25º Capítulo: El tiempo sigue
Ya habían pasado tres meses desde que María cayera en coma. Sólo la magia la mantenía viva, como único propósito de que su hija alcanzara a tener lo necesario para nacer.
Harry la iba a ver cada día y le cantaba en susurros, le contaba como estaban los chicos y como iba su relación con Severus.
Lo mismo que ese día.
Llegó a las diez de la mañana, como lo hacía a diario. Se sentó a su lado y tomó su mano.
-Hola, amiga mía -le saludó como siempre - ¿Sabes? Hoy cumples seis meses de embarazo -posó su mano sobre el vientre de la chica -. Aurora está creciendo bien. Es fuerte y ya no corre peligro de nada.
Harry se paró y empezó a buscar en una mochila que estaba en la silla frente a la camilla. Se volteó con una foto en las manos y vio a su amiga de frente.
María tenía una serie de cables para restablecer sus energías de manera muggle. No podían utilizar muchas técnicas mágicas para mantenerla por su procedencia. Cada una de las cosas que podían hacer de esa manera, eran solamente para mantener al bebé, ya que el flujo mágico en su sangre, la vinculaba inmediatamente con los tratamientos mágicos.
Harry se había negado rotundamente a que trasladaran a María a un centro más especializado, ya que no le daban la más mínima opción de que podría mejorar su salud con eso, por lo se negó y pidió que las cosas siguieran como estaban. Había analizado las opciones, pero si las trasladaban la seguridad no sería la misma y Harry no hubiese podido ir a visitarla a diario como lo hacía ahora.
-Te traje un regalo de los chicos -le dijo al tiempo en que dejaba sobre la mesa de noche un porta retrato -. Salimos todos. Severus no estaba muy convencido, pero los chicos lograron convencerlo -se volvió a sentar a su lado -. Severus está muy entusiasmado con la idea de tener a Aurorita con nosotros -tomó su mano nuevamente, secándose una de las miles de lágrimas que había derramado por su amiga -; dijo que en las vacaciones iríamos a ver una casa a Hogsmeade. Quiere que estemos cerca de los chicos y que puedan ver seguido a Aurora.
Sintió como llamaban a la puerta y se volteó a ver quién era.
-Hola, Potter -lo saludó con un asentimiento y cerró la puerta tras de él.
-Hola, Nott -se puso de pie, para darle mejor libertad de movimiento al médico - ¿Cómo va su evolución?
-Sabes que no podemos hacer más de lo que estamos haciendo -le dijo revisando las maquinas que estaban a su alrededor y escribía los resultados en la hoja medica -. La niña está en perfecto estado y creo que podemos esperar a los siete meses.
- ¿Siete meses? -Preguntó alarmado - ¿No es muy poco tiempo?
-Acompáñame, Potter -le dijo abriendo la puerta de la habitación y la cerró luego de que ambos salieron -. La evolución de la niña va bien, pero no puedo decir lo mismo de la mujer -lo hizo caminar por los pasillos hasta que llegaron a su despacho -. Haremos todo lo que está en nuestras manos para que María se mantenga hasta los siete meses y que el bebé se encuentre con todos sus órganos completos.
-Luego de eso…
-Sí. La desconectaremos -vio como el mago bajaba la cabeza -. Mira, Potter, durante mis años como médico, siempre he tenido que lidiar con ello y nunca ha sido fácil. La gente se deprime, llora y patalea para que su familiar no sea desconectado, pero no entienden lo primordial. Ellos ya no están con nosotros.
-Fue lo que me dijo Severus -le dijo con una sonrisa triste.
-Tu pareja es una persona sabia.
No dijeron nada más y Harry salió del despacho para encaminarse a la habitación de su amiga. Cuando entró se dio cuenta que no se encontraba sola.
-Hola -lo saludó con una sonrisa.
-Me imaginé que habrías salido por un momento, por lo que me quedé a esperar.
-Eso es bueno, pero sólo venía a despedirme -se acercó a la camilla y le dio un beso en la frente -. Nos vemos mañana, amiga -se acercó a su vientre y le besó también -. Mañana vengo a verte mi niñita.
-No te comprometas para mañana -le dijo abrazándolo por la espalda -. Iremos por Dami. Longbottom quiere que los acompañemos a la revisión. Parece que se podrá saber el género del bebé.
-Oh, bien -se acercó a su amiga y le acarició el rostro -. Nos vemos, María.
Salieron de la habitación y se dirigieron a la zona de apariciones.
Cuando llegaron a la casa, Harry se desplomó en los brazos de su pareja.
-No te hace bien que las visites a diario -le dijo haciendo círculos en la espalda de su pareja.
-Necesito ir a verla. Me rehusó a pensar que morirá cuando Aurora nazca.
-Debes dejarla ir -tomó su cara y lo miró de frente -. Ven, sentémonos.
Caminaron hasta el salón y se sentaron. La mañana casi terminaba para dar paso a la tarde y el sol se elevaba en el firmamento.
- ¿Crees que a María le duela el no poder seguir contigo?
-Claro que le dolerá. Es mi amiga. Ha estado conmigo en los momentos más importante desde el nacimiento de los chicos.
-Entonces responde esto -le dijo mirándolo a los ojos - ¿Crees que sería feliz viéndote en este estado? Te estas dejando morir con ella, Harry. Todavía estamos nosotros. Los chicos te necesitan cuerdo y sano y mucho más yo.
-Y estaré por ustedes. Siempre podrán contar conmigo -le dijo angustiado -, pero en este minuto María me necesita a su lado.
-Y lo sé, amor -lo abrazó con fuerza, tratando de transmitirle toda las emociones que estaba sintiendo en esos momentos y que se arremolinaban tanto en su cabeza como en su corazón -. Decidimos que Aurora será nuestra hija y eso no lo cambiaríamos, pero nuestra bebé necesitará un papá fuerte y sano que la ayude y la proteja. Un papá que en este minuto no eres.
-Lo sé y me duele reconocerlo…
-Entonces cambiemos eso, mi vida -lo ayudó a ponerse de pie -. Sé que es difícil, pero por hoy, trata de dejar de pensar.
Severus lo besó con devoción, acariciando su cuello con una mano y su cintura con la otra. Abrazó a Harry, sintiendo como su cuerpo se estremecía, como sus pestañas se removían por las emociones y esa boca que tanto adoraba se abría para él. Estaba más seguro que nunca de que amaba al hombre que estaba entre sus brazos y se lo demostraría, aunque le llevara toda la vida.
Lo llevó a la habitación y lo desnudó con cuidado, sin dejar nunca de besarlo y acariciarlo con pasión. Se dedicó a recorrer todo su cuerpo a base de besos, caricias, mordiscos, lamidas. Lo que se le ocurriera en el momento y que hiciera gemir a su pareja en el proceso.
Harry se debatía entre la pasión y el dolor. Sintió como Severus se enterraba en su cuerpo y supo que nunca lo había sentido tanto como ahora. Sintiendo que más que nunca en ese momento eran uno solo.
Severus embistió en su cuerpo con desenfreno y no paró hasta que los gemidos de Harry dejaran de escucharse.
Se dejaron llevar por el más espectacular de los orgasmos, cuando sin ningún desenfreno, Harry se encaramó sobre el miembro de su pareja y lo empezó a cabalgar de manera desesperada, luego cayó sobre el pecho de Severus, regulando la respiración y pensando en lo adolorido que estarían al día siguiente, pero ¿Qué más daba? Eran pareja, se tenían el uno al otro y por sobre todo, se amaban más que a nada en el mundo.
-Quiero que nunca más volvamos a estar separado -le susurró Severus, mientras dibujaba círculos en su espalda, sin salir de su interior -. Te amo, Harry.
-Yo también te amo, Severus -levantó la cabeza y lo besó de manera apasionado -. No sabes cuánto sufrí cuando no estabas y ahora que te tengo de vuelta, no te dejaré ir.
-No me iré -le dijo respondiendo al ardiente beso y sintiendo las manos de Harry sobre su pecho -. No sabes cuan feliz me haces.
-Je -dijo removiéndose sobre sus cuerpo -, tu amigo me da una buena idea de cuan feliz te hago.
-Supongo que sí -le dijo elevando sus caderas y entrando fuertemente en el cuerpo de Harry, que al removerse, había sacado un poco el pene de su pareja de su ano -. Y te lo demostrare nuevamente.
Por horas, en la casa no se escucharon más que gemidos, peticiones y frases de amor y posesión.
***
Neville se dirigió a su despacho. Había tenido un día de mierda con los chicos. Uno de ellos había hecho explotar un caldero que le recordó extrañamente a cuándo él era el que hacía rabiar a Severus por sus explosiones en clase.
Habían sido precisamente sus fallos en clases de pociones lo que lo motivó a esforzarse y perfeccionarse en la materia, para luego de hacer un master y aceptar la plaza que Dumbledore le ofreció.
Entró en su despacho y su ánimo cambio rotundamente.
Su niño estaba sentado en uno de los sillones en la esquina de la derecha y leía un libro en ¿latín o árabe? No podría definirlo bien, pero lo que más le hechizaba era verlo acariciar su vientre. Ahora aumentado sólo un poco de tamaño por sus tres meses, casi no se notaba, pero para él, era más que notorio.
Caminó lo que le quedaba de camino y se agachó para besar los labios de su pareja, siendo correspondido inmediatamente.
-Muchos problemas de nuevo ¿Verdad? -Le preguntó poniéndose de pie, para que Neville se sentara y él se sentara sobre su regazo.
-No demasiados -le dijo acomodándolo mejor para posar la mano su vientre y frotarlo con paciencia.
-¿Te habían dicho que eres malísimo mintiendo? -Le dijo dulcemente.
-Bien -suspiró derrotado -. Digamos que un par de tus admiradores aun tratan de hechizar los calderos a propósito por el tremendo daño que te hice al embarazarte.
-Son sólo unos idiotas -le dijo besándolo en los labios -, cosa que podrías evitar dejándome entrar a clases.
-Pero no lo vas a hacer, hasta que nuestro bebé haya nacido y después de eso, claro está.
-Pero, Neville -le dijo poniendo un puchero más que falso -, no me pasará nada malo.
-Los químicos de las pociones pueden dañarte y no me arriesgaré a que los vapores que desprende le afecten al bebé.
Una de las cosas que más amaba de su pareja, era el que lo protegiera de esa manera. Un poco exagerada, pero así le gustaba.
-Te amo -le dijo juntando sus labios y abrazándolo por el cuello.
-Yo también te amo, mi dulce niño.
***
- ¡Snape!
Levi trató de que su cara no mostrara la mueca que quería mostrar.
-¿Qué se le ofrece, profesor? -Le dijo con una inocencia que no le creería ni su padre.
-Lo que pasa es que encontré a mi hijo ¡Mi hijo de 11 años! Con una marca en el cuello de dudosa procedencia -Ron estaba lívido y las manos le temblaban por apretar el cuello del maldito acosador que tenía frente a él.
-Quizás tuvo algún accidente -le dijo elevando los brazos en señal de inocencia -. No le he tocado un pelo a Hugo -bien, quizás si le había tocado más de un pelo, pero eso no tenía por qué saberlo el celoso padre del chico.
-¡Pues resulta que no te creo! -Estaba más que furioso y casi ni notaba a los jóvenes que se encontraban reunidos en la sala común de Gryffindor.
-Profesor -le dijo calmado -, creo que es mejor que hablemos en otro lado.
-¡Otro lado y una mierda!
-¡Padre!
Ambos se voltearon para ver al chico, que se encontraba completamente azorado por el espectáculo que ellos dos estaban dando.
-¡No te metas en esto, Hugo! -Le dijo Ron. Furioso de que su hijo le hubiera desobedecido las vez pasada.
Si bien él y Harry habían hablado un par de veces, luego de que Damián hubiese sido rescatado y más que nada por las juntas de la orden, que se estaban llevando a cabo para encontrar a los desgraciados que querían devolver el caos al mundo mágico, eso no haría que permitiera que su hijo fuera pervertido por ese mocoso insolente.
-¿Puedes decirme que pasa, padre? -Le preguntó al llegar a su lado.
-¡¿Que qué pasa?! Pasa que este animal se atrevió a hacerte esto -le dijo apuntando la marca morada que sobresalía de su camisa.
-Padre -le llamó tratando de calmarse -, Levi no me hizo esto ¿De dónde lo sacaste? -Le preguntó, ahora un poco más molesto -Esto me lo hice en el entrenamiento de vuelo que tuvimos hace dos días.
-No quieras engañarme, hijo.
-Profesor Weasley -lo llamó otro estudiante -, fui yo quien lo golpeó sin querer. Estábamos volando y mi escoba se descontroló. Me fui contra Hugo y lo golpeé con la punta de la escoba.
-Es verdad, padre -le dijo llegando a su lado - ¿Me creerías capaz de dejarlo hacer algo así?
Ron miró a su hijo y luego a Levi, que lo miraba con diversión clásica de la morbosa risa humillante que les daba Snape en clases, cuando fallaban en algo.
-Espero que no se vuelva a repetir -dijo mirando a todos.
-¿No crees que le debes una disculpa a Levi, padre? -Le dijo Hugo, mientras cruzaba sus brazos frente a él.
-No es necesario -dijo Levi, frotándose un brazo, como si estuviera siendo completamente sumiso.
-¡Oh, bien! -Gritó Ron, quedando de frente con Levi -Mis más sinceras disculpas, señor Snape.
-Claro, profesor -dijo ahora con la más grande sonrisa, logrando que Ron tuviera que salir del lugar para no tentarse con la idea que abofetear al mocoso manipulados ese -. Y tú, mi gatito hermoso -le dijo caminando en dirección hacia Hugo que lo miraba con curiosidad - ¿Cómo está eso de que no me dejarías hacerte algo así?
-Es verdad -le dijo volteándose -. No te dejaré que me hagas nada por el estilo.
Levi quedó con la boca abierta, viendo como su pequeño león caminaba a su habitación, habiéndolo dejado completamente pasmado.
Hugo se dejó caer en la cama con una sonrisa en los labios y recordó lo que se dijo hace unos meses atrás.
-Por el momento está bien así.
Continuará...
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