Luna Llena del Roble A leguas, se notaba que a Scorpius le gustaba Luna. Era el hijo mayor del tío Ron y el tío Draco, de cabello rubio cobrizo y ojos azules. Menor que ella por unos meses, la miraba con tal admiración que yo misma me quedaba embelesada en el pasillo viendo como él la miraba a ella. Era curioso.
En un inicio, el tío Draco no había querido tener hijos.
—JAMÁS —Le había dicho al tío Ron una vez.
Y sin embargo, Hugo fue el segundo. Para fortuna de ambos, ninguno heredo la licantropía, pero Scorpius tenía una manera lobuna muy parecida a la que tenemos nosotras, lo que lo ha llevado a identificarse y mantener una buena amistad conmigo y Luna. Pero desde antes de entrar a Hogwarts, él ya mostraba una predilección hacia mi hermana, que no hizo más que acrecentar conforme los años pasaban.
En su cuarto año, Scorpius ya era más alto que Luna y yo, tenía los rasgos Malfoy y era perseguido por las chicas. Todas ellas odiaban a mi hermana por tener su entera atención. Desde luego, a ella eso le importaba un rábano.
Papá estaba muy emocionado porque ese año harían un baile de invierno, el primero en mucho tiempo. Y con quince años, yo ya era una señorita. Odiaba que lo dijera y odiaba no tener pareja para el baile. Me intrigaba la forma en que Scorpius miraba a mi hermana mientras este seguía comiendo libros en la biblioteca o la forma en que admiraba su transformación. Mi hermana seguía creciendo como lobo, hermosa y etérea, como un espíritu del bosque. Y yo… bueno yo era yo.
Queriendo ser una chica común y corriente, me comportaba como tal. No tenía nada especial, Rosie, mi mejor amiga decía que no había conocido a alguien tan aburrida como yo en su vida. Quizá tuviera razón pero no me importaba, mi secreto era algo que yo quería enterrar en el olvido. Mi melena se había aplacado por lo menos y me sentía bien conmigo misma… pero no entendía porque ningún chico me miraba como Scorpius miraba a mi hermana. Estaba un poco celosa.
—¿Crees que soy fea? —Le pregunté a Toby mientras hacía como que leía mi libro de runas.
—Claro que sí —Dijo él con una mueca, como si le ofendiera que lo preguntara siquiera. Resople y cerré el libro, poniéndome de pie para marcharme.
—Idiota.
—¿Qué dije? —Le escuché decir y me imaginé su cara confundida.
La invitación me tomó por sorpresa esa noche, Kiki golpeó mi ventana con su pico chato y ululó cariñosa cuando le abrí. Acaricié sus plumas y le di una golosina lechucil.
—Buena chica.
La nota decía algo como: «Por favor, acepta venir al baile conmigo. Tacha sí [ ] o no [ ]»
En ese momento sentí emoción, luego extrañeza y luego pensé que era tan tonto. Taché no, y agregué «Muy infantil para mí», luego se lo devolví a Kiki para que lo entregara. La respuesta llegó momentos después.
«Lo siento, su alteza grandísima. ¿Quisiera darme el honor de ir al baile con este atormentado hombre que fue deslumbrado por su gran belleza e indiscutible nobleza?»
El sarcasmo fue tal que me hizo sonrojar ¿Quién diablos se creía?
«Púdrete»
«Solo en tus brazos»
Quemé la dichosa nota.
* * *
El día de baile papá se esmeró tanto en arreglar mi cabello que quedó como el de una muñeca. El de Luna siempre era perfecto, su flequillo siempre recto y la caída en cascada ondulante. Su vestido era tan simple que me moría de celos porque su sola figura lo moldeaba. Pero su cara lo arruinaba todo.
—No quiero ir —Le dijo a papá y él le miró, alzando las cejas como diciendo «¿Crees que me importa?».
Nos tomó fotos con su cámara mágica y luego nos dio el visto bueno. Las dos íbamos juntas, solas, obligadas por papá. Los planes de Luna eran quedarse estudiando y no enfundarse en un vestido plateado. Los míos eran quedarme en cama sintiéndome miserable y practicando vudú, aunque ya no tenía la nota.
Al llegar al Gran Comedor, Scorpius tomó el brazo de mi hermana. Ella ni se mosqueó, solo se dejó llevar. Más tarde me dijo que se lo había pedido y él dejó abandonada a su pareja por ella. Que lo hizo porque prefería eso a “sufrir la humillación” de quedarse sola toda la noche. Menuda tonta.
Pasee por el salón un momento, mirando a todos lados. Mis amigas tenían pareja y Toby bailaba con la que había sido la pareja de Scorpius, la más ardiente del colegio. Sentí la ira correr por mi interior ¿Dónde quedaba la lealtad de mejores amigos? Cierto, era Slytherin, no la tenía.
Busqué con la mirada a quien pudiera haberme mandado la carta y sin interceptar mirada alguna, me senté en el rincón más alejado, escuchando la música de salón. La profesor McGonagall bailaba con el profesor Longbottom mientras papá bailaba con Hannah Abott —la esposa del profesor Longbottom—, quizá habían intercambiado parejas. Por un momento me pregunté porque papá no se encontraba a otra persona para ser feliz.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por Toby, que se sentó frente a mí.
—¿La señorita grandes tetas te ha dejado solo? —Pregunté sin ánimos de nada.
—No, he sido yo el que se ha ido.
—¿Por qué? —Apoyé la cabeza en mi mano y juguetee con el mantel—. ¿No era ella tu sueño?
Toby no respondió nada y levanté la mirada, para encontrarme con la suya fija en mí. Era demasiado intensa.
—No respondiste.
—¿A qué cosa?
—A la nota.
—¿Qué nota?
—La que te envíe la otra noche.
Mis ojos se abrieron sin poderlo evitar.
—¿Eras tú?
—¿No te diste cuenta, tonta? —Dijo con una mueca.
—¿Cómo rayos iba a saberlo? No tenía nombre.
—¡Has estado viendo mi letra desde hace cinco años! —Me recriminó—. ¡Nos mandamos notas todo el tiempo!
Me sentí tonta, muy tonta. Era obvio, la letra de Toby bailó delante de mis ojos y quise darme un golpe.
—Lo siento, no lo noté… ¿por qué no me lo pediste en persona?
—Iba a hacerlo, hasta que te enojaste conmigo no sé porque ese día en la biblioteca y dejaste de hablarme —Explicó, recordé que fue cuando me dijo que no pensaba que fuera bonita. Hice una mueca.
—Claro, me dijiste que no era bonita y querías que fuéramos felices comiendo perdices.
Toby se sonrojo levemente por un momento y luego carraspeó.
—Lo siento, solo bromeaba.
—¿Entonces crees que soy bonita?
Me sonrojé después de soltarlo y nos miramos reteniendo el aliento. Toby asintió nerviosamente, yo no supe que hacer. Retorcí mis dedos debajo del mantel y sentí mi corazón vibrar. Toby se acercó tan rápido que no me di cuenta de que íbamos a besarnos hasta que lo hicimos. Era extraño, besar a tu mejor amigo.
Entonces recordé al Slytherin que se había asustado de mí la primera vez que me transformé en el colegio y la idea pasó fugaz pero efectiva. Me separé de Toby y murmuré que lo sentía pero no podía. Luego salí corriendo del comedor.
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