Y justo en ese momento todo el mundo se me vino encima “y un demonio!” maldije en mi fuero interno. Gire sobre mi lentamente para encontrarme a Severus con aquella belleza griega que quitaba el aliento, su rostro tenía una expresión de tristeza, sus ojos decían demasiadas cosas que no pude comprender, pero toda esa magia que salió cuando nuestras miradas se encontraron desapareció cuando vi con quien venía. Andre con una sonrisa burlona en su cara y su mirada despectiva estaba a su lado, venían tomados de la mano- o más bien Andre casi se colgaba de esta para estar junto a él-. Mi corazón se detuvo por un momento para luego empezar a latir desbocadamente, y la sangre subió rápidamente a mis mejillas.
-Y bien… ¿Con quién no quieres tener más problemas Harry?- Enarco sus dos cejas perfectas. Esperando mi respuesta.
-Yo… yo… Humm… con nadie Severus… no es de tu incumbencia- “BRAVO idiota!!!... aléjalo más!!! Anda” me grite sarcásticamente en mi fuero interno.
-Tienes razón- Suspiro y rodo los ojos -Eso a mí no me importa.
Andre hizo otra de sus sonrisas burlonas y Lucius, Albafica y Diana bufaron.
-¿Qué haces aquí hermanito?- Pregunto Diana con su cara de Borrego a medio morir en una carretera.
-Vine a hablar con Lestat, así que si me disculpan- Asintió con la cabeza, me dio una última mirada fugaz de tristeza O eso me pareció ver en su rostro y se fue arrastrando a Andre al pasillo de los consultorios.
Después de un largo minuto de silencio en el que intente no llorar con todas mis fuerzas Diana hablo.
-¿Por qué demonios trajo Severus a ese aquí?- Utilizo el tono más despectivo que pudo.
-No lo sé- dijo Lucius- Pero hay dos opciones, o Severus es un idiota o Andre “Yo soy dueño de Seviie” Lestrange –imito su voz y una de sus poses y no pude más que reírme- Chantajeo al idiota de Severus para que lo trajera, en todo caso… Severus sigue siendo un idiota.
Todos rieron ante su comentario, menos yo. Sabía muy bien que a Diana no le caía nada bien Andre, pero no sabía que tampoco Lucius y Albafica lo soportaban mucho. También me preguntaba ¿Por qué habían venido? ¿Qué hacía toda la familia de Lestrange aquí? ¿Había algo que me estuvieran ocultando? Ante esa pregunta sentí como si algo me pegara en la cabeza imaginariamente, había algo que me estaban ocultando… el punto era ¿Qué?..., me estruje los sesos pensando en que podrían estarme ocultando los Snape. Y si… “no Harry no pienses en eso” mi conciencia me regaño antes de que acabara la frase y se lo agradecí infinitamente Severus y Andre… no… ellos no… ellos no van a…. ellos no iban a hacer eso que se me estaba viniendo a la mente… o sí? Sentí como si me sacaran todo el aire del cuerpo y el hoyo en mi pecho temblaba del dolor.
-Hey Harry ¿Sigues aquí?- Diana paso una mano por enfrente de mis ojos.
-A sí, lo siento…- Murmure intentado respirar.
-No te preocupes por ellos- Su tono era de enojo -Ahora lo más importante es ir a ver a Louis.
-Tienes razón.- dije suavemente.
-Ahora vamos, Lestat me dijo donde era…- Sonrió, pero esa alegría no le subió a los ojos.
Sin decir ni un comentario más Lucius me volvió a pasar su musculoso brazo por los hombros y me dio un suave empujoncito para que caminara, ya que parecía que todo este tiempo había echado raíces imaginarias en el piso.
Caminamos lento y silenciosamente por los pasillos detrás de Diana y Albafica, parecía un laberinto, dimos vuelta en unos, pasamos de largo otros, caminamos derecho en algunos, en fin, si hubiese venido solo me hubiese perdido.
No me había dado cuenta de en qué área estábamos hasta que frente de mi vi un letrero que decía TERAPIA INTENSIVA, mis rodillas temblaron en cuanto comprendí la gravedad de las palabras ¿Louis de veras estaba así de mal? “no idiota… solo lo ataco un vampiro…!” me regañe mentalmente, pero Lestat dijo que iba a estar bien ¿Por qué lo tenían aun aquí? ¿Louis estaría realmente bien? Una y mil preguntas me llenaron la cabeza “maldito el momento en que se me ocurrió venir a Londres!” grite en mi fuero interno. Mientras entrabamos a el pasillo largo con puertas de los dos lados me di cuenta de que si yo me hubiese quedado en Paris nada de esto me hubiese sucedido, Louis estaría ahorita perfectamente bien, mi madre no estaría sola, Bellatrix y Tom seguirían juntos y lo que más me dolió pensar fue que Severus se tendría que haber ahorrado tanto tiempo mal gastado en mí, mi corazón se volvió a estremecer en cuanto pensé en esto.
Sin darme cuenta ya nos habíamos detenido afuera de una habitación que tenía el numero 10 marcado afuera, suspire y mi corazón se aceleró un poco las manos me empezaron a sudar y las rodillas me temblaban cada vez más, Albafica ha de haber sentido mi nerviosismo, porque de un momento a otro empecé a sentir una gran paz interior, sabía que de nada iba a servir una vez que estuviera ahí adentro ya que Albafica no estaría conmigo.
-Te esperaremos aquí afuera Harry.- La expresión de Diana era dubitativa.
Albafica y Lucius me dieron una gran sonrisa, antes de entrar inhale y exhale un par de veces para no caer en un estado nervioso.
Abrí la puerta, entre y la cerré detrás de mí, lo que vi me horrorizo completamente. Louis estaba postrado en una cama de hospital, con varios tubos a su alrededor y dentro de él, en su cara tenia moretones, sus brazos y piernas estaban enyesados y se veía completa y totalmente demacrado. Dios mío ¿Qué hice? ¿Qué he hecho? Mis ojos se rozaron al instante de lágrimas, me mordí la lengua para no sollozar.
Di unos cuantos pasos para acercarme a una silla que estaba a su lado, me senté y apoye la cabeza en la cama, lo observe con detenimiento por algún rato; a pesar de todo tenía una expresión tranquila, parecía como si estuviese soñando con cosas linda, y eso me tranquilizo un poco.
La culpabilidad lleno mi cuerpo al recorrer con mis ojos su cuerpo casi destrozado por Bellatrix, ¿Qué había hecho?, ¿Por qué a Louis? ¿Por qué no a mí?
Las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas silenciosamente… realmente yo era un peligro para todas las personas que estaban a mi alrededor, yo mismo era la peor persona que podría haber conocido.
Mientras me concentraba en que mis lágrimas estaban cayendo sobre las sabanas de Louis sentí un fuerte tacto en la cabeza, abrí los ojos y me encontré con Louis despierto, una pequeña sonrisa cruzaba su cara ahora un poco deforme por los golpes recibidos. Mi corazón dio un brinco, me enjuague rápidamente mis lágrimas con las mangas y le sonreí de vuelta.
-Hola mi pequeño- Dijo con voz pastosa y ronca.
-Pa… pá…-Tartamudee por culpa de los sollozos que amenazaban con salir. Eso es lo que el tio Louis era para mí, mi papá.
-Sh… calma Harry.- Sonrió suavemente -Todo va a estar bien- Murmuro.
No me salieron palabras, los sollozos tenían atada mi garganta, lo único que atine a hacer en el momento fue en pararme y darle un suave beso en la frente.
-Vaya Harry.- Rio entre dientes -Tendré que ponerme en peligro más seguido muchacho!!!... cuanto amor!!!...
Solté una risotada, Louis estaba bien, él iba a estar bien y eso era lo único que importaba por el momento.
-Vaya papá ya veo que ni enfermo se te quita lo gracioso.
Frunció el ceño e hizo un puchero.
-Oh, vamos jefe Pointe du Lac-Potter era solo una broma- Le sonreí tiernamente.
-Tienes razón hijo- Me tomo de la mano con su mano enyesada -Maldito animal salvaje- Gruño -La próxima vez llevare mi rifle.
Un escalofrió recorrió mi cuerpo completo, la imagen de Bellatrix atacando a mi padre se me vino a la mente, sacudí la cabeza para sacarme esa idea, ahora eso no importaba, lo que importaba es que Louis estaba bien.
-No va a haber próxima vez papá, tu- Lo apunte con mi dedo -Te vas a quedar en casa hasta que te quiten todo esto, dudo que puedas atrapar muchos ladrones con la mitad del cuerpo enyesado.
-Ja tienes razón.- Sonrió.
Nos miramos fijamente por algunos momentos, sentía como si me quitaran un grandísimo peso de encima, sentía que la sangre regresaba a mis mejillas y que mi corazón latía con normalidad.
-Así que, me parece que voy a estar atado a esta cama de hospital por algunos días más, pero, tu jovencito, no vas a faltar a la escuela- Frunció el ceño -Así que te vas a quedar en casa del doctor Snape y su señora.
-¿Qué?- Chille -Estas realmente mal Louis Pointe du Lac-Potter si piensas que yo te voy a dejar aquí, no voy a ir a la escuela, ni siquiera estamos en exámenes así que…
Me tapo la boca con uno de sus brazos enyesados y yo seguí balbuceando contra este.
-Nada… tú te vas y yo me quedo aquí, saliendo de la escuela podrás venir a visitarme ¿De acuerdo?- Su tono era demandante, por un momento realmente pareció mi papá.
-De acuerdo- Susurre.
La tarde se nos pasó muy rápido, le conté todo lo que me había pasado de ayer a hoy, evite los pequeños detalles como “papá entonces Lucius me llevo corriendo por el bosque para llegar a casa de los Snape, donde Diana tuvo una visión en la que me iba a entregar a Bellatrix” o “papá me bese con Sebastián” creo que es mejor para su salud no saber de esas cosas. Me conto lo que le habían dicho los doctores y sobre sus huesos rotos, los dos brazos y las dos piernas. Me conto que Arturus y Logan ya lo habían visitado y que el papá de Sebastián también.
-Te gusta ese chico ¿Verdad?- Sonrió maliciosamente.
-Papá, solo somos amigos- Me sonroje instantáneamente.
-Si claro Harry, y yo soy Mickey Mouse- Volvió a sonreír.
-Pues, a decir verdad, te pareces un poco eh Papá.- Reímos los dos al mismo tiempo.
Me despedí de él ya entrada la noche, necesitaba descansar un poco al igual que yo, hoy había sido un día de demasiadas emociones.
Salí del hospital aun sintiéndome tranquilo, sabía que Louis estaría a salvo ahí, ya que a Lestat le tocaban los turnos nocturnos.
Todo el viaje de regreso fue en silencio, cada quien iba perdido en su mente, lo que iba a pasar cuando llegara a casa de los Snape me preocupaba. Me estresaba tener que estar bajo el mismo techo que Severus y Andre y todos los de Lestrange. ¿Por qué estarían ellos ahí? ¿Qué era tan importante para que hayan venido todos? Estas preguntas me recordaron la duda que tenía por la mañana, sabía que los Snape me estaban ocultando algo pero ¿Qué era? tendría que preguntarle a Diana, tarde o temprano me tendría que decir, quiero decir, estaría viviendo en su casa alrededor de una semana en lo que Louis salía del hospital- Me dio un escalofrió solo de imaginármelo. Tendría que decírmelo tarde o temprano.
Aparcamos en el garaje de los Snape, en medio del volvo plateado y el Porche amarillo de Diana, todas las luces de la casa estaban prendidas, por lo que pude deducir que aún seguían todos juntos en la sala.
Cuando bajamos del Jeep de Lucius, Diana se fue caminando o más bien danzando, hacia adentro de la casa mientras que Albafica y Lucius se ponían cada uno al lado mío.
-Pues bien Harry ya lo sabes- Dijo Lucius serio.
-¿Qué?- Pregunte dubitativamente.
-Sebastián nos cae mal- Dijo Albafica en un gruñido.
No dije nada y seguí caminando. Haciendo el intento por reprimir una sonrisa, los dos se veían tan lindos haciéndola de los hermanos celosos.
-No te hagas el desentendido- Murmuro Lucius con voz siniestra.
-No lo queremos cerca de ti- Dijo Albafica.
-Así que quedas advertido- Finalizo Lucius.
-Ok chicos, no sabía que les tenía que pedir permiso para salir con alguien, pensé que Louis estaba en el hospital, pero ya que tanto insisten, le pasare su mensaje- Sonreí.
-Si- Los dos gruñeron al unisonó.
Entre a la casa aun riendo para mis adentros, Albafica y Lucius eran como los hermanos mayores que nunca tuve, era tan divertido verlos celosos, anqué supiera que solo había una razón por la cual hacían eso, y esa razón estaba justamente sentado en la sala tomado de la mano de su noviecito.
-Harry- La voz de Eileen hizo que desviara la mirada de Severus -Que bueno que ya regresaste cariño ¿Cómo esta Louis? ¿Verdad que está bien?
-Si Leen, va a estar bien- Sonreí débilmente.
-Oh, qué bueno, te dije que todo iba a salir bien.- Sus brazos me rodearon y me dio un suave beso en la mejilla.
-Sí, tenías razón- Murmure suavemente.
-Harry cariño, sube a dormir, estas ya más muerto que vivo…- Me susurro Eileen al oído.
-Si Leen- Dije poniendo los ojos en blanco.
Subí las escaleras lentamente, mientras sentía algunas miradas clavadas en la espalda, sabía que bien a quien pertenecían esos ojos, suspire pesadamente mientras arrastraba los pies hacia el segundo piso, y de ahí al cuarto de Diana entre y me deje caer sobre el sofá.
Sabía bien que algo extraño estaba sucediendo, los Snape me estaban ocultando algo pero ¿Qué era? ¿Qué podría ser? ¿Por qué todos los de Lestrange estaban aquí? ¿Qué iba a pasar?
Seguía ensimismado en mis pensamientos con los ojos cerrados cuando sentí que alguien se sentaba a un lado mío.
-Harry- Dijo Diana con voz suave y tranquila -Ten tu pijama, cámbiate y te llevare a la nueva habitación de invitados.- Rio suavemente.
-Si Diana.- La vi con expresión dubitativa por algunos minutos sabía que este era el momento perfecto para preguntarle qué era lo que estaba sucediendo, así que junte todas mis fuerzas y abrí la boca.
-Diana…- “Escúpelo ya idiota” me regañe mentalmente.
-¿Si dime Harry?- Me vio con ojos curiosos.
-¿Podría hablar contigo un momento?- Susurre.
-Claro, ¿De qué quieres hablar?
-De algo importante- Musite -Pero podríamos hablar afuera en el rio, no quiero que escuchen aquí.
Rio entre dientes.
-Claro que si tontito vamos.
Diciendo esto me jalo del brazo y me arrastro por las escaleras, pasamos la cocina y dejamos la casa, nos acercamos a la orilla del rio y ahí con sus andares de bailarina se sentó en el césped y dio unas palmaditas a su lado para que también me sentara, así que la obedecí. Era una noche muy linda, aunque estuviese nublada, el rio estaba iluminado por la luz de la luna y se veía su reflejo, se escuchaban todos los sonidos de los animales, era un lugar mágico, lo malo era que se avecinaba una tormenta, se podía sentir en el fuerte ulular del viento.
-Ahora sí, dime ¿Qué es lo que quieres saber? –Sonrió con aquella sonrisa plateada que tanto me deslumbraba y me saco de mi ensimismamiento.
-Bueno… yo… este…- Empecé a tartamudear.
-Escúpelo ya Harry.- Su tono era impaciente.
-¿Hay algo que me están ocultando verdad?- La mire de reojo -algo va a pasar y ustedes no me quieren decir.
En ese instante se puso tensa y abrió los ojos como platos.
-¿Por qué piensas eso Harry?- susurro.
-Porque todos los de Lestrange están aquí y porque Andre cada vez que me ve en sus ojos hay algo burlón, así que sé que algo me están ocultando- Murmure suavemente.
Nos quedamos en silencio por algunos minutos. Diana siguió con su postura rígida viendo en algún lugar lejano, sabía que esto debería de ser demasiado malo, ¿Por qué ella reaccionaba de esa manera? ¿Qué estaba sucediendo? no pude aguantar más la ansiedad y termine rompiendo el silencio.
-Diana dime ya que sucede- Dije con voz ansiosa -Me estas poniendo nervioso.
-Harry yo no soy la persona adecuada para darte esa noticia- Murmuro con los ojos aun perdidos.
-¿Ah no? ¿Entonces quién?- Dije con una nota de enfado en la voz.
-Severus y tu tienen que hablar de eso.- musito.
-Diana dímelo tú, sabes bien que tu hermano no me va a contar nada- Rogué con un puchero.
-No,- Siguió seria- No puedo, esos son asuntos de Severus y de Andre.
-Por favor, si me quieres realmente dime. Por favor- Mi voz se fue haciendo cada vez más baja hasta que fue casi inaudible.
-No Harry, realmente no puedo.
Y diciendo esto se levantó rápidamente y camino a zancadas hacia la casa, su reacción me impresiono. Diana nunca se había comportado de esa manera, algo estaba sucediendo pero ¿Qué era? ¿Que tenían que ver Andre y Severus en todo esto? este pensamiento hizo que me imaginase lo peor, sacudí la cabeza para quitarme aquellos pensamientos, “calma Harry, no puede ser tan grave” me tranquilice en mi fuero interno, aunque no sirvió de mucho.
Me quede por algunos momentos más sentada ahí bajo la cobija de la luna, estrujándome los sesos para encontrar alguna pista, pero lo único que conseguí fue que me doliera la cabeza y que me doliera el pecho.
Me levante y camine lentamente hacia la casa, todos estaban en la sala, sentados platicando. Pero en cuanto yo entre se callaron. Esto me hizo sospechar aún más. Pero no dije nada, seguí mi camino y subí las escaleras, llegue al cuarto de Diana y Albafica, tome la pijama y me cambie, deje que mi mente vagara por los confines de mi existencia recordando meticulosamente los momentos en que fui feliz con Severus al menos eso me tranquilizaría un poco, por lo general cuando estaba triste o nervioso empezaba a recordar todos aquellos momentos que viví con él y eso me calmaba.
Cuando me cambie con el pijama azul obscuro que me había dado Diana que era un pantalón de seda y una playera de seda subí rápidamente al tercer piso, donde probablemente estaría la habitación de invitados.
En el pasillo de arriba había dos puertas, una enfrente de la otra, así que me decidí por la de la izquierda. Abrí la puerta y entre silenciosamente, prendí las luces y me encontré en una habitación completamente vacía lo único que había en medio de esa gran habitación era una gran caja blanca, parecía de esas cajas donde te entregan los trajes para boda, esta estaba abierta y se veía una tela color negro, sedosa… la curiosidad me lleno ¿Qué seria eso? ¿Por qué solo tendrían una habitación para esta caja? Justo cuando di un paso para acercarme a la caja la puerta se abrió a mis espaldas y yo di un salto.
-Harry, la habitación de huéspedes es la de enfrente- Dijo Diana con la expresión seria.
-Oh, lo siento, me confundí.- Murmure con las mejillas rojas por la vergüenza.
-Así es…- Hizo un ademan con la mano para que saliera.
Camine lentamente hasta que me encontré del otro lado de la puerta, Diana el cerro con llave y se fue. ¿Diana estaba enojada conmigo? ¿Qué había hecho ahora? Suspire fuertemente y fui a abrir la habitación de huéspedes, al entrar me impresione, en medio de esta había una cama matrimonial muy alta, todo tenía un delicado equilibrio, era de todos los tipos de azules con destellos dorados, era muy bella.
Subí de un salto a la cama y me deje caer entre las almohadas, mi cuerpo me lo agradeció mis parpados me pesaban así que los cerré, me deje llevar en aquel duermevela que tanto necesitaba, sabía bien que este misterio tenía que ver con Severus y con Andre pero porque, que sucedería.
Mi cabeza voló una vez más y caí en la inconsciencia soñando con los últimos días que estuve de novio con Severus, sabía que estos sentimientos y estos recuerdos dejaban un sabor demasiado amargo en mí pero valía la pena, Severus era lo único que valía la pena en mi vida, sabía que a la larga podría superar el verlo a él y a Andre juntos, lo sabía aunque me costara mi alma y mi corazón, su felicidad era más importante para mí que cualquier cosa que quisiera o necesitase.
Sabía que estaba llorando, en mis sueños podía sentir esa sensación de las lágrimas cayendo por mis mejillas. Aunque no sabía por qué.
Me desperté muy muy temprano por la mañana, tan temprano que al parecer todavía no aclaraba afuera, me estire en la cama, intentando desperezarme. Me cambie con la ropa que supongo Diana me había dejado ahí por la noche, me calce los zapatos y estuve listo en un dos por tres.
Salí de mi habitación silenciosamente, pensaba en ir al cuarto de Diana a charlar con ella un rato, no quería que nos enojáramos, ella era mi mejor amiga.
Llegue al cuarto de Diana, pero ella no se encontraba ahí, baje las escaleras pero tampoco se encontraba en la sala ni en la cocina, a decir verdad no se encontraban ninguno de los Snape. “lo más probable es que fueran a cazar” dije en mi fuero interno.
Fui y me senté en uno de los cómodos asientos de la sala, pensaba ver un poco la televisión. Pero unos papeles que estaban sobre la mesita de centro me llamaron la atención. Los tome entre mis manos y los leí con ojos curiosos.
“no…” di un grito ahogado dejándome caer sobre mis rodillas. Esto no me podía estar pasando a mí.