No es justo. Capitulo 1. fiesta

clasificación: R
Advertencias: AU=Universos Alternos, Mpreg=Embarazo Masculino, Violencia
Géneros: Accion, Angustia, Drama
Resumen: los adolescentes son problematicos de por si, pero que pasaria cuando una adolescente desobedece a sus padres, hasta tal punto como para arriesgar su vida

No es justo

1. capitulo: fiesta


-Ya vale, Genie no puedes ir-le dijo por tercera vez.

-Pero papá irán todos los de mi casa

- A mí eso me da igual-. Le dijo cada vez mas enfadado Severus Snape a su hija mayor de quince años que no entendía que no podía ir a una fiesta.

-JODER ESTO NO ES JUSTO-gritó con desesperación ya harta, llevaban más de una hora discutiendo el tema, ¿pero es que nadie la entendía o qué?. Ella quería ir a esa fiesta, la habían invitado y ya había dado su palabra. Pero esa vez ni su papi la defendía.

-Es que la vida no es justa-le dijo de nuevo el ojinegro. – has sacado muy malas notas, sobretodo en pociones-le recordó

-Además sabemos que en esos sitios hay muchas drogas, alcohol y demás.-le recordó Harry.

-¡Os odio!.- gritó la adolescente, corriendo hasta su habitación donde se tiró encima de la cama.


La chica se dio la vuelta y miró hacia el techo de su cuarto, pensando que no podía ser que su familia no la entendía. Sólo pensaban en sus notas, en su colegio, o en sus hermanos pequeños. Pero que había de ella, ¿y de lo que ella quería y necesitaba?, ¿es que acaso no importaba que ese verano se fuera a quedar en casa? Aquella era la fiesta del año, no podía perdérsela. Sabía que su padre tenía miedo de que les pasara algo, pero es que iban detrás de él, no de ella.

Se acercó a la mesa y cogió un trozo de pergamino y lo miró. Iba a hacerlo, iba a ir a esa fiesta, para eso se había comprado el vestido. Así que sin dudarlo escribió una nota para sus padres rápido, y se cambió antes de salir por la ventana.

Harry miró las escaleras por donde había desaparecido el pelo negro rojizo de su hija, con pena. Sabía que no lo había dicho en serio, pero eso no evitaba que le dolieran sus palabras. Desde que su hija cumpliera los trece años, se había vuelto totalmente imposible, era desesperante.

-Amor, no lo ha dicho en serio.-le dijo a Severus abriendo los brazos para abrazar a su esposo.- está en la adolescencia, y no podemos permitírselo todo.

Harry asintió mientras se daba la vuelta y sonreía a su hijo pequeño quien gateando había ido hasta ellos. Tenia que darle de cenar a los gemelos y al pequeño.

-Debería subirle la cena-dijo Harry sentado en la gran mesa de roble que presidia el comedor. Acaban de cenar ellos también, pero su hija no había dado señales de vida.

-No Harry, ella sabe a qué hora se cena en esta casa-le dijo serio el mayor. Estaba muy decepcionado con su hija, vale que fuera una adolescente. También que estuviera enfadada. Pero sabía que la hora de cenar era sagrada, era el único momento en que los tres estaban juntos.

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Genie había conseguido salir de los terrenos de la mansión de su familia sin ser vista, eso ya era un paso, ahora sólo le quedaba correr, aunque con ese vestido, no era una tarea muy fácil, menos mal que llevaba sus tacones en la mano y puestos otros más cómodos para correr.
Se metió de lleno en el bosque que rodeaba su casa, lo conocía como la palma de su mano, no por nada había crecido corriendo entre esos árboles.

Después de una hora de correr consiguió salir del bosque y llegar a los lindes de la casa de su mejor amiga, quien la esperaba con una sonrisa. Estaba en la fiesta.

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Harry subió con un par de sándwiches para su hija, sabía que lo que ella quería era castigarle por no dejarla ir a la fiesta. Era como cuando era pequeña y le echaba la bronca, se daba la vuelta y les decía “ qué sepáis que me habéis hecho daño”. Toda ofendida.

Llamó a la puerta y aunque no recibio respuesta abrió la puerta.

-Gen cariño te traigo algo de cenar.- dijo sin mirar. Pero elevo la mirada extrañado de no escuchar respuesta.

Miró la gran habitación de su hija, de un lado a otro, desde la puerta del vestidor que había en la pared derecha abierta y evidentemente sin rastro de su hija, el escritorio apoyado en la misma pared que la puerta, la gran cama que ocupaba la parte central de la habitación. No estaba, su hija no estaba. Y la ventana estaba abierta de par en par.
Dejó caer la bandeja asustado, ¿dónde estaba su hija?, ¿y si alguien había entrado y se la había llevado?, estaba amenazado, lo sabía toda su familia lo estaba, a pesar de que esa casa estaba escondida y contenía un guardián. No se fiaba. Y si alguien se la había llevado.

Antes siquiera que llamara a su marido lo tenia detrás de él, mirando la habitación y sabiendo lo que estaba pasando por la cabeza del ojiverde.

Se adelantó y entró dentro de la habitación y vio el papel encima de la cama.

-Se ha ido a la fiesta.- le dijo con una voz que sólo usaba con sus estudiantes.

Harry sintió que el oxígeno volvía a entrar a sus pulmones, no se la habían llevado, sólo se había escapado sólo eso, pensó más tranquilo aunque sintiendo repentinamente un cabreo enorme dentro de él. Les había desobedecido. En cuanto volviera esa niña no saldría de su habitación hasta que tuviera cincuenta años.
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Miró el reloj y a pesar de verlo doble se dio cuenta de que tenía que volver a casa, seguramente sus padres ya sabrían que había salido y la matarían. Pero lo bien que se lo había pasado bien merecía cualquier represalia.

Salió de la puerta como pudo haciendo eses, se despidió de sus amigas y se quitó los zapatos. Se los cambió por unos más cómodos, y se internó en el bosque confiando en sus sentidos, pero sin darse cuenta de que su estado, la orientación no era tan buena.
Se asustó al oír como alguien o algo rompía una rama detrás de ella. Se dio la vuelta y al no ver a nadie pensó que seria algún animal.

La luna llena iluminaba su camino, era una noche preciosa, despejada con una enorme luna. Así que siguió caminando, aunque su equilibrio no era demasiado bueno. Se reía de sus pasos, y hablaba con los arboles.
Pero de repente, sintió que alguien la agarraba de la cadera, y dio un chillido, antes de sentir como algo le tiraba del ombligo y el bosque desparecía de su vista.

Continuara…..