Título: La tristeza de Snape
Autor: Prince_Alan
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- Quisiera no pensar en eso, ni hablar de ello, si no le importa quiero concentrarme en esto – respondió el joven león. Leyó los ingredientes y fue hasta el estante que le señalara el pocionista, a su vista no estaba los que buscaba, intento ver las etiquetas de aquellos que estaban más arriba pero le fue imposible. Notó que a un costado de aquel enorme estante había una pequeña escalinata de madera, la acercó y se encaramó en ella. Revisó y se dio cuenta que los componentes de la poción estaban en la parte más alta, debía empinarse para alcanzarlas, se apoyó con una de las manos en el estante, lo cual hizo que se tambalearan y chocaran los frascos que en él había. Snape que observaba, se acercó y ayudó a Harry a no perder el equilibrio poniendo sus manos alrededor de la cintura del muchacho.
- Tenga cuidado, señor Potter, si rompe alguno de aquellos frascos deberá quedarse tiempo extra para arreglarlo – le dijo, notando un cierto temblor en el cuerpo del muchacho “¿Acaso me teme?” pensó Snape. El chico se alzó lo que más pudo para alcanzar el frasquito que deseaba pero sus dedos apenas podían rozarlo, tuvo que volver a apoyarse en sus pies pero no pudo evitar perder el equilibrio; el maestro reaccionó a tiempo, atrapando a su alumno entre sus brazos – Ya le dije, Potter tenga cuidado – soltó al muchacho, quien volvía a treparse en la pequeña escalera, el jefe de Slytherin lo sostenía de la cintura, Harry finalmente alcanzó su objetivo. El maestro le soltó para que bajase, sin embargo trastrabilló en el último escalón, sin embargo, los brazos de aquel oscuro hombre evitaron que cayera al suelo, pero había soltado el frasco y al romperse su contenido quedo vertido en el suelo. Severus sostenía a su alumno con fuerza mientras este recobraba el equilibrio y percibió un olor dulce que provenía del muchacho. El chico se enderezó pero aquellos brazos no le liberaban, mantenía baja la cabeza, temía ver en aquellos oscuros ojos enojo por su torpeza.
- Lo siento, profesor – susurró. Severus siguió estrechando al muchacho con uno de sus brazos, con su mano libre levantó el rostro de Harry desde el mentón para ver aquellos verdes ojos. Al encontrar la mirada de su profesor, se estremeció aunque no había enojo en ella, la intensidad de esos ojos parecían internarse en su ser. “¿Qué haces, Severus?” se cuestionaba el pocionista “Es tu alumno, no debes… ¡sus ojos!... ¡su boca!... Por Merlín, esto no me sucede ¿o sí? No quiero evitarlo, tan solo será un beso” tras estos pensamientos aproximó sus labios a los de Harry con infinita delicadeza, quien los recibió sin siquiera cuestionarse si aquello era correcto.
– Harry – susurró el nombre del muchacho mientras se apartaba para ver su rostro y ver que no oponía ninguna clase de resistencia, volvió a besar al chico con un poco más de deseo. Se abrió paso entre los labios del pequeño león, invadiendo la boca del chico con su lengua, explorándola, saboreándola, sintiendo como le respondía a sus labios. Los brazos de Harry subieron por el pecho de aquel hombre, donde se había apoyado hasta ese minuto, para abrazar el cuello a fin de mantener aquel beso. El hombre lo estrechó aún más a su cuerpo empleando ambos brazos, uno para atraer el joven dorso y el otro estrecharlo desde la cintura, deseando sentir todo el cuerpo de aquel niño.
Unos golpes en la puerta sobresalto a ambos, instintivamente se separaron uno del otro. Harry un poco desequilibrado se quedo de pie junto a la escalinata, mientras el maestro iba a abrir luego de que los golpes en la puerta se repitieran.
-¡Draco! …¿Qué quieres? – le inquirió con franco disgusto.
- Profesor… - vio que Harry estaba de pie en una actitud que no le conocía, suponía que Snape le estaría castigando, noto que había algo derramado en el piso – necesitaba hablar con usted – dirigió su gris mirada a su profesor.
- En otro momento, Draco, estoy ocupado –el rubio muchacho le miró con desilusión, sin decir más se retiro. El moreno hombre cerró la puerta. “Merlín, ¿Qué he hecho?... solo es un niño”, al mirarlo vio rubor en las mejillas del chico, dudaba de lo que debía hacer o decir – Póngase a trabajar, Potter, pronto será la hora de cenar – le dijo sin mirarlo, tomo su varita y con un solo movimiento, el frasquito estaba reparado, aunque el liquido quedó en el suelo. Se acerco a la escalinata, subió y saco otro frasquito del mismo líquido, pasándoselo a Harry, entonces sus miradas se cruzaron.
- Profesor, no creo que pueda hacer lo que me pide – le dijo bajando la cabeza.
-¿Por qué? – Severus bajo la escalerilla y se paro frente a su alumno, esperando que le mirara, pero no lo hacía. Delicadamente le tomo de la barbilla y le hizo levantar la mirada hacia sus ojos negros. – Puedes decírmelo, Harry – aquel hombre había dicho su nombre, pero no sabía cómo decirle que no podría concentrarse pensando en aquel beso, aunque le sostenía del mentón bajó la mirada – mírame – el chico obedeció, se miraron a los ojos en silencio y finalmente el maduro mago le dio un suave y breve beso – esto quedara entre nosotros, solo entre nosotros – Harry asintió – insisto en que prepares la poción – el maestro se alejo para sentarse a su escritorio. El chico retomo su trabajo, hizo un gran esfuerzo para concentrarse en lo que hacía, pues quería recordar la sensación de los labios de Severus Snape sobre los suyos, recordar el calor de su abrazo.
- Profesor, creo que he terminado –dijo tras un espacio de una hora, el aludido se levanto de su silla y se aproximo al caldero donde Harry preparaba la poción. Revisó con detenimiento.
- Excelente, Potter – se esforzó por sonar frío y duro. El joven Griffindor sonrió, temía haber arruinado la poción por estar pensando justamente en el hombre que tenía al lado – esto merece un premio – y sin más puso sus manos en la nuca del muchacho y le beso con calor, Harry sentía que de un momento a otro le faltaría el aliento, pero no quería huir de aquella boca. Sus manos se aferraron a la túnica de su maestro. Por su lado, Severus disfrutaba como su estudiante se agitaba y el deseo subía por sus venas. – Es suficiente, retírese – le dijo apartándolo de sí. –Es hora de ir a cenar, vaya – Harry obedeció, la promesa de tener una nueva clase al día siguiente era motivo suficiente para salir sin decir nada. “¿Qué es esto, Severus? No debes involucrarte con tu estudiante, es solo un niño… si se entera Dumbledore es probable que sea la última vez que hagas clases en Hogwarts… Debo evitar verlo a solas, es lo mejor” reflexionaba el maestro de pociones mientras embotellaba la poción que había hecho Harry.B
¿Por qué lo escogí?
Me gusta mucho esta parte porque es lo que quise ver siempre en los castigos de Snape.