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| La familia que siempre quise. Epílogo. | |
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+4Yuki Fer violeta snape Juno Snape Araleh Snape 8 participantes | Autor | Mensaje |
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Araleh Snape
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| Tema: La familia que siempre quise. Epílogo. Sáb Jun 29, 2013 1:59 pm | |
| CAPÍTULO 30
EPILOGO
Dos años habían pasado, celebraban el cumpleaños número veinte de Harry, así que habían decidido dar una pequeña cena sólo para dos parejas. Su primera intención era hacerlo en mayor escala, pero Hermione ahora estaba en Bulgaria preparando todo para su boda, el matrimonio Weasley tuvo que ir a visitar a su hijo Bill a Egipto pues había sido ascendido y se le realizaría una fiesta en su honor. Remus simplemente no podía ir porque esa noche había luna llena, Dumbledore y McGonagall se encontraban muy apurados con los preparativos del nuevo curso. Todos enviaron sus felicitaciones y muchos regalos para Harry. Él fingía haberse sentido triste por su ausencia, pero la verdad es que entre menos hubiera más fácil sería volver a quedarse solo con su esposo y eso era algo que cada noche se esforzaba por conseguir.
Luego de la cena, Ron y Harry se dirigieron a la cocina para lavar los platos utilizados, mientras que Severus y Adam fueron a tomar un poco de café en la sala. El mayor lo hacía mientras leía el diario, y su hijo, miraba nervioso a todos lados, indeciso de hablar aunque se moría por hacerlo.
— ¿Quieres dejar de moverte de esa manera, Adam? —le pidió Severus pues al estar sentados en el mismo sofá, éste temblaba ante la inquietud manifestada por un incesante tamborileo de manos y piernas del joven squib.
— Padre… es que, quiero preguntarte algo. —dijo finalmente luego de un profundo suspiro.
— ¿Tienes algún problema? —preguntó dejando de lado su lectura, preocupado por ver a su hijo tan angustiado.
— Algo así… es que, quiero estar abajo.
— Estamos abajo. —respondió señalando la sala donde se encontraban—. Si quieres decir que quieres subir, pues no veo el problema.
— ¡No, Padre! —exclamó Adam casi histérico de la inocencia paterna—. Me refiero a “abajo”… con Ron.
Severus enarcó una ceja sin acabar de entender, pero ante la mirada insistente de su hijo finalmente la luz llegó a su cerebro y un fuerte color rojo pintó su rostro.
— ¡Adam!... —exclamó nervioso—… está bien que nuestra relación se haya vuelto más unida y que la comunicación mejorara mucho, pero… ¡Esas son cosas que preferiría no enterarme!
— Pero, padre, es que necesito de tu ayuda.
— ¿Y qué te hace suponer que yo puedo hacerlo?
— Bueno, en eso es probable que tengas razón. —respondió meditándolo un poco, después de todo, su padre podía ser muy inteligente, pero para algunas cuestiones le sorprendía su ingenuidad—. Pero no sé a quien más acudir… por favor.
— Esta bien, no sé que quieres que haga, aunque… espera un momento, ¿estás tratando de decirme que todo este tiempo siempre has sido el que está… arriba?
— Pues sí, eso precisamente.
— Pues me enorgullezco. —dijo sonriendo plenamente—. Sigo sin ver el problema.
— Ron siempre ha sido muy bueno conmigo, me ha comprendido mucho luego de que tuve problemas para… bueno, ya sabes.
— ¿Te refieres a lo de Draco? creí que lo habías superado.
— Lo hice, pero Ron aceptó una situación de la que ya no hemos hablado. Sin embargo, sé que muere por invertir los papeles, yo también quiero, pero tengo miedo.
— Definitivamente te acercaste a la persona equivocada.
Mientras ellos seguían conversando, Ron y Harry terminaban de asear la cocina y se dirigían a la sala para reunirse con sus esposos. Pero, al notarlos hablar tan serios, decidieron dejarlos a solas un rato más y tomaron asiento en un sillón de la estancia contigua, desde ahí podían verlos sin importunar su intimidad. A pesar de que la relación entre padre e hijo se había fortalecido mucho más, debido a sus múltiples compromisos eran pocos los momentos en que podían estar solos y hablar, y ellos disfrutaban al verlos hacerlo.
— ¿No se supone que por ser tu cumpleaños, tu aprovechado esposo debió haberse ofrecido a lavar los platos? —gruñó Ron mientras tomaban un poco de té de menta—. Creo que eres demasiado débil con él, Harry.
— No empieces, Ronald… que he sido testigo que Adam te maneja con el dedo más pequeño de su mano. —se burló Harry divertido—. Además, me gusta consentir a mi esposo.
— Es irónico ¿cierto? —dijo Ron sin poder evitar una sonrisilla—. Míranos, Harry, tú babeando por Snape, y yo por el murcielaguito, ¿Quién iba a decirlo? Pero por lo menos yo conservo mi apellido, en cambio tú, te has convertido en todo un Snape.
— Y me gusta mi nuevo nombre. —afirmó orgulloso—. No lo cambiaría por nada.
— No tienes ni qué decirlo, lo imagino a la perfección. —respondió enseguida, pero luego, su rostro feliz se tornó serio—. Harry, ¿puedo hacerte una pregunta?
— Ajá… ¿cuál? —le dijo comiendo una pequeña galletita de avena.
— ¿Qué se siente estar arriba?
Harry casi se atraganta, a diferencia de su esposo, él captó enseguida la intención de la pregunta de Ron, pero lo que más le sorprendía era enterarse de que su amigo no hubiera experimentado aquella situación, después de todo ¿qué no había estado en una posición similar a la de Severus?, ninguno se sabía con gustos por los hombres hasta que encontraron a sus presentes parejas… le intrigó saber que siempre pensó que Ron era el dominante en su relación con el frágil Adam.
— ¿O sea que tú nunca…?
— No. Pero quiero hacerlo y…
— Ah, no, Ron, no sigas. —le advirtió Harry—. Creo que no me interesa tener imágenes perturbadoras en mi mente, por lo menos no con alguien que no es Severus.
— Pero, Harry…
— Si quieres hacerlo, simplemente pídeselo ¿lo has hecho?
— No, hace mucho que no.
— Bien, eso es todo, no me tortures más y que sea tu tarea esta noche. Ahora déjame seguir mirando a quien sí me interesa… ¿verdad que es hermoso, Ron?
Ron hizo un gesto de náuseas al ver a Harry mirando alelado a su esposo, y al dirigir sus ojos azules hacia la sala nuevamente, le intrigó pensar en lo que estarían hablando padre e hijo, realmente parecían muy entusiasmados.
— ¿Entonces te ganó en el duelo? —preguntó Adam divertido ante la plática que sostenía con su padre.
— Nada es lo que parece, Adam. —respondió con altivez—. Pero el caso no es hablar del duelo, por lo menos no ahora, eso te lo contaré otro día. El hecho es que si no lo hablan pues simplemente nada pasará, así que quizá sea buena idea de que simplemente se lo pidas… aunque sinceramente no sé como quieres hacer nada con ese Weasley, ¡es un espanto!
— Ay, padre, ya ni te esfuerces por ocultar que lo adoras, no luego de que estuviste a punto de morir por él.
— Fue un grave, grave, gravísimo error. —afirmó tenebrosamente—. Hasta escalofríos siento de recordarlo.
Adam rodó los ojos convencido de que jamás lograría que su padre cambiara esa actitud hacia Ronald. Más tarde, Severus y Harry despedían efusivamente a la otra joven pareja, y cuando por fin los vieron desaparecer tras las llamas verdes de la chimenea, Harry borró automáticamente su sonrisa entusiasta.
— ¡Hasta que se fueron! —exclamó exhalando todo el aire de sus pulmones—. Creí que se amanecerían con nosotros.
— Que maleducado eres, Potter. —le reprendió Severus, pero sin dejar de sonreírle, en realidad él también deseaba ya quedarse solo con su esposo, bueno, Sally también estaba pero dormía desde hacía mucho rato, así que no contaba—. Se supone que eran nuestros invitados y casi los corres.
— Eso no es verdad, Severus Snape, los traté cortésmente hasta el último segundo… ¡Y vaya que me costó trabajo, pues me moría por besarte!
— Sí, claro. —dijo sarcásticamente—. ¿Desde cuando te reprimes frente a nadie?
— Es que quería hacerlo de una forma que no me gusta que vean.
Severus enarcó una ceja pero enseguida de vio abordado con un beso tan sensual que le hizo temblar las rodillas, tanteó hacia atrás buscando donde sentarse o perdería el equilibrio y cuando pudo hacerlo, Harry se montó sobre él sin dejar de besarlo en ningún momento.
Unos minutos más tarde, Severus esperaba a Harry recostado en su habitación, pensando en que aquella noche debía ser especial, y en realidad, luego del beso que le diera su esposo, estaba mucho más que ansioso, sin embargo, el chico había tenido la ocurrencia de querer darse un buen baño primero para estar perfecto para él, así que no le quedó más remedio que concentrarse en su lectura hasta tenerlo de regreso.
Cuando Harry salió, Severus no apartó su libro, realmente lo que leía había logrado interesarlo, tal vez no había sido una buena idea escoger algo sobre pociones. Sin embargo, cuando vio a Harry saliendo del baño luciendo un desgastado pijama azul oscuro, bufó con reprobación, aquello no era precisamente lo que esperaba para una noche romántica.
— ¿Quieres dejar de usar ese pijama? Te he regalado miles, y todos los dejas sin desenvolver en el armario… me parece que te estás volviendo obsesivo.
— No quiero ningún otro pijama, usaré este aunque tenga que remendarlo sobre los remiendos, y quiero que cuando muera me sepulten con él, Severus. —le dijo llegando sonriente hasta su esposo para sentarse a horcajadas sobre sus piernas—. Es la prueba tangible de la tolerancia, la paciencia, la generosidad, la bondad, el amor, la hermosura del alma del hombre que amo, y me recuerda a cada momento la suerte que tuve de enamorarme de alguien como tú.
— Hazte a un lado… no dejas leer. —le reprende intentando ocultar su sonrojo ante las palabras de Harry, cambiándolo por un falso enojo por su interrupción en la lectura—. Este libro es muy interesante y quiero terminarlo.
— Sev… ¿no íbamos a hacer otra cosa?
— Ya no, quiero seguir leyendo… ¿te importa?
— Pues no, creo que puedo esperar a que termines. Pero antes tienes que decirme… ¿te atreviste a hacerlo?
— Sí. —respondió satisfecho—. Esos dos mañana no van a poder ni levantarse de la cama.
— Sólo a ti se te ocurre ponerles un afrodisíaco en su comida, eso no es broma, amor, es un premio, y te aseguro que mañana te lo agradecerán.
— Es una versión mía, larga duración y fuertes sensaciones… estarán tan cansados que no querrán saber de sexo por lo menos en tres meses. —rió feliz ante esa perspectiva—. Pero ahora déjame leer, Harry, que ya es tarde y mañana tenemos que ir a comprarle su varita a Sally.
Harry asintió sin protestar, Severus se sorprendió de la facilidad de aceptación de Harry, y lo sintió apartarse para que pudiera leer. De reojo miró como el chico se deslizó sobre la cama para colocarse tras de él, abriendo sus piernas y colocándolo recostado sobre su pecho mientras le abrazaba tiernamente alrededor del cuello.
— Harry… dije que quería leer
— Yo estoy en silencio, amor. Puedes continuar con tu lectura, prometo no interrumpirte.
— Así abrazándome no me dejas respirar y tampoco puedo ver bien el libro.
— De acuerdo, ya no te abrazo.
Harry obedeció y lo soltó, pero enseguida tomó una pluma que estaba sobre el buró y la transformó en un cepillo, calmadamente se dedicó a peinar el largo cabello de Severus, quien por un momento pensó en volver a reprenderlo, pero decidió guardar silencio, tal vez si lo ignoraba pudiera concentrarse en su lectura. Sin embargo, cada vez que el cepillo le recorría la extensión de su cabello podía sentir la dedicación con que Harry realizaba su labor, procurando no jalarle ni una hebra y que cada movimiento resultara toda una caricia.
A veces, los dedos del chico rozaban la piel de su cuello provocándole un estremecimiento involuntario, y ante el silencio de la habitación podía escuchar con claridad la suave respiración tras de su oreja. Resignado, dejó el libro a un lado y se dispuso a disfrutar de la sensación hasta que finalmente se decidió a acomodarse sobre el pecho de Harry, eran pocas veces que lo hacía, generalmente era el chico quien tomaba esa posición, pero comprobaba una vez más que experimentar podía darle grandes satisfacciones, era hermoso escuchar el latido de su corazón mientras sus manos continuaban acariciándole el cabello y ocasionalmente, depositando un delicado beso sobre él, sin que apenas lo notara. Severus empezó a sentirse adormilado, y su mente voló en un frágil sueño hacia dos años atrás.
Se encontraban en el patio trasero, junto a ellos la explanada de prado verde que culminaba en una rama oculta a los ojos humanos muggle del hermoso río Sena, la vista era esplendorosa, pero ellos tenían un duelo pendiente desde hacía mucho tiempo.
— ¡Relaskio! —evocó Severus en cuanto dieron el inicio para empezar y Harry, quien hasta ese momento comprendió la seriedad con que su ahora esposo tomaba el duelo salió disparado hacia atrás por segunda ocasión, su pobre trasero ya no iba a aguantar mucho.
— ¡Stupefy! —respondió en cuanto recuperó el aire, pero Severus rápidamente invocó un protego, al cual se había vuelto un experto y lo esquivó sin esfuerzo.
— ¡Vermillius oppugno! —dijo ahora Harry poniéndose rápidamente de pie al tiempo que un torrente de gusanos salía expulsado hacia Severus, éste ni se inmutó, con un repulso los hizo regresar a su dueño y a Harry muy apenas le dio oportunidad de tirarse nuevamente al piso antes de verse inundado de esas criaturas.
— Vamos, Harry, ¿eso es todo lo que tienes?... ¡Tarantallegra!
Harry, ocupado en evitar que algún gusano cayera sobre él, no pudo esquivar el hechizo y al instante empezó a bailotear rápidamente, sus piernas no le obedecían y se movían sin parar. Severus empezó a reír, pero no por mirar al joven realizando malabares para poder mantener el equilibrio sino porque Harry había conseguido enviarle un Rictusempra cuya luz plateada pegó directo en el estómago del mago mayor provocándole fuertes cosquillas que no le permitían parar de reír.
Unos minutos más tarde, ambos habían logrado deshacerse de sus respectivos ataques, se esforzaban por recuperar la respiración normal ante el esfuerzo y de vez en cuando se miraban, con una rara mezcla de diversión con competencia.
— ¡Petrificus totalus! —volvió a atacar Harry en cuanto ambos se hubieron recuperado por completo.
— ¡Impedimenta! —murmuró Severus casi con aburrimiento, ese era un hechizo tan inocente que apenas creyó que Harry tuviera realmente la idea de obtener ventaja con él—. ¿Quieres una muestra de un verdadero hechizo?... ¡Levicorpus!
Harry recordó al instante ese hechizo, y lo último que quería era verse afectado por él, pero parecía que Snape lo había llegado a perfeccionar con los años, así que aún ni terminaba de sorprenderse cuando ya estaba colgado boca abajo, enfadado, no le quedó más remedio que fruncir el ceño y cruzarse de brazos fastidiado.
— ¿Supones que no puedo bajarme de aquí?
— Sé que puedes, pero me moría de ganas por ver a un Potter bajo este hechizo. —comentó todo lo mordaz que podía ser—. Y créeme, es realmente satisfactorio.
— Disfrútalo, que no durará mucho tiempo. —Harry se felicitó a sí mismo por haber logrado sostener bien su varita y pronunció el contrahechizo, y en un segundo pudo volver a tener sus pies sobre el suelo.
— De todas maneras ha sido un momento para recordar el resto de mi vida. —rió Severus divertido.
— ¡Aguamenti! —gritó Harry y de su varita salió un potente chorro de agua que fue a parar sobre un desprevenido Severus.
Severus cayó de espaldas ante el impacto, Harry reía, sin embargo, al momento en que el profesor se puso en pie e hizo su cabeza hacia atrás para alejar de su rostro los mechones negros empapados, la risa de su esposo cesó. La mente de Harry lo llevó a tiempo atrás, cuando estaban de regreso luego de su rescate de la guarida de Voldemort, había sido la primera ocasión que notara que su profesor le alborotaba algo en su interior, y en esta ocasión no era la excepción. ¡Que ganas tenía de suspender ese duelo y arrojarse en sus brazos para amarlo hasta morir!
Su expresión alelada hizo sonreír al profesor de una manera terroríficamente maquiavélica, esa era su gran oportunidad.
— ¡Confundus!. —gritó y el rayo fue a parar directo en la cabeza de Harry.
Tal vez era que Harry ya se encontraba en la luna cuando el hechizo le pegó, pero su expresión cambió una nimiedad, y continuó mirando a Severus como si fuera el veela más hermoso del planeta. Al ver eso, Snape bufó burlonamente, tenía que aprovechar el momento.
— ¡Conjuntivitis!
Por fin Harry reaccionó, llevándose las manos a los ojos notó que estos estaban enrojecidos y supuraban asquerosamente, además de que ardían tanto que no podía ni abrirlos.
— Eso es para que no andes de fisgón. —comentó Snape con superioridad.
— La culpa es tuya por ser tan bello. —respondió apuntándose con la varita para enviarse a sí mismo un Finite Incantatem—. Y luego te mueves como si quisieras hechizarme, pues no puedo evitar dejar de mirarte… “Nunca podría dejar de mirarlo” pensó Harry, “¿Cómo se puede amar tanto a un solo hombre?”.
— Deja de hablar, Potter. —respondió aunque no pudo ocultar un tenue rubor en su rostro, por lo que agradeció que Harry aún estuviera recuperándose y no percibiera su sonrojo, eso le dio oportunidad de reponerse tan estoicamente como acostumbraba—. Es hora de pelear, no de zalamerías.
— Pues no puedo evitarlo porque… ¡Everte statum!
Harry sonreía al haberse atrevido intentar engañar a Severus, pero se quedó sólo en un intento, su esposo desapareció antes de que el hechizo le pegara y Harry frunció el ceño al ver que el engañado había sido él. Luego, una voz grave y sensual sonó en su oído provocándole un estremecimiento desde los pies a la cabeza.
— ¿Pretendes atraparme con mis propias armas?... mmm, excitante, pero poco efectivo.
Harry se giró pero no encontró a nadie, volvió a gruñir al darse cuenta que Severus se había aplicado ahora un hechizo desilusionador y se odió por no haber pensado antes en eso. “Es odiosamente inteligente” pensó Harry al darse cuenta de su desventaja “y esa voz, ¡Dios, es que me enloquece, trastorna todo mi mundo de una manera que me encanta, él me encanta!”. Sin embargo, aún no se daba por vencido, si algo tenía presente en todo momento era el aroma de Severus, así que aplicándose un pequeño hechizo que exacerbaba aún más su sentido del olfato, apuntó su varita hacia su izquierda, y entonces, haciendo gala de su poder lanzó dos hechizos al mismo tiempo, girando rápidamente a la derecha, sabiendo que así despistaría a Severus fingiendo no haber sabido donde estaba desde un principio, de su varita brotaron un Finite Incantatem que podía ayudarle a volver a verlo y un Expelliarmus, cuya luz roja pegó en el pecho del profesor y lo hizo aterrizar ya visible unos metros atrás.
— Un Expelliarmus. —manifestó Severus ocultando un gemido de dolor para sonreír—. ¿Lo recuerdas?
— Sí, creo que nunca se me olvidará ese día. —respondió Harry con ensoñación—. Lucías imponente sobre esa tarima, el iluso de Lockhart no tenía ninguna oportunidad contigo ¿verdad? “¿Imponente?” pensó Harry… “No, más que eso, era sublime, una verdadera obra de arte recordar su imagen en ese duelo… igual que ahora, tan bello, tan elegante… tan admirable. Ya le quiero más, cada segundo le quiero más”.
— Las mismas que tú. —respondió Snape sacándolo de sus pensamientos.
— Así que no piensas rendirte. “Así es él” de nuevo pensó Harry con una tenue sonrisa, distrayéndose del duelo, “Tan arrebatadoramente competitivo, sería un honor perder con él, pero no puedo dejar que suceda… yo sé que puede vencerme de todos modos, es hábil, es poderoso, y sé que necesita esta victoria de una manera justa y eso es lo que le daré… nunca en mi vida me sentiré más feliz de ser derrotado”.
— ¡Locomotor mortis!
Harry por fin consiguió esquivar un hechizo lanzando un Impedimenta que bloqueó el ataque de Severus. Su alegría fue tan grande que no pudo evitar realizar un ridículo bailecito de victoria que hizo que el profesor arqueara los ojos con náuseas.
— Eres odioso, Potter. —masculló Severus—. Pero esto aún no se decide, así que no lo celebres tanto… ¡Incarcerus!
— ¡Protego!. —rugió volviendo a cubrirse a tiempo y nuevamente ponerse a bailar alegremente—. ¿Notas como los papeles se invierten, Sevy bello?
— ¡No me digas Sevy! —gruñó agraviado mientras Harry no dejaba de sonreír enamorado—. ¡Filipendo!
— ¡Clipeus!
Harry se intrigó de ver que Severus le enviaba otro hechizo que debía ser bloqueado, aquello era extraño, pensó que utilizaría algo que requiriera de mayor concentración, pero no tuvo tiempo de pensar mucho en eso. El hechizo de Severus rebotó en su escudo y fue a golpear a su emisor a su regreso. Harry rió al ver que la fuerza del impacto hizo que Severus cayera al río que quedaba tras de él. Sin embargo, no pasó mucho tiempo cuando su rostro se ensombreció, algo andaba mal, miró a todos lados esperando recibir algún rayo de un Severus invisible pero nada sucedía, volvió a fijar la vista en el agua que corría velozmente, el corazón le dio un vuelco y sin perder ni un segundo más, corrió hacia el río con una súplica brotada de su alma, repitiéndola como mantra… “¡Por favor, no, por favor… no, no, por favor, no!”
Harry se arrojó al río sin acordarse de que apenas podía nadar, nada le importó, y sin saber como lo logró fue buscando entre las corrientes hasta que finalmente vio el cuerpo de Severus descendiendo macabramente hacia las profundidades, era extraño, el río no parecía tan hondo desde afuera. Haciendo acopio de todas sus fuerzas, logró impulsarse hacia él, y recordando el hechizo que lo ayudó en la prueba de los tres magos, sujetó a Severus por la túnica y se empujó hacia arriba.
Al llegar a la superficie no se tomó más que un segundo en tomar aire antes de dirigirse a la orilla. Severus era mucho más pesado que él, y con las túnicas empapadas pues lo era aún más, pero nunca se dio cuenta de eso, simplemente lo colocó sobre el pasto, furioso al darse cuenta que jamás aprendió maniobras de resucitación y Severus parecía muerto. Así que, recordando una vieja película muggle, oprimió con sus manos unidas al nivel del esternón de Severus para así poder sacarle el agua acumulada en sus pulmones, y luego, usando su varita pronunció un par de Enervates. Cuando al cabo de unos pocos segundos notó que Severus gemía para después empezar a toser con fuerza mientras intentaba jalar aire al mismo tiempo, sintió que también su alma le volvía al cuerpo.
— ¡Severus, gracias a todos los cielos que estás bien! —exclamó abrazándolo feliz—. ¡Me asusté mucho, no vuelvas a hacerme nada parecido jamás!
— Fuiste tú… —respondió con un poco de dificultad—… así que, creo que ganaste, Potter.
— ¿Qué tonterías dices?... ¡A nadie le importa ya, Severus!
— A mí sí… y has ganado, admito mi derrota.
Harry ya no respondió, nunca volvería a pelear con Severus, jamás, no volvería a ponerlo en peligro por tontos juegos, que hiciera lo que quisiera, al fin y al cabo, él lo único que quería era verlo feliz. Harry volvió a abrazarlo con fuerza, y no se dio cuenta que mientras su esposo le correspondía volvía a sonreír plenamente satisfecho, él también pensaba igual, y esperaba verlo haciendo esos ridículos bailecitos cuantas veces quisiera.
… Algo más de lo que Harry jamás se dio cuenta fue de todas las veces que Severus usó la legeremancia durante el transcurso del duelo.
Severus regresó al presente cuando sintió que era acomodado con delicadeza sobre su almohada. Pudo sentir a Harry moviéndose despacito para no despertarlo mientras le arropaba para después apagar la luz, sin embargo, al quedarse a oscuras, el sueño ya se había ido, y de un jalón acercó a Harry hacia él para besarlo.
— Creí que te habías dormido. —dijo Harry aprovechando que tuvieron que separarse para tomar aire luego de ese beso que se prolongó por varios minutos.
— Lo estaba, pero ya no.
— Lo siento, no quise molestarte… vuelve a dormir si estás tan cansado. —propuso cariñoso.
— No, creo que dormir no es lo que quiero ahora. —respondió atrayendo a Harry para colocarlo sobre él y volver a besarlo—. Harry, creo que es hora de que obtengas tu premio por haberme vencido en aquel duelo.
— No, no quiero. —dijo recostándose sobre Severus—. Si no estás listo es mejor no hacerlo, Severus, puede ser terrible si no lo deseas y…
— ¿No te das cuenta que en estos momentos me muero por que lo hagas?... te necesito, Harry, y me encantaría saber lo que se siente tenerte tan dentro de mí.
— ¿De verdad? —preguntó mirándole a los ojos apenas iluminados por la luz de luna que entraba por la ventana.
— Sí… si tú quieres.
— ¡Claro que quiero, Sev!
Severus le sujetó del mentón para volver a besarlo en una invitación para que se decidiera, él le abría las puertas de su alma y de su cuerpo por entero, ya no tenía ninguna duda de lo que quería y hasta le sorprendió sentirse excitantemente ansioso para que al fin ocurriera aquel momento. Harry comprendió y le besó amoroso, recorriéndole sin prisa por cada centímetro de su piel, sonriendo enamoradamente complacido de ver que su esposo lo ayudaba a desnudarlo para enseguida hacer lo mismo con él. La sonrisa de Harry fue sublime al ver que el miembro de su esposo ya se erguía ansioso aún sin haber sido tocado, y luego de varios minutos de mimos y caricias, se dirigió a él, para besarlo, lamerlo, succionarlo, todo como sabía que a Severus le gustaba. Su corazón latía fervorosamente al escuchar los gemidos de placer del hombre, su movimiento de cadera invitándole a dar el siguiente paso.
Harry no lo pensó más e introdujo un dedo dentro de Severus, sonrió al sentir que éste era comprimido por un poco de aprensión por parte del mayor, pero no se detuvo, comprendió que era una reacción normal en la primera vez, sobre todo con los antiguos temores de su esposo. Severus tampoco lo detuvo, abrió un poco más sus piernas estrujando con ansiedad la almohada que Harry había colocado bajo su cadera. De pronto, algo lo hizo estremecerse convulsivamente en su interior.
— ¡Ahí! —exclamó voluptuosamente—. ¿Es eso lo que sientes?
— Sí, amor… justo eso.
— Ahora entiendo porqué no dejas de gritar “Más” y “Otra vez”… Sigue, Harry, por favor.
Harry sonrió, pero se tomó su tiempo para prepararlo, no sólo para que fuera menos doloroso, sino para que disfrutara de esas peculiares caricias a su próstata. Le hubiera gustado quedarse así más tiempo, pero sentía que el pene erecto de Severus estaba a su máxima plenitud y en cualquier momento se descargaría. Sacó los dedos del interior de su esposo, y éste gimió al comprender lo que se aproximaba. Un nuevo estremecimiento le recorrió al sentir la punta del miembro de Harry en su entrada, y sonrió con la certeza de que aquello seguramente superaría la primera experiencia. Harry se fue lento, introducía un poco cada vez para luego retirarse ligeramente antes de volver a avanzar. A pesar de la escasa velocidad, Severus sentía que estaba disfrutando muchísimo, atrajo a Harry envolviéndolo con sus piernas, tal y como lo había visto y sentido hacerlo tantas veces durante esos años juntos. Harry sonrió otra vez, y aceptando la propuesta, se terminó de introducir por completo en Severus causando una ronca exclamación al haber rozado la próstata de su esposo durante el trayecto.
Satisfecho comprobó que el placer superaba a la molestia, que no había habido ningún dolor y que Severus rápidamente se acopló a él, así que no se tomó más tiempo antes de empezar con las embestidas, esforzándose siempre en acariciar ese punto enloquecedor en cada movimiento. Severus movía también sus caderas, intentando hacer aún más profunda la penetración, sintiéndose orgulloso y feliz de estar siendo poseído por su esposo, por quien había aprendido a amar por sobre todas las cosas.
Harry llevó su mano derecha el miembro de Severus y le masturbó al ritmo cadencioso de sus propios movimientos hasta que finalmente consiguió que su esposo eyaculara en su mano, al mismo tiempo que el espasmo sufrido comprimiera su propio pene en la cavidad de su esposo y así descargarse él también. Finalmente ambos quedaron tan satisfechos y exhaustos que en pocos minutos dormían abrazados, con sendas sonrisas de felicidad en sus labios.
Al día siguiente, Severus se debatía entre sonreír y gruñir, era indignante que al intentar ir a la tienda de Ollivander descubriera que su chimenea había sido bloqueada y no tenía ninguna duda de saber quienes habían sido culpables de esa broma nada graciosa.
— Relájate, Severus. —le pidió Harry llevándolo a la trastienda mientras Ollivander iba en busca de más varitas para que Sally probara—. Después de todo lograste activarla a tiempo para llegar a la cita con Ollivander, ya no te enojes.
— De acuerdo, lo que más me alegra es saber que esos dos deben de estar molidos justo en este momento, de lo contrario te aseguro que estarían aquí burlándose de nosotros.
— Sí, es probable. —admitió sonriente.
— Además, no permitiré que nada me estropeé el día. —agregó rodeando a su esposo por la cintura, algo que Harry aprovechó para saltar y sujetársele con las piernas tal como le gustaba hacer mientras que Severus lo apoyaba contra la pared besándole en el cuello—. Anoche fue maravilloso, Harry… me encantó sentirte dentro mío, que me tomaras de esa manera, y espero que puedas repetirlo esta noche.
— Esta y todas las noches que quieras. —le dijo gimiendo excitado por las caricias de su esposo.
— Eso espero, porque de sólo acordarme lo que se siente, estoy tentado de pedirte que me tomes ahora mismo, aquí, que me penetres con toda tu fuerza hasta que…
— ¡Papá!
Severus palideció mortalmente al escuchar la voz de su hija a sus espaldas, y al girarse a mirarla no se dio cuenta que soltaba a Harry bruscamente y el chico caía de sentón en el suelo de la trastienda, afortunadamente ese día su trasero no había amanecido tan magullado sino el dolor hubiera sido brutal.
— Sally, amor… era una broma. —mintió Severus con nerviosismo—. Lo que hayas escuchado, olvídalo, ¿de acuerdo?
— Totalmente. —respondió Sally con un gesto de náuseas—. Espero que tengan más cuidado en hablar de sus… intimidades. ¡Por Dios, que necesitaré terapia psicológica si no logro borrar esas imágenes de mi mente!
— ¿Y Ollivander? —preguntó Harry levantándose por su propia cuenta al ver que Severus, en su nerviosismo, se había olvidado por completo de él.
— Aún no regresa. Así que mejor volvamos a la tienda o…
— No es necesario, ya estoy aquí. —dijo Ollivander llegando con ellos a esa parte de la trastienda.
— ¿Y las varitas? —preguntó Sally al verlo entrar con las manos vacías.
— Se me acaba de ocurrir algo… espera un momento, preciosa.
Los tres miraron como Ollivander se dirigía hacia uno de los estantes, justo aquel donde Severus había estado recargado el día en que escogían la varita de Harry, y tomó uno de los estuches para enseguida abrirlo frente a Sally, quien abrió los ojos emocionada, era una hermosa varita de ébano, con delicados símbolos plateados grabados en ella.
— ¡Se parece a las de papá y Harry!
— Así es. —respondió Ollivander orgulloso—. ¿Recuerda, joven Potter que…?
— Eh… Snape, ahora soy Snape. —le aclaró abrazándose de su esposo.
— Sí, perdón… bueno, señores Snape, espero que recuerden que les dije que la hembra que cedió su cuerno para la varita de Harry estaba preñada, bien, pues cuando el crío tuvo la edad suficiente siguió el ejemplo de sus padres y es su cuerno el que ahora da la magia y la potencia a la varita de Sally. Ahora, pequeña, pruébala, que algo me dice que es la adecuada para ti.
Sally asintió y al sujetar la varita brotaron hermosas chispas violeta que hicieron que Severus exclamara angustiado “¡Por Merlín, otra cursi varita en la familia!”. Sin embargo guardó silencio cuando Sally se acercó a Harry para darle un beso en la mejilla. El chico lo recibió conmovido mientras suaves lágrimas resbalaban de sus ojos, ahora también tenía una hija.
Esa noche, luego de unas hermosas horas donde Severus y Harry se demostraron mutuamente su amor tan pasional como sereno, descansaban uno en brazos del otro. No obstante, Severus tenía algo en su mente que necesitaba saber, se había enterado de ello unos días antes y había querido no darle importancia, aunque finalmente no pudo, no era justo que Harry siempre pensara más en su esposo que en él mismo, y era hora de darle algo a cambio.
— Harry… ¿Porqué rechazaste el puesto de profesor de Defensa que Dumbledore te ofreció?
— Ah, ya lo sabes. —respondió sin darle importancia—. Pues es que no tengo tiempo, estoy en mi último año para convertirme en Auror y sería demasiado cansado.
— Tú puedes hacerlo, yo sé que tienes el potencial para eso y más.
— Pero quiero pasar mis horas libres contigo, no dando clases a un montón de niños.
— Harry, deja de fingir ya. Sé que no aceptas porque no quieres herirme.
— ¡Es que no sé como Dumbledore se atrevió a ofrecerme el puesto teniéndote a ti! —exclamó realmente ofendido—. ¡Es un viejo tonto!
— Nadie lo discute, pero debe tener sus razones.
— ¿Cuáles? —le retó a mostrarlas.
— No sé, la mente del viejecito es tan intrincada que puede tratarse de salvarme de una maldición mortal como de que simplemente piensa que tu nombre pueda brindarle más donativos a Hogwarts.
— ¡Claro que no! —negó riendo divertido—. Dumbledore es extraño, pero no lo haría por eso. Creo que simplemente se llevará ese secreto a la tumba.
— Harry, acepta el puesto que te ofrece. —le pide con sinceridad—. También es tu sueño y me gustaría que lo tomaras, no renuncies por mí.
— Pero…
— Anda, no seas necio. Mañana mismo le dirás a Albus que aceptas ser el nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras de Hogwarts.
— Con una condición. —respondió luego de unos segundos de pensarlo.
— ¿Cuál?
— Acabo de enterarme que Madame Maxime volvió a quedarse sin profesor de Defensa… creo que ha llegado el momento de que tú también hagas realidad tu sueño, Severus.
— Pero… eso significaría irme a Beauxbaton ¿y las adolescentes hormonales que querrán todo con tu esposo?
— Algo me dice que ahora tendré a Sally para espantártelas. —respondió sonriente—. Y además, Sally es una buena razón para que vayas, así podrás acompañarla, ella te necesitará a su lado y me gustaría saber que puede tenerte cada vez que quiera.
— ¿Y tú?
— Será un año difícil… pero cuando termine mi carrera de Auror, todo cambiará, me iré contigo a Beauxbaton, entonces ya habré cumplido mi sueño, podré dedicarme a ti cada minuto del día.
— Pues sí que promete ser un año muy largo con semejante futuro que me ofreces.
— Lo sé —respondió coquetamente—. Pero así podríamos demostrarle a nuestro director que se equivocó contigo y perdió al mejor elemento para esa cátedra. Además, te presto ésto. —agregó colocándole al cuello el crucifijo que una vez Adam le había regalado—. A mí me sirvió para no olvidarme de Adam, así espero que jamás te olvides de mí.
— Nunca me olvidaré de tí. —respondió abrazándole—. Te propongo algo: quien obtenga mejores resultados en este año como profesor, se quedará con el puesto, y quien no, tendrá que mudarse con el otro para dedicar cada minuto del día a amarlo o a ejercer su otra carrera, tú como Auror en Francia o yo como profesor de pociones en Hogwarts.
— ¿Otra apuesta?
— Sí, y esta vez pienso ganarla… como profesor tengo mucha más experiencia que tú.
— Ajá, y no se me olvida lo mucho que te aprecian tus alumnos. —respondió mordazmente—. En eso tengo ventaja, cariño, puedo conseguir mucho por las buenas… nada más mírate, eres el mejor ejemplo de ello.
— ¡Maldito engreído!... pero te amo.
Harry se rió, era feliz, no le importaba el lugar donde fuera ni la actividad que realizara, iba a esperar todo un año, pero al fin el sueño de Severus se haría realidad y podría tener cerca a sus dos hijos… Harry probaría que podía ser paciente.
IndiceCapítulo 29 | |
| | | Juno Snape Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 329 Fecha de nacimiento : 13/09/1991 Edad : 33 Galeones Snarry : 68147 Fecha de inscripción : 27/04/2012
| Tema: Re: La familia que siempre quise. Epílogo. Lun Jul 01, 2013 9:23 pm | |
| Ohhh T_T Araleh eres una de las autoras que siempre me lleva a nuevas sensaciones con tus historias. En serio por primera vez por tu culpa Ron ya no me simpatizo demasiado ¬¬ y ahora!!! Soy gran defensora de Sev, siempre el tiene la razón y no merece sufrir, pero rayos!! en esta historia lo deteste ¬¬ como pudo ser así tan ...tan ...IDIOTA!!!!, pobre Harry!!! Ha sido muy genial en verdad, que bueno que la hayas subido, porque no la había leído antes y es wow, realmente genial como todas tus historias, emocionante, dramática por dios que ese capitulo donde Harry explota y dice todo lo que sentía por esa ¬¬ te ha quedado muy genial, me ha encantado, pero aun así maldito Sev malo que hizo sufrir tanto a Harry, se me hizo algo injusto T_T Muy genial de verdad, Saludos | |
| | | Araleh Snape
Cantidad de envíos : 4358 Galeones Snarry : 221061 Fecha de inscripción : 16/01/2009
| | | | violeta snape
Cantidad de envíos : 5 Fecha de nacimiento : 30/09/1992 Edad : 32 Galeones Snarry : 12469 Fecha de inscripción : 16/07/2013
| | | | Yuki Fer As de oclumancia
Cantidad de envíos : 1504 Fecha de nacimiento : 07/04/1992 Edad : 32 Galeones Snarry : 108296 Fecha de inscripción : 30/07/2011
| Tema: Re: La familia que siempre quise. Epílogo. Jue Ago 01, 2013 7:29 pm | |
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| | | Saphira23
Cantidad de envíos : 9 Fecha de nacimiento : 28/11/1992 Edad : 31 Galeones Snarry : 14679 Fecha de inscripción : 16/07/2011
| Tema: Re: La familia que siempre quise. Epílogo. Jue Jun 12, 2014 11:13 am | |
| WOW!!! Este fue uno de los primeros fics largos que leí hace años y cuando vi que no estaba en SH casi me da algo !! Es increíble!! MIL GRACIAS por volverlo a subir aquí y compartirlo! Eres una excelente escritora y me encantan todas tus historias pero "Enfermo de amor" y "La familia que siempre quise" son como las perlas que siempre recomendaré! Tus personajes son llenos de vida, las historias son ricas en detalles y eso ayuda a que nos metamos más en ese mundo que tanto nos gusta :3 de nuevo muchísimas gracias! Eres un sol!! | |
| | | Itsasnape
Cantidad de envíos : 2 Fecha de nacimiento : 16/04/1988 Edad : 36 Galeones Snarry : 10971 Fecha de inscripción : 20/11/2014
| Tema: Re: La familia que siempre quise. Epílogo. Vie Nov 21, 2014 3:14 pm | |
| Me h a gustado mucho la historia. Un saludo. | |
| | | elamordesnarry Buscador de Quidditch
Cantidad de envíos : 1331 Fecha de nacimiento : 31/10/1987 Edad : 37 Galeones Snarry : 265237 Fecha de inscripción : 25/12/2011
| Tema: Re: La familia que siempre quise. Epílogo. Lun Nov 24, 2014 9:59 pm | |
| Y yo sufriendo por que en Slasheaven fue borrada y resulta que esta aquí jaja, bueno ahora a leer | |
| | | Luna Sevelan
Cantidad de envíos : 1 Fecha de nacimiento : 24/09/1995 Edad : 29 Galeones Snarry : 8204 Fecha de inscripción : 30/05/2017
| Tema: Re: La familia que siempre quise. Epílogo. Mar Mayo 30, 2017 2:31 am | |
| Mi hermosa araleh!!!!! TT-TT un fic que me dejo impactada!! y no pudo haber mejor cierre en mi corazón hacia ti que este!! (por ahora ) primero que todo, nunca me imagine que casarías a Severus con una mujer!!! :O y que le darías dos hijos :') fue muuy hermoso pero a la vez supe en ese mismo instante que la ibas a matar... no cabía duda ya que es un snarry XDD pero lo que más me intrigo es que a mi tampoco me dolió tanto su muerte y tambén la odie a la pobre U.U como juegas con mis emociones!!! ya se yo te di permiso XDD pero aun así mi sevy fue muy lindo al quedarse con harry y que descubriera que estaban hechos el uno para el otro. Todas las frases que me gustan de uno o de otro, o diálogos los guardo en mi cel y este fic me regalo demasiados momento bellos :') fue más que hermoso este final, me regalaste un amor real y hermoso, sev dijo que esperaba jamás amar como harry y ahí cayó *-* taaanto que hasta se van a casar por todos los medios para no separarse nunca... "más allá de la muerte", que hermoso!!! y me regalaste el último sev uke que tanto adoro!!! <3 mi corazón salta de alegría con este final de temporada snarry, ahora a seguir mi camino por otras historias!! te voy a extrañar muuucho y esperaré tu regreso con nuevos fics o one shots!!! te amo araleh!!! pensaré en ti y desearé tu salud y tu regreso pronto!!! Muchas Gracias por regalarme historias taaan hermosas como perverts XDD tus parejas secundarias fueron las mejores!! mataste a muchos inocentes y muchas veces me pregunte ¿por qué? pero como te digo siempre, no cambiaría nada... NADA de ninguna de tus historias, son perfectas así, mi cerebro descansará de lo que lo haces sufrír jajaj y me diste a aparender muuuchas lecciones y las atesoraré por siempre!!! :3 te quiero mucho!!!! hasta pronto!!! <3 <3 | |
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| Tema: Re: La familia que siempre quise. Epílogo. | |
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| | | | La familia que siempre quise. Epílogo. | |
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