Un escalofrió gigante me recorrió la columna vertebral haciéndome estremecer entre los brazos de Sebastián cuando lo vi a él entrando a la habitación. “y es que enserio esto no se puede poner peor” me dije en mi fuero interno a modo de reproche.
Me apreté más a los brazos de mi novio para no caerme, sentía mis piernas como una gelatina. El entro a la habitación con aire vacilante y una sonrisa cortes se encontraba dibujada en su boca, aunque con sus ojos estuviese matando a Sebastián de mil maneras posibles, pero este ni se inmuto ante su mirada porque jugaba distraído con un mechón de mi pelo.
-Espero no interrumpir nada- Dijo Lestat dándome una sonrisa que no supe descifrar.
-No doctor Snape pase usted- Contesto Louis muy emocionado.
Severus se quedó recargado en el marco de la puerta, un aire misterioso lo rodeaba mientras que clavaba sus orbes negros en mí. Estos tenían mil emociones… mil cosas que me quería decir en una sola mirada “Olvídalo… simplemente olvídalo ya!” me grito mi conciencia pateándome internamente, así que rompí el hechizo de su mirada y me gire a ver a Sebastián que me veía con ojos esperanzados. “Discúlpame amor mío… discúlpame” pedí disculpas internamente deseando que por un momento el me pudiera leer la mente, aunque sabía que eso era imposible. Junte mis labios con los de Sebastián en un beso fugaz y me gire para ver como Lestat checaba a Louis. Escuche un leve gruñido proveniente de la garganta de él pero no me gire a verlo, sabía que si no empezaba en este momento con mi plan no tendría otra oportunidad, aunque esto me doliera realmente en el alma.
Sentía por dentro un huracán de emociones, mi cuerpo demandaba unos brazos demasiado diferentes a los que me estaban abrazando ahora mismo, mis labios por igual… aunque sabía que eso sería imposible. Me dolía en el alma tener que hacer esto, y más enfrente de, el… pero tenía que empezar a olvidarlo… empezar a dejar de amarlo… aunque la vida se me fuera en ello.
Sentía como si su mirada me atravesara como un rayo láser… sabía perfectamente lo que intentaba hacer… intentaba tener contacto visual conmigo, pero no lo permití… y como antes me había preguntado ¿De cuantas maneras se le puede romper el corazón a alguien y esperar que siga latiendo?
-Harry- Dijo Lestat suavemente volteándose hacia mí.
-Si dime Lestat- Dije intentando ocultar el temblor en mi voz.
-Tendrás que ir a recepción a firmar unos papeles- Dijo con una sonrisa.
-Ah claro- Dije poniendo los ojos en blanco pegándome más al cuerpo de Sebastián, a lo que él respondió con otro leve gruñido casi inaudible.
-Te espero aquí pequeño- Me susurro Sebastián en el odio haciendo que la piel se me pusiera de gallina.
Asentí y salí de la habitación sin darle una sola mirada al vampiro que se encontraba en la puerta, sentí que su aroma me llenaba el cuerpo cuando pase a un lado de él, pero eso no me detuvo… tenía que llegar a recepción antes de que algo sucediera… camine por algunos pasillos con alivio pensando en que no me seguiría, pero como siempre mi mala suerte actuó primero.
-Harry- Me dijo El jalándome de un brazo y aprisionándome contra la pared del corredor.
-Si dime- Conteste sin ninguna expresión en los ojos aunque por dentro me estuviera muriendo.
Sus manos me aprisionaban de nuevo contra la pared, podía sentir su frio aliento sobre mi cara, mientras mi corazón se aceleraba a ritmos desiguales y una gota de sudor surcaba mi nuca.
-¿Qué haces con él?- Pregunto cuando la más extraña de las expresiones le pasaba por la cara, parecía que se fuera a volver loco.
-¿Con quién?- Murmure con la voz fría.
-Con Sebastián- Escupió su nombre como si fuera una grosería.
-Eso es algo que a ti no te importa- Le dije en un susurro cuando me perdí en sus ojos ónix.
-Me importa y demasiado- Siseo aun con esa expresión extraña.
-No- Lo empuje un poco- No te importa así que ¿Te podrías quitar? No tengo tiempo para esto Snape - Dije entre dientes.
-¿Lo amas?- Me pregunto con rabia en la voz pero con tristeza en los ojos.
Resople cansado
-Harry- rogo- ¿Realmente lo amas como me amaste a mí?
Sus palabras me golpearon como un guante de box, ¿Era dolor lo que escuchaba en su voz? Un escalofrió recorrió mi cuerpo dejándome sin aliento, “esto es solo un truco Harry… un truco para lastimarte” me convencí mentalmente antes de girarme hacia él.
-¿Por qué te importa tanto?- Dije con el mismo tono de enojo.
-No me has contestado la pregunta- Volvió a rogar.
Suspire frustrado y cambie mí vista hacia otro lado para que no pudiera ver mis ojos bañados en lágrimas.
-¿No es que te importe, yo seguiré con Sebastián y tu próximamente formaras parte de los Lestrange- Empecé a hablar más rápido para no dejar escapar los sollozos que me abordaban la boca- Así que ¿Qué importa Severus? ¿No es como si fuera a hacer una diferencia verdad? Terminaras tomando tu camino y yo el mío.- Me digne a observarlo con los ojos abiertos como platos y el dolor era tangible en ellos, me daban ganas de abrazarlo pero detuve mis impulsos a tiempo para ver su reacción.
Se tensó al instante, pareciese como si mis preguntas lo hubieran agarrado por sorpresa. Se tomó el puente de la nariz mientras se separaba de mí y se recargaba en la pared de enfrente. Sentí el vacío de su agarre y lo extrañe, deseando que nunca se fuera.
-Discúlpame- Gruño- Esto ha sido un error.
¿Error? ¿A qué se refería con eso?... una y mil preguntas abarcaron mi cabeza al instante… claro que era un error, error el que me hubiera besado, error el que me siguiera lastimando, error el que estuviera aquí… error todo lo que ha sucedido.
-Tienes razón- Solté una carcajada amarga e histérica- Esto ha sido un error.
Lo mire durante unos segundos que se me hicieron eternos y por fin me marche de ahí, dejándolo recargado contra la pared con su mirada clavada en mi espalda. Aun aunque no los pudiese ver sabía que en sus ojos había tristeza… se sentía en el aire que respiraba, se sentía en su postura, era tan tangible que casi se podía tocar.
Llegue a la recepción y firme los papeles, lo que más deseaba en ese instante era poder salir de ese maldito hospital y poder irme a casa. Mi mente viajaba a demasiados kilómetros de distancia intentado descifrar el significado de los actos de cierto vampiro al que yo amaba… esto era tan difícil.
Camine de regreso a la habitación con aire ausente, deseando internamente el poder encontrármelo… aunque eso no sucedió. “Eres un estúpido Harry… sabes bien que él no te quiere… IDIOTA!!!” me gritaba mi conciencia, pero si no me quería ¿Por qué se comportaba de una manera tan posesiva conmigo?... ¿Por qué me hacía todo esto más difícil?... él ya tenía a tarado de Andre, tenía todo lo que alguna vez él quiso, una vida, una persona a quien amar… y yo había quedado fuera de su panorama… ¿Es que no le era suficiente con eso? ¿Qué demonios quería de mí?
Las siguientes horas fueron demasiado estresantes, Louis estaba incómodo y emocionado por salir, Sebastián parecía sanguijuela pegada a mi todo el rato y yo perdido en mi mente intentando trazar un plan para poder olvidarme del mas único y verdadero amor de mi vida. Sentía el espectro del agujero de mi pecho a la espera de poder abrirse de nuevo… aunque no entendía del todo bien cómo es que iba a suceder eso si ya estaba lo más abierto que se pudiera.
Sus palabras aun las tenía pegadas a mi cabeza… como oraciones que no se iban
“¿Lo amas?”
“¿Realmente lo amas como me amaste a mí?”
Y no se iban por más que hacia el intento por sacarlas de mi mente… ¿Por qué le importaba tanto? ¿Qué era lo que quería? ¿Terminar de matarme?
Las lágrimas luchaban por salir de mis ojos pero me mordí la lengua para que no sucediera, quería llorar por todo lo que me estaba pasando en este momento, pero algo muy dentro de mí me dijo que no sería bueno para nadie… solo sería el recuerdo constante del porqué de mis sufrimientos.
¿Podría seguir mi vida sin Severus?... esa simple pregunta me hacía estremecer de tan solo pensarla… sabía que podía… pero sería una existencia vacía y sin sentido, alimentada solo por recuerdos y sensaciones pasadas, justamente de lo que me alimentaba en estos instantes.
Me había preguntado que si lo amaba, ¿Qué clase de pregunta estúpida era esa?, mi corazón completo le pertenecía… hasta el más corto de sus latidos tenía su marca… ¿Qué no era más que obvio?
Había prometido olvidarlo, y lo iba a cumplir aunque la vida se me fuera en ello. La felicidad de muchas personas dependía de que yo cumpliera esas promesas… entre ellas la felicidad de Severus, no lo podía obligar a estar con el recuerdo constante de mi sufrimiento, yo no podía lastimar a un ángel… y aunque me lastimara a mí mismo intentando alejarlo de mi corazón lo salvaría al de cualquier clase de sufrimiento… cualquier clase de problema que mi existencia pudiera acarrearle.
-Harry- La voz de Sebastián me trajo de nuevo a la realidad. Enfoque sus ojos azules que me observaban con preocupación- ¿Estas bien?
Voltee a ver a Louis que estaba profundamente dormido en su cama y me tranquilice al instante. Me gire a mi novio para poder ver su cara.
-Si- Murmure regresando a la realidad- Solo estoy un poco distraído.
Me miro dubitativo por algunos segundos y agrego.
-Bueno pequeño llevaran a Louis en una ambulancia a tu casa porque no se puede mover- Sonrió dejándome ver sus dientes extremadamente blancos- Así que, me preguntaba si te gustaría irte ahorita para que prepares el cuarto de Louis, de todos modos no tardan en darlo ya de alta.
Lo pensé un momento, lo mejor sería arreglar todo en mi casa para que Louis se sintiera cómodo, aparte de que me encantaría salir de ahí lo más pronto posible… aunque me daba terror dejar a Louis solo. Sebastián pareció entender mi preocupación y se apresuró a agregar.
-Louis estará bien pequeño, el doctor Snape lo acompañara en la ambulancia y le dirá que nosotros nos hemos ido no te preocupes- Susurro suavemente para no despertar a Louis que se encontraba roncando en su cama. Sonrió y me dio un beso en la nariz - Así que vámonos.
Le di una última mirada a Louis, me levante del regazo de Sebastián, camine hacia mi tío y le di un beso en la frente antes de salir de la habitación a hurtadillas.
Tomo de mi mano y me jalo hacia afuera del hospital. Al instante me puse alerta, dirigiendo mi mirada hacia todos lados a la espera de ver a alguno de los Snape, pero para mí desgracia no vi a nadie. Los extrañaba a todos… aunque sabía que no sería el mejor momento para verlos.
Subí al Mustang de Sebastián y el subió a mi lado, salimos a toda velocidad del estacionamiento “Habrá alguna cosa en la que no se parezca a Él???” me pregunte internamente mientras me agarraba del asiento por la velocidad a la que íbamos.
Sebastián tomo una de mis manos besándola… ese gesto me enterneció al instante, aunque me recordó que eso lo hacia él, me regañe internamente por estar pensando de nuevo en el amor de mi existencia. Y sus preguntas seguían retumbando en mi cabeza como tambores…, Por qué la expresión triste en su rostro? ¿Qué demonios me estaba ocultando Severus? ¿Qué era?
-Pequeño- Dijo Sebastián suavemente- ¿Estas bien?... te he notado muy distante.
Me gire y le sonreí… aunque sabía bien que esa alegría no había subido a mis ojos.
-Si… solo estoy un poco…- Suspire - Cansado… por todo lo que ha sucedido- Murmure.
-Humm pequeño sabes que puedes confiar en mi ¿Cierto?- Pregunto con una perfecta ceja enarcada.
Asentí con la cabeza.
-Así que si necesitas algo solo dímelo, quiero lo mejor para ti- Y me dio una de sus sonrisas torcidas que tanto me gustaban.
-Gracias- Murmure dándole un pequeño apretón a su mano que él me correspondió.
El largo camino de regreso a casa se fue volando en conversaciones sobre temas sin importancia… y más que eso llena de silencios incómodos que ninguno de los dos intentaba rellenar… mi mente viajaba a kilómetros de distancia… a mi mente vinieron las palabras de Diana respecto a Bellatrix… mi muerte se podía sentir cerca, yo mismo la podía sentir a un lado mío… aunque en si era algo que en verdad no me llamaba la atención, la muerte era algo con lo que había aprendido a vivir desde que me mude a este pequeño y “seguro” pueblo.
A mi mente regreso la imagen de mi dios helénico, observándome con aquellos ojos negros que hacían que me perdiera de maneras tan diferentes. Lo amaba, más que a mi vida, más que a cualquier cosa que pudiera querer o necesitar… él era simplemente la razón de mi existencia.
Suspire.
Pude sentir la mirada especulativa de Sebastián en mi cara, solo que me rehusé a hacer contacto visual con el… no tenía ganas de lidiar con lo que me quisiera decir… mi cuerpo y mi alma estaban ya cansados… y el problema es que solo una persona podría hacer que eso cambiara, pero esa persona estaba ahora con alguien muy diferente a mí. Una oleada del dolor ya tan familiar me volvió a inundar.
Un amor imposible, así es como yo definiría lo que siento por él, un maldito y desolado amor imposible.
Empecé a sentir nauseas de tan solo pensar en eso.
Veía como Sebastián subía cada vez más la velocidad del auto, aunque no se sintiera del todo realmente… estaba internamente agradecido por llegar lo antes posible a mi casa; tenia demasiadas cosas por hacer, mañana habría instituto… tendría que preparar la casa para Louis, hacer las comprar, limpiar y por desgracia enfrentarme con la realidad por la mañana… era a lo que más le tenía miedo, a lo que me pudiese traer el destino al día siguiente. Aunque juzgando por mi mala suerte no sería nada bueno.
-Pequeño- Dijo suavemente Sebastián- ¿Quieres que pasemos al supermercado antes de llegar a tu casa?- Hablaba mientras una leve sonrisa le jugueteaba en sus carnosos labios.
Me deslumbro.
-Ah… si- Dije aun un poco idiotizado por el efecto que sus labios causaban en mí, me recordaba tanto a la de Severus… al instante me sonroje por pensar en eso.
-Eres tan lindo cuando te sonrojas- Murmuro y toco mi mejilla con su cálida mano.
Mi cara tomo otras diez tonalidades de rojo antes de caer en la realidad.
-Gracias- Susurre con el temblor en mi voz
Rio entre dientes y me volvió a besar la mano que tenía entrelazada con la suya.
Dos horas y 10 bolsas del supermercado después me encontraba ya en mi casa preparando la cena, ya había limpiado todo, a excepción de mi cuarto, no sé porque presentía que la esencia de Severus aun seguiría ahí, la última vez que había estado ahí el también, él había entrado a mi habitación y me había depositado en mi cuarto. Así que me negué a limpiarlo hasta que no estuviese completamente solo, sabía que sufriría internamente al meterme de nuevo en los recuerdos de Severus, pero sería un dolor que pagaría gustoso solo por tener algo de el de nuevo conmigo.
Sebastián me ayudaba con la cena, este chico no dejaba de impresionarme, su habilidad para la cocina era excelente, él era simplemente perfecto, pero una vocecita en el interior de mi cabeza me dijo que no era realmente lo que yo quería y lo sabía, sabía que no me lo merecía, pero era el único que me ayudaría a salir de esta, sería el único que me ayudaría a defenderme de mi mismo cuando me quisiera matar por dejar de pensar en Severus lo sabía, aunque no lo quisiese aceptar.
-Pequeño- Dijo Sebastián tomándome la cara con una de sus manos para obligarme a mirarlo.
-Si dime- Dije con una cálida sonrisa en los labios.
Se acercó peligrosamente a mí girando la cabeza y bajando su mirada de mis labios a mi boca y al revés, había una pícara sonrisa en su cara y fuego en sus ojos.
-¿Le importaría al Señor Potter darle un beso a su novio por buen cocinero que es?- Murmuro divertido a solo un centímetro de mi cara.
La simple palabra novio me hizo estremecer, a lo que Sebastián malinterpreto como un gesto positivo y acorto la distancia entre nosotros fundiéndonos en un beso suave y tierno, su boca buscaba dulcemente la mía abriéndose paso, instintivamente rodee mis manos en torno a su cuello y entrelace su pelo negro entre mis dedos. El beso empezó a subir de nivel cuando sus manos se posaron en mis caderas acercándome más a él –Si eso era humanamente posible-. “Déjalo ir… Solo déjalo ir Harry” las palabras de Remus retumbaban en mis oídos como un fino recordatorio… al que me obligue a obedecer, necesitaba más que nada sacarme este dolor del pecho y haría lo que fuera posible por hacerlo.
Me levanto del piso y me puso sobre la barra de la cocina, haciendo que mis piernas se entrelazaran en su cintura pero nunca dejando de besarme, sus manos acariciaban desenfrenadamente mis costados por debajo de mi camisa y mi espalda. Mis manos acariciaban sus bien, formados pectorales y brazos. En un impulso desenfrenado se separó un poco de mí e intento quitarse la playera, a lo que yo ayude dejando al aire su bien formado torso desnudo, mi mirada lo recorrió lujuriosamente mientras lo volvía a tomar del cuello y lo acercaba a mí para fundirnos en otro beso apasionado.
Su boca era salvaje contra la mía, pero eso no me importaba, necesitaba distracciones, necesitaba algo que realmente me sacara a Severus de la mente, sus preguntas, sus ojos, su aliento TODO, aunque cada vez que cerrara los ojos su rostro fuera lo primero que apareciese atrás de mis parpados no me importaba, necesitaba algo en lo cual distraerme y esta era mi oportunidad.
Sus expertas manos me quitaron la camisa quedándome desnudo de la parte de arriba, me miro algunos segundos como cuando alguien admira un cuadro, sonrió impresionado y se abalanzo de nuevo hacia mi, me mordió suavemente el lóbulo de la oreja dejando exclamar un “Humm” que hizo que me estremeciera y arqueara mi espalda más hacia él.
Los besos estaban cada vez más desenfrenados y nuestras manos recorrían cada parte de nuestro cuerpo. Nuestras lenguas exploraban la boca contraria dejándonos casi sin aliento, pero me negaba a separarme, sabía que si perdía mi concentración todo esto se iría abajo y la imagen mental de Severus reaparecería haciéndome retroceder. Sus preguntas seguían retumbándome una vez más.
“’ ¿Lo amas?”
“¿Realmente lo amas como me amaste a mí?”
Estas preguntas hicieron que me diera un ataque de desesperación y me pegue más al cuerpo de Sebastián en busca de algún antídoto para calmarme.
Separo un poco su boca de la mía y empezó a dejar suaves besos por toda mi clavícula con sus suaves labios haciéndome estremecer de nuevo.
Instintivamente tome su suave cabello con las dos manos y volví a acercar su boca a la mía para poder sofocar el sollozo que gritaba por salir de mi boca y derrumbarme, pero sabía que no me podía echar para atrás, tenía que empezar a vivir sin Severus, aunque doliera lo tendría que empezar a hace tal y como él lo hizo sin mí.
Sus dientes recorrieron mi cuello, la temperatura en la cocina empezó a subir, o más bien eran nuestros cuerpos que se encontraban juntos. Quería por un momento en mi vida dejar de sentir el hueco en mi pecho fuera como fuera.
Volvió a besar mi cuello, bajando su boca hacia mi pecho. Deje escapar un suspiro cuando su boca se encontró con uno de mis pesones haciéndome estremecer.
Cerré los ojos, tomando a Sebastián del cabello, haciendo que nos juntáramos más, no quería sentir el vacío… eso me destrozaría.
El subió su cara de nuevo a la mía y me beso de nuevo con fiereza. Sus manos estaban ya en los botones de mi pantalón cuando se escuchó el sonido de una ambulancia al inicio de la calle.
-Mierda- Murmuro Sebastián cuando se alejó de mí.
Y ahí fue cuando todo me cayó encima. Vi el torso desnudo de Sebastián y luego mire el mío, me sonroje al instante por qué tan lejos habíamos llegado. La culpa comenzó a inundar mi sistema tal y como yo había advertido, y las lágrimas empezaron a poblar mis ojos. El único pensamiento coherente que me embargaba era el rostro de Severus y su mirada triste. “Soy un estúpido!” me dije en mi fuero interno.
Me baje rápidamente de la barra y me puse la camisa en tiempo record, en todo este tiempo no me había dignado a ver a Sebastián, por pena y porque mi cara parecía un tomate en primavera.
Comencé a acomodar toda la comida, pero mis manos estaban temblando tanto que había empezado a tirar todo. La mano de mi novio me detuvo.
-Tranquilo pequeño- Susurro Sebastián abrazándome por detrás.
Me gire y le di un fugaz beso.
“A buena hora se te ocurre hacer esto con Sebastián en la COCINA HARRY!!!” me reprocho mi conciencia mientras me daba una paliza internamente.
Se escuchó cuando abrieron la puerta y varios pasos se escucharon en el hall.
-Harry- Me congele, esa no era la voz de Louis.