La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo...

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Lau Black
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MensajeTema: ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo...   ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo... I_icon_minitimeLun Mar 16, 2009 7:15 am

Clasificación: PG-13
Genero: Misterio, romance, suspense.
Resumen: Después de la guerra, la malas lenguas dicen que Severus Snape, ex mortífago y profesor de Pociones, se ha convertido en un hombre amargado y resentido con el resto del mundo…más aún de lo que ya era. Pero eso es lo que dicen las malas lenguas…. Lo que es un hecho, es que ha dejado Hogwarts y su puesto asegurado como director del colegio, para irse a vivir a una pequeña y apartada casa del norte de Inglaterra.

Cinco años después de la Batalla Final en la que venció a Voldemort, Harry Potter ha estado viajando por todo el mundo, disfrutando de su más que merecida libertad. Ahora, ha regresado a Londres para asistir a la boda de dos de sus mejores amigos, Ron y Hermione en la cual ejerce como padrino. Ginny, su ex novia y ahora prometida de Draco Malfoy, es la madrina. ¡¡Casualidades de la vida!

Harry tan solo quería que fuera una visita agradable y poder tener la oportunidad una vez más de disfrutar de la gente a la que quiere, pero como siempre, el destino le juega muy malas pasadas y acaba viéndose involucrado en una serie de asesinatos y robos que parecen llevar a la misma persona: Severus Snape.





Prólogo:


Nunca se acostumbraría a esa maravillosa sensación cuando se estaba apunto de matar a alguien. Esa corriente de poder y excitación que le sacudía cada fibra de su cuerpo ante el hecho de creerse Dios y tener en sus manos el don de quitar la vida. La mirada de puro terror que le lanzaba su víctima, rogando en silencio por su vida, no hacía sino aumentar su placer. En él, no tenían cabida los absurdos sentimientos como la vergüenza por lo que estaba apunto de hacer, el arrepentimiento o la lástima. Sensiblerías. Él era más fuerte que todo eso.

No era tan estúpido como para usar su propia varita y hacer magia con ella, dado que sería la forma más fácil saber que había sido él el causante, así que tras desarmar a su víctima, se dispuso a divertirse un poco con él, pero después de un rato de gemidos lastimeros y sollozos desagradables, estaba empezando a cansarse. El hombre sabía que esa noche iba a morir y eso le hacía gemir más alto. Que indigno que un sangre pura pidiera clemencia de esa forma en vez de luchar por su vida. Estaba un poco decepcionado, la verdad, se esperaba un poco más de pelea por su parte. Pero que se le iba a hacer… De todas formas, peleara o no, iba a morir igual.

Apuntándolo con la varita, hechizó a la corbata del hombre para que se apretara más fuerte en su cuello y después lo levitó hacia la lámpara, dejándolo allí colgado, ahogándose, respirando aire a bocanadas y luchando con la desesperada sensación de no ahogarse. El pataleo duró solo unos minutos, el tiempo en el que las fuerzas le abandonaron y la vida fue dejándolo inerte y desmadejado como un muñeco.

Se quedó unos minutos observando el cuerpo, felicitándose a sí mismo por el increíble trabajo que había hecho, y sin mancharse las manos. Dado que había utilizado la varita del otro, era imposible que pudieran rastrearle su marca mágica. Por lo tanto, no tenía porque preocuparse de que fueran a su casa a acusarlo de asesinato. Esa idea tan absurda, le hizo reír a carcajadas.

Ondeando su capa oscura, salió de la casa tan silenciosamente como había entrado.

Unos enormes ojos castaños, escondidos tras una puerta entreabierta, le observaron marchar.


Última edición por Lau Black el Sáb Mar 21, 2009 3:58 pm, editado 1 vez
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Lau Black
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MensajeTema: Re: ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo...   ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo... I_icon_minitimeLun Mar 16, 2009 7:19 am

Capítulo 1
Cómo pasa el tiempo.


Román Hart se había preparado a conciencia para su siempre desagradable encuentro con Severus Snape, pero aunque hubieran pasado muchos años desde que el adusto hombre había dejado de ser su profesor de Pociones, éste aún seguía intimidándole con su presencia. Aun recordaba sus años estudiantiles en los que se ponía a balbucear cada vez que el hombre le preguntaba algo y el sudor frío que le recorría el cuerpo ante su presencia. Aún con el horroroso delantal rojo a flores amarillas y un ridículo gorro blanco en la cabeza, el hombre conseguía intimidar a cualquiera. Román inspiró con fuerza infundiéndose ánimos y se repitió la consigna de que ya no era un niño al que le intimidaran los murciélagos. Pero cuando Snape le miró fijamente con sus ojos oscuros, volvió a sentirse como un mocoso. ¡¡Maldita sea!!

Severus Snape no era un hombre al que se le olvidara con facilidad. Ya fuera por su oscura y siempre mal humorada presencia, como por su genial don con las pociones, siempre era recordado por aquellos que tuvieron la suerte o la desgracia de ser sus alumnos. Y Román estaba en el segundo grupo, el de las desgracias. Sus notas en Pociones, pese a ser un Slytherin, eran mediocres, pero lo suficientemente buenas como para poder entrar en la Academia de Aurores. Sabía que algunos de sus antiguos compañeros de colegio seguían en contacto con el adusto profesor, pero él había preferido mantenerse al margen. Y lo había conseguido hasta hacía unas semanas, cuando se vio obligado a visitar al hombre en un asunto del Ministerio.

-¿Se puede saber que hace aquí otra vez, Hart?

La voz grave y amenazante de Snape, le hizo tragar saliva. Sabía lo mucho que detestaba que la gente le molestara en su casa, se lo había dejado bien claro la primera vez que lo visitó, pero si por él fuera, no hubiera vuelto. Pero era un asunto de trabajo y no podía echarse atrás. ¡Se fuerte, Román, no dejes que te intimide! Era muy fácil decirlo, pero tremendamente complicado cumplirlo.

-Verá señor… Se trata de un asunto… En fin, que no quiero decir que… - Genial, estaba empezando a balbucear.

-Al grano, Hart – tronó

Resignado a no poder seguir con sus pociones, Severus se quitó el gorro, que aunque ridículo impedía que algún cabello suyo cayera en el caldero y se liara una buena. El delantal corrió la misma suerte, y antes de sentarse, lo tiró a una silla, en la que estaban acumulados varios libros y algo de ropa, una camisa para ser más concretos. ¡La camisa! Con la de tiempo que hacía que la buscaba… Sin hacer caso a las palabras de Hart, paseó su oscura mirada por el salón. Tenía que reconocer que estaba un poco desordenado, con ropa tirada por todos los sitios, montones de libros repartidos por las sillas, mesas y el suelo. Había una mancha reseca de té en la mesa y un periódico de hacía varios meses encima de ella. Le hacía falta una buena limpieza, pero con el tiempo que pasaba en sus pociones y en sus investigaciones, poco tiempo tenía para preocuparse por esas nimiedades.

Algo dicho por Hart le sacó de sus cavilaciones…

-¿Qué ha dicho?

-¿No ha escuchado nada de lo que he dicho? – Hart parecía indignado, pero eso poco le importaba a Severus. Esperaba haber escuchado mal y que el mocoso que tenía enfrente no hubiera dicho…

-¿Asesinato?

-Si señor Snape, ha habido un asesinato y todo parece llevarnos a usted. – Hart se preparó para la explosión, pero esta no llegó.
Si no fuese porque sabía que si osaba reírse de él, Snape le maldeciría hasta hartarse o enviarlo a San Mungo con los pies por delante, se habría carcajeado con ganas al ver el rostro mudo por la sorpresa del ex profesor. Sus oscuros ojos abiertos, lo miraban incrédulos y sus labios se abrían y cerraban como un pez, pero sin que de ellos saliera sonido alguno. ¿Quién iba a imaginarse que un hombre que había formado parte del círculo interno del Señor Tenebroso y participado activamente en la Batalla Final, iba a sorprenderse porque le acusaran de asesinato? Ver para creer. Pero el hombre parecía en verdad estupefacto.

Por la mente se Severus, se arremolinaban decenas de caóticos pensamientos. ¿Cómo había llegado él a esa situación? Hacía años, exactamente cinco, que había dejado atrás su oscura vida. Con el fin de la guerra, se había adueñado de él un irrefrenable deseo de vivir la vida y disfrutar, de dedicarse a aquello que tanto le apasionaba: las pociones. En los dos años después de la derrota del Lord, se había dedicado a viajar por el mundo, retomando unas investigaciones que muchos años atrás había dejado para ponerse al servicio de Dumbledore. Rechazó el puesto de director de Hogwarts que le ofrecía McGonagall porque pensó que ya tenía suficiente de mocosos ingratos que no entendían ni apreciaban el sutil y precioso arte de las pociones. Además, era lo bastante ingenuo, dentro de lo que podía ser Severus Snape ingenuo, como para creer que después de todo lo que había tenido que vivir al servicio del Señor Tenebroso y los trabajos de espía para la Orden, se merecía una vida tranquila y sin sobresaltos.

Pero nadie parecía estar de acuerdo con él. Hacía dos semanas, dejaron entrever que podía haber robado un objeto valioso de Gringotts, pero al no tener pruebas no pudieron hacer nada contra él. ¡Solo por que le habían visto allí! Él estaba haciendo todo lo posible para olvidar su pasado, pero la gente no parecía dispuesta a olvidarlo y se encargaban de recordárselo a la menor ocasión. ¡Ni siquiera le habían dicho que objeto había sido robado! Malditos y mil veces malditos todos.

Alzó la mirada y vio que Hart esperaba impaciente alguna reacción suya. Se retorcía las manos y unas gotas de sudor les resbalaban por las sienes. El muy idiota estaba acojonado

-¿Se trata de alguna broma?

Dispuesto a utilizar esa intimidación que aún influía en su ex alumno, Severus se levantó del sofá y empezó a pasear por el pequeño salón de su casa, rodeando de vez en cuando el sillón donde el otro estaba sentado, como hacía antaño en las mazmorras durante las clases de Pociones. Estaba seguro que el tipo estaba acordándose de ello. Escondió una sonrisa divertida, aunque el asunto no lo era.

-Le… Le aseguro que no es una broma – tragó saliva y miró por encima del hombro como el hombre se detenía detrás de él. – Ayer encontraron al señor Standish asesinado en su casa. Lo… Lo habían colgado de la lámpara.

-¿Y como han llegado a la brillante conclusión de que he sido yo el autor? – apoyó las manos en los reposabrazos del sillón donde Hart estaba sentado y se acercó lo suficiente para que sus narices se tocaran. Quería intimidarlo lo suficiente para que cantara todo lo posible. Y lo estaba consiguiendo, porque el tipo temblaba violentamente.

-Sa… Sabíamos que ustedes tuvieron un enfrentamiento hace tiempo – tragó saliva e intentó apartar la mirada, pero Severus no se lo permitió – Usted quería algo que él tenía y como no quiso dárselo, usted se enfureció. Le… Le amenazó.

-¿Y por eso ya suponen que he sido yo el causante? – siseó conteniéndose a duras penas para no despellejar vivo a ese infeliz que había irrumpido en su apacible casa para acusarle de asesino.

-Alguien lo vio – murmuró cada vez más asustado. Un furioso Severus Snape era realmente aterrador. Se suponía que había ido allí a detenerlo, intentando siempre que el hombre colaborara y fuera con él por las buenas, pero viendo el rostro lívido por la ira del Slytherin, supo que eso no sería posible. – El elfo doméstico del señor Standish lo vio entrar a su casa hace dos noches y matar a su amo.

Las manos de Severus, que se dirigían peligrosamente hacia el cuello del auror, quedaron suspendidas en el aire. ¿Qué le habían visto? Eso era imposible, él hacía años que no veía a John Standish y aunque si que reconocía que más de una vez había querido matar al que fuera compañero suyo en Hogwarts, no lo había hecho. ¿Qué ganaba él matándole? ¿Satisfacción personal? No, él no obtenía ninguna satisfacción con el hecho de que John hubiera muerto.

-Lo siento señor Snape, pero tengo que detenerlo.

Severus clavó su mirada en el rostro pálido y sudoroso de Hart, mientras bajaba de golpe los brazos y se apartaba de él. El auror le miraba receloso, no sabiendo cual sería su próximo movimiento. Tal vez esperaba que se pusiera a gritar y maldecir por doquier, pero no les daría la satisfacción de cogerlo por la fuerza. Suspiró con pesadez y asintió gravemente, con un imperceptible movimiento de cabeza. Acabaría saliendo de esa como se llamaba Severus Snape.
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MensajeTema: Re: ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo...   ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo... I_icon_minitimeLun Mar 16, 2009 7:20 am

Molly Weasley, tal y como era normal en ella, se esmeraba con empeño en que todo saliera a la perfección. Harry llegaba ese día y había que darle una calurosa bienvenida, como solo él se merecía. Estando a mediados de mayo y aprovechando el buen tiempo que hacía días que les acompañaba, Molly convenció a los hombres de la casa para que montaran la mesa y las sillas en el jardín. Se esperaban por lo menos unas veinte personas

Estaba ansiosa por ver a Harry, que para ella era como un hijo más, no importara que no compartieran la sangre, pero ella le quería como si hubiera nacido de sus entrañas. Y lo mismo pasaba con Hermione, quien muy pronto dejaría el apellido Granger para adoptar el de Weasley. ¡Que orgullosa se sentía! Adoraba a la chica y el hecho de que fuera a casarse con su pequeño Ron, le llenaba de alegría. Le hubiera encantado que la relación de su Ginny con Harry hubiera salido adelante, pero las cosas entre ellos no funcionaron y su hija ahora estaba feliz con Draco Malfoy. ¡Quien iba a decirlo! El muchacho había cambiado mucho después de la guerra, y aunque muchas veces quisiera negarlo, la realidad era que el joven se desvivía por Ginny. No había sido fácil al principio, mucha hostilidad, mucha desconfianza y mucho rencor, sobretodo entre Ron y Draco, pero todos pusieron de su parte para que las cosas estuvieran bien. Puede que nunca fueran los mejores amigos, pero al menos ya no se maldecían e insultaban. ¡Incluso se llamaban por el nombre de pila! Nada de comadreja y hurón. No. Ahora era Ron y Draco.
Un revuelo en la puerta de entrada le indicó que iban llegando los invitados. No habían escatimado a la hora de invitar a la gente, y todos, al saber que Harry volvería después de cinco largos años de ausencia, habían aceptado de forma inmediata. Limpiándose las manos con el delantal, Molly salió al salón en el momento en el que Remus y Tonks hacían su entrada con el pequeño Teddy, quien lucía el mismo pelo negro azulado de su madre. El niño, acostumbrado como estaba a ir a La Madriguera y jugar con la niña de Bill y Fleur, le dio un rápido beso a Molly y echó a correr llamando a su amiga.

-¿Somos los primeros? – preguntó Remus con su eterna sonrisa calmada y bondadosa.

-Ron acaba de llegar hace un momento de trabajar, se está duchando en este momento, y Hermione ha ido con Ginny a hacer unas compras y de paso a por Draco – explicó mientras les servía una copa de té helado – El resto está por aquí, escondiéndose para que no les mande trabajo – sonrió divertida – Sirius ha ido a por Harry al aeropuerto, aunque no entiendo porque esa manía suya de viajar al modo muggle, sabiendo lo pesado que es el viaje.

-A Harry le encanta volar y lo hace siempre que puede – explicó Remus – Tengo ganas de verle.

-Todos tenemos ganas de verle, por eso estamos aquí, ¿no? – respondió a su vez Tonks, mirando con adoración a su marido.

Su relación no había sido fácil, como tampoco los primeros meses de matrimonio y los posteriores al nacimiento de Teddy. Remus siempre había sido reticente a tener cualquier relación sentimental dada su condición de licántropo, pero eso a ella no le había importado lo más mínimo. Le amaba. Quería formar una familia con él. Juntos. Y la guerra también había puesto de su parte para complicar las cosas entre ellos. Había sido una época muy dura para todos, pero ya se había acabado y todo gracias al chico al que esperaban con impaciencia.

En los minutos posteriores, fueron llegando el resto de invitados. La mayoría, eran miembros de la Orden del Fénix a los que Harry consideraba su familia, y algunos profesores de Hogwarts, como el caso de Minerva McGonagall.

La cara de Harry cuando vio a toda su familia y amigos, no tuvo precio. Al principio se quedó desconcertado cuando vio a tanta gente, pero cuando los reconoció esbozó una enorme sonrisa y se abalanzó a abrazarlos a todos. Los primeros, fueron Ron y Hermione, quienes se fundieron los tres en un emotivo abrazo. Cinco largos años sin ellos, sin verles. No tenían ni idea de lo mucho que les había echado de menos. Poco a poco, todos tuvieron la oportunidad de saludar al recién llegado, y contuvieron el aliento cuando le llegó el momento a Draco. Era de sobra conocida la enemistad que se tenían, pese a que en la batalla final habían luchado codo con codo. Y tampoco sabían como reaccionaría el niño que vivió cuando supiese que su ex novia estaba saliendo con el Slytherin. Suspiraron aliviados cuando se dieron un respetuoso apretón de manos.

Sirius permaneció un poco apartado viendo como su ahijado saludaba afectuosamente a todo el mundo. Sentía el pecho hinchado de orgullo. Después de todo lo que había tenido que pasar, Harry era un muchacho extraordinario. Tenía que reconocer que no lo había reconocido cuando bajó del avión. Si no llega a ser por la cicatriz, hubiera pasado por su lado sin percatarse. Había que ver lo que había crecido. Ya no era ese chiquillo enclenque y bondadoso que había conocido, ahora era todo un hombre. Un hombre hecho y derecho. Y él no había podido estar ahí cerca para verle crecer. Pese a que no se tomó muy bien la decisión de Harry de marcharse después de la batalla final, reconoció que podía ser bueno para el chico alejarse hasta que las cosas se calmaran en Inglaterra.

-Ya no es el niño que conocimos hace nueve años, ¿verdad? – Sirius negó con la cabeza, sin apartar la mirada de su ahijado, mientras Remus le ponía un brazo en los hombros – James y Lily se sentirían muy orgullosos de él.

-Lo se, Remus, lo se. – se le había hecho un nudo en la garganta y sus ojos se humedecieron.

Remus le apretó el hombro, dándole ánimos. El licántropo sabía lo mucho que su amigo se recriminaba sin razón el no haber apoyado a Harry cuando este más lo necesitaba. Azkaban le había quitado la posibilidad de criar al chico como a un hijo, de malcriarlo, de darle todo el cariño que necesitaba; y el tiempo que pasó como prófugo, tan solo le había dado la oportunidad de poder estar poco tiempo con él. Sirius no tenía la culpa de todo lo que había ocurrido, pero él no parecía pensar así y se obstinaba en cargar él solo con la pesada carga de la culpa sobre sus espaldas. Y el hecho de que Harry se hubiera ido por cinco años, no había ayudado en la depresión del animago. Aunque no lo dijera, Remus sabía que su amigo se sentía solo, no tenía a nadie a su lado con quien compartir una vida, y la gente aún no conseguía olvidar su tiempo pasado en la cárcel, pese a que ya hacía tiempo que se descubrió su inocencia.

No dispuesto a permitir que se deprimiera más, Remus empujó a Sirius hasta la mesa donde todos ya estaban sentándose para cenar. Como no, Harry era el centro de atención, el blanco de las bromas de los gemelos y de las preguntas de todo el mundo.

Harry hacía tiempo que no disfrutaba tanto. No se había dado cuenta de lo mucho que echaba de menos esas comidas familiares en La Madriguera, con la deliciosa comida de la señora Weasley, las bromas y las risas de los gemelos, las constantes peleas y reconciliaciones de Ron y Hermione, la dulce sonrisa de Ginny. Pese a ya saberlo por las cartas que le mandaban sus amigos, la verdad era que aún se sorprendía de que su ex novia y su enemigo acérrimo en Hogwarts, fueran ahora pareja. Quien iba a decirlo… una Weasley y un Malfoy. No estaba celoso, ya hacía tiempo que lo suyo con Ginny había terminado, se habían querido mucho durante el poco tiempo que estuvieron juntos, pero no era un amor que fuera a durar para toda la vida. Un amor de adolescente, eso es lo que era.

Harry adoraba a Ginny. Le estaría eternamente agradecido por todo el cariño y comprensión le brindó en los momentos difíciles cuando tanto lo necesitaba. Y aunque Malfoy hubiera cambiado, cosa que él aún dudaba, lo mataría sin dudar en como lastimara a la pelirroja.

La cena estaba en su máximo apogeo cuando recibieron la inesperada visita del Jefe de Aurores. Por su semblante serio, no iba a unirse a la fiesta. El señor Weasley se lo llevó aparte para hablar con él, pero aún no habían pasado cinco minutos cuando regresó al jardín y miro a Draco.
-Venían a por ti.

Harry nunca creyó poder ver a Draco más pálido de lo que ya lo era. Estaba conmocionado, ajeno al escándalo que estaba montando Ginny saliendo en su defensa. Las cosas tampoco habían sido fáciles para los Malfoy después de la guerra y Harry estaba seguro de que Draco lo estaba recordando en esos momentos. Mortífagos reconocidos, la gente no se creía su cambio de bando momentos antes de la Batalla final. Todos decían que se habían unido al bando vencedor, temerosos de las represalias a las que podían verse sometidos en el caso de que el Señor Tenebroso perdiera, cosa que era un hecho. Por las cartas de sus amigos, los Malfoy sufrieron humillaciones, la expropiación de sus bienes y propiedades y el desdén de toda la comunidad mágica. Lucius y Narcisa vivían en esos momentos en una casa en el Londres muggle, mientras que Draco se había convertido en Médico. Y uno muy bueno por lo que había oído.

-¡Cálmate, Ginny! – gritó el señor Weasley exasperado ante los gritos de su hija. Esta calló abruptamente, mientras miraba de forma acusatoria a su padre, como si éste tuviera la culpa de que los aurores buscaran a su novio – Nadie va a detener a Draco – la vida pareció volver al cuerpo del rubio – Tan solo han venido a avisarle de que han detenido a Snape y que como él es lo más cercano a un familiar que tiene, supusieron que querría saberlo.

-¿Han detenido a Severus? – exclamó Draco, levantándose como un resorte de la silla, sobresaltando al pequeño Teddy que estaba su lado. Con una media sonrisa de disculpa, el Slytherin le revolvió el pelo al chiquillo. Después volvió a fijar sus ojos grises en su suegro. La preocupación estaba impresa en su rostro - ¿Por qué? ¿De que se le acusa?

-No lo se, Draco. – Arthur negó con pesar - ¿Quieres que mañana te acompañe a verlo?

-¿Mañana? ¡¡No!! – exclamó como si la proposición del señor Weasley fuera descabellada – Si no le importa, quiero ir ahora. – Arthur pareció pensárselo un momento y después asintió. Draco suspiró aliviado y después miró a Harry – Siento haber estropeado tu fiesta, Potter.

-Os acompaño. – sin hacer caso a las protestas de Sirius y la señora Weasley, Harry se levantó. – Quizá pueda hacer algo para ayudar.

-¿Por qué ibas tu a querer ayudar a Severus? – el tono de voz de Draco revelaba una clara sospecha sobre los motivos que pudiera tener Harry para ayudar a un hombre que nunca demostró tener simpatía con él, y viceversa.

-Snape me ha salvado la vida en incontables veces, ha hecho más por mi de lo que nadie ha hecho. Le debo mucho, y me gustaría hacer algo para ayudarlo.

-Maldita nobleza Gryffindor – masculló Draco en voz baja, pero Harry llegó a percibir el alivio en su voz.





Última edición por Lau Black el Dom Ago 15, 2010 8:43 am, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo...   ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo... I_icon_minitimeLun Mar 16, 2009 1:18 pm

Que buena " me encanto y quede con ganas de mas!!!
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MensajeTema: Re: ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo...   ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo... I_icon_minitimeMar Mar 17, 2009 3:00 pm

Vaya, tiene muy buena pinta. Perfilas por encima toda la situacíón para ponernos en claro todo de manera muy agil. Y además despiesta la curiosidad^^

seguiremos a ver qué tal va
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MensajeTema: Re: ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo...   ¿Inocente o culpable? Capítulo 1: Cómo pasa el tiempo... I_icon_minitime

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