La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Wrapped Around His Finger. Capítulo 12

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alisevv

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MensajeTema: Wrapped Around His Finger. Capítulo 12   Wrapped Around His Finger. Capítulo 12 I_icon_minitimeJue Ago 06, 2009 12:07 pm

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Severus se despertó abruptamente en algún momento antes del amanecer, no muy seguro de qué lo había despertado. Parpadeó varias veces, tratando de despejar su mente de los restos de su muy agradable sueño, de forma que pudiera pensar. Después de un corto tiempo, se dio cuenta que, en algún momento durante la noche, Harry y él habían cambiado posiciones. El chico estaba ahora acostado sobre su espalda. Severus lo rodeaba con sus brazos y metía una de sus piernas entre los muslos juveniles, mientras su rostro presionaba contra el cabello desordenado y las manos de Harry estaban en su brazo.

Ambos estaban excitados, pero la respiración del mago más joven era un tanto errática, y había un definitivo punto húmedo contra el muslo de Severus, que hizo que tragara con fuerza y cerrara nuevamente los ojos. Resistir la tentación de tomar ventaja de cualquier sueño que Harry estuviera teniendo y averiguar a qué sabía era difícil, pero se consoló con el pensamiento de que no tendrían que esperar para siempre. Abrió los ojos cuando le pareció que la respiración del chico se había regulado finalmente, y levantó la cabeza con cuidado para observar su rostro. Harry parecía dormir pacíficamente, así que dejó caer la cabeza y cerró nuevamente los ojos, intentando que su erección se calmara para poder regresar al sueño.

Sus pensamientos sobre nieve fueron interrumpidos momentos después cuando Harry susurró suavemente y rodó hacia él, enterrando la nariz en su garganta. Casi de inmediato, el joven comenzó a frotar su polla, extremadamente dura, contra Severus, haciendo que su respiración se dificultara y su erección se pusiera casi dolorosamente dura de nuevo. Las caderas de Harry se balancearon varias veces antes que sus músculos se apretaran y Severus mordiera su labio, anticipando la calidez que sentiría mientras el pene de Harry vibraba contra su muslo y el joven se estremecía contra él. El Gryffindor dejó escapar un suave gemido mientras se volvía a relajar, desmadejado, mientras Severus cerraba los ojos y resistía la urgencia de ponerlo boca arriba y lamerlo hasta dejarlo limpio, diciéndose que era posible que el sueño ni siquiera hubiera sido sobre él.

Severus permaneció muy rígido por lo que pareció una eternidad antes de decidir que Harry ni siquiera parecía haberse despertado de su sueño. Estaba pensando que probablemente era lo mejor, cuando escuchó un susurro casi inaudible.

—Joder.

Harry permaneció rígido por un largo rato, y Severus decidió que debería decir algo para tranquilizarlo. No tenía idea de qué, pero sentía que debía decir algo. Estaba a punto de abrir la boca para hablar cuando el joven volvió a susurrar quedamente.

>>Al menos no lo desperté.

Al oír eso, Severus no pudo contener una risita, y Harry se apartó rápidamente para mirarlo, sus ojos muy abiertos, en tanto el profesor hacía un nuevo intento de hablar. El Gryffindor ocultó su cara rojo remolacha en el cálido pecho del hombre y murmuró:

>>Vale, tengo sueños muy agradables sobre ti. Sin embargo, no pensé que te los impondría. Perdona.

Severus apretó sus brazos alrededor del joven, besando su cabello antes de murmurar suavemente:

—No te disculpes, es perfect…

Harry lo interrumpió, su apagada voz sonaba entre mortificada y divertida mientras decía:

—Si te atreves a decir que es perfectamente normal que un adolescente tenga sueños húmedos, te maldeciré, ya sea que tenga mi varita o no.

—…tamente comprensible —prosiguió Severus, ocultando su sonrisa contra el cabello del otro—. Y creo que es seguro decir que mis sueños son bastante placenteros también, Harry. A decir verdad, estoy muy halagado.

Se separó para volver a mirarlo, notando el modo en que los ojos negros brillaban con diversión bajo la tenue luz plateada que provenía del tapiz ubicado encima de ellos.

—Prometí que no me propasaría contigo —admitió finalmente, en tono quedo—, pero parece que sólo puedo pensar en eso, incluso dormido.

Severus tomó una repentina decisión e hizo que Harry se acostara sobre su espalda. Antes de que pudiera cambiar de opinión, apartó las cobijas y miró los sorprendidos ojos verdes mientras sonreía levemente.

—¿Te molestaría terriblemente si soy yo el que me propaso?

—En absoluto —contestó suavemente, con expresión sorprendida pero definitivamente esperanzada.

En lugar de responder, Severus se inclinó para besarlo, lamiendo sus labios para luego abrirlos gentilmente con su lengua. Harry dejó escapar un gemido suave y placentero, y abrió la boca un poco más, elevando las manos para deslizar sus dedos entre el cabello del hombre. Severus se acomodó sobre él como una manta y, lentamente, exploró su boca con la lengua, adorando el gusto que tenía, incluso a tan tempranas horas de la mañana. Harry respondió calurosamente, deslizando su lengua contra la otra, mientras elevaba las caderas y se frotaba contra la erección de Severus, haciéndolo gemir suavemente dentro de su beso. El Gryffindor dejó escapar un gemido de placer y elevó nuevamente las caderas, succionando la lengua del maestro mientras se frotaba contra él.

Un momento más tarde, el mago mayor se alejó bruscamente, mirando a Harry con sus ojos oscuros brillando antes de volver a besarlo. El rápido y voraz saqueo de su boca hizo que el chico gimoteara mientras Severus, separándose de nuevo, comenzaba a lamer y mordisquear en su camino desde la garganta hacia el pecho de su aprendiz. Harry jadeó y arqueó la espalda cuando sintió los afilados dientes cerrarse sobre su pezón, y sus dedos se cerraron en el cabello del Slytherin, quien en ese momento alternaba lamidas con pequeños mordiscos. La atención que le era dedicada a su tetilla se volvió casi sensiblemente dolorosa, y sus manos apretaron aun más el cabello lacio, jalando lo suficientemente fuerte como para ganarse un suave gruñido y un mordisco que hizo que se estremeciera mientras aflojaba su agarre.

Severus lamió de nuevo en endurecido capullo y murmuró contra éste:

—Tan receptivo…

Luego, cerró sus labios sobre el puntito una vez más y succionó suavemente, moviéndose para liberar su mano derecha para así poder pellizcar el otro pezón. Harry volvió a arquearse bajo él, jadeando, mientras sus dedos aferraban convulsivamente el largo cabello negro, antes de liberarlo totalmente y mover sus manos a los fuertes hombros y susurrar:

—Oh, Dios.

Severus sonrió contra el pecho de Harry para luego, repentinamente, moverse para lamer y mordisquear su otro pezón, mientras el joven alzaba las caderas para empujar contra su estómago. La sensación de la pegajosa tela de algodón que cubría la renovada erección de Harry contra su piel, hizo que Severus gruñera de nuevo y succionara con más fuerza el delicioso pezón, sus dientes cerrándose alrededor de éste. El Gryffindor siseó y empujó, y el hombre sintió la repentina y poderosa urgencia de probar la juvenil polla. Después de lamer una vez más el punto de carne, comenzó un sendero de besos y mordiscos, bajando por el cuerpo de Harry. Se movió nuevamente para liberar sus manos y así poder acariciar las caderas y muslos del Gryffindor, deleitándose al sentir el sólido músculo bajo la tela empapada de sudor.

Lamió el ombligo, girando su lengua en la hendidura, y luego besó y mordisqueó un recorrido hacia abajo, donde el rastro de cabello se hacía más denso. Disfrutó probando el sudor que comenzaba a brillar en la tersa piel, frotando con la nariz el lugar donde la cinturilla cruzaba su vientre, y succionando suavemente la piel mientras Harry se retorcía y susurraba su nombre.

El hombre se movió para frotar su nariz contra la dureza de Harry, a través de sus boxers, inhalando el aroma a semen y sudor, mientras su aprendiz elevaba las caderas. Lamió el algodón humedecido que cubría la cabeza de la dura polla antes de succionar ligeramente, saboreado el gusto mientras el joven dejaba escapar un susurro necesitado. Enganchó la cinturilla con los dedos y alzó la cabeza, encontrando la hambrienta mirada verde, antes que Harry alzara las caderas para permitirle que le quitara los boxers. Severus los lanzó a un lado y movió las manos hacia sus caderas, mientras inclinaba la cabeza para acariciar con la nariz el interior de sus muslos, lamiendo y mordiendo con cuidado la suave piel, al tiempo que Harry jadeaba, gemía y abría las piernas.

Siguió hacia sus bolas, presionando húmedos besos con la boca abierta sobre la suave piel para luego lamer toda la longitud de su miembro, gimiendo suavemente ante el persistente gusto a semen. Los músculos de los muslos y el vientre de Harry saltaron cuando Severus movió una mano a su pene y retiró con cuidado el prepucio para lamer bajo la corona. Con un gemido, el chico intentó empujar hacia arriba y dejó escapar un grito estrangulado, mientras los labios del maestro se cerraban alrededor de su polla y comenzaba a girar su talentosa lengua contra la hendidura. La polla pulsó y liberó un fresco chorro de pre—semen, y Severus gimió mientras succionaba más profundamente en su boca. Aleteó la lengua contra la parte inferior y los músculos de los muslos de Harry se tensaron de nuevo mientras trataba de empujar hacia arriba.

El pene de Severus dio un tirón en solidaridad; un punto de humedad que lentamente se extendía en sus propios boxers, daba mudo testimonio de cuan excitado estaba, mientras aflojaba su agarre sobre las caderas de Harry y permitía que se moviera un poco. El joven empezó a empujar de inmediato, su dureza deslizándose libremente en la boca del maestro, quien succionaba con firmeza mientras escuchaba los suaves jadeos y gemidos de su aprendiz. Permitió que Harry profundizara un poco más en su boca con cada empuje, hasta que su nariz estaba frotando contra los sudorosos rizos oscuros. Incrementó la succión un momento después, y siseó mientras sentía el endurecido miembro latir en su boca, para luego dejar fluir su pegajoso y caliente contenido. Su propio pene latió contra su muslo y Severus se estremeció, succionando con fuerza la pulsante polla mientras movía una mano para liberarse a sí mismo en su mano y tragaba la deliciosa liberación de su aprendiz.

Permitió que el miembro del Gryffindor se deslizara de su boca cuando comenzó a ablandarse, limpiando su mano en sus boxers, para después acariciar el muslo de Harry mientras lo lamía para limpiarlo, dándose cuenta apenas de los suaves gemidos de placer que estaba emitiendo. El chico se relajó, tratando de normalizar su respiración y disfrutar de las gentiles atenciones de Severus, quien lavaba su polla con la lengua. Después de un rato, comenzó a ascender por el húmedo cuerpo del muchacho, lamiendo y besando la piel a lo largo del camino, y deleitándose con el gusto entre salado y dulce del sudor que estaba lavando, mientras Harry alzaba una mano para deslizarla entre el cabello del hombre.

Finalmente, presionó un último beso sobre la garganta de su aprendiz y levantó la cabeza para mirar su maravillado rostro, mientras el amanecer en el tapiz sobre ellos hacía parecer que los ojos verdes resplandecían. Severus sonrió y murmuró:

—Buenos días.

—El mejor de los días —convino Harry con una sonrisa ligeramente bobalicona, atrayendo su cabeza hacia si y enderezándose para besarlo.



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Harry y Severus se mimaron compartiendo una larga ducha caliente, antes de rasurarse en medio de risas. El profesor no pudo resistirse a bromear con su aprendiz sobre el hecho de que en realidad no tenía nada que necesitara rasurarse, con lo que Harry respondió su broma diciendo que él era viejo y peludo. Cuando por fin salieron para vestirse, Severus había recurrido a besarlo repetidamente para tratar de conseguir que aceptara vestir unos pantalones normales en lugar de los jeans. El chico había cedido finalmente, y luego suplicó por ver a Severus vestido con algo que no fuera negro, utilizando la misma táctica de persuasión que el hombre había usado con él.

Severus había cedido más rápido que Harry, pero se complació en besarlo un buen rato más antes de vestirse. Cuando lo hizo, eligió una holgada camisa blanca abotonada al frente y aceptó no vestir su túnica, aunque se puso sus habituales pantalones negros y las botas, por la sencilla razón de que no tenía nada más. Harry se puso una camisa parecida, verde oscuro, que hacía juego con sus ojos, y un par de pantalones que, aunque no eran tan apretados como los que había llevado en el desayuno del día anterior, todavía eran ajustados. Severus no había sido capaz de contenerse de bromear al chico sobre el hecho de que con esos pantalones parecía que tuviera botas de combate, pero el otro sólo sonrió y le dijo que le gustaban así.

Eran casi las nueve cuando finalmente entraron en el Gran Comedor para desayunar, sus botas resonando contra el piso de piedra mientras caminaban en una cadencia casi perfecta, alcanzada gracias a que Harry alargaba sus pasos mientras Severus acortaba los propios, para permitir al joven seguir su ritmo más fácilmente. Ninguno de los dos notó, o le preocupó realmente, que formaban una pareja llamativa, mientras entraban en el recinto sin prestar la más ligera atención a las cuatro personas que ya se encontraban en el lugar, y que los observaron con sorpresa. El cuerpo compacto y musculoso de Harry hacía un contraste perfecto con la complexión más alta y flexible de Severus, y el contraste de colores que vestían no hacía más que acentuar el efecto. Severus no era tan guapo como Harry, pero el regocijo y el afecto tal evidentes en su expresión, junto al nuevo brillo en sus ojos, era, definitivamente, una inmensa mejora respecto a su ceño fruncido.

—Sí, lo que dicen sobre Amsterdan es cierto —comentaba el profesor de Pociones con una sonrisa, manteniendo su atención en Harry mientras entraban al comedor—. Pero aunque pienso que lo disfrutarías mucho, no creo que el mundo esté listo para que tú conozcas el Barrio Rojo todavía. Te daría demasiadas ideas.

Harry sonrió, sus brillantes ojos verdes no abandonaron el rostro de Severus mientras avanzaban con rapidez por el pasillo entre las mesas.

—Lee no me contó mucho sobre eso, excepto que lo mejor de la ciudad era el Museo Hemp.* Él y los gemelos se han divertido bastante con algunos de los souvenir que trajeron a casa luego de su viaje el verano pasado.

—No lo dudo —convino Severus, riendo—. Y me alegra que Jordan y los gemelos no hayan encontrado adecuado mostrarte Ámsterdam. Odiaría ver la clase de problemas en que podrían meterte esos tres.

—Fred y Lee querían llevarme, pero George se negó —explicó, todavía sonriéndole—. Incluso, me hizo prometer que no iría con ninguno de ellos, ni solo, hasta que cumpliera los veinte.

—George es el más inteligente de los gemelos —replicó con un suave bufido, sonriendo.

Apartó la vista del joven cuando llegaron a la mesa, más pequeña que el resto, destinada a los profesores, e hizo una pausa cuando, finalmente, notó el modo en que Sirius, Remus, Dumbledore y McGonagall lo estaban mirando

>>¿Qué? —preguntó abruptamente, levantando una elocuente ceja mientras la sonrisa desaparecía de su cara.

—¿Disfrutando tu mañana, Severus? —preguntó Dumbledore, sus ojos azules brillando por encima de sus anteojos.

—Sí, en realidad lo hago —contestó, resistiendo la urgencia de mirar a Harry, aunque no pudo evitar una pequeña sonrisa—. Confío en que tú también estés disfrutando una buena mañana, Albus.

—Sí, bastante relajante —replicó con alegría, mientras Severus se sentaba un puesto más allá de Remus—; y el día es claro y brillante también —Harry tomó asiento entre Remus y Severus, en tanto Dumbledore sonreía y agregaba—: Te ves muy animado hoy, Harry.

El aludido le sonrió.

—Gracias, señor.

—Y veo que finalmente vistes ropas decentes —intervino Minerva, sonriendo ligeramente—. Ya me desesperaba por verte vistiendo algo presentable.

Severus le dio una mirada divertida, contestando antes que Harry pudiera hacerlo.

—Sí, tiene un gusto absolutamente atroz.

—¡Ey! —se quejó Harry, riendo—. ¡Yo elegí la camisa!

El maestro de Pociones dejó escapar una breve carcajada, sin mirar a Harry, mientras tomaba una bandeja con tocineta y salchichas, para colocar algunas en su plato.

—Y te hubieras puesto otro par de esos jeans de pintar si yo no hubiera intervenido antes que tuvieras oportunidad de encontrarlos.

Sirius bajó la vista a su plato y encajó la mandíbula, era obvio que le desagradaba la fuerte insinuación de que se habían vestido juntos, pero Severus no le prestó atención mientras ofrecía a Harry la bandeja.

El muchacho la tomó, sonriéndole mientras decía:

—Pero son cómodos.

El hombre le regaló una divertida mirada mientras alcanzaba los huevos.

—Y también lo es corretear desnudo, pero no vas a hacer eso.

Dumbledore y Minerva intercambiaron una mirada divertida.

Harry se echó a reír y puso varias rebanadas de tocineta en su plato, para luego dejar la bandeja frente a él en el centro de la mesa y declarar:

—¡Nunca lo haría! —el profesor de Pociones lo miró y levantó una elocuente ceja, y el chico enrojeció profundamente mientras corregía—. No en público.

Severus bufó, ofreciéndole los huevos.

—Sé malditamente bien que no.

De repente, Sirius empujó su silla hacia atrás, su expresión cerrada y con desaprobación, y su tono muy cortante mientras decía:

—Remus, te esperaré en tus habitaciones hasta que estés listo para partir. Buen día, director Dumbledore, profesora McGonagall.

—¿Debes irte tan pronto, Sirius? —preguntó Albus, lanzándole una penetrante mirada, en tanto que Harry fruncía el ceño.

—Sí, creo que sí —contestó con un breve asentimiento, evitando mirar a su ahijado o a Severus.

Dumbledore frunció los labios, en un claro gesto de desaprobación, pero antes que pudiera argumentar nada, Harry declaró con firmeza.

—Si intentas evitar a Sev, me estarás evitando a mí también.

Sirius lo miró por fin, su desagrado mostrándose claramente en su cara.

—Quizás eso no sería tan malo.

El joven se estremeció, bajando la mirada, mientras Severus decía con tranquilidad:

—Es muy injusto que pagues con Harry tu odio hacia mí.

Sirius lo miró, los ojos azules oscurecidos por la conocida expresión de odio.

—Tú lo has convertido en poco más que tu puto.

—¡Ya fue suficiente! —ordenó Dumbledore con firmeza, frunciendo el ceño mientras miraba al animago—. Estás siendo extremadamente injusto, Sirius. Si persistes en maltratar a Harry y a Severus, dejarás de ser bienvenido en Hogwarts —el hombre lo miró, aturdido, mientras el Director proseguía—: Éste es su hogar, el único que ellos dos han tenido. Sería muy negligente de mi parte permitir que alguien los acosara aquí, por el sólo hecho de que son felices.

Remus bajó la vista hacia la mesa pero no dijo nada, aunque estaba de acuerdo con Dumbledore y pensaba que su pareja se estaba comportando como un imbécil. Había estado consciente que habría problemas entre Harry y Sirius a causa de Severus, pero había tenido la esperanza de que el ver a Harry tan feliz hiciera que el animago finalmente cediera en su absurdo odio. Obviamente, no había sido así.

Después de mirar a Dumbledore un largo rato, Sirius habló finalmente.

—Quizás debería marcharme.

Dumbledore suspiró, luciendo repentinamente derrotado, mientras la tensa voz de Harry preguntaba:

—¿Por qué no puedes sólo dejarme ser feliz? —Sirius enfocó su atención en su ahijado, frunciendo el ceño, y éste encontró su mirada, los ojos verdes repletos de dolor—. Sev me hace muy feliz. Sin importar lo que sientas respecto a él, si realmente te preocuparas por mí, querrías verme feliz.

El animago lo miró fijamente un par de minutos, antes de decir en voz baja:

—Él está restregándome en la nariz el hecho de que tú estás calentando su cama, sólo para fastidiarme.

—No, no lo hace —contestó Harry, sacudiendo la cabeza—. No me utilizaría de esa forma.

Sirius bufó.

—Él nunca habla de esa forma sobre nadie ni a nadie, y tú lo sabes tan bien como yo. El bastardo hace ostentación de ti, y tú dejas que lo haga.

—Nosotros sólo estábamos hablando. La gente hace eso, no era dirigido hacia ti —replicó de inmediato. Finalmente, un pequeño tono de cólera se evidenciaba en su voz—. Estás hablando como si nuestra relación fuera sólo por una parte, cuando cualquiera de nosotros estaremos felices de que te vayas a la mierda —Sirius abrió la boca, pero Harry lo cortó y siguió con firmeza—. Quiero que todos sepan que estoy extraordinariamente orgulloso por el hecho de que él haya visto algo en mí que puede amar, y creo que ese amor le permite ser más feliz de lo que era. Pienso que soy una persona muy afortunada, y no sólo porque se me ha permitido ‘calentar su cama’ —hizo una pausa y luego continuó con un poco más de serenidad—. Y estoy enamorado de él. Ya sólo eso, debería ser suficiente razón para que hicieras a un lado tu odio.

—Estás encaprichado —lo corrigió su padrino, frunciendo el ceño.

—No, no es así —replicó Harry, respondiendo al ceño fruncido con otro igual—. Yo estuve encaprichado por George, y creo que puedo distinguir muy bien la diferencia entre pensar que alguien es divertido y tiene un buen trasero, y estar enamorado. No soy un estúpido ni un niño, y no necesito que tú ni nadie más me diga que lo que estoy sintiendo es permanente. Amo a Severus tanto como tú amas a Remus, sino más.

—¡No te atrevas a comparar mi relación con la tuya! —exclamó, furioso—. He conocido a Remus la mayor parte de mi vida, y él siempre ha estado ahí para mí.

—Sí, excepto cuando creyó que estabas tratando de matarme y que era mejor que acudiera al dementor más cercano si te veía —replicó Harry fríamente, haciendo que Remus se estremeciera—. He conocido a Severus durante siete años, e incluso cuando lo odiaba y hacía todo lo posible por hacer su vida miserable, incluso cuando él me odiaba, siempre hizo todo lo posible por mantener mi desagradecido culo con vida.

—Eso es porque quería tu culo, idiota —exclamó Sirius, mirándolo, furioso—. Eres un pedazo de rabo para él, Harry. Te va a follar para conseguir su revancha contra tu padre. ¿Por qué no puedes verlo?

—Creo que ya fue suficiente, Black —exigió Severus de repente, su furia al ver que Harry era llamado de la misma forma que Lucius hiciera con él tanto tiempo atrás, hacía que su voz sonara fría y dura ante todos los que le observaban—. Eres el padrino de Harry y he estado tratando de respetar eso, pero si insistes en calumniarlo, tendré que hacer algo al respecto.

—¡¿Calumniar a Harry?! —exclamó McGonagall con incredulidad—. Severus, ¿tú lo escuchaste?

—Sí, Minerva, lo hice —contestó, dirigiéndole una mirada apaciguadora e ignorando la sorpresa con que Sirius lo observaba—. No me preocupa ni una pizca lo que Black pueda pensar de mí, pero rehúso permitirle a él o a alguien más, que hable a Harry de esa manera. Él no merece esto en absoluto.

El Gryffindor alargó la mano y tomó la de Severus, haciendo que éste lo mirara antes de decir con firmeza:

—Ni tú tampoco.

El profesor de Pociones frunció ligeramente los labios, mirando a su aprendiz por un momento antes de replicar:

—Eso no tiene que ver, Harry. A Black no le interesa si merezco su mala opinión sobre mí. Nunca le importó.

—Entonces quizás debamos dejar que nos odie a ambos —dijo suavemente, sin apartar los ojos de su rostro—. Me reitero en lo que le dije. Si él esperaba que yo eligiera, entonces decidió por mí.

—Harry, escúchame un… —comenzó Sirius, luciendo muy molesto.

Minerva y Dumbledore intercambiaron miradas de preocupación mientras Harry se giraba a mirar a su padrino, sus ojos y su voz extremadamente duros mientras lo interrumpía.

—No, Sirius, escúchame tú. A Sev no le importa lo que digas de él, pero a mí sí. No estoy seguro de poder estar cerca de alguien que no pueda, al menos, respetar el hecho de que lo amo. Tú ni siquiera le das una oportunidad, sólo lo condenas, y a mí, y mantienes tu odio, lo que te convierte en alguien que no es mejor que Malfoy —su mirada no flaqueó, y mientras Sirius abría la boca con intención de decir algo, continuó bruscamente—: Lucius Malfoy me odiaba sólo por mi nombre, y Draco hizo lo mismo, ciegamente, aunque yo lo hubiera ayudado en lo que pudiera si me lo hubiera pedido. Eso es exactamente lo que estás haciendo tú, odiando ciegamente a alguien que no dudaría en ayudarte, si pudiera.

Sirius lo miró, frunciendo el ceño.

—James significaba más para mí de lo que podrías llegar a imaginar, y es jodidamente difícil saber que amas a su peor enemigo más de lo que me amas a mí.

—No lo hago. Maté al peor enemigo de mi padre, con una espada oxidada y éstas —levantó ambas manos frente a sí, su expresión todavía dura y furiosa—. De darse la oportunidad, volvería a hacerlo sin arrepentirme —hizo una pausa para asegurarse que el otro entendía lo que quería decir y prosiguió—: Estoy enamorado del hombre que mi padre odiaba cuando era un adolescente, por razones estúpidas e insignificantes. Y aunque la mayor parte del mundo piense que es un error que el hombre que amo me doble la edad, no me importa.

—Eso no es muy cierto, Harry —intervino Dumbledore, atrayendo su atención—. Aunque esto podría provocar comentarios entre los muggles, en el mundo mágico, una diferencia de veinte años entre las parejas es algo bastante común, especialmente entre las familias más antiguas —sonrió, sus ojos brillando mientras agregaba—. Dado que ustedes dos son los últimos herederos de sus apellidos, supongo que puede resultar difícil decidir con que línea de sangre honrar a los niños que tengan juntos.

—¿Niños? ¿Juntos? —exclamó Harry, evidentemente sorprendido—. ¡Eso es imposible!

—Muy pocas cosas son imposibles con magia, Harry, ya deberías saberlo —murmuró Remus, antes de mirar a Severus y agregar—: Quizás deberías enseñarle un poco más sobre las aves y las abejas, Sev.

El chico miró al maestro de Pociones, atónito, y éste bufó suavemente, torciendo ligeramente los labios para reprimir su diversión.

—Harry es muy inteligente y excesivamente curioso. Dudo que necesite tutoría extensiva sobre el tema, ahora que alguien ha picado su interés.

Remus se echó a reír y Sirius habló nuevamente:

—Creo que debería irme —todos lo miraron mientras se giraba hacia Dumbledore y añadía—: Me gustaría poder regresar, pero sólo soy un invitado. Entendería si usted decidiera prohibírmelo.

El Director sólo lo observó por un rato y luego suspiró, sabiendo que Harry y Severus no querrían que le negara el derecho de estar en Hogwarts, aunque sólo fuera en consideración a Remus.

—Por esta vez, puedes regresar si gustas, Sirius. Pero por favor, ten presente que Harry y Severus son dos de los hombres más peligrosos que conoces, y muy protectores el uno respecto al otro. Me gustaría evitar que presiones a alguno de ellos demasiado lejos. No quisiera tus heridas sobre sus consciencias, o sobre la mía.

Remus asintió, agregando:

—Y podrías intentar ser un poquito menos imbécil la próxima vez que vengas de visita —Sirius lo miró, sorprendido, y Remus se levantó y prosiguió—: Harry fue muy comprensivo cuando descubrió nuestra relación, aunque se había imaginado que tú estabas enamorado de James.

—Eso es diferente —contestó de inmediato, frunciendo el ceño.

Remus suspiró, sacudiendo la cabeza.

—No, Sirius, no es diferente. Harry ama a Severus. Decirle que su amor es equivocado es tan malo como si él te hubiera dicho que el tuyo lo era, o incluso que cualquiera me dijera que mi amor por ti es equivocado —se detuvo un momento, notando la expresión impactada en el rostro de su pareja, y agregó suavemente—: Durante doce años pensé que tú habías matado a tres de mis más queridos amigos, Sirius. Amarte a pesar de eso, incluso antes de saber la verdad, es seguramente mucho más errado que el hecho de que Harry ame a Severus.

El animago lo miró fijamente por varios minutos, sin saber qué decir, antes de susurrar finalmente:

—¿Cómo puedes comparar el amarme a mí con que lo amen a él?

—¿Cómo podría no hacerlo? —contestó en voz baja, mirándolo a los ojos con una expresión ligeramente triste—. He hablado con Harry sobre sus sentimientos desde hace un buen tiempo y acepté ser testigo de su contrato de Aprendizaje, y no tengo dudas de que ama a Severus tanto como yo te amaba a su edad. Por aquel entonces, tú nunca lo notaste, pero yo te amaba mucho, incluso aunque me ignorabas la mayor parte del tiempo. Hice un montón de cosas de las que no me siento orgulloso sólo por complacerte, aunque sabía que tú estabas enamorado de James. Me alegra profundamente que Harry sea más afortunado de lo que yo fui. Severus también lo ama, y juntos son más felices de lo que los he visto jamás. Es injusto que pidas a Harry que de la espalda a esto sólo porque James detestaba el hecho de que el mejor amigo de Lily fuera un Slytherin.

Sirius lo miró a los ojos durante un breve tiempo, luego tragó con fuerza y miró a Harry, el dolor y la derrota plasmados en su rostro.

—Lo lamento. Sé que lo dije antes y probablemente tenga que decirlo de nuevo, pero de verdad lo siento. Es sólo que es realmente duro para mí.

El joven asintió; no confiaba en si mismo para hablar, sin decir algo que empezara una nueva discusión.

Sirius aguardo un momento por su respuesta y luego miró a Severus, escudriñando por unos momentos en sus ojos antes de hablar.

>>Parece que nunca soy capaz de ocuparme de Harry, no como prometí que haría. Tampoco digo, o hago, las cosas correctas, pero me preocupo por él. Trátalo bien.

—Lo haré —le aseguró—. Pero también me gustaría pedirte un favor.

Las cejas del otro se alzaron con sorpresa.

—¿Qué?

El Slytherin lo miró a los ojos y dijo con firmeza.

—No lo entiendo en absoluto, pero después de estar solo por largo tiempo, me encuentro enamorado de tu ahijado. Apreciaría enormemente si no lo volvieras a insultar en mi presencia.

Sirius se estremeció.

—Haré todo lo posible.

—Gracias —asintió brevemente—. Cuando estés alrededor, trataré de dominar mi recién descubierto deseo de hablar libremente.

—Oh, no, no lo harás —exclamó Harry de repente, haciendo que todos lo observaran mientras lanzaba a Severus una mirada decidida—. Me gusta mucho tu actual estado relajado, para variar. Sirius puede aprender a vivir con eso o puede irse.

—Harry —comenzó a razonar el maestro de Pociones, pero su pareja lo interrumpió.

—No. Tú eres más feliz sin intentar ocultar todo detrás de un ceño fruncido y ambos lo sabemos, Sev —expresó con firmeza—. No me hagas tener que maldecirte para conseguir tu atención.

El hombre le lanzó una mirada perpleja.

—Creí que no estabas prestando atención cuando te dije que me gustaba que tuvieras tus propias opiniones.

Harry sonrió repentinamente.

—Siempre te escucho. Simplemente, no necesito admitirlo todo el tiempo.

Remus rió entre dientes y comentó:

—Eres igual que tu madre.

Severus se echó a reír mientras Harry sonreía.

—Gracias.

Remus le devolvió la sonrisa.

—De nada —miró a Sirius y le sonrió débilmente mientras preguntaba—: ¿Creo que vamos a ir a Londres esta mañana?

—Sí —aceptó rápidamente, antes de elevar la mano y hacer un movimiento vago al resto de la mesa—. Los veré en otro momento, tengo que ir a buscar algo a la habitación de Remus antes de irnos —y con eso empezó a caminar velozmente hacia la puerta, sin esperar la respuesta de nadie, alegre de tener una excusa para escapar.

Remus lo observó hasta que salió del comedor; luego, se giró a Severus y dijo quedamente:

—Yo me encargaré de él, Sev. Si de algo sirve, creo que recapacitará. Sólo que va ha mostrar una buena cantidad de bufidos y gruñidos antes de ceder. Es un testarudo perro viejo.

El otro sonrió.

—Gracias, Remus, pero ambos sabemos que nadie podrá cambiar su forma de pensar, ni siquiera tú. Tiene una determinación que muy pocos poseen.

—Aunque eso es algo bueno —comentó Remus, sonriendo—. Estaríamos en problemas si todos fueran tan tercos como Sirius.

Dumbledore soltó una risita y Severus sonrió irónicamente mientras replicaba:

—Ése es un buen punto. Disfruta tu paseo de hoy.

—Sí, que pases un buen día, Remus —convino Dumbledore, mientras Minerva asentía.

—Estoy seguro que lo tendré una vez Sirius de calme de nuevo —contestó con una sonrisa—. Buen día a todos.

Los demás replicaron son despedidas similares antes que Remus se encaminara hacia las puertas principales, partiendo rápidamente. Dumbledore y Minerva comenzaron a discutir un artículo de la última edición de Transformaciones al Día, debatiendo sobre hechizos de cambio, en un intento por permitir que Harry y Severus desayunaran en paz. Estos comenzaron a comer, agradecidos por el sencillo hechizo de calor en los platos, que había evitado que su desayuno estuviera completamente helado. Escucharon la conversación mientras comían, ofreciendo alguna pregunta o comentario de vez en cuando, pero principalmente dedicándose a degustar los alimentos.



*The Hash Marihuana Hemp Museum: Un museo que expone todo lo relacionado con la cultura del cannabis y su impacto en la sociedad a lo largo de la historia. Cada año, 75.000 visitantes de todas las partes del planeta visitan este peculiar museo único en el mundo.
Los visitantes disfrutan de un tour informativo donde podrán conocer con todo detalle la historia del cannabis, su uso en la medicina, la agricultura y la industria y su relación con la cultura y la religión.
Una colección de fotos sirve como soporte para explicar el proceso artesanal de fabricación de cannabis en Afghanistán y su influencia en oriente próximo durante siglos. Avanzamos en el tiempo hasta el siglo XIX, para conocer la parafernalia comercial que existía en torno a la marihuana y el papel de la planta desde la era de explosión del Jazz hasta la cultura pop.




sevWrapped Around His Finger. Capítulo 12 Cap.13_zpsudqtctd2 harry



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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 12   Wrapped Around His Finger. Capítulo 12 I_icon_minitimeVie Jun 20, 2014 10:34 am

creo que cante victoria antes de tiempo, Sirius es demasiado terco, pero es muy cierto todo lo que dijeron espero que recapacite pronto Very Happy
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 12   Wrapped Around His Finger. Capítulo 12 I_icon_minitimeJue Sep 17, 2015 5:59 pm

Definitivamente Sirius es un idiota jajajja, osea el es el unico que le pone el nombre de "puta" a Harry nadie, ni siquiera los presente dieron a entender eso, el solo ve lo que quiere. Enserio le odiiiiiooooo con odiiioooo jarocho jajajaja.

Bueno lo importante de todo es que Sev y Harry ya dieron un paso mayor en su relación y eso es bueno, y me encanta, la forma en que se llevan, la felicidad que irradian ambos, de verdad solo los ciegos no lo ven, pero bueno.
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 12   Wrapped Around His Finger. Capítulo 12 I_icon_minitime

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