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| La Caja en el Pastel - Capítulo III (Final) | |
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lady_chibineko Duelista
Cantidad de envíos : 730 Fecha de nacimiento : 27/09/1978 Edad : 46 Galeones Snarry : 132108 Fecha de inscripción : 30/06/2011
| Tema: La Caja en el Pastel - Capítulo III (Final) Miér Feb 04, 2015 7:15 pm | |
| Título: La caja en el pastel
Autor: Lady chibineko (Miembro de la Orden Sirusiana y alumna de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía) (Miembro de la Mazmorra del Snarry)
Disclaimer: Todos los personajes de este fanfic pertenecientes a la serie de novelas de Harry Potter son propiedad exclusiva de su autora J.K.Rowling y de la Warner Bros. Yo solo escribo sin fines de lucro y por diversión.
Advertencias: Este es un fanfic del tipo slash, lo que quiere decir relaciones chico-chico; si no es de agrado este tipo de lectura, por favor no sigan. Además pongo de manifiesto que aquí solo se toma hasta el quinto libro como referencia para los sucesos acontecidos, el sexto libro no tiene ninguna relevancia en esta historia y mucho menos el séptimo.
Y ahora al fic...
Capítulo III: Pastelito en la caja
20 de Agosto - 11:37 hrs.
Hagrid y Harry se alejaron con cuidado de la trampa que acababan de colocar para el Gorro Rojo, porque si... recién Hagrid había conseguido el tiempo para ayudar al joven profesor de DCAO para capturar a la sanguinaria criatura mágica. Y teniendo en cuenta que no era casi nada lo que faltaba para el inicio de clases, el mejor momento para hacer cualquier cosa era cuanto antes.
- "Listo, ahora solo debemos esperar. Porque es necesario esperar ¿recuerdas Harry? Te enseñé a hacer esta trampa en el último año en Cuidado de Criaturas Mágicas. Ah, eran buenos tiempos... muy buenos. Extraño esos tiempos."- expresó el semigigante con aire melancólico y Harry tan solo asintió, acostumbrado a que su amigo sacase de la nada comentarios como ese.
Entonces el ojiverde sacó un envase con unos cuantos pedazos de pastel y le ofreció uno a Hagrid junto con una cucharita, quien aceptó sin chistar, aunque con la mirada aún un poco baja y avergonzada. Comieron ambos en silencio un buen rato, dando vistazos hacia la trampa con la esperanza de que la espera no fuese tan larga, aunque lo más probable es que todavía se quedasen unas cuantas horas esperando.
Harry miró al maniquí vestido de joven muggle moverse de un lugar a otro mediante el encantamiento aplicado, moviéndose claramente perdido a los ojos de cualquiera y no pudo evitar compararse a sí mismo un poco con aquel anzuelo para Gorros Rojos. Él mismo, definitivamente, se sentía bien pero bien perdido en aquellos momentos... unos ojos negros y una boca que le había producido cosquilleos a su contacto eran los culpables de aquello.
Entonces, de pronto, Hagrid decidió romper el silencio nuevamente.
- "Harry... ¿tú sabes que no lo hizo de mala intención, cierto? Es decir Sirius, él se preocupa mucho por ti, todos nos preocupamos por ti. Si, si... muy preocupados."- dijo el semigigante mientras jugueteaba con lo que quedaba de pastel y relamía la crema que se le había quedado un poquito esparcida por el bigote.
Harry suspiró.
- "Lo sé Hagrid, trato de entenderlo. Pero trata de entenderme tú a mí, no me agrada ese tipo de cosas, no creo que me vayan a agradar nunca. Y lo más importante, no me gusta que me traten de imponer algo de tanta importancia. Prefiero elegir compañía por mí mismo, ya sabes... con mis preferencias."- explicó Harry lo más sutilmente que pudo para no herir la susceptibilidad del buen guardabosques. De alguna manera Hagrid pareció entender... o por lo menos eso creyó Harry.
- "Pero... es que... demoras demasiado, Harry..."- respondió entre susurros y cucharadas de pastel el otro, y Harry enarcó una ceja.
Harry entonces miró a Hagrid de manera seria.
- "Ese es mi problema Hagrid."- dijo sin un atisbo de humor o condescendencia.
- "Si pero..."
A Harry el asunto ya no le olía nada bien, Hagrid andaba dando muchas vueltas.
- "Hagrid... ¿No estarán intentando nada raro, cierto?"- Hagrid bajó la vista, concentrándola aún más en su pastel- "Hagrid, no estoy para pasar por todo esto una vez más."- expresó el otro muy serio.
- "Pues... yo... pues..."
Harry exhaló un bufido de cansancio ¿¡Es que Sirius no se cansaba!? Pero eso no se iba a quedar así, como que se apellidaba Potter se las iba a arreglar con el perro de su padrino antes de el otro supiese qué demonios lo golpeó.
Hagrid por su lado miró el rostro cada vez más furioso del joven profesor, y aún él se dio cuenta que había metido la pata y hasta el fondo en esa ocasión. Trató de abrir la boca para decir algo que calmara al ojiverde, pero no se le ocurrió nada... que contrariedad. Pensó con más fuerza puesto que estaba seguro de que algo tenía que decir, y pensó... y siguió pensando... Bueno, valía la pena intentarlo.
Abrió la boca para decir alguna cosa, cualquier cosa... cuando un ruido muy fuerte captó la atención de ambos magos.
El Gorro Rojo había caído y aunque luchaba por zafarse de la trampa mágica no iba a ser rival para, en ese momento, un muy cabreado profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.
Hagrid tragó en duro al ver a Harry levantarse e ir con cara de piedra a recolectar a la criatura mágica... ni una sola palabra salió de su garganta cuando notó que hasta el Gorro Rojo se quedó quietecito al ver la furia en los ojos esmeralda, sin embargo no pudo evitar pensar
*Que contrariedad.*
21 de Agosto - 13:24 hrs.
Harry por fin terminó de ultimar los detalles para que el Gorro Rojo capturado no se le escapase. Había tardado todo el día y la noche del día anterior y toda esa mañana pues la criatura había resultado bastante ladina y mañosa, incluso para una de su especie y por cada hechizo que Harry aplicaba para bloquear alguna manera de la criatura de escapar, el mal bicho parecía encontrar otra manera de salirse de su encierro ¡Con razón y había logrado eludir todas las barreras y protecciones de las inmediaciones del castillo y había logrado colarse en los terrenos de Hogwarts! Pero por fin estaba bajo control y Harry se sentía muy orgulloso por ello... aún cuando no hubiese podido continuar con su trabajo en las currículas, ni hubiese tenido tiempo de verlo a... él.
Pero lo mejor era no pensar en ello, no aún, tal vez nunca. No quería arruinar la maravillosa amistad que ahora ostentaba.
Sin embargo no era tiempo de pensar en esas cosas. Era la hora del almuerzo, sin embargo no tenía hambre. Saber que Sirius urdía nuevos planes era más que suficiente para sacarle todo el apetito de manera indefinida. Tenía que solucionar ese problema cuanto antes.
Llegó al comedor, donde los otros docentes ya en medio de sus alimentos lo saludaron alegremente, sin embargo Harry contestó tan solo con un escueto 'Buenas tardes'. Miró alrededor, pero no había señal alguna de su padrino.
- "¿Y Sirius?"- preguntó conciso.
Muchos parpadearon, Hagrid se encogió en su asiento y se hundió en su estofado y Remus por fin respondió, saliendo un poco de la ensoñación que presentaba.
- "No ha venido hoy Harry, posiblemente esté en Grimmauld Place."
Y Remus no tuvo ni tiempo de preguntar si había algún problema cuando Harry dio la media vuelta con toda la intención de llegar al área de aparición para ir a Grimmauld Place. Esto se resolvía ese mismo día.
Unos minutos después, Harry aporreaba la puerta de entrada de la vieja mansión a la espera de que le abriesen.
- "¡Voy...!"- se escuchó la mosqueada respuesta desde el otro lado y el ojiverde pensó que tenía todo el derecho de aporrear así la puerta, Sirius lo hacía todo el tiempo después de todo- "¿Harry?"- preguntó entonces el padrino con gran sorpresa, y Harry ni esperó a ser invitado, tan solo puso a Sirius de lado y se metió a Grimmauld Place con todas las ganas de tumbarse de nuevo a Voldemort de ser necesario, pero de allí no salía sin haberle metido en la cabeza al perro la idea de que su vida privada era eso: SUYA y PRIVADA.
- "Tenemos que hablar, Sirius."- dijo entre dientes y con furia contenida en la voz mientras se dirigía hacia donde él sabía que estaba la sala a paso firme.
- "Harry... ¡Harry, espera!"- fue la súplica de Sirius mientras lo perseguía luego de cerrar la puerta de entrada.
Muy tarde, Harry llegó a la sala donde encontró ni más ni menos que a... ¡Oh, sorpresa!: la bella Atala.
Un tic nervioso asaltó el ojo izquierdo del joven mago mientras sentía a Sirius por fin alcanzarlo y posicionarse justo detrás suyo.
- "Esto, Harry... que sorpresa que hayas llegado. Justo tengo visita... ¡Pero tengo entendido que ustedes ya se conocen! ¿Cierto?. Tal vez quieran hablar y..."
Sirius balbuceaba y la joven, bueno... ella miró a Harry de manera casi depredadora por un instante, justo antes de disfrazar aquella expresión con una carita de ángel, de esas que no mataban ni una mosca. El tic de Harry se intensificó.
- "Basta."- dijo el joven hombre de manera clara, breve pero muy efectiva.
- "¿Eh?"- fue la respuesta de un confundido Sirius. Atala aún lo miraba con carita de mosca muerta... Harry estaba perdiendo la paciencia.
- "Dije que ya basta Sirius."- dijo el muchacho con voz peligrosamente calmada y se giró a verlo- "Te lo advertí la última vez ¡No más! ¡Deja de buscar quien caliente mi cama! ¡NO MÁS!"
Sirius comenzó a sudar frío y miró nervioso a Atala, quien había palidecido apreciablemente bajo todo el maquillaje.
- "No sé de que hablas, ahijado..."
- "Ah, no... de ahijado nada. ¡Te lo estoy poniendo bien clarito, Sirius! ¡Si tanto te gustan las perras entonces mételas todas en tu puta cama y deja la mía en paz!"
Sirius abrió la boca sorprendidísimo; Harry NUNCA usaba palabras como esas, menos frente a extraños. Miró a Atala, la chica tenía una expresión de horror única y la boca completamente abierta, tanto como la de él mismo. Sin embargo pronto la expresión de horror era reemplazada por otra de indignación total mientras se paraba para marcharse de allí lo más pronto posible.
Sirius quizo decir algo para bajarle la intensidad a la situación, pero Harry, quien por el rabillo del ojo había visto la silueta de la chica moverse hacia la chimenea, lista para irse del lugar, fue mucho más rápido y utilizando cantidades de magia que no había utilizado desde los tiempos de la batalla final con los mortífagos y sin mediar movimiento o palabra alguna, la inmovilizó en su sitio... para completo horror de la chica.
- "¿Estaba planeando como meterse en mis pantalones de nuevo, señorita Silverhunter?"- preguntó el chico con voz sedosa mientras giraba una vez más, esta vez para dirigirse hacia donde estaba la joven Ravenclaw.
- "¡Harry!"- exclamó Sirius escandalizado, pero el chico lo ignoró por completo.
- "Oh, yo sé perfectamente quien es usted, así como se perfectamente que nunca le resultará nada de lo que puedan planear para lograr tales propósitos. Entonces ¿planeaban o no como meterse en mi cama hacía tan solo un momento? Le recomendaría no mentir, utilicé algunas veces este hechizo con mortífagos... no les iba muy bien cuando mentían."- aseguró el chico con un extraño brillo en los ojos. La chica tragó duro.
- "Yo... si, eso hacíamos."- por fin aceptó la muchacha y la furia en los ojos de Potter la hubiese hecho saltar hacia atrás de no ser porque estaba inmovilizada.
- "¡Por Merlín, Harry ya basta!"- pidió Sirius asustado y Harry liberó a la chica de su encierro mágico.
Pero aún tenía algo que decir. Estaba furioso como no lo había estado en años y actuaba por completo fuera de sus estándares, pero a esas alturas no podía ni quería evitarlo. Además estaba ese enfado que tenía contra Ravenclaw, que en aquellos momentos exigía derramamiento de sangre. Por supuesto no iba a llegar a tanto, solo iba a sacar algo de toda esa furia afuera...
- "Mira zorra, no te hagas ilusiones. Para siquiera llamar mi atención, tendrías que tener menos arriba y más abajo, si entiendes lo que estoy diciendo."- y si, la chica entendió y miró al otro escandalizada- "Y más te vale no tratar de decir algo sobre mis preferencias, porque desde ya te digo que antes de poder abrir la boca, te retorcerás de dolor como nunca antes. Valoro demasiado mi privacidad, como entenderás. Ahora si me hace el favor, tengo asuntos muy importantes que discutir con el señor Black."
Y Sirius, bueno... Sirius también había entendido y se había quedado de piedra; así que mientras Atalaria Silvenhunter salía de Grimmauld Place para nunca más regresar, Harry sopesaba si maldecir o no también a su padrino.
Decidió que con verle la expresión de idiota total había sido suficiente, pero igual tenía cosas que dejar en claro.
- "Sirius, la última vez hablé en serio. No voy a permitirte otro de tus chistecitos para con mi vida privada, nunca más ¿Oíste? Y sí, soy gay y si, me hubiese gustado hablarlo contigo en otro contexto pero tú mismo te lo buscaste."- señaló Potter mientras daba vueltas y mostraba un rostro menos furioso en el momento- "Así que búscate una vida propia y deja la mía en paz, que para buscar al hombre de mi vida me basto y me sobro yo solo."- y dicho eso dio media vuelta, se dirigió hacia la puerta de salida que se abrió sola y se desapareció hacia los terrenos de Hogwarts ni bien pasó el umbral.
Sirius aún no recuperaba el habla.
22 de Agosto - 21:25 hrs
Harry revisaba bastante desganado lo último que le quedaba, el plan curricular de cuarto para Ravenclaw y Slytherin... la última de las currículas para el presente año. Suspiró de nuevo mientras hundía la cabeza entre sus papeles.
El día anterior no solo había sido malo en relación a Sirius, sino que después de eso se dio cuenta que había olvidado llevar lo que quedaba de pastel. Y encima de todo Severus no había ni asomado su aguileña nariz por las habitaciones. Y no tenía ni idea de que era lo que lo deprimía más, seguro que era un poco de todo.
Y Severus Snape que no llegaba.
- "Condenado..."- susurró Harry incluso más desganado, si eso era posible; mientras garabateaba líneas sobre un trozo de pergamino.
- "¿Problemas al final de camino, señor Potter?"- un susurro se escuchó justo al lado de su oreja izquierda y el ojiverde casi salta hasta el techo.
Acomodándose los lentes, observó al profesor de Pociones reír con ganas mientras se dirigía hasta su sitio acostumbrado en el sofá.
- "¡NO!... haga eso, Severus. Casi me manda derechito al otro mundo."
Severus negó suavemente mientras tomaba uno de los pergaminos con las currículas que Harry había terminado ayer y empezaba a leerla. No eran una mala lectura en absoluto, debía de reconocer.
- "No es mi culpa si el profesor de Defensa no es capaz de escuchar una manada de hipogrifos acercándose en estampida."- respondió el otro.
Y Harry cerró la boca de golpe, recordándose a si mismo sus pensamientos de apenas unos días atrás.
*Reverendamente jodido, Potter... bien, pero bien jodido.*
- "Siii... si, claro. Lo que sea."- dijo mientras enfocaba su atención en aquella última currícula.
Severus alzó una ceja inquisitiva, algo no andaba bien allí.
- "Muy bien ¿De qué me perdí? Estoy seguro de no haber dejado un desastre tan grande desde el día de antes de ayer."
- "Nada."- respondió el otro cual niño chiquito y taimado mientras hundía aún más su atención en el pergamino. No quería que Severus se burlase aún más de él; no que le importase mucho ya, pero es que en ese particular momento no tenía en realidad ganas de nada.
Pero Snape no estaba para que lo ignorasen, sobre todo cuando había corrido en procesar en tan solo dos días las muestras que normalmente le llevaba procesar media condenada semana... No que lo hubiese hecho por ver a Potter, solo que quería tiempo libre para él mismo antes de que empezaran las clases. Pero igual.
Se paró, rodeó el 'nido' de Potter y le quitó el pergamino.
- "Así que Slytherin y Ravenclaw de cuarto año... ¿Son mis alumnos la causa de sus dolores de cabeza?”- dijo con algo de desdén... pensar que se creara una atmósfera tan cargada alrededor del más joven solo por tener que pensar en lidiar con alumnos de la casa de la serpiente. Aunque claro, allí venía el burro a hablar de orejas, y bueno en vista de que ahora tenían una amistad medianamente aceptable y todo eso- "Supongo que podría hablar con los chicos para transmitir sus, oh tan profundos pensamientos y..."
Pero Snape no pudo terminar de hablar y tan siquiera de pensar el final de aquella frase. Harry le arrancó furioso el pergamino para luego casi atacarlo con el mismo, mientras lo agitaba FURIOSO y hablaba tan rápido que apenas y coordinaba las palabras.
- "¡No se atreva! ¡SE LO ADVIERTO! ¡Si les dice una sola palabra!..."- para luego retroceder por completo con rostro de consternación extrema- "¡Mis pobres serpientitas! Luego van a pensar que tengo algo contra ellos ¡No!..."
Muy bien, Severus podía deducir dos cosas de Potter en ese momento. La primera era que el hombre estaba al borde de una crisis nerviosa y la segunda... ¿Sus serpientitas? ¿Potter y los alumnos de la casa Slytherin ¡Se llevaban bien!?. Entonces solo había una cosa que Snape podía hacer en una situación como aquella... si es que no quería perder él mismo la razón.
Tomó por los hombros al balbuceante león y le dio soberana cachetada que lo dejó de nuevo sentadito en su sitio y mirando al oscuro profesor con rostro anonadado.
- "¡Por Morgana, cálmese de una vez Potter!"- de acuerdo, no era su única opción, pero lo hizo sentir mucho mejor- "Y ahora explíqueme con todo y manzanas, que carajos le está pasando. Y desde cuando mis alumnos son 'sus serpientitas'."
El rostro de Harry se tiñó entonces de un rojo profundo mientras su mirada bajaba lentamente hacia el piso.
- "Bueno... yo, este... es que yo..."- y si, para ponerle la cereza al pastel estaba jugueteando con sus propios dedos.
- "¿Entonces son los alumnos de Ravenclaw, de ese particular grupo, quienes lo hacen querer cometer desapariciones de magos de manera masiva?"- preguntó entonces el hombre ya un poquito cansado de tantas evasivas, tratando de comenzar a conseguir respuestas.
Potter arrugó la nariz de tal manera que demostraba molestia y Snape nunca lo había observado hacer eso.
- "Tomaré eso como un si."- comenzó a pasearse por la habitación mientras hilaba ideas- "Y sin embargo, con los Slytherin se lleva bien."- suspiró- "Y yo que pensé que el mundo no podría estar más loco, pero por supuesto cuando se trata de Harry Potter, las suposiciones no bastan."
Snape siguió paseando, metido en sus propias ideas por un rato hasta que finalmente suspiró.
- "Muy bien, si es ayuda lo que necesita para darle una lección a sus mocosos problema, supongo que podría ayudar."
Harry abrió los ojos sorprendido. Aquello era subreal.
- "Sin embargo, tendré que tener una conversación muy seria con las 'serpientitas' una vez que las clases empiecen."
Harry negó rápidamente.
- "No, por favor."- dijo casi suplicante.
Severus se cruzó de brazos muy serio, sus ojos recorriendo el rostro de perrito apaleado del menor durante varios segundos. Finalmente suspiró, extrañamente derrotado.
- "Quite esa cara Potter, que me enferma. Ya, ya, está bien; pero quiero una explicación... comience a darme a entender cómo es posible que el profesor Potter se lleve bien con alumnos de la casa de Slytherin."
Harry se sonrojó un poco, volvió a juguetear con sus dedos y saltó en su sitio cuando Snape emitió un bufido exasperado ante el silencio mostrado.
- "Bueno..."- inició aclarándose la garganta un poco- "Que puedo decir, son buenos chicos. Saben cómo llegarle a uno al corazón ¿sabe?..."
- "Claro que lo sé, son mis alumnos."- exclamó el otro con notable incomodidad ante lo que estaba siendo dicho- "Pero eso no explica el asunto en si."
Harry se removió incómodo.
- "No hay mucho más que explicar, son buenos chicos y yo estoy dispuesto a darle una oportunidad a todos mis alumnos. Si hay quienes la desperdician, allá ellos."- respondió reticencia a decir más y una vez más, un poco de actitud de niño taimado.
- "Potter..."- dijo el otro a manera de advertencia, pero Harry se desinfló todo sobre su escritorio, estrellando una mejilla contra los pergaminos que estaban sobre éste.
- "Ya no importa, todo me está saliendo mal estos días. Primero Sirius, ahora usted..."
Severus alzó una ceja analítica una vez más.
- "¿Está así por el perro de su padrino, Potter? ¿Qué sucedió ahora?"- preguntó mientras se sentaba en su usual lugar en el sofá y cruzaba una pierna al tiempo que acomodaba un brazo sobre uno de los posa brazos para luego soportar el peso de su rostro sobre una mano, un rostro que de pronto tenía un aire un poco travieso- "¿Volvió a tratar de meter a la dulce arpía de Silverhunter bajo sus sábanas?"
Harry profundizó su gesto al inflar un poco las mejillas mientras desviaba el rostro, lo cual fue suficiente para que Snape echara a reír con ganas.
- "No me parece gracioso."- replicó molesto el más joven ante tanta risa que de a pocos iba decayendo.
- "Solo falta que le declare al pulgoso sus verdaderas preferencias."- dijo el otro entre risas quedas y secando un par de lágrimas, luego de un buen rato.
No hay que decir que miró muy sorprendido al más joven cuando la actitud de éste le dijo que no, que aquello ya no faltaba en la lista de pendientes. Snape volvió a caer en las risas, aunque ahora con más fuerza, mientras apenas y se le entendían cosas como 'Loco de remate' y 'Visitar en San Mungo al perro'. Harry se sonrojó con furia ante aquello, pero al final comenzó a reír un poquito también y luego con más fuerza, hasta que lo único que se escuchaba en la habitación eran las fuertes risas de aquel par.
Pasaron algunos minutos más antes de que la calma volviese a la habitación, donde ahora eran dos los que se secaban lágrimas.
- "Hubiese dado el sueldo de un año por presenciar ese sublime momento."- expresó Severus entre risas mientras conjuraba un servicio de té y servía un par de tazas, de las cuales luego le pasó una a Harry.
- "No fue muy agradable todo el asunto. Gracias."- replicó mientras recibía la taza y le daba un sorbo.
- "Tal vez no para usted, pero estese seguro que yo hubiese estado en primera fila y hasta con binoculares."- expresó el otro con rostro travieso.
Y Harry no pudo evitar volver a reír de nuevo de buena gana.
Y es que así eran las cosas junto a Severus; y era por eso mismo que Harry había caído redondito, que contrariedad. El joven dejó de reírse de inmediato y suspiró.
- "Yo... tengo que terminar esta currícula... ¿Pastel? Es decir, para acompañar el té... y que se termine de acabar, ya falta poco."- Harry hablaba sin sentido y Severus no dijo nada más, simplemente asintió y recibió su usual porción sin chantilly, la cual comenzó a comer con calma mientras revisaba lo que Potter había estado avanzando en su ausencia.
Aunque no pudo dejar de darle miradas suspicaces al otro que sin embargo no se enteraba de nada pues estaba trabajando de espaldas a él. Frunció el entrecejo, algo no andaba bien.
23 de Agosto - 10:34 hrs.
Harry se dirigió una vez más al lindero del Bosque Prohibido donde estaba seguro que volvería a encontrar al pequeño gato trueno, igual de hambriento que siempre. Esta vez sin embargo fue un poco más preparado, llevando no solo casi todo lo que quedaba del pastel sino también un buen filete que sacó de las cocinas del castillo. Seguro y el pequeño sabría aprovechar bien la opípara comida.
Se acercó al extremo del lago por el cual ya había visto al animalito en ocasiones anteriores y sonrió al ver una pequeña cosita pelirroja saltando a lo lejos, atacando y rehuyendo a la vez un montoncito de hojas que extrañamente se movía; y cuando finalmente Harry se acercó lo suficiente pudo divisar un hada del bosque saliendo muy ofuscada de debajo de dichas hojas, chillando lo que seguramente no eran bonitas palabras al gatito que veía su comida desaparecer luego de que la pequeña criatura mágica se fuese, tras lo cual el animalito se echó desconsolado sobre las mismas hojas que antes se movían. Harry no pudo evitar sonreír ante aquello y el miníno levantó la cabeza alarmado para enfocar su vista en Harry, tras lo cual aunque aún cauteloso se le vio más tranquilo.
- "¡Ah!, así que ya estamos en buenos términos tú y yo."- bromeó Harry mientras sacaba el alimento que había llevado y lo mostraba al pequeño, el cual ni corto ni perezoso levantó el hocico y luego el resto del cuerpo, listo para darse un buen panzazo de comida al ver lo que había en frente- "Bueno, por lo menos me quieres por algo."- bromeó de nuevo el joven profesor cuando por fin el gato hundió el hocico en la crema del pastel justo antes de saltar al filete.
Se quedó un rato en silencio, viendo a la aún joven criatura mágica tragar, más que comer, lo que le había llevado; casi sin respirar. De alguna manera aquello lo hacía por lo menos un poco menos infeliz, si es que eso servía de algo. Finalmente, ante sus propios pensamientos no puedo más que suspirar cansado ya por todo lo que le estaba pasando.
- "No entiendo como todo se me pudo poner de cabeza de pronto."- expresó entonces mientras se hundía de nuevo en su miseria- "Hace unas semanas yo no tenía ningún problema, mi trabajo era mi vida y estaba feliz con eso... y ahora... ahora... apenas puedo vivir sin esperar verlo cada día."- dijo con voz estrangulada al pequeño que lo miraba con cautela mientras, ya con el filete por completo desaparecido, daba cuenta del pastel, y es que el humano se oía extraño, no fuese a ser que la comida fuese una trampa.
Harry entonces miró de nuevo al gatito, la expresión en su rostro era ahora de derrota. Extendió un dedo hacia el reticente minino y le pasó un dedo cerca de una oreja, a lo cual recibió una pequeña descarga eléctrica que lo hizo retroceder un poco.
El gatito lo miró sorprendido, movió la oreja que había sido acariciada y luego se la rascó con la pata trasera, tras lo cual volvió a ver al humano, eso no había sido para nada desagradable. Harry le sonrió triste, volvió a extender el mismo dedo y volvió a pasarlo por la oreja, ante lo cual volvió a recibir una pequeña descarga.
Potter sonrió.
- "Vale la pena el sacrificio."- le dijo entonces al animalito, que ahora más tranquilo volvía al postre, ya sin retroceder al ver el dedo acercarse una tercera vez.
Harry volvió a recibir una pequeña descarga, pero no le importó.
- "Si tan solo fuese tan simple el tocarlo a él como te toco a ti... yo no quería enamorarme."- expresó con dolor, tras lo cual hundió el rostro entre las piernas al tiempo que se hacía ovillo al abrazarlas. Se lo pudo ver subir y bajar los hombros al suspirar y luego de eso quedarse por completo quieto.
El pequeño, ahora ya saciado, se acercó con cautela a un costado del humano y sin tocarlo se enroscó sobre si mismo, dispuesto a dormir para digerir todos los manjares que comió.
Ninguno notó la figura que había seguido como sombra a Harry y que tras haber escuchado y presenciado todo, se retiraba tan silenciosamente como había llegado.
25 de Agosto - 20:43 hrs.
Por fin Harry había terminado por completo con todas sus currículas e increíblemente le sobraba una semana entera para lo que él quisiese hacer, no que tuviese algo en la cabeza en el momento. En realidad, le gustaría no tener ese tiempo libre, pero en fin.
Para redondear el asunto, todo el staff lo evadía como a la plaga desde el día anterior, con excepción de Moony... seguro que Sirius había tenido algo que ver con eso tras el desbarajuste que se dio en Grimmauld Place; por lo que más solo no se podía sentir.
Y para colmo, Snape que había vuelto a faltar el día anterior y el anterior a ese.
No... Si andaba premiado. Menos mal que el pequeño gato trueno seguía en el bosque para hacerle compañía en esos días, porque seguro que de lo contrario estaría trepando las paredes de la Torre de Astronomía antes de que inicie el siguiente período escolar.
Entonces se escuchó un par de golpes en la puerta y Harry enarcó una ceja ¿Quien podría ser? Severus tenía la contraseña.
Y sin embargo, al abrir Harry la puerta fue sin duda alguna la figura de Snape quien lo recibió tras esta.
Un breve asentimiento de cabeza y entró sin mediar palabra alguna, tras lo cual fue al sofá para sentarse, donde ya lo esperaban las últimas currículas para ser revisadas. Y mientras Severus tomaba el material de lectura, Harry fruncía aún más el entrecejo.
- "Buenas noches, Severus. ¿Todo bien?"- preguntó de manera incierta mientras se sentaba junto al mayor y lo observaba leer los pergaminos.
- "Todo muy bien."- respondió, notoriamente embebido en la lectura.
Harry parpadeó confuso, sin embargo tras un profundo respiro sacó la varita y levitó la caja mágica de Snape, la cual por fin estaba completamente limpia, sin un rastro del pastel que desde su cumpleaños la adornaba.
Snape alzó la mirada del manojo de pergaminos, apenas lo suficiente para observar a Potter dejar la caja con cuidado junto a donde él se encontraba.
- "Bueno, allí la tienes. Como nueva... o por lo menos como estaba hasta antes del entuerto. Espero que se sienta más tranquilo al tener su herramienta de trabajo de vuelta."- trató Harry de decir con soltura y una media sonrisa, pero la verdad que le estaba saliendo fatal; se estaba sintiendo absolutamente miserable mientras la idea de no tener nada que trajese a Severus a sus habitaciones rondaba sin piedad por su mente.
Snape por su lado tan solo asintió y volvió a su lectura. Harry comenzó a desesperarse un poquito.
- "¿Té?"- preguntó de manera tentativa, aunque no esperó respuesta para aparecer dos tazas y extenderle una al mayor, quien igualmente no separó la vista de los pergaminos.
Harry se llevó la taza a los labios para esconder un suspiro mientras el nudo que había aparecido en su estómago comenzaba a apretarse cada vez más. Decidió guardar silencio entonces, Severus le estaba haciendo el favor de ayudarlo con la currícula así que por lo menos podía mantenerse tranquilo un momento mientras el mayor terminaba ¿cierto?... Cierto.
Los minutos pasaban y aunque no era la primera vez que ambos la pasaban en silencio en la habitación, nunca ese silencio había sido tan incómodo en las semanas que habían pasado. Jamás. ¡Si tan solo tres noches atrás ambos se reían a pierna suelta! Por las barbas de Merlín ¿Qué había podido pasar para que Snape de pronto se volviese tan frío?.
Harry observó con nerviosismo como el otro leía los pergaminos con paciencia, pero sin hacer ningún comentario, sin hacer ninguna observación. Algo no andaba bien.
Finalmente los pergaminos fueron dejados de lado y Harry observó a Severus con ojos expectantes. Severus a su vez lo observó como si lo estuviese viendo por primera vez, como si quisiera partirlo en dos y desentrañar de esa manera todo lo que pudiese sacar de su persona.
Extraño pensamiento.
- "¿Y bien?"- preguntó Harry finalmente, sin poder dejar la expectación de lado.
- "Supongo que no están mal Potter... Muy bien, me parece una buena idea. Le ayudaré con ese particular grupo este año."- declaró el mayor mientras desviaba la mirada y tomaba un poco de líquido- "Pociones y Defensa Contra las Artes Oscuras harán un trabajo conjunto para lo alumnos del cuarto año."
Harry asintió despacio mientras trataba de encontrar algo más que decir.
Severus suspiró y miró hacia la caja, ahora vacía y limpia.
- "Bien, supongo que fueron unas semanas vacacionales interesantes... probablemente a partir de ahora seamos un poco más civilizados entre nosotros para con el resto del profesorado. No tengo dudas de que el viejo y McGonagall se autoproclamaran los responsables de dicho cambio de alguna manera."
Harry casi dejó de respirar. Severus prácticamente se estaba despidiendo de él... de sus noches llenas de comentarios sarcásticos y malévolos pero divertidos, de los silencios llenos con la presencia del otro. Adiós a tomar el té mientras le señalaba mil cosas que deberían cambiar en el mundo mágico para hacerlo caóticamente más entretenido, a las risas, a las miradas que decían ¿en serio Señor Potter? ¿Seguro que ya salió de la adolescencia?... Adiós a la oportunidad de conocer las otras facetas de Severus, esas que de seguro lo volverían loco de tanto renegar o tal vez de tanta excitación. Y Harry no quería ¡Por Merlín que no quería!.
- "Entonces..."
Y Harry simplemente perdió el poco control que le quedaba, y sin importarle las tazas que salieron volando terminó aterrizando sobre el mayor, sus labios buscando los otros más delgados y pálidos en un beso desesperado, hambriento... y que no tardó en ser correspondido. Fue caliente y abrumador, y Harry no estaba seguro de si estaba soñando o no, pero no quería despertar. Esa lengua moviéndose dentro de su boca era como un sueño después de todo, así que debía de estar soñando.
Más de pronto el sueño terminó y un poco de resistencia comenzó a mostrarse de parte del mayor. Harry sintió una punzada de nueva desesperación en él.
Snape se sacó al chico de encima a duras penas aunque no porque Harry lo estuviese arrinconando, sino al parecer la reticencia venía más que nada del mismo Snape, pero lo sacó de encima suyo de todas maneras y se paró casi de un salto, alejándose del sofá y Harry sintió como si alguien le hubiese pateado el alma ¡Severus lo estaba rechazando!
- "¿Que cree que esta haciendo señor Potter?."- preguntó el hombre mientras miraba a Harry de una manera que el menor no podía leer del todo ¿era indiferencia? ¿era autoprotección?- "Si quiere un sujeto con el cual sacarse la frustración sexual, le recomiendo uno de su edad e ideas... no estoy disponible para ser el amiguito sexual de ningún mocoso."
Harry negó horrorizado.
- "¡¿Qué?!... ¡NO! Severus, yo... yo nunca."- Harry se llevó las manos a la cabeza y las pasó por su cabello de manera nerviosa, apenas evitando arrancarse la cabellera de pura frustración. Volvió a mirar al mayor- "¡No soy de los que van besando a la gente porque si, Severus!... me gustas... te quiero."- terminó en voz baja, no pudiendo decir más por el nudo que tenía en la garganta, apenas capaz de registrar nada debido a las lágrimas que empañaban y le daban escozor en los ojos.
Escuchó a Severus suspirar de una forma que hasta parecía derrotado mientras él mismo trataba de sacarse las lágrimas de los ojos y enfocar la mirada. Lo vio entonces mirarlo de una manera que tiraba más hacia la derrota, lo vio bajar los hombros y negar con la cabeza.
- "No soy un buen hombre, Potter."- fue lo único que dijo, antes de dar media vuelta y salir por la puerta, dejando detrás a un hombre con el corazón completamente destrozado.
26 de Agosto - 14:24 hrs.
El día había sido horrible, miserable y deprimente.
Harry había, primero, vegetado en sus habitaciones hasta que casi le salieron raíces, hasta que ya no pudo más y salió del lugar sintiéndose casi claustrofóbico. Luego había recorrido todos los pasillos del colegio, haciéndole así la competencia a los fantasmas de las cuatro casas, porque por la manera como caminaba pues parecía un alma en pena.
Tras caminar sin sentido por todos lados e ignorar al par de seres vivos y no vivos que se cruzaron con él, llegó al comedor y trató de comer algo para el almuerzo (teniendo en cuenta que se había saltado el desayuno). No hizo más que picar lo de su plato de a poquitos, sin comer realmente casi nada y más deprimido que nunca por no ver a Snape allí...
Finalmente envolviendo en una servilleta el pollo frito de su almuerzo, decidió ir a buscar a aquel con quien por lo menos podía descargar sus penas, aunque al hablarle no le entendiera gran cosa. Y estaba justo en eso en aquel momento.
Llego al lago y busco al pequeño gato trueno. Silbo un poco, lo llamó por el nombre por el que respondía.
- "¡Pastelito!... ven Pastelito..."
Pero nada, el gato no aparecía... se deprimió aún más. Siguió llamando, siguió esperando... pero el destino no estaba con él esos días, todo le salía al revés.
Ya anocheciendo volvió a sus habitaciones con el corazón pesado... tal vez mañana, siempre podía intentarlo mañana.
27 de Agosto - 19:02 hrs.
La noche había caído ya y Harry se sentía por completo... miserable. Ya no había pastel y el plan curricular del presente año había sido concluido y por lo tanto no existía una razón para que Snape fuese a sus habitaciones, cosa que de por si no creía que volviese a suceder ni aunque Snape tuviese un motivo para volver a ellas (aunque ni se le pasó por la cabeza el cambiar la contraseña), además el pequeño gato trueno había desaparecido por lo que el hombre en verdad se sentía muy solo. Ya ni siquiera tenía con quien hablar de lo que sentía por Snape.
Harry se paró del sitio donde había ido a sentarse junto al lago, sacudió un poco su túnica y decidió volver a su habitación, sola y fría, sin nadie esperando por él.
- "Tal vez no sea una mala idea comenzar a buscar algo de compañía."- se dijo a si mismo, aunque la sola idea de otros labios que no fueran los de Snape sobre los suyos propios, no lo atraía para nada.
Tardó su buen cuarto de hora en llegar al lugar y tan deprimido estaba que ni cuenta se dio de que todo estaba a oscuras hasta que se chocó con algo que estaba donde se suponía no había nada.
Prendió las luces extrañado y por poco se cae de espaldas al notar... ¡Una caja mágica de gran tamaño, cerrada y con un pequeño pastel encima de ésta!.
- "¡SIRIUS!"- gruñó alterado mientras empuñaba la varita y gritaba un fuerte- "¡Alohomora!"- para comenzar a gruñir por lo bajo- "Ahora si lo mato... yo lo mato."- mientras se disponía a sacar a quien fuese que estuviese dentro de la caja.
Así que, cuan grande fue su sorpresa al notar que no era una persona sino un pequeño cachorro de gato trueno quien se encontraba dentro de la enorme caja.
- "¿Pastelito?"- preguntó confundido mientras que inclinaba la caja y la ponía de lado, de tal manera que el animal pudiese salir por sus propios medios... aunque no parecía querer hacerlo.
Harry entonces hizo lo único que se le ocurrió hacer, se puso de rodillas y se metió un poco en la caja, tratando de no poner nervioso al minino con la idea de tomarlo en las manos y sacarlo de allí.
- "Tranquilo... tranquilo."- susurró mientras con un dedo le acariciaba la cabecita, recibiendo en el proceso una leve descarga que en realidad era un tanto placentera a estas alturas, como un cosquilleo suavecito- "Vamos, que ya nos conocemos. Creo que puedes confiar un poco en mi ¿verdad?”- y mientras decía aquello, en realidad esperaba tener la confianza del animalito, como que su propio estado emocional dependía un poco de aquel gesto de confianza.
Y fue altamente recompensado cuando el pequeño Pastelito se acercó con confianza a su mano ligeramente extendida y comenzó a friccionar el morro contra los dedos del joven profesor, sacando chispas en el proceso, volviendo a hacerle sentir ese cosquilleo suave a Harry. El ojiverde no pudo más que sonreír mientras se reprendía mentalmente ante las ganas que le sobrevinieron de comenzar a llorar como una niña.
*Sé que estas necesitado de cariño Harry, pero no TAN necesitado, ¿o sí?*
- "Listo, ya te tengo."- dijo entonces con voz suave Harry, mientras lograba tomar en una mano al pequeño menudo gatito y la sensación de cosquilleo se extendía a todo su cuerpo. Pastelito se hizo un ovillo y Harry soltó una risita traviesa- "Salgamos de aquí."- murmuró con voz suave mientras gateaba en reversa y se preguntaba como diablos había ido a parar el pequeño en la caja... en su cuarto... cuando de pronto chocó contra alguien.
Terminó de sacar la cabeza de la caja y voltearla hacia la otra persona, siendo recompensado con la visión de unos ropajes profundamente negros. Todo pensamiento desapareció de su mente mientras sus pulmones perdían el poco aire que tenían en reserva.
Alzó la vista y se encontró con aquellos pozos oscuros, que lo miraban de una manera que Harry no entendía, que no podía para nada leer.
Snape continuó con su escrutinio un buen rato hasta que por fin se movió y sin mediar una palabra dio media vuelta y cerró la puerta de los aposentos, la cual Harry recién notaba abierta; tras lo cual se recargó contra esta y continuó con su escrutinio del menor.
Harry por su lado se sentía como hipnotizado, no podía moverse del lugar donde estaba, no podía pararse, su cerebro no le daba para hacer nada; solo observar a Severus Snape mirarlo de aquella manera tan rara. ¿Cuánto tiempo llevaban así? no lo sabía, no parecía capaz de medir en tiempo.
Y finalmente Snape suspiró quitando los ojos de encima de Harry... al tiempo que rompía el silencio de la habitación.
- "No soy un buen hombre, Potter."- fueron sus primeras palabras, retomando de esa manera lo último que había sido dicho entre ellos dos noches atrás.
Harry parpadeó, pero no dijo nada. Más que nada debido a que su cerebro aún no procesaba lo que estaba pasando. Snape suspiró de nuevo y continuó.
- "Y no creo que vaya a serlo tampoco, ni en un futuro cercano ni en uno lejano."- señaló mientras se cruzaba de brazos y volvía a posar su mirada sobre el menor- "No soy material del que agrada a la familia o amigos de alguien, especialmente a sus amigos, porque desgraciadamente los conozco a casi todos y no es un pensamiento que me haga brincar de emoción... y con toda seguridad puedo afirmar que su padre me detestaba, y que el sentimiento era recíproco."- agregó mientras se aclaraba la garganta- "No sé dar detalles o momentos únicos, ni soy de los que le buscan el lado positivo a las cosas; no soy desprendido, no soy alegre y por sobre todas las cosas, no pienso cambiar en lo absoluto."- dicho aquello Snape aspiró profundamente y dio un par de pasos hacia el chico una vez más, haciendo en el proceso que el movimiento ocasionara que el gatito saltara de la mano de Harry, quien solo atinó a ver su palma vacía. Snape continuó- "Sin embargo hay facetas que si poseo: soy huraño, soy sarcástico y absolutamente apático. Soy perfeccionista y un maldito adicto al trabajo, lo cual pongo sobre casi todo."- dijo el mayor con voz casi rayando casi en un tono despreciativo, mientras se acercaba e inclinaba tanto al ojiverde que casi llegó a tocar nariz con nariz, tras lo cual agregó- "Y de nuevo, no pienso cambiar."
Harry parpadeó entonces, absorbiendo todas y cada una de aquellas palabras y tras una profunda inspiración simplemente dijo.
- "Lo sé."
- "Entonces usted es un puto masoquista."- señaló entonces la serpiente de manera displicente mientras se incorporaba en su sitio, pero sin la malicia que alguna vez tuviese para con el menor, tan solo señalándolo como algo obvio.
Y Harry, increíblemente sonrió.
- "También lo sé."
Una vez más Snape se quedó mirando al chico, analizándolo, tratando de desenmarañar ese acertijo llamado Harry Potter. Pero al parecer aún no podía hacerlo.
- "Entonces porque Potter."- preguntó el hombre un tanto atormentado, dejándose deslizar al piso de forma no tan elegante, quedando sentado justo frente al chico que de pronto lo miraba con el corazón en los ojos- "Por qué dirige su afecto hacia alguien como yo, cuando literalmente hablando podría tener a cualquier hombre con tan solo chasquear los dedos. Una palabra suya y una fila de magos de buen nombre, con más cualidades de las podrían ser descritas y una edad más compatible a la suya estaría dispuesta en pocos minutos, todos con promesas listas para ser cumplidas, con planes para hacerlo feliz, con ideas frescas para llenar de emoción cada día de su vida."
Entonces Harry lo entendió, no era el único en estar aterrado con todo este asunto. El estoico profesor de Pociones andaba en el mismo barco y justo ahora acababa de dar ese siguiente paso que Harry tanto había esperado. Ahora era el turno del que alguna vez fue el héroe del mundo mágico.
Hora de llamar a su valor Gryffindor. Así que inspiró profundamente, luego suspiró... y luego miró a Severus Snape a los ojos, y decidió ser sincero.
- "Porque no quiero a alguien perfecto, Severus. No quiero a alguien de buen nombre, no quiero a alguien que le caiga bien a mi familia o amigos, ni que me llene de regalos o planes o ninguna de esas cosas."- miró de frente a Snape un minuto completo antes de bajar la mirada de manera tímida- "No fue uno de esos desconocidos de los que me hablas los que llenaron mis días, fuiste tú. Fue contigo con quien aprendí a sentirme contento de estar con alguien a mi lado, ¿sabes? Con tus palabras, con tu sentido del humor... tu sarcasmo. Eres tú con quien me siento cómodo... ¿cómo decirlo?... sin ganas de huir ni esconderme en un hueco; tampoco me siento aburrido, todo lo contrario... me emocionas... me gusta tu cercanía... me gusta cuando me rozas, cuando me tocas."- Harry alzó la mirada sabiendo que su rostro estaba por completo rojo- "Eres tú a quien quiero Severus, simplemente porque soy así. No me importa si no eres el ideal de mago de la revista Corazón de Bruja, al parecer si eres el ideal para mí... y sí, estoy jodido por eso. Pero si puedes pasar eso por alto... ¿me das una oportunidad?”- terminó de decir el más joven con el corazón en la garganta, negándose a quitar los ojos de encima de Severus más que nada por temor a que desapareciese de su campo de visión.
Un nuevo silencio se instauró, y era un silencio completamente sofocante en opinión de Harry, sus pocos nervios restantes se estaban consumiendo allí mismo bajo la mirada de Snape. Y finalmente, tras lo que pareció ser un momento de sufrimiento eterno finalmente Snape señaló.
- "También soy un maldito egoísta."- con lo cual se abalanzó contra Harry, besándo por primera vez por iniciativa propia al Oh tan venerado salvador del mundo mágico, quitándole el aire por completo de los pulmones, para beneplácito del menor. Finalmente Snape rompió el beso entre jadeos, mirando al mocoso de manera profunda, sujetándole ambos brazos con una sola mano por encima de sus cabezas mientras terminaba de inmovilizarlo contra el suelo y comenzando a repartir pequeños mordiscos y besos a un costado del muy disponible cuello- "Traté de rechazarte mocoso, traté de que te dieses cuenta de que no soy bueno para ti."- señaló lamiendo el cuello y la oreja izquierda del chico- "Pero te me ofreciste como en bandeja de plata... y soy de los que toman las cosas que son buenas aunque luego todos me miren mal."- con la otra mano comenzó a desabrochar el pantalón del chico- "No que eso me importe mucho."- agregó con una risa medio malvada que hizo que todas las terminaciones nerviosas de Potter se estremecieran a la vez- "En realidad no me importa para nada."- lamió toda la longitud del cuello hasta la oreja una vez más, y luego volvió a atacar los labios de Harry, quitándole el poco aliento que había recobrado de nuevo, mirándolo de manera tan profunda otra vez que Harry volvió a estremecerse todo- "Dime que no eres virgen."- pidió entonces el mayor mientras mordisqueaba los labios.
- "¿Qué?"
- "Virgen."- soltó Snape la palabra, mientras atacaba el otro lado del cuello de Potter y de paso la oreja derecha.
- "Ah... no."- suspiró Harry, mientras su cuerpo se relajaba y tensaba por partes iguales ante las atenciones brindadas por Snape, sin saber a ciencia muy cierta si era imaginación suya o algo real.
- "Bien... solo un idiota muy necesitado con cero vida social... puedo trabajar con eso."- señaló muy ufano de sí mismo, justo antes de morder la oreja bajo sus labios y dejar que su mano acariciara la ropa interior de Potter.
Y Harry no pudo más que reír con deleite mientras se arqueaba todo por el placer, y es que no valía la pena molestarse... no cuando lo que había dicho Severus era cierto. Se dedicó a disfrutar de las atenciones cuando de pronto estas pararon y Snape lo encaró de frente, mirándolo con esos pozos negros de una manera tan predadora que Harry quedó sin aliento.
- "Solo un par de puntos señor Potter... antes de continuar."
- "Puntos... sí, claro... ¿qué...?"- Harry trataba de enfocarse, pero la mano intrusa masajeaba su adolorido miembro y no lo dejaba pensar con claridad.
- "No solo soy egoísta, también soy un aprovechado. Usted es mío hasta que decida lo contrario... y no cambio de opinión ni seguido ni fácilmente. Va a estar estancado conmigo por un largo tiempo."
Esa declaración no solo fue de frente al corazón del chico, también lo hizo ponerse más duro de ser eso posible.
- "Esta... bien..."- soltó en apenas un suspiro, y es que Snape casi lo estaba matando ahora que encima había decidido comenzar a mover las caderas contra él.
- "Bien. Lo otro, tampoco espere un largo cortejo ni ninguna otra tontería, no soy de los que van al altar... Usted ahora es mio y punto."- señaló posesivo mientras arrancaba con los dientes uno de los botones de la camisa del menor, lo que hizo al otro suspirar de placer. Y allí iba otro botón...
- "Si, suyo... tuyo... ¡Demonios!"- Harry se retorció cuando los pálidos labios comenzaron a jugar con una de sus tetillas ¡Hacia tiempo que nadie le hacia eso! y se sentía bien... muy bien...
- "Pero no soy un maldito abusador, no es mi esclavo, no quiero un mocoso sumiso... quiero alguien con quien pueda... tener... interesantes encuentros verbales..."
- "Mmmm... si, si... lo que sea..."
- "Y sexuales..."
- "Oh, ¡SI!"- ¡Esa lengua iba de frente a su ombligo! Y aún no podía mover los brazos... quería poner las manos sobre el cabello de Snape, volvió a arquearse.
- "Entonces... estamos juntos en esto Harry."- preguntó/afirmó Severus Snape, soltando sus los brazos que tenía aprisionados y parando completamente sus avances sobre el vientre del chico, mirándolo de pronto con una mezcla de rebeldía, incertidumbre... esperanza. Y por supuesto esa oscuridad sin malicia siempre presente y atrayente en algún rincón de su alma- "Ambos..."
Harry sonrió y por fin pudo posar los brazos sobre el hombre que pronto se convertiría en su amante... y con el que pensaba vivir en escandaloso pecado por el resto de sus, por lo menos eso esperaba Harry, no tan solitarios días.
- "Si... o si, estamos juntos en esto. Tiene un trato profesor Snape, estamos muy juntos en esto."- y dicho aquello le acarició el increíblemente suave cabello y le dirigió la cabeza un poco más abajo del ombligo.
Una mirada perversa se adueñó de los ojos de Snape antes de poner un hechizo de insonorización en las paredes y de comenzar a hacer gritar a Harry una vez más y esta vez con más fuerza.
01 de Setiembre - 20:36 hrs.
Estaban ni más ni menos que en medio del banquete de inicio de año, ya el sombrero a todos los nuevos había sorteado y lo que era Harry... ni enterado.
Todo había transcurrido como en un sueño y Harry no podía dejar de sonreír para consigo mismo y sonrojarse como una colegiala cada que miraba a Snape, aún cuando trataba de guardar las apariencias. Pero es que no ayudaba las miradas cargadas de doble sentido (que por supuesto solo Harry y Severus entendían) cada que sus esmeraldas se cruzaban con aquellos ónices. Condenado murciélago sexy y calentón... lo único que Harry lograba era recordar lo que había pasado esa mañana y volvía a sonrojarse... habían tenido su primera pelea la noche anterior, una de proporciones astronómicas (si, de acuerdo... ambos eran como pólvora, pero Harry no se quejaba) y luego de la misma vino la reconciliación con la intensidad de un tempestad ¡Y qué tempestad! Si así iban a ser las peleas y posteriores reconciliaciones, Harry aceptaba feliz un futuro lleno de altos y bajos; menos mal que el hechizo de insonorización nunca fue retirado de la habitación, o alguien hubiese llamado a los aurores entre tanto grito y demás. Harry se sonrojó y trató de sacar de su mente esos pensamientos; y por la media sonrisa ladina de Snape, éste sabía lo que pasaba por la mente del más joven.
De nuevo, ¡condenado murciélago del demonio!.
- "¿Todo bien Harry?"- preguntó entonces a su lado Remus, porque era Remus por supuesto quien había ocupado el puesto de al lado y había estado charlando alegremente con el joven durante toda la velada, solo que recién se daba cuenta que Harry no le había escuchado nada de nada.
El más joven salió de su ensoñación y miró aturdido a Remus, pero se las arregló para mostrar una sonrisita tímida y de paso sacarle los ojos de encima a Snape.
- "Si, si... todo bien. Claro que todo está muy bien."- carraspeó un poco y enfocó la vista en los estudiantes... quienes lo miraban raro. En especial los de Slytherin, a los cuales Harry podía sentirles la preocupación disfrazada de indiferencia. ¡Sus pobres serpientitas!, tan dulces y atentos esos muchachos pero tratando de esconder esos corazones de oro que se mandaban... igualitos a... a...
Harry volvió a dirigir su mirada hacia Snape y este no dudó en proferir otra media sonrisa y alzar una ceja coquetona que decía a todas luces que de tímido no había tenido pero nada de nada esa mañana.
Harry volvió a sonrojarse.
¡Condenado Snape!
Llegaba la hora de llevar a los estudiantes a sus respectivas áreas del castillo y Harry decidió mejor ir a saludar a los nuevos alumnos de Gryffindor como era su costumbre; después de todo Minerva la había avisado que probablemente el próximo año le dejase el puesto de cabeza de la casa de los leones apenas un par de días antes... eso si no le dejaba el puesto ese mismo año. La animaga le había dicho al más joven que ella ya estaba un poco cansada pero que no deseaba retirarse todavía y sin embargo algunas de sus responsabilidades iba a dejar atrás. Por supuesto su pensamiento más inmediato fue para con Harry, un hombre joven y bastante responsable quien no dejaba que nada se interpusiese entre su vocación de enseñar y sus estudiantes, cualidad que le admiraba mucho aún cuando ella había conspirado junto con el resto para realizar el desastre de su pasado cumpleaños.
... Si tan solo Minerva supiera.
En fin, hora de ir a presentarse con los nuevos leones, saludar a los que volvían y asegurarse de que todo estuviese bien.
Sin embargo, ni bien el ojiverde profesor llegó a la mesa granate y dorada, un grupo muy preocupado de estudiantes lo rodeó cual manada.
- "¡Profesor Potter!"- coreó más de uno entre susurros y Harry se quedó algo desubicado y sin entender.
Por fin el prefecto de ese año, Freeman, tomó la palabra.
- "¿Está bien profesor? ¿Le hicieron algo esos... esos... los de esa casa?"- fue la pregunta que llegó como antesala a un mar de rostros preocupados.
- "¿Slytherin?"- preguntó una pequeña leona de primer año.
- "Ravenclaw."- respondió sin embargo el prefecto y Harry movió la cabeza al entender por fin el motivo de tanto barullo.
- "Tranquilos chicos, tranquilos. Las clases recién empiezan mañana así que no, ningún disgusto por esa parte. Y no se preocupen tanto, que algo me dice que este año será diferente; tengo un par de ases bajo la manga... ya les contaré luego."- tranquilizó los ánimos el joven hombre mientras veía de reojo a Severus y este de nuevo le mandaba una mirada llena de doble sentido.
¡¿Es que lo tenía vigilado o qué para atraparle todas las miradas?!... un momento... ¡Oh!, si que lo estaba vigilando ¿eh?.
Harry volvió a sonrojarse ante la mirada atónita de los alumnos de Gryffindor.
- "Definitivamente diferente... muy diferente."- susurró Harry más para si mismo que para cualquier otro. Y el cambio no era para nada algo malo.
02 de Setiembre - 15:50 hrs.
Faltaban solo 10 minutos para que la siguiente clase comenzara, nada más y nada menos que la clase de DCAO de cuarto año con los alumnos de Slytherin y Ravenclaw y Harry respiró ansioso. Si las cosas realmente salían bien, iba a poder mantener a esas pequeñas alimañas a raya lo que quedaba del año. Y lo mejor de todo era que sus serpientitas no se iban a meter en problemas con su jefe de casa por ello.
Una alumna de Gryffindor de segundo año lo miró enarcando una ceja.
- "¿Se encuentra bien, profesor?... se lo ve un poco raro."- le señaló con la inocencia que solo una leona de doce años podía mostrar.
Harry miró a la niña primero y luego al resto de alumnos. Gryffindor y Ravenclaw de segundo... los últimos aún no del todo influenciados por las águilas de años superiores. Sip, iba a cortar el mal de raíz ese año.
- "No hay nada de qué preocuparse, Susan. Todo está perfecto. Ahora... alguien puede decirme, basado en lo aprendido el día de hoy, ¿Como nos deshacemos de un Bogart? Recuerden que tenemos todo el año para prepararnos para ver uno, no es hasta tercero que tendrán la oportunidad... así que si van a equivocarse y aprender de ello, ahora es el mejor momento para hacerlo."
Y si, la sonrisa que desplegó era radiante y daba pie a los jóvenes futuros magos a intervenir de manera animada. Lo que quedaba de la hora se fue en un santiamén.
Y tras sonar el timbre y limpiar por completo el salón de clases y prepararlo para la llegada del siguiente grupo, Harry aspiró hondo y mentalmente se repitió que él era el adulto, el profesor y quien estaba más preparado para toda pregunta y problema que se le presentase.
Y es que ese particular grupo de Ravenclaw, el que ahora estaba en cuarto año, le había hecho la vida imposible durante los dos años anteriores. Y todo por causa de Benjamin Goldeye, un Ravenclaw hijo de padres Slytherin que lo había desafiado con su inteligencia desde que comenzó su segundo año (vaya uno a saber lo que sus padres le habrán metido en la cabeza). Primero había comenzado con cosas pequeñas, Harry explicaba algo y el niño lo rebatía sin siquiera parpadear; y aunque Harry siempre había tratado de explicar su punto como docente de manera pausada y calmada, en un momento sucedió que le dio la razón al chiquillo, porque la verdad era que aunque los dos métodos para deshacerse de trolls eran útiles, el expuesto por Goldeye era menos riesgoso.
Ese fue el inicio de su calvario, de pronto todos los pequeños Ravenclaw de segundo parecían dispuestos a hacer lo mismo. E increíblemente, fueron los pequeños Slytherin quienes un día salieron en defensa del profesor bajo la voz de Jonas Stormhorse y desde entonces, poco a poco, las pequeñas serpientes comenzaron a ganarse el corazón de Harry, y él mismo el de los chicos de esa casa. Claro que a escondidas de Snape, o por lo menos así fue hasta hacía unos pocos días atrás. Lo bueno, lo mejor de todo aquel asunto, era que las relaciones entre las casas de Gryffindor y Slytherin habían mejorado muchísimo gracias a todo aquel hecho.
Aunque volviendo al asunto, ojalá y Severus no haya resondrado a los jóvenes de su casa por ello.
Pronto los alumnos comenzaron a entrar al aula, por supuesto Goldeye fue el primero junto a su grupo de amigos. Harry aspiró fuerte, listo para lo que iba a venir.
Tenía todo planeado, un trabajo que iba a dejar a esos pequeños con tanta responsabilidad que no iban a tener el tiempo de siquiera molestar en clase.
- "Buenas tardes, alumnos."- saludó Harry afable como siempre, listo para comenzar el año con el grupo- "Es un placer verlos a todos una vez más, espero hayan pasado unas buenas vacaciones."- sonrió ignorando el rostro presumido del puber y pidió que los libros fuesen abiertos y comenzó la clase de dos horas. No era hasta el final de la primera clase que siempre daba indicaciones para el trabajo especial por parejas que por lo general necesitaba de todo el año para ser realizado.
Y por fin llegaron los últimos 15 minutos de la clase y Harry hizo a todo el mundo guardar los textos y sacar pluma y pergamino, era hora de explicar en que consistía la asignatura especial de ese año.
- "Bueno muchachos, comenzaré por decir que este año no son grupos de 3 alumnos sino parejas quienes conformarán cada grupo, y para evaluar su capacidad de adaptación a trabajos bajo presión, va uno de cada casa."
Las protestas comenzaron de inmediato, por supuesto con Goldeye a la cabeza. Harry, a pesar de haberse repetido un millón de veces que no iba a perder la paciencia, ya estaba comenzando a hacerlo sin duda; y eso que todas las protestas venían solo de los Ravenclaw porque lo que era los Slytherin, se encontraban misteriosamente callados.
Y de pronto y como mandado por algún poder sobrenatural, un ángel envuelto en negras plumas llegó a rescatarlo... bueno, era en realidad solo Snape con sus usuales ropajes negros de siempre, pero se entiende.
- "Señores."- saludó tan serio como siempre en medio del sepulcral silencio que envolvía el aula. Dirigió su negra mirada sobre el joven profesor de DCAO y lo saludó con un asentimiento preciso antes de volver su mirada sobre el aula una vez más.
Harry sonrió entonces por lo bajo mientras volvía a encarar a la clase.
- "Como iba diciéndoles antes de la interrupción... que no, no tiene nada que ver con su llegada profesor Snape; este año el trabajo se realizará en parejas, uno de cada casa y para hacerlo más interesante... abarcará más de una asignatura. Este año nuestro trabajo no solo será sobre Defensa contra las Artes Oscuras, sino que incluirá una sustancial aportación sobre Pociones. Y para explicarlo todo con puntos y comas, ha decidido ser el profesor Snape en persona quien se encargue de dicha explicación."- Harry hizo entonces un pequeño alto a su discurso, disfrutando tal vez demasiado los rostros pálidos de los alumnos de la casa de Ravenclaw, y hasta se tuvo que aclarar la garganta para esconder una ligera sonrisa- "Entonces profesor Snape, si me hace los honores."
Y Snape hizo los honores ¡Si que los hizo!. Explicó de manera minuciosa como se iba a hacer el trabajo, cuando iba a valer dicho trabajo para cada curso y como iba a castigar a los pequeños insurgentes que decidieran hacerle problemas que él no planeaba soportar. Los 15 minutos le quedaron cortos y para cuando terminó y preguntó si había alguna objeción, duda o comentario el lugar parecía más un cementerio que un salón de clases de lo sepulcralmente silencioso que se encontraba.
- "Perfecto. En ese caso me retiro, tengo una clase que ofrecer. Profesor Potter."- se despidió con un asentamiento de cabeza antes de volver su vista una vez más a los alumnos- "Señores."- tras lo cual se procedió a retirar.
Harry sabía que no debía, que como profesor estaba mal que lo hiciera, pero se sentía tan estúpidamente satisfecho con el rostro de extremo ultraje que presentaba Goldeye que poco le importaba ser el profesor y el adulto responsable... había obtenido su venganza y se sentía bien. ¡Muy bien!
Última edición por lady_chibineko el Miér Feb 04, 2015 7:19 pm, editado 1 vez | |
| | | lady_chibineko Duelista
Cantidad de envíos : 730 Fecha de nacimiento : 27/09/1978 Edad : 46 Galeones Snarry : 132108 Fecha de inscripción : 30/06/2011
| Tema: Re: La Caja en el Pastel - Capítulo III (Final) Miér Feb 04, 2015 7:19 pm | |
| 02 de Setiembre - 20:07 hrs.
Harry llegó con aire cansado al salón de profesores. Sus clases del día habían acabado, ya había cenado y ahora iba a ordenar un poco los apuntes para el siguiente día, seguro se demoraba un par de horas, pero no quería llevar nada de trabajo a sus habitaciones. Allí solo quería llegar para saltar encima de Severus y devorarlo entre besos por la maravillosa actuación que había tenido ese día frente al grupo Slytherin-Ravenclaw.
Mmmm... Su caballero en negra armadura, listo para defenderlo de adolescentes sabiondos.
Harry dejó, sin percatarse, que una sonrisa boba se instaurara en sus labios.
- "¿Algo que quieras compartir con la clase, Harry?”- escuchó entonces decir a su lado, y al voltear pudo ver a Remus mirarlo de manera divertida y curiosa a la vez.
- "¡Remus! No te oí llegar."- dijo de inmediato, saliendo así de sus propios pensamientos.
- "Ni a mí, ni a Minerva, ni a Hagrid."- señaló con algo de picardía y efectivamente los otros dos lo andaban mirando de manera igualmente curiosa que Remus, aunque con rostros que decían que estaban más dispuestos que el primero a meter sus narices donde no los llamaban.
Harry decidió mostrar un poco más de reserva entonces. Apenas llevaba menos de una semana saltando sobre Severus y entre eso y los puntos que se habían 'acordado' antes de, literalmente, comenzar todo; dudaba de que al mayor le hiciese mucha ilusión hacer pública la relación. Harry se encogió mentalmente de hombros ante ese pensamiento, tampoco a él le interesaba hacer pública su relación, si es que iba a ser sincero consigo mismo... en realidad, una relación privada sonaba muy bien entre tanto chismoso.
- "Si bueno, son solo cosas que tengo en la cabeza, nada más."
Remus lo miró y sonrió con tranquilidad.
- "Si tu lo dices."- dijo con simpleza, dando por zanjada esa conversación... no que McGonagall y Hagrid estuviesen muy felices con eso.
En ese momento entró Flitwick quien saludó muy cordialmente a todos y Harry aprovechó para meterse entre sus apuntes e ignorar a todos. Así era más seguro y también más rápido.
02 de Setiembre - 20:25 hrs.
Pastelito olisqueó el pasillo antes de sacar la cabeza del rincón oscuro donde se había metido cuando un humano había dado la vuelta justo por donde el pasaba. Ese lugar era enorme y raro, y olía a humanos y magia... pero era acogedor y le gustaba. Estaba satisfecho de que ese humano lo hubiese recogido, aún cuando al inicio haya puesto bastante resistencia a que el de ropas negras lo capturase, había sido una lucha feroz (o por lo menos todo lo feroz que pudo ser con un gatito trueno cachorro con la panza llena y mucho sueño) pero ahora entendía que había sido para bien.
El humano de mal carácter y ropas negras finalmente lo había llevado con el humano joven que le acariciaba las orejas y lo llenaba de comida y eso le parecía algo bueno, ambos humanos le gustaban y había aprendido a confiar en ellos, pero es tampoco significaba que iba a ir saltando feliz hacia cualquier otro humano... no todos eran fiables. Pero luego de tantos días encerrado había tomado la primera oportunidad para escaparse cuando el humano joven había llegado a las habitaciones donde él se encontraba y había entrado y salido a gran velocidad, aparentemente apurado por tomar unas cosas pesadas y rectangulares llamadas 'textos' de algo... no podía recordar bien las cosas que salían de las bocas de los humanos, pero estaba aprendiendo.
En fin, camino despejado, a ver si encontraba algo de comer que ya llevaba muchas horas deambulando y su pancita sonaba.
Continuó con su camino, volviendo a rememorar los días anteriores.
Los humanos eran criaturas muy extrañas. Se lamentaban por su soledad un día (el humano más joven), renegaban al otro día por causas como la edad, los mocosos calenturientos, el cariño, el cómo iba a notar que no era la mejor opción (el humano de más edad) y tras eso ambos reían y se apareaban como si el mundo se fuera a acabar. Luego se gritaban y volvían a aparearse... se retaban, volvían a aparearse... Como que ya entendía, a su muy corta edad, porque había tantos humanos en el mundo.
Era todo demasiado complicado para un cachorro de gato trueno, así que no iba a pensar más en cosas de humanos. Iba a capturar un ratón y ser feliz... Hmmm, algo se movió en la esquina... ¿un ratón? ¿Un insecto?
- "¿Y tú qué haces aquí?."- escuchó entonces decir a una voz conocida por él, al tiempo que era levantado por el cogote y quedaba con los ojos a la altura de un par de ojos humanos oscuros como pozos sin fondo. ¡Uh! El humano de mal carácter lo había atrapado y él ni cuenta de cuando se acercó, pero no se sentía tan amenazado como para enviarle una descarga, así que todo bien. ¿Sería que tenía algo de comer para él?
02 de Setiembre - 20:33 hrs.
Snape entró al salón de profesores ahora por completo lleno y con el ceño tan fruncido como siempre, y se dirigió de frente a Potter, poniéndole casi en la cara al pequeño gato trueno.
Harry por supuesto lo miró sorprendido.
- "Estaba vagando por los pasillos del segundo piso. Supongo que es cosa de todos los gatos eso de estar donde no se suponen, a la hora que no se supone, solo por el hecho de que al parecer, pueden hacerlo."- y si, todo eso fue dicho con un tinte de sarcasmo y un gruñido al final.
Harry solo sonrió mientras tomaba a Pastelito entre sus manos y era recompensado con esa sensación de cosquilleo que tanto había aprendido a querer.
- "Mis más sinceras disculpas profesor Snape, me aseguraré de que este pequeño no vuelva a irse de parranda por allí a solas. La siguiente vez lo acompañaré en sus escapadas."
Snape solo resopló, rodó los ojos y sacudió la cabeza justo antes de irse a sentar a la que todos sabían era su esquina en la mesa del salón. Harry sonrió por lo bajo y colocó a Pastelito sobre sus piernas antes de reanudar su trabajo.
- "Harry, no sabía que te habías hecho de otra mascota."- fueron las palabras encantadas de Hagrid.
Bueno... o por lo menos trató de reanudar su trabajo... pero teniendo en cuenta que se trataba de Hagrid y un animalito nuevo, algo le decía a Harry que iba a tardar un rato en reanudar nada. De reojo pudo ver la media sonrisa con sorna de Severus, quien ya tenía desplegados varios pergaminos que parecía dispuesto a atacar con la pluma en cualquier momento. Harry alzó una ceja ¡Condenado seas Severus Sexy Snape! grrrrr...
- "¿Como se llama?"- fue la nueva pregunta, esta vez de parte de Remus. Harry suspiró.
- "Si bien, se llama Pastelito... por... bien, me inspiré en ustedes ya saben que."
Eso fue suficiente para hacer que un silencio incómodo se instaurara en todos los demás. Harry captó el movimiento de hombros casi imperceptible que le indicaba que el profesor murciélago del demonio estaba suprimiendo muy a su estilo el estallar en risas. ¡Claro, diviértete a mis costillas!... ya me divertiré luego yo a las tuyas... con las tuyas... encima de ellas.
Y le mandó todo ese mensaje en una mirada a Snape, una de ojos entrecerrados que lo miraban mal.
Severus levantó una ceja casi de manera imperceptible como retándolo a cumplir sus amenazas.
Harry se estremeció. Si así iba a ser de ahora en adelante el estar en el Salón de Profesores, pues bienvenido sea. Aquello era supremamente entretenido.
- "Entiendo... buen nombre Harry."- expresó Remus con una sonrisita. Hagrid sin embargo no dijo nada.
*¡Al parecer si iba a poder avanzar el trabajo que quería!* fue el pensamiento de Harry.
*Debo dejar de pensar tan positivamente* fue lo que cruzó justo un minuto después por su cabeza cuando Sirius se apareció así sin más ni más y se acercó tentativamente a Harry, sentándose en la silla que estaba frente al chico.
- "Hola Harry."- inició el padrino del muchacho de manera calmada.
Harry reprimió un suspiro.
"Hola Sirius."- fue su respuesta, mientras ordenaba pergaminos con la resignación plasmada en el rostro.
Sirius aspiró aire en gran cantidad y luego lo expulsó con lentitud, luego pasó la mirada por la habitación, deteniéndose ligeramente en Snape mientras decidía que no la presencia del grasiento no iba a arruinarle el momento que necesitaba con su ahijado, luego volvió la atención a Harry, quien a su vez también lo observaba.
- "Lo siento Harry... creo que metí las patas hasta el fondo ¿verdad?”- fue su manera de romper el hielo. Mejor ir de frente al asunto, o Harry no iba a perdonarlo nunca.
El ojiverde asintió.
- "Sip, creo que lo hiciste."
Sirius se puso pensativo un momento, tenía que elegir sus palabras con cuidado.
- "Mira Harry, admito que hice las cosas de la manera equivocada, pero ya no va a ser así."
- "Me alegro Sirius, ya era hora que te dieses cuenta de ello."
- "Si... es por eso que bueno... tengo este amigo que tiene un hijo que es casi de tu edad y que estoy seguro te va a caer bien..."
Harry abrió los ojos con desmesura mientras Remus tan solo negaba y giraba los ojos al techo antes de hundir el rostro en las manos. Y el resto miraba a Sirius como... bien, estaban asintiendo y poniendo rostros pensativos pero alentadores para el animago.
- "¡¿QUE?!... ¡Sirius!."
- "Harry, mira... se que te va a agradar, solo tienes que darle una oportunidad y..."
- "¡Sirius no!"- dijo entonces Harry mientras se paraba casi como si tuviese un resorte en el trasero y miraba furioso a su padrino, tanto que ni se percato del salto mortal doble que dio el minino en su regazo para no caer de frente al suelo y más bien aterrizar sobre la mesa- "¡Que parte de que no necesito ayuda tuya para conseguirme un hombre no entendiste!"- exclamó ya el otro entre gritos sin importarle quien lo veía u oía, esa había sido la gota que derramó el vaso- "¡YO SOLITO ME BASTO Y ME SOBRO PARA METERME EN LOS PANTALONES DEL HOMBRE QUE QUIERO!"- terminó de decir absolutamente fuera de sus casillas.
Minerva, Sybill y Sinistra perdieron el aliento, Dumbledore se atragantó con el caramelo de limón que tenía en la boca, Flitwick resplandecía de lo sonrojado que estaba y Hagrid trató de hacerse chiquito. El resto... bueno, estaban absolutamente escandalizados. Remus miraba a Harry bastante sorprendido y Severus... bueno, parecía estar disfrutando mucho del espectáculo de ver a Sirius atragantarse con su propia saliva mientras observaba a Potter con una ceja alzada como recordándole que tanto no se había sobrado, pero que igual había bastado. Lástima que Harry no lo estaba mirando en ese momento.
- "Harry, entiéndelo. No cualquiera puede ser ideal para ti, soy tu padrino y estoy preocupado."- dijo finalmente Sirius mientras trataba de recordar el discurso que se había hecho para la ocasión- "Solo estoy velando por ti."- dijo con aire paternal- "Eres un chico tan bueno e inocente y..."
- "¡¿Disculpa?!"- Fue la respuesta de un Harry completamente indignado y listo para irse de allí y dejar a su padrino con la palabra en la boca.
Sirius trató de detenerlo, de sujetarlo por la manga de la túnica, cuando el pequeño minino de pronto se puso entre los dos en la mesa y empezó a emanar chispas de su cuerpo, que pronto se transformaron en haces de energía que fueron tomando forma, hasta que una enorme pantera hecha de electricidad le rugió a un Sirius casi paralizado por el miedo. ¡Nadie se metía con su humano!.
Todos miraron alucinados al minino, incluyendo a Harry y hasta Severus.
- "Un gato trueno."- fue la exclamación sorprendida de Hagrid, quien a pesar de su habilidad con las criaturas mágicas, nunca había estado tan cerca de uno.
Fue en ese momento que Severus se decidió. Era obvio que Harry estaba respetando el hecho de que Severus era un hombre que apreciaba mucho su vida privada y no iba a decir nada sobre su relación y, bien, Severus hubiese estado conforme con eso en una situación un poco más 'normal' si es que eso existía en su día a día, pero el hecho de que estuviesen rodeados de metomentodos todos los días y sobre todo el hecho de que el idiota de Black se creyese con derecho a meterse en la vida privada de Harry que ahora también venía a ser su propia vida privada... su muy privada y en estos días, definitivamente establecida como satisfactoria, vida sexual; clamaba a gritos que algo fuese hecho. Pues bien, era hora de poner un alto.
Así que antes de que Pastel dejara al otro achicharrado... pero no tan rápido tampoco porque como buen profesor tenía que poner a buen resguardo esos desastrosos exámenes de entrada de los alumnos de primer año, ordenarlos en un montón fácil de llevar... ¿Estaba Pastel a punto de clavarle una electrizante garra entre los ojos al perro?... si, tenía que juntar todos los pergaminos, anudarlos. Oh si, buen nudo. ¡Ah!, al parecer Pastel estaba por saltarle encima al pulgoso, Severus suspiró, tampoco era para dejar entrar pulgas luego a las habitaciones, uno tenía que cuidar la higiene del lugar donde se vive.
- "Pastel ¡Quieto!"- fue la orden del profesor de pociones y la enorme pantera desapareció en el acto, dejando al gatito mirando al humano malhumorado con curiosidad antes de sentarse sobre su sitio, mientras Severus avanzaba hacia el meollo del problema.
Extendió el brazo y el gatito se subió por este, hasta llegar a su hombro donde se acurrucó con naturalidad, tal y como lo había aprendido incluso antes de que lo metieran en ese lugar de paredes de madera y fuese llevado donde el humano más joven unos días atrás. Pastelito sabía bien que luego recibiría un premio por comportarse así, siempre recibía un premio al final, y eso lo ponía alegre.
Sirius miró alucinado a Snape y no fue el único, pero Severus los ignoró a todos, incluso a Harry quien lo observaba con sorpresa, instaurando así toda su atención en Black.
- "Black..."- dijo casi escupiendo la palabra con todo el desprecio que su hígado podía generar- "Aún cuando estoy seguro de que el cerebro de perro que tienes te sugiere que tus acciones son absolutamente loables y bien recibidas, tengo que informarte, con absoluta satisfacción de mi parte, que no es así."- expresó con voz sedosa y traicionera, como el deslizar de toda buena serpiente y pudo notar el deseo comenzar a aparecer en los ojos del niñato que esta noche se iba a tirar si o si... y mañana también. Mejor acabar con el asunto cuanto antes- "Así que dejemos los puntos sobre las íes de una vez por todas, y grábate bien esto porque solo lo diré una vez. El chico se las arregló para meterse, efectivamente, ya en los pantalones de alguien... y sin tu ayuda."- bueno casi, pero el perro no tenía que enterarse de todo- "Así que te sugiero que le digas al hijo de tu entrañable amigo, que se vaya a buscar a otro para pasar el rato, que del niñato dorado de Hogwarts me encargo yo."
Y si, las exclamaciones ahogadas de todos y cada uno de los presentes fue como música para sus oídos. Lástima que el viejo ya no tenía ningún caramelo en la boca, hubiese sido absolutamente satisfactorio verlo atragantarse una vez más. Sin embargo en bonito color morado que estaba adquiriendo el rostro de Sirius, quien al parecer había dejado de respirar, compensaba todo lo demás.
Así que Severus tomó los apuntes desordenados que Harry había dejado en la mesa y juntándolos con los suyos propios se los pasó al chico mientras que con un movimiento de cabeza le decía que era hora de irse. Y solo para dejar bien en claro todo, justo después de abrir la puerta y antes de pasar por ella, se las arregló para darle un muy vistoso pinchazo en el trasero a Potter, lo cual él sabía muy bien que dejaba al otro como gelatina y mirándolo con adoración en los ojos. Es que significaba que Severus estaba de buen humor y la noche iba a ser memorable.
- "Oh, Merlín. ¡Sirius!"- fue el cuasi grito de Minerva justo después de que Black perdiese el conocimiento. Si, definitivamente los ánimos estaban por las nubes esa noche.
Poco después de que ambos profesores habían dejado en absoluto apuro el salón de profesores, estos se encontraban camino a las mazmorras, donde Severus le había indicado a Harry que tenían que ir si es que querían terminar lo que tenían pendiente, para luego estrenar el lugar. A lo que por supuesto Harry accedió encantado... aunque ahora se lo veía algo reservado. Severus, como siempre, no se ando con rodeos.
- "¿Te molesta el hecho de que ahora la relación es pública?"- preguntó sin tapujos y Harry lo miró con sorpresa un momento, justo antes de negar.
- "Nah... Está bien. Es solo que... de los profesores va a pasar a los alumnos, de los alumnos a sus padres..."- y aquí hizo un además con la mano como para indicar que la cosa seguía y seguía- "De allí en algún momento a la prensa y ¡BUM! de pronto todo el mundo va a meter su cuchara, tanto conocidos como desconocidos. Y no sé si luego vas a querer continuar..."- si, Harry estaba inseguro y eso a Severus no le gustaba, mientras Harry continuó- "Y pues, aunque igual iba a darse el caso... esperaba tener algo más de tiempo antes de que... ya sabes."
Y si, ahora se trataban de tú cuando estaban solos en lugar de usted... a menos que Severus comenzara a molestar a Harry de usted y el otro le siguiese el juego, lo cual también había probado ser muy divertido. Había que volver a lo divertido.
- "Bueno señor Potter, como le dije alguna vez, me importa muy poco si es que nada, lo que los demás opinen de mi... o de lo que hago. Si quieren gastar sus voces, pergamino y tinta en quejas sin sentido, adelante. Es problema del resto, no mío."
Harry se paró en seco, mirando a Severus con ojos absolutamente emocionados. Severus sintió un bonito nudo en el estómago.
- "¿En serio?"
- "Mocoso, sabía en lo que me metía cuando decidí recogerte del hueco donde te metiste y enseñarte cosas de adultos. Y siempre voy en serio."- y esto último lo dijo con una voz suave poco común en él.
Y a pesar de que aún no llegaban a las escaleras que daban a las mazmorras y que siendo apenas un poco más de las 21 horas con probabilidad de cruzarse con prefectos patrullando o pequeños Gryffindor haciendo de las suyas, ambos se acercaron hasta fundirse en un suave beso poco común pero no por ello no deseado.
- "¡Oh, Merlín!."- se escuchó una exclamación ahogada y si... las prefectas de Hufflepuff y Ravenclaw miraban con ojos a punto de salirse de sus cuencas a los dos profesores.
¡Y hablando de acelerar el proceso de chismorroneo!.
Severus sin embargo solo miró con absoluto desprecio a ambas alumnas, las cuales prácticamente salieron volando de allí antes de que Harry pudiese volver a parpadear.
- "Vamos señor Potter... vamos a calentar un poco las mazmorras."- dijo entonces el mayor, con aquella voz sedosa que volvía loco a Harry, mientras retomaba el paso con el Salvador del Mundo Mágico justo detrás de él, sonriendo como nunca pensó hacerlo, mandando al diablo al resto.
Y esa noche, las mazmorras definitivamente le parecieron a ambos hombres más cálidas que nunca.
The End
Notas de la autora:
Bueno, llego con la cabeza gacha y la cola entre las patas... pero por lo menos terminé. A tod@s quienes siguieron este fic, quienes me escribieron sus reviews, quienes me pidieron que continuara: ¡Gracias! Gracias por seguir confiando en mi y mi musa, a pesar de ser unas demoronas, igual trabajamos y hacemos lo que podemos; pero el asunto es que me la he pasado terminado la redacción de mi tesis así como haciendo trabajos de investigación científica... la verdad es que la realidad me atrapo pero de la manera más salvaje... espero tener tiempo ahora para terminar con varias cosas. Pero bueno, no quieren leer eso, así que les contaré cosas que si les pueden interesar:
Harry y Severus ahora andan muy felices por allí ante el asombro por parte del staff de Hogwarts y el alumnado y el riesgo de colapso nervioso y muerte cerebral de Sirius, no que a Harry le importe mucho en verdad, anda en una nube como para siquiera notarlo. Pastelito está, además, siendo entrenado en secreto por Severus para hacerle la vida imposible al perro de ahora en adelante, el minino está respondiendo muy bien al entrenamiento y Severus no podría sentirse más satisfecho y orgulloso y aunque no dice nada, Harry lo nota más 'entusiasta' cuando están juntos; no que se esté quejando.
Kingsley y Remus van muy bien, tan bien que el jefe de Aurores está comenzando a pensar en iniciar una búsqueda por el anillo perfecto... y solo para reír en el futuro, se le ha ocurrido que no sería mala idea dárselo a Remus mientras sale de un pastel gigante de chocolate, vistiendo solo un lazo. Y mejor aún, si es en el siguiente cumpleaños del hombre lobo. Kingsley rie mucho cada que la idea atraviesa por su mente y Remus, siempre que está a su lado, le pregunta con cariño de que se rie tanto. El moreno desmerece el asunto entre besos cada vez juguetones y ardientes, Remus parece encantado. Definitivamente habrá una nueva sorpresa saliendo de un pastel de cumpleaños en el futuro.
En cuanto a Sirius... el pobre sigue en shock. Algún día se le pasará... esperemos. Y el staff de Hogwarts ha decidido, en pleno, no meterse más en la vida de nadie. Veamos cuanto les dura el chiste.
Y en cuanto a Pastelito... nunca pensó un Gato Trueno tener una vida tan feliz. Entregará su vida para el bienestar de su nueva familia de ser necesario, pero por el momento se contenta con mimos y mucha crema chantilly. Sip, es un gatito muy feliz.
En fin, como es obvio se ha llegado al final de otro fic y espero que haya gustado a pesar de que sigo pensando que debió de tener más chispa. La chispa falta ¿donde está la chispa?... ¡Chispa vuelve!
Anyway. Gracias a tod@s por leer, nos vemos en fics futuros.
Besos gatunos y apapachos felinos para mi maravilloso público.
chibineko chan (Miembro de la Orden Sirusiana) (Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía) (Miembro de la Mazmorra del Snarry)
~.~.~.~.~.~
Campaña de NO AL PLAGIO
Digamos NO al plagio, este mensaje va dirigido al público, para que el trabajo de cada uno como autor sea tratado con el respeto que se merece. Recuerden que cada obra es como el bebé de cada uno de los que creamos dichas obras; y como tales amaremos y protegeremos esas obras dándole lo mejor de nosotros para que el resto del mundo pueda disfrutar con el resultado final. Por eso, si sabes de algún caso de plagio, denúncialo al autor del respectivo trabajo, ten por seguro que dicho autor te lo agradecerá. Gracias
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