Capítulo 04No es usual, pero cuando Potter lo atraviesa de esa manera con sus brillantes ojos verdes sin verlo, a veces Severus se estremece y siente ganas de acercarse y gritarle que no está cumpliendo con su promesa.
Si no lo hace es solo porque él tampoco cumple con la suya.
¿Qué puede esperarse de ellos cuando han roto todo cuando dijeron estar dispuestos a cumplir? Por lo menos el joven tiene un buen motivo. Él no. Él solo esta siendo egoísta, al igual que Lupin y Black, que también han roto sus promesas.
Es curioso como solo después de que todo acabara fue a enterarse de que en realidad Potter no confiaba tanto en él como decía. Ni tampoco en los dos adultos que lo acompañaban todas las tardes en lo que llamaban “la jaula”.
—Creo que Harry simplemente quería asegurarse —le dijo Lupin meses atrás, la primera noche que quedaron después de que él terminara con sus quehaceres en Hogwarts después de tres horas en San Mungo—. Por eso nos hizo prometer lo mismo a los tres, para tener la certeza de que alguien cumpliría.
Y nadie había cumplido.
O lo que era lo mismo: todos le habían fallado.
—Todavía respira —fue lo primero que le dijo Black un mes atrás, cuando los sanadores sugirieron que se rindieran y Snape pareció considerarlo—. Y, mientras siga haciéndolo, no me rendiré. No cumpliré esa estúpida promesa, ni dejare que tú o Remus lo hagáis.
Y aquello, curiosamente, fue todo lo que le hizo falta para seguir adelante. Que ridículo, dejarse alentar por Sirius Black, que idiota, mantener la esperanza todavía.