Capitulo 2
Diez años habían pasado desde el nacimiento de Demetrius y Theora, ahora ambos niños crecían entre juegos y risas cuidados muy de cerca de un celoso Cleon que con sus 18 años ya pertenecía al ejercito del emperador romano y pronto partiría a Roma para un servicio militar bajo el mando de uno de los más fieros generales de su majestad, el general Stephano Lyssander Julius Augustus, comandante de la décima legión romana
Cuando lo pensaba demasiado se ponía nervioso y no era que el entrenamiento militar espartano fuera suave, todo lo contrario, pero temía decepcionar a su papou Syrus el poderoso militar macedonio del que corrían leyendas de su habilidad con su magia y con su espada, le rogaba a la sabía Atena hacerlo merecedor de llamarse hijo de Syrus Tellis
-¿Qué piensas Apostolos?- la dulce vocecilla de su hermano lo sacó de sus pensamientos
-En que cuando me marche voy a ser liberado de una molestia que me sigue a todos lados- bromeó- creo que lo conoces, de cabello negro y brillantes ojos verdes
-¿Soy una molestia? ¡Ahora verás!- pero el pelirrojo mayor ya había salido corriendo antes que su pequeño hermano se diera cuenta <<Realmente le ha hecho bien el entrenamiento. Me pregunto porque Papou no me dejó ir>>
-Ustedes dos son unos trogloditas- la cantarina voz de su hermana hizo que Cleon se detuviera de pronto haciendo tropezar a Demetrius- Demetrius deberías repasar tus lecciones no creo que le haga gracia a ninguno de nuestros padres que su hijo sea un ignorante- Demetrius que ya se conocía los sermones simplemente se limitaba a limpiarse el hermoso peplo de seda color esmeralda. Esto hizo que su hermana soltara un gruñido desesperado- Por favor Cleon hazlo entender- rogo la niña
-Demetrius creo que se te han asignado tareas además de seguirme a todos lados y cuidar de la pequeña Rhea- le amonestó
-Pero apóstolos- trató de reclamar pero al ver la severidad en el rostro de su hermano mayor supo que había perdido- Para tu información repasé en la mañana la lección de hoy, las lecciones de Aristoteles y Platón te las puedo repetir con puntos y comas. ¡No soy un irresponsable!- al decir esto salió corriendo pasando de lado de su padre Syrus que miró a sus hijos severamente, Demetrius siempre sería su bebe y con la llegada de la pequeña Rhea eso no cambiaba. Dio media vuelta creía saber donde se encontraba su hijo
Leonidas estaba en su habitación estudiando las últimas compras de grano y ganado de la villa cuando sintió que unos bracitos lo rodeaban casi tirándolo de la silla, no tuvo que preguntar a quien pertenecían, simplemente se limitó a consolarlo
-¿Qué sucede bebe?
-Es que… mañana se va Cleon… y yo quería pasar la tarde con él… estábamos jugando… y llegó Theora… y dijo que no había estudiado… y Cleon me regañó…- logró decir entre sollozos
-Tranquilo cariño, Cleon no se enojó, solo quiere que seas un doncel inteligente que pueda presentar a sus amigos- trató de consolar
-Papou te juro que todos los días estudio, aunque nadie me ve, lo prometo, me se las lecciones de los grandes pensadores, puedo hablar latín, se de matemáticas y escritura en griego y latín, incluso papou Syrus me enseña un poco de Persa- Leonidas sonrió haciéndole ver que él si se daba cuenta de todos sus esfuerzos para que sus padres estuvieran orgullosos de él y lo arropó en sus brazos meciéndolo como cuando era un niñito asustado de una tormenta
Demetrius sintió en su mejilla la cálida hinchazón de los pezones de su papá y de pronto se le antojó el manjar más dulce que la mismísima ambrosía de los dioses. No se atrevía a pedir aquél alimento pues ya era un niño grande, y debido a su don, con muchas responsabilidades y formas que tomar como si ya fuera un ciudadano en pleno derecho, pero solo esta vez, solo por hoy quería que su papou lo arrullara entre sus brazos y quedarse dormido ahí. De pronto vio como su papa se soltaba un hombro de su pesado peplo dejando descubierto su pecho y con una caricia acercó a su hijo a su pezón y sin pensarlo dos veces Demetrius comenzó a alimentarse mientras escuchaba la voz grave de su papou cantándole al oído
Esa fue la imagen que Syrus descubrió al encontrarlos en su habitación, al ver que su bebe se estaba quedando dormido se acercó despacio a ellos y con sus dedos comenzó lentas caricias por el sedoso cabello que cubría los pequeños hombros de su hijo.
Momento después Leonidas sintió que su pequeño había dejado de mamar, Syrus lo retiró de su regazo y con suavidad lo dejó recostado en la enorme cama para arroparlo con una manta, cuando volteo vio a su esposo sobándose el pecho con una cierta molestia reflejada en el rostro
-¿Qué sucede cariño?- se acercó a él preocupado
-No es nada amor, es solo que la fuerza de un bebe de 2 meses no se compara con la de un bebe de 10 años- le tranquilizó con un gesto y ambos padres vieron a su bebe acomodarse entre la manta- Ven vamos afuera
Cuando salieron de la habitación encontraron a sus hijos mayores esperando por ellos con un gesto de arrepentimiento ensombreciendo sus rostros
-No voy a hablar con ustedes, porque no se de lo que sería capaz de decirles- este comentario de Syrus acongojó más a los hijos mayores de la pareja. Y como siempre ocurría cuando se alteraba una cálida mano se posó sobre su brazo
-Lo que su papou les quiso decir es que nunca deben juzgar antes de conocer. – Aleccionó con el seño fruncido, sus hijos habían sido muy duros con su bebe y lo peor habían prejuzgado antes de conocer los hechos completos, algo que ninguno de ellos aceptaba- Demetrius fue juzgado antes de conocer su defensa ¿Qué tienen que decir a eso?- Sus hijos estaban completamente serios- Estoy esperando- apuró
-¡Basta!- Syrus no permitiría ese comportamiento de parte de un futuro militar- Cleon ven con migo- su hijo lo miró con los ojos abiertos como platos mientras que su hermana lo miraba con temor y quiso seguirlo, su apóstolos era la fortaleza de los dos hermanos gemelos y con él podrían enfrentar lo que sea, pero sola… no estaba segura, ella nunca había visto a sus padres de ese modo. Al dar el primer paso sintió una mano sobre su hombro
-Tú vendrás conmigo, Theora
Guió a su hija a la habitación de la niña que estaba al final del pasillo justo al frente del propio donde su pequeño descansaba
Al estar acomodados en la pequeña salita dentro de la habitación el comenzó a hablar
-¿Qué sucedió?- y antes que el pudiera decir otra cosa su hija ya soltaba tristes lágrimas
-Lo siento papou, yo solo quería que Demetrius estudiara, no sabía que ya lo había hecho
-¿Y no crees que hubiera sido mejor preguntar antes de acusar?- no podía ser flexible con algo como esto, no quería que sus hijos fueran prejuiciosos e injustos
-Si, creo que si- murmuró la respuesta
-Cariño quiero que te des cuenta que con ese tipo de comportamiento hieres a las personas, tu hermanito estaba muy triste
-Oh papou, quiero disculparme con él y decirle que ahora preguntaré antes de juzgar a las personas- Leonidas vio el sincero arrepentimiento en los ojos de su hija, sabía que sus hijos tenían buenos sentimientos, suspiró complacido
-Lo harás cuando despierte cariño, ahora está descansando. Ahora vamos con tu hermano y tu padre
Syrus tomó el camino más largo para llegar al despacho para poder calmarse un poco antes de hablar con su hijo, no creía en los castigos a golpes pero si concedía que había veces que una cachetada era ganada y el comportamiento de su hijo mayor lo acercaba a ese destino, por eso quería calmarse antes de hacer algo de lo que se arrepentiría y más con su carácter
Entraron y Syrus se acomodó en su sillón tras su pesado escritorio mientras que su hijo lo hacía en una silla frente a él. Syrus soltó el aire antes de hablar
-Hijo mañana te iras a cumplir con tu deber, pero me inquieta que lejos aprendas cosas si las lecciones de casa son tan endebles para ti
-¡No papou!- se apresuró a contestar- Tú y papou Leonidas nos han enseñado bien- Syrus cerró los ojos y se los talló con una mano
-No lo se hijo, Theora es apenas una niña y aún está aprendiendo, pero ¿y tú?- Vio como Cleon se encogía en la silla- Ya casi eres un hombre y Leonidas y yo esperamos de ti mucho más de lo que fuiste capaz de demostrar en el jardín esta mañana
-Lo se- Cleon agachó la mirada, no se atrevía a ver la decepción en los ojos de su papou <<Apenas en la mañana oraba a la dulce Atena para ser llamado hijo de Syrus por su fuerza en combate, pero ahora se que también debo pedir por sabiduría>>
-Cleon, la guerra no debe ser solo matar personas del enemigo, sino mostrar misericordia con ellos, ser capaz de discernir sin que nadie objete tus decisiones. Como mi hijo se que llegarás muy lejos y cuando seas comandante, una legión completa de hombres estará a tu servicio. Escucha consejos pero no permitas que nadie nuble lo que tú sientas correcto- volvió a soltar el aire, en ese momento supo lo que le estaba costando estar sereno
>>Demetrius te admira Cleon, sabes que él nunca será un guerrero aunque desee serlo
-Disculpa papou pero ¿porque dar a conocer su don? él sería libre de hacer lo que quisiese
-Eras muy niño cuando todo pasó Cleon pero estoy seguro que recuerdas a tu madre- su hijo solo asintió- Tu papou Leónidas nunca habló de su don con nadie porque temía ser apartado de su familia, así que él y tu madre acordaron casarse. No me mal entiendas ambos se quería mucho, pero ninguno vivió un matrimonio pleno y de lo que Leónidas se arrepiente es que ella nunca conoció el amor como él; Leónidas por ocultar su don mermó la vida de Theone, no quisimos que nuestro bebe viviera de esa manera
>>Hijo, necesitas ser más fuerte de lo que eres, no hablo del manejo de espadas o de magia, sino de pensamiento. Toma tus decisiones y vive con las consecuencias, así es como te convertirás en un hombre
-Lo haré papou, lo prometo- Syrus le sonrió sabiendo que su hijo honraría su palabra, pero siempre se preguntaba si él seria un buen ejemplo para sus hijos, con ese carácter impulsivo que tenía.
-¿Papou?- una vocecilla adormilada los interrumpió.
Syrus vio en la entra a su bebe arrebujado en la manta que estaba firmemente sujeta con su manita mientras se restregaba los ojos con la otra
-Pasa Demetrius- el niño aceptó la invitación de su padre y corrió a acomodarse en el regazo de este, pasando sus dos bracitos por el cuello de Syrus
-No me llames Demetrius en casa papou, siempre quiero ser tu bebe- Demetrius sintió como su papou se tensaba y se acordó de su hermanita- Lo siento papou, yo…- agachó su rostro escondiéndolo en el pecho de Syrus, pero ahora fue su turno de asombrarse cuando los fuertes brazos de su papá lo sujetaron fuerte contra su pecho
-Siempre bebe, siempre serás mi pequeñito aunque tengas cien años- Demetrius se sintió protegido en esos brazos fuertes y en ese momento supo que se enamoraría de una persona que lo hiciera sentirse tan seguro como cuando estaba con su papou
Cleon vio toda la escena desde su lugar sin interrumpir a su familia, definitivamente Demetrius era una bendición de los dioses. Con su cuerpo varonil se esperaba de él fuerza y a él le constaba que la tenía por eso había abogado por su hermanito en el deseo de seguir una carrera militar, pero ahora comprendía porque ninguno de sus padres había aceptado.
Su hermanito era demasiado dulce y puro para ver los horrores en un campo de batalla; él merecía una vida dichosa y tranquila en una villa con un esposo que lo amara y muchos niños correteando a su alrededor llamándolo papou
Su hermanita, también era muy dulce pero le gustaban demasiado las reglas y el estudio como para seguir otro camino que el sacerdocio. Toda la familia sabía eso, como mujer no podía aspirar a escriba o tener su propio negocio, pero como sacerdotisa aprendería mucho más de magia, pociones y yerbas de lo que nadie podría enseñarle en casa, además Cleon sabía que ella sería devota al dios de su elección, pero lo más probable es que ella siguiera el camino de alguno de los dioses gemelos, como ella. Lo que no le quedaba muy claro era de cual.
Dom Jul 12, 2009 6:13 pm
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