Título: Fausto.
Pareja: SS/HP
Rating: de PG a G, no creo que llegue a NC-17, pero si llega avisaré
Disclaimer: Nada es mio, es de Rowling (o en su defecto del poseedor del alma de Fausto). No gano nada con esto. Sólo diversión.
Advertencia: Pues de momento no.
Notas: Feliz cumpleaños, Ali. (Mi intención era actualizar los Martes y los viernes. Sin embargo, cómo mañana es mi cumpleaños y no sé como de operativa estaré, esta semana (y sin que sirva de precedente) actualizo el lunes).
Resumen: Un pasado que no se puede olvidar. Un hombre con demasiados errores. Un chico inconsciente y uno con mucho miedo. ¿Serán capaces de salir adelante?
-----
Capítulo 2: Reacciones
Fue sacado de su sopor de una forma no demasiado agradable.
- Severus Tobias Snape- dijo el auror junto a la cama del enfermo después de haberlo despertado - está usted detenido bajo los cargos de conspiración, asesinato y apoyo a Voldemort. Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra. Ahora le ruego, que me acompañe sin oponer resistencia.
¿Acompañarlo? ¿Acaso podía moverse? La enfermera lo miró asombrada y tras unos breves momentos de estupor, salió en defensa de su paciente.
- He revisado al Profesor Snape y no lleva la marca de los seguidores del que no debe ser nombrado.
- Señora- contestó impertinente el auror- si hubiera leído los periódicos, habría descubierto que la marca se esfumó con la muerte del bicho.
“Bicho” tenía gracia. El jovencito al fin y al cabo era ingenioso. Y la palabra bicho describía bastante bien al bastardo. Porque un bicho era algo asqueroso y el señor oscuro era lo más asqueroso que había conocido nunca. Y pese a todo había decidido entrar a su servicio.
- De cualquier forma, lo que dice es muy serio, necesita pruebas.
- Tengo el testimonio de un espía que asegura que él delató a uno de los nuestros.
¿Un espía entregando a uno de los del lado de la luz? ¿No habría sido capaz? ¡Pedazo cabrón!
- De cualquier forma, el señor Snape sufrió quemadura en el 68% de su cuerpo. Si lo llevan a un ambiente no estéril podría morir por sepsis.
- De cualquier forma lo ejecutaran antes de que acabe la semana, dedique sus esfuerzos a otros pacientes, señora.
- En mi enfermería se respeta la presunción de inocencia, señor…
- Tengo una orden de detención…
- Puede tener una colección de ellas, mientras el profesor Snape se encuentre tan grave no saldrá de esta enfermería.
- La puedo denunciar por obstrucción a la justicia.
- Pues corra a hacerlo. Eso le supondrá papeleo. Y ahora si me permite, mis pacientes necesitan descansar.
***
Severus se sorprendió ante la defensa que la señora Pomfrey acababa de hacer de él.
- Poppy, yo…- quiso explicarse.
- Severus, no quiero saber. Mi misión como médico es que descanses. La justicia se la dejo a quien corresponda.
- Yo…
- Duerme.
***
Poppy miró a su paciente dormir. ¿Severus un mortifago? En cierto modo tenía sentido. Severus era solitario y taciturno, poco hablador, gruñón, cascarrabias… Sin embargo y según había podido deducir de las notas de su predecesor en la enfermería, Severus había sido un niño maltratado. El hecho de no haber desarrollado su inteligencia emocional en la edad adulta no era demasiado difícil si no había recibido tratamiento. Y conociendo el desinterés que Severus sentía por si mismo, estaba segura de que no lo había hecho.
Tras pensarlo un rato, decidió molestar a la única persona que podría saber la verdad: Albus Dumbledore.
• **
Albus Dumbledore apenas había recibido daños en la última batalla, pero la enfermera le había recomendado al menos una semana de descanso después del esfuerzo realizado. Al fin y al cabo, el director tenía ciento doce años, y aquel esfuerzo había agotado incluso a un joven como Harry Potter.
El director se tomó el obligado descanso como unas vacaciones bien merecidas y pasaba el día leyendo y charlando con las múltiples visitas que recibía, para desesperación de la enfermera. Lo inusual era que su rostro no contenía aquella sonrisa a la que los tenía habituados antes de la guerra, sino que aquella máscara de preocupación y tensión seguía sobre su cara.
- Director, lamento molestarte…
- Poppy- le sonrió brevemente- no es molestia, ¿viene a decirme que puedo volver a mis ocupaciones?
- Director, ya le dije que debía descansar durante una semana. Venía porque ha ocurrido algo con el profesor Snape.
- ¿Severus está bien?
- Sí, bueno… sigue estable pero…
- ¿Pero?
- Han venido a detenerlo por ser un mortifago, dicen que lo ha delatado un espía.
- ¿Qué? ¿Quién?
- No lo sé.
- ¿Se lo han llevado?
- No, el profesor no puede salir de un ambiente estéril.
- Bien, eso nos da tiempo.
- Profesor, ¿Es cierto?
- Poppy, sólo es cierto lo que nos otros queremos que sea cierto.
+ + +
Harry Potter había salido bien parado del último enfrentamiento, demasiado bien parado para lo que él había esperado. Pero claro, aquello era el plano físico. El psicológico era algo totalmente diferente.
Desde que había llegado a Hogwarts, inconsciente en los brazos de Remus Lupin apenas había hablado, llorado, comido o gritado. Recibió impasible la noticia de la muerte de Ron Weasley y luego se quedó mirando la pared.
Un psicólogo que lo había tratado decía que se encontraba con dos problemas. El primero era que tenía una sensación de vacío muy grande en su interior tras la consecución de su misión vital; el segundo era que ese vacío se había llenado con dolor. Y no sabía cómo lidiar con él.
+ + +
- ¿Cómo se encuentra Draco?
- Aún está inconsciente y sigue estable.
- Me interesa que muera.
- Pero…
- No hay peros que valgan, mátalo.
- Cómo quieras.
+ + +
Albus salió de la cama y se dirigió a la habitación donde estaba Harry. El chico miraba impasible la pared, con los ojos demasiado brillantes para no estar llorando y demasiados secos para no haber llorado. Remus Lupin estaba a su lado, hablándole, intentando hacerle reaccionar.
- Remus…- saludó el director.
- Albus, ¿qué haces aquí?
- Tenemos un problema, quieren detener a Severus.
- ¿Y?
- Creo que tengo que pedirte un favor. Tenemos que sacar Severus de aquí mientras reúno pruebas que demuestren su inocencia y la del joven Malfoy.
- No voy a abandonar a Harry.
- Os iréis los tres a mi casa en Escocia. Está protegida con un Fidelius. Estaréis seguros y seguro que estar lejos de tanto dolor cómo alberga ahora Hogwarts será beneficioso para Harry.
- Cómo quieras- accedió el hombre lobo.
- Prepararé todo para que podáis iros esta noche. Severus necesita muchos cuidados ahora mismo, pero confío en tu capacidad.
- Claro…
- Una cosa más Remus. No puedes decirle nada a nadie.