El silencio volvió a formar parte de la situación “pero que estúpido soy” gritaba en mi fuero interno.
Severus seguía con los ojos cerrados pero con la expresión más relajada. Suspire.
Por fin después de estar algunos minutos más así abrió los ojos, tenía una expresión dulce y tranquila. Toque su cara con ansias, deseaba más que nada saber que era lo que tenía que decirme.
-Severus,- Su nombre hizo que sintiera mariposas en el estómago- Dime de una vez que estás pensando, me estas volviendo loco.- Entrecerré un poco los ojos.
Me dio un beso suave en la frente y apretó un poco más su abrazo, esto hizo que mi corazón palpitara más rápido y que la sangre subiera a mis mejillas, se sentía tan bien el estar en sus brazos.
-Harry yo…
-¡SEVERUS!- Una voz se escuchó a lo lejos.
“y un demonio” pensé en mi fuero interno.
Volví mi mirada hacia la casa, y ahí con su gran belleza estaba Andre, ipso facto Severus me soltó y pude ver su mirada de sorpresa, cuando su piel dejo de tocar la mía, dejo una sensación de gran vacío y hormigueo.
-Lo siento- Murmuro y se fue caminando a zancadas hacia la casa mientras yo lo miraba con la boca abierta. Llego junto a su noviecito Andre y le dio un dulce y rápido beso de bienvenida en sus labios, la mirada comenzó a nublárseme y un sollozo luchaba por salir de mi garganta “estúpido, estúpido, estúpido mil veces” gritaba la vocecita en mi cabeza.
Sentía que me iba a derrumbar de nuevo, alcance a sentarme en una piedra y ahí me deje caer en ese abismo negro que ya me era tan familiar.
Había sido una estúpido por haber pensado que Severus aun sentía algo por mí.
Había sido una estúpido por pensar que Andre ya se había marchado.
Había sido una estúpido por seguir teniendo esperanzas.
¿Qué demonios me estaba sucediendo? Mi cabeza se llenaba de preguntas constantes, ¿Qué me habría querido decir Severus antes de que Andre llegara? “que ya no te quiere y lo dejes de molestar!!!...” mi conciencia me gritaba de nuevo. El agujero en mi pecho se hizo más grande y el dolor me dejo sumido en la negrura.
No puedo decir exactamente cuánto tiempo estuve sentado ahí afuera, no puedo decir cuánto tiempo estuve llorando, de lo único de lo que fui consciente fue de que el sol ya empezaba a salir- O más bien empezaba a aclarar ya que en Londres nunca había sol-.
Mis músculos se fueron tensando hasta quedar completamente recostado en el césped, la cabeza me daba vueltas y los sollozos se fueron calmando hasta quedar solo como un quejido muy quedo, casi inaudible, mis ojos ya secos de tanto llorar me dolían y el agujero en mi pecho se hizo más grande.
Seguía ensimismado en mi sufrimiento cuando sentí unas pequeñas manos frías tomándome de los hombros y obligándome a sentar.
-Sh, calma Harry- La voz de soprano de Diana me tranquilizo al instante, mientras sus pequeños brazos me rodeaban para poder abrazarme.
-Hola- Susurre con mi voz ronca.
-Vamos Harry- tomo de mi mano y me ayudo a levantarme, caminamos con paso lento hacia la casa -Enserio siento mucho que tengas que pasar por esto, no es justo que tengas que verlos juntos y que todavía tengas que cargar con lo de Louis.
-No te preocupes Diana, sabía que esto era algo que terminaría pasando tarde o temprano- Tome aire para calmar un poco el dolor de mi pecho.
-Es que tú no deberías de pasar por esto Harry.
-Es el destino- “el destino me odia” pensé para mis adentros.
-Harry,- Dudo un poco -¿Enserio pensaste en entregarte así sin más ni más a Bellatrix?- su tono ya no era de enojo, más bien tenía un matiz ansioso.
-Tranquila, fue solo una de esas ideas que me cruzo por la cabeza- “Que es demasiado buena por cierto” me dije en mi fuero interno -no te preocupes.
-Eso espero- Me miro dubitativamente -Por cierto Lestat ha llamado- Me tense cuando escuche eso- Dice que Louis está bien aunque aún no despierta por los sedantes.
Mi cuerpo completo se relajó al escuchar eso, sentí como si me quitaran un peso imaginario de encima. Louis estaba bien, gracias al cielo. De haber podido me hubiese puesto a hacer uno de los bailecitos de Diana si no fuera tan torpe.
-Diana, Diana por favor llévame- dije en un susurro ansioso por que ya habíamos entrado a la cocina.
-Por supuesto- Se acercó un poco más a mi oreja y su aliento frio hizo que me diera escalofríos, susurro- Y recuerda Harry, te tengo bien checado, no voy a dejar que hagas nada estúpido. Ahora eres parte de esta familia.
Y diciendo esto me tomo de un brazo y me jalo hacia la sala, yo todavía estaba un poco aturdido por sus palabras cuando entre en el salón, lo recorrí con mis ojos y me encontré con tres figuras que no conocía.
En uno de los sillones estaba Eileen, Remus y Lucius tomados de la mano. En otro estaba Severus y Andre, Severus lo tenía rodeado con un brazo mientras Andre se recargaba sobre su pecho “igual que como lo hacía contigo” me dijo la vocecita en mi cabeza. Desvié mí mirada rápido de ahí, era demasiado doloroso. Albafica se encontraba a un lado mío, tomándome de un hombro, él sabía lo que yo estaba sintiendo. Y las tres figuras se encontraban frente a mí, eran dos mujeres y un hombre. Una de ellas, castaña rompió el incómodo silencio.
-Hola soy Sakura, la hermana de Andre- Me tendió la mano amigablemente, pero su mirada era demasiado especulativa como para creérselo.- Tú debes ser Harry.
-Hola- Murmure estrechando su fría mano.
-Ellos son Arthur y Molly- Dijo apuntando a los otros dos que tenían cabellera rojiza.
-Mucho gusto- Murmure.
Los dos asintieron en señal de saludo, todo se quedó en un incómodo silencio, pero por alguna razón yo estaba sintiendo una reconfortante paz interior “es por Albafica tonto” me dije a mi mismo. No podía confiar en mis sentimientos cuando él estuviera cerca.
Observe a todos en la sala y algo en mi hizo clic instantáneo, Andre no se había ido, había ido por su hermanos a Rumania, esa era la razón por la cual se había mágicamente desaparecido estos últimos días, pero ¿Por qué? ¿Para qué habrían venido? “no te importa Harry, eso es algo que no te tiene porque importar” me pateo mi conciencia internamente y tenía razón, no me debería de importar.
El agujero en mi pecho se estremeció cuando sentí la mirada de Severus clavada en mi rostro. Por suerte Diana rompió aquel silencio incómodo.
-Bueno, voy a llevar a Harry a Inglaterra para que vea a Louis- dijo con tono demandante y serio.
-Yo voy- Lucius murmuro.
-Y yo- Dijo Albafica.
-No es necesario que vayan todos- Dijo Diana mientras rodaba los ojos.
-Pero queremos ir!- Dijeron los dos al unisonó.
Diana se encogió de hombros.
-Bueno- Dijo exasperada- esperen, necesito ir por alguna cosas, aparte Harry necesita arreglarse- Me vio de arriba abajo, su mirada me cohibió- Ven conmigo.
Mientras me jalaba del brazo a su habitación en el tercer piso gemí internamente ¿Por qué Diana siempre tendría que encontrar alguna manera de arreglarme incluso en las peores situaciones?
En cuanto entramos a su habitación fue corriendo hacia el closet de Albafica y saco un juego completo de ropa, me la dio y sin decir ni una sola palabra me arrastro hacia el baño.
-Báñate, te estaré esperando- Sonrió y salió dando un portazo.
Me tome mi tiempo para desnudarme y meterme al baño. Para mi gran sorpresa estaba mi shampoo ahí, suspire aliviado, el olor a mi shampoo hizo que me despertara y viera las cosas más claramente. El dolor en mi pecho aún no se quitaba pero ahora era un poco más soportable.
Seguía rondando por mi cabeza esa idea de entregarme a Bellatrix, aunque ahora que lo veía más claramente, había muchas cosas que no podía dejar, sabia lo mucho que les afectaría mi muerte, y eso era lo que me detenía, aunque sabía que a Severus más que afectarle, le ayudaría “quitarse al humano de encima”. Reí secamente para mis adentros.
Salí de ducharme y me vi en el espejo, la cara la tenía más pálida que de costumbre, dos manchas moradas se dibujaban bajo mis ojos muertos, porque el brillo de estos ya no estaba, pero más que eso se veía como si realmente estuviera muerto en vida. Era algo más profundo que solo lo físico.
Me cambie lentamente con lo que Diana me había dado, era una camiseta blanca de manga larga con cuello en V y unos pantalones de mezclilla obscura bastante ajustados para mi gusto pero no tenía ganas de discutir con Diana, así que me los puse sin chistar.
Cuando me estaba secando el pelo con la toalla me di cuenta que algo brillaba en mi muñeca. Era la pulsera que le había dado a Severus, que brillaba gracias a que las luces del baño la hacían reflejarse por el dije que tenía colgando, aun la traía puesta, eso me recordó que alguien había entrado en mi habitación el día anterior, por tantas emociones juntas lo había olvidado. La curiosidad invadió mi cuerpo “No te emociones Harry James Potter lo más probable es que haya sido Diana” me recordé mentalmente para no concebir esperanzas.
Terminando de secarme el cabello salí del baño a trompicones y fui directo al cuarto de Diana, la pequeña duende ya se encontraba ahí esperándome con un cepillo en la mano, si no hubiera estado tan mal me hubiese reído, se veía como una escena de alguna historia de terror pero cómica. Gemí para mis adentros.
-Oh, vamos Alice ¿Ni porque tenemos prisa puedes dejar de torturarme? Recuerda que Lucius, Remus y Albafica ya intentaron de todo mu cabello es imposible peinarlo- Gruñí.
-Bien, no intentare peinártelo, solo voy a desenredártelo- Soltó una suave risa- vamos Harry entre menos te quejes más rápido terminamos.
Me senté en el banquito refunfuñando una sarta de incoherencias, sabía que en cualquier discusión con Diana terminaría perdiendo, porque cuando Diana Snape quería una cosa no había poder humano- O en su caso poder sobre humano- que la hiciera cambiar de opinión. Suspire lastimosamente.
-Oh vamos Harry en unos minutos estarás deslumbrante- Sonrió maléficamente.
-Si claro Diana lo estaré contra mi voluntad- El sarcasmo inundo mi voz mientras refunfuñaba. Algo en mi me dijo que era el momento perfecto para preguntar sobre la pulsera.
-Harry respira- rio entre dientes.
- Diana ¿Te puedo preguntar algo?- Dije en un susurro casi inaudible mientras mis mejillas se tornaban rojas como un tomate.
-Claro- Acerco su oído a mi boca, con una expresión curiosa.
-¿Fuiste tú la que ayer entro a mi cuarto y me puso la pulsera que le había regalado a Severus?- Susurre rápidamente.
Diana abrió los ojos como platos y luego hecho la cabeza para atrás para reírse abiertamente, su risa parecía el sonar de las campanas.
-Oh Harry, ja Jajaja tu curiosidad es única- hice un mohín -Pues no,- Suspiro y sonrió -yo no fui quien entro- Susurro en mi oído.
-Si no fuiste tú… entonces eso quiere decir…- Me calle al instante, eso no podía ser posible.
-Así es Harry- Susurro casi inaudiblemente -sabes bien quien fue… pero si quieres saber por qué tendrás que preguntárselo tú mismo.
Me quede atónito al entender sus palabras ¿Por qué Severus habría ido a mi habitación? ¿Qué iría a buscar? Una gota de sudor me surco la nuca. Esto no podía ser cierto el dolor en mi pecho se extendió más dejándome sin aire, pero al mismo tiempo sentía mariposas en mi estómago.
-Harry respira- Alice sonrió -No entiendo cómo te has salvado de morir asfixiado.
-Ja muy graciosa- como amaba utilizar el sarcasmo!
-Bien Harry ya estas listo-Sonrió de nuevo -Así que vámonos.
No me vi en el espejo, mi mente ya volaba a kilómetros de distancia ¿Por qué Severus haría una cosa así? ¿Qué no sabía que me hacía más daño? Baje las escaleras lentamente agarrándome del barandal de cristal con la mirada fija en mis pies, Albafica y Lucius ya nos esperaban en el recibidor, nos iríamos en el Jeep de Lucius.
-Harry, veras que todo va a salir bien- La voz maternal de Eileen me lleno de cariño, mientras me abrazaba y me daba un suave beso en la frente.
-Gracias Leen- Dije de corazón.
-Suerte Harry.- Remus me sonrió tímidamente.
-Gracias Rem.- Dije devolviéndole la sonrisa.
-Suerte- La voz de Sakura hizo que saliera de mi pequeña burbuja de felicidad.
-Gracias Sakura.- Recorrí la sala con mis ojos, y pude ver por el rabillo del ojo que Severus, me observaba curiosamente, sus ojos negros hicieron que me diera escalofríos -Arthur, Molly un gusto- suspire y salí por la puerta del garaje aun con la mirada de Severus clavada en mi espalda, sabía que estaría pensando en por qué no me había despedido ni de él ni de Andre.
El camino a Inglaterra se me paso muy rápido, seria porque la mayor parte del tiempo me la pase dormido con la cabeza en el regazo de Diana, tuve un sueño muy poco usual, o más bien fue un Flash-Back, yo estaba viendo como Severus entraba a mi cuarto por la ventana, me cargaba y me metía en la cama, me ponía la pulsera y me daba un suave beso en los labios y se iba. Lo extraño era que en el sueño podía sentir el dolor que me ocasionaba ver que Severus se volvía a ir, me volvía a dejar. Aunque estaba consciente que tarde o temprano eso iba a suceder. Severus se iría y no habría otra opción.
A lo lejos escuchaba una vocecita que me llamaba “Harry!!!...”, se fue haciendo cada vez más fuerte hasta que desperté por completo.
-Harry, levántate ya llegamos- Canturreaba Diana al lado mío mientras me sacudía.
-¿Tan rápido?- Gruñí con voz soñoliento mientras me tallaba los ojos.
-Así es querido- Diana quito mis dos manos y las quito de mi cara.
Gruñí una sarta de incoherencias mientras Lucius me ayudaba a bajar del Jeep y Albafica ayudaba a Diana.
-¿Listo hermanito?- Lucius sonrió alegremente mientras me pasaba uno de sus pesados brazos por los hombros, me había encariñado mucho con él, era como el hermano mayor que nunca tuve.
-Eso creo- Dije en un suspiro.
-Veras que todo saldrá bien Harry, Louis está bien.- Dijo Albafica mientras tomaba la mano de Diana.
Entramos en silencio al hospital, y fuimos directo al cuarto de Louis, cuando íbamos cruzando por el Hall una voz masculina muy familiar Grito mi nombre.
-Harry!!!...
Lucius que aún tenía su brazo sobre mis hombros se tensó y me acerco más a él. Gire mi cabeza un poco hacia atrás y me encontré a Sebastián corriendo hacia nosotros.
-Harry,- Jadeo -¿Estas bien?
-Sebastián si estoy bien, ¿Qué haces tú aquí?- La sorpresa inundaba mi voz.
-Mi papá vino a visitar a tu tio, lleva un rato ahí adentro- Apunto el pasillo de las habitaciones.
-Ah…- Fue lo único que alcance a decir.
-Oye, pequeño, siento mucho lo de tu tio- Hizo su sonrisa torcida que tanto me gustaba -Espero que se cure del todo.
-Gracias Sebastián- Le sonreí tímidamente.
-UJUM- Lucius carraspeo a mi lado. -Harry vayamos a ver a tu tio- Le hecho una mirada envenenada a Sebastián pero este ni se inmuto. Con un poco de esfuerzo logra zafarme de su brazo que me tenía inmovilizado para acercarme un poco más a Sebastián.
-Bueno Sebastián, iré a ver a Louis, ¿Estarás por aquí otro rato?
-Si, estaré aquí un rato más- Volvió a sonreír.
-Bueno me tengo que ir- Suspire.
Y antes de que me pudiera dar cuenta Sebastián me tomo por sorpresa y me dio un rápido beso en los labios. Sonrió juguetón ante la mirada atónita de Lucius y mía.
-Nos vemos.- Sonrió y se fue.
Todo se quedó en silencio por algunos segundos hasta que Diana llego saltando a mi lado dando palmaditas y riendo.
-Wow, ese chico sí que es arriesgado- Sonrió intensamente.
-Es un idiota- Mascullo Lucius.
-Es un estúpido- Gruño Albafica, de Lucius me esperaba esa actitud pero de Albafica no, ahora los dos parecían los hermanos celosos.
-Bueno, ya… suficiente, si me beso o no ese es mi problema.- Gruñí -Y les pediría de favor que no pensaran en esto enfrente de su hermano, ya no quiero más problemas con él.
-¿Mas problemas con quien Harry?- Una voz seseante y sexi se escuchó tras de mí y al instante me congele.