Aceptando sentimientos. Capítulo primero: ¿Pasado en común?

Bueno, aquí esta el primer capítulo, hiper corregido.

Que lo disfruten.

Aceptando Sentimientos.

Resumen: “Los sueños, son solamente eso, sueños. Pero qué sucede cuando nuestro subconsciente nos abre ventanas que no podemos ignorar, qué sucede cuando nos muestra la llave que abrirá puertas necesarias para vencer al destino y al mismísimo mal”

Clasificación: NC-17

Género: Romance, Angustia

Advertencia: Lemon

Aclaraciones: Si bien algunos de los personajes y nombres son sacados de la mitología griega, no se rigen por esta. Hago esta aclaración por si algunos de ustedes saben de mitología o al leer quieren averiguar y se encuentran con incongruencias al comparar con la historia.

Harry Potter lamentablemente no es mío, pertenece a JK Rowling, hago esto sin finalidad de lucro a menos que algún día alguien loco quiera pagarme. XD

Capítulo primero: "¿Pasado en común?"


Harry sabía que debía levantarse, pero no quería. A penas si había podido dormir algo durante la noche, se sentía cansado y abrumado por esos sueños.

En ellos él se veía como un Dios griego de nombre Hebe, el cual se enamoraba de un humano, un ¡hombre!, para ser más preciso. No es que a Harry le incomodase este hecho, pero la verdad nunca se había planteado el tener deseos por alguien de su mismo sexo.

Lo perturbador, es que en esos sueños, las sensaciones y emociones eran demasiado vívidas, tanto así que podía recordar hasta el último detalle como si hubiese sido algo que le ocurriera el día anterior. Eso no pasaba con sus otros sueños, en los cuales con suerte podía rememorar algún vestigio borroso.

- Harry, ¿te encuentras bien?, luces muy cansado- decía Ron un poco preocupado.

- Si Ron, estoy bien lo que pasa es que no he podido dormir mucho- respondió Harry, con voz cansada.- Ya sabes, los sueños- agregó.

- Pues, me parece que te están afectando más de lo que crees- hizo una pausa y colocó una mueca burlona en su rostro- Te estás colocando el chaleco al revés, y si no me equivoco, tu camisa tiene los botones mal abrochados.

Harry se sonrojo al darse cuenta del desastre que tenía en sus ropas. Pero si era franco, la verdad a penas si estaba conciente de lo que hacía. Ni siquiera recordaba cuando fue que se levantó y comenzó a vestirse.

- Bueno- dijo Ron- Mientras tu arreglas eso-señaló las vestimentas de su amigo- Yo me adelanto al comedor, mira que ya se nos está haciendo tarde para pociones.-Hizo una mueca de desagrado- Es horrible tener que aguantar al murciélago grasiento de Snape- decía con enojo- Malditos sean los requisitos para entrar en la academia de Aurores.

- Crees que no lo sé, pero lamentablemente si queremos seguir ese camino, tendremos que saber sobrellevar a Snape- decía desanimadamente Harry.

- Bueno, últimamente tu haz mejorado mucho- dijo pensativo- Yo a penas pude alcanzar el límite de nota requerida para quedar en pociones y eso gracias a la ayuda que Hermione me dio en el último minuto. Pero a ti te fue bastante bien en tus TIMOS, de hecho, sorprendentemente bien.

- No me lo recuerdes, tuve a Hermione pegada durante una semana, destacando mi "gran progreso en las materias y las habilidades naturales que saqué a relucir, las cuales sólo por un resentimiento infantil, no había querido explorar"- dijo con tono de desagrado.

- Bueno, tú sabes como es ella- agregó Ron con tono divertido- Se entusiasma demasiado cuando de estudios se trata. Bien, me voy, te veo en el comedor- caminó hacia la salida- Apresúrate, o no llegarás a tiempo. Te guardaré algo de comer.

- Gracias Ron, te alcanzo en un momento. Deja que logre desenredar el lío que hice en mi corbata- dijo frente al espejo frustrado.

- Vaya amigo, si que estás mal- y con ese comentario, salió de la habitación.

- Gracias por tu apoyo "amigo"- dijo Harry irónicamente al aire- ¡Al fin!- agregó triunfante al desenrollar su corbata- Si esto sigue así, terminaré revolviendo calderos con mi varita. Vamos Harry, concéntrate.- dándose ánimos se encaminó al Gran comedor.

Al llegar, distinguió de inmediato la cabellera roja de su amigo, el cual tenía la cabeza literalmente hundida en su plato de comida. También noto, que Hermione no se encontraba ahí.

- No sé cómo haces para no ahogarte- le dijo Harry a su amigo, mientras tomaba asiento a su lado.

- Es una habilidad natural, ya sabes- dijo divertido- Aunque no creo que Hermione este una semana destacándola- agregó, acercándole a Harry un plato de cereal con leche y unas tostadas.

- Gracias- dijo recibiendo el plato- Y no, la verdad es que Hermione no lo haría- dijo riendo al comentario- Hablando de ella, ¿en dónde está?

- Pues, no la he visto. Aunque conociéndola, debe estar sumergida en algún libro en la biblioteca.- dijo con burla.

- Si, es probable.- le respondió Harry comenzando a comer.- Espero no se le pase el tiempo y llegue tarde a pociones.

- Hablamos de Hermione, ¿no?- dijo riendo- El día que ella llegué tarde a una clase sabré en verdad que algo grave pasa.

- Si, es cierto- dijo riendo.- Y menos lo hará en la clase de Snape, este aprovecharía y nos quitaría 50 puntos.

- Bueno, no es que necesite muchas excusas- dijo con desagrado- Y hablando del murciélago, ¿no has notado que últimamente ha estado de muy mal humor?, o sea, peor del que ya acostumbra, no es que me importe lo que le pase, pero sinceramente ya era desagradable soportarlo con su carácter normal, ahora que está peor, es un verdadero suplicio- dijo Ron.

- Si, por supuesto que lo he notado, tú sabes que ama meterse conmigo- dijo con molestia.- Pero la verdad, no me interesa- dijo Harry bostezando.

- Vaya hermano realmente se te ve mal- dijo Ron.- ¿No has probado tomar una poción para dormir sin sueños?- preguntó.

- Claro que si, pero no da resultado- dijo- Creo que ya me resigné. Ahora vamos a clases que llegaremos tarde si seguimos entreteniéndonos aquí.

- Sí, es cierto- dijo Ron.

Ambos se pusieron de píe y abandonaron el Gran comedor, dirigiendo sus pasos a las frías mazmorras.

Cuando iban llegando aparece Hermione, luciendo muy atareada.

- ¡Harry, Ron!- les llamó la chica, corriendo hacia ellos.

- Hermione, ¿en dónde estabas?- dijo Ron.

- ¿Yo?- divagó por un momento- En la biblioteca por supuesto- dijo con un tono nada creíble- Bueno eso no importa, los estaba buscando para ir a clase, ya se nos hace tarde- dijo y comenzó a caminar apresurada en dirección a las mazmorras.

- Definitivamente, algo se trae. ¿Qué es lo que le sucede últimamente?- le preguntó Ron a Harry.

- No lo sé Ron, pero mejor vamos tras ella o Snape nos matará- dijo Harry y siguiendo el ejemplo de su amiga apresuró el paso.

- Si, vamos- dijo Ron mientras veía como Harry se adelantaba.- Hay que ver, una que desaparece por motivos desconocidos y otro que esta en una dimensión paralela, tener yo que lidiar con esto cuando a penas puedo con los deberes- dijo ya en un suspiro, mientras se disponía alcanzar a Harry.

Al llegar a clases vieron que Hermione ya estaba entrando en el aula de Snape, ellos la siguieron y se dispusieron a sentarse como ya era costumbre lo más lejos posible de la mesa del profesor, dando gracias por haber llegado a tiempo.

De repente un gran estruendo interrumpió el silencio, llegaba el profesor, azotando la puerta al pasar, y como ya era costumbre en esos últimos días, venía de un genio terrible.

- ¡Silencio!- dijo Snape, aunque no había nada que silenciar, ninguno de los alumnos, ni siquiera los Slytherins se sentían confiados para hablar.- Los ingredientes y el procedimiento están el pizarrón- diciendo esto hizo un movimiento con la varita con lo cual aparecieron palabras y medidas para el trabajo ha realizar - Comiencen ahora y más les vale hacer silencio y no cometer errores.

- Vaya, hoy está peor de lo que imaginé- dijo Ron a Harry, en un susurro burlón.

- Guárdese sus comentarios Sr.Weasley y esos serán 10 puntos menos para Gryffindor- dijo Snape, lanzando una mirada de rabia.

Ron no se atrevió ha decir ni una sola palabra más y Harry que a penas se dio cuenta de lo que sucedía, se puso ha trabajar en su poción.

Pasó una hora, en la cual no había habido ni un solo comentario o problema. Al parecer, todos estaban lo suficientemente intimidados para no hacer otra cosa que fuese concentrarse en su poción.

Snape, se deslizaba calladamente, mirando con ojo crítico las pociones de sus alumnos. En algunas, como en la de Ron fruncía el seño, pero no hacia mayores comentarios.

Hasta que se detuvo en el lugar de Harry, y con una sonrisa de malicia rompió su silencio para realizar su actividad de entretención favorita, provocar al muchacho.

- Vaya Sr. Potter, veo que está mejorando- dijo Snape, sorprendiendo a Harry- la verdad ya era hora de que hiciese algo bien, le costo casi 6 años- agregó con burla, mientras en el aula sonaban las risas de lo Slytherins, que adoraban ver como su profesor favorito humillaba a ese idiota de Potter.

La verdad su jefe de casa había estado las últimas semanas con un humor horrible y por ello agradecían que ese susodicho mal humor no hubiese afectado el espectáculo de diversión por excelencia de ellos, ver como Potter era ridiculizado.

Harry, por su parte no dijo nada, sólo intentó ignorar el molesto comentario, decidido a no caer en el juego del profesor.

Snape, que no se iba a dar por vencido sin haber provocado a Potter, se acerco demasiado al lugar en donde el joven trabajaba, rozando sin querer la mano del muchacho con la suya.

Este hecho hubiese sido pasado por alto si luego de eso no los atacara un estremecimiento y miles de imágenes pasaran por la mente de ambos.

En la mente de Snape.

- Que aburrido estoy, estas celebraciones son demasiado monótonas- dijo Dionisio mirando alrededor- Creo que mejor iré a dar una vuelta por el bosque.

Sin perder más tiempo, se dispuso a recorrer el bello lugar, llegando a las cercanías de un tranquilo lago en el cual le gustaba pasar su tiempo libre.

Pero algo no estaba bien, ¿Qué era esa luz que salía del mismísimo lago?

En la mente de Harry.

- De qué sirve la vida eterna, si no hay nada que hacer- decía Hebe desanimado- Hasta los mortales lo pasan mejor que yo- agregó mientras miraba con nostalgia como en la tierra se celebraba una fiesta- Creo que bajaré un rato, sé que a Papá no le gusta, pero no puedo estar aquí encerrado sin nada que hacer. No es culpa mía que los Dioses sean tan aburridos- dicho esto cerro los ojos y una gran luz lo envolvió- Me apetece ir ha darme un baño al lago- fue el último susurro que se escuchó, antes de desaparecer.

En las mentes de Snape y Harry.

- Esa luz es ¿un chico?- decía Dionisio confundido.

Se arriesgó un poco más, acercándose al lugar para ver mejor y cuando ya estaba a una distancia suficiente, comprobó sin equivocarse que se trataba justamente de un chico.
Pero este no era un muchacho cualquiera, era el ser más bello que Dionisio hubiese visto en su vida.

El pelo negro azabache hasta los hombros, rebelde le caía por el rostro enmarcando así unos ojos increíblemente verdes, rostro armonioso, labios carnosos y rojizos, mejillas sonrojadas y expresión de placer y relajo mientras nadaba. En un momento el precioso joven se levantó y el hombre pudo apreciar con sorpresa que no llevaba nada de ropa puesta, eso mandó el poco autocontrol que le quedaba al olvido, haciendo visible su reacción física ante tal espectáculo de piel trigueña.

Ese cuerpo era delicioso, algo más pequeño que el propio, delgado con un bien formado torso, piernas largas y torneadas. Mirara donde mirara sus proporciones eran perfectas.

Su único pensamiento cuando esos ojos verdes lo atravesaron fue que se trataba de un ángel.

El agua esta deliciosa, eran los pensamientos del joven Dios, mientras nadaba en el lago, pero algo lo hizo ponerse alerta- Siento una presencia, un mortal está cerca.

Con estos pensamientos se levantó haciendo que las gotas de agua cayeran libres por su estilizado cuerpo. Aguardó por un momento, sabía que era víctima del escrutinio de ese mortal y eso extrañamente no lo molestaba.
Luego sin poder esperar más, dirigió su verde mirada hacia la del espía, descubriendo así a un hombre que lo observaba maravillado.

- ¿Quién eres tu?- fue todo lo que Hebe pudo decir.

Ese mortal tenía algo que hacía que su cuerpo se estremeciera de manera escalofriante, perdiéndose por un momento en la negra mirada que le era devuelta.- Que mortal más atractivo- era lo único que llegaba a su mente.

Ese cuerpo alto que se apreciaba bien formado a través de la túnica, pelo tan negro como el suyo, pero de aspecto lacio y manejable que le llegaba no más abajo de la barbilla, rostro alargado y pálido, labios delgados que se le hicieron apetecibles, manos elegantes con dedos largos y estilizados.

Estaba perdiendo el control, deseaba a ese mortal, como nunca pensó pudiese desear a nadie.

Dionisio no estaba en mejor estado, cuando la realidad llegó a él se dio cuenta de lo vergonzosa que era su situación. Había sido descubierto in fraganti, mirando al joven bañarse desnudo en el lago y para rematar tenía un notorio problema entre las piernas.

- Hola- si, muy bien, ¿es lo mejor que se te ocurre decir?- Disculpa mi atrevimiento, no sabía que habría alguien en el lago- esa no es excusa para quedarte mirando su cuerpo, se recordó- Me llamo Dionisio y estoy en verdad apenado- dijo sonrojándose levemente.

Hebe lo vio divertido, tenía que recordarse constantemente que los mortales eran bastante pudorosos.

- No te preocupes, no pasa nada- decía Hebe con un tono encantador, que atrajo aún más al mortal.

Este se sintió embrujado por un momento por esa voz, como si escuchase el canto de una sirena, criatura de las leyendas que solían leerle de pequeño.

- De todos modos, me disculpo- dijo cuando recuperó la capacidad de habla- Y dime, ¿cuál es tu nombre?- preguntó, ansiando poder escuchar esa melodiosa voz otra vez.

- Me llamo Hebe- dijo el joven sonriéndole.

- Hebe, es un bello nombre- dijo dándose cuenta muy tarde de lo que había dicho, sonrojándose levemente por segunda vez.

- Gracias, Dionisio- dijo en un susurro el joven Dios.

El hombre de oscura mirada no supo si fue ese susurro tan sensual lo que le trajo su conciencia de vuelta, lo único que captó de repente es que Hebe aún estaba desnudo en la orilla del lago, lugar en donde se había ido a sentar.

- Yo, no te molesto más- dijo con nerviosismo, dándose vuelta dispuesto ha irse.

- Si quieres, puedes quedarte Dionisio- dijo Hebe, mientras miraba al mortal con lujuria.

No sabía cómo se había atrevido ha decir esa frase tan descarada, pero no se arrepentía,
él era un Dios y como tal sabía perfectamente cuando estos encontraban a su compañero de alma.

El calor en el pecho, el descontrol de sus acciones, el deseo de su cuerpo, el desbocado latir de su corazón. Ese hombre, ese mortal de nombre Dionisio, era su alma gemela, lo supo en cuanto lo vio.

- Pero, yo no pue...- pero no pudo terminar su frase, el joven se había puesto de píe y se acercaba con movimientos lentos e hipnotizantes.

Dionisio se sentía en medio de un ritual antiguo y prohibido, esa mirada lo tenía atrapado, esos labios lo llamaban ha caer, ese cuerpo perfecto lo ataba.

- Quédate, por favor.- súplica en un susurro.

Esa voz se transformó en su perdición.

No supo cuando fue que su cuerpo se movió atrapando en sus brazos la dulce silueta del joven de verde mirada. Lo estrechó fuerte, con pasión, como no queriendo dejarlo ir. Acerco su rostro al cabello rebelde de Hebe y lo olió con fuerza, impregnándose de su aroma.

- ¡Ah!- sin poder ni querer evitarlo, el Dios gimió ante las atenciones tan intensas.

Se dejaba hacer por ese mortal, necesitaba con fuerza sentir a ese mortal.

- Bésame- dijo Hebe sin poder aguantar más, con expresión jadeante en su rostro.

Dionisio no se hizo de rogar, no sabía que le pasaba con ese muchacho, él nunca perdía el control de esa manera, pero algo le decía que ese joven que tenía entre sus brazos era especial.

Se acerco a su rostro, saboreando con antelación el necesitado contacto y sin poder contenerse más atrapó esos labios rojizos con pasión, sintiendo un gemido atrapado en su garganta ante el deseo satisfecho. Hebe era dulce, y como el más exquisito manjar, era adictivo.

Pronto ambos necesitaron más, Hebe abrió su boca en señal de desesperación ante más contacto, Dionisio no se hizo de rogar y su lengua acarició presurosa la de su compañero, envolviéndose ambos en un profundo ritual que sólo los amantes podían comprender. La boca del ojinegro ante la falta de aire abandonó la del joven Dios, pero no se quedó quieta, se dirigió al cuello de este, haciendo estremecer el delicado cuerpo, que desesperado se apretó aún más contra el suyo.

Las manos de ambos ya no se estaban quietas, necesitaban sentir más, el ojinegro se deleitó recorriendo el cuerpo desnudo de su acompañante a su antojo, deteniéndose en sus nalgas, apretándolo contra sí, haciéndole sentir el deseo contenido entre sus ropas.

- ¡Ah!- otro ruidoso gemido soltó el de rebeldes cabellos al sentir el contacto.

Ya sin aguantar ni un minuto más despojó de su túnica a su compañero y paseó sus manos por su pecho, bajando cada vez más, deteniendo sus atenciones en la fuente de deseo de Dionisio, que hambrienta se alzaba con descaro.

- ¡Ah, Hebe!- jadeó Dionisio, quien no se esperaba el tan anhelado contacto.

Dionisio, en un acto de pasión desmedida, tomo a Hebe de la cintura y apretándolo contra sí, se lanzó al lago sin parar ni un momento de acariciar el delicado cuerpo.

- Eres un ángel- dijo entre jadeos y besos el mortal.

Cuando ambos estaban sumidos en ese mar de pasiones, inmersos en el ritual más poderoso, un ruido los sobresaltó, y...

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- ¡Ah!- sonaron dos gritos al mismo tiempo en la enfermería del colegio.

- ¡¿Qué sucede, profesor Snape, Sr. Potter?!- Preguntó con exaltación madame Pomfrey.

- Calma Poppy- dijo Dumbledore- ¿Podrías dejarme solo con ellos un momento?.

- Pero director, debo revisarlos...- empezaba ha decir la enfermera.

- Por favor, Poppy- exclamó el director con amabilidad, pero sin admitir replica alguna.

- Está bien Director- dijo la mujer resignándose- Vendré en un momento- agregó.

Todos miraron como la enfermera salía, momento que sirvió para reflexionar un poco.

Harry se sentía confundido, ¿qué hacía ahí acostado?, y peor aún con su profesor en la cama de al lado.

Severus también se encontraba confuso, pero estaba más intrigado, ¿qué quería decirles Dumbledore tan privadamente a Potter y a él?

- Bien- dijo Dumbledore en cuanto la puerta se cerro- Ahora ustedes y yo tendremos una plática- dijo con calma, mirando fijamente a los que consideraba como a sus hijos.

- ¿Qué es lo que pasa Albus?- dijo con premura Severus, él no era tonto y sabía que algo importante sucedía.

- Pasa que sentí una gran cantidad de energía viniendo de este lugar y eso sólo puede pasar porque hay de por medio un hechizo muy poderoso- hizo una pausa para que ambos digiriesen la información- Por eso quiero que me cuenten, ¿qué es lo que han soñado?- dijo Dumbledore ya completamente serio.

Harry lo miraba sin comprender, cómo sabia de esos extraños sueños y aún peor, qué tenía que ver Snape en eso. Se disponía ha preguntar, cuando la voz de su profesor se adelanta reclamando indignada.

- Albus, ¿cómo te las arreglas para saberlo todo?- dijo con un tono desesperado- Y además- agregó ya con rabia- ¡¿Qué tiene que ver Potter con esos endemoniados sueños?!- dijo Snape alarmado.

- El cómo lo sé, lo discutiremos más tarde- dijo con un tono enigmático, como sólo él podía hacerlo- Y sobre Harry, pues creo Severus que tiene mucho que ver en este asunto.

- ¿Qué asunto es exactamente ese, profesor?- preguntó Harry, al cual tanto misterio lo estaba poniendo nervioso.

- Pues que al parecer, tú y el profesor Snape han estado teniendo los mismos sueños desde hace algún tiempo- los rostros de sorpresa no se hicieron esperar y antes de que alguno empezara con los reclamos habló- Calma y escuchen- dijo con tono conciliador- Esa energía que se sintió aquí me confirma que ambos están bajo un hechizo y no uno común- hizo una pausa y suspiró, como preparándose para lo que vendría- Si no que, un hechizo de Vidas Pasadas.

En ese momento dos personas lo miraban sorprendidos, ya que si habían entendido bien ellos dos no sólo compartían sueños si no que también ¿un pasado?

Hola!!

Muy buena la continuación. Sev y Harry ya se enterarán de que sus sueños son más que eso, wiii.
pero parece que aún no se toleran mucho, esperemos que pronto recuerden también los sentimientos que sienten el uno por el otro

Eternite, me gustó mucho como te quedó este primer capítulo... La verdad que incluir las visiones es una idea excelente. Ahora me quedo con las ganas de saber que pasa.

muy buen capitulo,   me encanto como esta quedando, me dejaste muy intrigada, voy a leer el siguiente capitulo