Titulo: Misterios
Autora: Txiri
beta: Ladylex (gracias hermanita te adoro)
Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a J.K. Rowling, yo sólo los tomo prestados, no percibo ningún beneficio económico por este trabajo
Clasificación: R
Advertencias: AU=Universos Alternos, Mpreg=Embarazo Masculino.
Géneros: drama, aganst, terror, suspenso y misterio
Parejas: Harry/Severus.
capitulo 2: No estoy loco
-Max ¿y si voy yo con Harry a la casa?, si no veo nada, yo lo convenceré de que se interne, ¿vale?-les propuso.
Harry le miró esperanzado, por fin alguien parecía creerle, miró a su psicólogo con esperanza, ahora todo dependía de su respuesta.
-Está bien, pero Remus por favor no caigas en su alucinación, si no lo ves dilo.- le pidió mirándole.- no es bueno para él.
El más joven puso los ojos en blanco, ¿por qué siempre lo trataban como si no estuviera enfrente? Miró a su marido, y no le gustó su mirada, era como si sintiera que Remus lo había traicionado, no lo entendía, ¿acaso se quería deshacer de él?
-Harry cariño, yo te amo- le dijo el moreno cogiéndole de las manos- y quiero que mi marido vuelva, y tú no eres así, tienes miedo, nos has arrastrado hasta aquí, y has asustado a los pequeños.
-Severus, ¿por qué no me crees? Sabes que mi vida ha estado rodeada de situaciones extrañas, y de gente que no me creía, pero nunca pensé que tú serías uno de ellos.- dijo dándose la vuelta.- además, nunca arrastraría a mis hijos así si no estuviera seguro que fuera real.- le dijo con seguridad
El ojinegro negó con la cabeza antes de sentarse agotado en el sofá, y ¿si era verdad? Y no creía a su marido, y le estaba dañando tanto que le dejaba solo.
Harry subió a la habitación y sonrió al ver a sus pequeños seguros, tenía que demostrar a todo el mundo que no estaba loco y que decía la verdad para que no lo separaran de sus pequeños.
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Remus suspiró en la puerta de la casa de los Snape-Potter, tenía que aceptar que algo raro había, tenia los pelos de su nunca de punta. Había una energía negativa terrible, entendía que Severus no creía en lo que no veía, además de que nunca fue realmente sensible a ese tipo de energías. Pero estaba claro que en esa casa había algo raro.
En cuanto Harry abrió la puerta entró en la sala sin pensarlo. Todo era normal aparte de esa energía, pero en cuanto Harry atravesó el umbral de la puerta, empezó a escuchar ese llanto. Era desgarrador, era, no sabía cómo describirlo, miró a su alrededor en busca del origen.
-¿Lo escuchas?-preguntó Harry ilusionado, mientras empezaba a seguir el llanto.
Llegó a las escaleras que comunicaban con la planta superior, donde las puertas de las habitaciones estaban cerradas pero era como si el llanto proviniera de todas ellas.
El castaño siguió al más joven, y lo vio. Ahí estaba, ese niño era rubio con ojos color miel, miraba desesperado, como si su salvavidas estuviera allí.
-Mami- gimió acercándose a los dos hombres.- Mami, papa malo.
Harry miró al pequeño y se agachó para poder estar a su altura, ese niño estaba muy asustado. Era verdad que casi mata a su hijo. Pero no era más que un niño pequeño, asustado y perdido.
Se fueron acercando lentamente pero pareció como si el niño se asustara, por que salió corriendo hacia una pared donde desapareció.
-¿Ahora me crees?- le preguntó con una ceja levantada, acercándose a la pared y golpeándola- suena hueco, aquí detrás hay algo.
El mayor se acercó con su varita en la mano y con un hechizo hechó abajo la pared. Los dos hombres se quedaron de piedra, al ver una cuna detrás de esa pared y no solo eso, había muchas fotos antiguas. En el fondo de la habitación estaba el pequeño abrazado a un viejo peluche, mientras lloraba y repetía, papa malo.
-Sí, Harry, ahora te creo.- le contestó cuando su impresión le dejó hablar.
Se adentró en ese oscuro lugar, y miró las fotos de la pared. Era una pareja con un precioso niño que iba creciendo, y pareciéndose cada vez más al pequeño que estaba en esa esquina.
Pero de repente las fotos cambiaron ya no era la pareja feliz, la madre aparecía con unas enormes ojeras, el niño dejó de tener ese brillo de felicidad, y el padre tenía una mirada demente.
Mientras el licántropo observaba las fotos, Harry se había acercado a la cuna y casi pegó un chillido al ver los huesos dentro de ella. Era un niño. Miró al pequeño y después de nuevo al esqueleto. ¿Qué había pasado en aquella casa? ¿Y por qué los huesos estaban ahí y no enterrados?
-Harry hay que enterrarlo y darle la calma-le dijo el mayor – pero deberíamos averiguar la verdad sobre esta casa primero.
-¿y si primero volvemos a casa, y le dices a Severus que no estoy loco?-propuso, pensando que si el niño llevaba tantos años en esa casa, por unas horas mas no le pasaría nada.
Remus se rio pero entendía muy bien lo que le pasaba, el era padre soltero por que desde que había cortado hacia tantos años con su pareja no había encontrado a nadie, pero entendía que para su cachorro lo primero era que su pareja le dejara de ver como un loco, y confiara en el de nuevo.
Sin mediar mas palabras salieron de la habitación siendo seguidos por el niño que les miraba con tristeza desde detrás.
-volveremos pequeño.- le dijo Remus antes de meterse en la chimenea.
Severus les estaba esperando con miedo, miedo a que fuera una imaginación de su marido y tuviera que internarlo, pero también con miedo a que fuera verdad y al no confiar en él, su pequeño ya no confiaría mas en el. ¿y si le perdía el divorcio? Como odiaba sentirse tan inseguro.
Harry fue el primero en atravesar la chimenea y al ver a su marido hay con el bebe de Remus en brazos, y con esa mirada ausente, supo de sus miedos y tenía que admitir que aun lo amaba con locura.
-Hola- susurro, para no romper la calma de esa habitación, aun sabiendo que era aquella que precedía a la tormenta. Le daba igual, sus dos pequeños estaban jugando en la alfombra, era tan calmada esa imagen.
-¿y bien?-pregunto nervioso de saber la verdad.
-yo también lo veo Severus, y si Harry estuviera loco yo también.- dijo sonriendo y cogiendo al bebe de los brazos de su padrino.