Araleh Snape
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| Tema: El Beso del Dementor... Capítulo 9 Sáb Nov 18, 2017 7:04 pm | |
| Capítulo 9
Inolvidable
Tenía tanto miedo de estar imaginándolo que no se atrevía ni a moverse. Severus casi no respiraba, le asustaba que si tan solo parpadeaba vería todo desde otra perspectiva y en realidad aquellos ojos verdes continuaban sin vida. Y de pronto, otro milagro sucedió.
— Se…Sev…rus.
La voz de Harry sonaba rasposa y ronca pero para Severus fue el sonido más hermoso que había escuchado en su vida. Corrió a su lado dejándose caer sobre la cama, abrazándole con fuerza, sin hacer el menor intento de contener las lágrimas de alegría.
— ¡Harry, mi Harry, al fin has despertado! —exclamó con la voz quebrada.
— Se…ve…rus. —repitió Harry haciendo un esfuerzo por mover sus músculos débiles y abrazarle.
— ¡Esto es un milagro, pero claro que sólo tú podrías lograrlo, te amo, Harry! ¡Gracias, gracias por luchar tanto!
— Te… amo.
— ¡Yo más, por mi vida que no puedes imaginar cuánto te amo y cuán feliz me hace verte despierto!
Severus se apartó un poco para mirar el rostro de Harry, le acarició con la más ferviente veneración, explotando de amor y alegría. Harry le observó en silencio, luego le sonrió y también usó sus dedos acariciando el rostro de Severus tal como el Profesor lo hacía con él.
— Pero dime, Harry, ¿cómo te sientes?... ¿te duele algo? ¿quieres que busque un medimago, mi niño?
Harry inclinó la cabeza sin dejar de sonreír, como si la voz de Snape causara un efecto extraordinario en él.
— Severus… te amo.
— Lo sé, amor, yo también te amo, pero tienes que decirme cómo te sientes.
Nuevamente la expresión de Harry no cambió, miraba alternadamente a los ojos y los labios de Snape y sonreía.
— Te amo… Severus.
Harry rodeó el cuello del Profesor con suavidad, con el más sincero cariño, y nuevamente repitió aquellas tres palabras: “Te amo, Severus”
Esas tres palabras, que primero golpearon a Severus de felicidad, ahora le derrumbaron de angustia al creer entender lo que pasaba. Lentamente, y con el corazón en un hilo, se liberó del abrazo de Harry para estudiarlo.
Notó que Harry no estaba del todo presente aún. Era consciente de su compañía pero nada más, sólo parecía interesarle ver a Severus y decirle que lo amaba. Su mirada no buscó a su alrededor, no se preguntaba dónde estaba, ni por sus amigos.
— ¿Harry, recuerdas algo? —preguntó temeroso de la respuesta.
— Te amo, Severus. —respondió repitiendo lo mismo, Severus contuvo un sollozo, ahora estaba realmente aterrado.
— ¿No quieres saber dónde estamos? ¿Recuerdas lo que pasó en Azkaban? ¿Recuerdas al dementor?... ¿Harry, recuerdas a Ron y Hermione?
Harry ladeó un poco la cabeza, parecía divertido al escuchar tantos sonidos provenientes de esa cálida voz, pero también parecía no entender nada y tampoco mostró interés en encontrarle sentido.
Severus se puso de pie dándole la espalda, estaba sintiendo un nudo muy doloroso en su garganta, creyó que se pondría a llorar como un niño abandonado. Nunca en su vida se sintió tan perdido. No sabía qué tenía qué hacer. Comprendió que la mente de Harry estaba totalmente en blanco, el dementor le había robado todo.
Sintió rabia, odio, miedo, frustración, quería encontrar a Lucius Malfoy donde sea que se estuviera escondiéndose y matarlo con sus propias manos. De pronto escuchó un golpe y al girarse notó alarmado que Harry había querido imitar sus movimientos poniéndose de pie pero sin lograrlo, cayó al suelo al no poder recordar siquiera cómo coordinar sus piernas.
Se apresuró a sentarse en el piso con él, examinándole en busca de heridas pero por fortuna no parecía haber nada serio. Incluso Harry ni se asustó por su caída, quizá ni siquiera recordaba cómo asustarse, tan sólo se concentró en la nueva expresión que veía en la cara de Severus y cómo algo húmedo resbalaba por sus mejillas.
Llevó sus dedos al rostro de Severus para limpiarla, solo en ese momento dejó de sonreír y su gesto imitó al de Snape tornándose triste.
— No, no, Harry, no te preocupes por mí, no dejes de sonreír porque tu sonrisa será lo que me mantenga en pie.
— Severus…
— No recuerdas ni como caminar, pero me recuerdas a mí.
Harry volvió a sonreír buscando nuevamente los brazos del Profesor.
— Severus, te amo.
— Yo también te amo, Harry Potter, te amo con todas mis fuerzas. Vamos a superar esto, te lo prometo.
La voz de Severus volvía a tener un tono de esperanza, algo que a Harry pareció complacer pues cerró los ojos y suspiró disfrutando de la calidez del abrazo de lo único que podía recordar, su amor por Severus Snape.
A partir de entonces, Severus dedicó cada instante de su vida en ayudar a Harry a recuperarse. Aprendió a divertirse enseñándole nuevamente a dar sus primeros pasos, a animarle cuando el más joven se frustraba ante los tropiezos aunque siempre terminaban riendo juntos.
Como la primera ocasión en que Harry logró atravesar caminando toda una habitación sin necesidad de sostenerse, Severus fue hacia él levantándolo en vilo por la cintura, inmensamente feliz por sus progresos. Simplemente no lo pensó, y al bajarlo al piso unió sus labios a los de Harry.
Éste reaccionó apartándose, no por disgusto sino por sorpresa, se llevó la mano a los labios sin dejar de sonreír, sus ojos cuestionando lo que acababa de suceder y al mismo tiempo brillando de placer.
— Fue un beso. —le aclaró Severus—. Lo hacen las personas que se aman.
Harry ya no mostró interés en seguir preguntando, se colgó del cuello de Severus besándolo ahora él. Un poco torpe, pero también impetuoso y feliz por el sabor nuevo que descubría.
Enseñarle a comer fue un poco más difícil, el estómago de Harry se resistía a muchos alimentos después de tantos meses sin haber ingerido nada y casi siempre terminaba vomitando en el retrete. Severus fue paciente, aprendió a moler y licuar para suavizar la comida, a saber identificar qué le proporcionaría más nutrientes que le fortalecieran los músculos y sus huesos.
Le preocupaba también el bebé. No sabía en qué condiciones estaba y seguía sin atreverse a sacar a Harry de su escondite ¿qué pasaría si se lo quitaban? No podría soportarlo, y seguramente Harry tampoco, había notado que el joven se estresaba mucho cuando no lo veía cerca, así que decidió esperar un poco más… sólo un poco más.
Enseñarle a hablar tampoco fue fácil, Harry continuaba indiferente al significado de las palabras, lo único que le gustaba repetir era “Severus, te amo”, aunque había aprendido lo que significaba “no” y “sí”, no las pronunciaba, le era más cómodo comunicarse a través de gestos y señas.
— Por favor, amor, tienes que poner un poco más de tu parte. —insistió Severus pacientemente después de estar casi una hora intentando enseñarle los colores—. Dime, ¿de qué color en la pared de allá? —cuestionó señalando un muro rojo.
— Severus.
— “Severus” no es un color, y “Severus” se va a poner triste si no puede platicar contigo ¿es que no quieres conversar conmigo sobre algo?
— Te amo.
— De acuerdo, ¿qué te parece si lo intentamos con los verbos? Amar es un verbo, yo te amo, ¿tú…?
— ¿Te amo?
— Me amas. ¿Y nosotros nos…?
— ¿Severus?
— Harry, cariño, repite: Nosotros nos amamos.
— Te amo.
Severus bajó la mirada, le desilusionaba no poder avanzar en ese aspecto, pero sobre todo, le angustiaba la posibilidad de que Harry ni siquiera supiera el significado de esas tres palabras. Quizá recordaba cómo pronunciarlas pero quizá también ignoraba la relación con el sentimiento al que estaban implicadas.
Abandonó el sofá frente a la chimenea donde estaban y fue a recostarse a la cama a pesar de que aún era muy temprano. De inmediato, Harry fue tras él como una mascota siguiendo a su amo, se acostó a su lado pero Severus prefirió darle la espalda, estaba demasiado cansado, y en esos momentos ni siquiera sabía si podía tolerar volver a escucharle decir “Severus, te amo”
Harry no se dio por vencido, brincó a Snape recostándose del otro lado en busca de un abrazo, pero nuevamente el profesor le ignoró volviendo a girarse de espaldas. Harry bufó contrariado y le volvió a brincar, lo abrazó con fuerza antes de darle la oportunidad de otro rechazo.
— No, Harry, hoy no tengo ganas de arrumacos. —dijo triste mientras se deshacía del abrazo del chico de ojos verdes—. Perdóname.
Severus volvió a darle la espalda, pensó que quizá era hora de llevarlo a un especialista antes de que fuera demasiado tarde, aunque eso significara que muy probablemente los separarían para siempre.
— Per…dó…name.
El corazón de Severus dio un brinco al escuchar la suave voz de Harry pronunciando una nueva palabra, rápidamente se incorporó volviéndose hacia Harry, éste le sonreía con timidez.
— Perdó…name. —repitió Harry—. Arrumacos… sí… triste… no.
Emocionado, Severus se abalanzó contra Harry llenándole de besos el rostro mientras que éste reía feliz, si eso necesitaba para que Severus estuviera alegre, entonces aprendería a sacar más sonidos de su boca.
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