Soñé un imposible. Capitulo 2 "Castigos Lujuriosos"

Unos golpes en la puerta de su despacho hicieron que el hombre se desperezara y levantara del sillón en el que se encontraba descansando. El ya sabía quién era, y hacía más de veinte minutos que lo esperaba.



- Llega tarde Potter. – Refunfuñó al momento de abrir la puerta y dejar pasar al chico.



- Disculpe profesor, no era mi intención. – Dijo con voz baja y llena de arrepentimiento.



- Que va, Potter. No me sorprende, pero ¿qué más podría pedir de usted? – Dijo el hombre al cerrar la puerta. – Ahora, vamos a su castigo. – Y quedando frente a su alumno, lo tomó de la cintura y lo acerco bruscamente a su cuerpo, rozando sus labios con los del joven, los cuales lo recibieron gustoso, uniéndose ambos en un beso superficial.





Poco a poco, los besos se volvieron pasionales y demandantes, pasando de ser dulces y suaves a dar paso a una pelea de lenguas que demandaban explorar la boca contraria, separándose ambos hombres solo para tomar aire y volver a la carga. Severus mordía los labios del chico a su antojo, mientras este solo se dejaba hacer pues quería demostrar su sumisión y amor al pocionista.



Las manos del mayor viajaron de la cintura a recorrer el cuerpo completo del joven, pasando por el pecho, la espalda y los glúteos, lo cuales apretó y acercó más a su cuerpo haciéndole notar al ojiverde la creciente erección que se escondía debajo de sus pantalones.



Al sentir el rocé de la erección de su profesor en su vientre bajo, Harry lanzó un gutural gemido lo cual excitó más (si era posible) al lujurioso profesor. Las manos de Harry, colocadas previamente en el cuello del profesor, comenzaron a viajar; una subiendo al cabello y la otra bajando a la espalda, acariciando y tratando de imprimir el mayor cariño posible en sus acciones.





- Severus, por favor…



- ¿Por favor qué, Potter? – preguntó con la voz ronca gracias a la excitación mientras depositaba lo que parecían suaves y dulces besos en la quijada y el cuello del joven león.



- Tómame – Rogó con la voz cargada de pasión y los ojos inundados de amor. Severus lo vio a los ojos sin poder creerlo. – Tómame Severus.



El Slytherin no se hizo del rogar y con sumo cuidado lo tomó en sus brazos mientras volvía a besarlo y se encaminó a su habitación, donde lo depositó suavemente en su cama.



- ¿Estás seguro de esto? – preguntó, no muy seguro. El chico se sentó en la cama y se limitó a asentir mientras le jalaba el cuello de la camisa para poder besarlo de nuevo.



El beso se volvió más y más demandante, logrando que ambos perdieran la razón y simplemente desearan entregarse al otro con pasión. La ropa comenzaba a estorbarles, así que Snape sin pensarlo 2 veces se arrodilló frente a Harry. Tranquilamente le quitó los zapatos y las calcetas, el chico lo veía divertido, hasta que se acercó de nuevo a él besándolo salvajemente y abriendo la camisa del león salvajemente, arrancando todos los botones de esta dejando a la vista un bien trabajado y fuerte pecho, mientras comenzaba a besar los hombros y dejarle pequeñas marcas, reclamándolo suyo y de nadie más.



Bajó un poco más y comenzó a jugar con las tetillas del chico, lamiendo y mordiéndolas a su antojo, logrando arrancar suspiros y uno que otro gemido lleno de placer, lo cual sólo lograba aumentar la excitación del mayor y sonreír orgulloso de su logro. Quería que el joven sintiera todo esa noche, que conociera los placeres del sexo, por lo que, mientras su boca seguía entretenida con las tetillas del chico, tratando de dejarlas duras, una mano se desvió hacia la entrepierna del Gryffindor.



Harry se sobresaltó y soltó un fuerte respingo, lo que causó una sonrisa un tanto pervertida por parte del pocionista. El chico estaba más sonrojado que el cabello de todos los Weasley juntos, pero se limitó a lanzar un nuevo gemido al sentir como la mano de su profesor comenzaba a masajearle el pene por encima de su pantalón. Tratando de buscar más contacto, apoyó sus manos en la cama y comenzó a mover sus caderas hacía arriba, tratando de buscar más contacto con aquella mano.



- Estás un poco ansioso, ¿no cree, señor Potter? – Dijo aquella voz sexy y grave cargada de pasión.



- Severus, me estás torturando. – Dijo el chico un tanto divertido.



El mayor se limitó a perderse en esas enormes esmeraldas que tenía por ojos su alumno, y sin previo aviso y tomando al más joven por sorpresa, lo despojó de un tirón de sus pantalones y bóxers. Como si fuera posible, el menor se sonrojo más y desvió su mirada mientras que el mayor se lamió los labios al observar el rosado, palpitante y duro miembro del chico.



Hundiendo su nariz en la espesa mata de vello del menor, absorbió el dulce aroma de su miembro.



- Esto huele a placer. – Dijo sonriendo maliciosamente antes de engullir por completo aquel pene lleno de pre-semen.



Siguiendo un ritmo marcado por su boca, yendo lento, rápido y nuevamente lento, comenzó a darle sexo oral al joven. El chico se limitaba a gemir, lo cual solo provocaba más excitación en el hombre. Severus estaba vuelto loco, con una mano pellizcaba las tetillas del ojiverde, mientras que la otra se dedicaba a masajear los testículos.



- Sev…Severus…m-me…me vengo. – Al escuchar esas palabras, el pelinegro se separó abruptamente de aquel delicioso miembro para volver a besar a su alumno mientras se incorporaba.



- Desvísteme. – Le susurró al oído. El excitado joven, obediente, se levantó y le trató de abrir la camisa de la misma forma que el pocionista lo hiciera con él, pero al ver que eran demasiados botones y esta se negaba a abrirse tan fácilmente, desabrocho todos lo más rápido posible mientras Snape se quitaba los zapatos y los pantalones. – Termina lo que comenzaste. – El sonrojado chico observó el escultural y bien trabajado cuerpo del mayor que se encontraba ahora solo en bóxers. Besando los hombros del mayor, le bajó los bóxers, dejando ver el enorme y palpitante miembro del profesor.



- ¡Por Merlín, Severus! – El chico estaba en shock. – ¿Todo eso se esconde debajo de tus pantalones? ¡Eso no es un pene, es una boa! – Carcajeándose por la observación de su alumno, lo tomó en brazos y depositó nuevamente sobre la cama pero boca abajo.



- Ponte en cuatro, te voy a preparar. – Ordenó.



Obedeciendo la petición, Harry se puso de a cuatro, dándole al mayor la vista más excitante posible. Harry soltó un

respingo al sentir como la húmeda lengua de su profesor irrumpía su rosada entrada, enviándole una electrizante oleada a través de la columna, haciéndolo vibrar.



- Severus, por favor, necesito sentirme tuyo ya.



- Eres impaciente, Potter. – Dijo el mayor con una sonrisa entre sus labios mientras se chupaba los dedos. Acto seguido metió un en la entrada del chico. – Te voy a preparar Potter. Iré metiendo mis dedos poco a poco para que no sea tan doloroso. – El chico asintió con una enérgica cabezada mientras el pocionista comenzaba a mover circularmente el dedo, dándole cierto placer al más joven. Segundos después se le unió un segundo y un tercer dedo que pasaron a retirarse cuando el hombre pensó que ya no podía preparar más al joven.



Masturbándose un poco y utilizando su pre-semen para lubricarse, se pegó al chico tomando su cadera entre sus manos y lo penetró lenta y suavemente. El chico gritó de dolor y apretó las nalgas, lo que causo mayor excitación en el hombre, pero eso no hizo que se retirara, sino siguió entrando, hasta llegar al fondo. Cuando el moreno se acostumbró a la intromisión movió las caderas dándole a entender al pocionista que podía seguir.



Sin pensarlo dos veces el hombre comenzó a salir y entrar casi por completo, arrancando gemidos de placer de ambos lados. El sudor los bañaba, los gemidos se acompasaban y ambos disfrutaban. En un arranque, Severus salió completamente del chico, lo volteó y se acomodó sobre él para volver a penetrarlo. Harry lo disfrutaba tanto y paseaba sus dedos por el cabello, los hombros y brazos de su profesor.



Excitado por el roce del vientre del mayor, Harry Potter gritó el nombre de Severus Snape al momento que sentía el mayor orgasmo de su vida y apretaba las nalgas alrededor del miembro de su profesor, el cual se excitó más y con otras dos estocadas lanzó un gutural gemido y se vino dentro del chico.



Derrumbándose sobre el ojiverde y mezclando los sudores, Harry Potter le hizo la mayor confesión a su aun profesor.



- Severus, te amo. – Dijo viéndole a los ojos. El hombre se limitó a sonreírle y a salir de su interior con cuidado mientras un rastro de sangre y semen salían del interior del joven.



Acostándose a su lado, el pocionista se limitó a abrazar a su alumno y besarle la frente. El chico se acomodó entre los brazos del mayor mirándolo con infinito amor.



- Duerme, mañana será un nuevo día.