29º Capítulo: Nacimiento
Damián suspiró mientras veía alrededor. Las cosas no habían sido fáciles, porque su padre, aunque había dado su apoyo a su relación, no dejaría que se fuera tan fácilmente. De hecho, ya le había puesto la primera regla. Si, aunque el mundo no lo crea, Severus Snape le había exigido algo a su hijo. Luego de que se casaran, irían a vivir con ellos, hasta que entrara en las clases de Durmstrang y el nacimiento del bebé, es decir, tres semanas más a partir de esa fecha. Le había dicho que era para que Harry entendiera que no podría separarlo de su esposo ahora que estaban casados, y como siempre, su padre tenía razón en como reaccionaria su papá. Neville estaba sentado a su lado, en una mesa para dos en medio de otras seis mesas redondas con seis u ocho sillas en cada una.
Se encontraba en los jardines de la mansión Malfoy que el dueño amablemente les había prestado. No había estado muy seguro de eso, pero Lucius les dijo que estarían fuera del ojo público, ya que a sus terrenos no podría entrar nadie que no estuviera debidamente identificado.
El lugar era hermoso, siempre quiso tener una boda al aire libre, y ahora lo había logrado.
Por fin estaban casados. Hace cuarenta y tres minutos, el ministerio los había recibido para poder dar a ese importante paso. Cuando llegaron, pudieron ver a los reporteros de la prensa sensacionalista, pero poco o nada les importó. Ese día, lo más importante, era el enlace entre Neville y Damián.
Harry y Severus estaban en una mesa al costado de la de los novios. Harry tenía en brazos a Aurora y Severus mantenía la vista puesta en todos.
- ¿Ya estás más tranquilo? -Le preguntó Severus.
-No estaba nervioso, Severus -le dijo con voz serena, pero sin parar de mover la pierna derecha, en donde tenía apoyada a Aurora.
Severus no quería decirle nada, pero la verdad le preocupaba la reacción de Harry ante la separación. Les había pedido a los chicos que se alejaran por un tiempo, que no dejaran que Harry hiciera cosas por ellos, por lo menos hasta que llegara el día del matrimonio de su hijo Damián con Longbottom.
Levi estuvo feliz con la idea y no dudó en ningún momento en pedirle a Hermione que lo recibiera en su casa por una semana, que era para ayudar a su papá. La mujer, ajena a las intenciones del menor, le dijo que sí enseguida, sin tomar en cuenta que su marido casi se trepaba por las paredes para que el mocoso que quería corromper a su hijo, no estuviera bajo su mismo techo.
-No serán más que unos días, Ron -le había dicho la mujer - ¿Qué malo puede pasar?
-¡¿Qué malo?! -Gritó histérico, mientras miraba la escalera que comunicaba con el segundo piso, como si tuviera la culpa de todo lo que estaba sufriendo - ¡Ese mocoso se quiere aprovechar de Hugo!
-Por favor, Ron -le dijo aguantando la risa -Levi y Hugo se llevan…
-Se llevan cuatro años.
-No seas ridículo -se acercó a su esposo y le dio un fuerte abrazo -. Además ¿No sería genial que nuestro hijo y el de Harry terminaran casados?
Eso fue lo último que pudo soportar Ron. ¡Su esposa apoyaba al mocoso acosador!
Levi, que había estado escuchando divertido la conversación a escondidas, subió a la que sería su habitación por una semana y se encontró a Hugo. Estudiando como siempre.
-De verdad, Hugo ¿No hay un día en que no estés metido en tus libros? -Le preguntó, dejándose caer en la cama, en espera de que el chico le mirara. Y cuando lo hizo puso a correr su plan -. Y yo que quería que me pusieras un poco de atención -estaba sonando tan falsamente desamparado que incluso Hugo se dio cuenta.
-Tú no me necesitas para atenderte, Levi -le dijo al tiempo que volvía a poner atención en su libro de herbolaria.
-Lo que pasa es que tú no me quieres.
-Nunca dije lo contrario.
Levi sonrió de lado. Hugo se había estado haciendo el maduro desde su cumpleaños. Claro, ahora que era un joven de doce años, no podía estar dejándose sorprender por los constantes acosos.
-Lo que yo creo es que tienes miedo -le dijo parándose tras él, y agachándose para poder hablarle al oído - ¿Tienes miedo de lo que te pueda hacer mientras este aquí?
-No -le dijo muy seguro. Luego dejó el libro abierto sobre el escritorio y se volteó, con silla y todo, quedando a la altura del pecho de Levi. Lo abrazó, apoyando la cabeza sobre su cuerpo y sintiendo como el chico le devolvía el abrazo.
- ¿Qué pasa? -Le preguntó preocupado.
-Creo que mi padre te odiaría más si estuvieras más cerca de mí.
- ¿Y eso es importante?
-Para mí, sí -levantó la cara y lo miró directamente a los ojos -. Mis padres, pero más especialmente mi madre, me crio para ser maduro, para aprender a tomar mis propias decisiones. No quiero que por una decisión mía se sientan desilusionados.
-De verdad no te entiendo. Primero me dices que no me quieres…
-Estaba jugando y lo sabes.
-Oh, entonces me amas tanto que te sentirías perdido si no estuviera contigo.
-Tonto -le dijo soltándolo -. Será mejor que te alejes de mí, por lo menos mientras estés en esta casa, porque de lo contrario, mi padre descargará en ti todo el rencor que le tiene a tu padre.
-Sí, creo recordar que mi padre me dijo algo por el estilo. Al parecer, ni tu padre ni mi papá eran muy buenos en su clase, y eso acarreaba que tuvieran detenciones constantes y que tu padre, más que el mío, sufriera más por sus represalias.
-Por eso mismo lo digo. No quiero que eso afecte…
-Ey, eso no me hará alejarme de ti, ¿Te quedó claro? -Le dijo parándose derecho y con las manos en las caderas.Después de eso no habían discutido nada más, y Levi puede decir que pasó la mejor de las semanas. Hermione se desvivía en atenciones. Seguramente estaba muy feliz de tener un chico como él tras su hijo. Y que decir Levi, tenía una valiosa aliada contra Ron Weasley. Su propia esposa.
-¿Por qué sonríes tanto, niño malo? -Le preguntó su papá.
-No sabes cómo me he divertido todos estos días, papá.
-Claro, te olvidaste rápidamente de mí. Me cambiaste por un lindo niño que es menor que tú.
-No lo remarques así, papá. Lo haces sonar como si fuera algo malo.
-¿Y no lo es?
-Tú y mi padre se llevan por veinte años.
-Bastante Slytherin de tu parte sacar a relucir mi diferencia de edad con la de tu padre -le dijo divertido, entregándole a Aurora que reía feliz con todo el bullicio que había en la casa.
-¿Por qué la tengo que cuidar yo? -Preguntó haciendo un puchero falso. Mientras movía a la niña de un lado al otro.
-Por qué es tu hermana y adora estar contigo.
-Además, tu joven padre y tu viejo padre quieren salir un poco de tanto fandango -le dijo Severus, que llegaba en ese minuto y tomaba a Harry de un brazo.
-Oigan, sólo era una broma -sabía que le costaría caro el burlase de la edad de sus padres, y estaba seguro que lo harían cuidar a Aurora toda la tarde - ¿Ves, pequeña? Nos dejan solos entre tanta diversión -le dijo a la niña, luego de que sus padres se hubieran alejado.
***
En una mesa más alejada, Rudy trataba de parar las manos de su novio bajo la mesa.
-Le diré a tu padre -le reprochó, bastante azorado por el descaro de Scorpius.
-No lo harás. Te gusta lo que hago, aunque te hagas el inocente.
-Me estas asediando públicamente. No tienes vergüenza.
-He de admitir que contigo cerca, la vergüenza es lo que menos me importa.
-¿Desde cuándo te volviste tan osado? -Le preguntó claramente divertido por la actitud de su novio.
-Desde que escucho las ideas de mi padre para poder correrle mano a papá y no perder otra parte de su cuerpo en el intento.
-Ah, o sea que tengo que agradecerle a Sirius Black el que te me andes lanzando cada vez que te veo. ¿No será que tus padres te dejan tan caliente que no puedes evitar atacarme al más mínimo contacto?
-Puede ser -dijo pensándolo -. La noche pasada escuché a mi padre decirle cosas sucias a mi papá a través de la puerta.
- ¿Y eso? -Le preguntó curioso.
-Creo que habían discutido por el nombre del bebé. Ahora que saben que será mujer, han estado un poco locos con todo eso. Papá no lo quería dejar entrar a la habitación y mi padre le empezó a hablar a través de esta.
- ¿Por eso fuiste a buscarme a mi habitación tan tarde? -Le preguntó recordando un día en especial.
Al igual que Levi, él no esperó mucho tiempo antes de tomar unas cuantas cosas y partir a la mansión Black. Desde que terminaron de arreglar la casa, habían pasado mucho tiempo allí. Así que Draco estuvo feliz de tenerlo en el lugar, más que nada para mantener a su propio hijo bajo su techo, porque cuando Rudy estaba en casa de sus padres, poco tiempo pasaba para que su hijo, con cualquier excusa tonta, se escabullera por ahí diciéndoles que volvería luego.
-Sí, de hecho fue esa noche. Me pareció raro que no estuvieras en las mismas condiciones -le dijo volviendo al ataque, y moviendo su mano muy cerca de la entrepierna de su novio.
-Lo que pasa es que yo no ando pegando la oreja a las puertas -dijo casi sin aire, mirando a todos lados, para ver si alguien estaba pendiente de lo que hacían -, no me gusta eso de espiar a los demás.
-Podría rebatir eso -dijo tomándolo de la mano y llevándolo en dirección a la mansión de sus abuelos -, recuerdo que cuando Patric y Cristopher…
-¡Eso no fue mi culpa! -Dijo a la defensiva -Esos idiotas no sellaron la puerta.
-Pero bien que te quedaste un par de minutos, viéndolos mientras lo hacían.
-Me quedé impactado, que es diferente.
-Lo que tú digas, Rudy. Lo que tú digas.
***
Dos semanas pasaron y las cosas ya estaban en su etapa final. Damián se encontraba con su papá en San Mungo. El tiempo de gestación del bebé estaba listo y ya era hora de sacar al bebé de su cuerpo.
-Tienes que estar tranquilo -le decía Harry, viendo como su hijo miraba con miedo los implementos que se ocuparían en su operación.
-No entiendo como María lo hizo para sacarnos de tu cuerpo.
-Bueno. Tienes que tomar en cuenta que como somos hombres, y no tendremos contracciones, mucho menos pueden nacer por alguna parte de nuestro cuerpo. Así que María decidió que ya había pasado mucho tiempo desde que estaba embarazado, sacándolos cuando tenía siete meses. -Le hablaba para distraerlo, mientras una de las enfermeras lo empezaba a sedar - ¡Imagínate mi sorpresa cuando supe que eran tres! No uno como pensaba.
-Debes haber estado… enorme -dijo medio dormido.
-Lo estaba -le dio la razón, viendo como los ojos de su hijo se cerraban completamente.
-Debe salir ahora, señor Potter -le dijo amablemente una de las enfermeras.
-Claro -le dio un beso en la frente a su hijo y salió -. Ya puedes entrar -le dijo a Neville, que esperaba afuera para poder entrar a ver a su esposo e hijo.
-¿Cómo estaba?
-Nervioso -le dijo haciéndose a un lado, para dejar entrar a otra enfermera -, pero estará bien. Estoy seguro.
Harry vio cuando Neville entró a la sala de operaciones y las puertas se cerraban completamente.
-¿Estás bien? -Le preguntó Severus, cuando llegó a su lado.
-Sí. Quiero que mis hijos sean felices.
-Pues lo son -lo abrazó con fuerza -. Estoy preocupado por ti. Cada día te veo más vulnerable.
-No soy débil, Severus…
-No dije débil. Dije vulnerable. -lo alejó de la entrada, llevándolo por uno de los corredores del hospital -. Desde que tu amiga murió, te dejas caer fácilmente.
-Ella fue mi apoyo por años, Severus. Murió por mi culpa.
-Eso no lo permitiré -le dijo dándolo vuelta -. Ella no murió por ti.
-Si no la hubiera conocido. Si no hubiera estado en contacto con nosotros, ese tipo no hubiera llegado a ella.
-Harry -lo abrazó viendo como nuevamente el recuerdo de María traía lágrimas a sus ojos -, ella debe estar feliz de que estés cuidando a su hija.
-Y lo hago como si fuera mía, pero aún le echo de menos.
Severus sabía que eso sería así, quizás por bastante más tiempo. Tenía la esperanza de que el cuidado de la niña, quitara de su cabeza todos esos pensamientos negativos, y que le dejaran descansar tranquilo.
-Harry.
Ambos hombres se voltearon y vieron a Neville con un bultito en los brazos. Se acercaron rápidamente y pudieron verlo por fin. Con su pelito negro, lacio y un tanto escaso. La piel rojita y el ceño fruncido, nada feliz de que le sacaran de su cálido refugio por los últimos ocho meses.
-¿Cómo está mi hijo? -Le preguntó mientras recibía el niño en brazos.
-Duerme aún, pero está bien. Les falta sólo terminar la operación y lo trasladaran a una habitación para que lo puedas ver.
-¿Cómo le llamaran? -Preguntó Severus, viendo como Harry le hacía morisquetas al bebé.
-Maximiliano -les respondió feliz.
Continuará...
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