-Severus, ¿Qué haces aquí?- Sentí como mi corazón se iba acelerando y como el rubor subía hasta mis mejillas.
-Uh… lastimas mi Ego Harry, vengo a hablar contigo y me corres. -Hizo una expresión de dolor fingida.
Cambio de lugar de la ventana y se sentó en mi cama, con los brazos atrás de la nuca, volteo a ver mi buque y los ojos se le llenaron de ira.
-Lindo buque, ¿Quién te lo ha dado?- Su voz sonaba enojada, contenida.
Parpadee un par de veces, respire profundamente y me fui a sentar a un lado de él en la cama.
-Sebastián, el chico nuevo. -Oh, sí claro Harry, como si le importara. Mi vocecita interna se burlaba.
Se quedó mirando el ramo fijamente durante algunos minutos hasta que volteo sus ojos a mi rostro, me miró fijamente por algunos minutos más, respiro hondo y comenzó.
-Harry, he venido a disculparme por mi actitud de ayer, sé que no debería de haberme comportado de esa manera pero el simple hecho de no verte, me pone ansioso, no sé cómo explicarlo.- Meneo la cabeza.- Y sé que me porte como un completo estúpido, pero el simple hecho de pensar en que ibas a estar con ese maldito perro y no te pueda ver me hace enloquecer.
-Humm, pues hoy fui con él, y mírame no me paso nada- Señale mi cuerpo.
-Sí, ¿Sabes lo cerca que estuve de romper el tratado y cruzar la línea para ir por ti?- Sus ojos denotaban tristeza.
¿Qué demonios? Severus definitivamente se había vuelto loco, ¿Por qué me hacía esto a mí? El debería de estar con Andre, es más, él y yo no deberíamos de tener esta conversación nunca, el me cambio, por Andre, el niño ¨encantador¨ que arruino mi perfecto cuento de hadas, ¿Cómo demonios esperaba Severus que yo reaccionara? ¿Quería acaso que le pusiera mi mejor sonrisa y le dijera, O si… Sev no pasa nada vete tranquilo que no veré a nadie?, me quede congelado por el dolor que empezó a salir de mi pecho, esto era más de lo que yo podría aguantar necesitaba decirle que parara. Yo sabía que él se sentía demasiado culpable por haberme abandonado y por eso había regresado, solo para matar a Bellatrix he irse de nuevo con su nuevo juguete. Pero preferiría morir en manos de Bellatrix a tener que estar aguantando todo esto.
-Harry- Me sacudió el brazo- Por favor di algo, me estas volviendo loco!!
-Se… Sev… Severus- Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos -Basta ya. Tienes que parar con esto, me estas lastimando. Primero me dices que yo no soy importante- Tome aire de nuevo- Luego vienes y me dices que te pone ansioso que este con Arturus y que me quieres tener cerca, por si lo olvidas tú fuiste el que me dejo todos estos meses y regresaste como si nada hubiera sucedido, regresaste con otra persona que por cierto me odia sin sentido alguno, me alejaste de tu vida, me alejaste de tu familia, y ¿Todavía esperas que este aquí con los brazos abiertos esperando a ver cuándo vienes?, entiendo que te sientas culpable por haber puesto a Bellatrix en mi contra y que quieras acabar con esto, pero por favor no vengas aquí diciéndome que me quieres cuando tus actos demuestran lo contrario, créeme que sin esto será lo bastante duro cuando te vayas.- Iba a continuar pero su expresión me dejo sin habla, estaba con los ojos abiertos como platos a causa de la sorpresa, la boca levemente abierta y tenía las manos hechas puños.
-Severus ¿Te encuentras bien?- Le sacudí un poco el brazo, el tacto con su gélida piel me hizo recordar aquella primera vez que lo toque, me encantaba el olor que despedía de él era lo mejor que había olido en todo el mundo.
-Harry, discúlpame por causarte todo esto, prometo que en cuanto acabemos con Bellatrix dejaremos de molestarte.-Se puso de pie- Me tengo que marchar.
Lo tome por un brazo, pero no me miro.
-Severus no, no te vayas aun.-Dije en un murmullo, ESTÚPIDO si dejas que te vuelva a lastimar, mi conciencia me gritaba desde mi mente.
Sus ojos se posaron en los míos y me miro por un largo tiempo, se acercó un poco a mí y cerré los ojos, el tenerlo tan cerca me hacía querer besarlo, querer tocar su cara, roso mi mejilla con su dedo y me dio un suave beso en la frente; abrí los ojos un momento después y se encontraba demasiado cerca de mí, nuestras narices casi se juntaban, su cercanía debería de ser un delito, que con gusto pagaría, me miro durante otro largo minuto y se soltó de mi brazo para luego saltar por la ventana, yo me quede petrificado sin poder decir palabra alguna.
Lo que acababa de pasar me dejo sin respiración era demasiado extraño, tome la almohada más cercana y grite contra ella ¿Acaso Severus aún me quería?, no, eso era algo en lo que no me debería de permitir pensar, estaba concibiendo esperanzas de nuevo, no me lo podía permitir esto me sobrepasaba por mucho; mi corazón se empezaba a hinchar dentro de mí y mil recuerdos regresaban a mi cabeza, él se iría cuando acabara con Bellatrix, y no había ni la más mínima cosa que yo pudiera hacer para impedirlo, él estaba con otra persona, el hueco del pecho se abrió aún más dejándome sin aire tome mis rodillas y las puse contra mi cabeza, necesitaba un respiro.
Después de estar echado en la cama durante un rato divagando sobre lo que acaba de pasar me pare de un brinco y fui al baño a ponerme mi pijama, cepillarme los dientes. Regrese y me acosté, tome la almohada donde él se había apoyado y la abrase con fuerza a mi lado oliéndola, su olor me encantaba, lo que había sucedido hace un rato fue mágico, aun no podía creer que eso hubiera pasado realmente.
Justo después de que se fue Severus hace 6 meces pensé que jamás en la vida podría volver a escuchar a mi corazón acelerándose, ni aquel rubor que subía a mis mejillas, pensé que siempre en la vida iba a ser desdichado y no creería de nuevo en el amor, lo odie por haberme dejado de esa manera, le guarde rencor, pero justo cuando sus labios tocaron mi frente todo eso se me olvido, fue como si nunca hubiera existido dolor alguno. Suspire, me estaba haciendo ilusiones demasiado rápido. Divague un poco más recordando aquellos días de felicidad que pase al lado de Severus. No supe cómo ni cuándo me quede dormido, mi alarma me levanto, apenas estaba aclarando, gemí al saber que hoy tendría que ir al colegio.
Me levante titiritando de frio y me puse lo primero que encontré en el closet, mi mezclilla que ya era indispensable y una playera azul marino, que tanto le gustaba a Severus, suspire, me puse los tenis, mis tenis preferidos, Converse negros y baje corriendo las escaleras. Tome una barrita de cereal y me la comí de tres mordiscos, tome un poco de leche directamente de la botella, subí las escaleras corriendo para lavarme los dientes y pues por mi cabello no había nada que hacer solo esperar a que creciera para que no viera como un nido de pajaros. Cuando me vi en el espejo vi a un completo extraño. Tenía un poco de color en las mejillas y mis ojos brillaban, aunque fuera por una razón incorrecta.
Baje las escaleras con la chaqueta en la mano, cerré la puerta con la llave que estaba abajo del alero y me fui directo a mi camioneta. Intente prenderlo pero solo hacia clic, y un demonio!!!, pensé para mis adentros, bien ahora me tendría que ir caminando a la escuela. Llegaría tarde por supuesto. Estúpido tributo a los Chevys.
Sin más que hacer que ir refunfuñando empecé mi caminata, iba viendo el cielo cuando de repente una mano me toco la espalda, di un grito ahogado y me voltee para ver quién era.
-Hola Harry, ¿Cómo amaneciste hoy?- Ahí estaba Sebastián, con su sonrisa de lado y sus lindos ojos azules observándome. Diablos era tan parecido a Severus.
-Oh, muy bien Sebastián, me pegaste un susto gigante, ¿Y tú? ¿Cómo estuvo tu noche?
-Placentera-Hizo su sonrisita de lado, parecía como si se estuviera acordando de algún chiste privado.
-Humm… que bien, oye, muchísimas gracias por las flores me encantaron- Le sonreí
-Oh, qué bueno que te hayan gustado, me preocupe un poco al no verte en la escuela y pues pensé que sería un bonito detalle.
Mi corazón empezó a latir con más fuerza, este chico me ponía nervioso.
-No te deberías de haber molestado, me sentía un poco enfermo, por eso no fui- Si tan solo supieras la verdad del porque no fui pensé para mi fuero interno.
-No te preocupes pequeño, que bueno que te hayan hecho sentir mejor- ¿Cómo me acababa de llamar? ¿Qué demonios estaba pasando? El rubor subió de nuevo a mis mejillas.
-Esteee… y ¿Cómo te fue ayer?- Intente llevar la conversación hacia temas más superficiales, no quería tener que pasar por eso de nuevo.
-Bastante bien… de hecho hice un amigo nuevo, me parece que se llama Severus Snape, es muy buen chico.- Sonrió de esa forma que tanto me gustaba -y me parece que nos parecemos un poco- Comenzó a reír.
¿Qué Severus qué? ¿Hablo con él? ¿Por qué? Severus nunca habla con nadie que no sea un vampiro, algo muy grande estaba pasando, ¿En qué demonios estaba pensando Severus?
-Humm…- Fue lo único que alcance a decir.
En un abrir y cerrar de ojos ya nos encontrábamos en la escuela faltaban 10 minutos para el toque y ya casi todo el estacionamiento se encontraba lleno, lo cruzamos y justo cuando íbamos por las escaleras una fría mano me tomo del brazo.
-Hola Harry- Oh, no esa voz era terriblemente familiar no quería voltear pero tenía que hacerlo, puse mi mejor sonrisa.
.-Si Severus, ¿Qué se te ofrece?- Le dije con el tono más hipócrita que me salió, esperaba que él se diera cuenta.
-Oh, nada, veo que estas un poco ocupado- Sonrió al ver a Sebastián, pero no era una sonrisa buena, era de sus sonrisas traviesas y malvadas. -Solo te quería decir que hoy te irás conmigo a casa, ya que Diana no trajo su auto hoy.
-Humm, me parece que hoy no podré ir a tu casa Severus -Lo fulmine con la mirada -Tengo planes.
Resoplo y me miro con aquellos ojos hostiles.
-No seas ridículo Harry, te irás hoy conmigo y fin de la discusión.- Me sonrió con aquella sonrisita burlona que tanto odiaba.
-A decir verdad Severus- Sebastián lo miro fijamente- Él tiene planes conmigo, iremos hoy a ver una película al cine de la plaza- Oh, qué lindo intento de ayudarme.
Ok eso había estado demasiado mal, hubiera funcionado si Severus no pudiera leer mentes, pero obviamente él sabía que esto era una mentira.
-Ah, pues bien Sebastián, disculpa por interrumpir sus planes me apena mucho- Claro que no le apenaba, mentiroso -Pero lo que pasa es que mi madre cocino hoy para Harry y seria de muy mala educación dejarla plantada. ¿No crees Harry?- Sus ojos negros como la noche se posaron en mí.
-Esteee, si Sebastián me parece que tendremos que dejar la salida para otro día, ¿Qué te parecía mañana?- Le guiñe un ojo, Severus que estaba a mi lado lanzo un gruñido sordo y se puso serio.
-Oh, este, claro Harry mañana iremos no te preocupes- Me sonrió como cuando a un niño le regalan un dulce.
-Bueno Severus, nos veremos al rato, adiós- Le sonreí de la manera más natural que pude, no sé si fue mi imaginación pero vi que sus ojos casi echaban chispas. Caminamos un poco hacia nuestra clase de Lengua.
-Sebastián, muchas gracias por ayudarme.- Le sonreí.
-No hay de que cariño, parecía que necesitabas ayuda con el chico- Se rio por lo bajo.
Entramos a la clase unos minutos antes de que el profesor lo hiciera, tome mi lugar y me dispuse a abrir mi cuaderno para estudiar un poco de mis apuntes, un pequeño gruñido me saco de mi ensimismamiento, mi corazón empezó a latir rápidamente, voltee y Severus me observaba con los ojos más tristes que le hubiera visto en todo lo que llevaba de conocerlo; su expresión reflejaba tristeza… se me vino a la mente aquel horrible día en el que Tom me ataco, cuando estábamos en el salón de espejos… aquella mirada que tuvo cuando sabía que me estaba yendo, que me estaba muriendo.
No entendí el significado de aquella mirada que me daba, parecía como si estuviera intentando decirme algo con aquellos enigmáticos ojos negros, así duramos por lo menos 2 minutos observándonos hasta que el profesor empezó a hablar. Desvié la mirada un poco y cuando voltee, el ya no me observaba, tenía las manos crispadas en dos puños y parecía querer decir algo.
Desvié mi mirada de nuevo, no quería que se diera cuenta de que lo estaba observando. Me parecía que él ya tenía suficiente con tener que verme todos los días como para tener que aguantar aparte mis miradas.
La campana me saco de mis lagunas mentales. Comencé a recoger mis libros pausadamente mientras veía como el amor de mi vida salía con paso elegante por la puerta. Una voz me trajo a la realidad.
-Harry ¿Nos vamos?- Los grandes ojos azules de Sebastián me observaban de manera ansiosa.
-Si… vámonos.
Mientras caminábamos por los pasillos de la escuela Sebastián iba hablando hasta por los codos de cual película podíamos ver, que podríamos hacer después de ir al cine etc., así pasaron las siguientes 3 clases hasta el periodo del almuerzo, cuando llegamos a la cafetería desvié mi mirada hacia el piso, no quería observar hacia la mesa de los Snape. Sabía que cualquier movimiento en falso me haría caer.
-¿Quieres algo pequeño?- Sebastián me observaba con una gran sonrisa.
-Humm… no muchas gracias.
Caminamos hacia la mesa, y ahí estaba Draco con Ron las dos tenían una mirada demasiado curiosa, nos sentamos de nuevo Sebastián enfrente de mí y Draco se acercó a mí.
-Hey Harry, te tengo que peguntar algo- Me susurro al oído.
-Si dime Draco.
-¿Sebastián y tu tienen algo?- Me dijo con una sonrisita.
-Ja, Ja, Ja no Draco- Ok, esto me empezaba a asustar, ¿Acaso habrían notado que nos gustábamos?
Me miro con ojos curiosos una vez más se rio y se volteo a platicar con Ron. ¿Me pregunto porque habrá preguntado eso? ¿Era tan notorio?, lo único que si sabía era que Sebastián me gustaba por las razones equivocadas, me gustaba porque se parecía demasiado a Severus, era un buen chico, pero yo estaba destinado a no volver a creer en el amor por algún tiempo.
La hora del almuerzo se pasó rápido y con ella legaba mi hora de muerte, camine lentamente con Sebastián a mi lado hacia clase de biología una parte de mi deseaba huir de ahí, pero otra más grande quería quedarse, quería volver a ver la mirada de Severus, quería saber que le sucedía, porque su mirada me decía tantas cosas.
Llegue a el salón y ahí estaba el, con la mirada perdida hacia la ventana. Sebastián me sacudió un poco el hombro para voltearme hacia donde estaba el.
-Hey Harry, muchas gracias por acompañarme mañana a el cine, enserio necesito salir- Sonrió de esa manera torcida que tanto me gustaba y me abrazo, me quede congelado ante ese acto.
-Oh, no hay de que Sebastián- Me separe un poco de su abrazo efusivo.
Me fui a sentar junto a Severus quien seguía con la mirada perdida en la ventana, me preocupaba demasiado que estuviera tan absorto en sus pensamientos. El jamás había sido así.
La curiosidad y él preocupa miento me empezaron a llenar la cabeza de preguntas ¿Por qué estaría así? ¿Qué habría sucedido? ¿Por qué no había visto al idiota de Andre en todo el día con él? ¿Por qué parecía que sufría demasiado? Me mordí la lengua para que las preguntas no salieran de mi boca, sabría que él no me las contestaría.
Una oleada de tristeza me lleno el cuerpo, ¿Qué tal si él se sentía de esa manera por mi culpa? ERES UN TONTO HARRY sabes que eso no es verdad, no habría posibilidad mi conciencia me gritaba, la clase comenzó y yo no podía poner atención, cada cinco minutos lo observaba, pero él no se molestó en voltearme a ver ni una sola vez, la clase acabo y yo seguía perdido en mis lagunas mentales como siempre, me di cuenta, que daría lo que fuera por saber cuál era el causante de que él estuviera tan triste, y haría lo que fuera para arreglar esa mirada, me entregaría hasta a la misma Bellatrix.
Seguía perdido en mis pensamientos en la clase de Gimnasia, no había escuchado ni una sola palabra que me hubieran dicho, ni siquiera las de Sebastián que ahora se encontraba jugando, busque con mi mirada a Andre pero él no se encontraba ahí, ¿Dónde estaría? ¿Esa sería la razón por la cual Severus estaría así? La clase de gimnasia se pasó igual de rápido, llegaba la hora de la muerte, tendría que salir al estacionamiento he irme con Severus y Diana, eso me hacía ponerme cada vez más nervioso, Salí caminando lentamente por el pasillo que me llevaría hacia ellos. Cuando Salí los vi a los dos ahí esperándome, Diana sonreía de una manera un poco diferente, parecía más feliz de lo normal, Severus me observo con los mismos ojos tristes que en la mañana. Me acerque hasta ellos y me rehusé a ser la primera en romper el silencio.
-Oh, Harry qué bueno que hoy vienes a la casa, Eileen esta tan feliz- La voz de Diana se convirtió en un zumbido, realmente no entendí ni una sola palabra de lo que decía mi vista seguía clavada en los ojos de Severus, me abrió la puerta del copiloto y me subí en el asiento trasero.
El camino hacia la casa de los Snape fue callado, lo único que rompía el pacifico silencio era la voz de Diana que cantaba la canción de la radio varias octavas por encima de la misma.
En cuanto llegamos a la casa de los Snape, Severus estaciono el auto, Eileen ya nos esperaba en el pórtico.
-Harry que bueno que viniste- Soltó un pequeño gritito de emoción mientras corría a abrazarme.
-Ah, muchas gracias por invitarme Eileen, cuando Severus me dijo no me pude negar.- Si claro, como si esa fuera la razón.
Me arrastro dentro de la casa y me sentó en la sala, Severus se fue directo a su habitación mientras Diana y Eileen se quedaban a platicar conmigo, mi curiosidad no pudo más y le tuve que preguntar a Diana.
-Diana, ¿Dónde está Andre?- La busque con la mirada.
-Ah, se ha marchado- Desvió los ojos de mi mirada.
-¿Por qué?- Mi voz sonó como un murmullo.
-Uh, este…- Torció el gesto- Creo que se lo tendrías que preguntar a Severus.