Tiyulo: Destellos de ternura
Autora: Araleh Snape
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http://www.slasheaven.com/viewstory.php?sid=31573&index=1Fragmento:
<<— ¿Qué haces ahí, Potherie?... ¿No piensas entrar?
— Es temprano. —respondió débilmente—. No quería despertarlo.
— Entre más pronto terminemos es mejor. Entra, pediré a un elfo que nos traiga algo de desayunar para no perder tiempo.
Harry asintió y tomando sus útiles escolares se dirigió hacia la habitación. Cuando estuvieron a solas, el ojiverde volvió a sentir ese nerviosismo que se concentraba en una parte de su cuerpo de la que jamás había tenido tanta conciencia. Severus tenía varios libros abiertos sobre la cama y eso no ayudó mucho a controlar los latidos del corazón de Harry.
— ¿En la cama? —preguntó titubeante.
— Mi escritorio es pequeño y lo tengo ocupado. —respondió sin darle importancia—. Además, aquí es muy cómodo.
Harry asintió aunque estaba sorprendido de la personalidad informal de su ex Profesor, siempre creyó que sería todo correcto y pulcritud, le aliviaba saber que podía ser como cualquier otro joven. Un elfo apareció con una bandeja de emparedados y jugo de calabaza que colocó sobre la cama manteniéndola en equilibrio mediante magia para luego desaparecer.
Snape se echó boca abajo revisando los libros a su alcance y llevando un emparedado a la boca. Harry no dejaba de mirarlo, le inquietaba esa imagen pero al mismo tiempo le era imposible apartar sus ojos de él.
— ¿Qué haces ahí? Ven para acá. —le invitó Severus al verlo aún de pie junto a la cama, sosteniendo en sus brazos los libros con tanta fuerza como si estuviese sujetándose de ellos.
Luego de asentir, Harry se aproximó. Lentamente fue sentándose sin saber a ciencia cierta si era correcto recostarse imitando al ojinegro, pero cuando éste palmeó el colchón invitándole a hacerlo, ya no lo dudó más, ocupó un lugar a su lado para poder observar lo que le mostraba en los libros.
— Realizar la poción de hilaridad requiere muy poco esfuerzo, no te llevará más de dos horas realizarla si sabes tomar bien los tiempos entre cada paso. —le dijo mientras le ofrecía uno de los bocadillos que Harry tomó y tuvo que obligare a no pensar en lo bien que se sintió cuando los dedos de Snape rozaron los suyos—. ¿Entendiste eso?
— Sí… claro.
— Bien, ahora te voy a explicar paso a paso, debes memorizarlo para que no te equivoques, cualquier error y la poción será otra totalmente distinta.
Harry intentaba poner toda la atención a las palabras de Severus, a las anotaciones que éste le hacía en sus pergaminos para que comprendiera mejor, a cada una de sus recomendaciones con las que conseguiría la perfección y no solamente aprobar el curso… pero no podía.
Cada que Severus se inclinaba hacia él para hacer algún apunte, cada que volvía a ofrecerle algo de comer, cada que detenía sus explicaciones para mirarle directo a los ojos… cada vez que hablaba demasiado cerca y podía percibir su aliento, todos sus sentidos se nublaban y no podía pensar.
— ¿Te sientes mal? —preguntó Severus cuando notó que Harry estaba muy sonrosado y respiraba superficialmente.
— N-no.
— Pareces enfermo, tal vez tengas fiebre. —dijo colocando la palma de su mano contra la frente del ojiverde, un golpe de calor apareció en ese momento en la cara de Harry y Severus le interpretó como enfermedad—. Estás caliente, probablemente te vaya a dar gripe… te traeré un remedio para evitarlo.
— Es que, preferiría no ir a la enfermería.
— Eso no es necesario, son pociones fáciles de hacer. Espera un poco.Severus se puso de pie y buscó en una pequeña gaveta entre un montón de pequeños frascos hasta tomar uno que contenía una poción verdosa.
— No sabe mal a pesar de su aspecto, tómala y te sentirás mejor… Yo mismo le agregué un saborizante para que sea más tolerable.
Harry asintió, tal vez de verdad estuviese enfermo, de otra forma no entendía ese revoltijo en su estómago y esa ardiente sensación de su vientre y su pecho. Sonrió agradecido luego de regresar el frasco vacío a su dueño.
— Gracias, de verdad que no sabía nada mal.
— En pocos minutos te sentirás mejor. Sinceramente no sé porqué Madame Pomfrey no acepta que le agreguemos el saborizante a las pociones que ella da en la enfermería, así no tendría tantos problemas para evitar que los enfermos las tomen, y el efecto curativo no se minimiza en lo absoluto.
— Tal vez es para evitar que lo supongan un dulce. —comentó Harry algo somnoliento.
Severus sonrió conforme con aquella respuesta que por simple, jamás se le había ocurrido. Lamentablemente para Harry, éste no pudo mirar la dulce sonrisa porque sus pesados párpados habían caído.
— Tengo mucho sueño. —dijo acomodándose mejor en la cama.
— Es parte de los efectos de la poción, si quieres puedes dormir un poco aquí, cuando despiertes continuamos con la tutoría.
— Sí… gracias, pero… no se vaya.
Aunque dudó un poco, finalmente Severus asintió y volvió a recostarse junto a Harry, después de todo era domingo y podían dormir un poco más. Se sorprendió cuando el ojiverde, dentro de su sopor, le abrazó suavemente como un niño pequeño buscando cobijo.
Harry sonrió al sentir la mano de Severus peinándole para despejarle la frente, eso fue lo último de lo que estuvo conciente antes de caer en un profundo sueño donde la imagen de un salón de clases con un hombre alto vestido de negro le provocó una sensación de estar en casa. >>
<<Cuando Harry despertó, jadeó placenteramente con el olor que llegaba a sus sentidos, olía como a lavanda, a frescura, a limpieza. Abrió los ojos y sintió cómo un brazo rodeaba su cintura y su cara estaba hundida en un cuello muy blanco.
— Al fin despiertas. —le susurró Severus suavemente—. Dormiste casi dos horas, ¿te sientes mejor?
— Sí. —respondió sin apartarse y el ojinegro llevó sus manos a la cara de Harry frotándole los ojos, hasta entonces éste se dio cuenta que no llevaba sus gafas y que no parecía necesitarlas si tan sólo miraba dos oscuras pupilas fijas en él.
— Bien, será mejor que te asees para que podamos continuar estudiando cuando ya te hayas despejado. Mira, una pestaña. —le enseña para luego colocarla entre sus dedos índice y pulgar—. Pide un deseo, pero no lo digas.
Harry volvió a mirarlo a los ojos… ¿un deseo?. No se le ocurría qué podía pedir… luego bajo su mirada hasta toparse con un par de labios que estaban demasiado cerca y sintió curiosidad por saber a qué sabrían. Ese pensamiento le asustó, y creyó que lo mejor que podía pedir era entenderse a sí mismo.
— ¿Ya lo pediste?
— Creo que sí.
— Bien… ahora dime dónde crees que está la pestaña ¿arriba o abajo?
— Arriba.
Severus sonrió y separando los dedos vieron que la pestaña había permanecido unida a la piel del dedo índice.
— Eso indica que se te cumplirá tu deseo.
— No creí que usted creyera en esas supersticiones.
— No las creo, Harry, pero a veces es divertido tener una esperanza… Yo tengo muchas esperanzas en mí y en lo que haré de mi futuro, te apuesto a que será brillante y conseguiré todo lo que quiero, entonces habrá gente que me admire y puede ser que comprendan que no todo lo que reluce es oro.>>
<<Adoptando su forma animaga, Sirius salió a los jardines, corriendo y saltando entre la nieve, disfrutando del aire frío casi congelando hasta sus pensamientos. Pero no anduvo así por mucho tiempo, se detuvo abruptamente cuando vio una figura perfilándose en la oscuridad, esa noche la luna estaba parcialmente ocluida por las nubes.
Si hubiera podido sonreír lo habría hecho, pero un brillo se vislumbró en sus ojos de manera extraña. Sigilosamente se acercó hasta el rubio que mantenía su mentón apoyado en sus rodillas.
— ¿Quién eres tú? —preguntó Draco al mirarlo, sorprendido de ver un perro en el colegio—. ¿Estás perdido? —agregó acariciando el pelaje oscuro—. Seguramente eres de alguno de los aldeanos de Hogsmeade… Deberías ir a casa, está a punto de volver a nevar.
El perro lamió amistosamente la cara de Draco y éste miró a ambos lados antes de permitirse sonreír por esa peculiar caricia.
— Gracias… me hacía falta algo así. —le susurró abrazándole por el cuello—. ¿Sabes? Tengo un pequeño problema y no sé qué hacer, ojalá pudieras darme un consejo.
El can volvió a lamerlo infundándole ánimo para continuar charlando con él. Draco creyó entenderlo y suspiró preocupado.
— Me gusta Severus —le dijo sin notar un gruñido ahogado del perro—. Pero también a Harry, aunque él se empeñe en negarlo… ya sé, ya sé que no debe importarme eso, es más, ni siquiera sé porqué me detengo a considerarlo. Severus también se siente atraído por mí y me propuso pasar esta noche con él y… ¡y yo quiero hacerlo!
Draco volvió a abrazar al perro, disfrutando de su suave pelaje mientras pensaba en Severus y no pudo darse cuenta como el animal se mantenía tenso ante el abrazo.
— ¿Qué hago, perrito? —preguntó angustiado—. ¡De verdad Severus me gusta mucho! No quisiera lastimar al tonto cararrajada, aunque también pienso que probablemente yo esté equivocado y de verdad no le gusten los chicos… No, creo que sí le atraen pero quizá él jamás llegue a admitirlo y entonces ninguno de los dos se quede con Sev. Siento remordimientos, es algo extraño pero creo que eso es lo que siento… Y sin embargo, creo que terminaré haciéndolos a un lado como siempre lo hago. Después de todo, no hay nada entre ellos, y quizá, sólo quizá, Severus y yo tengamos una oportunidad.
De pronto, el perro se zafó y salió corriendo hacia el bosque próximo. Draco no supo a qué atribuirle esa conducta hasta que miró hacia atrás de él y vio a alguien aproximándose. El corazón se le aceleró al identificar la inconfundible figura alta y espigada.
Severus se detuvo frente a él extendiéndole la mano.
— Vine por ti.
La respiración de Draco se detuvo, pero llevó su mano temblorosa para sujetar la de Severus… no podía resistirse a la tentación.>>
<<Sirius retomó su forma humana mientras miraba como Draco y Severus regresaban juntos al castillo. Una idea vino de pronto a su mente y sonriendo triunfante, volvió a transformarse en perro, de esa forma consiguió ir atrás de ellos sin que notaran su presencia.
— ¿Qué hacemos aquí? —preguntó Draco cuando llegaron a un pasillo aparentemente vacío.
— Es una sorpresa. Aquí nadie nos descubrirá.
Severus besó a Draco antes de pronunciar un hechizo que hizo aparecer una puerta de piedra que automáticamente se abrió. Satisfecho con su logro, el ojinegro tomó de la mano al rubio y se adentraron.
Afuera, Sirius volvió a cambiar de apariencia. Ahora los tenía en sus manos y la venganza sería inolvidable.....
..... Harry asintió y arrastrando pesadamente los pies salió de la Dirección. Estaba realmente frustrado por el rumbo que estaban tomando los acontecimientos. Pero cuando llegó al pasillo luego de atravesar la gárgola y ver a Sirius plantado esperándole, se paralizó sin saber cómo tomar aquello.
— Sirius… lamento mucho lo que pasó en el comedor.
— No, al contrario. —le atajó sonriéndole—. Yo debo disculparme también, te dije cosas equivocadas pero es que estaba muy enfadado ¿me disculpas?
Harry sonrió aliviado de ver la misma mirada chispeante del animago, y sin poder contenerse acortó la distancia para abrazarlo efusivamente. Aprovechando que no lo veía, Sirius dejó de sonreír y se forzó por responder al abrazo.
— Sirius, sé que no te llevas bien con Snape, pero ojalá pudieras dejar de molestarle. —le pidió alejándose un poco—. No pretendo que sean los mejores amigos, pero por lo menos ignórale y con eso será suficiente.
— Él te importa mucho ¿verdad?
— Sí. —admitió algo sonrojado.
— Ya veo. Está bien, te prometo que me mantendré alejado de él si me acompañas.
— ¿A dónde?
— Creo que debes ver algo, y si luego sigues pensando lo mismo de Snivellius, te prometo que yo mismo me disculpo e intento ser su amigo.
Harry sonrió emocionado ante esa perspectiva, nada le daría más gusto que se solucionaran las rencillas entre ellos, así que no protestó y siguió a Sirius por el pasillo, sin imaginarse lo que éste tenía preparado para él.>>
<<Harry no podía creer lo que veía. Draco sudaba apretando los párpados y los hombros de Severus mientras éste arremetía una última vez para que ambos unieran sus gargantas en un grito de placer y enseguida relajarse abrazados.
A su lado, Sirius sonreía satisfecho de su buena suerte, habían llegado justo en el momento del clímax y eso no dejaba lugar a dudas de lo vivido.
Los ojos verdes reflejaban un muy intenso dolor, y sin atreverse a decir nada giró para marcharse sin que lo vieran, pero Sirius no pensaba permitirlo y se aclaró la garganta ruidosamente mientras sujetaba a Harry por la muñeca.
Severus y Draco se sobresaltaron con el ruido y el rubio palideció al ver lo que estaba sucediendo.
— ¿Qué hacen ustedes aquí? —preguntó Severus enfadado.
— No lo mismo que ustedes, creo que interrumpimos algo interesante.
Draco no hacía caso de Sirius, miraba fijamente a Harry y éste también lo hacía con él. Finalmente se zafó del agarre del animago y salió corriendo. Draco no esperó más, buscó su varita para vestirse sin pérdida de tiempo.
— ¿A dónde vas? —le cuestionó Severus.
Pero sólo obtuvo una mirada angustiosa como respuesta, Draco se marchó tras de Harry. Al quedarse solos, Severus intensificó su ceño fruncido ante la sonrisa cínica del Gryffindor.
— ¿Para qué hiciste esto?... ¿Qué planeabas?
— Eso, mi querido Snivellius, lo sabrás muy pronto.....
.....Harry iba a dar vuelta a un corredor cuando sintió que alguien le tomaba del brazo impidiéndole seguir, no tuvo que ser adivino para saber de quien se trataba, sobre todo porque llevaba varias escaleras y pasillos escuchándole pedir que se detuviera. La decepción, tristeza y desesperación que sentía se convirtieron en rabia, indignación, y muchos, pero muchos celos.
— ¡Que sea la última vez que te atreves a tocarme, Malfoy! —gritó soltándose para seguir, pero Draco de inmediato invocó una especie de burbuja donde podían hablar sin que nadie les escuchara y sirviera además para detener a Harry.
— ¡No me llames así que pueden escucharte!
— ¡Ya qué más da, tan sólo mantente alejado!... ¡Y quita esta barrera! ¡¿O es que supones que no soy capaz de romperla por mí mismo?!
— No me importa saber si puedes o no hacerlo, pero tienes que escucharme primero si realmente te interesa Severus.
— ¡¿Qué te importa a ti si me interesa o no?! —gritó más fuerte, su voz se escuchaba ronca, enfurecida, apretaba las manos con fuerza e incluso se le veía temblar. Draco estuvo seguro que era la primera vez que Harry Potter actuaba así—. ¡Te acostaste con él!
El rubio se mordió el labio inferior, no podía debatir ese argumento, se sentía culpable aunque no creía tener tantos motivos para eso, sobre todo porque Harry jamás había aceptado lo que sentía. Sin embargo, la angustia en el fondo verde de sus ojos no podía ser por nadie más que por Severus Snape. Pensó que debía disculparse por primera vez en su vida, pero no podía, su orgullo era demasiado.
— ¿Tienes algún problema con eso? —debatió altivo.
— ¡Y todavía lo preguntas! —bufó indignado—. ¡Sabes muy bien que tengo problema! ¡Yo lo amo y no te importó!
Draco retrocedió un paso impactado por lo abrupto de aquella confesión. Harry permaneció en su lugar, mirándole fijamente, su mentón temblando ante los sentimientos tan contradictorios que sentía en ese momento. Descubrir un amor por Severus y un odio por Draco como jamás antes había experimentado.
— ¿Lo… amas? —cuestionó abrumado.
— ¡No finjas que no sabías porque estuviste conciente de lo que sentía mucho antes que yo mismo! —aseguró y un brillo acuoso apareció en sus ojos verdes, furioso por mostrar esa debilidad ante su rival, se frotó limpiándoselos bruscamente por debajo de los anteojos—. ¡Nunca debí confiar en ti, ojalá jamás hubieses sido tú quien viniera conmigo!
— ¡Yo no lo pedí!
— ¡Te entrometiste en mi vida y quise tomarlo de buena manera, quise intentar que fuésemos amigos, pero tú no sabes serlo, Malfoy!
— ¿Sólo porqué tú lo dices? —preguntó herido.
— ¡Porque no está en ti, porque tu naturaleza es ser un vil y miserable egoísta!
— ¡Ah, claro, seguramente la comadreja y la asquerosa sangre sucia serían mejores compañía! —respondió cada vez más ofendido.
— ¡Por supuesto que sí, siempre pude contar con ellos, y debí tomar en cuenta que tú no pudiste conseguir más que un par de gorilas para que cuidaran tu culo, porque de lo contrario nadie te soportaría! ¡Siempre estuviste realmente solo, Malfoy, porque eres un traidor, y siempre estarás solo!... ¡No quiero saber más de ti, ni de Snape ni de nadie!
— ¡Púdrete, Potter, yo no tengo porqué tolerar tus desplantes de soberbia, si tanto deseas a Severus pues entonces díselo y no me culpes de que no te mire siquiera!>>
¿El porque lo escogí?: porque a pesar de presentar un Harry mas delicado en sus sentimientos, tiene una gran cantidad de encanto en la trama y como se precentan los personajes. Me gusta mucho el fic, donde el joven Severus es el objetivo de deseo.. jajaja... me gusta mucho....
Miér Mayo 08, 2013 10:33 am
