alisevv
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| Tema: Master Snape’s Community. Capítulo 8. Hora de acostarse Dom Ene 24, 2010 10:31 pm | |
| Mientras todos ayudaban a limpiar los últimos platos y copas de la mesa, el reloj de pared dio las diez. Al apagarse el sonido de la última campanada, las luces se atenuaron y volvieron a subir. Los miembros de la comunidad se giraron y se encaminaron a una puerta ubicada en el otro extremo de la habitación.
—¡Hora de acostarse! —anunció Lydia Jordan, la eficiente administradora de mediana edad—. Les enseñaré sus celdas; por favor, síganme y traigan sus bolsos. Tenemos media hora antes que las luces se apaguen.
—¡Por favor, asegúrense de ir a la cama rápida y tranquilamente! —voceó el maestro Snape—. Es de vital importancia que permanezcan en sus habitaciones. Las buenas pociones necesitan reposar toda la noche. Perturbaciones en la atmósfera originarían falta de armonía en el campo mágico, en detrimento del trabajo de la comunidad. Hemos tenido grupos ruidosos antes, y han sido severamente castigados. Estoy seguro que los más finos alumnos de Hogwarts no necesitarán ser tratados de esa manera, ni deshonrar el buen nombre de su escuela.
Harry se estremeció, mientras los demás estudiantes intercambiaban miradas.
—¿Quién demonios se cree que es? —murmuró Draco—. ¡Me gustaría verle intentarlo!
Harry pensó que el maestro Snape era, probablemente, un mago lo suficientemente fuerte como para disciplinar a Draco en cualquiera de las formas que eligiera, pero tuvo la sabiduría de no decirlo en voz alta.
Todos tomaron su equipaje, que estaba colocado contra una pared, y siguieron a Lydia fuera del comedor.
La puerta les condujo a un corredor con puertas lisas de madera a cada lado, cada una de ellas marcadas con un número hermosamente pintado en un tipo de escritura de estilo medieval. Pasaron la primera docena de puertas y, cuando alcanzaron la que estaba marcada con el número trece, Lydia habló de nuevo.
—Profesora Sprout, ésta será su habitación, el baño es el recinto anterior. Cada estudiante tomará una de las habitaciones siguientes; todas son iguales y contienen todo lo que necesitan para una buena noche de sueño. Después que las luces se apaguen, salvo casos de emergencia, nadie tiene permitido salir hasta las seis de la mañana, que es la hora en la que empieza un nuevo día de trabajo. Por favor, acaten las reglas de la comunidad. Espero que todos pasen una buena noche.
La profesora Sprout deseó a todos un somnoliento ‘buenas noches’ y Harry dudó que pasara mucho tiempo antes que cayera dormida. De inmediato, Draco y Pansy eligieron un par de celdas cercanas, la catorce y la dieciséis, cuyas puertas estaban una al lado de la otra. Justin entro en la situada frente a éstas, la quince. Las dos chicas eligieron la diecisiete y diecinueve, situadas más adelante, a la izquierda del pasillo. A Neville le quedó la dieciocho, y a Harry al final, a la derecha, la número veinte. Le alegraba estar lejos de Draco, pues así anticipaba una noche sin perturbaciones. Le gustaba como sonaba la regla que significaba que debían permanecer en sus propias habitaciones; con suerte, podría aliviar su ‘tensión’ por los eventos del día sin interrupción alguna. Mientras entraba en el pequeño recinto y cerraba la puerta, su polla dio un respingo de anticipación.
La ‘celda’ no se parecía para nada a una prisión; al menos en opinión de Harry. Había una cama individual, un lavamanos con un espejo arriba, un escritorio y una silla similares a los que utilizaba en Hogwarts, y un sillón con una mesita al lado. También un guardarropa con gavetas debajo, pero no se molestó en colocar su ropa ya que sólo iba a estar por una noche. Una habitación así, con todo eso para él solo, le parecía un verdadero lujo. Esperaba que algún día pudiera tener algo similar a lo que llamar suyo.
Se cambió de ropa, poniéndose el pijama, y se lavó rápidamente en el lavamanos. Había una pequeña pieza de jabón con el dibujo de una abeja moldeado en ella. Pensó que probablemente lo habría hecho Richeldis. Se secó con la toalla para huéspedes, frotando su eternamente desordenado cabello, y decidió ir al baño antes que las luces se apagaran.
Había una cola, y Harry esperó al final, detrás de Hermione y Susan. Esperaba que ellas terminaran antes de que las luces se apagaran, no le hacia gracia estar parado en la oscuridad, intentando encontrar los sanitarios.
—¿Te la estás pasando bien aquí, Harry? —preguntó Susan.
—¡Sí, es genial! —replicó, entusiasmado—. ¡Y ni siquiera me he mareado! Es todo un tanto extraño, pero no peor que mi inicio en Hogwarts. El trabajo en pociones es realmente interesante, y me encanta la manera en que hacen todo por sí mismos.
—¡Ja! Apostaría a que no —replicó Susan—. Probablemente compran montones de cosas y aparentan que son autosuficientes. He escuchado que un montón de gente extraña les dan dinero, porque dicen que van a revivir el ascetismo mágico, lo que excita a muchos de esos sangres pura.
—Yo sí creo que hacen sus propias cosas, Susan —argumentó Hermione a su amiga—. Todo lo que he visto es más que evidente que viene de aquí, o ha sido hecho aquí. El maestro Snape es realmente estricto. No me lo imagino haciendo algo como lo que dices.
—¡Ohh, si, vaya que es estricto! ¡Viste la forma en que el viejo vinatero tuvo que castigarse a sí mismo! Hay que estar loco o pervertido para vivir aquí, ¡es casi barbárico! Puede haber estado bien en la Edad Media, pero considero que es estúpido vivir de esa manera hoy día.
El sanitario se abrió y Susan desapareció en su interior.
—He escuchado que algunas escuelas son tan estrictas como este lugar, incluso en la actualidad —comentó Hermione—. Durmstrang tiene reputación de ser particularmente rigurosa. Y asumo que si alguien no pudiera azotarse a sí mismo, el maestro Snape lo haría en su lugar. Él es la máxima autoridad aquí, ¿no? Parece tener la palabra final sobre todo. Además, es la persona que empezó a levantar todo esto y lo convirtió en lo que es hoy día, así que supongo que así debe ser.
—Tú no tienes que preocuparte, Hermione. Siempre acatas las reglas y rara vez cometes errores.
—Gracias, Harry —dijo ella con gentileza.
Cuando Susan salió y regresó a su habitación, Hermione entró al baño y Harry se quedó sin nadie con quien hablar, a excepción de sí mismo. Se preguntaba si resistiría vivir en la comunidad por un tiempo prolongado. ¿Siempre estaría cometiendo errores y rompiendo reglas? ¿Sí tenía que ser castigado, podría aplicárselo él mismo? ¿O tendría que dejar que el maestro Snape le disciplinara? El pensamiento trajo una débil sensación de nerviosismo a su estómago, y se alegró de que fuera su turno de entrar al baño.
Regresó a su habitación a las diez y veinte, lo que le dejó diez minutos para instalarse. Notó que había un par de textos enmarcados en la pared, sobre la cama, y decidió ver de qué trataban.
El Compromiso del Monje Moderno
Querido Maestro
Quien fundó nuestra comunidad Inspirándonos con el amor a la naturaleza y la magia Animándonos a mantener nuestras manos limpias Y nuestras herramientas impolutas. Trayendo fertilidad a nuestras semillas Y una cosecha abundante a su debido tiempo. Prometemos vivir bajo sus reglas Y trabajar sin la corrupción de las artimañas muggles Para mantener el verdadero espíritu de la magia Durante toda nuestra vida aquí, en Eigg. Éste es nuestro compromiso.
El segundo texto era una copia de las reglas de la comunidad.
REGLAS de la Comunidad
1—. Ningún aparato muggle será traído a la comunidad. Su posesión originará un castigo. Cualquiera que sea encontrado manejando tal artefacto, será expulsado.
2—. Toda la producción es para beneficio de la comunidad. Artículos personales sólo serán permitidos con la autorización del maestro Snape.
3—. Las actividades luego que las luces se apagan son muy mal vistas. El tiempo nocturno es para la paz y el crecimiento. El hechizo lumus será utilizado en el exterior de las celdas sólo en casos de emergencia.
4—. Respete la privacidad de las celdas de las demás personas; no entre a menos que sea invitado ni les perturbe.
5—. Las disputas o preocupaciones deberán ser planteadas al maestro Snape. El chisme y la disensión ocasionarán un castigo.
6—. El maestro Snape es el guía de la comunidad, y sus decisiones son inapelables.
7—. Todos los miembros de la comunidad son iguales.
Quizás la regla tres significaba que podía hacer un pequeño lumus como luz nocturna en su habitación. No le agradaba la idea de la completa oscuridad que descendería cuando las luces fueran apagadas. No había ventanas en las celdas, y eso le recordaba a una prisión. Mientras lo pensaba, notó que algo reforzaba esa imagen. Al lado de las Reglas colgaban dos anillas de metal, justo sobre la cabecera de la cama. ¿Podrían ser con propósitos punitivos? | |
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