Título: JUNTOS PARA SIEMPRE
Autor: gabrielle62
Personajes: Harry Potter, Severus Snape
Género: Angustia, Drama
Clasificación: PG-13
Advertencias: Muerte de un personaje
Capítulos: Oneshot
Publicada: 31/10/11
Palabras: 1368
Actualizada: 31/10/11
¿Completa?: Sí
Desafíos: Reto Halloween 2011, Truco o Trato
Resumen: Harry y Severus son felices, han formado una bonita familia y la vida parece sonreírles. Pero la felicidad no dura eternamente ¿verdad?oOoOo
Notas del capítulo:
La idea de este oneshot, la saque de una de tantas historias de terror que pululan por la red. Es la primera adaptación que hago y espero no haberlo hecho demasiado mal. Espero que os guste y ¡Feliz Halloween! Muhahahahahahaha.
oOoOo
Severus y Harry eran amantes desde hacía seis años. La cruel guerra contra Voldemort y sus secuaces les obligó a compartir tiempo y experiencias. Ambos se dieron una oportunidad y se descubrieron el uno al otro tal como eran. Severus enseñó a Harry todo lo que sabía sobre estrategias y Artes Oscuras y Harry le aportó desenfado, pasión y alegría a la vida del Profesor, algo que dicho sea de paso le hacía mucha falta.
Poco a poco fueron dejando atrás los prejuicios que les habían llevado a odiarse durante tanto tiempo, y descubrieron que eran más las cosas que les unían que las que le separaban. Primero se hicieron amigos, después amantes.
Tenían caracteres muy diferentes, mientras Harry era alegre y extrovertido, Severus era muy reservado y callado. Aquella mañana, después de hacer el amor, Severus le propuso un trato a Harry.
— ¿Por qué no hacemos un pacto de sangre?—le preguntó clavando sus ojos negros en los verdes del joven que amaba.
— ¿Qué? ¿Un pacto de sangre? ¿Por qué?—Harry no entendía a qué venía aquello y menos así, tan de repente.
—He pensado que, bueno, si algo nos sucediera a alguno de los dos, quiero decir…si alguno de nosotros muere…el otro debería acompañarle. Harry, yo no concibo la vida sin ti, ya no.
—No digas tonterías, Severus. Nada malo nos va a suceder a ninguno de los dos— dijo con firmeza. No le gustaba nada el curso que estaba tomando la conversación, le producía escalofríos y una pena inmensa pensar siquiera en ello. Si a Severus le pasara algo, su vida tampoco tendría sentido, claro que le gustaría morir a la vez que él, pero todo aquello no tenía ningún sentido. Le irritaba sobremanera solamente el pensar en esa posibilidad.
Severus se dio cuenta de lo mucho que aquello alteraba a Harry e intentó suavizar las cosas.
—No te pongas así Harry, es solo una posibilidad, pero me gustaría que si algo nos sucediera, si alguno de los dos muriese, buscásemos una forma de avisar al otro.
- Qué tontería, Severus, eso no va a pasar, además siempre vamos a estar juntos—Harry cortó la conversación por lo sano, no le gustaba hablar de eso, se negaba en redondo a pensar en ello siquiera pero, ante la insistencia de Severus, acabó aceptando.
—Si así vas a sentirte más tranquilo, adelante, hagámoslo.
Los dos se practicaron un corte en la muñeca con sus varitas y sellaron el pacto a la luz de unas velas negras. Era la noche de Halloween, por lo que aquel pacto tomaba una relevancia especial, ni ellos mismos eran conscientes del todo del ritual que acababan de realizar. Al menos Harry no lo era.
Se casaron y adoptaron dos niños, eran felices viendo pasar los años y crecer a sus hijos. Alex que ya tenía trece años se había disfrazado de esqueleto, un disfraz muy logrado. Mireia, de diez años, se había transformado en un pequeño fantasma salpicado de sangre y con una enorme calabaza en la mano espantosamente fea. Daba escalofríos.
— ¿Cómo una niña tan bonita como tú *puede dar tanto miedo?—bromeó su padre más joven.
La chiquilla se rio a carcajadas, mientras les lanzaba pequeños murciélagos de regaliz mágico, que revoloteaban por todo el salón hasta que conseguías les atraparlos y te los comías. Se deshacían en la boca y estaban buenísimos. Al menos eso aseguraba Harry, que seguía siendo un goloso terrible. Severus jamás los había probado y no tenía la menor intención de hacerlo.
Eran una familia feliz y vivían en una casa preciosa, después de tanto sufrimiento en el pasado, la vida al fin parecía sonreírles.
Una noche, Severus tuvo una horrible pesadilla, le atacaban unos encapuchados ¡Eran Mortífagos renegados! que le atacaban por la espalda friéndole a maldiciones, no pudo reaccionar, le pillaron totalmente desprevenido, sabía que se moría, que le estaban matando y no podía hacer nada por evitarlo. Por fin, uno de ellos le lanzó un Avada y le asesinó.
Se despertó empapado en sudor y, justo en ese momento, llamaron a la puerta de su casa. Ya estaba amaneciendo. Besó a su pequeña Mireia .que dormía junto a él. Había aprovechado que Harry estaba ausente en una peligrosa misión; alegó en su defensa que no podía dormir y, sin más, había asaltado la cama….de sus padres, acomodándose en ella a sus anchas. Volvieron a llamar con insistencia, maldiciendo por lo bajo, Severus se puso su batín de seda negro sobre el pijama del mismo color y fue a enfrentar al pirado que osaba molestarle a esas horas.
Cuando abrió la puerta y vio a Harry en el porche, se quedó anonadado. Allí, ante la puerta de su casa, terriblemente pálido y con innumerables heridas sangrantes por todo su cuerpo estaba su esposo.
- ¡Por Dios, Harry!—exclamó con voz apenas audible por la impresión— ¿Qué te ha ocurrido? Entra para que te cure mi amor, por favor.
Harry no se movió de donde estaba.
—He venido a cumplir mi promesa, Severus. Estoy muerto y he venido a decírtelo.
Severus se quedó sin habla, mientras sus ojos se anegaban de lágrimas.
—Prometimos estar juntos en la muerte amor mío ¿lo recuerdas?—dijo Harry con voz de ultratumba mientras le mostraba la antigua cicatriz en su mano derecha. Acto seguido despareció.
Severus empezó a notar un dolor persistente en su muñeca que le recordaba al que le producía la marca, la miró y vio horrorizado que la vieja herida se había abierto y estaba empapado de sangre. Con un lamento estremecedor, perdió el conocimiento.
Al día siguiente, despertó en su cama, la niña aún dormía plácidamente a su lado y creyó que todo había sido un mal sueño.
Cogió el Profeta mientras desayunaba, para echarle un vistazo y allí estaba Harry, en primera plana: El Jefe de Aurores y Salvador del Mundo Mágico Harry Potter, ha muerto acribillado a maldiciones en una emboscada de Mortífagos renegados, durante una misión secreta en Irlanda rezaba el titular. La taza de café se estrelló contra el suelo haciéndose añicos, exactamente igual que el corazón de Severus.
Después de enterrar a su compañero de vida, la vida de Severus Snape se volvió un auténtico infierno. No comía, se olvidaba de atender a sus hijos, no rendía en el trabajo y noche tras noche tenía el mismo sueño. Harry mostrándole la cicatriz de su muñeca y diciéndole. Te estaré esperando. Tras el sueño, siempre se despertaba con un dolor insoportable en su muñeca derecha.
Sus hijos no entendían qué le estaba pasando a su padre y se lo contaron a su tía Hermione. Ésta, a su vez, habló con su marido y entre los dos consiguieron convencerle para visitar a los mejores Medimagos, pero nadie pudo atajar su mal, porque nadie sabía qué le estaba sucediendo. Finalmente optaron por internarle en San Mungo, tenían miedo de que se hiciera daño, a sí mismo, o a los niños.
Sin embargo… allí no hizo sino empeorar, ahora, en sus pesadillas siempre veía a Harry junto a su cama.
Una noche, un Sanador oyó unos espantosos ruidos que provenían de la habitación de Severus Snape.
Al entrar vio que todo estaba destrozado. Tendido en el suelo, estaba el cuerpo sin vida de Severus Snape en medio de un enorme charco de sangre que manaba de sus innumerables heridas. A su lado escrito con su sangre rezaba la leyenda: JUNTOS PARA SIEMPRE.