La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Dame tu mano. Capitulo 02.- No me queda más. By MeiYua

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MeiYua
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MeiYua


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MensajeTema: Dame tu mano. Capitulo 02.- No me queda más. By MeiYua   Dame tu mano. Capitulo 02.- No me queda más. By MeiYua I_icon_minitimeLun Oct 24, 2011 11:02 pm

Aqui les dejo el siguiente capitulo, espero que les guste. Tengo que aclarar que personalmente no estoy 100% de acuerdo con algunas cosas y expresiones que puse, pero son parte de la trama.

Dame tu mano.

(Beta: Prince Katze)



Capitulo 02.- No me queda más.



Gruesas lágrimas bajaban por las mejillas de Harry, al fin lo había dicho, había aceptado en voz alta que estaba esperando un hijo de la peor persona que había conocido nunca. Ahora ya era un hecho definitivo, sus sospechas estaban confirmadas y no había vuelta atrás. Sentía como si la muerte estuviera frente a él, diciéndole que había llegado su hora y tan solo le estuviera dando un minuto más para vivir.



Sus manos temblaban frenéticamente y le fue imposible seguir sosteniendo en alto la prueba que en cinco minutos se había encargado de hacerlo pedazos. El golpe sordo que produjo el pequeño aparato al caer al suelo fue ignorado completamente por los presentes. Harry se sostenía del lavabo, esforzándose por mantenerse en pie y mirar a través de sus empañadas gafas. En el rostro de sus amigos se reflejaba claramente el terror que les recorría el cuerpo por la noticia. Miraban el vientre y rostro de Harry intermitentemente, como buscando algún atisbo de broma en el demacrado semblante del salvador mágico.



—¿Creen que estoy bromeando con esto? —preguntó Harry por lo bajo, había notado la acusación en las miradas ajenas— ¡¿Creen que estoy tan idiota como para bromear con algo que me está destrozando?! Es Voldemort del que estamos hablando. Yo jamás juego con eso...



El cuerpo le temblaba y su voz se había quebrado hasta el punto de tener que esforzarse por descifrar lo que decía. Tanto Ron como Hermione apartaron la mirada, notablemente avergonzados por sus pensamientos, y la clavaron en residuos de espejo, esparcidos por toda la habitación. Ron abrió varias veces la boca, tratando de decir algo, pero al cabo de unos segundos terminaba volviéndola a cerrar sin haber pronunciado ni una sola palabra. Los labios de Hermione temblaban, y Harry noto que tuvo que dar varios profundos suspiros para tranquilizarse antes de lograr decir algo.



—Bueno, Harry... las pruebas Muggle algunas veces fallan —tartamudeó la chica intentando mirar algún error en el asunto— No son cien por ciento seguras... es necesario hacer varias para estar seguros o mucho mejor serian acudir a una clínica, pero en este caso no se puede.



Un pequeño deje de esperanza volvió a flamear en el interior de Harry. Se limpio el rostro, tirando a la basura lo que sus manos sostenían un minuto antes asintió enérgicamente.



—Hermione, ¿que haría yo sin ti? Tienes razón, seguro... seguro que falló.



Sin darle tiempo a la chica para contestar salió disparado a través de la puerta entreabierta y luego por los angostos pasillos de la farmacia. Tomo descuidadamente dos ejemplares de cada marca de pruebas de embarazo que se exponían y se apresuro a pagarlas, ignorando olímpicamente las extrañadas miradas que se fijaban en él. Al cabo de un par de minutos regreso al sanitario, donde Ron y Hermione aun lo aguardaban, y se dirigió sin siquiera mirarlos al retrete. Le dio la espalda a ambos y luego, importándole poco que una chica estuviera presente, comenzó a hacer lo necesario para que los aparatos lograran hacer sus funciones.



Harry tiraba una prueba tras otra cuando cada una le marcaba el mismo resultado que la primera: positivo.



—¡Todo esto esta mal! —gritó desesperado— Seguramente están caducadas... tenemos que ir a otra farmacia, una donde si las tengan bien.



Se giro acomodándose la ropa, dispuesto a partir de mediato, y apresuro a sus amigos con una exasperada mirada, sin embargo, estos no se movieron. Se plantaron uno al lado del otro en el marco de la puerta, impidiéndole la salida. Harry frunció él seño e iba a replicar cuando Ron al fin hablo, totalmente serio.



—Detente, compañero.



—¿Que me detenga? Ron, venimos a asegurarnos de esto, ¿Como puedo detenerme cuando todas estas cosas están mal? Vamos de una vez y...



—¡No, Harry! —lo interrumpió, alzando la voz para dejarse escuchar claramente—. Sé muy bien a que hemos venido hasta aquí, no tienes por que recordármelo. Pero aun así no tenemos la necesidad de ir a ninguna otra... "Farmacia"



—¿Pero que te pasa Ron? —preguntó, agitado las manos enérgicamente— ¿Como que no tenemos que ir a ningún otro lado? ¿Té estas enterando de lo que pasa o no?



—No le pasa nada a Ron, Harry —exclamó Hermione suave, con un tono de voz de que le recordó al de la señora Wesley antes de dar una trágica noticia— Yo también creo que no tenemos que asegurarnos más... de un resultado que esta claro.



—¡¿Por que no?! Tu misma dijiste que estas cosas fallan.



—Si, Harry, lo dije. Una puede fallar, quizá hasta dos, pero... Harry, nueve pruebas seguidas, marcando positivo, no pueden estar mal. Tenemos que aceptar que estas esperando, aunque no nos guste.



—¡¿Como quieres que lo acepte?! —gritó Harry haciendo que Hermione retrocediera un paso—. "Tenemos que aceptar que estas esperando" ¿Que es esa mierda de "tenemos"? Aquí el perjudicado soy yo y solo yo.



— Si, Harry pero...



—¡Pero nada! ¿En que te basas para decir que es seguro que estoy esperando? ¿En pruebas que fallan?



—No solo en eso, Harry —intervino Ron—. Hay otras cosas que nos dice que es positivo. Solo tienes que mirarte. Tú no tenías el vientre medio abultado. Eras delgado, Harry, y tampoco te mareabas cuando te levantabas rápido, o vomitabas todas las mañanas sin tener nada en la panza o...



—Las personas cambia... quizá tenga anemia y por eso...



Harry no pudo terminar lo que estaba diciendo. Su voz volvió a quebrarse considerablemente y las lágrimas no tratador en fluir incansables. Negaba lentamente, dando temblorosos pasos hacia su par de amigos, balbuceando palabras incomprensibles. Los miro fijamente, buscando algún consuelo en sus rostros, pero lo único que logro con esto fue que bajaran la mirada y afirmaran una sola vez.



Sintió de nuevo que el mundo se quebraba sobre sus hombros y esta vez no pudo mantenerse en pie. El llanto obstruía su garganta dificultándole la respiración y el peso de la cruda realidad lo estrujaba por dentro. Se había ilusionado tanto y el golpe que recibió fue mucho mas duro.



—Ahora... ¿que voy a hacer ahora?



***



En un sepulcral silencio los tres chicos aparecieron al pie de la verja que marcaba los límites del jardín de la madriguera. Hermione iba sosteniendo a Harry por un brazo, mientras que Ron se mantenía un poco mas atrás, mirándolos a ambos pero sin atreverse a decir ni una sola palabra.



Era como si el alma de Harry hubiera abandonado su cuerpo. Tenía la mirada perdida en la nada, con un semblante apesadumbrado bien grabado en el rostro. Mantenía los labios firmemente cerrados, dibujando con estos una fina línea. Suspiraba entrecortadamente a cada paso que daba. Los ojos le ardían, tenia la garganta reseca y náuseas coronándolo todo. Se dejaba arrastrar por Hermione, pensando que su vida había terminado y que no tenia ya nada mas por lo que luchar.



El pasto crujía bajo sus pies, dejándole la sensación de estar pisando avejentados huesos y sentía el soplo del aire rozando suavemente su piel, aunque en ese momento más bien le parecía como si fueran afiladas navajas hiriéndole. Ya no era capaz de disfrutar de nada ahora que su vida había dejado de tener valor para él.



Escucho a Charlie saludarlo en algún momento y decirle algo sobre la orden y visitas, aunque no comprendió ni una sola palabra, ni siquiera se había preocupado por escucharle. No era algo que le interesara en ese momento. Tan solo asintió como respuesta cerrando los ojos pesadamente y dejo que su mente lo transportara a ese pacifico lugar que había visitado una sola vez en su vida, al que no sabia ni como llamar y sin embargo extrañaba tanto.



Sonrió casi imperceptiblemente, burlándose de si mismo. ¿Como había podido pensar que él ganaría la guerra contra Voldemort? Había sido un tonto, le era muy claro, a pesar de lo que otros le dijeran, que ese hombre había vencido. Le había ganado la batalla personal y lo había dejado una cruel marca dentro.



En cierto momento le llego de golpe el penetrante olor de comida recién hecha y comprendió que habían entrado ya a la vivienda. Abrió cansinamente los ojos, esperando toparse con alguna mirada, pero la estancia estaba vacía y, por el sonido de cubiertos siendo utilizados, entendió que, las personas que estuvieran allí, se encontraban en la pequeña cocina.



La esencia del tocino en el aire, lejos de gustarle, agrandaba más sus náuseas y lo menos que deseaba era sentir amargas arcadas. Así que se soltó de Hermione y se encaminó a las escaleras. Los Wesley no lo habían dejado vivir por su cuenta aun, así que disponía de una habitación en la madriguera. Se dispuso rápidamente a subir las escaleras y escucho las pisadas de sus amigos al estarlo siguiendo. No tardo mucho en llegar y en cuanto entro se dirigió a su mullida cama. Lo siguieron inmediatamente Ron y Hermione, a los cuales no les preocupo cerrar la puerta y se adentraron en el cuarto, buscando un lugar para sentarse.



Harry era perfectamente consiente de que sus amigos estaban tratando de hacer como si nada especial pasara en ese día y todo estuviera divinamente normal, y esto lo molestaba. ¿Acaso les daba igual el dolor que él pasaba? Sin embargo, prefirió no tocar el tema y ahorrarse el discutir con ellos. "Aunque quizá con alguien mas..."



Trepó a su cama y se recargo en la pared, abrazando sus piernas y hundiendo por largo rato su rostro entre sus rodillas. Mantuvo los ojos cerrados por varios minutos, sin dejar de sentir las miradas de sus acompañantes clavadas en él.



Cansado de ello, levantó la cabeza y dijo por lo bajo:



—No lo entiendo... ¿Por qué siempre me pasan las peores cosas a mí? —murmuró sin mirar a nadie en particular— No saben como hubiera preferido quedar como ojo loco... quizá ser un hombre lobo como Remus tampoco seria malo, pero... no esto. ¿Que fue lo que hice para mecerlo?



Dirigió su mirada primero a uno y luego a otro, esperando que comentaran algo, pero esto no sucedió. Ambos parecían quererlo dejar sacar todo lo que tenia dentro, el dolor que le corroía los huesos. Se sentía sucio aun por el toque que aquellas manos le habían tocado cada centímetro de su cuerpo. Utilizado por cada una de las personas que se habían beneficiado a costa suya y humillado en lo mas profundo de su ser. Voldemort lo había despojado de toda su dignidad y condenado a un castigo mucho peor que la muerte. Incluso se había encargado de pisotear su orgullo, de machacar su valentía antes de irse.



Guardo silencio. No sabía como expresarlo todo en palabras y fue durante estos instantes que escucho a Ron hablar.



—Aun no entiendo como puede estar pasando esto —dijo removiéndose incomodo en su asiento— Ya sé que es un hecho que... ya saben... sucede. Pero vamos, Harry es un hombre y estos no.. Yo no he visto a ninguno pues... ser mamá.



—Si no se pudiera no me estaría pasando, Ron —rezongó Harry molesto— Pero tampoco lo entiendo...



—Yo estuve investigando —intervino Hermione inclinándose a los chicos— Resulta que, en cierta forma, todos los magos pueden tener niños. Sin embargo, se necesita cumplir con algunos aspectos mágicos.



Harry y Ron se recorrieron al borde de sus asientos, para escuchar mejor y Hermione continuó hablando.



>>El ministerio restringe este tipo de funciones, por así decirlo, y estas se liberan al cumplir la mayoría de edad. Pero no es como si cualquier pareja gay pudiera reproducirse. Para esto la magia de ambos tiene que ser equitativa. Uno no puede ser más poderoso que el otro y también hay que compartir algunos... "talentos".



—¿Como cuales? —preguntó Ron



—Pues podría ser... la forma que toma que toma el Bogart o el tipo de Patronus... —miro a Harry, tanteando el terreno y añadió—: en tu caso, Harry, fueron varias cosas. El núcleo de sus varitas, el hablar Parcel, que tuvieras dentro de ti una parte de su alma... también que compartieran la mente en ocasiones. Por eso a la primera...



—Vale, ya entendí. No tienes porque hacer una lista —le tajó Harry—. Pero chicos... ¿no creen que Voldemort lo haya hecho a propósito?



—¿Que quieres decir? —preguntaron sus amigos a coro.



—Digo, es Voldemort de quien hablamos. Quizá me... hizo aquello por beneficio propio. Para poder volver... reencarnar.



—Eso es imposible, Harry —se apresuro a contestar Hermione— Primero por que nadie se salva de la maldición asesina, y lo sabes. Segundo... bueno, religiosamente hablando tienes que pasar cierto tiempo en el purgatorio pidiendo perdón por tus pecados antes de que tengas la oportunidad de regresar y aun así no seria necesariamente que ser en un humano. Podría ser en una cucaracha. Y tercero por que creo, Harry, que Voldemort solo te... deseaba. Escuchaste lo que dijo de Snape, que solo deseaba a tu madre. Creo que lo dijo por que eso es lo que él haría... supongo que tenia deseos carnales a pesar de todo.



Harry se estremeció al pensar cuanto tiempo habría estado deseándolo Voldemort y él no se había dado cuenta. Ron profirió un suspiro de extremo alivio. Al parecer lo que les había dicho Harry lo había alarmado bastante. Ambos sabían que podían confiar en la palabra de su amiga, así que ahora estaban un poco más tranquilos y habían desechado esa idea.



—Aunque él no vaya a regresar, yo... tengo miedo —confesó Harry con un hilo de voz.



Miro acongojado a sus amigos y creyó escuchar pasos por el pasillo, aunque se centro en lo que decía cuando ya no resonaron estos y le echó la culpa a la lechuza de Ron.



— No tengo idea de lo que esta... criatura, lo que esta cosa que espero pueda hacer y..



—¡Harry, no le digas así! —Reprochó Hermione, enojada— Es un bebe por el amor de dios, TU bebe para ser exactos.



—¡Es el hijo de Voldemort! será igual que él. Hará el mismo daño, Hermione, y yo no voy a poder detenerlo a él también —quería gritarles. Hacerlos entender de una vez por todas— chicos, sé que esto no sonara bien pero... no puedo, no quiero dejar que pase. Tengo que encontrar alguna solución. Tiene que haber alguna forma de..



—Deshacerte de ese infante inocente, ¿verdad, Potter?



Harry pego un salto cuando la fría voz de Snape resonó desde la puerta. Los tres chicos giraron la cabeza de inmediato y lo miraron. Estaba parado, imponente, observándolos con los brazos cruzados sobre el pecho y la negra tela de su túnica sostenida entre ellos.



— Complete su frase, Potter —apremió— No dudo que eso iba a decir, ya que ahora parece ser un asesino.



Harry se levanto rápidamente e ignorando el mareo que esto le produjo, se plantó frente al hombre, encarándolo con el seño fruncido.



—¿Que haces aquí, Snape?



—Eso no es de su incumbencia y no evada el tema.



—¡Nuestra conversación tampoco era de su incumbencia! — gritó enfurecido— ¿Estabas espiándonos?



—Es curioso, pero su "privada conversación" no parecía serlo tanto —dijo haciendo un ligero énfasis—. Se podía escuchar claramente desde las escaleras, Y Wesley —desvió la mirada para observar a Ron— Su madre dice que es hora de comer y que se comporte ya que hay invitados.



— ¿Y a ti que te importa de lo que hablemos o como se comporte Ron? ¡Lárgate!



Harry señalo la puerta, aunque Snape no se movió ni un centímetro. Continúo mirándolo aun cuando la lluvia de insultos comenzó a fluir hacia él proveniente de Harry. Este necesitaba desquitarse con alguien y que mejor que hacerlo con él que tenía enfrente.



— Por tú culpa... por tu maldita culpa. Si no hubiera sido por ti... si tu no... Si yo no. Y ahora tengo que...



—Céntrese en el ahora, Potter —le cortó Snape con la voz queda— Lo que tiene que interesarle ahora es el hecho de estar esperando un bebe, no importa de quien sea o en que circunstancias se concibió. Él no tubo la culpa y, Potter, yo...



—¡Cierra la boca! —le gritó sacando la varita.



Lo apunto con ella. Estaba harto, ¿que sabia él como se sentía? No tenía ni idea de lo que era, nadie la tenia, y no permitiría que lo volvieran a él el malo en esa ocasión, no cuando él solo era la victima.



— Esto es asunto mío. Yo sabré lo que haga y a ti no tiene porque importarte. Ya no tienes que cuidar de mi, Snape, esos tiempos se acabaron y no regresaran nunca más.



—Cálmese y escúcheme, Potter —pidió Snape por lo bajo— Hay algo que tenemos que hablar. Yo tengo algo que...



—¿Tenemos? —Lo volvió a interrumpir— No, Snape. Esto es cosa mía y tú te largas ahora mismo.



—¡No me iré hasta que me escuches!



—¡Entonces quédate cuanto quieras, por que yo soy el que se va a largar!



Los presentes no tuvieron tiempo de reaccionar cuando Harry salió corriendo a largas zancadas de la habitación. Cabreado, se había guardado la varita en el bolsillo de su chaqueta y no se detuvo a pensar ni un segundo que era lo que estaba haciendo. Tan solo había tenido el impulso de salir corriendo de ese lugar y lo había seguido, exactamente igual como había hecho ya muchas veces antes en su vida. Pensaba que cualquier cosa que hiciera, no podía poner las cosas peor.



Escucho a la señora Wesley preguntarle bastante alto a donde iba, que la comida ya estaba servida pero no le importo. Cruzó demasiado rápido el umbral de la entrada sabiendo que sus amigos para ese momento ya estarían detrás de él intentando detenerlo y no les iba a dar tiempo para que lo hicieran.



—¡Potter!



—¡Harry, espera! ¿A donde vas?



Escuchaba incansables gritos a sus espaldas mientras corría por los jardines con todo lo que sus piernas daban de si mismas. No tardo mucho en alcanzar los limites de la propiedad y se desapareció en un corto giro sobre si mismo. La sensación del gancho tirando bajo su ombligo nunca le había molestado tanto. Una arcada ascendió por su garganta mientras sentía un punzante escozor en el vientre. Le dolía demasiado y pensó que lo mas probable era que no fuera muy prudente aparecerse estando esperando, pero le importo muy poco eso.



Había terminado apareciendo inconscientemente a las orillas de su pueblo natal. Las piernas le fallaron por un segundo y se tuvo que detener de donde pudo para no caer al piso. Ahora entendía por que Hermione había insistido tanto en ir en coche a todos lados antes.



Necesitó recargarse por varios minutos en la pared más cercana. Algunos niños se paraban para observarlo y luego seguían con sus juegos. El sol se estaba poniendo y Harry no pudo evitar recordar con bastante nostalgia los momentos que había pasado en Godric Hollow, aunque fuera en las memorias ajenas.



Comenzó a caminar tambaleante por las angostas calles, tratándose de imaginar la vida que una vez había soñado. Pensaba reconstruir la casa de sus padres, formalizar con Ginny e irse a vivir allí. Formar la familia que no había podido tener de niño con la mujer que amaba. Sin embargo en ese momento todo parecía tan lejano. Le parecía tan remoto el día en que había ideado todo aquello, incluso salido de un sueño.



Se llevo inconscientemente una mano al vientre. Aun le punzaba y era consiente de que en el fondo se arrepentía de haber actuado tan precipitadamente. Se apoyo en el barandal de su casa en ruinas y los ojos volvieron a rasársele de lágrimas. Se pregunto si su madre lo hubiera salvado sabiendo lo que le esperaba años después, que era lo que pensaba cuando decidió no irse junto con Dumbredore cuando tuvo la oportunidad y, de repente, esa idea le pareció perfecta. ¿Por que no se iba con él? Aun podía.



—Si... es cierto. Yo tengo el derecho de irme. No me pueden negar esa oportunidad, menos ahora que estoy condenado —pensaba en voz alta mientras se giraba sobre sus talones y volvía a caminar decidido—. Podré verlos... estar a su lado, con Papá, Mamá, Sirius, Remus, Dumbledore... incluso Tonks.



Fue dándole palabras de aliento a su recién tomada decisión mientras recorría en camino que lo separaba del cementerio. Justo el lugar donde quería estar. Camino entre las tumbas y no tardo mucho en encontrar en la que yacían sus padres. Se arrodillo frente a ellos y tomo un cristal que estaba tirado convenientemente a un costado.



—Espérenme... allá voy. Ya no soy a sufrir más.



Tomo asiento sobre la tumba y se recargo en la lapida, pensando que una lenta muerte le vendría mejor en ese momento. Una muggle para compensar toda la magia que había hecho. Tomo firmemente el cristal con una mano y corto en vertical la fina línea verde en su muñeca que delataba la posición de sus venas y repitió el acto con su otra mano.



De inmediato sintió una punzada de dolor y la tibieza de su sangre al caer en surcos por su piel. Cerró los ojos y se preparo para dejar de sufrir de una vez por todas.




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