La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Hangover and other secondary effects. Capítulo 7. El Big Bang

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alisevv

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MensajeTema: Hangover and other secondary effects. Capítulo 7. El Big Bang   Hangover and other secondary effects. Capítulo 7. El Big Bang I_icon_minitimeJue Ago 06, 2009 1:05 pm

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—¡Ah, Poppy! Siéntate. Espero que tengas buenas noticias sobre Harry —el Director puso una taza de té en las manos de la medibruja. Sus ojos carecían de su habitual brillo malicioso.

—Tiene buenas oportunidades de sobrevivir. Hice todo lo que podía por él, como siempre. Unas cuantas pociones más durante las próximas horas y debería pasar el peligro. Le puse un hechizo para que me alertara de cualquier cambio en su estado mientras esté aquí, hablando con usted, pero debo pedirle que terminemos con esto lo antes posible. No quiero dejarlo solo más tiempo del absolutamente necesario.

Albus observó a la mujer que estaba sentada en la silla frente a su escritorio. Ella tenía la taza de té fuertemente apretada, sus nudillos blancos del esfuerzo. Sus labios estaban cerrados en una delgada línea. Se veía enfadada, pero el anciano la conocía lo suficiente como para saber que, con seguridad, estaba principalmente cansada y muy preocupada. Algo que no era sorprendente, considerando las últimas horas.

Finalmente, asintiendo, Albus pensó que ellos dos habían tenido demasiadas conversaciones como esa durante el último año. El esquema era aterradoramente familiar. Harry luchando por su vida, Poppy diciéndole que había hecho cuanto estaba en su poder para salvarlo. Después de mirarla durante otro largo momento, el anciano preguntó:

—¿Él te dio permiso para hablar conmigo?

La mujer tomó una profunda inspiración y contestó:

—Sí. Y usted tenía razón. Harry está, de hecho, embarazado. Pero antes que pregunte, él no sabe quién es el otro padre. Tiene intención de criar a su hija solo.

El Director la miró, estupefacto. Luego de un segundo, aclaró su garganta y musitó:

—Vaya, eso es una gran sorpresa, ¿no? —cuando Poppy no contestó, pidió—: Por favor, ¿podrías explicarme cómo sucedió? Creo que el señor Potter difícilmente es una persona de aventuras de una noche.

Lanzando al viejo mago una mirada de enojo, la bruja habló nuevamente.

—Sucedió el día de la fiesta por la victoria. Él se sentía mal y tomó una poción contra la gripe para poder asistir al banquete. Desafortunadamente, alguien le dio alcohol y, después de un rato, se sintió aún peor. Se acostó en una habitación de invitados, donde alguien tomó ventaja de la situación, esa noche. Sorprende bastante que El Profeta no haya publicado un artículo sobre eso hasta ahora. Pero me temo que eso cambiará cuando averigüen sobre el embarazo.

Nuevamente, el Director permaneció en silencio por varios minutos. Poppy observó sus reacciones cuidadosamente. Podía no mostrarlo la mayor parte del tiempo, pero Albus Dumbledore podía ser un mago muy peligroso cuando se trataba de proteger a quienes consideraba su familia. Y Harry, definitivamente pertenecía a ese grupo. La medibruja prácticamente podía ver lo que estaba pensando. Cómo hacía planes. Cuánto luchaba por controlar su furia. Finalmente, Albus habló, su expresión mortálmente serena.

—Ésta es una situación muy desagradable. Sé que hay hechizos para averiguar quién es el otro padre. ¿Ya los has utilizado? Quiero saber quién le hizo esto a Harry. Este incidente no quedará impune —frotando sus sienes ligeramente, indago—: ¿Cómo se siente Harry con esta situación? Respecto al bebé.

El rostro de Poppy se suavizó.

—Ama a su hija increíblemente y ha hecho todo por protegerla —informó, y Albus parpadeó, sorprendido, su mirada expresándolo todo—. Me contó que, al principio, pensaba que lo ocurrido esa noche sólo había sido un sueño placentero, y que no sentía como si le hubieran hecho algo malo. También me dijo que no deseaba buscar al otro padre y que estaba preparado para ser padre soltero. Pienso que está conforme con esta situación. Ve a su hija como un regalo, no una vergüenza. Ni una vez ha actuado como si estuviera infeliz o deprimido, ni ha mencionado que todavía estuviera asustado. De hecho, disfruta su embarazo.

Albus Dumbledore no se veía convencido todavía.

—Por supuesto que no efectuaremos el hechizo para descubrir al otro padre sin el permiso de Harry. Y si él esta determinado a criar a su niña solo, es su decisión. Supongo que lo único que podemos hacer es ofrecerle nuestra ayuda y nuestro apoyo. Primero, tendré que hablar con los Jefes de Casa, y después con el resto del personal, para mantener el chismorreo a raya. ¿Cuándo crees que pueda hablar con Harry? Necesito conversar con él antes de decirles cualquier cosa a los demás.

Cualquiera que no conociera al Director tan bien como Poppy, se hubiera dejado engañar por su tranquila expresión. Pero no ella. Notaba el enojo bullendo en él; la furia. En la energía con que agitaba el té, en la expresión de esos ojos azules que parecían haberse convertido en hielo, en la tensión que había tomado posesión de su cuerpo. Oh, sí, Poppy estaba segura de que estaba furioso. Pero ella se aseguraría que él no permitiera que Harry lo notara. Ya bastantes problemas tenía el chico.

—Si todo sigue bien, podrá hablar con él mañana en la tarde. Pero, definitivamente, no podrá abandonar la enfermería en los próximos dos días. Y nada de dar lecciones al menos en una semana —su tono era riguroso—. Ahora, si me disculpa, tengo un paciente que cuidar.

Con eso, se levantó y se apresuró a regresar a la enfermería.

—Quien lo haya hecho, se arrepentirá. ¡Yo lo haré pagar! —juró el Director a la habitación vacía



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Al parecer, Harry tenía razón. Había sobrevivido una vez más. Cuando el Director fue a hablar con él la tarde siguiente, estaba sentado en la cama de la enfermería. Aunque todavía estaba pálido y herido, su vida ya no estaba en peligro. El joven se sintió incómodo bajo los perspicaces ojos del Director. El anciano tomó asiento a un lado de la cama, y Harry se ruborizó cuando detuvo la mirada azul en su hinchado vientre.

—Hola, mi muchacho. Espero que te sientas mejor. Me sentí bastante impactado al verte así de nuevo. Había esperado que no terminarías en la enfermería durante un previsible espacio de tiempo. Pero no podemos cambiar eso ahora, ¿verdad? Entonces, Poppy me dijo que vas a tener una pequeña. Me encantó escucharlo. Felicitaciones —ante la sorprendida mirada de Harry, sonrió y continuó—: Lo que no termino de entender es porqué no me lo dijiste. ¿Seguramente, debes haber sabido que yo haría todo lo posible para ayudarte con esto?

Harry suspiro y tocó su barriga, en un gesto protector.

—Profesor, estoy seguro que Poppy le ha contado las especiales circunstancias en que mi hija fue concebida, ¿no? Sólo deseaba algo de tiempo en paz antes de que mi vida se convirtiera en un infierno una vez más. Además, estaba algo preocupado pensando si me permitiría continuar enseñando Defensa, una vez que lo supiera. Y estaba el hecho de que necesitaba acostumbrarme un poco a toda la situación. Antes de enterarme que estaba embarazado, ni siquiera sabía que esto fuera posible para los hombres —bajó la mirada hacia su mano derecha, que ahora trazaba pequeños círculos sobre su vientre hinchado.

Eso era algo, Albus se dio cuenta, que él había hecho antes. Ahora, en retrospectiva, el anciano se sorprendía de no haberlo notado. Incluso ahora, tan pálido como estaba, dolorido y con sombras oscuras bajo los ojos, parecía resplandecer. Era verdad lo que se decía sobre el embarazo, hacía que la gente brillara. Sacudió internamente la cabeza ante su propia ignorancia, pensando que había estado saltando a conclusiones precipitadas. Había asumido que los cambios positivos en el joven se debían a la satisfacción que le brindaba su nuevo trabajo y al hecho de que Voldemort ya no estaba, cuando todo el tiempo, la razón había sido esa pequeña.

—Creo que en parte es mi culpa. Poppy me convenció de que debemos hacer algo sobre educación sexual en la escuela. Quizás las cosas hubieran sido diferentes si hubieras sabido sobre los embarazos masculinos —el Director sonaba descontento.

—No creo que hubiera hecho demasiada diferencia —declaró Harry. Se movió un poco en la cama, tratando de encontrar una posición donde no doliera tanto, antes de mirar al anciano a los ojos—. Incluso si yo hubiera tenido conocimientos sobre la posibilidad de quedar embarazado, no hubiera tomado ninguna poción. No tenía intención de conseguir esa clase de acción esa noche, ¿recuerda? Aunque pienso que su idea será una bendición para los futuros estudiantes.

Albus hizo una ligera mueca de dolor ante la mención de los eventos de esa noche. Sonriendo con tristeza, el mago más joven intentó tranquilizar al anciano sentado al lado de su cama. Estaba tan enfermo de esas miradas de lastimera conmiseración. Se las había ganado con demasiada frecuencia durante los últimos años. ¿Cuándo aprenderían que esa era la mejor forma de provocar su temperamento?

Sus ojos se estrecharon y su tono se volvió ligeramente más frío mientras replicaba.

>>¡Por favor, no me mire así! Al principio, estaba disgustado, por supuesto; pero, actualmente, ya no es así. Además, yo no me siento violado. Recuerdo que me sentí bien e incluso animé a quienquiera que me estaba tocando. Pensé que estaba soñando. Sé que, técnicamente, es violación, ya que estaba drogado, y que debería sentirme horrible, pero no es peor que cualquiera de las cosas que Voldemor me hiciera. De hecho, alguien me dio un obsequio maravilloso. Puede que no sepa quién es su otro padre, pero amo a mi hija profundamente. ¡No me sentiré apenado por tenerla!

El brillo de los ojos del Director regresó ante esas palabras. Era bueno ver que Harry no había perdido su espíritu.

—Siempre encuentras la forma de ver lo bueno en todo. Lamento realmente que estés de nuevo en esta situación. Pero prometo que te ayudaremos. ¿Entiendes que debo hablar con los Jefes de Casa y el resto del profesorado? Debemos evitar el chismorreo tanto como sea posible. Y, por supuesto, te apoyaremos en lo que necesites. Planeo hablar hoy con los Jefes de Casa, pero prefiero no decirle al resto del personal hasta que puedas reunirte con nosotros. ¿Es eso aceptable o deseas que aguarde hasta que seas capaz de asistir a las reuniones?

Estremeciéndose ante el pensamiento de tener que ser testigo de la reacción de Severus, el joven se sintió agradecido de no tener que reunirse con ellos.

—No, está perfecto para mí. Dígale a Minerva, Severus y los otros Jefes, y yo estaré ahí cuando le cuente al resto del personal. No creo que pudiera pasar por esto dos veces, de todas formas —suspiró y se acomodó en la almohada, mientras otra oleada de dolor lo atravesaba. Casi a tiempo para la siguiente tanda de pociones.

El Director se levantó, tocando la pálida mano de Harry por un segundo.

—Descansa, mi muchacho. Todo va a estar bien, ya lo verás. Y no te preocupes por tus clases. Tus estudiantes ya te extrañan. Encontraremos una solución que nos satisfaga a todos. No te quitaré eso, lo prometo.

Segundos después, Harry escuchó como la puerta de la enfermería se cerraba.



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Media hora más tarde, cuatro preocupados profesores estaban sentados en la oficina de Dumbledore. Les había sido dicho que Harry estaba fuera de peligro, pero nada más. Actualmente, estaban aguardando para conocer toda la historia. Severus apenas había dormido durante la noche, y había estado todo el día de mal humor. Ahora, sentado allí con una taza de té en las manos, perdió la paciencia con atroz rapidez.

—Director, ¿podría decirnos, por favor, qué está pasando? Si es cierto que Harry está mejor, ¿por qué no se nos ha permitido ir a la enfermería? ¿A qué se debe un comportamiento tan reservado? ¿Tiene algo que ver con el accidente? ¿Acaso un ataque? Deberíamos saber si Voldemort ha regresado, ¿no? —su tono sonaba enfurecido. Los demás profesores lo observaban con una mezcla de desaprobación y asombro. Pero Albus sólo sonrió.

—Severus, mi muchacho, cálmate, por favor. Bebe tu té. Explicaré todo. De nuevo, ésta es una situación difícil para Harry. Espero nada menos que el completo apoyo de todos ustedes. Pero lo más importante, deben evitar el cotilleo tanto como sea posible —lanzó una rápida mirada a los preocupados rostros de sus profesores—. Iré directo al punto; Harry está embarazado.

Una violenta punzada de celos atravesó a Snape. A su lado, podía escuchar los jadeos de los otros Jefes de Casa.

“Él encontró a alguien más y ni siquiera lo noté”, pensó Severus, incapaz de luchar contra el dolor de su pecho.

—Él no parece embarazado —se escuchó decir a sí mismo. Que estúpido comentario para alguien que maneja la magia. Y luego, agregó—: ¿Cuándo se embarazó y dónde está el otro padre? —podría haberse abofeteado por sonar tanto curioso como lastimado.

—No sé quién es el otro padre, Harry me dijo que iba a ser padre soltero. Y respecto al ‘cuándo’, sucedió la noche de la celebración de la victoria. Esto quiere decir…

El resto de las palabras del Director pasaron desapercibidas para Severus Snape.

“La noche de la celebración de la victoria. La noche que pasó en mi cama. La noche que no puede recordar. Oh, Merlín…”. La comprensión lo golpeó como un cubo de agua fría. “¡Él está embarazado con MI bebé!”

Ese fue el último pensamiento antes que el profesor de Pociones Severus Snape, antiguo Mortífago convertido en espía, y el más temido profesor de Hogwarts, se desmayara.




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