Titulo: Pequeños milagros.
Autor: Quetzalli
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http://www.fanfiction.net/s/2951330/1/Pequenos_MilagrosFragmento:
Después de todos los años vividos en el mundo mágico entendía a que se refería Severus cuando tachaba de molestos a los Gryffindor, en lugar de ayudarlo a buscar una cura, ¡sus amigos no paraban de interrogarlo! Consiguiendo con su esfuerzo, fastidiarlo a niveles inimaginables.
—¡Dejen de atormentarme! —reclamó antes de perder el control y terminar echándolos de la enfermería.
Entonces vio a Severus de pie junto a la chimenea de la que acababa de salir Malfoy y comprendió que no podría seguir callando el dolor que lo atormentaba.
—Explícales todo Harry, no te dejarán es paz hasta saberlo y no puedes seguir perdiendo el tiempo con ellos —era lo primero que decía Remus desde que empezara el interrogatorio.
—El profesor Snape debe conocer tus sentimientos antes de continuar con esta búsqueda de la cura —agregó Draconiss. Ella siempre sabía que decir en el momento oportuno, con sus palabras descorrió la coraza que cubría sus mayores recelos.
—Heather no nació de ninguna mujer —musitó Harry alejándose de la mesa de pociones para llegar hasta la chimenea—. Ella nació de mí —dijo sosteniendo la mirada de Severus—, yo fui su madre y tú fuiste su padre.
El tiempo se detuvo un instante mientras los presentes entendían lo que acababan de escuchar. Ron y Hermione se tomaron de las manos como si quisieran evitar caer, Malfoy palideció de manera irreal en el momento justo que Remus detenía a un enorme perro negro que ladraba furiosamente.
Severus sólo se quedó inmóvil.
—¿La noche en que nos embriagamos en la víspera de la última batalla? —preguntó con algo muy cercano al dolor que Harry no supo muy bien como identificar.
Incapaz de hablar en ese momento, Harry asintió lenta, casi imperceptiblemente.
—¿Por qué no lo dijiste antes?
—Lo supe un par de meses después de tu boda.
—No importaba Harry, debiste decírmelo en cuanto nació —siseó Severus como lo hacía cuando Harry era su alumno más odiado—. ¡Era mi hija!
—¿Ahora es mi culpa? —la mirada de Harry se endureció—. No fui yo quien no quiso abrir ni una sola de mis cartas dándole la espalda no sólo a mi hija sino a todos los enfermos de la Fiebre Puzzle. ¡Y ahora quieres venir y arreglarlo todo sólo porque alguien que sí te importa está en peligro?
Esas palabras golpearon a Severus con la fuerza de un cruciatus, por primera vez desde que Harry lo conocía se tambaleó buscando apoyo en la chimenea cercana para no caer, los ojos cerrados y el cabello cubriendo ligeramente su cara, como alguien que busca encontrar una defensa contra acusaciones vanas de naturaleza incomprensible.
—No recuerdo haber recibido ninguna carta tuya —dijo al fin.
—¿No? ¡Qué curioso, porque ninguna de las cartas que te enviamos regresó! ¡Vamos, no me veas así! No fui sólo yo quien te escribió —lo golpeó Harry de nuevo con un sarcasmo cada vez más incisivo—. Debimos de inundarte de correo entre Minerva, Remus, Kingsley y otros colegas tuyos, me parece recordar que hasta Malfoy te escribió.
—No puede ser —intentó negar Severus, pero Malfoy que seguía de pie a su lado aceptó haberle escrito en esa época y no recibir ni respuesta ni su carta de regreso.
—¡Nadie me escribía!
—No me extraña —musitó Harry pero no explicó nada más porque el sonido de una campanilla le indicó que era el momento de renovar el hechizo refrescante a los niños que aún dormidos se quejaban por los efectos de la Fiebre.
—¿Tuviste una hija con Severus? —interrumpió el pesado silencio Malfoy, como si la respuesta en verdad le doliera ahora que sabía que esa niña era también de su salvador.
—Heather murió poco después de que ustedes se aliviaran, por eso fue Draconiss quien los dio de alta, yo estaba demasiado alterado para enfrentar gente sana —dijo Harry intentando recordar que él en el lugar de Malfoy habría hecho lo mismo: salvar a su niña antes que a cualquier paciente.
—¿Por qué enfermó Heather? —preguntó Severus, en un vano intento por encontrar sentido a todas las revelaciones que empezaron a acosarlo.
—Por el mismo motivo que Josie y los Malfoy, son hijos de mortífagos —Harry dio un paso al frente, esta vez obligando al hombre mayor a mirarlo de frente— un pequeño resfriado, un remedio inofensivo corrompido por una mente torcida y de repente te encuentras abrazando a tu hija de cuatro años, cantando en vano un arrullo para calmar su dolor y ayudarla a conciliar el sueño… Sólo quieres estar a su lado para que no sufra sola, pero tienes que encontrar una cura y salvar vidas...
Harry no pudo continuar, lentamente se desplomó en el suelo hasta quedar sentado a los pies de Severus, tragándose las lágrimas que se negaba a derramar frente a todos. Una manos se posó sobre su hombro haciéndolo volver, Draconiss le tendió su otra mano y una sonrisa.
—Fue muy complicado enfrentar la Fiebre Puzzle una vez, deben entender que hacerlo de nuevo es más difícil para Harry ahora que Josie está enferma también —explicó Draconiss ayudando a su amigo a sentarse en una silla que Remus le acercara—, la hermanita de Heather se ha robado el corazón de Harry y en el estado en que está podemos alargar su vida un par de meses pero serán los meses más difíciles que enfrentará profesor Snape. Conforme avancen los días entenderá la angustia de Harry y su dolor, él no quiere atacarlo ni lo culpa por no haber acudido durante el primer brote de la Fiebre Puzzle, pero "sus mejores amigos" lo han estado interrogando con tácticas mortífagas desde que se fue y lo han hecho perder el control.
Hermione y Ron tuvieron la cortesía de lucir apenados ante las palabras de Draconiss.
—Por lo menos sólo perdió el control de sus sentimientos y no de su magia —musitó Sirius con una media sonrisa. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y era la primera vez que hablaba desde que Severus se fuera a casa de Malfoy—. ¿Qué? Debieron ver lo que hizo en su casa.
—Lo lamento Severus —dijo Harry después de un par de inhalaciones profundas para tranquilizarse—, no pensaba atacarte ni culparte por Heather, sólo quería que supieras de ella, pero todo salió de control antes de que pudiera hacerlo. Ella… ella fue la luz en mi vida, el mayor obsequio que nadie pudo darme.
—¡Por eso no fuiste auror! —atinó a resaltar, como siempre, Ron lo obvio ganándose un golpe en la cabeza por parte de su esposa.
Severus seguía de pie, su rostro no reflejaba nada, pero Harry sentía que estaba logrando equilibrar sus sentimientos con la información recién recibida, uno no es un maestro en Oclumancia sin poder hacer eso a una velocidad considerable y mientras Harry se disculpaba, él recuperaba el control de sí mismo.
—Entiendo que está situación te afecta y recordando lo que me dijiste en tu casa, también entiendo que estás consciente de que la verdad sobre Heather no es algo que supere con facilidad. Pero tienes razón Harry, también fue mi culpa y no puedo odiarte porque te amo demasiado es sólo que… acabo de enterarme de la muerte de una hija cuando me dices que no puedes salvar a mi otra hija. Necesitamos encontrar esa cura antes de que sea demasiado tarde y después…
Severus Snape no se caracterizaba por ser un hombre especialmente gentil o compasivo, los años y su familia lo había ablandado pero seguía siendo un hombre demasiado estricto, esas palabras debieron de constarle un gran esfuerzo y Harry pudo detectar la promesa de un verdadero camino juntos. Aferrándose a esa esperanza prometió explicarle todo.
Aceptando su ofrecimiento se levantó de la silla y lo guió junto con Malfoy a su pequeño laboratorio.
—Creo que ya estuvo bien con el circo, será mejor que dejen a los expertos trabajando o yo no seré tan suave como Harry y los sacaré a patadas —escucharon a Azalea sacar a los Weasley, a Remus y Sirius para sólo quedar ella y Draconiss atendiendo a los enfermos mientras ellos se concentraban en buscar la cura.
—¿Por qué no te deshiciste de ellos a punta de maldiciones? —se permitió preguntar Malfoy mientras revisaban una lista de ingredientes que le había entregado su padre.
—Si usas demasiada magia cerca de los enfermos de la Fiebre Puzzle su condición se agrava —recitó Harry considerando cada indicación que tuviera esa nota Malfoy con el mayor de los pesimismos.
—¿Qué?
—Es la misma fórmula con la que Harry ha estado trabajando todos estos años —aclaró Draconiss mirando sobre el hombro de su amigo la nota—. ¿Ves la mesa? Tenemos todos esos ingredientes, incluso las lágrimas de Fénix, pero sólo sirve en la primera etapa de la enfermedad.
—Ustedes estaban en la segunda fase y se salvaron —murmuró Harry para sí intentando encontrar un sentido a lo que sucedía.
—No te estoy mintiendo Potter —se defendió Malfoy entregándole un frasco vacío—. Esto es todo lo que tengo, sé que algo falta, pero no sé lo que es.
Y por primera vez desde que lo conocía, Harry entendió que Draco Malfoy estaba siendo completamente sincero con él.
(Aun lloró con ésta historia, es una de esas que siempre están en mi memoria)