La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 HASTA EL FIN DEL MUNDO - CAPÍTULO 03: Una tranquilidad inesperada

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Enide-Kant

Enide-Kant


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MensajeTema: HASTA EL FIN DEL MUNDO - CAPÍTULO 03: Una tranquilidad inesperada   HASTA EL FIN DEL MUNDO - CAPÍTULO 03: Una tranquilidad inesperada I_icon_minitimeDom Oct 11, 2015 3:37 pm

Título: HASTA EL FIN DEL MUNDO.
Autora: Enide-Kant
Parejas: Severus/Harry y otras
Clasificación: M
Disclaimer: Todos los personajes y sus derechos son de J.K Rowling, sólo los utilizo por mero disfrute personal y el de los lectores.
Advertencia: Este es un fic duro, con lenguaje adulto y con escenas violentas y con Slash, o sea que hay relaciones entre dos hombres (Snarry).

CAPÍTULO 03: Una tranquilidad inesperada


Cuando Snape salió del baño aún llevaba puesta la toalla y el pelo mojado dejando un reguero de gotas por su pecho y espalda. Se dirigió a su habitación y se puso la ropa de dormir: un pantalón holgado de color gris oscuro y una camiseta de manga corta blanca de algodón.
Cuando se sentó en su sitio en la mesa miró la comida con una ceja levantada, ciertamente la comida muggle no era un misterio para él, pero hacía muchos años que no probaba nada de ese estilo. Dado que Harry se había criado con muggles era normal que hubiese cocinado como ellos.
- ¿qué es esto Potter? – preguntó mientras se servía un poco de vino.
- Eh… revoltillo de verduras con huevo y setas. Y Pollo rebozado con queso dentro. – comentó Harry mientras pinchaba un trozo de pollo y se lo comía.
- ¿Setas? ¿no pretenderá envenenarme verdad? – le dirigió una mirada ceñuda
- No tengo nada mejor que hacer, señor… - dijo Harry mirándole desafiante.
- Huele bien… parece que no es tan negado en la cocina como en pociones, por suerte para mí. – comentó mordaz mientras le daba un sorbo a su vino.
- Llevo cocinando para mis tíos desde que era un crío. – musitó Harry mirando su plato.
- Ya veo… - Snape se reprendió mentalmente por el comentario anterior, debería haber recordado los abusos a los que el chico había sido sometido siempre por sus parientes, los estuvo viendo en cada sesión de oclumancia el año anterior.
- Está todo aceptable señor Potter, gracias.
Harry lo miró sorprendido con la boca abierta y el tenedor a medio camino de su boca. Snape acababa de felicitarlo, de hecho, era la segunda vez que lo felicitaba en el mismo día. El hombre nunca lo había felicitado antes en todos esos años, al contrario.
- Ya no soy su profesor y ya no tengo que mantener ninguna máscara ni farsa con usted Potter estando a solas. Se dará cuenta que no soy tan capullo como recuerda. – Snape sonrió de medio lado y siguió comiendo la cena como si no se hubiese acabado de auto llamar capullo a sí mismo. – Eso sí, frente a otras personas deberé seguir con mis antiguos hábitos hacia su persona, no puedo permitir que corran estúpidos rumores de que me he ablandado con usted y lleguen a oídos del Lord.
Cuando terminaron de cenar Snape dio unos toques con florituras en el aire con su varita y los platos se empezaron a recoger solos, lavarse y guardarse en sus sitios bien secos.
- Tendrá que enseñarme eso señor. – dijo Harry mientras lo observaba dirigirse al sofá tras servirse un vaso con whisky de fuego y hielo.
- “Hmm” – murmuró Snape en conformidad.
Harry se sirvió un té y volvió a su sitio preferido de la cabaña, en el alfeizar de la ventana del salón, desde ahí podía mirar las estrellas y el bosque oscuro, y también tenía una buena vista de todo el salón, con Snape en frente suyo, mirándolo fijamente mientras daba algún que otro sorbo a su whisky.
- ¿me va a contar algo sobre…. ya sabe? – preguntó incomodo el chico
- No fui avisado del ataque, al señor oscuro le pareció que matar a esos muggles, por mucho que fuesen sus parientes, fuese algo lo suficientemente importante como para involucrarme, y más después de lo de Dumbledore. A mí me reserva para cosas más… jodidas.
- ¿Quiénes fueron? – preguntó Harry cortante.
- McNair, Bellatrix y la rata.
- ¿por qué… violaron a mi tía? si les dan asco los muggles… ¿por qué? - La voz de Harry cada vez era más floja
- No creo que McNair lo haya hecho, seguramente usó un Imperius para obligar a tu tío a hacérselo por la fuerza o a tu primo. Con lo zorra que es Bellatrix apuesto más a que usó a tu primo, para que todos sufriesen más.
Harry se tapó la boca con el antebrazo, evitando una arcada. Por eso Dudley tenía los pantalones bajados… su tío en cambio estaba completamente vestido.
- Lo siento Potter, no debería haber visto eso…
- Aunque suene cruel, no siento sus muertes profesor, fueron unos muggles horribles y me trataron como mierda toda la vida, me hicieron sufrir mucho siendo un niño. Lo que sí siento es que hayan muerto de forma tan horrible, no lo merecían, nadie lo merece.
Severus asintió, pensativo. Cualquiera pensaría que sí se lo merecían, pero Harry los hubiese perdonado. Que diferentes eran uno del otro y a la vez tan parecidos.
- Ahora mismo el ministerio, los mortífagos y la orden están como locos intentando encontrarle, Potter. Deberemos permanecer aquí hasta que planifiquemos debidamente nuestro viaje para encontrar los horcruxes que faltan.
- ¿Nuestro viaje? ¿Significa que piensa venir conmigo? ¡No, ni hablar!… Señor, iba a hacer esto con Ron y Hermione. ¡Dumbledore dijo que ellos debían saber y ser libres de acompañarme en la búsqueda!.
- Ellos también vendrán. Tenemos que pensar cómo reunirnos. Además mocoso insolente, ¿piensa que unos críos como ustedes, a medio formar, serían capaces de no sólo encontrar los horrocruxes sino de destruir sus guardas cuando ni el mismo Albus Dumbledore lo consiguió sin fatales consecuencias? Tan arrogante como siempre, Potter.
- ¡La boda de Bill y Fleur! Es el mejor momento. – propuso Harry ignorando la acusación, no tenía sentido discutir con el hombre algo tan aplastantemente cierto.
- Sí, también había pensado en eso. Estará bien protegido.
Pasaron casi una hora hablando pero Snape no entró en muchos detalles sobre los planes que tenía con Dumbledore.
- De momento es lo único que le puedo decir Potter, ya ha visto el recuerdo que le acabo de mostrar en el pensadero. Dumbledore me hizo jurar que sería yo quien lo matase, para liberar a Draco del crimen, para liberarme a mí de morir por el juramento de Narcisa. El director iba a morir en poco tiempo, no se podía hacer nada más… él quiso aprovechar hasta el último momento sus capacidades para darnos una ventaja. Ahora el señor oscuro confía en mí más que nunca.
- Lo entiendo, pero… es muy difícil de asimilar
- Lo sé, ha sido lo más duro que he tenido que hacer nunca créame. Dumbledore era… – De un trago se terminó el whisky que le quedaba en el vaso. – Bien, es tarde y estamos ambos cansados, vamos a dormir ya Potter.
Era bien entrada la madrugada cuando Severus escuchó un grito desde la habitación contigua que lo sacó de sus sueños. Se levantó varita en mano y corriendo entró en la habitación del chico. Lo encontró retorciéndose en la cama con una mano en su frente, frotándose la cicatriz que estaba inflamada y rojiza.
- Potter, despierte… ¡Potter! – Snape lo sacudió con fuerza para sacarlo de la pesadilla que estuviese teniendo.
Harry se levantó aterrorizado y cuando vio a Snape levantó la mano para protegerse y sin darse cuenta lo estampó contra la otra punta de la habitación en un impresionante escape de magia accidental sin varita. Snape quedó tan aturdido por el fuerte golpe que se quedó desmadejado como un muñeco contra la pared y el suelo.
Harry se levantó tan pronto como fue consciente que había atacado al hombre. “¿lo he matado?” Pensaba mientras se acercaba tembloroso a él. Le tocó el pulso en el cuello y vio que seguía vivo y respiraba, pero lo había dejado inconsciente. Maldiciéndose por su estupidez se giró a coger la varita ilegal y levitó a Severus hasta la cama de este y Harry se sentó a su lado para controlarlo. No sabía si debía echarle un “Enérvate” o no… tal vez era un hechizo duro para después de un golpe como el que se había dado. Recordaba que no era bueno dormirse tras un golpe en la cabeza, así que intentó despertarlo al modo normal, pero no hubo manera. Decidió quedarse con él, el rato fue pasando pero su profesor seguía inconsciente y él acabó sucumbiendo y se durmió a su lado en un sueño intranquilo.

Mientras tanto en La Madriguera todo el mundo se subía por las paredes. Harry había desaparecido y en Privet Drive los aurores habían encontrado la marca tenebrosa sobre la casa de los parientes del chico y estos asesinados de forma brutal.
Molly se encontraba en brazos de su marido con un ataque de nervios y sollozando. Remus andaba de un lado a otro del salón preocupadísimo. Varios miembros de la Orden del Fénix como Tonks, Moody y Kingsley hablaban entre susurros en la cocina intentando pensar cómo proceder.
Ginny, Hermione y Ron estaban en la habitación de las chicas intentando pensar cómo rescatar a su amigo.
-Esto no puede estar sucediendo – Comentó Ginny por enésima vez desde que se habían enterado de las noticias.
-Todos tenemos claro que Harry no ha asesinado a sus tíos y a su primo, por muy mal que lo hubiesen tratado… es imposible. – Hermione se retorcía los dedos de las manos de forma nerviosa. – Lo han secuestrado los mortífagos, estoy segura.
- Yo también lo creo. – Ron se acercó a ella y le pasó el brazo por encima de los hombros, tranquilizándola. – Pero no sabemos dónde lo pueden tener retenido o si todavía vive.
- Si Quien-vosotros-ya-sabéis lo hubiese matado, ya nos habríamos enterado, lo habría hecho público a bombo y platillo.
- Debemos prepararnos ahora mismo, en cualquier momento Harry se pondrá en contacto con nosotros para acompañarlo en la misión que Dumbledore le encargó. Estoy segura de que ha conseguido huir y debe estar escondido. – Hermione se levantó y cogiendo un bolsito pequeño de cuentas del armario, lo hechizó y empezó a meter cosas dentro.
- ¿y por qué tendría que esconderse? ¡Somos como su familia! Se habría puesto ya en contacto con nosotros o con la Orden en Grimmauld Place. – Ginny estaba histérica de preocupación por su chico.
- ¡No lo sé Gin! Pero no me quedaré de brazos cruzados temiendo lo peor, mientras no tengamos noticias de Voldemort es que él no lo tiene. – Hermione contestó mientras seguía empacando cosas. – Ron, ¿aún tenéis esa tienda de campaña que usamos para el mundial de Quidditch?
- Eh… Sí, debe estar en el ático. ¿Quieres que la vaya a buscar? – preguntó el pelirrojo levantándose de la cama.
- Sí, es lo más importante que nos podemos llevar.
Dicho esto, el más joven de los barones Weasley salió de la habitación para ir a buscar la tienda de campaña. Ginny no aguantó más y se puso a llorar mientras abrazaba un cojín de su cama.
- Vamos, vamos Ginny… confía en Harry, no tiene ni un pelo de tonto y sabes que siempre consigue salir victorioso de todo lo que le pasa. – intentó animarla la castaña.
- Lo… lo sé, pe-pero estoy tan pre-preocupada… - hipó entre sollozos.
Cuando Ron regresó con la tienda de campaña bien empaquetada bajo el brazo se la entregó a Hermione que rápidamente la metió en el pequeño bolsito encantado.
- Bien, lo más importante ya está guardado, mañana añadiré más cosas. Te sugiero Ron que cuando vuelvas a tu habitación apartes a un lado lo que quieras llevarte, sobretodo ropa de abrigo.
- Lo que digas… - y la abrazó para confortarla, para confortarse los dos.

Cuando se despertó vio que entraba mucho sol por la ventana y le estaba dando de lleno en la cara, se frotó los ojos y miró a su alrededor. Por un momento no supo dónde se encontraba, hasta que las memorias del día anterior le golpearon duro. Sus tíos y su primo muertos, Snape escondiéndolo, Snape en el baño, Snape y él cenando, él usando magia accidental y atacando al hombre...
Se levantó y salió corriendo hacia el salón, aún en pijama, y suspiró aliviado al ver a su profesor preparando el desayuno en la cocina.
- ¡Profesor, siento muchísimo lo de ayer! – fue lo primero que dijo acercándose a la cocina – No quise atacarlo, fue sin querer, yo…
- Tranquilo Potter, me pilló desprevenido. Estoy vivo todavía. – dijo con una mueca enfurruñada.
- Se quedó inconsciente y lo levité a su habitación, siento haberme quedado dormido, intenté despertarlo pero no quise usar un enérvate…
- Hizo bien, es un hechizo poco agradable después de un fuerte golpe.
- Lo siento…
- He de decir que al despertarme hace un rato me he sorprendido al verlo a usted en mi cama, por un momento pensé si tal vez había bebido demasiado anoche… - La mirada fija de Snape en ese momento le hizo latir el corazón por un momento. - Hasta que el dolor en mi cabeza me hizo recordar.
- Lo siento… - murmuró de nuevo Harry avergonzado.
- Mientras estemos aquí no será necesario, pero cuando vayamos en busca de los Horcruxes le pediré que no olvide lanzar un hechizo de silencio donde vaya a dormir, no podemos arriesgarnos a que alguien le escuche gritar en medio de la noche.
- Sí, lo sé. En los dormitorios de Gryffindor siempre lo hago para no despertar a los demás chicos, pero ayer se me olvidó.
Snape lo miró pensativo por unos segundos y luego le hizo un gesto con la mano para pedirle que se sentara en la mesa a comer.
- Siéntese Potter, esto ya casi está.
Los dos desayunaron en un silencio tranquilo. Snape había preparado crêpes, para sorpresa de Harry que nunca los había probado, zumo de naranja natural recién exprimido y sirope de chocolate o embutidos como queso o jamón de york para acompañar los crêpes.
- Nunca había probado esto… ¿son crêpes verdad? – preguntó Harry dando otro bocado. – ¡Efta delifiozo! – dijo con la boca llena y una sonrisa
- No hable con la boca llena, es asqueroso. – dijo Snape apuntándolo con el tenedor y esa mirada de te-voy-a-matar, aunque al chico le pareció ver que las comisuras de sus labios se elevaban en algo parecido a una sonrisa camuflada.
Harry lo observó mientras seguía comiendo como un león y por un momento se sintió en paz y feliz por primera vez desde hacía días. Era extraño, este Snape… se podía llegar a acostumbrar muy rápido a él. Era brusco, pero estaba mostrando un humor que no le conocía.
- Cuando termine su desayuno le daré pergamino y escribirá una carta a sus amigos asegurando su asistencia a la boda. Les dirá que está una casa franca que Dumbledore preparó para cualquier emergencia que pudiese surgir y que sólo usted conoce el lugar. Que está a salvo y que no lo busquen.
- Ok…. ¿algo más? – preguntó Harry mientras untaba sirope de chocolate en su próximo crêpe.
- Que destruyan la carta y que no le respondan pues ninguna lechuza puede localizarlo aquí. Ese es el motivo también de que no haya recibido ninguna lechuza del ministerio por su magia accidental de anoche. Está en un terreno intrazable, eso mismo evita que puedan rastrear quien es el propietario de esa magia accidental.
Harry asintió con la cabeza mientras masticaba, ciertamente no había pensado en ese detalle con el ministerio hasta ahora.
- ¿les aviso que se preparen para desaparecer tras la boda?
Snape lo pensó un rato y finalmente asintió. – Pero no les diga nada más, sin detalles.
A media mañana Harry tenía ya lista la carta y se la mostró a Snape que la hechizó para no ser rastreada y que sólo Hermione o Ron pudiesen leerla.
- Espéreme aquí, voy a mandarla por lechuza
- ¿con Hedwig? ¿ha llegado? – preguntó Harry alegre mirando por la ventana
- No, su lechuza es demasiado reconocible, usaré una común de la oficina de correos del pueblo mágico más cercano.
- ¿y si lo reconocen? No es seguro salir señor…
- Potter ¿con quién cree que está hablando? No soy idiota. Usaré poción multijugos que tengo preparada para estos casos. Necesitaremos también comida para unos días y otros suplementos para el viaje.
- ¿No puedo acompañarlo? – preguntó esperanzado.
- ¿Me toma por un peluquero? ¿se piensa que tengo un inventario de diferentes pelos humanos para su elección? Si tomase la poción tendría el mismo aspecto que yo ¿quiere que vayamos por la calle como dos ancianas gemelas? – espetó molesto. – y ya de paso cogidas del brazo y charlando como cotorras ¿no?
Harry lo observó como si se hubiese vuelto loco. ¿Estaba hablando en serio?...
- No tengo problemas con eso, señor. De verdad quiero ir con usted. Creo que es mejor permanecer juntos, nunca se sabe qué puede ocurrir… y si le pasase algo no tendría forma alguna de…
Snape lo interrumpió agitando la mano para hacerlo callar.
- Bien, bien, ya le entendí Potter. Pongámonos en marcha y déjese de lloriquear.
- ¡Yo no he lloriqueado!
- Ya claro… blablablá – Snape se dirigía a su habitación mientras movía la mano como imitando una boca hablando. Harry le hizo un gesto despectivo a sus espaldas con el dedo medio de su mano derecha mientras se encaminaba a su propio cuarto.
Ambos fueron a vestirse y se encontraron tras cinco minutos de nuevo en el salón donde Snape transfiguró un par de cerillas en dos bolsas de tela grandes para la compra. De la escarcela que llevaba atada en las caderas sacó dos frasquitos de poción multijugos y de otro vial sacó unos pelos canosos que introdujo en cada uno de los frascos con poción y seguidamente los removió, viendo cómo se deshacían dentro.
Le entregó uno a Harry y con una mueca sonrió de medio lado
- Chinchín, Potter. – masculló divertido mientras brindaba con su frasquito de poción y se la bebía de un trago.
- A su salud profesor. – Harry también brindó y se bebió el líquido de una sola vez, para después sacar la lengua con asco y una cara de repulsión. Era como beber barro con grumos.
En unos segundos sus cuerpos empezaron a temblar y a deformarse, Snape se encogió considerablemente como más de tres palmos, incluso Harry se redujo unos centímetros. Sus caras y sus cuerpos hinchándose y envejeciendo de forma alarmante. “Es increíble observar el proceso” pensó Harry.

sevpocion


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