Aquí les dejo una de mis primeras creaciones Snarry, aún esta en proceso pero poco a poco lo ire subiendo, esperando que sea de su gusto.
Título: La tristeza de Snape
Autor: Prince Alan
Clasificación: NO menores de 18 años
Género: Romcantico
Advertencia: Chan=adulto/menor.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Rowling.
LA TRISTEZA DE SNAPE: Capitulo I
Las clases en Hogwarts se habían iniciado con la presencia de los Dementores sobre el castillo, en busca del prófugo Sirius Black. Harry había tenido un traumático encuentro con uno de los dementores, la intervención del Profesor Lupin, que estaba en el mismo vagón, le libro de aquella horrible y oscura criatura. Si bien la escuela de magia era lo más cercano a lo que él podía denominar como hogar, sabía que viviría nuevas aventuras en las que sería el protagonista principal y correría toda clase de peligros, Hogwarts era una especie de caja de pandora para su vida.
Aunque no había nada de distinto en las clases de Pociones a cargo del Profesor Severus Snape, quien no perdía oportunidad de criticarlo, burlarse o humillarlo en presencia de sus compañeros de clases. Se había acostumbrado en cierta medida a su trato, no podía evitar detestarlo pues suponía que aquel hombre también lo detestaba. Sin embargo, algo había distinto en Snape. Mantenía aquel gesto de estricta severidad, pero en repetidas ocasiones durante la tercera clase que tenia con él ese año, había notado tristeza en aquellos ojos seguros y siniestros, como si la sombra de algún recuerdo le afectara.
- ¡Ron!- le susurro Harry – ¿No te parece que Snape se ve triste hoy?- le susurro cuando el pelirrojo le hubo mirado.
- Puede ser que no le has dado motivos para quitarnos puntos – bromeo Ron - ¿importa si esta triste? – la mirada del profesor se había posado sobre Harry y se disponía a descargar su ira sobre aquel par, cuando al acercarse alcanzo a oír - ¿De verdad crees que Snape se pueda sentir triste o feliz por algo?
- Supongo, pero sí lo está ¿cuál es la causa?
- Y supongo que ahora te importa lo que siente, eres un tonto Harry, lo único que te ha demostrado es que te detesta y al parecer a todo el mundo – Ron y Harry vieron como una sombra se erguía ante ellos.
- Potter, aún no ha terminado su poción – interrumpió el Profesor- y Weasley la suya se está evaporando peligrosamente; por el descuido de ambos 50 puntos menos a Griffindor – giro sobre sus talones y se dirigió a su escritorio pensando “Debería castigar mis propios descuidos, o tal vez este sea mi castigo, sin duda, estoy pagando mi error”
Al salir de la clase de Pociones, Harry sentía que aquel hombre, a pesar de su calidad de mortífago, podía experimentar sentimientos aunque sin duda se cuidaba de no demostrarlos. Aunque era más curioso que solo él se diera cuenta, solo a él le preocupara. Hizo un movimiento con su cabeza como queriendo quitarse algo molesto de encima.
- Oye, Harry – era Neville quien con mano temblorosa le extendió una nota – toma me pidió Snape que te la diera – intrigado Harry lo recibió
- Gracias, Neville – leyó para sí.
“Potter, preséntese en mi despacho a penas reciba este mensaje. Profesor Severus Snape”
- Ahora Snape te escribe- dijo Ron con tono burlón - ¿Qué quiere?
- No lo sé, pero debo irme – se puso en camino hacia las mazmorras, una vez que estuvo frente a la puerta de Snape la golpeo, sabiendo que la experiencia no sería placentera. Al abrirse, la figura de aquel hombre apareció ante él. –Usted me mando a buscar, señor – al verlo allí con su mirada penetrante y seria tuvo miedo de que le hubieran tendido una broma.
- Entra – el muchacho entro y el hombre cerró la puerta.
- ¿Para qué me necesita, profesor? – pregunto mientras Snape iba a sentarse tras su escritorio.
- Quisiera que me contara lo que estaba hablando con su amigo durante mi clase, que parecía ser más importante que trabajar en la elaboración de su poción – Harry prefería que Snape lo castigara, como podría decirle que hablaban de él, trataba de pensar en alguna explicación sensata.
- No puedo decirle, profesor – finalmente contesto.
- Entonces me temo que deberé darle un castigo – Harry aliviado en cierta manera, asintió con la cabeza – Venga hoy después de la cena, lo estaré esperando Potter, ahora retírese.
Harry salió sintiéndose aliviado al no tener que decir que hablaba de aquel hombre, aunque a la vez se sentía disgustado por ser la persona favorita a la cual Severus Snape gustaba castigar y ,conociendo los castigos de aquel mago, no sería nada agradable. Sabía que Snape había sido enemigo con su padre, cuando ambos eran estudiantes en Hogwarts y claramente el parecido que Harry tenia con su progenitor debía ser motivo suficiente para utilizar su autoridad como para atormentarlo, o al menos intentarlo.
Una vez que ingreso a la sala común de su casa, Hermione y Ron se le acercaron para interrogarlo.
- ¿Qué quería Snape? – pregunto Hermione
- Castigarme
- ¿Por qué? – Ron parecía intrigado, el profesor de pociones siempre era directo cuando le parecía que debía castigar a un estudiante.
- Por no decirle lo que hablábamos hoy en su clase – respondió Harry sin darle mayor importancia.
- ¿De qué hablaban en pociones? No me habían contado – pregunto molesta Hermione.
- Sobre Snape – contesto Harry, esperando que Hermione no volviera a preguntar.
- ¿Sobre Snape? ¿En su propia clase? – la muchacha parecía escandalizada.
- Es que Harry le pareció que se veía triste – contesto Ron tratando de que sonara divertido. Ambos vieron como la chica se sorprendía
- ¿Y desde cuando te importa el estado emocional de los profesores que te detestan? – pregunto Hermione con ironía.
- No me importa, simplemente me parece extraño – sus amigos parecieron comprender a su amigo por aquel repentino interés – es algo que oculta, pero hoy fue más fuerte, no pudo ocultar que hay algo que le afecta.
- ¿Qué será? Puede ser su punto débil – Ron pensaba en la manera de sacar provecho de aquello, pero sin duda saberlo sería más difícil que enfrentar extraños peligros con sus amigos.
Se quedaron en silencio un momento, sacando cada cual sus propias conclusiones.
- Tal vez está enamorado – propuso Hermione, a lo que sus amigos rieron a carcajadas.
- Hablamos de Severus Snape – le corrigió Ron.
- En todo caso, da lo mismo lo que le suceda – agrego Harry para dar por terminado el tema – Vamos a cenar. – los tres salieron por el cuadro de la señora gorda.
Tras la abundante cena, Harry se dirigió a la mazmorra donde estaba el despacho de Snape. Llamo a la puerta, tras unos minutos esta era abierta por su dueño, quien le hizo un gesto para que entrase. El muchacho entro y vio a Draco Malfoy, esperaba no tener que pasar el tiempo de su castigo con su enemigo natural. El rubio muchacho lo miro de pies a cabeza con un gesto de asco.
- Bueno Malfoy, puedes retirarte en otro momento continuaremos nuestra conversación – el chico salió de la habitación y el profesor cerró la puerta. – Potter, siéntese en esa silla, su castigo dependerá de cuanto usted coopere- Harry se sentó en la silla que le indico el hombre y espero a que este volviera a hablar.- ¿Entiende que arruino su poción y la de su compañero al no estar prestando atención al proceso? – el maduro mago camino hasta ponerse delante de su alumno y se apoyo en el borde de la mesa de su escritorio.
- Sí, señor – contesto el muchacho mirándolo a los ojos, los ojos negros de su profesor le miraban fijamente, era una mirada penetrante, intensa; nunca antes había reparado en ello.
- Su castigo consistirá en realizar la poción de la clase, si la realiza con éxito podrá marcharse pero si la vuelve a arruinar deberá decirme el contenido de la conversación que sostuvo con su amigo - ¿Qué posibilidades tenia de tener éxito?
- Pero… señor, no puedo revelarle aquello, es algo personal – argumento Harry intentando evitar un castigo peor.
- Entonces Potter, su castigo será realizar un ensayo sobre las propiedades de la poción malograda por usted – Snape saco su varita y con un movimiento movilizo una serie de libros que tenia en los libreros de su despacho hasta una mesa que a su vez se aproximo hasta Harry, luego saco de su propio escritorio un pergamino, una pluma y un frasco de tinta – Tiene una hora, trabaje ocupando cada segundo, estos libros serán más que suficientes. – el hombre rodeo su escritorio, se sentó en su propia silla e inicio la lectura del “Profeta” de aquel día.
Harry empezó su trabajo sin perder el tiempo, el sonido de su pluma sobre el pergamino era lo único que se escuchaba en la habitación; temía levantar la vista pero quería saber qué es lo que su profesor hacia. Fingiendo que debía estirar su espalda, se movió dibujando un semicírculo con la cabeza, noto que le miraba, o eso parecía, por encima del libro que tenía enfrente.
- Cansado, Potter – el hombre se puso en pie y se acerco al muchacho
- Un poco, señor – Snape se puso tras el muchacho, puso sus manos en los hombros de él y los masajeo, Harry se estremeció un poco por el temor que le infundió el contacto y, otro poco, por lo agradable que era aquel masaje; con los dedos pulgares de ambas manos Severus masajeo el cuello del muchacho, Harry cerró los ojos para sentir como parecía relajarse su cuerpo completamente.
- Suficiente, Potter – dijo quitando sus manos del joven mago. El chico se quedo paralizado, había olvidado donde se encontraba y quien le estaba haciendo aquellos placenteros masajes. El maestro volvió a su silla, saco un pergamino y comenzó a escribir en él.
Luego de una hora, en la cual Harry hizo un gran esfuerzo por concentrarse y alejar el recuerdo de las sensaciones experimentadas bajo las manos de Snape, termino el ensayo.
- Profesor, he terminado – Snape, levanto la vista y alargo su mano para que el muchacho se la entregara. Harry se levanto y se aproximo hasta poner el pergamino en sus manos.
- Puedes retirarte – sin más el muchacho salió y se dirigió a la casa Griffindor, los solitarios pasillos del castillo amplificaban sus pasos, su mente había quedado atrás.
- ¿Qué haces a estas horas fuera de los dormitorios, Harry? – la voz del profesor Lupin lo saco de sus pensamientos.
- Estaba en castigo, profesor
- ¿Con Severus?
- Si – no tenia ánimos de hablar
- Te acompaño
- No se moleste, profesor, este castillo es mi hogar – quería estar solo para sumirse en sus pensamientos.
- Debo insistir – comenzaron a caminar juntos. - ¿te sucede algo, Harry?
- Estoy cansado
- ¿Fue muy duro el castigo de Snape? – estaba intrigado con el silencio del joven mago.
- Tuve que hacer un ensayo de una poción
- He oído que te da muchos problemas – Lupin había conocido a Snape en su época de estudiante, ahora se volvían a encontrar en calidad de profesores por lo que sus antiguas diferencias habían sido reemplazadas por una mutua tolerancia.
- No lo sé – mintió, sospechaba que Snape lo castigaba con frecuencia tan solo por su parecido con su padre. – agradezco que me acompañara, profesor, buenas noches
- Buenas noches – Lupin continuo su camino hacia su propio despacho.
Tras el cuadro de la señora gorda, le esperaban sus amigos. Para evitar ser interrogado aquella noche, se estiro y bostezo ampliamente.
- Me voy a dormir, buenas noches – y subió a su dormitorio, tras él un confundido Ron y Hermione se fue a su dormitorio algo decepcionada.
“¿Qué le sucede a Snape?” se preguntaba Harry, intrigado por la extraña conducta de aquel día de su profesor de pociones, trato de imaginarlo enamorado y se dio cuenta que Hermione podía tener razón, la tristeza de aquel mago podía deberse a que no era correspondido. Al pensar en un profesor Snape sensible al amor le hizo sentir compasión, y se preguntaba quién podría ser la posible dueña de aquel dolor. Reflexionando sobre aquello se quedo dormido.
A la mañana siguiente, Harry despertó pensando en Severus Snape, le parecía que aun podía sentir los dedos de aquel hombre sobre la piel de su cuello. Se vistió con rapidez y fue a desayunar, era tarde. Al entrar en el gran salón se dirigió hasta donde estaban sus amigos, antes de sentarse miro la mesa de los profesores buscando al detestable Snape. Al verlo su corazón dio un extraño brinco, sin embargo volvió a notar una sombra de tristeza en su rostro, y que parecía sin muchos ánimos de comer, ya que movía su alimento en el plato sin decidirse a llevárselo a la boca. Repentinamente el profesor levanto la vista y encontró la verde mirada del muchacho, por un instante pareció sorprendido pero luego hizo un gesto de molestia y apuro su desayuno. Harry finalmente se sentó, sintiendo una especie de vacío.
- Cuéntanos, Harry, ¿Cuál fue el castigo de Snape? – pregunto Hermione – por lo derrotado que llegaste suponemos que se ensaño contigo –Ron movía la cabeza afirmativamente.
- La verdad es que he tenido peores castigo, solo tuve que hacer un ensayo sobre la poción que hicimos ayer, claro que contando solo con una hora para hacerlo. – resumió sin grandes aspavientos.
- ¡Imposible! ¿Sólo te hizo hacer un ensayo?- dijo incrédulo Ron
- Compartir el mismo espacio con tan despreciable persona es suficiente castigo – contesto Harry, pensando en cómo había reaccionado al darse cuenta que era observado.
- Tal vez no tenía reales motivos para castigarte –Hermione hizo el alcance pensando que solo se trataba de saber lo que Harry había dicho.
- Igual lo hizo – rebatió Ron.
La clase de Defensa Contra las Artes Oscuras era impartida por el profesor Remus Lupin, desde la primera clase los alumnos sintieron que finalmente aprenderían a defenderse. Sin embargo, en aquella ocasión su profesor tuvo que ausentarse, en su reemplazo ante los estudiantes estaba Severus Snape.
- ¿Qué le paso al profesor Lupin, señor? – pregunto un tembloroso Neville.
- Se encuentra indispuesto, me ha pedido que repase lo que han visto hasta el momento – le contesto mostrando en su gesto que no le era grato estar allí como un simple y momentáneo reemplazante.
- ¿Practicáremos algunos hechizos? – Harry quería probar la tolerancia de aquel hombre, a lo que Snape no respondió.
- En la clase de hoy, revisaremos la manera de desarmar a un enemigo. Quiero que escojan un compañero con el cual practicar, uno frente al otro, a una distancia razonable – el hombre pretendiendo no haber escuchado a Harry inicio la clase – primero una pareja voluntaria – observo los rostros asustados – Potter y Malfoy, al centro – ordeno. Harry avanzo molesto por notar que Snape había vuelto a tener esa manía de enfrentarle con su principal enemigo, Draco miro desafiante a su contrincante.
- Expelliarmus – grito Harry antes que el profesor pudiera dar la siguiente instrucción y la varita de Malfoy voló por los aires cayendo a los pies de Snape, por el rostro de este sabia que se había metido en problemas nuevamente.
- ¡¡Potter!! Por poner a todos sus compañeros en peligro le espero hoy después de la cena para que cumpla su castigo – el muchacho salió de la sala molesto, camino hacia la entrada del castillo y se dirigió al lago.
“Ese hombre… siempre tiene un motivo para ponerme en castigo, es como si no pudiera hacer nada bien cuando él está cerca de mi” pensaba mientras se sentaba bajo un árbol que estaba a la orilla del lago, abrazo sus piernas mientras hurgaba en su mente motivos para estar más y más enojado con aquel profesor. “Por un momento creí que tenia sentimientos, ¡que tonto!” repentinamente un agudo sentimiento de tristeza le invadió, recordó como el mismo hombre le había tratado la pasada noche, se estremeció al pensar en lo placentero que fue el masaje que le brindo. Sintió su respiración agitarse pensando que esta vez podría repetirlo. “Imposible” pensó, pero no pudo evitar cerrar los ojos e imaginar como las manos de Snape acariciaban su cuello, ejerciendo la presión exacta para que poco a poco le abandonara la voluntad. Sacudió la cabeza para quitarse aquellos pensamientos, se apoyo en el tronco del árbol y suspiro mirando al castillo.
- ¡Harry, te hemos buscado por todos lados! – exclamo Hermione que llegaba, hasta donde se encontraba el muchacho, seguida de Ron - ¿Por qué te fuiste de la clase?
- No tenía mucho sentido seguir allí, hice el hechizo que quería Snape pero nada de lo que hago está bien… - iba a seguir quejándose.
- Snape se puso furioso porque te fuiste, y nos exigió que no renunciáramos como tu…-comenzó a explicarle Hermione
- ¿¿Qué?? – Harry estaba asombrado
- Lo que oyes, también dijo que tu desarme fue limpio… aunque solo yo le escuche – agrego Ron – Draco se quejo de que le habías dañado, Snape lo reviso y le dijo textualmente – tratando de imitar el tono de voz de Severus – no tienes nada Malfoy, el desarme de Potter fue impecable, deja de comportarte como un bebé… - Harry estaba aun mas sorprendido, se rió de la mala imitación de su amigo y sintió que una nueva alegría le invadía.
Cuando la hora para ir al despacho del profesor Snape hubo llegado, Harry se sentía extrañamente nervioso. Al golpear la puerta, sintió que el corazón podría salir por la boca y un inesperado calor le subía por las mejillas. Al abrir la puerta el mago, Harry noto como su propio corazón golpeaba fuertemente su pecho.
- Entra, Potter – le dijo el hombre, Harry avanzo fingiendo seguridad en su paso pero sentía que todo el cuerpo le temblaba – hoy realizo un desarme perfecto pero haberlo hecho sin que se lo dijera fue su falta – comenzó a explicarle, el muchacho estaba de pie en medio del despacho del hombre, este se detuvo frente a él y lo miro a los ojos. Lo miro así por varios minutos, y sus ojos negros se ensombrecieron, entonces se irguió cuanto pudo y agrego – peor que eso, fue su retirada de la clase…
- Profesor… - se atrevió a interrumpirle.
- No hay nada que discutir, Potter, debe cumplir su castigo…
- No es sobre eso… -dudó de lo que diría, bajo la cabeza y agrego – no tiene importancia…
- ¿Qué le sucede, Potter? – le pareció extraña la conducta del muchacho, la arrogancia que había heredado del padre parecía haber desaparecido.
- Nada… deme mi castigo, así nos libramos ambos de este desagradable momento –su voz era débil. Snape estaba sorprendido. – A veces me parece que disfruta humillándome… - sus ojos estaban llenos de lagrimas, lamentaba no atreverse a conocer a la persona detrás del estricto profesor.
- ¿Humillarlo? ¿Qué es lo que tienes, muchacho? – con ambas manos le tomo el rostro para que le mirara a los ojos, al ver como de ellos brotaban suaves y calladas lagrimas, el maduro mago se estremeció - ¡Lilly! –susurró, Harry abrió los ojos, aquel hombre había nombrado a su madre.
- ¿Qué dijo? – ahora era Snape el sorprendido, saco las manos del rostro de Harry y retrocedió -¿Por qué nombro a mi madre? – la tristeza que le había invadido pareció abandonarlo, en su lugar surgía la curiosidad.
- ¡Tus ojos! – susurró el hombre algo confundido por como la situación parecía ir cambiando - ¿Qué significa todo esto, Potter? – repentinamente cambio su actitud, el verse en la posibilidad de ser vulnerable de alguna manera con el muchacho.
- ¿Conocía a mi madre, profesor? – el muchacho no quería desaprovechar la posibilidad de saber algo más de su madre, el hombre retrocedió unos pasos - ¡Profesor, por favor! – le rogo -¿usted y mi madre fueron amigos? – Harry noto que los ojos negros de su maestro de pociones estaban vidriosos.
- ¡¡No!!... De ninguna manera, Potter – le respondió, se aproximo a él con paso seguro, lo tomo del brazo y lo llevo hasta donde tenía sustancias de asqueroso aspecto – Cumpla su castigo, ya veo que ha intentado librarse de él, limpie estos ingredientes, mida y enfrasque según estas instrucciones – le entrego un pergamino – cuando termine golpee aquella puerta - le indico un espacio del despacho donde una puerta estaba semioculta por un estante lleno de frascos. Dicho esto desapareció por el lugar que había señalado.
Harry se quedo pensando en lo ocurrido, mientras trabaja se daba cuenta que aquel profesor no era indiferente a lo que le sucedía, en aquellos días había sido más amable de lo normal y hace unos momentos le había mostrado una parte de él que no conocía. Pero no comprendía el lugar que ocupaba su madre en todo aquello, y si era ella a quien el amaba, incluso hasta ese minuto, eso podía explicar su tristeza. Pero le había negado que la conocía, “porque el negó que era su amiga”, pensó. Sin embargo, no sabía explicar lo que él sentía, se daba cuenta que ya no le detestaba, sentía una profunda curiosidad por aquel misterioso hombre. Sumido en sus pensamientos concluyo el trabajo, reviso que estuviera bien hecho. Se acerco a la puerta tras el estante, dedujo que allí estaba el dormitorio del profesor, golpeo suavemente. Se abrió pero Snape no estaba en la habitación.
- ¿Profesor? – dijo asomando la cabeza, vio una puerta que estaba abierta y conducía a un cuarto de baño, desde donde Harry estaba podía ver una bañera y en ella un empapado Snape, que se erguía para salir de ella, el muchacho retrocedió para ocultar su rostro y evitar ver desnudo a aquel hombre.
- Entra, Potter – el chico entro temeroso. – date un baño, tu castigo te ha dejado hediondo y no queremos que el castillo apeste por tu culpa – el rostro de Snape parecía ser burlón.
- Prefiero ir… - quería evitar pasar un minuto más en compañía de ese hombre.
- Ya te lo dije, apestas Potter, dejaras todo Hogwarts pasado al hedor que llevas encima, pero claro… usted no se da cuenta – Harry intento resistirse a la idea disponiéndose a retirarse – me temo que no puedo dejarlo ir, Potter – dicho esto tomo su varita y con un solo movimiento elevo al muchacho y lo condujo hasta la bañera donde le dejo caer, la tibia agua le empapo completamente – no es mi intensión darle un baño, pero si realmente quieres oler bien debes desnudarte… - a Harry le era extraño pero aquel mago parecía divertido, más que molesto – de tu ropa me encargo – desnudarse con la ropa mojada era una tarea difícil pero quería cuidar su desnudez de la mirada de su profesor – para cuando vuelva debes haberte puesto la bata que está allí – señalo un perchero.
Harry estaba completamente confundido, el estricto y de mal humor profesor estaba siendo demasiado amable con él. Se sumergió en la calidez de aquella agua, pensando que los castigos que le había dado en las dos últimas ocasiones habían estado lejos de ser desagradables. Repentinamente, el agua que le cubría comenzó a desaparecer
- Suficiente, Potter – sorprendido el muchacho se incorporo intentando ocultar su desnudez, el adulto divertido le tiro una toalla encima – séquese y póngase la bata que le dije – dicho esto salió del cuarto de baño.
Al entrar en el dormitorio de Snape, Harry noto que su ropa estaba sobre la cama de su profesor y él estaba sentado en un sillón, y lo observaba seriamente. La mirada de Severus le intimido, era intensa, parecía sondear dentro de él.
- Espero que haya disfrutado de su baño, Potter – Harry sintió como la piel se le erizaba ante la serena y profunda voz del hombre, su corazón comenzó a galopar y se sintió paralizado - ¿Qué espera? Vístase – le señalo notando como la respiración del muchacho había cambiado repentinamente y continuaba de pie frente a él vestido con su bata - ¡Vamos, Potter, vístase y retírese! – alzo la voz y a continuación se puso en pie y se acerco a su estudiante, notando que la mirada del chico era distinta -¿Qué espera? – le dijo aproximándose aun más, algo en aquella mirada le era tan amado que le parecía que podría perder el control de sí mismo.
- Solo quisiera saber si ha estado triste y si se debe de alguna manera a mi madre – le respondió calmadamente, manteniendo la mirada en los negros ojos de Snape – por favor, profesor, contésteme – temía que el mortifago profesor se volviera a enojar – no he podido dejar de pensar que ayer en la clase se sentía triste y ahora creo que mi madre tiene que ver con eso – la mirada del profesor mostro asombro y luego pareció quebrarse porque giro dándole la espalda.
- Tiene una gran imaginación, Potter – podía sentir como la humedad de unas lagrimas resbalaban por sus mejillas – no confunda el cansancio y hastío con tristeza, alumnos como usted transgreden los limites de mi paciencia – se acerco a la cama, tomo la ropa de Harry – salga de aquí, ahora – dejando caer cada prenda frente al joven mago – pero antes… - hizo que el chico le diera la espalda y de un solo tirón le quito de encima la bata, el cuerpo delgado de Harry apareció mostrando la tersura de su juventud.
Harry algo avergonzado recogió su ropa y salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí, allí mismo se vistió rápidamente y salió corriendo a su casa. Pero al llegar a la entrada, pensó que sus amigos querrían conversar con él, quería estar solo. “Todo es culpa de Snape, ahora no puedo hablar con mis amigos… necesito decirle a alguien… ¿pero quién podría explicarme el por qué repentinamente solo puedo pensar en Snape? ¿Por qué me perturba estar cerca de él? ¿Quién?”. Finalmente, se decidió a entrar en la casa Griffindorf, como suponía sus amigos le esperaban.
- ¿Todo bien? – pregunto Ron que le pareció que su amigo lucia peor que la noche anterior.
- Si, simplemente cansado – respondió
- ¿Qué te hizo hacer?- pregunto Hermione intrigada.
- Limpiar unos ingredientes, medirlos y ponerlos en frascos, fue asqueroso –dijo haciendo un gesto de asco.
- Pero te ves limpio – observo Hermione
- Solo tuve cuidado – mintió, no podía explicar que estuvo en la habitación de Snape ni menos que había tomado un baño en su bañera.
- Alégrate, mañana vamos a Hogsmeade – le recordó Ron, entonces recordó que su Tío Vernon no le había firmado su autorización – nos divertiremos y nos olvidaremos del grasiento Snape – sonrió sin ganas.
- Es tarde, vamos a dormir- acotó Harry y los tres se dirigieron a sus respectivos dormitorios.