Poema (o canción) para el Día Internacional del Snarry 2021
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Tus ojos negros y muertos,
tu sonrisa vacía y retorcida.
Me derrumban dulce y dolorosamente.
Tus verdades engañosas
y tus sinceras mentiras,
me tienen enamorado y desolado.
¿Esta el odio disfrazado de amor?
¿O el amor disfrazado de odio?
Memorias enterradas con ira,
laten aun entre nosotros.
He sido el dulce niño tierno,
he sido el rebelde galán escolar,
he sido el cerebrito y también el matón.
Tantos rostros he mostrado,
que ya no distingo cual es
mi verdadero yo.
Para llamar tu atención,
y mantener tu interés,
pierdo un poco mas de mi valor.
Solo para demostrarte que aquí estoy.
¿Es aceptable este esfuerzo?
Ya no distingo bien.
Mis amigos me critican,
tus amigos te reprochan.
Los adultos nos amonestan
y nosotros nos lastimamos.
¿Acaso así es el amor?
¿Tiene que doler de la misma forma que hace feliz?
Algo en mi interior dice que no,
¿puedes sentir igual?
Algún día podre dar una respuesta,
mientras eso ocurre:
tu pretendes ser demonio
y yo pretendo ser tu ángel.
He sido el dulce niño tierno,
he sido el rebelde galán escolar,
he sido el cerebrito y también el matón.
Tantos rostros he mostrado,
que ya no distingo cual es
mi verdadero yo.
Para llamar tu atención,
y mantener tu interés,
pierdo un poco mas de mi valor.
Solo para demostrarte que aquí estoy.
¿Es aceptable este esfuerzo?
Ya no distingo bien.
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Severus Snape, tras un día agitado, entro a su recamara con alegría. Su amigo (y compañero) de habitación no llegaría hasta tarde y tendría unas tres horas para disfrutar de su soledad. Tras dejar sus cosas y refrescarse en el baño, se recostó en su cama topándose con una carta. Vio que el remitente era su pareja, Harry y resoplo adolorido.
Severus había empezado una relación con el hijo del rival de su padre y a petición de este, para sonsacarle información sobre la empresa de software. Aun cuando le había gritado a su progenitor que eso era lo mas ruin que podía hacer, no le quedo mucho remedio cuando el adulto amenazo con desquitarse con su madre si no obedecía. El muy bastardo, pensó Severus enojado a mas no poder. Con su padre, con sigo mismo y con el puñetero señor Potter (quien obviamente ya sabia esto, sugiriendo a su hijo de hacer lo mismo).
Harry era dulce, tímido pero leal y humilde. Pero se empeñaba en ser el hijo que su padre quería aun si eso le costaba su propia vida. Y, para colmo, se empecinaba en llamar su atención siendo todo menos el mismo. Se había peleado con sus amigos mas íntimos por negarse a aceptar lo falso de su relación, pero Severus sabia que el otro chico temía el momento en que todo se derrumbara. Porque Harry pensaba que todo se derrumbaría, era alguien bastante pesimista. Sin embargo, Severus lo adoraba y quería pedirle irse lejos, junto a su madre, dejando a los dos empresarios matarse entre ellos. Desafortunadamente, Harry se escabullía cada vez que trataba de sacar el asunto. Sus propios amigos trataban de que el ojinegro lo mandara a volar, que solo le traería mas complicaciones a su ajetreada relación familiar. Si es que esta se podía definir de aquella manera.
Severus despejo su cabeza y leyo las palabras escritas por su lindo ojiverde. Y una sonrisa (con algunas lagrimas traviesas) se instauro en su rostro. Ya sabia como llegar a su precioso chico de oro. Con un ultimo suspiro, la mirada decidida y la esperanza latiendo salvaje en su pecho; se dispuso a escribir una carta especial.