La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 La Muda Aceptación - Capítulo III (Final)

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lady_chibineko
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lady_chibineko


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MensajeTema: La Muda Aceptación - Capítulo III (Final)   La Muda Aceptación - Capítulo III (Final) I_icon_minitimeJue Feb 05, 2015 6:42 pm

Título: La Muda Aceptación

Autor:
chibineko
Miembro de la Orden Sirusiana

NOTA: Todos los personajes de este fanfic pertenecientes a la serie de novelas de Harry Potter son propiedad exclusiva de su autora J.K.Rowling.

Advertencia: Este es un fanfic del tipo slash, lo que quiere decir relaciones chico-chico; si no es de agrado este tipo de lectura, por favor no sigan.

Capítulo III

Los días pasaron en relativa tranquilidad durante el nuevo curso, por lo menos tan tranquila como podía ser la vida del 'Niño-que-vivió' con el mago oscuro más peligroso de todos los tiempos tras su cabeza, y el hecho de tener que fingir una eterna felicidad y alegría frente a aquellos que se auto consideraban las personas más allegadas a él. Por lo menos aún estaba junto a él... en su abrazo se sentía seguro, y eso el profesor Snape lo sabía.

Severus Snape estaba en clase de pociones con los alumnos del sexto curso. Con sus Slytherin y los Gryffindor para ser más exactos; casi mes y medio había pasado desde que el curso comenzase y a pesar de todo, las cosas iban con regularidad. Echó una mirada al chico de cabello negro y alborotado que trabajaba en silencio en compañía de la señorita Granger, había notado con satisfacción interna que Potter le daba empeño a las clases, aunque por supuesto eso era de esperarse... para ser auror era necesario pasar Pociones, y si era con buena calificación era mucho mejor; aunque la idea no le gustaba del todo debido la posibilidad de que un Auror muriese en la línea del deber era alta. Y es que le había costado mucho aceptarlo, pero al final lo había hecho... Severus Snape había aceptado el hecho de que Potter le interesaba un poco y se preocupaba por él... ¿cariño?... si, tal vez un poco de eso también, pero solo un poco. Pero no era momento para pensar en ese tipo de asuntos, las dos horas de clase estaban por terminar pero no podía darse el lujo de desatender a los alumnos por nada del mundo.

- "Tienen 15 minutos más, los que hayan terminado vayan llenando sus ampollas y limpiando sus sitios."- dijo por inercia mientras paseaba su mirada por cada uno de los muchachos a su cargo en aquellos momentos. Por lo menos Longbotton ya no estaba en su clase y eso era un alivio, ahora solo Weasley causaba algún que otro desmán, pero nada grave.

Pronto el profesor suspiró distraídamente, a pesar de sus pensamientos anteriores, igual se dejo divagar un poco mientras 3/4 partes de su cerebro aún andaban pendientes de que no sucediesen accidentes, y solo una cosa además de aquello le daba alas a sus pensamientos. Esa noche tocaba clase de Oclumencia... esa noche su alma se reconfortaría un poco más.

La clase acabó, los alumnos dejaron sus ampollas llenas de pociones rotuladas y poco a poco empezaron a salir. Una vez más Potter fue el último en dejar su poción, una vez más la mirada agradecida del chico se posó directo en los ojos negros antes de que el dueño de las orbes esmeralda saliese acompañado de sus dos eternos amigos en dirección al Gran Comedor... ya era hora del almuerzo después de todo. Terminó de acomodarlo todo y él mismo salió a un paso calmado, no tenía prisa; y entonces ya casi a la altura de las escaleras que daban el camino de salida desde las mazmorras, divisó a tres jóvenes que se encontraban enfrascados en lo que parecía una calmada discusión.

- "En serio Ron, deberías dejar de una vez y por todas los prejuicios de lado, si sigues pensando de manera tan infantil terminaras teniendo muchos problemas en clase de Pociones ¡Deja al profesor Snape en paz!. Mira a Harry, hace mucho que se nota que él maduró."

Ron resopló molesto, sus pecas casi brillaban aún en la semioscuridad de las mazmorras debido a su fuerte sonrojo.

- "Esta bien... tu ganas Mione, tu ganas."- Ron se cruzó de brazos y Harry solo medio sonrió ante la situación- "Después de todo no dejaré de ser auror solo por ese grasien..."

- "¡RON!"- Hermione volvió a llamar la atención en tanto que escondido desde su posición, Snape tenía muchísimas ganas de bajarle al chico pelirrojo todos los puntos que le fuesen posibles.

- "Bien, bien. Pero bueno, dejemos eso. ¡Harry!, ¿te llegó la proforma para la escuela de Aurores?, a la mayoría de los que vamos a postular ya nos llegaron los folletos, pero aún no te he visto a ti con el tuyo. Puede que falte aún más de un año Harry, pero tu sabes que es necesario ir escogiendo desde ya el área de especialidad de Aurología y..."

- "No pedí el folleto."- cortó Harry la perorata de palabras que salían de la boca de su pelirrojo amigo.

Hermione abrió los ojos grande en sorpresa, Ron se vio confundido como preguntándose si había escucha bien; en tanto que Harry se veía calmado, como si lo dicho fuese un comentario más, cosa de todos los día. Desde las sombras, Snape también se había quedado sorprendido.

- "¿Cómo?."- preguntó finalmente Hermione luego de un par de minutos de silencio.

Harry la miró cansinamente y luego suspiró.

- "No voy a ser auror, no me interesa seguir esa carrera... he decidido estudiar algo diferente... en realidad es algo que había pensado ya hace mucho. Mione, no me mires así... Ron, cierra la boca ¿quieres?."- Harry suspiró algo cansado- "No se pongas así, no es el fin del mundo ¿saben?."

Y sin embargo el par lo miró como si se tratase de una ilusión, no captaban del todo lo escuchado. Por fin Hermione pareció recuperarse un poco y tartamudeando al inicio por fin tomó la palabra.

- "Pe.. pero.. Harry... ¡Estás tomando Pociones!."- dijo casi como si no terminase de unir los cables, y en realidad era lo que pasaba y más le molestaba.

- "Por supuesto que si Mione; para optar por la carrera de Medimago necesito de manera obligatoria pasar Pociones."- el chico dijo calmado, y de pronto la sorpresa se hizo, si es que eso era humana o mágicamente posible, aún mayor en sus amigos (y en su profesor).

- "Medi... ¿Medimago?... pero... pero... ¡¿Creí que querías ayudar a la gente?!."- Ron empezó a protestar, pero calló y se arrepintió casi de inmediato ante la mirada furiosa de Harry, por lo cual dejó su frase a medias.

- "¿Insinúas que los medimagos no ayudan a la gente Ron?."

Apenado y aún más rojo que antes, Ron guardó silencio; y fue allí que Hermione preguntó aún sin entender del todo.

- "Pero... estas llevando 'Defensa contra las artes oscuras'."

Y ahora el enfado de Harry se transformó en pesar por un momento, solo el suficiente tiempo para preguntar al parecer más para si mismo que para los otros dos.

- "¿Es que acaso tengo alguna otra opción?."- y un suspiro le siguió a aquella afirmación, más pronto Harry se dio cuenta de que su máscara había caído, y con una rapidez increíble dada solo por la práctica, pero que para sus amigos fue solo un regreso a la normalidad; Harry volvió a sonreír y dijo de manera casual- "Mírenlo desde este punto; cuando me reciba, gastarán muy poco en consultas... claro, si es que me queda tiempo, pues pienso tener el consultorio siempre lleno."- Harry sonrió de manera divertida, y contagió a Ron y Hermione que pronto estaban de nuevo pegados a él, exigiendo desde ya un sin fin de consultas gratis al tiempo que el Trío Dorado subía por las escaleras, saliendo así por fin de las mazmorras.

Snape se quedó en su sitio, apoyando la espalda contra la fría pared de piedra, con los ojos cerrados... pensando por un momento que pareció eterno.

- *No... no tiene más alternativa, ¿verdad Potter?... pero...*- una muy pequeña sonrisa surcó su rostro- *Medimagia; me parece una excelente opción.*- y algo parecido a orgullo burbujeó en su pecho. Pero descartó pronto aquello y decidió continuar su camino al Gran Comedor.

Más esa noche, luego de la clase de Oclumencia, cuando Harry estaba pegando un poco su espalda al pecho del profesor para acomodarse y comenzar sus deberes, un libro apareció en su regazo y Harry abrió grande los ojos tras las gafas al leer el título 'Nociones Básicas de Medimagia'. Aún medio aturdido volteó a mirar directamente a los ojos a su profesor.

- "Es uno de los textos que use en la Universidad Mágica; es básico, pero creo que le servirá señor Potter."- Snape se apresuró a decir, algo incómodo, mientras un imperceptible tinte aparecía en sus mejillas, único y casi invisible indicio de que aquella situación le era un tanto incómoda al profesor; y sin embargo Harry ni se dio por enterado, su mente estaba tratando de encontrar las palabras para dar las gracias, más no las halló, tan solo pudo expresarlo con la mirada, y eso fue suficiente para el mayor.

Y desde esa noche, cada que podía, Harry comenzó a ir al despacho del profesor de Pociones a hurtadillas, sin importar mucho o no que esa noche fuese de clase de Oclumencia; para leer un poquito sobre Medimagia y preguntando todo lo que podía a Snape, sintiéndose durante esos minutos preciosos por completo cálido en su interior. Y el tiempo siguió su paso, y pronto llegó la noche de Halloween y con ella toda la algarabía de las festividades.

Las chicas habían estado toda la semana pensando en vestidos y en las parejas que deseaban, hubiesen deseado o habían conseguido; los muchachos o dándose valor para pedir a la persona escogida que fuese con ellos o rompiéndose el cerebro al buscar una túnica decente... o bien algunos yendo de aquí para allá con sus nuevas adquisiciones de parte de "Artilugios Weasley". Y otros como cierto profesor de Pociones tratando de evitar caer presa de las susodichas bromas desperdigadas por cada rincón del castillo, mientras un tic ya no tan ligero en su ojo derecho aumentaba día con día. Simplemente DETESTABA a ese par de gemelos; no importaba que ya hubiesen salido del colegio ¡Seguían haciéndole la vida imposible!.

Suspiró al llegar a la seguridad de su despacho y sentarse en su sillón favorito; y pensar que Potter estaba metido hasta el cuello en aquello. Aún recordaba la sensación de disgusto que le recorrió el cuerpo cuando aquel 31 de Julio pasado leyó sobre el hombro del chico la carta enviada por los gemelos a su 'socio silencioso'. Si no dijo nada en el momento fue por respeto a la pena del muchacho, aunque luego pensó en buscar el momento para darle un sermón por fomentar semejante desbarajuste como era la existencia de esa tienda de bromas, y pensó que sacándole la información durante las clases de Oclumencia (para variar) podría... pero no pudo. Leyó lo que el chico había vivido, lo que sentía Potter en relación a aquel dinero manchado de sangre, la sangre de Cedric Diggory; y no tuvo las fuerzas ni la entereza para reclamar nada... si, él no tuvo las agallas para poner al muchacho aún peor de lo que ya estaba. Por lo menos con el tiempo había logrado hacerse de un catálogo, por lo que estaba preparado para lo que pudiese suceder.

Todo aquello pasó por su mente mientras le daba un último sorbo distraído a su trago de Firewhisky... no tenía ganas de ir como chaperón al dichoso baile por enésima vez en su vida. Le hastiaba ver a todos esos jovencitos hormonales pegarse unos a otros en cada pieza solo para ser separados por algún chaperón, el cual al darles la espalda ya no notaba a la pareja volver a pegarse tanto o más que antes... no, no era eso lo que le molestaba ese año si bien había sido su mayor motivo de protesta los anteriores. Era que no quería ver a Potter en brazos de alguien más, era que sentía que aquellos abrazos le pertenecían solo a él. ¿Celoso?, pues quiso decirse a si mismo que no, pero de alguna manera que no era la tradicional, si lo estaba... y sin embargo iba a tener que ir (se levantó de su sillón), iba a tener que cuidar a todos esos chiquillos de nuevo (fue a su habitación que estaba de manera contigua y se dirigió hasta el armario) y aunque no le gustase, iba a tener que ver a Potter con alguna chica o algún chico (aunque nadie tenía certeza de si a Potter le gustaban los hombres) mientras él sintiese por dentro la furia que le ocasionaba que otro robase esos tranquilizantes abrazos que ya consideraba suyos... la vida no era justa. Tomó su única túnica de gala, que sin embargo estaba bien conservada y era en realidad elegante, y una toalla... sería una noche larga, pero cuanto antes la empezara, como todo en la vida, antes se terminaría. Y entró al baño a comenzar a arreglarse, igual ya no se podía evitar.

Y luego del termino de las clases de ese día, el salón del Gran Comedor fue arreglado para la ocasión, los profesores-chaperones se pusieron en sus respectivos asientos habiendo quedado previamente de acuerdo en los sectores del salón que vigilarían durante el baile, y esperaron que la mayoría de alumnos llegase... y llegó él entre el resto, junto a los Gryffindor que conformaban el círculo que lo acompañaba por lo regular. Y entonces a Dumbledore se le ocurrió pedir la palabra, y un serio discurso salió de sus labios, uno más de los tantos que se habían dado desde principios de curso acerca de Voldemort y su regreso. Los alumnos guardaron un incómodo y sepulcral silencio, muchas miradas se posaron sobre Potter... y este puso su mejor máscara de indiferencia, haciendo que más de uno suspirase en alivio. Snape sintió su estomago revolverse.

Más una vez terminado el discurso e iniciado el baile, todos los jóvenes olvidaron cualquier problema, pues tan solo la noche importaba, y pronto Severus andaba separando muchachos demasiado pegados unos a otros con la satisfacción de saber que cuando él amonestaba a las parejas, estas tardaban más de 5 minutos en volver a pegarse como si los hubiesen unido con cola mágica; aunque ese año en particular no estaba tan atento como siempre, pues tenía un ojo puesto en el chico de negro cabello alborotado y una túnica de gala azul oscuro con delicados adornos en cuello y puños que aún a su pesar, el profesor tenía que aceptar que pensaba le quedaba muy bien al muchacho; muchacho que era instigado a volver a bailar por tercera vez durante la noche con la misma muchachita tonta de 4to curso de Gryffindor, por su grupo de amigos. Snape bufó, resopló y aterrorizó de muerte a seis parejas en menos de 10 minutos... Potter bailaba una melodía rápida con la chica, por lo menos no habían comenzado con las lentas.

Los minutos siguieron pasando, confiscó dos botellas de licor que iban a ser echadas al ponche y separó cerca de 15 parejas más... algunas hasta por segunda vez, y aunque se prometió no hacerlo, volvió a buscar al Gryffindor con la mirada, y se dio cuenta entonces que el chico no andaba por ningún lugar luego de una minuciosa revisión ocular. Su grupo Gryffindor estaba a la vista pero sin él, la muchachita de 4to curso estaba con su grupo de amigas e incluso Draco Malfoy y su grupo estaban enfrascados en algún asunto puramente Slytherin cuando tan solo una hora antes habían estado vigilando a sus contrapartes Gryffindor listos para arruinarles la noche. Una ceja se alzó enarcada; tal vez debía de dar una segunda revisión. Comenzó a pasear a paso pausado por el lugar, su túnica de gala negra con ribetes plateados ondeando delicadamente entre las parejas, su mirada deslizándose por cada rincón. Entonces lo notó... una figura solitaria saliendo disimuladamente del salón; y sin siquiera detenerse a pensarlo se encaminó de manera igualmente disimulada y lo siguió a paso lento, y sin embargo apenas y unos metros a la salida del salón del baile, estaba Harry Potter apoyado contra una pared de espaldas al profesor que se encaminaba silencioso, suponiendo que el chico tenía presumiblemente la mirada perdida en algún punto lejano... sus hombros caídos, los suspiros que exhalaba. Parecía deprimido.

- "Señor Potter..."- el llamado fue hecho en solo un susurro, y sin embargo Harry se tensó por un momento y pronto sus hombros cayeron de nuevo, un casi imperceptible sollozo llegó a los oídos del adusto profesor, y pronto el chico hizo ademán de voltearse, y al hacerlo Snape se sintió desfallecer, pues por las mejillas del chico surcaban sendos caminos de lágrimas que ya habían sido derramadas y otras que aún continuaban su descenso.

Harry trato de sonreír, de no parecer tan patético... pero engañar con esa máscara al maestro del engaño era imposible.

- "Es solo... me sentía algo solo."- sollozó bajito el muchacho.

Y tan rápido como se quebró algo más en el interior de Severus Snape, el profesor atrajo en un fuerte abrazo al más joven, enterrando el rostro en la negra cabellera, y el chico se solto de manera definitiva, murmurando cosas que no se dejaban entender debido a lo fuertemente adherido que se encontraba a la túnica de su maestro.

- "Shhh... tranquilo Potter, no le entiendo nada."- murmuraba Snape con delicadeza, y sin embargo no apartaba al chico de su fuerte agarre ni pensaba hacerlo- "Vamos, venga conmigo para que podamos hablar tranquilos... no querrá que la multitud lo vea así."- el profesor dijo casi apenado pero con su habitual dejo de sarcasmo, Harry solo pudo asentir.

Despacio fueron por los pasillos hasta las mazmorras, y no pararon hasta llegar al cuadro que daba entrada al despacho/habitación del profesor, y donde Harry había estado ya tantas veces ese curso. En ningún momento el mayor hizo ademán de soltar su abrazo con el chico, en ningún instante el menor hizo seña de querer separarse. Y al entrar y buscar asiento en el sillón no fue diferente. Harry cabizbajo se sentó junto a Snape y apoyó el rostro en su pecho, suspirando quedo y con aire abatido, Snape a su vez suspiró en resignación; hacía mucho que había aprendido sobre los estados de ánimo de Potter, y el significado de cada uno de sus gestos; y aquel lenguaje corporal señalaba a gritos y todas luches un Potter muy deprimido al que había que quitarle información a cucharaditas... mejor se directos, por supuesto con su usual sarcasmo.

- "Venga chico, dígame señor Potter... ¿Qué fue lo que paso? ¿Acaso el trío dorado de los leones ya no funciona bien?, vamos ¿qué pasó con usted allá?"- Harry se irguió un poco, soltó otro suspiro y bajó el rostro.

- "Me sentí solo."- repitió lo dicho anteriormente en el pasillo.

- "Si... claro, eso lo entiendo."- Snape dijo en su usual tono sarcástico mientras miraba un punto en la nada intentando encontrar las palabras adecuadas para continuar con su interrogatorio. Más no hubo necesidad.

- "Desde inicios del curso pasado..."- comenzó a decir Harry- "Estuve instando a Ron... a que se le confesara a Mione..."- Harry esbozó una sonrisa ligera que pronto desapareció de su rostro, para aquellos momentos Snape ya había centrado su atención en el muchacho- "Hace dos semanas que están juntos... me siento de más."- Harry ladeó un poco el rostro, las lágrimas volvieron a sus ojos, continuó- "Yo... en realidad eso era lo que quería... que se tuviesen el uno al otro por si... por si yo no... sobrevivía."- un estremecimiento recorrió a Snape, pero Harry no lo notó a pesar de estar pegado a su profesor, o simplemente no le importó- "pero... igual me siento solo. Y hoy, me juntaron con Daphne, pero... me sentí incómodo, ella me hacía sentir peor y por eso..."- Harry solo negó, llevó sus manos al rostro suspirando y sollozando, y Snape lo atrajo aún más contra si mismo, intentando pensar frases correctas para animar a su alumno.

- "Tranquilo señor Potter, no esta solo; sus amigos no creo que se sientan bien por pensar usted así."- alzó el rostro de Harry para mirarlo de frente.

- "Ellos no saben ¡Nadie sabe lo que en verdad siento!.. estoy solo... solo."- Harry volvía a hundirse en su depresión.

- "Yo si lo sé señor Potter, yo sé lo que siente... lo que piensa. No está solo."- esta vez Snape dijo aquello muy serio, alzando el rostro de Harry a la altura del suyo, los ojos negros puestos sobre los verdes con fuerza.

A Harry el labio le tembló de nuevo, sus ojos se aguaron y tragó con dificultad.

- "No estoy solo."- susurró casi como temiendo que alguien lo contradijese.

- "No... no lo esta señor Potter, creo que cuento como alguien."- y sin estar demasiado seguro de que fuerza de la naturaleza lo impulsó a hacer lo que hizo; Severus Snape, maestro de pociones, adusto y temido profesor, cabeza de la casa de Slytherin, mortífago traidor y espía para el lado de la luz, y hombre maduro de 36 años de edad; juntó de manera delicada sus labios a los de su joven alumno en un suave beso...

Harry cerró los ojos al sentir aquello, y no fue el único; su profesor hizo lo mismo y cuando se separaron unos segundos después ambos se miraron fijamente de nuevo, solo para volver a besarse; aunque no había pasión en aquellos besos, sino necesidad; la necesidad de reafirmar las palabras dichas antes "No estoy solo". En verdad quería creerlo.

La caricia de unos labios sobre los otros era delicada, roces de labios, la invasión suave y concedida de una lengua que entró en la boca del más joven como un explorador atento a cada detalle y que acariciaba cada rincón con la suavidad del pétalo de una rosa, que terminó de calmar la ansiedad del menor... no, ahora lo sabía, no estaba solo... ya no más.

Y cuando los labios se separaron la exploración del mayor continuó, porque sus sentidos estaban envueltos por la fragancia del chico, porque su conciencia había sido adormecida por el hechizo impuesto por la calidez que emanaba del cuerpo que estaba debajo del suyo; porque Harry Potter no era el único que necesitaba corroborar que no estaba solo. La satinada piel del chico moreno lo llamaba a explorar... pero no por deseo, no por pasión o por lujuria; sino por la necesidad de saber que compartía lo suyo propio con alguien más, una persona que ahora estaba a su lado no por interés ante la concesión de un favor o por obtener alguna complicada poción, no porque le tuviese que dar a cambio una bolsa de galeones por su compañía y su cuerpo como tantas veces había tenido que verse en la necesidad de hacer; sino porque ese alguien necesitaba tanto ese contacto como él mismo, porque por primera vez en mucho tiempo, realmente no se estaba sintiendo solo.

Con suavidad sus labios bajaron por la mejilla y el cuello de Potter mediante un camino de besos húmedos, mientras sus manos casi actuando por si solas comenzaban a desabrochar con lentitud la túnica. Botón tras botón ésta fue cediendo, hasta que fue expuesta la ligera camisa que el chico llevaba bajo la túnica, y que pronto aunque no con demasiada prisa comenzaba a correr la misma suerte que la túnica al ser retirados con calma los botones de los ojales. Harry suspiró arqueándose un poco bajo las caricias, sin darse cuenta de que se aferraba al mayor como si de eso dependiese su vida, sin notar el momento en que aquella mano laboriosa sobre su cuerpo comenzaba a retirar la correa y abrir el cierre del pantalón. Y por supuesto tampoco se dio cuenta cuando sus manos comenzaron a imitar a las otras en busca de un poco más de calor... calor que emanaba del cuerpo de su profesor.

Sin estar concientes del tiempo que estaba pasando, el cual pudo constar de tan solo unos minutos o quizás algunas horas, ambos quedaron desnudos uno contra el otro, sintiendo el roce de sus pieles, abrazando con desesperación aquella sensación de compañía. Con calma Snape exploraba el cuerpo de su alumno, rozando con sus labios y sus dedos cada centimetro de piel, casi rindiendo pleitesía mientras aquellos suspiros y gemidos ahogados que procedían de Potter llenaban su alma y lo reconfortaban. Harry por su parte disfrutaba de las atenciones dadas, deseando en su inconsciente que aquello nunca se acabase de ser posible; aquella experiencia era sin duda alguna única para él, no podía explicarse lo que sentía... pero sabía aunque de manera errática lo que no sentía; no sentía temor, no sentía repulsión... no tenía miedo. Pero no era momento para pensar en aquello, en realidad no quería ni podía pensar en nada y con un suspiro volvió a sumergirse en ese mar de calidez que le ofrecían las caricias atentas sobre su cuerpo, aquellas caricias que a pesar del momento no sentía como fuego, sino como algo dulce y suave y delicioso, y se dejó entregar a ellas con languidez.

Snape besaba, lamía, mordía ligeramente la piel del pecho y vientre del chico, bajando lentamente en un camino certero hasta el ombligo... y luego un poco más abajo llegando hasta el sexo que se erguía deseoso, y sin embargo no se centró en este sino que siguió su exploración. No era sexo desenfrenado lo que su cansada alma necesitaba, sino sentirse dueño de aquel que estaba a su lado aunque fuese por un instante. Siguió por las largas piernas hasta acariciar con delicadeza la punta de los dedos y finalmente emitió un largo y maravillado suspiro que denotaba que no se encontraba con ganas de apurar las cosas, aún cuando su miembro pedía a gritos un tanto de atención de la forma más deliciosamente dolorosa, y antes de darse cuenta de lo que su cerebro exigía sus manos comenzaron a actuar de nuevo de manera lenta pero firme y comenzó a preparar al muchacho, separando primero las piernas e introduciendo un dedo por el estrecho, demasiado estrecho interior de Potter.

Un jadeo salió de los labios del mayor ante el gemido inconforme y la tensión del chico al darse cuenta de manera fugaz que estaba a punto de ser el primero... aquellas mejillas sonrojadas y el temor denotado por un instante en la mirada verde lo delataba. Lo calmó con palabras tiernas aunque incoherentes, besos y caricias al azar; y pronto el chico se destensó y Severus continuó con un dedo entrando y saliendo lentamente, besando las sienes de que ahora era su amante, y con paciencia esperó hasta poder introducir un segundo dedo, repitiendo entonces todo lo anterior y sintiendo placer interno cuando el chico empezó a pegársele en busca de más atención... y algo le dijo que ya era el momento, que más preparación estaría de más; que Potter lo necesitaba tanto como él la culminación del acto; y retirando los dos dedos de manera lenta se posicionó entre las piernas largas y miró los nublados ojos verdes que estaban semicerrados en el momento y empujó. Fue un entrar algo difícil pues Potter en realidad era muy estrecho, deliciosamente estrecho y Severus se tomó su tiempo... no había en definitiva ninguna prisa; y al finalizar su entrada, espero con calma disfrutando de la calidez a su alrededor mientras su ahora amante se acostumbraba a la invasión, y una vez más cuando sintió que el tiempo había sido suficiente empezó a moverse tras un suave suspiro y un corto beso en los labios del menor. Una vez más se perdió en las sensaciones mientras efectuaba una danza lenta y sin prisas, tal cual había sido todo hasta el momento. Sintió las oleadas de placer, su cuerpo respondiendo de manera previsible, yendo por el camino hacia el final del encuentro. El chico en sus brazos se tensó, el estrecho pasaje a su interior se apretó aún más y a un mismo tiempo los dos tocaron la cumbre del clímax con dos delirantes gemidos.

- "¡Merlín!... eso fue... Oh Merlín..."- fue todo lo que Severus logró articular mientras recuperaba la compostura y salía del interior de Potter para luego atraerlo a sus brazos, tratando de serenar los temblores de ambos.

Pasaron algunos minutos así, minutos en los que de pronto mil y un temores habían asaltado al mayor. Potter no se había movido de sus brazos, pero no sabía si era porque no quería hacerlo o porque estaba dormido... era probable... ¡¿QUE HABIA HECHO?!... Bien, ciertamente acababa de tener relaciones con un alumno lo que podría ocasionar su expulsión, podría incluso causar su envío a Azkaban... y sin embargo nada de eso le importaba; sino el hecho de perder a Potter, de ser rechazado por el muchacho que se notaba era la primera vez que estaba con otro hombre en una cama (figurativamente hablando), de ser despreciado y temido de nuevo. El corazón se le volcaba una y otra vez mientras intentaba pensar en la manera de evitar eso ¿que decir?; no era que le hubiese hecho el amor a Potter, pero ciertamente no fue solo sexo, hubo más, mucho más... pero no sabía como explicarlo. Gimió despacito mirando con desesperación un punto en el techo... iba a ser rechazado y volvería a sentir la misma eterna soledad de siempre ¡Estaba casi seguro de ello!. Volvió su vista entonces al que estaba entre sus brazos y notó con aprehensión las verdes orbes sobre él; pero algo en su interior se calmó cuando al ver aquellos ojos que dejaban al desnudo cada sentimiento que pasaba por el interior del muchacho, no encontró aquello a lo que tanto temía... rechazo; habían mil emociones escritas en los ojos de Potter en esos instantes, pero el rechazo no era una de ellas... suspiró mientras algo dentro suyo volvía a la vida.

- "Yo... yo... es tarde... creo que ya debo volver a mi torre."- Harry dijo en un susurro nervioso y con las mejillas arreboladas; y entonces notó con sorpresa que el chico se sonrojó aún más aunque eso parecía imposible, y susurrando un 'Buenas noches' trató de salir de los brazos del mayor e incorporarse.

Pero el profesor de Pociones no lo permitió.

Severus atrajo al muchacho de nuevo a sus brazos, le alzó el rostro y mirándolo fijamente le dijo sin palabras todo lo que no sabía como expresar.

- "En efecto ya es tarde Potter... puede quedarse esta noche si lo desea."- las palabras salieron apenas en susurros, pero eran una a todas luces una cubierta, no lo que el mayor hubiese querido decir en verdad.

Harry miró fijamente al profesor y sus labios temblaron como queriendo decir algo, pero finalmente ese algo no pudo ser expresado; tan solo un suave 'Gracias' mientras aceptaba la proposición de su maestro.

El chico por fin fue liberado del abrazo y se irguió, más un dolor en su trasero le impidió moverse con naturalidad. Snape apretó los labios y frunció el entrecejo, se levantó del sofá lo más dignamente que podía hacerlo un hombre desnudo y rodeando con su brazo el hombro del chico le ayudó a encaminarse a la habitación mientras le servía de apoyo; y una vez allí sentó a Potter en su cama y se dirigió hacia el baño, del cual salió con un pantalón de pijama puesto y otro pijama de dos piezas en un brazo (ambos negros) y en las manos unas botellitas de pociones.

- "Tenga... no quiero que pesque una pulmonía."- expresó mientras le extendía las prendas al muchacho y luego tras un suspiro dijo con pena- "Lo lastime... lo siento."- no era una suposición, era una afirmación para el mayor.

Harry comprendió fácilmente las implicaciones de aquella disculpa al ver los frasquitos de pociones en las manos de Snape y sumar 1+1.

- "No... en serio... usted no..."- a Harry le costaba terminar debido a la pena que le daba, pero se dio ánimos- "Fue... muy suave."- dijo intentando encontrar las palabras adecuadas.

Snape alzó una ceja mientras estudiaba al chico ruborizado frente a él pero no dijo nada más en el momento; se acercó a un Harry que lo miró primero confundido y luego alelado cuando fue volteado exponiendo su trasero hacia el profesor. Quiso protestar pero solo atinó a gemir al sentir la fría crema en su entrada, aunque luego un suspiro de alivio brotó de sus labios al disminuir el ardor que había venido sintiendo desde que terminó aquel mágico momento vivido antes, casi hasta desaparecer. Y tras eso fue volteado de nuevo.

- "Beba esta poción, con eso debería ser suficiente... y vístase."

- "S-si... gracias."- volvió a decir Harry todo avergonzado y se puso la pijama lo más rápido que puso; le quedaba grande.

Severus lo observó todo el tiempo con una expresión ilegible en el rostro, y cuando Harry terminó de vestirse abrió el cubrecama verde botella con adornos negros y luego hizo un campo entre las sábanas blancas. Harry se acomodó y espero... esperó porque a pesar de todo aún necesitaba esos brazos alrededor de él, ahora más que nunca que se habían convertido en la promesa de que la soledad sería alejada; así que cuando el mayor se metió entre las sábanas, Harry se acercó con cautela hasta poder sentir en su espalda el calor que emanaba del cuerpo de su profesor, quien por impulso pasó un brazo por encima atrayéndolo. Un largo silencio se instauró entre los dos, silencio que fue roto por Snape.

- "Potter..."

- "¿Si señor?."

Otro minutos de silencio entre los dos.

- "¿Seguro que no le hice daño?."

- "Si señor... seguro."

- "Dijo que fui suave... ¿en comparación con alguien en especial?."- no sabía porque había preguntado aquello, pero esperó por una respuesta que sentía era importante... más no hubo una respuesta, no verbal... Harry solo se encogió en la cama mientras Snape notaba lo poco que alcanzaba de ver de las mejillas tomar de nuevo aquel color rojo encendido- "Tal vez de usted mismo con alguna conquista."- soltó con su habitual sarcasmo, y pronto se pateaba mentalmente.

La respuesta física de Potter al tensarse, encogerse y tratar de desaparecer ante aquella pregunta se lo dijo todo... él había sido el primero, en todos los sentidos. Algo cálido lo inundó y casi lo hizo esbozar una sonrisa... pero se contuvo.

- "Buenas noches señor Potter."

- "Buenas noches... profesor Snape."

**********

Luego de eso las cosas cambiaron un poco... pues ahora profesor y alumno estaban más unidos que nunca a su propia manera, aunque por supuesto nadie en sus cinco sentidos lo hubiese imaginado siquiera. No volvieron a tener relaciones, pero era simplemente porque no lo buscaban; lo ocurrido aquella noche de Halloween había sido especial para los dos, un acto íntimo que los había llenado a tal punto que parecía que las emociones y la calidez se quedarían en sus interiores para siempre. Aunque sin duda alguna si había aumentado un tanto la intimidad, la misma que si bien a la mañana siguiente parecía distante puesto que al despertar ninguno de los dos (en especial Harry) se atrevió a mirar a la cara del otro; luego de eso con tan solo un ligero movimiento terminaron ambos fundidos en un nuevo abrazo sin palabras y el momento vergonzoso fue superado. Ahora les era más natural estar en brazos del otro mientras se dedicaban ya sea a estudiar por parte de Harry o a corregir trabajos o exámenes, o a leer sobre alguna poción nueva por parte de Severus... así como natural se le había hecho al profesor robar uno o dos besos por noche, al menos en la intimidad.

A finales de Noviembre, Voldemort volvió a atacar y una vez más Harry Potter y la Orden del Fénix lograron salir victoriosos de la batalla, si bien la guerra aún no parecía tener un pronto final. Aunque para El-chico-que-vivió lo más importante fue el hecho de que Snape logró sobrevivir a una fuerte maldición que fue dirigida por un mortífago hacia él; pero que nunca llegó porque el oscuro profesor se puso en mitad del camino recibiéndola, dándole al adolescente el susto y la angustia más grandes de su corta pero agitada vida. A Voldemort, Snape le expresó que con aquel acto 'fortuito' se había ganado a conciencia la confianza del viejo director so pena de que Potter nunca se terminaba de morir con maldiciones aún más poderosas, asi que era probable que esa no le hiciese nada, a Dumbledore simplemente que era su deber como miembro de la Orden; pero Harry sabía la verdad... había sido por él. Y Snape sabía que el chico sabía, pues cuando cayó al impacto de la maldición en un mar de dolor jamás alcanzó el suelo, porque antes de perder la conciencia los onix de su mirada celebraron ante las verdes esmeraldas que aquel que hacia menos solitaria su existencia estuviese a salvo, y aunque luego no se habló ni una palabra del asunto entre los dos, Harry nunca lo olvidaría.

Y el tiempo siguió su curso, y poco a poco nuevos sentimientos y nuevas emociones comenzaron a corroer las entrañas del mayor; aquellos saltos mortales que daba su corazón dentro del pecho al ver al chico sonreír de verdad ante y por él, aquellos estremecimientos que le recorrían cada nervio al ver aquellos ojos verdes sobre él, aquel calorcito que se iniciaba en todo su cuerpo y se iba concentrando en aquel lugar debajo del ombligo al ver al muchacho volar sobre la escoba con gracia, correr a ayudar a alguno de sus compañeros o simplemente caminar por algún pasillo... no, no era cierto, eso no podía estar pasándole, no a él, no por Harry Potter.... pero ¿porque no? ¡Por que NO!... ¿Y quien decía que no?... ah, las conversaciones internas eran complicadas, en especial si uno discute consigo mismo y pierde; pero Severus Snape siempre fue un cabeza dura. Harry Potter sin duda ya no era el objetivo principal de su odio, incluso le tenía estima, quizás cariño... pero de allí a.. ¡NO!, eso definitivamente no. Simplemente era... ¿que era el muchacho para él?...

'Tu otra mitad' susurró una molesta voz en el interior de su mente, pero se hizo como con quien no va la cosa. Era una buena compañía y punto.

*** Fin del Flash Back***

Severus Snape suspiró, pronto terminaría de amanecer sin duda, entonces tendría que terminar de aceptarlo todo... si es que no lo había hecho ya. El hombre entre sus brazos se movió un poco para acomodarse mejor aún entre sueños, y Severus acarició con lentitud un par de mechones de en medio de la despeinada cabellera.

- "Señor Potter, todo esto es su culpa... porque demonios tenía que ser tan... usted."- susurró quedamente, mientras su mente volvía a divagar, retrocediendo hasta la noche anterior.

*** Flash Back: noche anterior***

24 de Diciembre, 9:48 pm

Severus Snape volvía a sus habitaciones en las mazmorras luego de dar su última habitual ronda de la noche por el castillo... aunque hacerlo estaba de más pues aparte de él mismo, los únicos en Hogwarts eran los Weasley menores y Potter de Gryffindor, Zabini de Slytherin (cuyos padres no podrían pasar la Navidad con el chico pues andaban rindiéndole cuentas al Lord por un fallo), y Channel de Ravenclaw; aparte por supuesto del director y de los profesores que se quedaban siempre; así que encontrar a alguno fuera de su torre era poco probable... bueno, quizás Potter hubiese pensado en visitarlo, pero ¬_¬ parecía demasiado ocupado con los Weasley el día anterior en la salida a Hogsmade, tanto que ni le presto atención... ni una mirada... NADA!; al igual que en la cena donde parecía haber desarrollado de pronto una extraña atención para con Zabini (léase que le dirigió la palabra en una frase de 13 o 14 segundos de extensión mientras asentía a alguna pregunta). ¡Condenado chico!... si, bien... quizás estaba un 'poquito' celoso.

El adusto profesor resopló de exasperación hacia si mismo antes de dar vuelta al último recodo antes de doblar hacia el pasillo donde estaba la entrada a su despacho/habitación cuando se paró en seco y... se regañó de nuevo a si mismo. Había deseado un tanto más que inocentemente que Potter estuviese frente a su puerta listo para desearle, cuando mínimo, una feliz Navidad y quizás darle un abrazo. Negó molesto consigo mismo por andar pensando en chiquilladas y entró presto por el cuadro que daba a su despacho. Una vez dentro, sacó del bolsillo de su túnica el pequeño paquetito que contenía el regalo para el Gryffindor... un juego nuevo de lentes para el muchacho, de color negro y de una forma cuadrada un tanto más elegante que la que Potter usaba desde siempre, y que mágicamente se graduaban a la medida requerida por quien los usase, como lo hacían los de Albus y Minerva. Se regañó a si mismo por enésima vez por comprar aquel regalo por el cual prácticamente había tenido que tragarse su orgullo al animarse a entrar a la óptica; y ahora no sabía ni como entregarlo.

- "Bah!, simplemente le mandaré el paquete con algún elfo doméstico y punto. ¡Dejate de idioteces Severus Snape que pareces un quinceañero estúpido!."- se dijo guardando el paquete de nuevo en su túnica y encaminándose a su habitación listo para meterse a la cama y dormir hasta el día siguiente, cuando dio un bote sobre su sitio ante un toqueteo fuerte e insistente en la puerta.

Tratando de controlar su sobresaltado palpitar, Snape moduló la voz para que no notara nadie su agitación y preguntó quien era, pero no hubo respuesta; así que medio enfurruñado medio esperanzado se dirigió a abrir la puerta, y al hacerlo y encontrar allí parado a un extremadamente agitado y sonrojado Harry Potter, tuvo que controlarse hasta el extremo para no gritar de emoción y atraer al chico en un apasionado beso... y es que uno tenía que guardar las apariencias después de todo.

Harry miró al profesor, se sonrojó aún más y bajando la vista sacó de detrás suyo un regalo torpemente envuelto y lo extendió con mucha timidez dándole otro vistazo corto al mayor.

- "Es... es para usted profesor Snape. Feliz Navidad señor, espero que le agrade."

Snape parpadeó mirando al muchacho, luego al regalo y de nuevo a Potter y tomó el paquete con toda la naturalidad que pudo y debía de ser mucha porque no le tembló para nada la mano al abrir el paquete.

- "Puede abrirlo ahora si gusta."- Potter dijo medio jugueteando con un pie suyo en el suelo en evidente muestra de nerviosismo.

Snape asintió con la cabeza y comenzó a abrir con una tranquilidad que no sentía la envoltura. Desde mucho antes de comenzar a abrir el paquete supo que era un libro, por lo que no se sorprendió al encontrar eso mismo al tener el regalo desenvuelto; lo que si fue toda una sorpresa para él fue el que el libro en si... era el mismo que había visto una y otra en en la vitrina de la librería mágica del pueblo y del cual había pasado con un suspiro puesto que solo había retirado de Gringotts lo necesario para suplir los ingredientes para pociones de su stock personal. Eso solo quería decir una cosa; Potter había estado al pendiente de su persona en la visita a Hogsmade, había notado claramente sus ansias de tener aquel precioso libro y había tenido el detalle de comprarlo rápidamente, porque los ejemplares de ese libro habían sido llevados el mismo día del paseo a la librería y se había agotado mucho antes de que llegase la noche.

Snape miró el libro un rato y luego a Potter sin decir nada, y notó que este lo miraba como esperando algo, así como el ligero suspirito de derrota que salió de los labios del menor al no recibir algún comentario o movimiento de parte del profesor.

- "Bien... me voy a mi torre señor... solo quería... dejar el regalo y..."- el chico parecía tan triste que daba pena.

Pero Snape lo último que sintió fue pena, pues desde el momento en que había levantado la vista del libro y la había posado en Potter algo completamente diferente había comenzado a bullir en su interior... y ese algo era pasión, una apasionada necesidad de tener esos labios contra los suyos, ese cuerpo bajo el suyo... y ser el único receptor de los gemidos que ya una vez había oído llenar cada espacio de su ser. Y antes de que Potter pudiese terminar de voltear sobre su sitio para dirigirse a la Torre de Gryffindor Snape estaba tirando fuertemente de él al interior del despacho y aplastándolo contra la pared en un beso lleno de pasión, como nunca antes lo había hecho; todo era de pronto tan solo un remolino de emociones... por fin ese algo dentro de él había terminado de explotar.

No necesito más de nada
ahora que
me iluminó tu amor inmenso
fuera y dentro

Creeme esta vez
creeme porque
creeme y verás
no acabará más


A diferencia de la primera vez, esta vez las manos no le alcanzaban para desvestir lo suficientemente rápido a Potter, pues la necesidad de tener a ese muchacho a su lado lo sofocaba, lo mataba y lo hacia sentir vivo... ¡Merlín, como lo necesitaba!.

Tengo un deseo escrito en algo
que pueda hallar
mi pensamiento no depende de mi cuerpo

creeme esta vez
creeme porque
me haría daño ahora
ya lo se

Hay
gran espacio y tu y yo
cielo abierto que ya
nos encierra a los dos
pues sabemos lo que es necesidad


Con alivio y aún más deseo notó como el menor respondía a sus besos apasionados, se separó lo suficiente solo para notar la ligera sonrisa en los finos labios y sintiéndose desfallecer volvió a tomar los labios del chico entre los suyos, de alguna manera se las arregló para cerrar la entrada al despacho y alzar a Potter en sus brazos para llevarlo a la habitación... aunque actuaba por instinto, no era que su cuerpo no le respondiese a su cerebro, es que su cerebro andaba fuera de funcionamiento... hace rato que era el corazón el que mandaba; y todo lo que decían sus latidos era que lo necesitaba... que necesitaba al chico desesperadamente.

Víveme sin miedo ahora
que sea una vida o sea una hora
no me dejes libre aquí desnudo
mi nuevo espacio que ahora es tuyo, te ruego

Viveme sin más vergüenza
aunque este todo el mundo en contra
deja la apariencia y toma el sentido
y siente lo que llevo dentro


Llegó a la habitación como pudo, besando y siendo besado, amando y siendo amado; y terminando de quitarse hasta la última prenda de ropa rogó porque aquello no fuese solo un sueño, porque así como estaba, así frágil y desnuda como estaba su alma tal cual como su cuerpo... moriría si el chico llegaba a rechazarlo de alguna manera.

Y te transformas en un cuadro
dentro de mí
que cubre mis paredes blancas y cansadas

Creeme esta vez
creeme porque
me haría daño una y otra vez


Las caricias fueron en aumento, y sintió su interior llenarse de una manera que no imaginó siquiera luego de llevar tantos meses sintiéndose un tanto más lleno que en cualquier otro momento de su vida. Sintió que su alma cansada retomaba más vida que nunca al observar en el rostro de Potter los párpados entrecerrados y los labios curvados en una sonrisa ligera de placer, que su espíritu se fortalecía ante cada caricia retornada, ante cada centímetro de piel explorada.


Entre mi realidad
hoy yo tengo algo más
que jamás tuve ayer
necesitas vivirme un poco más


Y llego el punto en que no pudo soportarlo más, en que se decidió de manera total a entregar todo lo que era al chico que estaba a punto de poseer por segunda vez, pues los besos apasionados y las caricias fogosas ya no bastaban... quería más, quería todo lo que Potter le había ofrecido antes, lo que se había guardado y lo había obtenido a partir de aquella primera vez y le era desconocido.

Víveme sin miedo ahora
que sea una vida o sea una hora
no me dejes libre aquí desnudo
mi nuevo espacio que ahora es tuyo, te ruego

Víveme sin más vergüenza
aunque este todo el mundo en contra
deja la apariencia y toma el sentido
y siente lo que llevo dentro


Y entró en él, luego de preparar aquella entrada lo mejor que pudo, luego de llenar el joven y delgado cuerpo de caricias y besos lo terminó de tomar de una sola embestida, una donde tomando lo entregaba todo a su vez. No le importó ya lo que pudiese pasar, pues las consecuencias de sus acciones y pensamientos eran una de las principales razones por las que se había negado a si mismo lo que sentía. En ese momento no existía Hogwarts, no existía la Orden del Fénix o Dumbledore, Lord Voldemort o los Mortífagos... lo cuando aquel chico de piel perlada por el sudor gemía en total éxtasis mientras se aferraba al brazo marcado con la Marca Tenebrosa indicándole que confiaba y dependía de él en esos momentos y tal vez para el resto de sus vidas.

Has abierto en mí
la fantasía
me esperan días de una ilimitada dicha

Es tu guión
la vida mía
me enfocas, me diriges, pones las ideas


No estaba seguro de lo que pasaría en el futuro, pero de algo si estaba seguro... en ese momento sentía que la vida tal vez comenzaría a ser buena con él finalmente; y el único culpable era el chico al que ahora poseía con extrema pasión, el chico del cual ahora susurraba su nombre como no pudo hacerlo la primera vez por la solemnidad del momento... el mismo chico que ahora entre gemidos intentaba decir lo que sentía.

Víveme sin miedo ahora
aunque este todo el mundo en contra
deja la apariencia, toma el sentido
y siente lo que llevo dentro


Una última embestida y todo acabo con una explosión de pasión tan grande que ninguno de los dos quedo con fuerza. Ahora realmente eran uno en cuerpo y alma, así lo sintió cierto profesor de Pociones... y es que ya no podía engañarse a si mismo, ya no podía aparentar más. Con un último suspiro antes de salir de aquel cálido interior, Severus Snape atrajo a si el cuerpo tibio y con una semisonrisa en los labios cerró los ojos... ahora estaba completo, porque lo había dado todo.

*** Fin del Flash Back***

Severus seguía mirando el mismo punto en el techo mientras terminaba de repasar todo por última vez en su mente. La luz del sol que se filtaba mágicamente a su habitación en las mazmorras le decía que ya era de día, al igual que al joven Potter que se encontraba en su abrazo, y que poco a poco comenzaba a despertar.

*Pequeño, estoy asustado en cierta manera... no se si sientes lo mismo que yo, pero ya no lo puedo callar más, pero ¿como reaccionaras?. Tal vez lo mejor sea seguir ocultándolo, ocultar mi corazón para que no notes lo que siento y darte todo lo que pueda hasta que decidas que es suficiente... aún así se que será más de lo que nunca imagine en mi vida. Mirate, ahora estas abriendo tus ojos y los enfocas hacia mi aún a pesar de que sé que no me distingues bien y... ¿me sonríes?... Oh sagrado Merlín ¡Me sonríes!... y en tus ojos... lo que veo en tus ojos es... ahora no tengo escapatoria.

No lo tenía planeado así, pero todo acaba de cambiar para mi, para ti... para nosotros. Será una lucha larga, tal vez nunca acepten los demás lo que sucede entre nosotros, pero... de alguna manera... si, de alguna manera encontraré la forma de que todo termine bien para nosotros, de que haya en el futuro una oportunidad de caminar lado a lado nuestros senderos; aún cuando tenga que esperar toda una vida para terminar con la pesadilla que se cierne sobre nuestras cabezas pues esperaré, aún cuando tenga que enfrentarme al mundo entero lo haré. Porque en tus ojos mi pequeño, esta la muda afirmación de que sientes lo mismo que yo; y yo... señor Potter, yo lo amo.*


- "Señor Potter... Feliz Navidad..."

- "Feliz Navidad, profesor Snape."

Fin

Notas de la autora:


WIIIIIIII!!!!!!!!!! TERMINE!!!!!!!!!! ^^ diox, demoré un siglo para subir este último cap, pero... u-u es que las prácticas pre-profesionales me han tenido al tope. En realidad aún estoy asi =¬.¬= pero la musa pudo más que la razón, y ya ven xD aish, que bien se siente... ejem. Bueno, antes que nada muchas gracias a quienes han seguido este fic a lo largo de sus tres capítulos, no saben lo felish que me hace que haya gustado aunque sea a unos cuantos T-T aish la mermelada, que felish me hace hacer cosas melosas y romanticonas, no puedo con mi vena rosa :p. No sean malos, consiéntanme con tan solo expresarme con un adorable review si les gustó *-* emociónenme.

Bueno, eso es todo. Una vesh másh gracias a todos LOS ADORO!, y desde mi canastita felina me despido másh que felish de concluir este fic.

Un beshito felino para ustedes

chibineko chan
Miembro de la Orden Sirusiana
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La Muda Aceptación - Capítulo III (Final)
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