15º Capítulo: El tiempo empieza a correrEl tratamiento de Sirius iba avanzando a paso lento, pero seguro. No podía recordar a nadie aun, pero con la ayuda de los hechizos y pociones que le estaba proporcionando Theodore, por fin habían logrado que reconociera su nombre y no se trastornara con ello.
Ahora se encontraba en el salón de la mansión Nott. Blaise se encontraba con ellos. Había sido participe de cada uno de los avances que había tenido el moreno. Recordó que cuando estuvo en Azkaban la primera vez, había salido de allí en una situación deplorable, cosa que esta vez no pasó y lo más probable es que fuera por la falta de dementores para el cuidado de los reclusos. Su cuerpo sólo evidenciada un poco el paso de los años, pero al ser un mago era más longevo, no aparentaba más de cuarenta y algo. Blaise se dijo para sí mismo que eso era algo realmente satisfactorio para cuando él y Draco pudieran estar juntos nuevamente, por que confiaba absolutamente en las dotes médicas de su marido y tenía la seguridad de que sobrepasaría todos los estándares que se habían propuesto al alcanzar su recuperación en un tiempo record.
-Bien, Sirius, quiero que tomes esta posión y me permitas entrar en tu mente, para abrir una de tus puertas internas.
Theodore estaba probando en Sirius un proyecto propio que había estado estudiando desde hacía un par de años.
El tratamiento consistía, básicamente, en utilizar la legeremancia para abrir las puertas que cerraban los recuerdos, y derribar los muros de los hechizos al que pudo haber sido sometido, para que olvidara a las personas que lo rodeaban y quizás también a su atacante.
Sirius tomó todo el contenido de un trago y se preparó para que el hechizo le diera de frente.
Theo se preparó y entró rápidamente en su cabeza
-Legeremancia.
Atravesó por un camino oscuro, las luces de las antorches habían quedado ya muy lejos. A estas alturas, sólo la luz de la luna alumbrara sus pasos. Miró por una de las ventanas y vio que a la distancia, dos sombras que se internaban en el bosque. Sonrió al reconocerlos, pero debía retomar su camino para poder alcanzar a quien lo estaba esperando. Vio a la lejanía como una de las puestas se abría lentamente y una mano lo incitaba a entrar. Siguiendo sus instintos entró y una silueta se puso a su lado y se colgó de su cuello para luego cazar sus labios en un beso apasionado. Tomó la cintura de quien lo besaba y lo acercó más a él, respondiendo al beso con desesperación. El aire en sus pulmones se empezó a agotar y muy a su molestia tuvo que separarse, pero no apartó de si, ese cuerpo más pequeño que él.
-Te extrañe, Sirius
La voz dulce y melodiosa de un chico lo hizo volver a besarlo.Sirius se dejó caer en el sillón luego de que Theo saliera de su mente. Había podido ver un momento breve de su pasado, pero aun así no reconoció ningún rostro, ni voz, ni siquiera el lugar donde se encontraba.
Theodore se sentó respirando fuertemente. Entrar en una mente normal no causaba el más mínimo estrés, pero al entrar en la mente de Sirius, había tenido que abrir un sin número de barreras que le hacían frente y sólo pudo mantener el hechizo por un par de minutos, nada suficiente como para que Sirius pudiera alcanzar a reconocer a alguien, cosa que él sí hizo, estaba seguro de que el pasillo en que estaban era uno de los pisos de Hogwarts y a quienes vio dirigirse al bosque prohibido eran Snape y Potter. Además que podía jurar su magia al asegurar que era Draco quien estaba en la habitación en la que entró Sirius, pero por el bien de él y del tratamiento, no diría nada ni mencionaría que conocía los nombres, lo dejaría para más adelante.
-Creo que avanzamos bastante.
Dijo por fin, logrando que la mirada de Sirius se centrara en él al igual que Blaise, el cual se moría de ganas por preguntar, pero ya convencería a su marido que le dijera. Tenía muchas formas de conseguir que el hombre le contara todo.
-Me gustaría poder reconocer a quienes vi.
El aire melancólico con el que lo dijo, causó estragos en los hombres que le acompaña que no pudieron hacer otra cosa más que mirarse y esperar que aguantara un poco, hasta poder descifrar lo que su mente hechizada podía afrontar.
***
Las semanas fueron pasando rápidamente y los chicos no hallaban la hora de que llegaran las vacaciones de navidad para poder estar con sus padres.
-Estas muy ansioso, Rudy.
El moreno sintió como un beso era depositado en su cuello y una corriente eléctrica lo recorrió por completo.
-No hagas eso, Scorp.
Se volteó y se olvidó un rato de su cuaderno de Herbología para poder besar a su novio.
Luego de que llegaran del juicio en el que su padre había sido liberado, fueron a hablar sobre el beso que se habían dado antes de asistir al juicio, pero ni siquiera llegaron al lugar que Scorpius había elegido para que hablaron, ya que a mitad de camino Rudy lo detuvo y le plantó un beso de película que logró desconectar todo en la cabeza del rubio y sólo se acordó de que luego de respirar nuevamente, le pediría a Rudy que fuese su novio. De eso ya había pasado tres meses y las cosas iban de maravilla, al igual que la relación de Cris y Patrick, claro que descubrieron lo celoso que Patrick podía llegar a ser y no dejaba a su pareja a sol ni a sombra.
-Quería preguntarte algo -le dijo Scorpius luego de guiarlo hasta la cama y acostándose en ella con la cabeza de su novio apoyada en su pecho.
- ¿Qué pasa? -Le preguntó levantando la mirada y conectándola con la celeste de Scorp.
-Quisiera saber si te gustaría ir a cenar a mi casa el día 25, para navidad. Me gustaría presentarte a mis abuelos.
-Scorp, yo ya conozco a tus abuelos.
-Sí, pero lo conoces como el hijo de sus amigos, no como mi novio.
-Oh, bien. Creo que tendría que pedirles permiso a mis padres, pero no creo que se nieguen.
-Genial -le dijo con una sonrisa y lo jaló para que quedara sobre su cuerpo, para poder besarlo con una mejor posición.
***
En la sala común de Gryffindor las cosas eran muy diferentes. Levi se la había pasado persiguiendo a Hugo por todos lados, pero el chico no le hacía el menor caso. Ya estaba empezando a pensar que cierto profesor de vuelo tenía mucho que ver con el comportamiento de su angelito de ojos azules., pero eso se acabaría ya.
Hugo bajó las escaleras que conectaban las habitaciones de primero con la sala común, cuando sintió que era sujetado por el brazo, no necesito levantar la mirada para saber que se trataba de Levi. Lo había estado siguiendo por más de un mes, luego de que lo besara y él no le hablaba en lo que había pasado de tiempo, pero es que su padre le había advertido que no lo quería ver cerca de ese chico, si no quería tener problemas con él y lo menos que quería era hacer enfadar a su padre, mucho menos si tenía clases con él dos veces a la semana.
- ¿Cómo estas, Hugo?
-Tengo que irme -le dijo tratando de alejarse, pero Levi no tenía las mismas intenciones.
-Sólo quiero hablar contigo. No haré lo mismo de la vez pasada -le dijo recordándole lo del beso -. Lo prometo.
Hugo lo miró por primera vez y se fijó en lo serio que parecía.
-Vale, pero de verdad tengo que estudiar.
-Jeje, te pareces mucho a tu madre.
-La vez pasada, me dijiste que tu padre les había contado de mi madre en el colegio, pero no me dijiste nada de mi padre -le dijo curioso.
-Bien -Levi se rascó la nuca nervioso -, digamos que también nos dijo cosas muy buenas, pero no me lleve muy bien con tu padre la primera vez y ahora no recuerdo algo bueno de él.
Desvió la mirada para que el chico no mirara lo incomodo que se encontrara respecto a eso, pero una risa suave lo hizo voltear. Hugo estaba tratando de no reír, pero fallaba notablemente.
-Te vez muy lindo riendo así.
Eso logró un fuerte sonrojo en las mejillas del menor.
-No digas eso por favor.
-Wa, pero si es verdad, te juro que muchos dirían lo mismo.
-Pero prefiero que no lo digas -le dijo mirándolo dulcemente -. Mi padre no estaría muy contento si lo oye.
-Ah, pero no se lo diremos, ¿Cierto? -Le dijo guindándole un ojo -Ahora ¿No se supone que tenías que estudiar?
Hugo asintió con la cabeza y juntos fueron a la biblioteca los dos pensando lo mismo… por el momento está bien así.
***
Damián estaba en su habitación. Se encontraba en su cama mirando al techo. No podía sacar de su cabeza lo que había descubierto hace sólo unos días.
La idea había estado rondando su cabeza desde hace mucho, pero sólo hace muy poco se dio cuenta de que estaba enamorado de su jefe de casa. Y lo peor, estaba seguro de que el hombre se había dado cuenta, pero no sabía que sentía el profesor Longbottom. Ya ni siquiera se atrevía a decirle profesor Neville, porque estaba seguro que cada vez que lo hacía, su rostro demostraba lo que sentía.
El colmo fue hace dos días. Quería salir lo más rápido posible del salón, para no tener que verlo. Algo ridículo porque sus ojos parecían estar pegados al rostro de ese hombre que era bastante mayor que él. Pero justo él lo llamó y por tratar de hacerse el desentendido chocó con un chico que lo mandó directo al suelo. El profesor había llegado rápidamente a su lado y lo había ayudado a ponerse de pie, pero su rostro se transformó en una manzana y terminó tartamudeando una torpe disculpa para luego salir corriendo.
Desde ese episodio había pasado casi tres días, pero aún no se atrevía a mirarlo de nuevo.
-¿Qué voy a hacer ahora?
Dijo volteándose y tratando de dormir, para no recordar su amor inalcanzable.
***
En la casa de Harry se vivía la situación más rara que hubiese pensado. Harry abrazaba fuertemente a María que entre sonreía y lloraba. Severus los veía desde un lado, sin querer interrumpir ese momento tan importante.
La mujer había llegado a la casa y les había soltado la bomba de una. Estaba esperando un bebé y eso la tenía terriblemente contenta. Ese había sido el sueño de su vida y ahora lo podía compartir con su amigo.
-Me alegro muchísimo por ti, María.
-Gracias, Señor Snape.
Llevaban viviendo juntos desde hacía tres meses, pero a la mujer aún no había cogido la confianza necesaria como para tratar a Severus por su nombre. Cosa que al hombre no le molestaba para nada.
-¿Ya le contaste a tu novio lo del bebé?
-No, Harry, de hecho quería pedirles un favor.
-Claro, dime.
-Me gustaría traerlo para la casa, a una cena con todos, quizás para navidad. Así se los presento y le digo lo del bebé que estoy esperando.
-Me parece fantástico. Dile que venga con nosotros el día 24 y cenaremos con los chicos también.
-Gracias, Harry, no sabes lo importante que es para mí, que a ustedes les agrade Matt.
-Siendo tu pareja, nos va a agradar, María. Tú sólo tráelo y nosotros prepararemos todo, para que no vea que manejamos la magia.
Sólo faltaba una semana para la navidad. Una semana para que se desatara la peor guerra en el mundo mágico. Donde la promesa del despertar de un nuevo Lord oscuro se empezaba a dispersar por los oídos de los aliados de las fuerzas del mal.
Continuara…
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