La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 La Muda Aceptación - Capítulo II

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lady_chibineko
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lady_chibineko


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La Muda Aceptación - Capítulo II Empty
MensajeTema: La Muda Aceptación - Capítulo II   La Muda Aceptación - Capítulo II I_icon_minitimeJue Feb 05, 2015 5:53 pm

Título: La Muda Aceptación

Autor:
chibineko
Miembro de la Orden Sirusiana

NOTA: Todos los personajes de este fanfic pertenecientes a la serie de novelas de Harry Potter son propiedad exclusiva de su autora J.K.Rowling.

Advertencia: Este es un fanfic del tipo slash, lo que quiere decir relaciones chico-chico; si no es de agrado este tipo de lectura, por favor no sigan.

Capítulo II

- "¿Que pasó Potter?, ¿El Grim le comió la lengua?, ¿O es que acaso tengo gnomos en la cara?."- Snape preguntó mordaz y enarcando una ceja al ver la cara de Potter al mirarlo.

El chico salió un poco de su estupor y se sentó mirando aún a Snape parado frente a él, vestido con unas ropas muggles, peinado de manera tan diferente... ¿Era en verdad él?.

- "Pro.. profesor... yo... usted... ¿que hace aquí?."- el chico atinó a preguntar buscando una salida para recuperarse de la impresión.  Fue ahora el turno de Severus de callar un momento, luego suspiró y dijo con calma (una que en realidad no sentía).

- "Tuve unos negocios que atender en Londres muggle, y terminé con ellos hoy, estaba cerca y quise ver por mi mismo el lugar al que el profesor Dumbledore había mandado al 'Gran Harry Potter', y de pronto usted salió y sentí curiosidad, es todo."- Ah!, una mentira elaborada dicha con toda calma, muy convincente.  Que bueno que la excusa dada en Hogwarts era tan maleable.

- "Oh!."- fue todo lo que Harry dio por respuesta, no sabía que más decir.

- "¿Y se puede saber porque su textos escolares están tirados en el suelo de una polvorosa casa vacía, señor Potter?."- la voz de Snape cortó el silencio de nuevo.

Entonces Harry recordó sus textos y se medio sonrojó mientras intentaba encontrar una respuesta para Snape; pero éste no esperó la respuesta, era obvio y él solo había querido incomodar al chico y lo logró de manera exitosa.  Sacó su varita del saco y con un ligero movimiento limpió el piso y se sentó frente a Harry, estirándose y recostándose contra la pared que estaba a sus espaldas.

- "Parece un buen establecimiento con todo, creo que me quedaré unos días.  ¿No le importa que use su refugio, verdad señor Potter?."- Snape habló de manera tranquila, pero la frase dejó a Harry más que sorprendido.

- "¿Quedarse?... ¿unos días?."- Harry aún no salía de su asombro.

- "Terminé mis asuntos con unos... 10 días de anticipación más o menos."- dijo como sacando la cuenta y suspiró- "¿Alguna objeción?."

Harry negó con la cabeza de manera algo torpe, y eso fue todo, Harry guardó silencio y Snape lo miró de reojo, los feos golpes en el rostro del chico estaban más atenuados que en la tarde, pero aún se notaban un par de moretones de manera llamativa.

- "¿Qué le pasó en el rostro, si se puede saber?."- preguntó el mayor continuando con su escrutinio.

- "Me caí... nada grave."- el chico dijo de manera mecánica jugueteando con su pluma, preguntándose desde cuando Snape se preocupaba tanto por él.

- "Ya veo."- Snape suspiró- "Ya que se dio este inesperado encuentro, creo que deberíamos aprovecharlo."- dijo como si lo anterior no hubiese tenido importancia alguna- "Tal vez reanudar las clases de Oclumencia, unos minutos cada día claro, si no tiene inconveniente, ¿lo tiene, señor Potter?."

- "¿Uh?... no... no, en realidad vengo todas las noches y... yo hago aquí mis deberes.  Mmmm... a mis tíos les... incomoda."- aclaró sin saber porque, pero no diciendo del todo la verdad.

- "Por supuesto."- Snape miró al muchacho girarse de nuevo y reanudad su lectura, pero a leguas menos concentrado que antes, y esta vez estaba sentado, ya no echado, y parecía de nuevo tan ensimismado como siempre, pensativo... pero no era el zombi que vio por la tarde.

Snape suspiró bajo de nuevo y en un acto al cual ni él mismo encontraría razón de ser más tarde, atrajo al chico contra su pecho y lo mantuvo allí, simplemente NECESITABA ese contacto.  Y una vez más al obtener lo deseado sintió que estaba más ligero de alma, algo en el chico simplemente lo calmaba, lo purificaba.  Harry volteó a verlo sorprendido, y Snape dibujó una súplica en sus ojos, que no se alejase; y Harry lo miró entendiendo, y una vez más la aceptación silenciosa se daba en la verde mirada.  Harry trató de relajarse.

- "¿Y sobre que lee ahora, señor Potter?."- luego de un rato Severus se animó a preguntar, aunque por los párrafos que distinguió tuvo idea de que era algo sobre Medimagia definitivamente.

- "Bueno..."- comenzó Harry como ordenando sus ideas- "Entre los temas del curso pasado tocamos "Historia de la Medimagia" y algunos temas quedaron para las vacaciones, en el sorteo me tocó el tema de ‘Embarazos masculinos mágicos’."- Harry ladeó la cabeza y en un susurrito añadió más para si mismo que para el maestro de Pociones- "Hasta ese momento no supe que los hombres también se embarazaban..."

Snape enarcó una ceja burlona que Harry no vio, pero al hablar Snape dejo translucir su burla.

- "¿Es que acaso eso le abre nuevas posibilidades señor Potter?."- el mayor tenía ganas de reír de lo absurdo de la reacción del chico entre sus brazos, quien tenso de pronto por completo lo miraba aterrorizado con la cara hecha un mar de rojo.

- "N.. ¡NO!."- Harry negaba una y otra vez con la cabeza de forma desesperada.  Snape ya no insistió más, se había divertido lo suficiente.

- "Termine su ensayo señor Potter, o se hará tarde para que descanse."- cortó el mayor su propia diversión.

Harry volvió a girar y trató de concentrarse en su lectura tras mirar la hora y darse cuenta que ya era media noche, entonces la linternita comenzó a parpadear y por fin se apago del todo.  Harry se quejó en descontento, no había hecho nada, pero el lugar pronto volvió a iluminarse.

- "Lumus."- Snape invocó con su varita, sin moverse, los ojos cerrados y respirando tranquilamente apoyado contra la pared para luego decir bajo- "No se ha dado un embarazo masculino en casi 50 años, aunque de por si son bastante raro.  No se sabe a ciencia cierta porque se dan, pero se especula que se deben a una íntima unión en las parejas, lazos fuertes que se dan solo si hay.. hmmm.. lo que se podría llamar 'amor verdadero', yo más lo veo como un entendimiento verdadero, una sincronización en el pensamiento de ambos... el llegar a saber lo que el otro desea antes de que siquiera sea pensado.  Eso no lo encontrara en los libros señor Potter... pero puede ponerlo si quiere."- Snape abrió los ojos y notó como Harry lo miraba de manera asombrada- "Hice varios ensayos prácticos cuando cursaba el curso de 'Medimagia básica' en la universidad, y éste fue uno de los temas, no tiene porque poner esa cara señor Potter."- explicó el mayor sin necesitarlo en realidad.

La mirada asombrada de Harry persistió sobre su profesor por algunos segundos más, para luego cambiar a una actitud un tanto tímida mientras asentía con la cabeza en un mudo agradecimiento; Snape a su vez asintió en reconocimiento y volvió a cerrar los ojos, descansando un poco de su agotador día, sintiéndose secretamente complacido por el tranquilizador contacto... tanto como agradecido estaba el chico entre sus brazos.

Cerca de la 1:30 de la madrugada, Harry se fue de vuelta a casa, dejando para disgusto de Snape sus textos debajo de los tablones de nuevo, y este al verse solo se dedicó a ajustar un poco el lugar para su propia comodidad: una cama para descansar, una silla donde dejar su ropa, un mueble donde poner su aún reducido equipaje... todo lo que necesitaba y tenía consigo.  Ya con las clases de Oclumencia obligaría a Potter a que le dijese la verdad cuando le preguntase por los moretones y la necesidad de abandonar su supuesto hogar para efectuar sus deberes, aunque sea solo para amenizar las noche, después de todo no era dado a conversaciones amigables a la luz de la varita, el silencio o los interrogatorios iban mejor con él.

A la mañana siguiente, Snape volvió al pequeño restaurant para desayunar, y con agrado comió unos sabrosos huevos con tocineta; luego pensó que al tener ya un casi horario para ver al muchacho, con la excusa que ofreció de manera oportuna para si mismo con retomar de manera temporal las clases de Oclumencia, no necesitaba seguirlo.

Y sin embargo no tenía nada más que hacer... se dirigió a Privet Drive, dio un par de vueltas y a las 10 de la mañana vio al chico salir de la casa con las manos en los bolsillos del pantalón y la cara de fastidio.

- "¡¿Adonde crees que vas ahora?!"- gritó su tía enfadada, el chico solo suspiró.

- "Por allí tía Petunia."- apretó los labios y notoriamente también los puños dentro de los bolsillos, antes de abrir la boca para agregar- "No haré nada raro que los pueda avergonzar."- su mirada triste fue cubierta por el flequillo esparcido sobre las gafas.

- "Pero ya sales demasiado, ¡Casi todos los días!.  No quiero que luego nos llamen la atención y puedan culpar a mi pequeño Dudley de ser como tu."- espetó la mujer con un gesto de inconformidad con su sobrino.

- "No te preocupes... no haré nada."- dijo una vez más Harry retomando su camino, y al llegar a la esquina y doblar, salió corriendo, por lo que Snape le perdió el rastro al muchacho, tras lo cual miro con evidente enfado a la mujer que se volvía a meter a la casa.

Luego de tragar el mal sabor que le dejo ver a 'esa muggle' referirse a la magia como algo 'raro y vergonzoso', Snape se encaminó por allí, y sin pensarlo ni darse cuenta llegó al mismo parque donde la tarde anterior el enorme primo de Potter le diese al morocho una paliza junto a sus amigos.  Se sentó tranquilamente a la sombra de un gran árbol, permitiéndose descansar un poco y liberar tensiones; no se permitía momentos prolongados de descanso por lo general, pero ese día y tal vez todos los siguientes, contaba con las mañanas y las tardes completas para sentirse bajo cuantos árboles quisiera, y pensaba aprovecharlo.  ¿Por qué no se había tomado unos días antes? Bien, ni siquiera había pasado la idea por su cabeza, pero al parecer era cierta la frase 'nunca es tarde para comenzar'.

Pasaron los minutos y poco a poco las horas, y ya se acercaba el medio día, cuando unas risas le llamaron la atención.  No que fuesen las primeras que escuchaba ese día; en realidad el lugar estaba plagado de risas y gritos infantiles provenientes de los niños que corrían de aquí para allá en una completa desorganización (para su disgusto), y estas risas también infantiles no eran diferentes en si, pero la que les acompañaba, la del adulto en medio, le era conocía y hacia mucho que no se dejaba escuchar.  Saliendo lentamente de su sopor abrió los ojos y se encontró con un cuadro a lo lejos que le hizo enarcar una ceja en señal de sorpresa ante lo que veía.

Allí a unos 80 metros aproximadamente, se encontraba su joven alumno, riendo de contento mientras que un par de niños pequeños y aproximadamente unos 4 ó 5 años y otro de unos 9 ó 10 años corrían a su alrededor, y en la espalda un carga bebés llevaba a un pequeño de tal vez un año o menos que daba ligeras sonrisitas ante los sobresaltos del adulto que lo portaba.  Potter no se había dado cuenta de su presencia, estaba demasiado abstraído con los niños sin lugar a dudas, aún cuando poco a poco se habían ido acercando a donde el se encontraba sentado.

Los pequeños siguieron jaloneando con dicha a Harry e instándolo a seguirlos de arriba hacia abajo por todo el parque.  Toda la algarabía paró solo por un momento cuando la niña cayó al suelo, al parecer lastimándose una rodilla, y Harry se acercó presuroso mientras la nena lo miraba con lagrimitas en los ojos.

- "Annie, tranquila... mira, yo te curo; pronto dejará de doler."- instó Harry con una sonrisa cálida que hizo que la pequeña tomara un poco de calma ante su situación.

- "¿Pometes?."- preguntó con una vocesita infantil que denotaba aún algo de dolor.

- "¡Claro!."- Potter respondió con aquella enorme y brillante sonrisa- "¡No por nada soy el mejor mago del mundo!."- el chico dijo con dicha plena y Snape abrió los ojos grandes en alarma, pero pronto se sintió estúpido por ello al oír o más bien leer los labios del chico diciendo- "Mira: 'Abra kadabra, patitas de cabra... que el golpe de Annie ya no duela'."- mientras movía las manos ligeramente sobre el golpe tras lo cual plantó un sonoro beso en la rodilla.  La niña sonrió y se paró con un poco de dificultad bien aferrada a Harry, a leguas había recuperado su felicidad.  Los dos niños se miraron con complicidad y volvieron a emprender la carrera de aquí para allá- "¡Sam! ¡Josh! su hermana no está para volver a correr ahora ¡Quietos!."- dijo entonces el morocho aparentando molestia, y aunque para Snape era claramente fingida, los niños entraron en alarma- "Vengan aquí que ya es hora de merendar, luego de que comer podrán jugar un rato y luego de vuelta a casa ¡Y no hay pero que valga!."- añadió cuando los tres niños iban a protestar.

Harry entonces llevó a los niños bajo la sombra de un árbol de nuevo un tanto alejado de donde estaba Snape, y de una canasta que había dejando allí al llegar sacó un mantel, sandwichs y jugo para los niños, y un biberón guardado en un recipiente térmico también con jugo, así como un taper con papilla.  Desligó al bebé que llevaba en su espalda y con delicadeza lo acomodó sentadito sobre la manta, sacó por último un botiquín y con cuidado pasó un algodón con desinfectante por la pierna de la niña, y luego le puso una curita de color rosa, tras lo cual comenzó a repartir la comida a los más grandes, y finalmente sentó al bebé en sus piernas y comenzó a darle con toda la paciencia del mundo la papilla.  La escena era por completo tierna e inesperada para Snape, quien tan solo pudo quedarse observándolo, se le hacía raro relacionar a Potter con tanta ternura.  Y así pasó el tiempo, observando en silencio, hasta que de pronto cayó en cuenta que el niño mayor lo observaba y lo siguió observando un poco temeroso, hasta que finalmente jaló de la manga de Potter para llamar su atención susurrándole algo al oído.  El morocho levantó la vista y por primera vez en el día fue conciente de Snape observándolo, y un sonrojo ligero se pudo notar en sus mejillas.

Durante unos segundos Harry no se movió mirando a su maestro, más luego sonrió y se acercó al aún preocupado pequeño y le susurró algo al oído como momentos antes había hecho el niño, algo que hizo que el nene se relajase y al volver a ver a Snape, sonriese.  Snape enarcó una ceja más no podía replicar nada por aquel comportamiento con nadie, se quedo inmóvil.  Luego los otros dos niños voltearon y sonrieron graciosamente tras unas palabras del mayor, Snape solo suspiró preguntándose que demonios cruzaba por la mentecita de esos demonios gracias a Potter, pero el morocho parecía ajeno a todo mientras le daba el biberón de jugo al bebé.

Finalmente los niños terminaron de comer, los dos varoncitos volvieron a correr como desquiciados un rato más, mientras Harry se quedaba en la manta con la nena y el bebé, dándole miradas de soslayo al maestro una que otra vez.  Tras un rato más todos se fueron del parque luego de que Potter limpiase y guardase todo.  Snape desistió de la idea de seguir a su alumno, pero tenía una misión: averiguar que dijo de su persona a esos pequeños alborotadores.

De allí el resto de la tarde se pasó de manera tranquila para el profesor, y al llegar la noche se encontraba entre tranquilo e impaciente mientras esperaba al joven, quien llegó de manera silenciosa poco después de las once de la noche, cargando una pequeña bolsa plástica.  Miró a Snape al entrar y lo saludó con un movimiento de cabeza mientras apagaba su linterna ya que el profesor tenía todo iluminado con algunas velas, y sacaba su herramienta para abrir su escondite bajo los tablones y guardar allí la bolsa, aunque sacó de esta un par de bolsas de papitas fritas.  Entonces por primera vez Snape notó que al fondo de los tablones, luego de los libros de texto, habían otras tantas bolsas más muy parecidas, unas 5 ó 6, no pudo distinguir bien pues el chico medio tapaba su visión e hizo todo muy rápido.

- "Está listo señor Potter?."- preguntó Snape cuando Harry acomodaba los libros de texto en el suelo.

Harry miró a Snape, suspiró y asintió, y entonces Snape sacó su varita y se preparó lo mejor que pudo.  Previamente había levantado un par de barreras alrededor de la casa abandonada para evitar que sintieran el despliegue de poder, así que estaba seguro de lo que hacía.

- "Con 15 minutos diarios creo yo que será suficiente, luego descansará otros 15 minutos y harás sus deberes ¿Algún reclamo señor Potter?."- Snape miró de manera fija al morocho, quien solo negó con suavidad a pesar de estar recibiendo ordenes de su profesor cuando ni siquiera estaba en el colegio.  Un par de minutos después todo daba inicio cuando Snape susurró "Legeremens..."

Si bien el muchacho hizo su mejor esfuerzo, este no fue suficiente.  En menos de cinco minutos Snape estaba en la mente de Harry, reviviendo los temores de éste y sonsacando lo que había pasado hasta ese momento durante las vacaciones.  Con razón y el chico no tenía fuerzas; lo mataban de hambre y lo hacían trabajar de más en los deberes de la casa, las únicas escenas de comidas decentes se daban en un par de visiones donde se presentaban los niños con los que lo vio en la mañana.  Y además, por supuesto, rememoró lo del parque cuando lo divisó allí por primera vez  apareció su rollizo primo.  Snape salió de la mente del chico y se sentó en el sillón que se había adjudicado la noche anterior mediante un simple hechizo de transformación, para luego suspirar con pesadez.

- "Pensé que se había caído nada más señor Potter.  ¿Exactamente, de que le servía mentirme?."

Harry tardó un momento en recuperarse, así arrodillado como estaba en el suelo, posición en la que terminó cuando Snape salió de su mente; pero al hacerlo no se atrevió a mirar a su profesor, éste salió de su sillón y se arrodilló a la altura del muchacho.  Debía de admitirlo, le daba algo de pena el muchacho, ya lo había apenado bastante, en especial porque no tenía derecho a recriminarle nada en esas circunstancias... dejó esa rama del interrogatorio allí, y cambió el tema en la siguiente pregunta, aunque aún siendo él mismo no pudo dejar de tratar de amenizar el momento a instancias del muchacho y tal vez enfadarlo para hacerle olvidar el mal rato.

- "Y que hacía rodeado de esos niños hoy ¿acaso es niñero de medio tiempo o algo así?."- el parco profesor preguntó con sorna, pero se sorprendió cuando en silencio Harry asintió muy sonrojado, pero levantando la mirada apenas un minuto para demostrar en esta que no le daba vergüenza admitir aquello, aunque luego volvió a bajarla.

- "..."- Snape no sabía que decir, había hecho aquella pregunta como un intento por fastidiar a un adolescente que no estaba en edad de admitir que era niñero... un niñero masculino.

- "Yo.. se me dan bien los niños... por lo menos esos."- Harry miró de reojo a Snape una vez más para bajar la vista otra vez y susurrar bajito más para si mismo que para el mayor (cosa que el profesor estaba notando que el chico hacia mucho y lo exasperaba)- "No todos lo marginan a uno por estudiar en una correccional. "

Snape enarcó una ceja, luego cayó en cuenta de la significancia de aquella última frase y finalmente bufó en un resoplar forzado.  Esos muggles con los que vivía Potter cada vez le caían peor.  Potter en cambio continuó rápidamente tratando de hacer conversación y así quitar la expresión de enojo en el rostro del mayor.

- "Además gano algo de dinero para mi, y algunos bocadillos.  La sra. Meyer es muy amable siempre, me invta a comer cuando puede.  Es en verdad muy amable."- el chico tomó distraídamente uno de sus libros y lo abrió comenzando a leer rápidamente, aún estaba mareado y le dolía un poco el pecho y la cabeza, pero no quería seguir hablando de su vida personal durante las vacaciones con Snape... se sentía muy raro.

Snape suspiró de nuevo y negando suavemente atrajo al chico hasta tenerlo entre sus brazos y contra su pecho.

- "Descanse Potter, luego podrás continuar con sus deberes en unos minutos.  ¿Qué le toca hoy si se puede saber?."

Harry cerró los ojos un momento, suspiró, los abrió y mostró su libro de transformaciones.

- "Tengo que hacer un ensayo de 105 cm. sobre conversiones de objetos de 10 cm. o menos a objetos de metro a metro y medio."- el chico miró a Snape un rato y luego tomando una bolsa de papitas la abrió y se la ofreció a Snape, luego hizo lo propio para él con la otra bolsa- "Me las dio la sra. Meyer, son de las ricas, siempre me da esa marca"- el chico explicó antes de intentar meterse en su lectura.

- "¿Le pagan con chucherías Potter?."- el profesor tomó los bocaditos y comenzó a probarlos con cuidado, eran buenos pero no estaba muy acostumbrado a ellos.

- "No... me pagan con dinero... y algo de ropa también."- Harry respondió frunciendo el entrecejo, Snape lo miró aún más significativamente.

- "¿Ropa?... ¿le dan ropa?... ¿ropa... usada?."- Snape pregunto 'casi' preocupado; con lo que se ganó una mirada recelosa de Harry.

- "No mata, y es mejor que la de mi primo."- frunciendo los labios, el chico añadió como cortando la conversación allí- "El señor Meyer es tan solo un par de tallas más grande que yo, y cuida muy bien la ropa."

Snape decidió guardar un sabio silencio mientras disfrutaba de otra papita y del calor que invadía su cuerpo por la cercanía de Potter.  Bien, era demasiado obvio que Potter no era Slytherin ni lo sería nunca; y momentos después un agradable silencio envolvía la habitación mientras Harry hacía su tarea y Snape pensaba en darle un revisión más tarde a las bolsas bajo los tablones, las cuales obviamente contenían la ropa que Potter recibía como 'pago' por sus servicios, entonces recordó...

- "Potter, ¿exactamente que le dijo al niño que cuidaba cuando me señaló?."

Harry volvió a enrojecer, sonrió y por último de una manera un poco tímida dijo.

- "Bueno... le dije que no era bueno confiar en extraños y siempre debía de estar alerta... pero que yo a usted lo conocía y.. y... pues... que era uno de los agentes secretos que Santa enviaba durante el años a ver lo que niños se portaban bien y cuales no lo hacían, que estaba de incógnito y qe no le haría daño."- terminó de decir el chico con el rostro cada vez más metido en su libro.

Snape suspiró y resopló con fuerza, esa era la invención más ridícula del mundo, era estúpida... y tierna.  ¡Y estaba metido en medio de ella!, mejor se callaba porque de lo contrario... ¡AAAAAAH!... comió con furia otra papita.

**********

Los días pasaron con aquella misma rutina establecida el segundo día, y pronto era 29 de Julio y llegaba la noche.  Snape esperaba como siempre tranquilo en su sillón leyendo un libro de pociones que había traído consigo y esperando al chico que sabía iba a llegar de un momento a otro; lo cual le fue confirmado cuando un ruido conocido se escuchó en la primera planta y dejando el libro esperó un par de minutos, siendo recompensado con la presencia de Potter y su saludo mediante un leve movimiento de su cabeza, saludo que fue devuelto de la misma manera.  Potter había recuperado algo de su usual practica con la Oclumencia, pero le faltaba aún y el hecho de que no se alimentase bien influía, eso ya lo había confirmado sin lugar a dudas.  Bien, practica, practica, practica; era la única manera.  Sacó la varita cuando el chico dio señales de estar listo y relajado, vio a Potter concentrarse y él estaba listo para intentar entrar en la su mente cuando un fuerte dolor se apoderó de él, haciéndole soltar la varita y retroceder hasta chocarse contra la pared, donde sujeto su antebrazo izquierdo con un rictus de dolor en su rostro perlado de sudor.

Harry por su parte cayó de rodillas sujetándose la frente, pero como estaba concentrado en bloquear su mente en esos instantes, el dolor no fue tan agudo como de costumbre y es que ese dolor había sido provocado por Voldemort tratando de entrar, así como sabía que las acciones de su profesor eran consecuencia del llamado del Lord a sus seguidores.

Pasó un buen rato antes de que el dolor amainara en Severus y pudiese escurrirse hasta el suelo tratando de recuperar la compostura.  Apenas y notó que Potter se deslizaba a gatas en el suelo hacia su persona, pero el refugiarse entre los brazos suaves y cálidos que le ofrecieron a darle consuelo fue instintivo, ninguno dijo nada, no parecía ser necesario... no por el momento.

- "¿Lo llamo?."- fue todo lo que salió de Potter varios minutos después.

- "No."- Snape respondió recobrando el aliento- "Solo fue un recordatorio."- y echando su cabeza hacia atrás cerró los ojos.  Harry no dijo nada.

Momentos después Snape abría los ojos sorprendido, una mano tímida se posaba en su antebrazo, justo sobre la marca tenebrosa y frotaba de manera firme como tratando de adjudicar un poco del alivio que ciertamente comenzaba a sentirse.  Snape no se espero eso, y ciertamente no se espero el siguiente movimiento de Potter, cuando éste se inclinó y depositó un beso suave sobre la tela que cubría el antebrazo.  Snape se tensó y Harry lo notó y se volteó lentamente confrontándolo; la mirada de Snape exigía una explicación, la de Potter bajaba tímida mientras el chico tomaba aire.

- "Cuando..."- comenzó con un murmullo- "cuando las visiones... cuando me duele la cicatriz... a veces Hermione me da un beso en ella... o Ron o sus hermanos, Neville... a veces Seamus o Dean o... bueno, con quien Hermione y Ron dejen como mi cuidador de turno.  Lo siento, pensé que serviría de algo, me sirve a mi a pesar de hacerme sentir un bebé."- ciertamente Potter lucía apenado, pero aún peor, lucía entristecido.

A Snape se le encogió el corazón y volvió su mirada al techo, pensando; miró a Potter una vez más y notó por fin la cicatriz enrojecida; él sabía lo que eso significaba, no había sido el único en pasarla mal. Alzó el brazo que tenía libre, porque a pesar de todo no había hecho nada por liberarse del toque de Potter sobre su antebrazo, y acarició la cicatriz con suavidad mientras la observaba, y tan de improviso como lo hizo Potter, sus labios se depositaron en un leve contacto en la frente del chico, sobre la mítica cicatriz.  Luego los dos pares de ojos volvieron a encontrarse, y en los dos un mudo agradecimiento se extendía hacia el otro.  Esa noche no hubo clases de Oclumencia ni deberes por hacer, esa noche fue solo utilizada para disminuir un poco más del dolor en ambos corazones y aligerarse un poco más el alma.

Y a la noche siguiente...

Ya estaba Harry tranquilo terminando su lectura sobre el tema de Transformaciones cuando apenas y tocó la media noche y la habitación donde se encontraban profesor y alumnos (Potter envuelto como siempre en el abrazo de Snape) fue inundado por varias lechuzas que hicieron que el mayor respingara sorprendido y el menor expresara de pronto una honda pena en su mirada.  Y las lechuzas se posaron sobre lo que encontraron alrededor de Harry mostrando mensajes atados a sus patitas o trayendo paquetes sujetos en sus picos o lomos o garras que previamente dejaron caer en el regazo del ojiverde.

Snape enarcó una ceja mientras Hedwig se acercaba a saltitos a su amo, era la primera vez en todo el tiempo que llevaba por Privet Drive que el profesor veía al ave, supuso que la vería en realidad pero no pensó verla acompañada ¿Por qué tantas lechuzas?.

- "¿Te divertiste con Mione?."- preguntó Harry suavemente al ave y esta ululó bajito y frotó el blanco plumaje de su cabeza contra la palma de la mano de dueño, y extendió la patita en la que tenía una carta de pergamino atada; previamente ella había dejado caer uno de los dos paquetes que Harry recibió en el regazo.  El chico sacó la carta pero no la abrió, sino que con cuidado desenvolvió el paquete que ya imaginaba lo que podría ser... un libro como lo predijo, uno titulado: "Defensa sobre las Artes Oscuras del siglo XX y los grandes magos que sobresalieron en ella"; el chico suspiró y entonces por fin abrió el pergamino y Snape pudo sentir como el chico se iba escurriendo entre sus brazos en un claro abatimiento y sobre el hombro de Potter leyó las primeras líneas y apretó los labios al confirmarse sus sospechas ante el "¡Feliz Cumpleaños Harry!." que coronaba como saludo la misiva.  Perfecto, era el cumpleaños de Potter y él ni enterado... siguió leyendo líneas entrecortadas, en especial en donde los dedos de Potter paraban, solo tuvieron que pasar unos segundos para que se diese cuenta que el chico ponía la mano sobre lo que leía, y se tensaba en las líneas donde la señorita Granger le pedía que no olvidase la amistad entre ambos, que recordase que la tenía para apoyarlo en lo que fuese, que iba a estar para él siempre sin importar que.  Snape vio atentamente como Harry guardaba el pergamino y el libro a un costado y tomaba el paquetito del pico de otra lechuza, y un pergamino de una de las patitas y lo desdoblaba.  Era de Lupin.

Nuevamente los pedidos de que no se alejase estaban presentes, entre palabras de cariño y una disculpa por lo modesto del regalo.  Snape vislumbro una sonrisa apenas dada en el extremo de los labios de Potter, quien al abrir el pequetito encontró dos ranas de chocolate y un pastel de calabaza personal; sin siquiera voltear a ver a su profesor, Harry le ofreció una rana y guardó la otra a un costado, la expresión en su rostro era cada vez más triste.  El siguiente era de Hagrid, quien le mandaba unos buñuelos hechos por él mismo ante los que Harry solo sonrió con tristeza dejándolos de lado, y un par de nuevas foros para el álbum de Harry salieron del fondo del paquete, eran de la graduación de sus padres, su padrino y Temus salían también y Snape pudo sentir un estremecimiento recorrer a Harry y un sollozo ahogado salir de sus labios.  Harry entonces tomó el otro paquete que había caído en sus piernas, sabía lo que era antes de abrirlo, el pastel de cumpleaños que la señora Weasley le enviaba cada año.  Abrió la caja, sopló la vela que estaba encendida con infinita tristeza y abrió la carta que llegaba con ésta, Había saludos de cada integrante de los Weasley menos de Ron, claro que Ron siempre le enviaba una carta aparte; y además estaba el catálogo de "Sortilegios Weasley" que había sido enviado para el único y favorito accionista de la empresa.  Harry vio esto de reojo, medio sonrió y lo dejó de lado, así como dejó de lado el pastel, comería un poquito más tarde, y tomó de la lechuza del pelirrojo un paquete y un pergamino más.  Abrió el paquete y sonrió una vez más de manera triste, aquello era ya algo como instaurado esa noche pensó Snape.  Del paquete salió la camiseta oficial de los 'Chudley Cannons'.  Harry pensó en que a Ron debió costarle tal vez demasiado, y al abrir el pergamino y leerlo no pudo aguantar más y se medio derrumbó internamente.  Ron le exigía que dejase de comportarse como un idiota, que no volviese de nuevo a Hogwarts en ese estado de zombi que tuvo durante el fin del curso, que le gritase y se desquitase con él si se iba a sentir mejor asi, pero que volviese a ser el antiguo Harry.

- "Finge si tienes que hacerlo, es más fácil si usas una máscara y finges que nada pasó."- las palabras de Snape golpearon a Harry, quien volteó a verlo atentamente con sorpresa en los ojos, este continuó- "Una sonrisa de vez en vez y dejaran de molestarlo señor Potter.  Solo tiene que sonreír, es el precio por tener gente a la que le importa."

Harry sopesó las palabras de Snape, y tras un suspiro asintió y con una lagrima escurriendo por su mejilla intentó dando su mejor sonrisa en aquel momento.  Snape asintió, cerró los ojos y recostó la cabeza contra la pared.

- "Pero es más fácil cuando no se tiene que sonreír para nadie, es más fácil estar solo."- Snape abrió los ojos y miró a Potter, en ambas miradas se extendía un mudo entendimiento, Harry agradecio con un movimiento ligero de cabeza.

Luego abrió el último sobre, era de Hogwarts, en él iban la carta del director para el próximo curso así como la respectiva lista de útiles necesarios para el año.  Apenas y Harry terminó de leer con desgano la carta, un hermoso halcón entró por la ventana, posándose en el hombro del mayor para sorpresa de Harry y le ofreció una cata sellada con el sello del colegio a éste.

- "Gracias Hades, buen trabajo."- recompenso el maestro con unas caricias a su fiel mensajero- "Marcho en dos días de regreso a Hogwarts."- anunció Snape luego de leer la carta de manera rápida y volver a doblarla, para luego despedir al halcón.

Poco a poco el resto de las aves abandonaron el lugar, incluso Hedwig quien volvía a casa de Hermione, así era más seguro para la lechuza.

Harry miró a Snape algo más triste aún ante la noticia dada, pero no dijo nada entendía bien, y Snape devolvió la mirada al chico dejando ver también algo de desazón ante la idea de irse. Harry rompió el contacto visual y volteó solo para tomar el pastel y partir un par de trozos y servilos en unas servilletas que venían con el pastel; le ofreció un trozo a su profesor y Snape recibió el pedazo pensando con autoburla que era la primera vez en más de 25 años que comía tanto chocolate... debería de hacer una poción para evitar las caries y de seguir así agrandar su ropa porque le iba a quedarle muy ajustada de lo contrario, pero aún así comenzó a degustar el pastel y se dio con la sorpresa de que no sabía nada mal.

Snape miró al chico que se había dado vuelta de nuevo y trataba de terminar su lectura y de paso su ensayo y en un susurro dijo.

- "Por cierto señor Potter... feliz cumpleaños."

Y con un nuevo y ligero movimiento de cabeza, Harry agradeció.  No había sido un mal cumpleaños.

**********

Las semanas pasaron rápidas y el regreso a Hogwarts había llegado para los alumnos.  Snape había regresado un mes antes y había alistado con tranquilidad sus clases, y aunque había extrañado a Potter se había dicho mil y un veces que había recibido suficiente calor y alivio y se autorrecriminaba porque no era de Slytherins quejarse tanto.  Ya lo volvería a ver y si se podía robaría un abrazo en las clases de Oclumencia, pero aunque se lo negase a si mismo, verlo entrar al salón el primero de Setiembre fue un gran alivio para él, aún cuando el chico estuviese más delgado y aún cuando la enorme, y a la vista de Snape, bien practicada falsa sonrisa se mostrase en el rostro del morocho; aún así el maestro se alegraba de manera inconsciente.  Observó a los amigos de Potter, observó a los docentes, observó a Dumbledore... si, todos parecían aliviados por ver sonreír al muchacho ¡Que fáciles de engañar eran todos!.

Solo un choque de miradas le bastó a Snape para saber que Harry sufría tanto como antes, solo ese choque bastó para que Harry supiese que alguien lo apoyaba aunque fuese en silencio.

Y en la primera clase de Oclumencia de su sexto curso, Potter dio lo mejor de si, todo por sentir que hacia algo que valía la pena, todo para sentir que era merecedor del refugio que encontró al final de la clase entre los cálidos brazos de su profesor, ese calos que aún sentía momentos después en su cama en la torre de Gryffindor cuando ya era hora de dormir.

Fin del segundo capítulo


Ir al Capítulo III


Notas de la felina autora


chibineko: Smiuf! =>.>= mi musa me sigue pellizcando la nalga felina en el laboratorio donde no debe! =u.u= encima de pervertida, inoportuna la señorita.

La musa de chibi la mira con una sonrisita traviesa en el rostro y le da un guiño medio malévolo

chibineko: Aish de mi... ya no puedo controlarla sin lugar a dudas... bueno.

cyberneko: Tu nunca puedes controlar nada, no se de que te quejas... ahora termina de hablar con los lectores y has algo de utilidad... como continuar el fic o repasar lo que hiciste en prácticas o algo.

chibineko suspira y asiente.

chibineko: Bueno, espero que este capítulo les haya gustado =u.u= shi, ya se... tiene mermelada por todos lados y blah blah blah... no puedo evitarlo, yo soy así, pero lo escribí con cariño aunque saque a los personajes de su caracter de manera tan evidente.  Como dije el siguiente capítulo sera el último, espero poder ponerlo pronto, aunque no she... esta semana estaré de apoyo en un laboratorio donde difícilmente tendré tiempo por muy pellizcona que este mi musa de escribir algo, así que tal vez en dos semanas pueda actualizar... y pues el lemmon se dará mas adelante... eso es todo por ahora. Mil gracias por los reviews, en serio no saben lo felish que me hacen, y adoraré si me envían másh =*.*= mi musa y yo nos hacemos muchas ilusiones, como que ella se queda más tiempo conmigo cuando recibo reviews.

Un beshito felino para todos y pues un pequeño review no estaría mal n-n.

Nosh estamosh viendo, apachurritos gatunos para todos y hasta luego.  Byes!

chibineko chan
Miembro de la Orden Sirusiana
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La Muda Aceptación - Capítulo II
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