Título: La Muda Aceptación
Autor: chibineko
Miembro de la Orden Sirusiana
NOTA: Todos los personajes de este fanfic pertenecientes a la serie de novelas de Harry Potter son propiedad exclusiva de su autora J.K.Rowling.
Advertencia: Este es un fanfic del tipo slash, lo que quiere decir relaciones chico-chico; si no es de agrado este tipo de lectura, por favor no sigan.
Capítulo IAquí en medio de la noche, acostado en mi cama contigo al lado, trato de dilucidar lo ocurrido en todo este tiempo... pero no logro hacerlo. Sé que un nuevo suspiro llega a mis labios... y acaba de partir para unirse con todos los anteriores en el silencio de mi habitación y mientras acaricio tu cabello negro extendido sobre mi pecho, una tenue sonrisa triste viene a mi... y sin embargo es una sonrisa más que nace en mi por tu causa pequeño... tú y tus brillantes ojos verdes que me transmiten sin palabras lo que sientes, esos sentimientos que me han limpiado poco a poco el alma desde... si... desde aquella vez, aún lo recuerdo todo una vez más; desde entonces y hasta ahora, que por segunda vez te has entregado a mi, únicamente a mi y a nadie más... que por segunda vez te he dado como nunca pensé en dar a nadie una parte de mi alma y de mi escondido corazón; y por fin defino lo que siento... y sin embargo no logro entender del todo lo que pasó entre nosotros. Fue paulatino, un proceso que se tomó su tiempo como la mejor de las pociones lo hace, y sin embargo no me di cuenta hasta que fue demasiado tarde... porque es tarde, los ingredientes ya fueron colocados aunque de manera silenciosa, tan silenciosa que no me di cuenta hasta ahora... porque eres así, silencioso, solo así te me pudiste meter tan adentro... mudo, tranquilo, como aquel primer abrazo hace ya tanto tiempo atrás.
***** Flash Back, finales del quinto año de Harry ***** El quinto año terminaba en Hogwarts para Harry Potter, pero ya nada era como antes, ya lo había perdido todo, cualquier posibilidad de una familia simplemente se había esfumado para él y había tenido que aceptarlo... simplemente tuvo que hacerlo. Durante varios días había pasado por todas y cada una de las etapas, desde la negación y la ira, la rabia y la soledad, hasta simplemente aceptarlo... tan solo aceptar el hecho de que estaba solo, porque Sirius, su padrino, ya no estaba a su lado.
Ahora además la situación no daba para que Harry inmiscuyera a más gente en su vida, ni siquiera a Ron o a Hermione, pues ahora que la presencia de Voldemort era nuevamente tan peligrosa como lo fuese años atrás, las familias de sus amigos podrían correr peligro o peor aún, sufrirían ante la pérdida de uno de sus jóvenes miembros; no, tal vez él no tuviese a nadie, pero no dejaría que persona alguna a su alrededor pasase por lo mismo que él, aunque para eso tuviese que alejarlos a todos de su lado.
Así que antes de salir del colegio para las vacaciones de fin de año, Hogwarts se enfrentó a un Harry ensimismado y silencioso que aceptó su situación con exasperante pasividad y sin chistar, aceptando así incluso la restauración de sus clases de Oclumenia un mes antes de terminar clases, a razón de tres veces por semana.
La primera semana las cosas no fueron fáciles... no por causa de Harry quien aceptaba cada indicación del adusto profesor con pasmosa sumisión, sino de parte del mismo Snape, quien trató de sacar a Potter de sus casillas más de una vez, para mantener así su propia normalidad. Pero no lo logró, Potter tan solo intentaba mantener fuera de su mente al profesor, y de no lograrlo, de Snape meterse en su mente; él tan solo aguantaba y esperaba a que el agudo dolor se alejase, a que Snape lo regañase con palabras cargadas de un sarcasmo que poco a poco iba menguando al no recibir las acostumbradas respuestas, y a finalmente irse en silencio. Severus Snape simplemente se exasperó, pero no le quedó más que aceptarlo, y la segunda semana fue tan impersonal que Snape casi no reconoció a su alborotador alumno en lo absoluto.
Severus no la pasaba mejor... Black se había ido una vez más de la vida de Potter y la suya propia, y al parecer era esta vez de manera permanente. No que le importase en cuanto a si mismo, en realidad y le venía bien librarse del perro ese... pero había que reconocerlo, era el único que estaba al lado de El-niño-que-vivió solo por cariño, sin esperar algo a cambio y al punto de dar incluso su vida... como ya lo había demostrado para fortuna o infortunio de quien fuese. Ahora Severus estaba solo en la no tan agradable tarea de cuidar al Gryffindor, el cual de pronto y parecía un zombi, y si a eso le sumaba la pública reaparición del Lord Oscuro, pues bien, el peso sobre sus hombros se había incrementado al punto de no saber si podría aún soportarlo, tal vez no podría; y sin embargo tendría que hacerlo, no tenía otra salida.
Y ahora Potter que venía en una actitud de perfil bajo ¡Que bajo! tenía el perfil por los subsuelos de las mazmorras a decir verdad; y él ya de pronto no tenía con quien desahogarse... a quien gritarle; y Albus estaba cada vez más pendiente de si mismo como para contar con su apoyo, quien había llegado a ser una figura paterna para él se encontraba ahora alejado en una lucha personal contra el Lord; y Voldemort... también exigía más que nunca de él. Severus suspiró, era miércoles, segunda lección de la tercera semana del mes que había quedado en tener clases de Oclumencia con Potter, y en lugar de eso iba a darle clases a ese remedo de Potter que más bien parecía un maniquí. Cogió su pensadero, hora de rememorar cada uno de sus más profundos y privados recuerdos para evitar algún accidente... iba a ser como siempre; pero hubo un instante, un solo momento en el cual algo se le quebró dentro, a mitad de su ya habitual sesión para meter aquellos recuerdos en el pensadero en el cual no pudo seguir, en el cual no pudo continuar afrontando su soledad. Se aferró a la mesa tratando de controlarse a si mismo y al vacío en su interior... quieto tanto tiempo que no se dio cuenta de los minutos que pasaban, tanto que no se dio cuenta del momento en el que Potter entró tras tocar y esperar fuera tal vez demasiado... no lo hizo hasta que una mano se posó en su hombro y una voz suave pregunto.
- "¿Profesor?..."
Y Severus, tenso y avergonzado por la posición en que era encontrado, volteó dispuesto a desquitarse con el chico por ello, y sin embargo no pudo hacerlo.
Tal vez el que no hubiese burla en la mirada de Potter, tal vez además el ver en esos ojos verdes lo mismo que su alma gritaba sentir, la misma soledad, la misma desesperación; y el hecho de saber que no era falso, pues Severus había notado el alejamiento de Potter con el mundo en general, lo que lo hizo actuar como actuó; y lejos de gritar, y lejos de maldecir, lejos de echar al chico de su alrededor en ese momento; Severus hizo por fin lo mismo que su atormentada alma pedía, y buscó consuelo en los brazos del chico tenso al cual de pronto atraía hacia si en busca de un poco de calor... tan solo serian unos minutos, solo unos minutos.
En cuanto a Harry, este no pudo evitar tensarse ante el repentino e inesperado contacto... tan poco usual, si no es decir por completo extraño de su profesor. Pero el silencio era agradable aún en aquella extraña situación, y un contacto como aquel, viniendo de quien viniese, era lo que Harry había estado esperando desde hacia mucho, se sentía demasiado solo.
Los minutos pasaron más rápido de lo esperado, y a pesar de que ni una lágrima cayó por las mejillas de ninguno de los dos, ambos comenzaron a sentirse desahogados, sin ganas de separarse del otro, sin ganas de romper con la reconfortante calidez que los envolvía... y fue así hasta que sonó la campana que señalaba que era la hora de ir a dormir para los estudiantes, y ante el repentino romper del silencio impuesto, por fin Severus tomó conciencia de que se había pasado así la hora completa. Aspiró profundo sabiendo que el chico tomaría lo vivido como un arma a su favor, y enfrentó la verde mirada, pero encontró algo muy diferente... un agradecimiento, un mudo agradecimiento ¿Es que el chico iba a agradecerle o a fastidiarlo aprovechándose de su momento de debilidad?.
- "Con su permiso profesor."- y sin embargo Potter tan solo se retiró.
El mayor suspiró tras la partida del otro, y se sentó tratando de dilucidar lo sucedido... fue tan solo un momento de debilidad concluyó, algo que no volvería a repetirse.
- "Y que me traerá más de un dolor de cabeza el viernes en la clase de Pociones que me toca con quinto."- se dijo en voz alta Snape, con una mueca de disgusto y un tono de resignación ante la situación. Bien, el mismo se lo había buscado.
Y el viernes...
Increíblemente para Severus, el muchacho actuaba como se le hubiesen lanzado un
Obliate, y se preguntó por un momento a si mismo si no había sido un sueño, pero desecho esos pensamientos pronto; sabía lo que había pasado y estaba sorprendido por la actitud de Potter sin duda, pero si el muchacho no le daba ninguna importancia a lo sucedido, él tampoco lo haría. Y la clase pasó sin más ni más, un ligero accidente por culpa del chico Longbottom pero nada serio, era la última clase del año.
Y al llegar la noche, Potter llegó silencioso como era su costumbre, y esta vez Severus lo esperoó listo, comenzando con la clase de Oclumencia de manera inmediata. Y el chico trató, resistió cuento pudo, y fue más que otras veces, pero finalmente sus fuerzas flaquearon tras casi 20 minutos continuos y pudo sentir a Snape en el interior de su mente. Miles de dolorosas imágenes bailaron frente a Snape, imágenes que para su propia desgracia ya conocía demasiado bien. La muerte de Diggory, la de Black y la resurrección del Lord, así como el sentimiento de traición ante las acciones de Dumbledore entre otras, pero siempre esas eran las más constantes, las que aparecían con mayor frecuencia junto a ese terrible peso en el corazón y el alma del muchacho; Severus se retiro y suspiró, posando su vista cansada en el chico ahora arrodillado que respiraba de manera agitada mientras trataba de alejar con las manos en su sudoroso rostro aquellas visiones de su mirada... pero estaban en su mente, no podía alejarlas tan fácilmente.
Pero Snape había percibido otra cosa entre aquellos recuerdos... un abrazo reconfortante y un sentimiento de calidez junto a aquel, y aunque solo había durado unos segundos entre aquel mar de dolor, Severus supo que había sido un bálsamo para el chico como lo había sido para él mismo. Se acercó y semiarrodilló con una rodilla contra el suelo, poniéndose a la altura de Potter y clavando sus negros ojos en las manos que aún cubrían los ojos esmeralda. Esperó el tiempo que fue necesario para que Potter se tranquilizase, para que su agitado pecho parase un poco su loco subir y bajar, para que las manos se retirasen dejando que los negros onix chocaran contra las verdes esmeraldas.
Y un ofrecimiento silencioso partió de aquella adusta mirada, a la vez que un brazo se medio extendió en un tímida invitación, y en la verde mirada a través de las gafas... la muda aceptación.
Y una vez más ambos se fundieron en un reconfortante abrazo silencioso, desahogando sin lágrimas, agradeciendo sin palabras. Severus aferrando al muchacho con moderada fuerza, atrayéndolo contra su pecho el mentón sobre el alborotado cabello; Harry por su lado aferrado como si de ello dependiera su salvación y su cordura; y ambos se mantuvieron así hasta que sus almas se saciaron del necesitado calor, por lo menos para seguir adelante. Al separarse Harry miró al mayor con timidez y con un suave movimiento de cabeza agradeció... siempre en silencio.
- "Ya es hora de que se vaya a su torre, señor Potter."- Severus habló como si nada hubiese pasado.
- "Si señor."- Harry actuó de la misma manera por inercia.
- "El lunes retomaremos entonces... pero sus exámenes finales son la próxima semana, si cree que de alguna manera pudiese bajar su rendimiento, podemos terminar por ahora y retomar luego de sus vacaciones."- la voz parca del profesor, como siempre no dejó exteriorizar ningún sentimiento, aunque deseaba por primera vez el continuar incluso la semana de exámenes, aún con todo el trabajo académico extra que ello significaba... aún así, aunque se había prometido aquella primera vez que no volvería a suceder, tras aquel segundo reconfortante abrazo la perspectiva de un momento de respiro y abandono, por pequeño que fuese, era toda una tentación.
- "¡No!... es decir yo... yo no creo que... no voy a bajar mi rendimiento señor."- Harry terminó de decir en un murmullo, no quería perder lo único que lo hacía sentirse menos solo en aquellos momentos... aunque eso fuese el mismo Snape.
- "Por supuesto."- el profesor dijo después de un par de minutos con un evidente dejo de burla, pero a la vez leve y no insultante como de costumbre.
Y tras ello, Harry simplemente se retiró mientras Snape con un suspiro iba a su escritorio, debía de preparar los exámenes de Pócimas para cada año.
**********
La siguiente semana fue ajetreada, pero pasó sin muchas complicaciones; las clases de Oclumencia se dieron con naturalidad de parte de Snape y Potter... pero también con naturalidad se habían dado aquellos reconfortantes minutos de estar en brazos del otro, si bien de manera tímida el lunes, bastante más relajada el viernes, de pronto se habían instaurado aquellos breves momentos como un bálsamo para las dos torturadas almas.
Y así llegaron las vacaciones de fin de año, y por consiguiente la partida de los alumnos a sus respectivos hogares, y el colegio quedó en una completa quietud, cosa que por lo general era lo más esperado por cierto Maestro de Pociones, pero aquella vez fue diferente. Severus Snape sentía de pronto que algo le faltaba, y sabía muy bien lo que era... pero eran solo abrazos, no iba a morir sin ellos, no le eran tan necesarios, sin embargo el tiempo pasó y su alma comenzó a sentirse más pesada, la tensión se acumulaba en su interior, en especial tras dos reuniones con Lord Voldemort y una con la Orden del Fénix durante ese período de descanso... necesitaba de manera urgente esos brazos alrededor suyo.
Así que para comienzos de la tercera semana de Julio hizo lo que nunca antes había hecho en su larga carrera docente... pidió un permiso para salir del colegio.
- "Por supuesto Severus, eres libre de irte unos día durante las vacaciones, es solo que... me sorprende un poco tu pedido, no acostumbras ir a ningún lugar."- Dumbledore expresó algo anonadado, tanto que se había quedado a la mitad su acción de sacar la envoltura de su caramelo de limón de turno.
- "Si bien; tengo unos asuntos que atender y quisiera aprovechar el tiempo si no te importa, regresaré en diez días, dos semanas a más tardar."- el oscuro profesor dijo sin expresión alguna mientras clavaba su mirada de manera profunda en el dulce entre los dedos del director.
Dumbledore iba a decir algo más por lo que aparentaba, pero Snape no dejó que eso pasara; con una leve inclinación de cabeza si despidió y solo su túnica se elevó de manera elegante y silenciosa ante el preciso movimiento que el profesor ejecutó para dar la vuelta y salir de la dirección, tras lo cual se encaminó rápidamente a las mazmorras para terminar de alistar lo que le fuese necesario. Un par de mudas de ropa, la llave de su cámara de Gringotts para sacar algo de dinero mágico y cambiarlo a dinero muggle, las pócimas usuales en caso de emergencia, y por supuesto su varita, eso era más que suficiente. Luego se dirigió hasta la percha donde se encontraba Hades, su halcón peregrino, sin duda alguna más confiable y elegante que una simple lechuza a su parecer, y lo instó a que se posara en su brazo. Empequeñeció su equipaje lo suficiente para meterlo en el bolsillo de su túnica y con Hades en el brazo abandonó las mazmorras y luego el colegio, caminando de manera tranquila hasta salir del área de protección del castillo, tras lo cual miro a su ave con solemnidad.
- "Regresaré aquí en pocos días, pero sé que sabrás encontrarme de ser necesario. Cuidate y hasta pronto."- dijo acariciando levemente el plumaje del ave de presa antes de instarlo a volar, y tras verlo perderse en el horizonte camino al Bosque Prohibido, desapareció camino a Hogsmeade.
Allí trató de hacer rápidamente todo lo que necesitaba, aunque de igual manera se hospedó en el "Caldero Chorreante" por una noche para organizarse por una última y efectiva vez. Contó el dinero muggle que ahora tenía entre sus manos, creía que era suficiente para pasar el máximo de dos semanas de manera holgada, pero aún así sería precavido con el dinero, uno nunca sabía en el Londres muggle. Convirtió el par de túnicas que llevaba consigo a conjuntos de ropa muggle de pantalón y camisa, y tomó un mapa para poder guiarse y llegar sin problemas a Privet Drive. Sabía ya más o menos como llegar, pero asegurarse nunca estaba de más; tras todo eso suspiró algo nervioso y se acostó en la cama ¿que estaba haciendo?.
- "No tengo la menor idea."- se dijo a si mismo, tras lo cual cerró los ojos e intento descansar, ya era de noche después de todo.
Y al día siguiente, luego de pagar la cuenta y ya vestido con las ropas muggles, salió del local encaminándose tranquilamente hacia Privet Drive. Era muy temprano, tanto que apenas y habían salido transeúntes por las aceras y carros a las pistas, apenas y estaba amaneciendo. Tomó el metro tal y cual lo decía el pequeño resumen que sacó de un libro de "Estudios Muggles" procurando verificar tres veces que lo llevara a su destino según el mapa, permaneció alerta y bajó en su paradero sin problemas.
45 minutos después de salir del "Caldero Chorreante" Severus Snape estaba frente al número 4 de Privet Drive, bueno... en realidad estaba en la acera del frente, escondido a la sombra de un árbol tratando de pasar desapercibido gracias a una ligera coleta en el cabello, unos lentes ahumados que no llegaban a ser oscuros y una actitud de perfil bajo, apenas y recostado contra el árbol, atento por si a Arabella Figg se le ocurría asomarse a darle una revisada a Harry ya que después de todo para eso vivía tan cerca del chico, o que Dumbledore haya mandado a algún otro miembro de la Orden para tal fin; aunque también estaba atento por si su alumno aparecía, aunque dudaba que alguno de sus alumnos se levantase tan temprano en su tiempo de descanso. Pasó cerca de una hora, en la cual el movimiento matutino comenzó a presentarse, antes de que el número 4 de Privet Drive tomara vida, y un poco más de tiempo antes de que la cochera se abriese dejando salir el coche donde un rollizo hombre iba al volante, supo que ese desagradable ser debía ser el tal Dursley por los recuerdos de Potter, al igual que supo que la delgaducha mujer que de pronto se encontraba en el pórtico despidiendo el vehículo en compañía de un chico tan rollizo como el hombre al volante, eran el resto de la familia. Enarcó una ceja al no notar a Potter... un momento ¡Lo encontró!, miraba todo desde una ventana del segundo piso, una ventana enrejada, y su rostro no era una oda a la alegría por lo que podía notar. Lo vio suspirar y alejarse de la ventana y decidió seguir esperando, pero tuvo que desistir de tal objetivo una hora después cuando la señora Figg se asomó por la cuadra a pasear con una canasta con un gato dentro, con la obvia intención de vigilar a Potter y de paso toda la calle. Severus simplemente se dedicó a dar vueltas por la manzana y sus alrededores antes de volver media hora después.
Luego de volver se recargó en el árbol de nuevo y pasaron varias horas y notó con sorpresa la cantidad de trabajos que hacía Potter en casa durante la mañana y siguió así hasta la hora del almuerzo, donde el chico resignado dejaba su labor en el jardín y seguía a su tía para preparar el almuerzo para su primo por lo que logró oír, así como que el rollizo primo de Potter no hacia nada de nada. Severus notó también que aún bajo las enormes ropas que portaba, Potter se encontraba más delgado de lo que ya era por lo general, y él que pensó que su imaginación le hacía ver cosas a cada inicio del año, ahora confirmaba que el chico si llegaba más delgado y desnutrido... era preocupante en realidad, el chico solo tenía ¿cuanto?... ¿16?, se suponía que debería de alimentarse bien. Sacudió la cabeza y suspiró mientras decidía dar otra vuelta regañándose, a él no debían de importarle esas cosas después de todo.
En su camino encontró un pequeño restaurant tranquilo y pidió algo para comer, buscando entre los extraños nombres de platos muggles uno que le pareciera apetecible, y de suerte su elección fue de su agrado. Comió tranquilamente grabando en su memoria el camino hacia el pequeño y acogedor local pues estaba seguro de que iría a comer allí de manera regular mientras se quedase. POr su mente pasó la idea de que tendría que buscar alojamiento, pero se ocuparía de eso luego. Una hora después volvía en busca de su objetivo hacia Privet Drive, estudiando de paso el movimiento del lugar.
Entre una y otra cosa se pasó el tiempo, y eran casi las cuatro de la tarde cuando vio salir a Potter de la casa y lo siguió llegando hasta un pequeño parque cercano por el cual había pasado previamente en sus caminatas, y tras unos minutos observándolo caminar por aquí y por allá con las manos en los bolsillos decidió que tal vez era hora de acercarse, aunque aún no tenía una excusa decente para su presencia alli... pero necesitaba un pequeño abrazo, un desahogo para su alma, porque la sentía de nuevo tan pesada como lo había estado durante casi 20 años, hasta el día de aquel abrazo. Harry se sentó finalmente en un columpio donde cabizbajo parecía pensar y Severus hizo un ademán de pararse e ir a su encuentro, cuando el rollizo primo de Potter hizo su aparición y se acercó al morocho con un par de amigos y unas caras que por alguna razón no le parecieron muy bien intencionadas, en realidad tuvo un vivido recuerdo de su juventud y la expresión en los rostros de Potter y Black cuando lo veían. Un estremecimiento lo recorrió mientras su rostro se endurecía ante la visión.
Y entonces, tras casi una hora, vio tras sus lentes ahumados el patético esfuerzo de los tres grandulones por hacer sufrir a Potter, pero este solo se dejaba empujar y manotear, incluso golpear mientras que su rostro ahora lleno de moretones mostraba una actitud de vacío absoluto, una rendición que se había instaurado en el chico y no lo iba a abandonar fácilmente. Los más grandes se aburrieron y se fueron a algún lugar luego de tirar a Potter al suelo una última vez, Severus suspiró debatiéndose entre ir a ayudar o no, no estaba seguro si la señora Figg estaría cerca, observando, pero al final no tuvo que decidirse en lo absoluto pues tras un largo suspiro Harry se levantó y se regresó de manera en extremo cansada a la casa de sus tíos.
Las horas siguieron pasando y Severus se preguntaba que hacer, al parecer había arruinado la única oportunidad que se le presentó ese día y al llegar el anochecer pensó con desgano en ir a buscar un hotel, pero no se movió, andaba metido en sus propios pensamientos y el aire frío de la noche no se comparaba para nada con el frío de sus mazmorras. Fue entonces que, casi a las once de la noche, vio una ventana del primer piso abrirse, y una figura deslizarse por ella e ir entre las sombras a toda velocidad hacia algún lugar. El conocía esa figura demasiado bien, así que se dispuso a seguir a Potter mientras que en un característico gesto suyo, una ceja inquisitiva se alzó al tiempo que se preguntaba a si mismo el motivo por el que el chico saldría a esas horas.
Luego de correr tras el muchacho de manera sigilosa, lo vio entrar a una casa que él ya sabía estaba abandonada, pues había realizado un análisis de la zona, asó que sin más miramientos ingreso de manera silenciosa a la propiedad y trató de enfocarse a ver si escuchaba algo... si, un ruido en la segunda planta atrajo su atención y presuroso subió y vio a la lejanía una luz, presumiblemente la de una vela o quizás la de uno de esos aparatos muggles... ¿linternas? como fuese, ¿qué hacía Potter allí?, esta era pronto su gran interrogante. Llego y se asomó con cuidado, efectivamente era Potter, y si tenía uno de esos aparatos muggles, así como una herramienta que no distinguía en la mano, pero la usaba para levantar unas tablas. Lo observó en silencio, un rato más y descubrió con sorpresa lo que Potter tanto buscaba... eran sus libros de texto y pergaminos escondidos bajo un par de tablones semi sueltos en el piso. El chico terminó de sacar sus textos y los espació a su alrededor, al alcance de su mano, colocó la linterna de manera que lo iluminase, un aparato muggle que Severus reconoció como un reloj despertador y estaba seguro que utilizaba para no quedarse dormido, y finalmente se echo boca abajo en el suelo polvoriento de la esquina de la habitación en la que estaba y empezó a hacer... sus tareas para las vacaciones. ¿Y eso?, ¿desde cuando un adolescente tenía que huir de casa para hacer tareas cuando por lo general era para evitarlas?, algo definitivamente no era normal en Potter, bueno, nada era normal en Potter en realidad.
Pero era hora de dejar todo de lado, aquella era su oportunidad y no iba a desperdiciarla. En silencio se acercó al chico y miró sobre su hombro... "Historia de la Magia" si no se equivocaba, y tan concentrado como estaba en su texto, Potter ni lo había notado... que chico descuidado.
- "Dejando las tareas para último momento como siempre Potter?."- la pregunta le salio natural, con algo de sarcasmo tal vez pero era su estilo.
Harry en cambio se sobresalto todo, solo de milagro no tiró la tinta sobre el montecito de pergaminos con tareas ya hechas que tenía a un lado. No era cierto, no podía ser... ¿Era posible acaso que Snape...?, ¿Estaba allí en realidad?, ¿Era real o solo producto de la enorme necesidad que tenía de refugiarse en un abrazo calido?. No lo descubriría a menos que se voltease, y así lo hizo de manera lenta, y al hacerlo casi quedó en shock, mirando al mayor con ojos desorbitados.
Fin del primer capítulo.
Ir a Capítulo II
Notas felinas de la autorachibineko: Nyaaaaaah... smiuf... hola. Sip, soy yo de nuevo con un fic nuevo para variar... ya no me recriminen por los que me faltan, es que la inspiración me controla y no yo a ella, la musa viene pero me hace escribir lo que le da la gana, ya me hice a la idea.
cyberneko: Si claro... y yo soy la reina de Saba, mejor hermanita di lo que tengas que decir y continua escribiendo o te van a linchar viva.
chibineko: =;.;= mala!... aish =v.v= bueno. Diré que este iba a ser un fic de un solo capítulo según yo, pero lo estoy avanzando en papel de a pocos (sip, lo hago mientras tengo minutos libres en el laboratorio donde practico xD aish, musa malvada, me inspiras donde no debes) y pues me va a salir mucho más largo de lo que pensé, y como a través de los años la gente me ha expresado que escribo papiros enormes, estoy tratando de dejar el hábito y escribir capítulos cortitos como este... así que nada de quejas tampoco por eso.
cyberneko: =¬v¬= para variar.
chibineko: =¬.¬= mejor callate... ejem, en que iba?.. a si, y pues este es un fic que si tenía planeado, y que para que yo quede como quiero será más largo de lo que pensaba me iba a salir... así que en lugar de un cap serán tal vez tres, eso creo. Como sea espero que les este gustando, es una idea que me vino por allí y a mi musa se le ocurrió que sería el siguiente fic en salir. Y no... NO puedo hacer dramas altamente dramáticos, me salen medio cómicos siempre, no puedo evitarlo.. no quiero quejas al respecto.
Bueno, como siempre comentarios o críticas, pueden dejar reviews =*.*= no me molesto para nada, :p un beshito felino a todos y un apapachito, y nosh vemosh.
chibinecho chan
Miembro de la Orden Sirusiana (y a mucho orgullo)