti, no va a lavarse las manos con desinfectante después de tocarte. Te desea. Lo viste en sus ojos. ¿Qué jodida mierda pasa contigo?

Dejó salir su frustración, pero no paró de temblar. Sus manos se sacudían mientras retiraba su caprichoso cabello de su cara. En ese momento, se escuchó un suave toque en la puerta.

—¿Harry!

El joven sabía que tenía que regresar. No había otra posibilidad. Esto debía ser hecho. Esperar al día siguiente, a la semana siguiente, o incluso al próximo mes, no cambiaría las cosas. Severus tenía que tocarle de la manera más íntima posible.

>>Harry, por favor, abre la puerta… Tenemos que hablar sobre esto.

—Lo sé, ya voy —contestó. Todavía estaba molesto, pero no era Severus la causa de su irritación—. Estaré allí en un minuto. Espérame en la habitación —espetó, obligándose a suavizar la voz—. Por favor, Severus.

El hombre se retiró. Se sentía inútil. ¿Acaso era tan repulsivo? ¿O era sólo la fobia de Harry, provocada por años de denigrarle y hacerle sentir sucio? ¿El joven reaccionaría igual con cualquier otra persona?

Alrededor de cinco minutos más tarde, Harry se reunió con Severus, quien estaba sentado sobre la cama, su erección desinflada por la tristeza que se estaba formando en su interior. Estaba enojado consigo mismo por reaccionar así. El problema era de Potter. Él tenía un modo de solucionarlo: todo lo que tenía que hacer era darle la poción y follarlo. Simplemente, hacerlo mecánicamente. Merlín sabía que tenía bastante práctica en eso. Pero Severus en realidad estaba enojado consigo mismo por el sentimiento de tristeza que le embargaba. Cualquiera pensaría que se sentía terriblemente decepcionado de que su esposo no quisiera estar con él en la misma medida que él deseaba estar con Harry. Y era estúpido sentirse así. No, él solo debería enfocarse en la tarea que tenía que hacer. Ésa había sido siempre su intención. Entonces, ¿por qué el disgusto?

—Lo lamento —musitó Harry, y sonaba derrotado.

—Harry, podemos hacer esto… —comenzó el mayor.

—¡Lo sé, vale! —espetó—. Lo haré… Prometí que lo haría y lo haré. Sólo… dame un momento.

—Puedo darte algo mejor —musitó suavemente—. Toma… —le entregó el vial.

—¿Qué es esto?

—Es una droga tranquilizante. Encontraras que baja tus inhibiciones; eliminará los restos de tu fobia. Si lo piensas bien, no es algo tan terrible. Sólo piensa que es como un vaso de vino, previsto para relajarte.

Harry observó atentamente el frasquito de cristal azul. No sabía qué pensar. No quería estar drogado, pero Severus había dicho que prácticamente era como un vaso de vino. Y no deseaba seguir pensando, así que con un repentino arranque de determinación para seguir con esto, quitó la tapa y bebió el contenido.

Severus dejó escapar el aire que había estado conteniendo. La poción era de acción rápida y más ponderosa que un tranquilizante común. La había preparado especialmente para que Harry lidiara con su fobia, y los efectos durarían por horas. Ahora podría hacer lo que siempre había planeado, y quizás incluso lo disfrutarían. Era su trabajo lograr que así fuera, porque no quería herir a Harry. Era importante no dañar a su joven esposo. Deseaba que Harry repitiera la actividad, especialmente sin necesidad de la droga. Era importante que practicaran reiteradamente, para su enlace y la alineación de sus magias. Y, por supuesto, ésa era la única razón por la que era importante para él.

El Gryffindor cayó contra las almohadas y cerró los ojos.

—¿Está todo bien, Harry?

—Mmm… hm. Bien —aceptó con languidez.

La relajación de Harry ya no iba a ser un problema. Severus llevó sus manos hacia el pecho de su esposo, y fue recompensado cuando los deliciosos pezones respondieron a su tacto. Harry soltó una risita; podías ser descrito como una risita. Severus sonrió. Quería darle placer, y su pareja había vuelto a ser el joven sensitivo, lo que era una parte deliciosa de su unión. A Severus le agradaba pensar que éste era ‘el verdadero Harry que existía bajo sus problemas de fobia’. Se sentía un tanto triste al pensar que el joven probablemente no recordaría nada al día siguiente, pero ésta era la mejor forma de superar su problema. Quizás se acostumbraría a esto sin ser plenamente consciente hasta que superara sus recuerdos y llegara a ser normal para él.

Severus beso y acarició, y Harry reaccionó justo como deseaba. No pasó mucho tiempo antes que el joven estuviera nuevamente erecto. El hombre animó la dureza bajando la cabeza y tomando su polla en su boca, succionando y lamiendo hasta que sintió que estaba listo. Severus la soltó y Harry gimió su decepción.

Lanzando un Accio al lubricante, volvió a embadurnarse los dedos nuevamente.

—Abre tus piernas para mí, Harry —pidió. El joven lo hizo de buen grado—. Eso es, mi dulzura, sólo acuéstate y disfruta —canturreó, al tiempo que acariciaba la carne más sensible, sus dedos colocándose en la apretada entrada.

Harry inclinó sus caderas hacia los dedos que investigaban, esta vez anhelando el contacto; Severus suspiró de felicidad al ver que la poción había tenido éxito en retirarle la fobia, y con suavidad deslizó uno de sus largos dedos en el interior del cuerpo de su esposo. El culo de Harry era apretado, muy apretado. Lo había esperado, pero era muy distinto sentirlo en la realidad. Se detuvo para permitir que los músculos se relajaran, cosa que harían en poco tiempo. Besó al joven mientras aguardaba, y Harry respondió feliz, deslizando su lengua dentro de la húmeda boca y gimiendo con aparente placer.

Severus sintió que la presión de los músculos empezaba a ceder y empujó un poco más antes de mover el dedo, girando y acariciando las húmedas paredes interiores, ayudando a distenderse. Harry gimió en su boca una vez más. Severus sabía que el joven nunca había sentido nada igual. Pero sin la poción, a estas alturas hubiera entrado en pánico.

Sacó su dedo regresando con dos, ambos muy resbalosos, un momento después. El otro empujó hacia la invasión como si buscara las sensaciones y Severus sintió que su corazón se hinchaba de orgullo.

—Sí, Harry, así. ¿Te gusta esto? —preguntó.

—Muy agradable —murmuró en respuesta, y volvió a empujar con sus caderas.

Severus empezó a fijar un ritmo a sus movimientos. El pasaje de Harry comenzaba a extenderse muy bien. Mordisqueó el esbelto cuello de su esposo, sabiendo que eso le gustaba. Succionó firmemente al encontrar la carne fresca justo arriba del collar. Harry gimió mientras su esposo le marcaba, y el hombre aumentó sus actividades agregando otro dedo en su trasero, que aún estaba apretado. Necesitaba aumentar los movimientos de tijera.

—Oh, siiií —siseó Harry—. Oh, por favor… Severus, por favor.

El mago mayor sonrió y besó los labios que estaban diciendo las palabras que él estaba deseando escuchar con tanta ansiedad. Deseaba entrar en Harry y ser bienvenido. No podía soportar el pensamiento de que hubiera estado forzando al joven. Ahora, Harry estaba lo más distendido que Severus podia lograr con sus dedos. Dió un giró final y otro beso apasionado antes de sacar sus dedos para untar más lubricante en su pene. Había estado tan concentrado en abrir a su amante que no se había dado cuenta de cuán excitado estaba él mismo. Cuando vio su erección, notó cuán grande e hincada estaba. Esperaba poder hacer esto sin ocasionar demasiado dolor a su Harry.

Mientras se posicionaba frente a la extendida entrada del cuerpo juvenil, y levantaba y colocaba las piernas del joven sobre sus hombros, habló suavemente:

—Oh, Harry. Eres tan perfecto, no merezco esto. Te deseo mucho, y sé que te va a doler un poco, pero te pido que confíes en mí. Resiste conmigo, mientras tu estrechez se relaja.

Mientras se posicionaba en el límite de un momento de gran significado para sí mismo, para Harry, y probablemente para todo el mundo mágico, sintió una oleada de calor alrededor de su cuello. Su collar estaba reaccionando ante el inminente acto. Harry movió la cabeza agitado, como si estuviera sintiendo lo mismo, y la levantó para mirar a Severus y declarar:

—Por favor, tómame, Severus. Hazme tu esposo.

Así que Severus empujó, apenas lo suficiente para superar el apretado anillo exterior. A pesar de lo resbaladizo y distendido que estaba Harry, la barrera todavía era considerable. Severus era largo, y esto requeriría cuidado. El joven jadeó y su esposo supo que era de dolor.

—Está bien. Me voy a quedar aquí por un rato, Harry, hasta que te repongas. Lo verás, mi amor, lo verás… pronto será muy bueno, créeme.

Al parecer Harry le creyó, porque no trató de empujar a Severus, ni retrocedió. Esperó tal como lo estaba haciendo su esposo, y el alivió llegó. Severus se sintió menos apretado y entonces empujó un poquito más, y cuando fue tolerado, un poquito más. Puso toda habilidad en encontrar el ángulo apropiado para golpear la próstata de Harry, necesitando que obtuviera el placer que ello significaba.

El joven gimió, pero Severus se sintió aliviado pues era un gemido que significaba que acababa de frotar esa glándula sensible en el interior de su esposo. Le besó la mejilla con ternura.

>>Así es, muy bien, Harry. Tienes que amar esto, al igual que yo —musitó entre besos.

Algo estaba sucediendo. Harry no hablaba, pero Severus sabía lo que él hubiera dicho. Deseaba que se moviera y así lo hizo, suavemente, afuera y adentro, comenzando a embestir mientras el joven cuerpo se adaptaba a él.

—Severus… sí… —susurró. Su mente estaba animando al mayor, azuzándole para qué acelerara, para que embistiera con más fuerza.

Severus se preguntó brevemente si era sólo la expresión de sus deseos, pero como si sintiera su indecisión, la mente de Harry pareció presionar con más fuerza, aferrarle, hacer que entendiera. Harry deseaba ser follado, ser poseído, y pertenecer en cuerpo, mente, corazón y alma a Severus. El hombre sentía la cabeza ligera con la intensidad del deseo que le estaba inundando. El anhelo de Harry por pertenecer a alguien, era el mismo anhelo de Severus por poseer a alguien. Alguien suyo. El hombre sacudió la cabeza de manera mecánica, su largo cabello azotando contra sus mejillas. Pero aunque su cuerpo pudiera intentar negarlo, su mente, y la de Harry, no se lo permitirían.

Aceleró en respuesta a la instigación de mentes y cuerpos, y escuchó que Harry hablaba, aunque no estuvo seguro si era con sus labios o con su presencia en su mente.

>>Sí, oh, sí. Deseo esto mucho. Oh, Severus… Sí… te amo… tanto.,,

Severus sintió como si se estuviera ahogando. Acometido por una marea de fiera emoción que no podía controlar, contra la que no podía luchar.

—Sí, oh, Harry… —gimió en voz alta.

Bajó la vista hacia el rostro de su esposo; perdido en el éxtasis se veía tan hermoso. ¿Quién decía que los hombres no eran hermosos? Harry lo era. Sus ojos verdes brillantes, sus pupilas anchas y oscuras. Sus mejillas enrojecidas, su boca relajada. Podía sentir la tensión de su culo, lo que significaba que estaba cerca del clímax. Podía sentir la respuesta apretada en sus propias bolas. Sacó su lengua y lamió su mejilla, deseando probar el sabor de su esposo, estar tan cerca de él como pudiera, dondequiera que pudiera. Mientras Harry gemía y se sacudía, y comenzaba a correrse, Severus gritó en voz alta.

—¡Oh, Harry! Te amo… ¡Te amo mucho, Harry!

Severus gritó con un sonido angustioso, pues él lo estaba. Nunca antes, en toda su vida, quiso decir eso, y no sabía por qué había necesitado decirlo justo ahora; sólo sabía que tenía que hacerlo. Miró a su pareja, consciente de que estaba perdiendo el control, perdiendo la consciencia, y observó fascinado con lo poco que le quedaba de consciencia, como una lágrima caía por la mejilla de Harry y se deslizaba hacia su oreja. Una lágrima que había brotado del propio de Severus .




sev The Marked Man. Capítulo 28-II. Y a la cama-Parte II  Zcap%2029_zps8wkmu2wf harry

Volver arriba Ir abajo
 
The Marked Man. Capítulo 28-II. Y a la cama-Parte II
Volver arriba 
Página 1 de 1.
 Temas similares
-
» The Marked Man. Capítulo 28-I. Y a la cama-Parte I
» The Marked Man. Capítulo 19. Más optimismo
» The Marked Man. Capítulo 29. Avanzando
» The Marked Man. Capítulo 33. El comienzo
» The Marked Man. Capítulo 12. Un paso a la vez

Permisos de este foro:No puedes responder a temas en este foro.
La Mazmorra del Snarry :: Biblioteca de la Mazmorra :: Fanfics Snarry :: Fanfics de Alisevv-
Cambiar a: