Las Apariencias Engañan. Cap 07. Enmendando errores.

Pues nada ya he llegado al capítulo séptimo. Espero que os guste Smile

7. Enmendando errores.

Cuando Dobby se fue, terminé de arreglarme y bajé directo al comedor. Una vez allí, me quedé paralizado en la puerta. En la mesa de Gryffindor, aparte de los alumnos de primero y segundo, estaban sentados Ron y Hermione. ¡Mierda!

No sabía qué hacer. Por un lado, me vi tentado a dar media vuelta y volver a subir a la sala común de Gryffindor, donde podría estar solo y a mis anchas. Pero por otro lado, no quería decepcionar a Snape. ¿Cómo? ¿Qué era lo que acababa de pensar? Ni yo mismo me entendía, pero en verdad, después de darme de cenar ayer y tomarse la molestia de avisarme hoy de la hora de la comida, me sentía ligeramente culpable al pensar en marcharme.

Volví a asomarme y mis ojos se dirigieron, esta vez, a la mesa principal. Dumbledore comía y hablaba alegremente con McGonagall. Hagrid devoraba todo lo que estaba a su alcance y madame Pomfrey le observaba de vez en cuando con el ceño fruncido, probablemente pensando lo perjudicial que debía ser para la salud comer de esa forma. Sentado, al otro lado del director, se encontraba Snape. Comiendo sin hacer ni un movimiento brusco, con extremada delicadeza. Parecía participar de vez en cuando en alguna conversación con Dumbledore o con la profesora Sprout, que estaba sentada a su otro lado, pero por lo general se mantenía callado. Nunca me había fijado en la elegancia con la que se comportaba y la forma en la que el pelo le caía sobre los hombros, me sonrojé al notar que me había quedado demasiado tiempo observándole y aparté la vista apresuradamente, fijándola en Sprout. Ésta charlaba tranquilamente con Lupin que, después de las clases con Ojoloco, había vuelto de nuevo a ser nuestro profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras, y a su lado, había una silla vacía que debía pertenecer a la profesora Trelawney. Mi vista volvió contra mi voluntad a posarse sobre el profesor Snape. ¿Habría notado mi ausencia?

Parecía que ni siquiera se había dado cuenta. Pero justo cuando estaba retrocediendo para seguir pensando si debía entrar al comedor o no, su mirada se dirigió con lentitud hacia la mesa de Gryffindor. Se posó unos segundos sobre Ron y Hermione y puso cara de disgusto. ¿Sería por verles a ellos o por no verme a mí? Mi corazón empezó a latir como un loco al tener este pensamiento, pero… ¿qué demonios me estaba pasando? Volví a mirarle y nuestras miradas se cruzaron. Torció su boca y no supe interpretar su gesto, me sonrojé. Al instante volvió a centrarse en su plato.

Estaba tan nervioso por lo que acababa de pasar, que sin darme cuenta y por inercia, quizás intentando aparentar que todo iba bien y que no había pasado nada, mis piernas se encaminaron hacia mi mesa. Una vez allí, comprendí que no había planeado dónde me iba a sentar ni había pensado en si debía ignorar a Ron y por consiguiente a Hermione, o si era mejor sentarme junto a ellos y sólo hablar con mi amiga.

Pero ese momento de duda fue mi error, ya que cuando quise reaccionar, unos bracitos me estaban rodeando amistosamente y el pelo enmarañado de la dueña de los bracitos, me hacía cosquillas en la nariz.

-¡¡Harry!!

-Eh… Hola, Hermione –le dije, desasiéndome de su abrazo y tomando aire-, ¿qué hacéis aquí? Pensaba que ibais a ir a Hogsmeade.

-Sí, hemos estado esta mañana, Harry. Deberías haber venido.

Me quedé mirándola. ¿Y ahora qué le decía? Por su forma de actuar seguramente no sabría nada de lo que me había pasado con Ron.

-Bueno… en verdad no me apetecía ir –mentí-. ¿Y no os habéis quedado a comer allí como hacemos siempre? –pregunté extrañado. Algo debía haber pasado para que hubieran decidido volver antes de tiempo.

-Sí, al principio ese era el plan. Pero después de contarme este idiota por qué ayer no bajaste ni a comer ni a cenar, y por qué hoy no habías bajado para venir a Hogsmeade, decidimos que era mejor regresar.

Me quedé callado ante lo que acababa de decirme Hermione. Me puse a pensar qué habría sido lo que Ron le había contado exactamente. Mientras, mi amiga le miraba y le hacía gestos con la cabeza que intentaban ser discretos, indicándole que se aproximara. Ron asintió.

-Yo… verás, Harry –empezó a decir mientras se levantaba de la silla y se acercaba a mí y a mi amiga-, en realidad… eh… bueno… yo… lo siento.

No me dirigió ni una mirada, sus ojos estaban fijos en el suelo, se le veía abochornado. Yo no sabía qué hacer.

-No sé qué decir, Ron –le dije, mirándole a los ojos-. Quizás un "lo siento" no sea suficiente.

Hermione me miró, parecía apenada. Si Ron le había contado todo lo que había pasado, seguramente hasta ella podría comprender que no era fácil perdonar y olvidarlo, y menos tan pronto.

-Harry, por favor –insistió Ron, devolviéndome la mirada brevemente y volviéndola a apartar-. Sabes que no sentía todo lo que dije.

-Ya, pero lo dijiste Ron. Y no fue precisamente agradable ver cómo todos os burlabais de mí. Y mucho peor fue ver que tú también me insultabas y que, de no ser por Neville, habrías seguido –le espeté.

-Déjame explicarte, colega –me pidió y le hice un gesto para que continuara-. Verás, ayer, si te hice madrugar, levantándome yo también tan temprano, fue porque me había propuesto pedirle a Hermione desde primera hora, que saliera conmigo, y estaba tan nervioso que no podía dormir…

Vaya. Lo que acababa de decir me había impresionado, aunque no tuviera nada que ver con el tema. Mire a ambos sorprendido. Si estaba contándome aquello delante de ella, sólo podía significar una cosa.

-Sí, Harry, me lo ha pedido esta mañana. Con un día de retraso –sonrió Hermione-. Pero yo le he dicho que sólo aceptaría salir con él si arreglaba las cosas contigo.

Aquellas palabras hicieron que mi rostro se ensombreciera. Comencé a pensar que en realidad Ron ni siquiera estaba arrepentido. Sólo quería complacer a Hermione para que aceptara su propuesta.

-Compañero, perdóname por ponerme como lo hice cuando te vi con mi hermana. En verdad, sólo estaba celoso porque tú habías conseguido a la chica sin tan siquiera proponértelo y yo había acabado aquel día discutiendo con Hermione. Tú siempre consigues todo lo que te propones, y yo…

-¡Pero a mí ni siquiera me gusta Ginny! Que ella me besara no es tener suerte. Por lo menos para mí. Es como si a ti te besara Neville –protesté, ¿no entendía que no me gustaba su hermana?

Ante la comparación que hice, Ron puso cara de asco y Hermione soltó una risilla.

-Bueno, ayer no lo veía así. Ahora lo veo de una manera diferente. Me confundí, Harry. Perdóname –me dijo con una mano extendida.

-¿Eso significa que también me aceptas como soy? ¿No habrá más bromas estúpidas? –pregunté.

-No, te lo prometo –me dijo con solemnidad mirándome por primera vez a los ojos. Fui a aceptar su mano, pero entonces extendió sus brazos con una clara intención de abrazarme. Yo me retiré un poco, dejándole cortado.

-¿En serio quieres que un marica como yo te abrace? –dije con sorna.

-¡Idiota! –me contestó y me abrazó-. Perdóname, compañero.

Hermione sonreía emocionada. Cuando nos soltamos, ella se acercó y cogió la mano de mi amigo con fuerza.

-Ahora sí acepto salir contigo –dijo con una espléndida sonrisa.

-¡Ey! ¿No te habrás disculpado conmigo sólo por conseguir a la chica? –bromeé. Se notaba que estaba realmente arrepentido.

-Por supuesto, colega –me contestó sonriente y me dio un suave golpe con el puño en el hombro. Hermione se rió de nuevo y nos abrazó a los dos.

Levanté la vista mientras mi amiga nos seguía achuchando y pillé al profesor Snape mirándonos con un indescifrable gesto en el rostro y una extraña mueca en los labios que parecía ser una media sonrisa. Yo también sonreí y apartó la mirada, actuando como si no nos hubiera estado observando.

Los tres nos sentamos a comer y mis amigos me contaron lo que les había pasado durante el tiempo que me había mantenido ausente en el grupo. Hermione le había estado preguntando a Ron el sábado por qué yo no había bajado yo a comer, y Ron le contestó con una excusa que se había inventado. Pero cuando volví a faltar para ir a Hogsmeade y mi amiga insistió, no tuvo otra salida que acabarle confesando la verdad. Entonces, ella se había puesto a discutir con él por lo que había hecho y Ron como último intento para hacerla callar, se había arrimado a Hermione y la había besado, ganándose una sonora bofetada de mi amiga.

-En realidad... lo que quería... era pedirte salir... yo... creía que te gustaba... –le había dicho Ron compungido, con una mano sobre su mejilla dolorida, observando asustado cómo Hermione se ponía roja como un tomate.

-¡No me estabas escuchando! No sé cómo has podido pensar que me gustas con esa delicadeza que tienes. ¿Pensabas que dándome ese intento de beso iba a darte la razón? ¡Pues estabas muy equivocado! –había gritado haciendo aspavientos con los brazos-. Además, ¿Crees que me puede gustar alguien que deja tirados a sus amigos? –le preguntó Hermione con un reflejo de indignación en su rostro.

-Pero Hermione…

-Creo que deberás cambiar un poco ese comportamiento hacia mí, no soy una muñeca a la que puedes estar besuqueando siempre que te plazca. Y por cierto, hasta que no arregles las cosas con Harry, prefiero que no me dirijas ni la palabra –le había dicho ella tajante, levantándose y poniéndose a caminar en dirección a Hogwarts.

Una vez allí, y después de rogarle mil veces Ron a Hermione que le hablara y que le perdonara por lo que había hecho, mi amiga había acabado por decirle que cuando me diera una disculpa totalmente sincera, le hablaría y se pensaría en serio lo de salir con él.

Y ahí estaban, uno al lado del otro, mirándose como atontados. Pero no me sentía apartado. Lo único importante era que había recuperado a mis amigos.

En este capítulo como no hice un dibujo de Harry y Sev solos, no lo voy a colgar. Espero que os haya gustado. Besos flower

uff al menos el baka de ron recapacito aunque fue por el empujon que le dio hermione..>.< uhh snape andaba viendo a harry...>.<

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