Disclaimer-Los personajes no son míos, son de Jk Rowling.
Pairing-Severus Snape/Harry Potter.
Nc-17.
Advertencias: Lemon, violencia, Muerte de un personaje.[i]
Resumen:Harry es hijo de Voldemort, siendo mimado por su padre, obtiene todo lo que quiere, cuando crece lo unico que quiere es lo que es lo único que no puede tener, pero luchara con uñas y dientes para obtener el amor de Severus Snape.
Hola, esta es el primer snarry que escribo, espero que les guste
Sus pasos resonaban por el oscuro callejón, el maullido feroz de los gatos acompañaron todo su trayecto hasta la casa de los traidores, su mano apretó firmemente la varita. Sintiendo la emoción que le embargaba cada vez iba a llevar a cabo una de sus venganzas, esta era especial y pondría gran empeño en hacer pagar a los malditos desgraciados que habían logrado entrar a su mansión y robar lo que era suyo.
Sabia que tenia un traidor en sus filas, que habia logrado robar su posesión más preciada, así de fácil no hubieran podido entrar a su mansión y salir victoriosos.
La noche estaba en silencio, extrañamente para un día tan especial como la noche de brujas. La noche en que cualquier cosa pueda ocurrir, incluso un baño de sangre.
Cuando se detuvo en frente de la casa de Godric's Hollow, sonrió macabramente.
Camino hacia la verja de la entrada, y cómo si nada traspaso las barreras que con tanto empeño habían logrado poner. Intentos vanos para alguien cómo él.
-¡Bombarda!-grito viendo como la puerta explotaba convirtiéndose en astillas, la orden seguramente ya habían adivinado su presencia. Ya que Voldemort vio cómo un azorado James Potter bajaba por las escaleras.
James fue detenido por un auror, apuntándole con su varita. El moreno lo observo fijamente antes de lanzarse hacia él. Todo ocurrió tan rápidamente que fue borroso, Tom vio cómo auror le lanzó la maldición asesina a James y este cayo inerte. Tom lo tomo en sus brazos. Sus ojos abiertos llenos de lágrimas miraron al vacío.
Tom rugió, lleno de rabia y no dudo en alzar su varita y atacar al maldito Auror, Voldemort susurró palabras mortales y dolorosas que el pobre Auror tuvo que soportar, pagando un precio alto por su desfachatez. Pero nada seria castigo suficiente, por la muerte de su amante.
Voldemort acaricio el rostro de su amante muerto, antes de tomarlo en sus brazos y dejarle en el sofá. Acariciando su rostro una vez, depositando un suave beso, en sus aún tibios labios prometió venganza. Vengaría su muerte, tomando las vidas de los malditos de la Orden.
Subió las escaleras rápidamente, no podía perder tiempo, no si quería recuperar lo que era suyo. Y cómo predijo, la maldita de Evans estaba apuntando a su hijo con la varita. Sonriendo de manera maniaca.
-Eso no es algo sabio de tu parte, maldita sangre sucia-espetó Tom, entrando a la habitación.
-¡Aléjate! ¡O juro que no dudaré en acabar con la vida de tu bastardo!.-advirtió apretando la varita aun más contra la frente de su hijo, que se deshacía llorando.
-Suéltalo maldita hija de perra-advirtió por ultima vez, viendo como Nagini se deslizaba silenciosamente por la ventana medio abierta.
-Te lo advertí, tu maldito bastardito no va a viv...-Nagini se había lanzado contra el cuello de la sangre sucia, haciendo que esta soltara a su hijo a causa del dolor, Voldemort, corrió adelantándose para evitar que su hijo cayera al suelo.
Los gritos de la sangre sucia, pidiendo auxilio fueron música para sus oídos, sonriendo con burla al ver como la vida se escapaba de su pobre cuerpo.
Apretó a su hijo en sus brazos, envolviendo al pequeño con su magia. Para tranquilizar al bebé que lloraba amargamente. Harry, inmediatamente dejo de llorar, y alzo su cabeza y sus brazos y comenzó a agitarlos, sonriéndole a su progenitor.
Tom acarició la cabecita de Harry, peinando los rizos del bebé de ojos azules. Que le dedicaba una sonrisa con pocos dientes...debía confesar que por primera vez en su vida, había sentido miedo. Sabia que si perdía a su hijo le dolería incluso aun mas que la muerte de James. Harry lo era todo para él. Harry era su más preciada posesión.
-Mi señor-dijo el recién llegado. Mirando a Nagini con una mueca de asco.
Voldemort vio como en la puerta lo esperaba un joven Snape, un buen Mortifago hasta ahora y le confió a su mas preciada posesión. Tendiéndole al pequeño bebé de nueve meses.
-Llévalo a la mansión, Severus, asegúrate de que lo alimenten adecuadamente y le saquen todo el hedor de esta casa-dijo mirando el cuarto.
-Si mi señor-Severus acomodó a Harry en sus brazos, el niño se acomodó en sus brazos. Antes de desaparecer.
Voldemort suspiro y bajo nuevamente, no sin antes darle una ultima mirada a su serpiente, viendo como esta se deleitaba con su cena.
-Vete pronto Nagini, dentro de cinco minutos esta casa arderá.
Bajo las escaleras y se dirigió a donde había dejado el cuerpo de James. Sintiendo la perdida a su manera tomó el cuerpo de James y lo apretó a su cuerpo, con una mano prendió fuego a esta maldita casa, la Maldita Orden podría haberle arrebatado a James, pero no le habían arrebatado ni sus ideales, que ahora estaban más fuertes que nunca. Y tampoco a su hijo. Lo protegería de todo el mundo si fuera necesario, no dejaría que Albus Dumbledore pusiera un solo dedo encima de Harry.
Seis años después.
Harry corría por los oscuros pasillos de la mansión Riddle. Los cuadros lo observaban sonrientes,el pequeño niño era el alma de la oscura mansión.
Sus ojos azules brillaban con malicia, habia encantado la cena de Draco, para que así, le doliera la pancita. Pero todo aquello era solo una pequeña venganzas, ya que Draco. Le habia roto su pequeño auto que su padre le había encantado solo para él.
El rubio le había dado envidia que su padre le regalará el auto, que draco por muchos días no se cansaba de pedir.
Su risa se oía por los oscuros pasillos, y subió de volumen cuando escucho el grito molesto de draco, llamándolo por su apellido.
El pequeño cuerpo de harry, choco con algo duro y grande que hizo que casi cayera de espaldas, si no fuera por unas manos gentiles que le sujetaron.
Harry alzo su rostro, dispuesto a disculparse cuando vio los ojos de su padre, brillando con alegría, una alegría que solo el podía disfrutar.
-Lo siento papi.
-¿Porque huías?.
-Yo no huía papi-dijo con tono inocente.
Tom rodo los ojos, y tomo a su hijo en brazos, este sonrio y paso sus braciros por el cuello de su padre.
-Dime la verdad, Harry, no quisiera tener que castigarte.
-Bueno, yo sin querer hechize la comida de Draco.
-¿¡Cómo!?-preguntó alarmado.
-Es que de verdad papi, estaba muy molesto porque draco tenia envidia de mi, porque tus compraste aquel auto que yo te pedí, y que tu hechizaste para que volara. Y yo...estaba molesto y estábamos en la cena y desee que se enfermara y de pronto...él, él se puso colorado-farfulló Harry revolviéndose en los brazos de Tom.
Tom reprimió una carcajada, ocultandola tras una tos. Se encaminaron hacia el comedor.
-Pues como fue un accidente, no te amonestaré, pero si vuelvo a saber que hay problemas entre ustedes, te castigaré y no dejare que Draco, vuelva a visitarte ¿entendido?.
-Si papá.
Severus vio cómo el pequeño heredero Riddle, era capas de ablandar el corazón de oscuro Lord. Harry era un pequeño mimado que con, una sola de sus sonrisas, conseguía lo que el quisiera.
Harry pronto cumpliría los siete años, y el se encargaría de ser su maestro de pociones, hasta que llegara el momento de ir a Dumstrange. Albus Dumbledore seguía en la dirección de Hogwarts, su señor no quería que su vástago pisara el suelo de esa maldita escuela.
El viejo director, había querido atacar la mansión, no logrando entrar. Su señor tenía que cuidarse, el viejo estaba empeñado en conseguir a Harry. Y sabia que si se descuidaban, Albus, podría conseguirlo.