26º Capítulo: No lo podré hacer solo… Mathew vuelve.
Draco se encontraba disfrutando de los besos de su pareja. Por fin, después de tanto tiempo, podía estar con Sirius sin el temor de que los descubrieran y que se llevaran a Sirius de vuelta a Azkaban.
Dos días atrás, Sirius había asistido a una audiencia con el Wizengamot donde le dieron por fin su merecida libertad.
-¿En qué piensas, mi amor?
Draco levantó un poco la cabeza, luego de haberla apoyado en el pecho de su pareja.
Estaban en el jardín de la mansión Malfoy, tendrían que esperar un par de semanas para poder trasladarse a Grimmauld Place.
-Estaba pensando en que soy muy feliz de tenerte de vuelta.
Sirius sonrió de lado y atrajo la cara de Draco para volver a besarlo. No podía existir mayor felicidad de la que él tenía. De haber permanecido en la oscuridad por años, ahora podía volver a tener a Draco junto a él.
-¿Quieres que vayamos a ver cómo va la remodelación de la mansión?
-¿De verdad? -Le preguntó extrañado, ya que no había querido que fueran antes.
-Sí. Te tengo una sorpresa.
Draco sonrió y se puso de pie, para estirar su mano y lograr que Sirius se levantara.
El mayor, para no perder demasiado tiempo, abrazó a Draco y los apareció fuera de la casa.
Luego de pensar la dirección vieron como aparecía frente a sus ojos.
Draco abrió la boca sin poder evitarlo.
La fachada de la casa estaba completamente modificada. Había rosales en la parte delantera, así como una pequeña reja de madera. Parecía sacado de una postal.
-Es hermoso.
-Y espera a ver como es por dentro -Sirius lo tomó de la mano y lo hizo entrar en la mansión, lo primero que les llegó de vuelta fue la sala.
Draco se asomó y dejó salir el aire. Todo era completamente fantástico. Sólo una vez había estado en el cuartel y eso fue cuando era joven y su papá lo trajo para recoger unas cosas de Sirius, más como un recuerdo para él, que para otra cosa.
-Sirius, esto es genial.
El mayor sonrió y abrazó a Draco por la cintura.
-Tengo algo por aquí, que te gustara más.
-Pervertido.
Sirius sonrió por las palabras de Draco, pero luego lo volteó y lo besó profundamente.
-Bien, “eso” también, pero no es a lo que me refería.
Lo tomó de la mano y lo hizo subir al segundo piso. Lo guio por el pasillo, hasta que estuvieron parado frente a una puerta de color blanco, de hecho, era la única que tenía puerta, porque las demás estaban siendo reparadas.
-Quise que esta fuera la primera habitación que estuviera lista, porque la de Scorpius será él quien la decoré.
Abrió la puerta y Draco sintió que sus ojos se derretían. La habitación era de color canela muy suave, con cortinas rosadas y muebles blancos... el hermoso cuarto de un bebé.
-Esto es...
-Lo sé, mi amor -le dijo abrazándolo, al sentirlo tiritar en sus brazos -. Quiero que el cuarto de nuestra bebita esté en condiciones.
-Te amo.
Draco se volteó para poder besarlo con libertad.
Hace un par de días que recibieron los resultados de los análisis que Draco se hiso. Había estado sintiéndose diferente, de esa manera diferente que le recordó cuando estuvo en espera de Scorpius, por lo que en busca de la verdad ahora sabían que serían padres en unos meses más. Y Draco podía darse cuenta por la decoración, que su pareja quería tener una niña.
-¿Qué haremos si es niño?
-Bien, en ese caso tendremos que cerrar esta habitación y preparar una para niño.
-¿Cerrarla?
-Claro que sí. Me encantaría tener una hijita con tus rasgos. Así que no descansaremos hasta que me la des, hermoso.
Draco sonrió de lado. Él era capaz de darle a Sirius los hijos que quisiera. Lo amaba demasiado como para negarle un capricho como ese.
***
Rudy estaba furioso con su pareja. No lo había podido ver desde hace más de una semana, por que Scorpius estaba demasiado ocupado pasando tiempo con sus padres.
Habían salido de vacaciones de curso hace dos semanas, y él estaba feliz de estar con sus padres, porque estaban todos emocionados con la llegada de su nueva hermanita. Además, se habían cambiado de casa.
Harry y Severus decidieron que lo mejor era ver el asunto de la casa antes de la llegada de Aurora. Así que en una sola salida a Hogsmeade pudieron encontrar la casa perfecta. Una hermosa residencia con seis habitaciones y suficiente espacio como para que todos vivieran cómodamente.
En un principio pensaron que sería demasiado para ellos, tomando en cuenta que en unos años más sus hijos partirían y sólo se quedarían con la niña, pero Severus le dio una mirada significativa a su pareja y le dijo que pretendía que tuvieran más hijos que ellos. Por lo que Harry, emocionado con la idea, dio el vamos a la compra de la casa.
Ahora estaban instalados. Las habitaciones completamente adecuadas, aunque una de ellas casi no era utilizada, muy al pesar de Severus y su pareja.
Damián casi no pasaba en casa. La mayor parte del tiempo estaba con Neville, decidiendo sobre su hijo y cuidando de su embarazo, que ya llegaba a los casi cinco meses.
Levi había jugado sus cartas de manera magistral. Se había hecho muy amigo de los chicos Weasley y Hermione lo adoraba, muy al desprecio de Ron, ya que eso acarreaba que fuera muy seguido a su casa y pasara tiempo con Hugo, algo que al chico le encantaba. Casi tanto como cortarle las alas a su despampanante pretendiente. No le dejaba avanzar para nada. Uno que otro beso había podido robarle Levi al chico y con eso se conformaba... por el momento.
Eso dejaba a Rudy muy frustrado, porque mientras sus hermanos estaban con sus novios, él no podía estar con el suyo porque quería estar con sus padres.
Sintió que su papá entraba en la sala y le vio negar con la cabeza.
-Estas siendo intransigente, hijo.
-No importa -dijo casi haciendo rabietas -. Lo mínimo que esperó de mi pareja es que me mande una carta vía lechuza diciéndome que aún sigue con vida.
Harry se sentó junto a él y le abrazó, para que el chico se acurrucara a su lado. Él lo entendía perfectamente, era horrible cuando Severus no estaba a su lado y tomando en cuenta que su hijo no veía a Scorp desde hace una semana, seguramente se sentía mal.
-¿Me acompañarías a un lugar?
-¿Donde? -Le preguntó dudoso, a sabiendas que sus papá quería sacarlo de su auto inducida depresión.
-Quiero ir por unas cosas para Aurorita. Unos juguetitos o ropa.
-Te dieron ganas de gastar dinero, ¿Verdad? -Le dijo sonriendo de lado - ¿Dónde está mi padre?
-Dumbledore le llamó para hablar con él -le dijo con voz preocupada.
-¿Crees que se pueda controlar con el viejo?
-Rudy -le regañó por sus palabras -. Por mucho que haya hecho el director en nuestras vidas, es un anciano y merece tu respeto.
-Lo siento, papá -se disculpó -. Entonces vamos.
Harry sonrió ante las palabras de su hijo y se dispuso a salir de la casa. Sabía que sus otros dos retoños no llegarían hasta bien entrada la noche.
***
Dumbledore estaba frente a un bloque impenetrable. Desde que Severus llegara a su cita, no había pronunciado más que los buenos días.
-Sólo quiero hablar contigo para disculparme, Severus.
-Te escucho -dijo sin siquiera mover un musculo de la cara.
-Severus, por favor. Esto ya es lo suficientemente difícil como para que me lo hagas aun peor.
-Dumbledore -dijo ya perdiendo la paciencia y posando sus manos sobre el escritorio -, me alejaste de mi familia por más de quince años.
-Sólo quería lo mejor para Harry -dijo negando con la cabeza.
-¿Y cómo te resultó eso? -Le dijo con ironía -Harry sufrió su embarazo solo. Sin nadie que le explicara como tenía que llevar su estado. Crio a nuestros hijos solo. ¿Te has puesto a pensar cómo lo hizo para criar a tres niños con menos de dieciocho años? ¿Te has puesto a pensar si mis hijos no me necesitaron alguna vez? ¿Si el amor que les pude haber dado lo pidieron en su momento a gritos? No puedo perdonar algo así con tanta facilidad, Dumbledore. Ahora me quiero evocar a mi familia, a mi nueva hija y a los que vendrán.
-Lo sé, y de verdad que lo lamento mucho. Cuando supe que ustedes dos estaban juntos, creí haber fallado completamente en mi misión de cuidar a Harry.
-¡Tu misión no era cuidar a Harry! ¡Era velar por todos tus alumnos! No tienes derecho en decidir sobre los sentimientos de los demás. Dime algo. Si Damián no nos tuviera a nosotros ¿También habrías mandado a Longbottom a Azkaban? Porque si no te das cuenta, la historia se está repitiendo, con la diferencia que mi hijo cuenta con nosotros y el hombre que ama.
-He aprendido de mis errores.
-No lo creo, realmente. Eres un hombre que siempre se rige por una sola línea. Los hubieras separado.
Severus se puso de pie y se dirigió a la salida.
-Severus...
-Ahora no, Dumbledore. El recordar a mi hijo sólo me hizo darme cuenta de que todo sigue igual y mi furia en este momento es demasiada como para aguantarte.
***
Cerca de ahí, en el claro del bosque prohibido, un hombre veía con satisfacción como había podido pasar a través de las barreras del colegio. Ahora nada le impediría acercarse a su mayor obsesión.
-Pronto te recuperaré, Damián. No dejaré que ese profesorsucho te tenga. Tú eres mío, sólo mío.
La risa estridente del hombre se alcanzó a escuchar a la distancia, donde un chico rubio le ayudaba al guardabosque.
Scorpius estaba ayudando a Hagrid, ya que le gustaba mucho un nuevo dragón que había obtenido. Claro, no le podía decir a nadie, muy a la curiosidad de sus padres y abuelos. Que decir de sus tíos, porque no les dijo que es lo que iba a hacer a los terrenos de Hogwarts estando en vacaciones. Lo malo de todo es que había tenido que dejar de ver a su novio y no quería ni pensar en lo salvaje que estaría al volver a verlo.
Lo que ahora llamaba su atención, era el tipo que vio a la distancia, y que se alejaba a paso lento.
-Esto no puede ser -dijo negando con la cabeza.
-¿Quién es ese hombre? -Le preguntó Hagrid, que se encontraba tras él.
-Es el tipo que secuestró a Damián... puede entrar a Hogwarts.
Continuará...
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