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| Módulo 9. Práctica. Acentuación I | |
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alisevv
Cantidad de envíos : 6728 Fecha de nacimiento : 15/01/1930 Edad : 94 Galeones Snarry : 241687 Fecha de inscripción : 08/01/2009
| Tema: Módulo 9. Práctica. Acentuación I Miér Jun 03, 2009 4:07 pm | |
| EJERCICIOS1-. Separe en sílabas las siguientes palabras (notar que en la ejercitación todavía no vamos a incluir diptongos ni triptongos)ACORDEÓN VALOR ÁGUILA ALGODÓN ALGÚN CARNAVAL FÁCILMENTE LÍCITAMENTE BISTEC SUBTERRÁNEO TRISÍLABA AMAN ACABAR CRUSTÁCEO BÚHO ADEMÁS ESTENTÓREO COHIBIDO CONSTERNADO ABSTRACTO ESCÓNDESELO ÁFRICA TELEFONEAR BELLÍSIMO ESDRÚJULA INÚTIL VÍCTIMA ALREDEDOR VERDUGO MANTEL MANIQUÍ TERMÍNATELO HERBÁCEO MONOSÍLABA GRISÁCEO PERJUDICAR PRESBÍTERO ACÚSTICORespuesta- Spoiler:
A-COR-DE-ÓN VA-LOR Á-GUI-LA AL-GO-DÓN AL-GÚN CAR-NA-VAL FÁ-CIL-MEN-TE LÍ-CI-TA-MEN-TE BIS-TEC SUB-TE-RRÁ-NE-O TRI-SÍ-LA-BA A-MAN A-CA-BAR CRUS-TÁ-CE-O BÚ-HO A-DE-MÁS ES-TEN-TÓ-RE-O CO-HI-BI-DO CONS-TER-NA-DO ABS-TRAC-TO ES-CÓN-DE-SE-LO Á-FRI-CA TE-LE-FO-NE-AR BE-LLÍ-SI-MO ES-DRÚ-JU-LA I-NÚ-TIL VÍC-TI-MA AL-RE-DE-DOR VER-DU-GO MAN-TEL MA-NI-QUÍ TER-MÍ-NA-TE-LO HER-BÁ-CE-O MO-NO-SÍ-LA-BA GRI-SÁ-CE-O PER-JU-DI-CAR PRES-BÍ-TE-RO A-CÚS-TI-CO
Última edición por alisevv el Miér Jun 03, 2009 4:28 pm, editado 1 vez | |
| | | alisevv
Cantidad de envíos : 6728 Fecha de nacimiento : 15/01/1930 Edad : 94 Galeones Snarry : 241687 Fecha de inscripción : 08/01/2009
| Tema: Re: Módulo 9. Práctica. Acentuación I Miér Jun 03, 2009 4:08 pm | |
| 2-. Clasifique las siguientes palabras según sean Agudas, Graves, Esdrújulas o SobreesdrújulasMESA CICLÓN TERMÍNATELO AUTOBÚS ESPERANZA ÁBACO VALOR HÉROE EMPERATRIZ HERMANDAD BÁSICO PERJUDICAR TABERNÁCULO ESPORÁDICO AÉREO PORTAVOZ PÁJARO CAMA SALA SALÓN ACORDEÓN VERGONZOSO AMANECER Respuesta- Spoiler:
MESA (grave) CICLÓN (aguda) TERMÍNATELO (sobreesdrújula) AUTOBÚS (aguda) ESPERANZA (grave) ÁBACO (esdrújula) VALOR (aguda) HÉROE (esdrújula) EMPERATRIZ (aguda) HERMANDAD (aguda) BÁSICO (esdrújula) PERJUDICAR (aguda) TABERNÁCULO (esdrújula) ESPORÁDICO (esdrújula) AÉREO (esdrújula) PORTAVOZ (aguda) PÁJARO (esdrújula) CAMA (grave) SALA (grave) SALÓN (aguda) ACORDEÓN (aguda) VERGONZOSO (grave) AMANECER (aguda)
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| Tema: Re: Módulo 9. Práctica. Acentuación I Miér Jun 03, 2009 4:10 pm | |
| 3-. A algunas de las siguientes palabras se le ha perdido el acento ortográfico. Defina a cuáles y acentúelas correctamente.Parvulo Perverso Petroleo Uña Femur Formidable Patologico Feroz Ferreo Flexion Flexionar Parabola Fabrica Frivolo Cantaro Caracter Carbon Carcel Deportivo Azafran Evaporacion Angulo Arcen Brujula Compas Marfil Delfin Debil Detras Mesa Ciclon Terminatelo Autobus Esperanza Abaco Valor Heroe Emperatriz Hermandad Basico Perjudicar Tabernaculo Esporadico Aereo Portavoz Pajaro Cama Sala Salon Acordeon Vergonzoso Amanecer Acordeon Valor Aguila Algodon Algun Carnaval Facilmente Licitamente Bistec Subterraneo Trisilaba Aman Acabar Crustaceo Buho Ademas Estentoreo Cohibido Consternado Abstracto Escondeselo Africa Telefonear Bellisimo Esdrujula Inutil Victima Alrededor Verdugo Mantel Maniqui Terminatelo Herbaceo Monosilaba Grisaceo Perjudicar Presbitero AcusticoRespuesta- Spoiler:
Párvulo Perverso Petróleo Uña Fémur Formidable Patológico Feroz Férreo Flexión Flexionar Parábola Fábrica Frívolo Cántaro Carácter Carbón Cárcel Deportivo Azafrán Evaporación Ángulo Arcén Brújula Compás Marfil Delfín Débil Detrás Mesa Ciclón Termínatelo Autobús Esperanza Ábaco Valor Héroe Emperatriz Hermandad Básico Perjudicar Tabernáculo Esporádico Aéreo Portavoz Pájaro Cama Sala Salón Acordeón Vergonzoso Amanecer Acordeón Valor Águila Algodón Algún Carnaval Fácilmente Lícitamente Bistec Subterráneo Trisílaba Aman Acabar Crustáceo Búho Además Estentóreo Cohibido Consternado Abstracto Escóndeselo África Telefonear Bellísimo Esdrújula Inútil Víctima Alrededor Verdugo Mantel Maniquí Termínatelo Herbáceo Monosílaba Grisáceo Perjudicar Presbítero Acústico
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Cantidad de envíos : 6728 Fecha de nacimiento : 15/01/1930 Edad : 94 Galeones Snarry : 241687 Fecha de inscripción : 08/01/2009
| Tema: Re: Módulo 9. Práctica. Acentuación I Miér Jun 03, 2009 4:11 pm | |
| 4-. En las siguientes oraciones se han suprimido algunos acentos. Complétalos para que sean ortográficamente correctas1-. Tenía la virtud de hacer facil lo dificil. 2-. El agil animal corría resaltando su gracil figura. 3-. El habil consul logro sacarle de la carcel. 4-. El almibar se prepara con azucar. 5-. El arbol plantado en tierra fertil siempre dara buenos frutos. 6-. El fuerte mastil de aquel barco, al final resulto fragil. 7-. Sobre la mesa de marmol había un hermoso joyero de nacar. 8-. Cruzo cuando el semaforo estaba ya de color ambar. 9-. Los señores Gonzalez y Jimenez pedían un referendum. 10-. Nicolas se marcho a tomar cafe con Ines. 11-. Yo me quede en el sofa viendo la television. 12-. El equipo burgales de Aranda gano al frances. 13-. Don Tomas Martin fue mi profesor y director. 14-. La gran batalla de Lepanto se libro cerca de Corfu. 15-. Julian le paso el balon a Valentin y metio gol. 16-. Andres se despidio de mí antes de marcharse a Irún. 17-. Ahora tendre que estar aqui cuidando del bebe. 18-. Cuando el ladron salto al jardin, le mordio el mastin. 19-. Roman tocaba el violin mientras yo estudiaba la leccion. 20-. El celebre interprete se convirtio en un heroe. 21-. El dibujo de esta lamina tiene muchisimo merito. 22-. La linea del telefono funciona estupendamente. 23-. No es un buen metodo usar demasiado el latigo. 24-. Los parvulos no tienen clase los sabados. 25-. El mecanico solía librar los miércoles. 26-. En Quimica, la H es el simbolo del hidrogeno. 27-. Tu amigo me llamo por telefono y estuvo amabilisimo. 28-. Traeme exactamente dos decametros y cinco centimetros de cinta. 29-. Aquel alferez se llamaba Victor Gonzalez Fernandez. 30-. Había nacido en Bejar, pero estaba destinado en Cadiz. 31-. Felix guardaba en su album fotografías sobre el río Jucar. 32-. El crater de aquel volcan infundía verdadero miedo. 33-. Mi amigo Hernandez estaba de huesped en una pension. 34-. En mi automovil siempre llevo algo util para el viaje. 35-. El datil es el fruto natural de la palmera. 36-. Cesar era realmente un hombre habil. 37-. Es inutil insistir ante el caracter de Sanchez. 38-. El apostol Pedro murio martir 39-. Como nadie seguía bien el compas, todo resulto fatal. 40-. Murio en la mina de carbon por una explosion de grisu.Respuesta- Spoiler:
1-. Tenía la virtud de hacer fácil lo difícil. 2-. El ágil animal corría resaltando su grácil figura. 3-. El hábil cónsul logró sacarle de la cárcel. 4-. El almíbar se prepara con azúcar. 5-. El árbol plantado en tierra fértil siempre dará buenos frutos. 6-. El fuerte mástil de aquel barco, al final resultó frágil. 7-. Sobre la mesa de mármol había un hermoso joyero de nácar. 8-. Cruzó cuando el semáforo estaba ya de color ámbar. 9-. Los señores González y Jiménez pedían un referéndum. 10-. Nicolás se marchó a tomar café con Inés. 11-. Yo me quedé en el sofá viendo la televisión. 12-. El equipo burgalés de Aranda ganó al francés. 13-. Don Tomas Martín fue mi profesor y director. 14-. La gran batalla de Lepanto se libró cerca de Corfú. 15-. Julián le pasó el balón a Valentín y metió gol. 16-. Andrés se despidió de mí antes de marcharse a Irún. 17-. Ahora tendré que estar aquí cuidando del bebé. 18-. Cuando el ladrón saltó al jardín, le mordió el mastín. 19-. Román tocaba el violín mientras yo estudiaba la lección. 20-. El célebre interprete se convirtió en un héroe. 21-. El dibujo de esta lámina tiene muchísimo mérito. 22-. La línea del teléfono funciona estupendamente. 23-. No es un buen método usar demasiado el látigo. 24-. Los párvulos no tienen clase los sábados. 25-. El mecánico solía librar los miércoles. 26-. En Química, la H es el símbolo del hidrogeno. 27-. Tu amigo me llamo por teléfono y estuvo amabilísimo. 28-. Tráeme exactamente dos decámetros y cinco centímetros de cinta. 29-. Aquel alférez se llamaba Víctor González Fernández. 30-. Había nacido en Béjar, pero estaba destinado en Cádiz. 31-. Félix guardaba en su álbum fotografías sobre el río Júcar. 32-. El cráter de aquel volcán infundía verdadero miedo. 33-. Mi amigo Hernández estaba de huésped en una pensión. 34-. En mi automóvil siempre llevo algo útil para el viaje. 35-. El dátil es el fruto natural de la palmera. 36-. Cesar era realmente un hombre hábil. 37-. Es inútil insistir ante el carácter de Sánchez. 38-. El apóstol Pedro murió mártir 39-. Como nadie seguía bien el compás, todo resulto fatal. 40-. Murió en la mina de carbón por una explosión de grisú.
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Cantidad de envíos : 6728 Fecha de nacimiento : 15/01/1930 Edad : 94 Galeones Snarry : 241687 Fecha de inscripción : 08/01/2009
| Tema: Re: Módulo 9. Práctica. Acentuación I Miér Jun 03, 2009 4:13 pm | |
| 5-. En el siguiente fragmento de Cuento de Navidad, de Charles Dickens, se han perdido varios acentos. Busque a ver si puede encontrarlos todosRetrocedio aterrado pues la escena había cambiado y ahora casi tocaba una cama, una cama desnuda, sin cortinas, y en ella, bajo una sabana andrajosa yacía algo tapado que, aunque mudo,se anunciaba con espantoso lenguaje.
La habitacion estaba muy oscura, demasiado oscura para ver con detalle aunque Scrooge, obedeciendo a un impulso secreto, miraba ansioso de saber qué clase de habitacion era. Del exterior venía una palida luz que caía directamente sobre el lecho, y en éste yacía el cadaver de aquel hombre, despojado, desposeído, sin que le velaran, sin que le lloraran, sin que le atendieran.
Scrooge echo una ojeada al fantasma. Su mano invariable apuntaba a la cabeza. La cobertura estaba colocada con tal descuido que la más ligera elevacion, el movimiento de un dedo de Scrooge, habría bastado para dejar el rostro al descubierto. Él lo penso, sabía cuán facil sería y estaba deseando hacerlo, pero para retirar el velo no tenía más capacidad que para alejar al espectro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, rigida y atroz, eleva aquí tu altar y vistelo con esos pavores que solo a ti obedecen porque este es tu reino! Pero en tus terribles propositos no podras volver odioso un solo rasgo ni tocar un solo cabello de los rostros amados, honrados y reverenciados. Y no es porque la mano sea pesada y se desplome al soltarla, ni porque se hayan parado los pulsos y el corazon, sino porque ERA una mano abierta, generosa; fiel; porque era un corazon valiente, calido y tierno; porque el pulso era un pulso de un hombre de verdad. ¡Golpea, sombra, golpea y veras cómo manan de la herida sus buenas obras para sembrar en el mundo vida inmortal!
Ninguna voz pronuncio esas palabras al oído de Scrooge y sin embargo las escucho cuando estaba mirando el lecho. Si este hombre se pudiera levantar ahora, penso, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La avaricia, el trato despiadado, la intención de acaparar? ¡A buen fin le habían llevado, en verdad!
Allí yacía el cadaver, en la oscura casa vacía, sin un hombre, mujer o niño que le dijera que había sido atento con él en esto o aquello, y que en memoria de una palabra amable sería amable con él. Un gato arañaba la puerta y se escuchaba un sonido de ratas royendo bajo la chimenea.
Scrooge no se atrevio a pensar qué buscaban en la habitación del muerto ni por qué estaban tan agitados a impacientes.
«¡Espiritu», dijo él, «este lugar es horrible. Después de salir de aquí no olvidaré la lección, creeme. ¡Vámonos!»
Pero el fantasma siguio apuntando con un dedo inmovil a la cabeza.
«Te comprendo», dijo Scrooge, «y lo haría si fuera capaz. Pero no tengo fuerzas, espiritu, no tengo valor.»
Otra vez parecio que le miraba.
«Si hay en la ciudad alguna persona que sienta emocion por la muerte de este hombre», dijo Scrooge dolido, «muéstramela, espiritu, te lo suplico.»
El fantasma desplego su oscuro manto durante unos instantes, como si fuera un ala, y al recogerlo dejo ver una estancia iluminada por la luz del día, donde estaba una madre con sus hijos.
Ella esperaba a alguien con ansiedad, pues iba de un lado a otro de la habitación, se asomaba a la ventana, miraba el reloj, intentaba -en vano- hacer labor con la aguja y apenas podía soportar las voces de los niños que jugaban.
Al fin, se escucho la llamada tanto tiempo esperada. Ella se precipito a abrir la puerta para recibir a su marido, un hombre cuyo rostro reflejaba preocupacion y tristeza, aunque era joven.
Ahora tenía una expresion extraña, una especie de intenso regocijo que le hacía sentirse avergonzado y que procuraba reprimir.Respuesta - Spoiler:
Retrocedió aterrado pues la escena había cambiado y ahora casi tocaba una cama, una cama desnuda, sin cortinas, y en ella, bajo una sábana andrajosa yacía algo tapado que, aunque mudo, se anunciaba con espantoso lenguaje.
La habitación estaba muy oscura, demasiado oscura para ver con detalle aunque Scrooge, obedeciendo a un impulso secreto, miraba ansioso de saber qué clase de habitación era. Del exterior venía una pálida luz que caía directamente sobre el lecho, y en éste yacía el cadáver de aquel hombre, despojado, desposeído, sin que le velaran, sin que le lloraran, sin que le atendieran.
Scrooge echó una ojeada al fantasma. Su mano invariable apuntaba a la cabeza. La cobertura estaba colocada con tal descuido que la más ligera elevación, el movimiento de un dedo de Scrooge, habría bastado para dejar el rostro al descubierto. El lo pensó, sabía cuán fácil sería y estaba deseando hacerlo, pero para retirar el velo no tenía más capacidad que para alejar al espectro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, rígida y atroz, eleva aquí tu altar y vístelo con esos pavores que sólo a ti obedecen porque este es tu reino! Pero en tus terribles propósitos no podrás volver odioso un solo rasgo ni tocar un solo cabello de los rostros amados, honrados y reverenciados. Y no es porque la mano sea pesada y se desplome al soltarla, ni porque se hayan parado los pulsos y el corazón, sino porque ERA una mano abierta, generosa; fiel; porque era un corazón valiente, cálido y tierno; porque el pulso era un pulso de un hombre de verdad. ¡Golpea, sombra, golpea y verás cómo manan de la herida sus buenas obras para sembrar en el mundo vida inmortal!
Ninguna voz pronunció esas palabras al oído de Scrooge y sin embargo las escuchó cuando estaba mirando el lecho. Si este hombre se pudiera levantar ahora, pensó, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La avaricia, el trato despiadado, la intención de acaparar? ¡A buen fin le habían llevado, en verdad!
Allí yacía el cadáver, en la oscura casa vacía, sin un hombre, mujer o niño que le dijera que había sido atento con él en esto o aquello, y que en memoria de una palabra amable sería amable con él. Un gato arañaba la puerta y se escuchaba un sonido de ratas royendo bajo la chimenea.
Scrooge no se atrevió a pensar qué buscaban en la habitación del muerto ni por qué estaban tan agitados a impacientes.
«¡Espíritu», dijo él, «este lugar es horrible. Después de salir de aquí no olvidaré la lección, créeme. ¡Vámonos!»
Pero el fantasma siguió apuntando con un dedo inmóvil a la cabeza.
«Te comprendo», dijo Scrooge, «y lo haría si fuera capaz. Pero no tengo fuerzas, espíritu, no tengo valor.»
Otra vez pareció que le miraba.
«Si hay en la ciudad alguna persona que sienta emoción por la muerte de este hombre», dijo Scrooge dolido, «muéstramela, espíritu, te lo suplico.»
El fantasma desplegó su oscuro manto durante unos instantes, como si fuera un ala, y al recogerlo dejó ver una estancia iluminada por la luz del día, donde estaba una madre con sus hijos.
Ella esperaba a alguien con ansiedad, pues iba de un lado a otro de la habitación, se asomaba a la ventana, miraba el reloj, intentaba -en vano- hacer labor con la aguja y apenas podía soportar las voces de los niños que jugaban.
Al fin, se escuchó la llamada tanto tiempo esperada. Ella se precipitó a abrir la puerta para recibir a su marido, un hombre cuyo rostro reflejaba preocupación y tristeza, aunque era joven.
Ahora tenía una expresión extraña, una especie de intenso regocijo que le hacía sentirse avergonzado y que procuraba reprimir.
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Cantidad de envíos : 6728 Fecha de nacimiento : 15/01/1930 Edad : 94 Galeones Snarry : 241687 Fecha de inscripción : 08/01/2009
| Tema: Re: Módulo 9. Práctica. Acentuación I Miér Jun 03, 2009 4:14 pm | |
| 6-. En el siguiente trozo de Cuento de Navidad, coloque correctamente las letras faltantes, ya sean B o VRetrocedió aterrado pues la escena ha__ía cam__iado y ahora casi toca__a una cama, una cama desnuda, sin cortinas, y en ella, _ajo una sá__ana andrajosa yacía algo tapado que, aunque mudo, se anuncia__a con espantoso lenguaje.
La ha__itación esta__a muy oscura, demasiado oscura para _er con detalle aunque Scrooge, O__edeciendo a un impulso secreto, mira__a ansioso de sa__er qué clase de habitación era. Del exterior _enía una pálida luz que caía directamente sobre el lecho, y en éste yacía el cadá__er de aquel hombre, despojado, desposeído, sin que le _elaran, sin que le lloraran, sin que le atendieran.
Scrooge echó una ojeada al fantasma. Su mano in__ariable apunta__a a la cabeza. La co__ertura esta__a colocada con tal descuido que la más ligera ele__ación, el mo__imiento de un dedo de Scrooge, ha__ría _astado para dejar el rostro al descu__ierto. El lo pensó, sabía cuán fácil sería y esta__a deseando hacerlo, pero para retirar el _elo no tenía más capacidad que para alejar al espectro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, rígida y atroz, ele__a aquí tu altar y _ístelo con esos pa__ores que sólo a ti o__edecen porque este es tu reino! Pero en tus terribles propósitos no podrás vol__er odioso un solo rasgo ni tocar un solo ca__ello de los rostros amados, honrados y re__erenciados. Y no es porque la mano sea pesada y se desplome al soltarla, ni porque se hayan parado los pulsos y el corazón, sino porque ERA una mano a__ierta, generosa; fiel; porque era un corazón _aliente, cálido y tierno; porque el pulso era un pulso de un hombre de _erdad. ¡Golpea, sombra, golpea y _erás cómo manan de la herida sus buenas obras para sembrar en el mundo _ida inmortal!
Ninguna _oz pronunció esas palabras al oído de Scrooge y sin em__argo las escuchó cuando Esta__a mirando el lecho. Si este hombre se pudiera le__antar ahora, pensó, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La a__aricia, el trato despiadado, la intención de acaparar? ¡A buen fin le ha__ían lle__ado, en _erdad!
Allí yacía el cadá__er, en la oscura casa _acía, sin un hombre, mujer o niño que le dijera que Ha__ía sido atento con él en esto o aquello, y que en memoria de una palabra ama__le sería ama__le con él. Un gato araña__a la puerta y se escucha__a un sonido de ratas royendo bajo la chimenea.
Scrooge no se atre__ió a pensar qué busca__an en la habitación del muerto ni por qué esta__an tan agitados a impacientes.
«¡Espíritu», dijo él, «este lugar es horri__le. Después de salir de aquí no ol__idaré la lección, créeme. ¡Vámonos!»
Pero el fantasma siguió apuntando con un dedo inmó__il a la cabeza.
«Te comprendo», dijo Scrooge, «y lo haría si fuera capaz. Pero no tengo fuerzas, espíritu, no tengo _alor.»
Otra _ez pareció que le mira__a.
«Si hay en la ciudad alguna persona que sienta emoción por la muerte de este hombre», dijo Scrooge dolido, «muéstramela, espíritu, te lo suplico.»
El fantasma desplegó su oscuro manto durante unos instantes, como si fuera un ala, y al recogerlo dejó ver una estancia iluminada por la luz del día, donde esta__a una madre con sus hijos.
Ella espera__a a alguien con ansiedad, pues i__a de un lado a otro de la habitación, se asoma__a a la ventana, mira__a el reloj, intenta__a -en _ano- hacer la__or con la aguja y apenas podía soportar las _oces de los niños que juga__an.
Al fin, se escuchó la llamada tanto tiempo esperada. Ella se precipitó a a__rir la puerta para Reci__ir a su marido, un hombre cuyo rostro refleja__a preocupación y tristeza, aunque era jo__en.
Ahora tenía una expresión extraña, una especie de intenso regocijo que le hacía sentirse A__ergonzado y que procura__a reprimir.Respuesta - Spoiler:
Retrocedió aterrado pues la escena había cambiado y ahora casi tocaba una cama, una cama desnuda, sin cortinas, y en ella, bajo una sábana andrajosa yacía algo tapado que, aunque mudo, se anunciaba con espantoso lenguaje.
La habitación estaba muy oscura, demasiado oscura para ver con detalle aunque Scrooge, obedeciendo a un impulso secreto, miraba ansioso de saber qué clase de habitación era. Del exterior venía una pálida luz que caía directamente sobre el lecho, y en éste yacía el cadáver de aquel hombre, despojado, desposeído, sin que le velaran, sin que le lloraran, sin que le atendieran.
Scrooge echó una ojeada al fantasma. Su mano invariable apuntaba a la cabeza. La cobertura estaba colocada con tal descuido que la más ligera elevación, el movimiento de un dedo de Scrooge, habría bastado para dejar el rostro al descubierto. El lo pensó, sabía cuán fácil sería y estaba deseando hacerlo, pero para retirar el velo no tenía más capacidad que para alejar al espectro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, rígida y atroz, eleva aquí tu altar y vístelo con esos pavores que sólo a ti obedecen porque este es tu reino! Pero en tus terribles propósitos no podrás volver odioso un solo rasgo ni tocar un solo cabello de los rostros amados, honrados y reverenciados. Y no es porque la mano sea pesada y se desplome al soltarla, ni porque se hayan parado los pulsos y el corazón, sino porque ERA una mano abierta, generosa; fiel; porque era un corazón valiente, cálido y tierno; porque el pulso era un pulso de un hombre de verdad. ¡Golpea, sombra, golpea y verás cómo manan de la herida sus buenas obras para sembrar en el mundo vida inmortal!
Ninguna voz pronunció esas palabras al oído de Scrooge y sin embargo las escuchó cuando estaba mirando el lecho. Si este hombre se pudiera levantar ahora, pensó, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La avaricia, el trato despiadado, la intención de acaparar? ¡A buen fin le habían llevado, en verdad!
Allí yacía el cadáver, en la oscura casa vacía, sin un hombre, mujer o niño que le dijera que había sido atento con él en esto o aquello, y que en memoria de una palabra amable sería amable con él. Un gato arañaba la puerta y se escuchaba un sonido de ratas royendo bajo la chimenea.
Scrooge no se atrevió a pensar qué buscaban en la habitación del muerto ni por qué estaban tan agitados a impacientes.
«¡Espíritu», dijo él, «este lugar es horrible. Después de salir de aquí no olvidaré la lección, créeme. ¡Vámonos!»
Pero el fantasma siguió apuntando con un dedo inmóvil a la cabeza.
«Te comprendo», dijo Scrooge, «y lo haría si fuera capaz. Pero no tengo fuerzas, espíritu, no tengo valor.»
Otra vez pareció que le miraba.
«Si hay en la ciudad alguna persona que sienta emoción por la muerte de este hombre», dijo Scrooge dolido, «muéstramela, espíritu, te lo suplico.»
El fantasma desplegó su oscuro manto durante unos instantes, como si fuera un ala, y al recogerlo dejó ver una estancia iluminada por la luz del día, donde estaba una madre con sus hijos.
Ella esperaba a alguien con ansiedad, pues iba de un lado a otro de la habitación, se asomaba a la ventana, miraba el reloj, intentaba -en vano- hacer labor con la aguja y apenas podía soportar las voces de los niños que jugaban.
Al fin, se escuchó la llamada tanto tiempo esperada. Ella se precipitó a abrir la puerta para recibir a su marido, un hombre cuyo rostro reflejaba preocupación y tristeza, aunque era joven.
Ahora tenía una expresión extraña, una especie de intenso regocijo que le hacía sentirse avergonzado y que procuraba reprimir.
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Cantidad de envíos : 6728 Fecha de nacimiento : 15/01/1930 Edad : 94 Galeones Snarry : 241687 Fecha de inscripción : 08/01/2009
| Tema: Re: Módulo 9. Práctica. Acentuación I Miér Jun 03, 2009 4:15 pm | |
| 7-. En el siguiente trozo de Cuento de Navidad, coloque correctamente las letras faltantes, ya sean S, C, Z o XRetro__edió aterrado pues la es__ena había cambiado y ahora ca__i tocaba una cama, una cama de__nuda, sin cortinas, y en ella, bajo una _ábana andrajo__a yacía algo tapado que, aunque mudo, se anun__iaba con e__pantoso lenguaje.
La habita__ión estaba muy o__cura, dema__iado o__cura para ver con detalle aunque Scrooge, obede__iendo a un impul__o secreto, miraba an__ioso de _aber qué cla__e de habita__ión era. Del e__terior venía una pálida lu_ que caía dire__tamente sobre el lecho, y en éste ya__ía el cadáver de aquel hombre, de__pojado, de__poseído, sin que le velaran, sin que le lloraran, sin que le atendieran.
Scrooge echó una ojeada al fanta__ma. Su mano invariable apuntaba a la cabe__a. La cobertura e__taba colocada con tal de__cuido que la más ligera elevación, el movimiento de un dedo de Scrooge, habría ba__tado para dejar el ro__tro al de__cubierto. El lo pen__ó, sabía cuán fá__il sería y estaba de__eando ha__erlo, pero para retirar el velo no tenía más capa__idad que para alejar al ESPE__tro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, rígida y atro_, eleva aquí tu altar y ví__telo con esos pavores que sólo a ti obede__en porque este es tu reino! Pero en tus terribles propó__itos no podrás volver odio__o un solo ra__go ni tocar un solo cabello de los ro__tros amados, honrados y reveren__iados. Y no es porque la mano sea pe__ada y se de__plome al soltarla, ni porque se hayan parado los pul__os y el cora__ón, sino porque ERA una mano abierta, genero__a; fiel; porque era un cora__ón valiente, cálido y tierno; porque el pul__o era un pul__o de un hombre de verdad. ¡Golpea, sombra, golpea y verás cómo manan de la herida sus buenas obras para sembrar en el mundo vida inmortal!
Ninguna vo_ pronun__ió esas palabras al oído de Scrooge y sin embargo las e__cuchó cuando estaba mirando el lecho. Si este hombre se pudiera levantar ahora, pen__ó, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La avari__ia, el trato de__piadado, la inten__ión de acaparar? ¡A buen fin le habían llevado, en verdad!
Allí ya__ía el cadáver, en la o__cura casa va__ía, sin un hombre, mujer o niño que le dijera que había sido atento con él en esto o aquello, y que en memoria de una palabra amable sería amable con él. Un gato arañaba la puerta y se e__cuchaba un _onido de ratas royendo bajo la chimenea.
Scrooge no se atrevió a pen__ar qué bu__caban en la habita__ión del muerto ni por qué estaban tan agitados a impa__ientes.
«¡E__píritu», dijo él, «este lugar es horrible. Después de salir de aquí no olvidaré la lección, créeme. ¡Vámonos!»
Pero el fanta__ma siguió apuntando con un dedo inmóvil a la cabe__a.
«Te comprendo», dijo Scrooge, «y lo haría si fuera capa_. Pero no tengo fuer__as, e__píritu, no tengo valor.»
Otra ve_ pare__ió que le miraba.
«Si hay en la ciudad alguna per__ona que _ienta emo__ión por la muerte de este hombre», dijo Scrooge dolido, «mué__tramela, espíritu, te lo suplico.»
El fanta__ma de__plegó su o__curo manto durante unos in__tantes, como si fuera un ala, y al recogerlo dejó ver una e__tancia iluminada por la lu_ del día, donde e__taba una madre con sus hijos.
Ella e__peraba a alguien con an__iedad, pues iba de un lado a otro de la habita__ión, se a__omaba a la ventana, miraba el reloj, intentaba -en vano- ha__er labor con la aguja y apenas podía _oportar las vo__es de los niños que jugaban.
Al fin, se e__cuchó la llamada tanto tiempo e__perada. Ella se pre__ipitó a abrir la puerta para re__ibir a su marido, un hombre cuyo rostro reflejaba preocupa__ión y tristeza, aunque era joven.
Ahora tenía una e__presión e__traña, una e__pecie de inten__o rego__ijo que le ha__ía sentirse avergon__ado y que procuraba reprimir.Respuesta - Spoiler:
Retrocedió aterrado pues la escena había cambiado y ahora casi tocaba una cama, una cama desnuda, sin cortinas, y en ella, bajo una sábana andrajosa yacía algo tapado que, aunque mudo, se anunciaba con espantoso lenguaje.
La habitación estaba muy oscura, demasiado oscura para ver con detalle aunque Scrooge, obedeciendo a un impulso secreto, miraba ansioso de saber qué clase de habitación era. Del exterior venía una pálida luz que caía directamente sobre el lecho, y en éste yacía el cadáver de aquel hombre, despojado, desposeído, sin que le velaran, sin que le lloraran, sin que le atendieran.
Scrooge echó una ojeada al fantasma. Su mano invariable apuntaba a la cabeza. La cobertura estaba colocada con tal descuido que la más ligera elevación, el movimiento de un dedo de Scrooge, habría bastado para dejar el rostro al descubierto. El lo pensó, sabía cuán fácil sería y estaba deseando hacerlo, pero para retirar el velo no tenía más capacidad que para alejar al espectro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, rígida y atroz, eleva aquí tu altar y vístelo con esos pavores que sólo a ti obedecen porque este es tu reino! Pero en tus terribles propósitos no podrás volver odioso un solo rasgo ni tocar un solo cabello de los rostros amados, honrados y reverenciados. Y no es porque la mano sea pesada y se desplome al soltarla, ni porque se hayan parado los pulsos y el corazón, sino porque ERA una mano abierta, generosa; fiel; porque era un corazón valiente, cálido y tierno; porque el pulso era un pulso de un hombre de verdad. ¡Golpea, sombra, golpea y verás cómo manan de la herida sus buenas obras para sembrar en el mundo vida inmortal!
Ninguna voz pronunció esas palabras al oído de Scrooge y sin embargo las escuchó cuando estaba mirando el lecho. Si este hombre se pudiera levantar ahora, pensó, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La avaricia, el trato despiadado, la intención de acaparar? ¡A buen fin le habían llevado, en verdad!
Allí yacía el cadáver, en la oscura casa vacía, sin un hombre, mujer o niño que le dijera que había sido atento con él en esto o aquello, y que en memoria de una palabra amable sería amable con él. Un gato arañaba la puerta y se escuchaba un sonido de ratas royendo bajo la chimenea.
Scrooge no se atrevió a pensar qué buscaban en la habitación del muerto ni por qué estaban tan agitados a impacientes.
«¡Espíritu», dijo él, «este lugar es horrible. Después de salir de aquí no olvidaré la lección, créeme. ¡Vámonos!»
Pero el fantasma siguió apuntando con un dedo inmóvil a la cabeza.
«Te comprendo», dijo Scrooge, «y lo haría si fuera capaz. Pero no tengo fuerzas, espíritu, no tengo valor.»
Otra vez pareció que le miraba.
«Si hay en la ciudad alguna persona que sienta emoción por la muerte de este hombre», dijo Scrooge dolido, «muéstramela, espíritu, te lo suplico.»
El fantasma desplegó su oscuro manto durante unos instantes, como si fuera un ala, y al recogerlo dejó ver una estancia iluminada por la luz del día, donde estaba una madre con sus hijos.
Ella esperaba a alguien con ansiedad, pues iba de un lado a otro de la habitación, se asomaba a la ventana, miraba el reloj, intentaba -en vano- hacer labor con la aguja y apenas podía soportar las voces de los niños que jugaban.
Al fin, se escuchó la llamada tanto tiempo esperada. Ella se precipitó a abrir la puerta para recibir a su marido, un hombre cuyo rostro reflejaba preocupación y tristeza, aunque era joven.
Ahora tenía una expresión extraña, una especie de intenso regocijo que le hacía sentirse avergonzado y que procuraba reprimir.
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Cantidad de envíos : 6728 Fecha de nacimiento : 15/01/1930 Edad : 94 Galeones Snarry : 241687 Fecha de inscripción : 08/01/2009
| Tema: Re: Módulo 9. Práctica. Acentuación I Miér Jun 03, 2009 4:17 pm | |
| 8-. En el siguiente trozo de Cuento de Navidad, coloque correctamente las letras faltantes, ya sean G, J, R o RRRetrocedió ate__ado pues la escena había cambiado y ahora casi tocaba una cama, una cama desnuda, sin co__tinas, y en ella, ba__o una sábana andra__osa yacía algo tapado que, aunque mudo, se anunciaba con espantoso lengua__e.
La habitación estaba muy osco__a, demasiado osco__a para ver con detalle aunque Scrooge, obedeciendo a un impulso secreto, miraba ansioso de sabe_ qué clase de habitación era. Del exterior venía una pálida luz que caía di__ectamente sobre el lecho, y en éste yacía el cadáver de aquel hombre, despo__ado, desposeído, sin que le velaran, sin que le lloraran, sin que le atendieran.
Scrooge echó una o__eada al fantasma. Su mano inva__iable apuntaba a la cabeza. La cobe__tura estaba colocada con tal descuido que la más li__era elevación, el movimiento de un dedo de Scrooge, hab__ía bastado para de__ar el _ostro al descubre__to. El lo pensó, sabía cuán fácil se__ía y estaba deseando hace__lo, pero para reti__ar el velo no tenía más capacidad que para ale__ar al espectro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, _ígida y atroz, eleva aquí tu alta_ y vístelo con esos pavo__es que sólo a ti obedecen porque este es tu _eino! Pero en tus te__ibles propósitos no pod__ás volve_ odioso un solo _asgo ni tocar un solo cabello de los _ostros amados, hon_ados y reve__enciados. Y no es porque la mano sea pesada y se desplome al solta__la, ni porque se hayan pa__ado los pulsos y el corazón, sino porque ERA una mano abierta, gene__osa; fiel; porque era un co__azón valiente, cálido y tie__no; porque el pulso era un pulso de un hombre de ve__dad. ¡Golpea, sombra, golpea y ve__ás cómo manan de la he__ida sus buenas obras para sembrar en el mundo vida inmo__tal!
Ninguna voz p__onunció esas palabras al oído de Scrooge y sin embargo las escuchó cuando estaba mirando el lecho. Si este hombre se pudiera levanta_ ahora, pensó, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La ava__icia, el trato despiadado, la intención de acapa__ar? ¡A buen fin le habían llevado, en verdad!
Allí yacía el cadáve_, en la osco__a casa vacía, sin un hombre, mujer o niño que le di__era que había sido atento con él en esto o aquello, y que en memoria de una palabra amable sería amable con él. Un _ato arañaba la puerta y se escuchaba un sonido de ratas royendo ba__o la chimenea.
Scrooge no se atrevió a pensar qué buscaban en la habitación del muerto ni por qué estaban tan a__itados a impacientes.
«¡Espíritu», dijo él, «este lugar es ho__ible. Después de Sali_ de aquí no olvidaré la lección, créeme. ¡Vámonos!»
Pero el fantasma si__uió apuntando con un dedo inmóvil a la cabeza.
«Te comprendo», dijo Scrooge, «y lo haría si fuera capaz. Pero no tengo fuerzas, espíritu, no tengo valor.»
Otra vez pareció que le miraba.
«Si hay en la ciudad al__una persona que sienta emoción por la muerte de este hombre», dijo Scrooge dolido, «muéstramela, espíritu, te lo suplico.»
El fantasma desple__ó su oscuro manto durante unos instantes, como si fuera un ala, y al Reco__erlo de__ó ver una estancia iluminada por la luz del día, donde estaba una madre con sus hijos.
Ella ESPE__aba a al__uien con ansiedad, pues iba de un lado a otro de la habitación, se asomaba a la ventana, miraba el _eloj, intentaba -en vano- hacer labor con la agu__a y apenas podía soportar las voces de los niños que ju_aban.
Al fin, se escuchó la llamada tanto tiempo espe_ada. Ella se precipitó a abrir la puerta para recibir a su ma__ido, un hombre cuyo _ostro refle__aba preocupación y tristeza, aunque era _oven.
Ahora tenía una expresión extraña, una especie de intenso regoci__o que le hacía sentirse Aver__onzado y que procuraba reprimir.Respuesta - Spoiler:
Retrocedió aterrado pues la escena había cambiado y ahora casi tocaba una cama, una cama desnuda, sin cortinas, y en ella, bajo una sábana andrajosa yacía algo tapado que, aunque mudo, se anunciaba con espantoso lenguaje.
La habitación estaba muy oscura, demasiado oscura para ver con detalle aunque Scrooge, obedeciendo a un impulso secreto, miraba ansioso de saber qué clase de habitación era. Del exterior venía una pálida luz que caía directamente sobre el lecho, y en éste yacía el cadáver de aquel hombre, despojado, desposeído, sin que le velaran, sin que le lloraran, sin que le atendieran.
Scrooge echó una ojeada al fantasma. Su mano invariable apuntaba a la cabeza. La cobertura estaba colocada con tal descuido que la más ligera elevación, el movimiento de un dedo de Scrooge, habría bastado para dejar el rostro al descubierto. El lo pensó, sabía cuán fácil sería y estaba deseando hacerlo, pero para retirar el velo no tenía más capacidad que para alejar al espectro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, rígida y atroz, eleva aquí tu altar y vístelo con esos pavores que sólo a ti obedecen porque este es tu reino! Pero en tus terribles propósitos no podrás volver odioso un solo rasgo ni tocar un solo cabello de los rostros amados, honrados y reverenciados. Y no es porque la mano sea pesada y se desplome al soltarla, ni porque se hayan parado los pulsos y el corazón, sino porque ERA una mano abierta, generosa; fiel; porque era un corazón valiente, cálido y tierno; porque el pulso era un pulso de un hombre de verdad. ¡Golpea, sombra, golpea y verás cómo manan de la herida sus buenas obras para sembrar en el mundo vida inmortal!
Ninguna voz pronunció esas palabras al oído de Scrooge y sin embargo las escuchó cuando estaba mirando el lecho. Si este hombre se pudiera levantar ahora, pensó, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La avaricia, el trato despiadado, la intención de acaparar? ¡A buen fin le habían llevado, en verdad!
Allí yacía el cadáver, en la oscura casa vacía, sin un hombre, mujer o niño que le dijera que había sido atento con él en esto o aquello, y que en memoria de una palabra amable sería amable con él. Un gato arañaba la puerta y se escuchaba un sonido de ratas royendo bajo la chimenea.
Scrooge no se atrevió a pensar qué buscaban en la habitación del muerto ni por qué estaban tan agitados a impacientes.
«¡Espíritu», dijo él, «este lugar es horrible. Después de salir de aquí no olvidaré la lección, créeme. ¡Vámonos!»
Pero el fantasma siguió apuntando con un dedo inmóvil a la cabeza.
«Te comprendo», dijo Scrooge, «y lo haría si fuera capaz. Pero no tengo fuerzas, espíritu, no tengo valor.»
Otra vez pareció que le miraba.
«Si hay en la ciudad alguna persona que sienta emoción por la muerte de este hombre», dijo Scrooge dolido, «muéstramela, espíritu, te lo suplico.»
El fantasma desplegó su oscuro manto durante unos instantes, como si fuera un ala, y al recogerlo dejó ver una estancia iluminada por la luz del día, donde estaba una madre con sus hijos.
Ella esperaba a alguien con ansiedad, pues iba de un lado a otro de la habitación, se asomaba a la ventana, miraba el reloj, intentaba -en vano- hacer labor con la aguja y apenas podía soportar las voces de los niños que jugaban.
Al fin, se escuchó la llamada tanto tiempo esperada. Ella se precipitó a abrir la puerta para recibir a su marido, un hombre cuyo rostro reflejaba preocupación y tristeza, aunque era joven.
Ahora tenía una expresión extraña, una especie de intenso regocijo que le hacía sentirse avergonzado y que procuraba reprimir.
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Cantidad de envíos : 6728 Fecha de nacimiento : 15/01/1930 Edad : 94 Galeones Snarry : 241687 Fecha de inscripción : 08/01/2009
| Tema: Re: Módulo 9. Práctica. Acentuación I Miér Jun 03, 2009 4:18 pm | |
| 9-. En el siguiente trozo de Cuento de Navidad, coloque correctamente las letras faltantes, ya sean Y, LL, M o NRetrocedió aterrado pues la escena había ca__biado y ahora casi tocaba una cama, una cama desnuda, sin cortinas, y en e__a, bajo una sábana a__drajosa _acía algo tapado que, aunque mudo, se anu__ciaba con espa__toso le__guaje.
La habitación estaba muy oscura, demasiado oscura para ver con deta__e aunque Scrooge, Obedecie__do a un i__pulso secreto, miraba a__sioso de saber qué clase de habitación era. Del exterior venía una pálida luz que caía directamente sobre el lecho, y en éste _acía el cadáver de aquel ho__bre, despojado, desposeído, sin que le velaran, sin que le _oraran, sin que le ate__dieran.
Scrooge echó una ojeada al fa__tasma. Su mano i__variable apu__taba a la cabeza. La cobertura estaba colocada con tal descuido que la más ligera elevación, el movimie__to de un dedo de Scrooge, habría bastado para dejar el rostro al descubierto. El lo pensó, sabía cuán fácil sería y estaba deseando hacerlo, pero para retirar el velo no tenía más capacidad que para alejar al espectro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, rígida y atroz, eleva aquí tu altar y vístelo con esos pavores que sólo a ti obedecen porque este es tu reino! Pero en tus terribles propósitos no podrás volver odioso un solo rasgo ni tocar un solo cabe__o de los rostros amados, ho__rados y revere__ciados. Y no es porque la mano sea pesada y se desplome al soltarla, ni porque se ha__an parado los pulsos y el corazón, sino porque ERA una mano abierta, generosa; fiel; porque era un corazón valiente, cálido y tierno; porque el pulso era un pulso de un hombre de verdad. ¡Golpea, sombra, golpea y verás cómo manan de la herida sus buenas obras para se__brar en el mundo vida i__mortal!
Ninguna voz pronunció esas palabras al oído de Scrooge y sin e__bargo las escuchó cuando estaba mirando el lecho. Si este ho__bre se pudiera leva__tar ahora, pensó, ¿cuáles serían sus sentimie__tos? ¿La avaricia, el trato despiadado, la inte__ción de acaparar? ¡A buen fin le habían _evado, en verdad!
A__í _acía el cadáver, en la oscura casa vacía, sin un hombre, mujer o niño que le dijera que había sido atento con él en esto o aque__o, y que en memoria de una palabra amable sería amable con él. Un gato arañaba la puerta y se escuchaba un sonido de ratas ro__endo bajo la chimenea.
Scrooge no se atrevió a pensar qué buscaban en la habitación del muerto ni por qué estaban tan agitados a impacientes.
«¡Espíritu», dijo él, «este lugar es horrible. Después de salir de aquí no olvidaré la lección, créeme. ¡Vámonos!»
Pero el fantasma siguió apu__tando con un dedo i__móvil a la cabeza.
«Te co__prendo», dijo Scrooge, «y lo haría si fuera capaz. Pero no tengo fuerzas, espíritu, no tengo valor.»
Otra vez pareció que le miraba.
«Si hay en la ciudad alguna persona que sienta emoción por la muerte de este ho__bre», dijo Scrooge dolido, «muéstramela, espíritu, te lo suplico.»
El fantasma desplegó su oscuro manto durante unos instantes, como si fuera un ala, y al recogerlo dejó ver una estancia iluminada por la luz del día, donde estaba una madre con sus hijos.
E__a esperaba a alguien con a__siedad, pues iba de un lado a otro de la habitación, se asomaba a la ventana, miraba el reloj, inte__taba -en vano- hacer labor con la aguja y apenas podía soportar las voces de los niños que jugaban.
Al fin, se escuchó la _amada tanto tiempo esperada. E__a se precipitó a abrir la puerta para recibir a su marido, un hombre cuyo rostro reflejaba preocupación y tristeza, aunque era joven.
Ahora tenía una expresión extraña, una especie de i__tenso regocijo que le hacía sentirse Avergo__zado y que procuraba reprimir.Respuesta - Spoiler:
Retrocedió aterrado pues la escena había cambiado y ahora casi tocaba una cama, una cama desnuda, sin cortinas, y en ella, bajo una sábana andrajosa yacía algo tapado que, aunque mudo, se anunciaba con espantoso lenguaje.
La habitación estaba muy oscura, demasiado oscura para ver con detalle aunque Scrooge, obedeciendo a un impulso secreto, miraba ansioso de saber qué clase de habitación era. Del exterior venía una pálida luz que caía directamente sobre el lecho, y en éste yacía el cadáver de aquel hombre, despojado, desposeído, sin que le velaran, sin que le lloraran, sin que le atendieran.
Scrooge echó una ojeada al fantasma. Su mano invariable apuntaba a la cabeza. La cobertura estaba colocada con tal descuido que la más ligera elevación, el movimiento de un dedo de Scrooge, habría bastado para dejar el rostro al descubierto. El lo pensó, sabía cuán fácil sería y estaba deseando hacerlo, pero para retirar el velo no tenía más capacidad que para alejar al espectro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, rígida y atroz, eleva aquí tu altar y vístelo con esos pavores que sólo a ti obedecen porque este es tu reino! Pero en tus terribles propósitos no podrás volver odioso un solo rasgo ni tocar un solo cabello de los rostros amados, honrados y reverenciados. Y no es porque la mano sea pesada y se desplome al soltarla, ni porque se hayan parado los pulsos y el corazón, sino porque ERA una mano abierta, generosa; fiel; porque era un corazón valiente, cálido y tierno; porque el pulso era un pulso de un hombre de verdad. ¡Golpea, sombra, golpea y verás cómo manan de la herida sus buenas obras para sembrar en el mundo vida inmortal!
Ninguna voz pronunció esas palabras al oído de Scrooge y sin embargo las escuchó cuando estaba mirando el lecho. Si este hombre se pudiera levantar ahora, pensó, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La avaricia, el trato despiadado, la intención de acaparar? ¡A buen fin le habían llevado, en verdad!
Allí yacía el cadáver, en la oscura casa vacía, sin un hombre, mujer o niño que le dijera que había sido atento con él en esto o aquello, y que en memoria de una palabra amable sería amable con él. Un gato arañaba la puerta y se escuchaba un sonido de ratas royendo bajo la chimenea.
Scrooge no se atrevió a pensar qué buscaban en la habitación del muerto ni por qué estaban tan agitados a impacientes.
«¡Espíritu», dijo él, «este lugar es horrible. Después de salir de aquí no olvidaré la lección, créeme. ¡Vámonos!»
Pero el fantasma siguió apuntando con un dedo inmóvil a la cabeza.
«Te comprendo», dijo Scrooge, «y lo haría si fuera capaz. Pero no tengo fuerzas, espíritu, no tengo valor.»
Otra vez pareció que le miraba.
«Si hay en la ciudad alguna persona que sienta emoción por la muerte de este hombre», dijo Scrooge dolido, «muéstramela, espíritu, te lo suplico.»
El fantasma desplegó su oscuro manto durante unos instantes, como si fuera un ala, y al recogerlo dejó ver una estancia iluminada por la luz del día, donde estaba una madre con sus hijos.
Ella esperaba a alguien con ansiedad, pues iba de un lado a otro de la habitación, se asomaba a la ventana, miraba el reloj, intentaba -en vano- hacer labor con la aguja y apenas podía soportar las voces de los niños que jugaban.
Al fin, se escuchó la llamada tanto tiempo esperada. Ella se precipitó a abrir la puerta para recibir a su marido, un hombre cuyo rostro reflejaba preocupación y tristeza, aunque era joven.
Ahora tenía una expresión extraña, una especie de intenso regocijo que le hacía sentirse avergonzado y que procuraba reprimir.
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Cantidad de envíos : 6728 Fecha de nacimiento : 15/01/1930 Edad : 94 Galeones Snarry : 241687 Fecha de inscripción : 08/01/2009
| Tema: Re: Módulo 9. Práctica. Acentuación I Miér Jun 03, 2009 4:24 pm | |
| 10-. En el siguiente texto de Cuento de Navidad, algunas de las palabras han perdido su H. busca a ver si las detectas todas.Retrocedió aterrado pues la escena abía cambiado y ahora casi tocaba una cama, una cama desnuda, sin cortinas, y en ella, bajo una sábana andrajosa yacía algo tapado que, aunque mudo, se anunciaba con espantoso lenguaje.
La abitación estaba muy oscura, demasiado oscura para ver con detalle aunque Scrooge, obedeciendo a un impulso secreto, miraba ansioso de saber qué clase de abitación era. Del exterior venía una pálida luz que caía directamente sobre el lecho, y en éste yacía el cadáver de aquel ombre , despojado, desposeído, sin que le velaran, sin que le lloraran, sin que le atendieran.
Scrooge echó una ojeada al fantasma. Su mano invariable apuntaba a la cabeza. La cobertura estaba colocada con tal descuido que la más ligera elevación, el movimiento de un dedo de Scrooge, abría bastado para dejar el rostro al descubierto. El lo pensó, sabía cuán fácil sería y estaba deseandoacerlo, pero para retirar el velo no tenía más capacidad que para alejar al espectro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, rígida y atroz, eleva aquí tu altar y vístelo con esos pavores que sólo a ti obedecen porque este es tu reino! Pero en tus terribles propósitos no podrás volver odioso un solo rasgo ni tocar un solo cabello de los rostros amados, onrados y reverenciados. Y no es porque la mano sea pesada y se desplome al soltarla, ni porque se ayan parado los pulsos y el corazón, sino porque ERA una mano abierta, generosa; fiel; porque era un corazón valiente, cálido y tierno; porque el pulso era un pulso de un ombre de verdad. ¡Golpea, sombra, golpea y verás cómo manan de la erida sus buenas obras para sembrar en el mundo vida inmortal!
Ninguna voz pronunció esas palabras al oído de Scrooge y sin embargo las escuchó cuando estaba mirando el lecho. Si este ombre se pudiera levantar ahora, pensó, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La avaricia, el trato despiadado, la intención de acaparar? ¡A buen fin le abían llevado, en verdad!
Allí yacía el cadáver, en la oscura casa vacía, sin un ombre, mujer o niño que le dijera que Abía sido atento con él en esto o aquello, y que en memoria de una palabra amable sería amable con él. Un gato arañaba la puerta y se escuchaba un sonido de ratas royendo bajo la chimenea.
Scrooge no se atrevió a pensar qué buscaban en la abitación del muerto ni por qué estaban tan agitados a impacientes.
«¡Espíritu», dijo él, «este lugar esorrible. Después de salir de aquí no olvidaré la lección, créeme. ¡Vámonos!»
Pero el fantasma siguió apuntando con un dedo inmóvil a la cabeza.
«Te comprendo», dijo Scrooge, «y lo aría si fuera capaz. Pero no tengo fuerzas, espíritu, no tengo valor.»
Otra vez pareció que le miraba.
«Si ay en la ciudad alguna persona que sienta emoción por la muerte de este ombre », dijo Scrooge dolido, «muéstramela, espíritu, te lo suplico.»
El fantasma desplegó su oscuro manto durante unos instantes, como si fuera un ala, y al recogerlo dejó ver una estancia iluminada por la luz del día, donde estaba una madre con sus hijos.
Ella esperaba a alguien con ansiedad, pues iba de un lado a otro de la abitación, se asomaba a la ventana, miraba el reloj, intentaba -en vano- acer labor con la aguja y apenas podía soportar las voces de los niños que jugaban.
Al fin, se escuchó la llamada tanto tiempo esperada. Ella se precipitó a abrir la puerta para recibir a su marido, un ombre cuyo rostro reflejaba preocupación y tristeza, aunque era joven.
Ahora tenía una expresión extraña, una especie de intenso regocijo que le acía sentirse avergonzado y que procuraba reprimir.Respuesta- Spoiler:
Retrocedió aterrado pues la escena había cambiado y ahora casi tocaba una cama, una cama desnuda, sin cortinas, y en ella, bajo una sábana andrajosa yacía algo tapado que, aunque mudo, se anunciaba con espantoso lenguaje.
La habitación estaba muy oscura, demasiado oscura para ver con detalle aunque Scrooge, obedeciendo a un impulso secreto, miraba ansioso de saber qué clase de habitación era. Del exterior venía una pálida luz que caía directamente sobre el lecho, y en éste yacía el cadáver de aquel hombre, despojado, desposeído, sin que le velaran, sin que le lloraran, sin que le atendieran.
Scrooge echó una ojeada al fantasma. Su mano invariable apuntaba a la cabeza. La cobertura estaba colocada con tal descuido que la más ligera elevación, el movimiento de un dedo de Scrooge, habría bastado para dejar el rostro al descubierto. El lo pensó, sabía cuán fácil sería y estaba deseando hacerlo, pero para retirar el velo no tenía más capacidad que para alejar al espectro de su lado.
¡Oh muerte fría, fría, rígida y atroz, eleva aquí tu altar y vístelo con esos pavores que sólo a ti obedecen porque este es tu reino! Pero en tus terribles propósitos no podrás volver odioso un solo rasgo ni tocar un solo cabello de los rostros amados, honrados y reverenciados. Y no es porque la mano sea pesada y se desplome al soltarla, ni porque se hayan parado los pulsos y el corazón, sino porque ERA una mano abierta, generosa; fiel; porque era un corazón valiente, cálido y tierno; porque el pulso era un pulso de un hombre de verdad. ¡Golpea, sombra, golpea y verás cómo manan de la herida sus buenas obras para sembrar en el mundo vida inmortal!
Ninguna voz pronunció esas palabras al oído de Scrooge y sin embargo las escuchó cuando estaba mirando el lecho. Si este hombre se pudiera levantar ahora, pensó, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La avaricia, el trato despiadado, la intención de acaparar? ¡A buen fin le habían llevado, en verdad!
Allí yacía el cadáver, en la oscura casa vacía, sin un hombre, mujer o niño que le dijera que había sido atento con él en esto o aquello, y que en memoria de una palabra amable sería amable con él. Un gato arañaba la puerta y se escuchaba un sonido de ratas royendo bajo la chimenea.
Scrooge no se atrevió a pensar qué buscaban en la habitación del muerto ni por qué estaban tan agitados a impacientes.
«¡Espíritu», dijo él, «este lugar es horrible. Después de salir de aquí no olvidaré la lección, créeme. ¡Vámonos!»
Pero el fantasma siguió apuntando con un dedo inmóvil a la cabeza.
«Te comprendo», dijo Scrooge, «y lo haría si fuera capaz. Pero no tengo fuerzas, espíritu, no tengo valor.»
Otra vez pareció que le miraba.
«Si hay en la ciudad alguna persona que sienta emoción por la muerte de este hombre», dijo Scrooge dolido, «muéstramela, espíritu, te lo suplico.»
El fantasma desplegó su oscuro manto durante unos instantes, como si fuera un ala, y al recogerlo dejó ver una estancia iluminada por la luz del día, donde estaba una madre con sus hijos.
Ella esperaba a alguien con ansiedad, pues iba de un lado a otro de la habitación, se asomaba a la ventana, miraba el reloj, intentaba -en vano- hacer labor con la aguja y apenas podía soportar las voces de los niños que jugaban.
Al fin, se escuchó la llamada tanto tiempo esperada. Ella se precipitó a abrir la puerta para recibir a su marido, un hombre cuyo rostro reflejaba preocupación y tristeza, aunque era joven.
Ahora tenía una expresión extraña, una especie de intenso regocijo que le hacía sentirse avergonzado y que procuraba reprimir.
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