La vida con Snape. Capitulo 7. Recorriendo caminos

El final, disfrutenlo.

Capitulo 7
Nosotros



Recorriendo caminos

Recorro, senderos y esteros
buscando una estrella que
ilumine nuestras vidas,
una luna que atestigüe
nuestro amor,
una pompa que transporte
tus labios a mi almohada;

Camino sobre el mar, buscando
la sabia de tu boca
y la timidez de tu mirada,
me dejo llevar por el aire que
se dispersa entre tus rizos,
y acaricio tu torso hasta
llegar al centro de tu cuerpo,
y me pierdo en noches eternas
buscando tu alma hechicera;

Siento el ruego del muro
de tu cuarto que delira en sueños,
junto con tu conciencia mi nombre,
esos sueños perdidos entre
ráfagas de besos y miradas
profundas como el inmenso
océano donde viven,
los paradisiacos recuerdos
de nuestro amor.

Nadir calandria.


La navidad acabó abriendo paso a Enero, quien a su vez dio paso a Febrero, pero pronto fue sustituido por Marzo, ya tres meses sin verlo y aún no dejaba de pensar en él cada segundo, era como si su amor por él solo se hubiera incrementado, cada noche buscaba el calor de su cuerpo en la cama, es como si dos días le hubieran acondicionado a no poder dormir sin sentir su presencia al lado.

Esos meses hizo muchas cosas nuevas, se dio tiempo para salir a nuevos lugares con Ron y Hermione, ellos quienes estaban preparando su boda le tenían vuelto sopa con todo los preparativos, porque parecían pensar que él tenía idea de cómo ayudarlos, pronto tuvieron que recurrir a la señora Weasley y sus desesperantes consejos.

Aunque habían pasado buenos momentos con la mujer, hoy prefirió abstenerse, ya que los novios iban a comprar sus trajes, y no quería ser un estrobo por lo cual, decidió quedarse en casa y arreglar todo un poco, necesitaba orden en su vida.

Ya cansado como estaba, se recostó en el sofá, queriendo cerrar y encontrar a Severus a su lado, desearía tener un mapa para saber donde dirigiría su vida, pero siendo eso tan imposible, se conformaba con dejarse llevar por las situaciones que se presentaban aunque quisiera con todas sus fuerzas ir tras Severus y obligarle amarlo, pero le quería demasiado para hacer algo semejante.

Pronto la soñolencia lo invadió cerrando sus ojos y dejándose guiar por Morfeo; la tranquilidad de su hogar servía para hacerle dormirse más rápido.

Una vez más se encontró entre ese pasillo donde un llanto era audible, provocándole curiosidad como desesperación, porque esta vez deseaba saber que había detrás de esa puerta, al volver a estar frente a ella, no pudo más que sentir expectación, giró la manilla haciendo que el ruido se incrementara, al dar el paso al frente pudo ver a una hombre parado meciéndose de lado a lado; extrañado se acercó, suponiendo que el llanto provenía del bebé que el hombre tenía en sus brazos, una vez a un palmo de distancia vio como el hombre se volteó y le dijo.

—Harry nuestro hijo tiene hambre. –sorprendido vio como el hombre que le miraba no era otro que Severus quien a su vez, estaba concentrado en el pequeño bulto en sus brazos quien empezaba acallarse con los tranquilizadores brazos de su padre. Sintió sus lágrimas correr sin poder responder nada, quería decir tantas cosas, pero al abrir su boca, un ruido lo sobresaltó y despertó.

Al abrir los ojos lo primero que noto es que habían rastro de lágrimas en ellos, limpiándolas, miró el lugar, sopesando lo ocurrido, era tan real que por un momento lo creyó cierto, con desasosiego y creciente decepción se levantó, mirando casi con pena su triste hogar, evaluando su vida; sabía que necesitaba más. Quería a Severus e iba ir por él.


Agarrando sus llaves caminó hacia la puerta dispuesto a marcharse en busca del hombre que estaba más que seguro de amar, pero no había terminado de abrir la puerta cuando lo vio, allí parado con su túnica negra y una maleta en la mano, casi deseando que no se tratara de otro sueño le miró, éste le preguntó.

—¿Llegué tarde? –su voz sonaba segura pero había miedo en esa pregunta, como si temiera que la respuesta fuera afirmativa.

—No, llegaste a tiempo. –fue lo único que pudo articular Harry mientras veía al hombre acercarse y abrazarlo, casi aliviado por la reacción de Harry.

Harry se dejó abrazar mientras él buscaba los labios del hombre y los unía a los suyos iniciando un beso tranquilo y amoroso, que solo pretendía ser un incentivo a pasar a la casa.

Ambos entraron tomados de la cintura del otro, Harry no pudo dejar de notar que algo en Severus era diferente, al sentarse en el sofá donde anteriormente Harry había estado dormido, el hombre le habló.

—La estancia con mi hermana fue agradable, su esposo es bastante culto y la adora, tuve buenas conversaciones con él y creo que ella no puede estar en mejores manos, ambos pudimos perdonarnos estos años apartados, quedé en visitarla cada verano; espero que para ti no sea ningún problema. –mostrado claramente su posición.

>>—Sofía tuvo una niña, fue una preciosa niña, le pusieron Eileen. –mostrándose dichoso al contarle esa noticia.

—Me alegro mucho Severus, porque Sofía es la única familia de sangre que te queda y ahora está tu sobrina, ¡felicidades! –mostrándose casi nostálgico al escuchar sobre la bebé.

El hombre observo como Harry huyo a su mirada y se removió inquieto, estaba triste y lo sabía, pero no había motivo para que, ya no había.

Le tomó una de sus manos y se acercó más a él, rozando sus labios casi con deleite, escuchándose jadear con expectación.

—Mi amor... Ya no quiero verte así de triste nunca más, ya no estamos solos, ambos contamos con el otro, ¿Acaso ya no me amas? –mostrándose lo más cariñoso que le era posible, ya que no estaba acostumbrado a serlo.

—Por supuesto que te amo. –juntando sus labios nuevamente con los del hombre, recostándolo en el sillón, mientras metía sus manos por la camisa del mayor, deseando más contacto.

El hombre también le correspondía ya que ansiosamente quitó su camisa, besando su cuello y mordisqueando su oreja.

Desabrochó su pantalón ansiosamente, observando como Severus se retorcía bajo su toque. Severus también metió la mano en su pantalón, empezando acariciar la sensible zona con ansias al mismo ritmo que Harry le masturbaba, ambos deseando volver loco al otro con el ritmo de sus caricias.

Ambos acabaron en la mano del otro, soltando una exclamación de placer, dejándose caer en el sofá, Harry sobre Severus, siendo fuertemente sostenido por el otro.

Con paciencia Harry se dio a la tarea de examinar al hombre se veía feliz, tranquilo y lleno de vitalidad. Puso la mano en el vientre de Severus, casi esperando sentir algo abultado, que no solo se tratara de un sueño.

Saltó sobresaltado al sentir un ligero abultamiento y una magia conocida rodear el lugar, miro a Severus casi exigiendo una explicación, éste solo respondió.

—Parece ambos lo deseamos mucho, pensé que tardarías más en notarlo, ya tengo tres meses, Sofía me aseguró que esto me llenaría de dicha, a ambos, le creo, porque ahora, soy completamente feliz. –mostrándose relajado ante su descubrimiento.

—Es perfecto... Te amo –pronuncio viendo por segunda vez los ojos de Severus brillar con alegría, siendo él el responsable, se sentó junto al mayor tranquilamente, disfrutando del silencio juntos.

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Aunque siempre pensó que su obsesión por Severus acabaría con los años, que algún día sencillamente el amor terminaría y se daría cuenta del tiempo que perdió amando a una ilusión fantasma, ahora tenía las certeza de que solo fue una mera idea que quiso creerse en su momento; después de 12 años conviviendo juntos no podía estar más feliz de la decisión que había tomado al no dejar a un lado su amor por el ojinegro.

Severus no era un hombre amoroso, ni cariñoso, pero si sumamente apasionado, después de saber que esperaba un hijo, fue como un renacer para él, porque sencillamente se aferró a esa oportunidad como nadie, por más miradas cargadas de rencor que el mundo le enviara, él seguía adelante con su frente en alto y su cada vez más prominente panza.

Al principio fue difícil para ellos, más para Severus, quien no era bien visto en el mundo mágico, pero después de un tiempo la gente se acostumbró a verles juntos tomados de las manos o sonriendo mientras escogían ropa para su primogénito, ellos podrían decir que Albus Tobías les rescató del profundo pozo en el que ambos estaban sumergidos y les devolvió el sentido de la vida, siendo apenas un bebé, sabían que lo amarían por siempre, con su llegaba la felicidad recibió una invitación a entrar a su casa y la tristeza nunca fue vista por aquellos lares, esperaban que al menos, si no era para siempre, los recuerdos hermosos de la vida que llevaban juntos estuvieran marcados en tinta indeleble.
Hoy era un día especial, porque para su pena o fortuna, su hijo partiría hoy rumbo a Hogwarts para dar inicio a su educación mágica, no podían estar más nerviosos, ambos tenían al respecto ideas muy contradictorias, Severus deseaba fielmente que su hijo fuera seleccionado para Slytherin y Harry no podría ser más feliz si lo veía convertido en un león, así que el ambiente estaba caldeado.

Severus lazaba bufidos en cada tanto que se cruzaba con Harry, quien fruncía el ceño en señal de disgusto con el mayor, su hijo los miraba divertido; mientras que su papá Severus inconscientemente le hacía el equipaje incluyendo todas las camisas verdes que encontraba, Harry mientras el otro no observaba hacia todo lo posible por integrar el color dorado, su equipaje era un lió, pero era lo bastante astuto para saber que era mejor no inmiscuirse entre ellos, porque podría salir lastimado, sus padres se amaban de una forma “bastante” especial y él prefería respetarla, además estaba su propio sentido de auto conservación.

Para sí mismo no le importaba ir a Slytherin o Gryffindor, solo quería estar en una casa donde lo aceptaran por lo que era, y no tuviera que lidiar con el fantasma del pasado de sus dos famosos y por diferentes razones padres, aunque había crecido rodeado de amor, comodidad y amigos, deseaba que su vida estudiantil estuviera llena de honestidad, trabajo duro y compañerismo, sabia que podía contar con Jane y Ryan sus primos, además siempre podía pedir consejo a su tío Ron sobre defensa sobre las artes oscuras, o tal vez, podría portarse mal en compañía de Melanie quien era un poco mayor de él pero tenía fama de ser una merodeadora en la escuela de magia, sinceramente, ahora que lo pensaba, no tenía porque preocuparse, si algo llegaba pasarle, habría mucha gente para apoyarlo, principalmente sus padres. Aún así estaba nervioso porque por mucho que él deseara lo menos que necesitaba era decepcionar a Severus o Harry, a veces pensaba que si pudiera partirse en dos, ambos estarían complacidos, pero al ser una locura juvenil, pues solo le quedaba a resignarse y pensar que donde estuviera, ellos le seguirían amando.

Rió de buena gana al ver a sus padres chocar uno contra el otro mientras uno trataba de colar una corbata roja y el otro unos calcetines plata, esos dos eran un caso.


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Al verse rodeado entre los vapores de la estación su miedo se acrecentó a puntos de que prácticamente caminaba por el empuje de sus padres, ya que sus piernas por si solas parecían no responder.

Pudo distinguir a Jane y Ryan montando su equipaje bastante animados, mientras monótonamente respondían las apresuradas preguntas de su madre, él solo veía como sus padres saludaban a sus tíos, mostrándose emocionados.

Vio como su padre Harry montó su equipaje en el tren y por un instante éste le observó; Harry casi le da un escalofrío al notar la aterrorizaba imagen que ofrecía su hijo, fijó su vista en el tren mientras pensaba, y llegando a una rápida conclusión, se acercó a Severus.

—Sev ¿Podríamos hablar? –su expresión seria hizo que Severus obviara el ridículo apodo que Harry acababa de decir en público.
—Por supuesto. –siguiendo a Harry a una parte donde su conversación no pudiera ser escuchaba.

El hombre miró a Harry esperando una explicación de su comportamiento, pero éste fijo su vista en Albus y luego de un incómodo silencio le hizo una extraña petición.

—Mira a nuestro hijo. –sin despegar la vista de su pequeño.

Severus frunció el ceño en señal de preocupación y con detalle fijo la vista en su hijo, lo primero que notó es que prácticamente temblaba y movía las manos nerviosamente mientras evitaba que sus tíos le miraran intensamente esos benditos ojos verdes que había heredado, además por más que intentara sonreír era la cosa más falsa que Albus hubiera mostrado, y eso que muchas veces “aceptó” amablemente los regalos culinarios de Hagrid.

Volviendo la mirada a Harry vio como este estaba avergonzado, ya que sus ojos verdes observaban el piso y su conversación empezó con un ligero balbuceo.

—Eh... Creo que, esta así por nuestra culpa, especialmente por mí, por ser tan egoísta que no deseaba verlo más que luciendo una túnica roja, si quedara en Slytherin, igualmente estaría orgulloso. –enfrentando de nuevo los ojos negros de su esposo, quien le sonreía levemente.

—Ambos hemos sido muy poco imparciales, debemos hacerle saber que, por encima de todo le vamos aceptar, parece que aun con doce años de experiencia como padres, seguimos metiendo la pata. –volviendo a examinar a su hijo en silencio.

—Te amo. –escucho decir a su marido, mientras le veía ir a buscar a su hijo, estaba acostumbrado a escuchar esas palabras de Harry, pero igual que tanto tiempo atrás, no podía evitar sentir un cosquilleo recorriendo todo su ser al saber que sonaban con la misma sinceridad de antes.

Al ver a su ya adolescente hijo frente a él, se agachó, para abrazarlo, éste por un momento se tensó, peor luego se dejó envolver en los protectores brazos de su padre, mientras sentía el acostumbrado revolvimiento de su liso y fino cabello por parte de su otro padre.

Al separarse escuchó a Harry decirle.

—Estamos orgulloso de ti, queremos que tengas la certeza que eres lo más importante en nuestras vidas y pase lo que pase, siempre, vamos a estar contigo. ¿Comprendido? –preguntó mientras le abrazaba.

El muchacho en medio del afectuoso abrazó respondió.

—Gracias papá, ahora esta muy claro. –volviendo a mostrar su sonrisa sincera al verse libre del miedo que podría suponerse el decepcionar a sus padres.

El ruido de la locomotora se escuchó por el lugar, por lo que Severus habló.
—Ahora tienes un tren que tomar, no te preocupes, estaremos bien, esperaremos tu carta. Te amamos hijo. –inclinándose para dejar un beso en la frente de Albus.

Éste se sonrojó y rápidamente besando la mejilla de ambos hombres, corrió hacia el tren, siendo perseguido por sus padres quienes deseaban estar junto a él hasta el último minuto.

Los vio perderse en la neblina que dejaba el tren al pasar, un calor recorrió su cuerpo, siendo consciente de lo afortunado que era por tener unos padres como Severus y Harry.

Severus abrazó a Harry, mientras que éste apoyo su cabeza en el hombro de Severus, ambos entristecidos por la marcha de su hijo, pero igualmente orgullosos, Harry suspiró y escuchó que Severus le dijo.

—También te amo. –dejando un ligero beso sobre sus mejillas. Tal vez no había tenido alguien que lo despidiera en el andén a los once años, pero igualmente era muy afortunado.



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Esa noche ambos acordaron acostarse temprano para no sentir la expectación de saber para que casa había sido seleccionado su hijo, ambos se encargaron de dormir, abrazados, impidiendo que la curiosidad venciera alguno y fuera presa de llamar por chimenea y preguntarle.


Así que cuando llego la mañana, lo primero que hicieron fue levantarse y correr hacía la mesa de la cocina donde una bonita lechuza negra, les esperaba.

Harry quien era el más joven y ágil tomo la carta, pero pensándoselo le preguntó primero a Severus.

—¿Te molestarás si queda en Gryffindor? –casi suplicándole con los ojos que no se enojara.

Severus miró el lugar, queriendo evitar responder, sinceramente no le agradaría, pero, tampoco se molestaría, fijando su vista en la foto familiar, pudo afirmar.

—Sobreviviré –quitándole la carta a Harry y abriéndola rápidamente.

Harry se situó detrás de él, leyendo por encima de él, la carta.

Queridos papá y ¿papá?

Ya oficialmente estoy en Hogwarts, si supieran esta mañana me perdí para llegar a la lechucería si no fuera por Nick casi decapitado, hubiera caído redondo en alguna broma de Pevees, pero lo mejor es que llegué sano y salvo y en el camino hice buenos amigos, como papá Harry dice hasta lo malo tiene su buena fortuna, sé que me estoy perdiendo en explicaciones, pero realmente estoy muy emocionado, quisiera que estuvieran aquí para verme.

Como sé que están muy felices por mi entrada al colegio no les formaré problema ¡pero! Necesito que me envíen más ropa, solo tengo verde y dorado, sinceramente mis compañeros de casa podrían enfadarse si me ven siempre vestido de esos tonos, así que amablemente les pido que me manden todas mis ropas azules, porque fui seleccionado para Ravenclaw.

Los amo y gracias con el alma.

Albus Tobias Potter Snape.


Harry leyó el papel 5 veces antes de caer en cuenta de lo que decía, pronto de echó a reír y Severus de mala gana le acompaño, cayendo juntos muertos de la risa en el sofá.

Después de unos momentos de silencio, Harry dijo.

—Al menos será bueno en defensa contra las artes oscuras –mostrando de nuevo renovado entusiasmo.

Severus miró a Harry mientras éste releía la carta, levantándose a buscar la ropa para su hijo aseguró.

—Ni lo sueñes Potter, todo Snape es un maestro pocionista. –sonriendo descaradamente mientras le daba la espalda a un indignado Harry.

El ojíverde ni corto o perezoso fue tras Severus recordándole.

—No te olvides que mi apellido está primero. –empezando a correr mientras veía a Severus lanzarle el adorno del esquinero de al lado... Si algo no soportaba su esposo, era que le recordara quien estaba debajo.


Fin.


Gracias a Eileen quien fue mi beta para esta historia, te echo de menos como mi beta, ya no hay nadie que me ponga las reglas del juego. Y Paola porque sin ti jamas hubiera logrado terminar esta historia.

Gracias por leerme, tanto aqui como SH.

Me ha encantado. !Qué tierna¡ Sobre todo la última parte cuando se enteran que es un Ravenclaw
Gracias por escribir una historia tan bonita.
Lube

es una historia genialllll gracias

estupendo ya lo habia leido pero nada me quita volver a leerla...n_n hermosaa historiaa...n_n felicidades sensei..n_n

Hola Yuki

Muchisimas gracias por tus comentarios, me ha encantado que vuelves a leerla. Un placer escribir para ustedes.