Escritora:Magic_Lilac
Beta: Pescadora de Estigia
Ilustradoras: Mei_Yua & Yukimurasayu.
Clasificación: NC-17
Resumen: El pequeño Ted se mete en un lío por el que Harry acaba herido y, poco después, desaparece.
Advertencias:
Muerte de un personaje.
Palabras:7814
El tiempo se mantiene en constante movimiento y la vida de nuestros amados héroes se llenó de la deseada calma que buscaban ambos, es verdad que nada fue miel sobre hojuelas, como en todo matrimonio, pero las alegrías que vivieron en estos pacíficos 8 años superaron con creces a las desdichas y disputas maritales, el amor de ambos se solidificó y se hizo estable algo que sus amigos agradecían completamente.
Harry seguía siendo un auror pero ahora estaba como jefe de aurores, y Severus de nueva cuenta era jefe de la casa verde y plata, mientras tenía que soportar a esos insolentes niños, pero siempre obtenía un premio por ser buen profesor, al llegar a casa y encontrar a su esposo esperándolo con una copa de whisky de fuego, y la cena caliente.
La felicidad de la pareja aumentó cuando Ted se incorporó a su familia, ya que el joven metamorfomago perdió a su abuela unos meses antes. El joven pasó un tiempo triste pero la pareja le brindó todo el amor y comprensión que un niño deseara, Harry le contaba sobre sus padres y Severus, bueno, él se limitaba a animarlo y consentirlo, siempre de manera adecuada, alentando su dotes mágicos.
Lamentablemente el chico no duró mucho tiempo en casa ya que días antes de su cumpleaños número once llegó la tan ansiada carta. Los tres festejaron al chico reuniéndose con el resto de la familia, con los pelirrojos y los platinados, los cuales llevaron regalos para el joven.
En verdad esos días eran una gran felicidad y calma, sus corazones eran más fuertes que de costumbre pues en ellos estaba la llama de la esperanza de un mundo mejor.
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Desde la entrada de Ted en Hogwarts, donde Severus hizo el berrinche más grande de su vida al ver como el joven entraba a la casa de los leones, y Harry lo consolaba mientras levantaba el pulgar al niño animándolo, la rutina de la familia había cambio un poco, ya que ahora Harry pasaba las tardes a visitar a su niño para después dirigirse a las oficinas de su esposo y poder ir a los aposentos que ahí tenían. Sí, Harry había aceptado vivir en las mazmorras para no alejarse mucho del pequeño Ted y Severus lo apoyó con la condición de cuando el chico entrara a tercer año lo dejarían vivir su vida “normal” de estudiante. Bueno, en realidad fue los más que consiguió en el intercambio de demandas con Harry.
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Ted era un chico muy activo y vivas como lo fuera Tonks, pero con la inteligencia de Lupin y su cara de niño bueno. Eso lo hacía muy peligroso. Severus lo sabía, era el mejor en su clase de pociones y nadie lo igualaba en DACO y ni hablar de transformaciones. El chico se estaba convirtiendo en el nuevo león dorado lugar que dejaran vacio mucho a tiempo atrás Harry y sus amigos. Así como era de inquieto Ted, una mañana en el comedor se reunió con sus compañeros de casa, los cuales cuchicheaban sobre algo maravilloso
-Así como lo escuchan -dijo Tertampe, de séptimo-, que Hagrid está cuidando a un grupo de Hocicortos Suecos.
-¿Pero no es acaso que son peligrosos ese tipo de dragones?
-Vamos chicos, recuerden lo que dice Hagrid -dijo Ted haciendo la pose del semi-gigante-, los dragones son animales incomprendidos.
-Vamos Ted, ¿pero qué dices? Ni tú te acercarías a uno de esos dragones.
El chico miró a la joven rubia frente a él y notó el reto en sus palabras. Una voz en su cabeza le dijo que era una mala idea y otra lo animó a continuar.
-Claro que podría acercarme a ellos, pero…
-No sabía que tuvieras miedo, Teddy -dijo burlón un chico mayor–. El que seas ahijado del gran Harry Potter no te hace igual a él.
-Dicen que el montó un hipogrifo cuando estaba en tercer año -comentó una castaña que tenía un libro para repasar las notas de la clase.
-Eso no es todo. Hay fotos de él donde logró escapar de Gringotts montado en un dragón albino.
Ted se sintió ofendido, es verdad que sus padrinos eran personas importantes pero él solo podía hacerse valer en el mundo por ser el mismo.
-¿Creen que no puedo acercarme a un hocicorto sueco? –Golpeó la mesa con fuerza, levantándose-. Ya veremos después de clases si es verdad que no logro hacerlo -.Al decir esas palabras se alejó de la mesa a paso veloz dejando a varios de sus compañeros sorprendidos por sus palabras.
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Las clases por fin habían terminado y un grupo de chicos se encontraba corriendo por los jardines de la escuela hasta donde estaban los criaderos de Hagrid. Todos estaban a cierta distancia de las rejas donde descansaba uno de los dragones a la vista.
-Ted, empiezo a creer no es buena idea – comentó la rubia mirando al gran dragón dormido.
-¿Qué acaso eres una gallina?- Empezó a mover los brazos arriba y abajo-. Puack, puack.
El niño lo miró fastidiado y se acercó a la reja decidido. No era un gran reto. ¿O sí? Sólo debía acercarse hasta el dragón tocarlo y regresar de nuevo.
-Escuchen, lo haré solo. Me acercaré, lo tocaré, regreso y listo. ¿No es así?
Uno de los chicos mayores que lo habían llevado a esto aceptó sin problemas mirando hasta donde se encontraba el gran dragón durmiendo.
Así que Ted, respiró con valor y brincó la reja de un salto. Caminó muy despacio. Nadie hablaba, sólo miraban al niño, que caminó con decisión hasta el hocicorto sueco. Logró llegar hasta el dragón durmiente sin despertarlo. Así, con la misma lentitud colocó su mano sobre la piel del animal de color azul eléctrico. La textura no era escamosa como un réptil, era como tocar seda pura, muy suave. Sentía el calor de su cuerpo dormido. Así como lo tocó se alejó, pues no quería despertarlo. Se giró a la multitud espectadora y todos gritaron, vitorearon y aplaudieron al chico.
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Harry se encontraba en las rejas de la escuela. Ese día había logrado salir temprano del trabajo y había pasado a Honeydukes para comprar muchos dulces a Ted, que compartiría con sus amigos. Claro, Severus no se enteraría porque de seguro lo regañaría por consentir tanto al chico.
Se encontraba a medio camino para llegar a la entrada principal de la escuela cuando vio a un grupo grande de leones, algo que le extrañó. Normalmente a esa hora solían estar en su sala común haciendo sus deberes para el día siguiente. Frente a ellos pasaban unos chicos corriendo en la misma dirección, de un grado mayor. Muy extraño en realidad.
Su forma de actuar le pareció sospechosa, ya que en sus años como alumno y profesor le habían enseñado a desconfiar de alumnos corriendo en los jardines, así que también corrió en la dirección de los estudiantes. Era mejor averiguar que tramaban antes de que alguno saliera lastimado, o peor aún, se enterara Severus y perdieran todos sus puntos.
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De un momento a otro los gritos de felicidad fueron cortados por un solo grito de terror seguido por el de otros. Ted se giró y pudo ver detrás de él un dragón enorme, despierto, mirándolo con sus fríos ojos. Era más grande que el dragón que él había tocado. Lo más seguro es que fuera la madre, así que el chico retrocedió lentamente pero la dragona, sin esperar, escupió fuego azul. El chico logró esquivarlo por poco. Sus amigos, tres chicos y la chica rubia, brincaron la cerca en ayuda de Ted, lanzando varios hechizos pero ninguno le hizo siquiera cosquillas a la ahora más que furiosa madre dragona.
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Harry llegó hasta donde estaban los criaderos y una gran preocupación creció en su corazón. Esa mañana Hagrid le había contado que estaba cuidando un grupo de dragones hocicortos suecos porque las dos crías del grupo estaban enfermas.
Él sabía que tan peligroso era ese tipo de dragones y también sabía que tan peligrosa era una madre ante un hijo herido, tanto como podían llegar a ser de estúpidos los jóvenes estudiantes de su antigua casa, así que corrió lo más rápido que pudo y logró ver como en ese momento todos los jóvenes corrían despavoridos en dirección al castillo. Harry casi se desmaya al ver en el criadero a Ted derribado y a su lado sus amigos luchando contra los dragones.
-Tú. –Sujetó a uno de los alumnos mayores-. Avisa a Hagrid de esto.
Le ordenó y salió corriendo hacia el criadero. Cuando llegó vio salir volando a los cuatro amigos de Ted porque una de las dragonas de la manada les había golpeado con la cola y a Ted lanzando un hechizo para evitar se hicieran daño y un Protego para protegerlos, pero al hacerlo se había descuidado de él mismo. Harry corrió lanzando un petrificus totalis pero sólo logró aturdir al animal.
-Ted, ¿estas bien?-Sujeto al niño por el hombro.
-Sí, pero mis amigos…
Harry soltó a Ted y corrió a donde estaban los chicos. Ninguno había sufrido heridas serias. La chica se levanto apresurada mirando a Harry.
-Lo lamentamos nosotros no creímos que…
-Ya, olvídenlo. Salgan de aquí.
Les indicó mientras vigilaba a las dragonas pero detrás de ellas salió el macho alfa de la manada, muy molesto por ser despertado. Gruñó, lanzando una bocanada de fuego azulado. Ted, que aun estaba lejos de ellos, utilizó el hechizo escudo, pero el dragón fácilmente derribó esa barrera. El moreno se asustó y corrió hasta Ted, para evitar que fuera atrapado por el fuego azul, logrando empujarlo fuera de su alcance, exponiéndose a sí mismo y sufriendo daños en el brazo y la pierna izquierda, que comenzaron a arder. Así que rodó sobre el pasto húmedo apagando las llamas, pero en ese descuido hizo que la hembra se le acercara y con la cola tratara de derribar a Ted. Harry se levantó y sólo alcanzó a abrazar al niño, siendo lanzados por los aires y siendo detenidos por un grueso árbol que servía de sombra a los dragones.
Harry pudo sentir como sus costillas se rompían y su hombro se zafaba. Al caer al suelo miro a Ted asustado
-Padrino, ¡¿estás bien?!
-Sí, lo estoy-. Sonrió tratando de soportar el dolor y no preocupar al niño –- ¿Qué tal estás tú, Ted?
- Bien, no me pasó nada.
-Entonces ayúdame a levantarme. -Harry se puso en pie sólo para ver a los dos dragones acercarse a ellos listos para lanzar una nueva bocanada de fuego azul. Harry logró lanzar un protego que evitó que fueran consumidos por el fuego.
La chica rubia al ver esto salto la barda.
-¿A dónde vas, Serena? ¡Debemos ayudarlos!
-Nosotros solos no podemos hacer nada. Voy a por el profesor Snape y el director Malfoy para que nos ayuden.
Los chicos corrieron hasta donde estaban los dragones pero no lograron acercarse mucho ya que la otra hembra empezó a gruñirles y atacarles.
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Severus vio entrar corriendo a varios leones y tejones junto algunas águilas. Esto le extrañó. Jamás veía correr así a los chicos, así que atrapó a uno que le era conocido.
-¿Qué ocurre, señor Trantenosky?
-Señor….ocurre que… que…
-Vamos, hable con elocuencia y sea rápido, que no tengo paciencia.
Pero antes de lograr decir nada más se escuchó el grito de la rubia.
-¡Profesor Snape ayúdenos! ¡Ted y el profesor Potter están atrapados por los dragones!!
Severus no terminó de escuchar la frase cuando ya había salido corriendo hacia los jardines.
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Cuando Severus llegó hasta los criaderos encontró una escena crítica. Ted estaba al lado de Harry tratando de defenderse de una de las hembras mientras el macho atacaba a Harry. Este se veía realmente mal y Ted no podía moverse mucho por ayudar al moreno a mantenerse en pie.
Mas al fondo se encontraba el grupo de pequeños leones, que habían estado siempre al lado de Ted, combatiendo contra la otra hembra. Así que, aunque su corazón quería ir con su familia, debía ir ayudar a los niños. Corrió hasta ellos y logró evitar que los niños fueran consumidos hasta los huesos por las llamas azules. Tras él llegó Hagrid que traía encima muchas piezas de carne, logrando llevarse a la cría enferma.
Eso fue una gran solución dado que las dos hembras les dejaron de atacar para ir tras la cría y ver como estaban, así Severus fue hasta Harry y Ted y entre los tres lograron dormir al dragón macho.
-Gracias Severus -dijo el moreno mientras Ted evitaba que cayera al suelo.
-¡Harry! –Severus lo tomó en brazos–. Aguanta, te llevare a la enfermería.
Salió corriendo seguido por Ted y sus amigos. Al llegar a la enfermería Poppy ya los esperaba. Severus recostó a Harry en una camill y Poppy se aproximo para ayudarlo pero Harry la detuvo.
-Primero los niños. No estoy tan grave.
Poppy miró a Severus pero este asintió. Sabia que, aunque se estuviera muriendo, Harry no permitiría que se le atendiera a él primero habiendo niños lastimados y más si uno de ellos era su amado Ted.
-Hazlo, por favor, Poppy, así atenderás más rápido a Harry.
La enfermera así lo hizo y corrió donde estaban los chicos , comprobando que solo eran rasguños y heridas leves así que, sin mayor esfuerzo, les entrego un vial con un liquido verdoso. Los chicos lo bebieron poniendo caras de asco total, pero sus heridas, por arte de magia desaparecieron de sus cuerpos, así que Poppy los despachó. El único que se quedó fue Ted, el cual, para evitar ser sacado de la sala se agarró a la túnica de Severus. Sabia que el hombre debería estar enfadado pero no lo separó de él, sino que lo sujeto por el hombro y miró a Poppy.
-Por favor, Poppy, ¿podrías revisar a Harry?
-Sí, a eso voy, Severus.
Harry tenía los ojos cerrados fuertemente, mordiéndose el labio inferior.
-De acuerdo. Veamos Harry,¿qué ocurrió contigo? -Una vuela pluma apareció tomando las notas que empezó a dictar Poppy-. Pierna y brazo izquierdo con quemaduras de segundo y tercer grado, cinco costillas rotas, contractura muscular del cuello… -Miró al hombre sorprendía-. Buen entrenamiento, Harry, porque estarías muerto de no ser así. Oh, muñeca derecha con esguince. –Hizo levitar a Harry y lo giro-. Oh… espalda con cortes profundos y escamas de dragón. –Lo giró de nuevo-. Harry Potter, ¿cuándo será el día que me visites por un simple resfriado?
-Madame, con todo respeto, pero creo eso jamás sucederá.
La enfermería se rió.
–Bien chicos, necesito privacidad con mi paciente. –Mirando a Severus y a Ted, corrió la cortina. Estos, pudieron escuchar como le quitaban la ropa al hombre, junto a algunos gemidos de dolor. Poppy salió a buscar las cosas necesarias que requería para ayudar a Harry.
-Ted… tenemos que hablar. –Jaló al chico hasta un banco y lo sentó de manera pesada-. A ver, ¿si te dicen que saltes de un puente lo harías?
El chico tragó pesado. Sabía que ese regaño llegaría y no pudo ni mirar al hombre a los ojos, pues sabía que tenía toda la razón, así que movió la cabeza y puso toda su atención. Poppy pasó de nuevo sin prestar atención en el regaño del chico, y sus ojos rojos, bueno, todo estaba rojo desde la cabeza a los pies. Se dirigió hacia Harry para curar las quemaduras pero al parar la cortina…
-¿Harry…? – miro la cama vacía- Niño, no estoy para tus bromas…
Severus paso la cortina seguido de Ted y miró la cama con manchas sanguinolentas. Estaba vacía. ¿Cómo era eso posible?
-Harry… –dijeron los tres a la vez sorprendidos y extrañados. Se miraron a la cara confundidos y salieron corriendo por todos lados, llamándolo por su nombre al moreno. Cuando llegaron al pasillo principal los tres se separaron.
Severus llego hasta Lucius, el cual acababa de recibir a Draco, Ron y Hermione que iban a ver a Harry, ya que se les había avisado del accidente con el dragón.
-Ha… -Tomó aire-. Harry desapareció de la enfermería.
Los tres jóvenes se miraron sorprendidos, hasta que la castaña salió corriendo por las escalares en busca de su amigo seguida de Ron, pero Draco y Lucius se quedaron en el lugar.
-¿Que ocurrió, Severus?
-Estábamos en la enfermería y Poppy lo examinó. Nos sacó para desnudarlo y poder atender sus quemaduras. Yo solo me alejé medio metro con Ted para hablar de lo ocurrido y lo siguiente que escuche fue que lo estábamos buscando. ¿Cómo demonios desapareció de nuestra vista?
-¿Tiene su varita?
-No. -La sacó de entre sus ropas-. La tengo yo. La tomé cuando lo dejé recostado en la cama, ya que no la necesitaba.
-Será mejor seguir buscándolo -dijo Lucius-, no es correcto que un héroe vaya por ahí desnudo y herido.
Los tres salieron de la oficina del director, y bajaron. Ya en el recibidor principal estaban Ron, Hermione y todos los profesores. Los alumnos habían sido recluidos en sus salas comunes. Estaban libres para buscar a Harry por la escuela así que se separaron en grupos, y se dividieron por el colegio.
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La luz que entraba por una abertura en la ventana. Era rojiza, dando directamente en los ojos de Harry, la cual le hizo despertar. Se sentía muy pesado y su cuerpo le dolía completamente, trató de levantar su mano para cubrir su rostro pero no pudo y un grito ahogado salió de su garganta. Se sentía fatal, y las imágenes llegaron a su mente. Abrió los ojos, tratando de habituarse a la luz de la habitación. No recordaba que en alguna de las camillas diera directamente la luz del sol.
Cuando sus ojos se acostumbraron miró a su alrededor. Donde se encontraba era un cuarto pequeño y sin ventanas abiertas. Por donde entraba la luz estaba bloqueada por unos tablones. Estaba en una cama con la bata de la escuela. Su heridas estaban mal vendadas y estas estaban ahora rojizas. Trató de levantarse pero no pudo soportar el dolor de sus costillas, así que prestó atención a su alrededor. Lo último que recordaba era estar recostado en una cama de la enfermería, y de momento sentir un sueño enorme… y ahora estaba en ese lugar.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escucho gritos fuera de la habitación y de golpe la puerta se abrió.
-¡Te dije que no quería que lastimaras a Harry! ¡Dijiste que sería Snape!
-¡Ya cállate! Si el estúpido Potter no se hubiera metido ahora tendríamos a Severus aquí.-El chico sujetó de la cabellera a la mujer que gritaba para arrojarla dentro de la habitación-. Además prometiste que solo serian unos huesos rotos. Si hubiera sido Severus, estarías muerta ahora.
Harry no lo pudo creer. Frente a él estaban Percy y Ginny, pero su apariencia era totalmente desmejorada. Percy estaba muy flaco, sus ojos hundidos y unas ojeras horribles. Tenia barba de días y su cabello rojo se veía todo sucio y apelmazado. Además sus brazos estaban tatuados de manera extraña. A su lado Ginny no estaba mejor. Tenía la cara demacrada y su mirada se veía enloquecida, pero también estaba muy delgada como si el viento se la pudiera llevar. Su cabello estaba asombrosamente largo y revuelto, sujeto con una liga formado un peinado extraño.
-¡Hola Harry! ¿Nos recuerdas?
-Percy, Ginny…¿cómo…?
-¡Oh, querido Harry, la buena conducta y las sonrisas amables con los loqueros nos permitieron salir como personas completamente recuperadas para servir a la sociedad!
Ambos rieron como locos y Harry sintió que estaba en problemas. Debía salir de ahí pero no tenía la menor idea de cómo hacerlo. Percy se acercó hasta él y sujetó su rostro.
-Y mi hermana no creía que lo lográsemos. Gracias al imperius y a que tu ahijado es inquieto tú estas aquí. –Levanto una botella con un liquido rosa que desprendía un aroma a hiervas y madera.
-Amortentia.
-¡Asi es Harry, bébela y todo estará bien! –Ginny corrió hasta su lado y tomo la mano del joven para llevarla a su rostro-. Y todo tomará su causa normal, seremos felices como debió ser en su momento.
-¡Y después nos ayudaras a traer a Severus aquí, y así todos seremos felices!
Los hermanos se vieron felices por su loca idea. Ginny levantó el rostro de Harry para abrirle la boca y hacer que bebiera el contenido de la botella, pero Harry se negó logrando que Percy tirase la botella en el suelo. Ginny gruñó abofeteando su rostro.
-¡Eres un idiota!
-Cálmate loca.-Le regresó el golpe-. Sólo debemos filtrar más poción. Tan sólo tomara unos momentos.
-De acuerdo. Si esperé por más de 10 años puedo esperar unas horas más. –Se inclino sobre Harry para besarlo, pero este desvió el rostro a pesar de que sintió dolor en el cuello-. Vamos Harry, pronto desearas cada unos de mis besos…
Los hermanos salieron de la habitación canturreando felices, mientras Harry trato de levantarse de la cama pero no lo logró. Los lentes se le desenfocaron y trató de acomodarlos de nuevo, así que recordó feliz su última idea como auror. Se quitó las gafas y con fuerza giro la patilla derecha.
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Severus y los demás profesores, junto a Draco, Ron y Hermione, estaban en el gran comedor. Llevaban más de cinco horas buscando a Harry pero no sabían dónde estaba. Ya lo habían buscado por toda la escuela.
-¡Por las barbas de Merlín! ¿Cómo es que desapareció Harry?
-No creo que desapareciera, Ron. -La castaña miró al grupo –. Se lo llevaron.
-La pregunta es quién.
Todos se quedaron pensando y de momento Severus se llevó las manos al pecho. Sentía un calor abrasador. Sacando de su pecho un galeón, todos lo miraron y este desapareció.
-Harry pudo comunicarse.
Hermione se llevó las manos a la boca para ver como desaparecía Draco y ella rápidamente se sujetó de Ron, que pronto también desapareció del gran comedor junto a ella.
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Los cuatro aparecieron cerca de una casa vacía, o que aparentaba estarlo. Severus estaba cerca de ella, tratando de mirar hacía dentro.
-Harry debe estar dentro.
-¿De quién es esa casa? -Draco se colocó a su lado.
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Harry dejo caer sus gafas. Ellos deberían estar cerca. Desde hacía unos años, después de un accidente realmente peligroso, Severus se había puesto muy roñoso por su seguridad así que recordando la idea de su amiga sobre los galeones de oro lo adaptaron a sus gafas, que activaban los galeones de Draco y Ron,y uno especial a Severus como un trasladador, así que deberían estar cerca.
La línea de sus pensamientos se cortó cuando los hermanos entraron en la habitación con una nueva dosis de Amortentia.
-Muy bien Harry, pronto estaremos juntos de nuevo.
Ginny se colocó a su lado, sujetando su cara para abrirle la boca y Percy se inclinó para dejar caer el contenido, pero éste jamás llegó a su boca ya que el frasco se había quebrado. Ambos se miraron extrañados, pero no tuvieron mucho tiempo para reaccionar cuando una explosión derrumbó el muro.
Harry, Draco, Ron y, por último, Hermione, entraron por el boquete y se quedaron completamente sorprendidos al ver ante ellos a Pery y Ginny.
-¡Hermanos!- Ron bajó la varita mirándolos extrañado-. ¡¿Cuándo salieron de Azkaban?!
-Hola, Ron –dijo Ginny- ¿No crees que deberías ser mas amable? ¿Cuándo fue la última vez que viste a tu linda hermanita?
La chica no esperó más cuando le lanzó un expeliarmus que hizo que Ron saltara por los aires. Los otros lo miraron sorprendido por dejarse engañar por tal mentira, pero Ron rápidamente se levantó. A su vez, Severus realizó dos hechizos sin voz que mandaron a volar a los jóvenes y corrió hasta Harry para ver como estaba.
Los hermanos se levantaron furiosos y una lluvia de hechizos corrió de ambos lados, Severus verificó las heridas de Harry, algunas empezaban a infectarse puesto que ni el lugar ni los vendajes habían sido los más adecuados y limpios. Al ver que Severus levantaba al chico, Ginny, molesta, lanzó un hechizo aturdidor pero Percy lo desvió.
-Te he dicho muchas veces que no toques a Severus.
Ginny gruñó y le lanzó a su hermano un golpe mágico por su comentario y, de nuevo, hechizó a Severus quien soltó a Harry sobre la cama. Draco logró lanzar, gracias a la distracción, un contra ataque a Ginny -que la aturdió- pero Percy la protegió de los demás hechizos lanzados. Severus aprovechó para tomar a Harry y salir de la habitación, seguido por los dos hermanos.
Ya en el jardín principal de la casa, los destellos mágicos corrían de ambos lados, Severus no podía regresar los hechizos pero los chicos lo defendían perfectamente. Hermione les gritaba que se detuvieran, Ron no lanzaba hechizos para atacarlos, sólo escudos, pues a pesar de todo eran sus hermanos y Draco era el único que lanzaba hechizos de defensa.
Pero un ataque conjunto de los hermanos dispersó al grupo, separando a Severus y Harry de ellos. Rápidamente crearon un escudo dejando fuera a Draco, Ron y Hermione.
Severus se levantó y, colocándose frente a Harry, sacó su varita: no permitiría que nadie atacara a su amado esposo.
-Severus aléjate de Harry y nadie los lastimará.
Ginny, sin esperar respuesta, lanzó un hechizo que mandó a Severus muy lejos, por lo que Percy se enfadó,y le dio una bofetada.
-¡Qué le has hecho a mi amado Severus!
Ron, Hermione y Draco trataba de derribar el escudo que los tenía separados de ellos, pero Harry, como pudo, se acercó hasta Severus, se incorporó despacio para cerciorarse de que su esposo estaba bien. Severus se levantó pero estaba mareado, aun así lo intentó, aprovechado la discusión de los hermanos regresó el hechizo, dando en el pecho de Percy, el cual cayó semi inconsciente.
Ginny, por su parte, lo esquivó perfectamente y regresó el golpe, dejando herido a Severus, pero lo que no esperaba era un ataque de su propio hermano, que la mandó lejos dejándola inconsciente.
-¡Te dije que a Severus no lo tocaras!
Estaba fuera de sí, el hermano mayor de los Weasleys presentes trató de acercarse a Severus, que estaba muy retirado del lastimado Harry, pero lo empujó.
-¡Aléjate de mi!
-Severus si me dieras una oportunidad, ¡podría demostrarte lo feliz que puedo hacerte!
-Ya te dije muchas veces que no te amo, jamás lo haré… porque tú no me amas, ¡sólo estás obsesionado! –Severus se levantó del piso y trató de llegar a Harry–. El amor no se trata de aprehensión, ni se puede conseguir a la fuerza o por una poción. El amor se cultiva día a día, al cuidarse mutuamente; dejas de ser 'yo' por ser 'nosotros'.
Severus llegó hasta Harry para ver como estaban sus heridas, que abrían más y de las que salía un flujo fuerte de sangre.
-Se trata de dar la vida por el otro -Severus miró a Percy-. Y yo a ti jamás podría amarte, porque en mi corazón sólo existe Harry.
Percy se llevó las manos a la cabeza como si le doliera y un grito desgarrador salió de su garganta. ¿Cómo era eso posible?, tanto tiempo y tantas cosa para terminar así: jamás tendría el amor de Severus.
-Jamás… jamás… jamás… jamás… -Empezó a decir como un mantra-, pero si jamás es mío –levantó la mirada y la locura estaba marcada completamente en los ojos del chico- tampoco debe ser de nadie…
Sin esperar respuesta, lanzó un poderoso hechizo que separó a Severus de Harry. Ambos gritaron al golpearse contra el frío piso, sin embargo no detuvo su ataque: lanzó varios hechizos al cuerpo de Severus, pero éste jamás dejo salir un grito de dolor o queja.
-Implora por tu vida Severus, porque este gran amor que tenía por ti, ¡ahora es un gran odio! ¡Crucio!
Harry como pudo se levantó y se interpuso en el camino del hechizo de Percy. No permitiría que la maldición imperdonable tocara la piel de su esposo, jamás tendría que sufrir de nuevo ese dolor.
-¡Tú eres el culpable de todo! Si no existieras, Severus me amaría, mi familia me amaría, yo tenía un futuro brillante por delante pero tú... ¡Crucio!
Harry no gritó ni se movió del lugar. Cayó de rodillas por el dolor. Sentía que pronto perdería el conocimiento.
-¡Vamos Potter, implora por tu vida!
-Jamás lo haré. Mi vida no importa mientras Severus esté bien.
-Si así lo quieres, te regresaré con tu amada familia. ¡Ava…
Percy no logró terminar de invocar el maleficio gracias a Ginny, que en ese momento atravesaba su pecho con una gran daga.
-Te dije que Harry no…
Percy giró el rostro sólo para ver como su hermana sacaba la daga de él y limpiaba la hoja en su hombro. La vida desapareció de su rostro al igual que el campo que mantenía a los demás lejos de ellos, Ron corrió al lado de su hermano para auxiliarlo y Severus logró atrapar a Harry antes de que cayera inconsciente al piso.
Draco trató de desarmar a la pelirroja, pero ésta se desvaneció en el aire como si nada. Ron sujetó a su hermano, sin embargo, era muy tarde: estaba muerto.
-Harry... vamos, despierta Harry…
-Será mejor llevarlo a San Mungo, profesor -Hermione tocó el hombro de Severus, mientras éste asentí. En su rostro se marcaba la preocupación total de lo que ocurría
-. Me quedaré y llamaré a los aurores de turno- dijo Draco-, los alcanzo en cuanto veamos que ha ocurrido aquí y como es que salieron libres.
-Hermione acompaña a Severus, yo iré a casa a informar de lo ocurrido y, en seguida aparezco por ahí, ¿de acuerdo? -La castaña abrazó y besó a su esposo tiernamente.
Se acercó al hombre mayor para desaparecer los tres juntos y llegar a emergencias en San Mungo. Al aparecer ahí, las enfermeras reconocieron al chico y varios medimagos se acercaron de inmediato, retirando de los brazos de Severus al muy mal herido Harry.
Lo colocaron en una camilla para ser trasladado hasta la sala de emergencias seguidos por Severus y Hermione.
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Cuatro horas habían pasado desde que llegaran a San Mungo, Harry seguía internado en urgencias y nadie salía a decirles algo o les comunicaba como seguía el chico. Severus parecía un león enjaulado, estaba muy irritado, Draco había llegado hacía media hora, seguido de Ron y su padre.
-Aún no han dicho nada. Esto es malo…
-No debemos perder la esperanza. Es Harry, todo se solucionará. Es sólo que fue mucho daño y sus heridas comenzaron a infectarse, pero es fuerte -dijo Hermione, aunque al final sus palabras comenzaron a ahogarse en su garganta.
Lucius llegó cuando llevaban cinco horas esperando noticias de Harry. Severus no pudo esperar más, así que se levantó listo para maldecir a cualquier medimago que viera y no supiera responderle sobre su esposo, pero no fue necesario ya que el hombre que se había llevado a Harry salía de la sala. S cara no era buena y a todos los dejó muy preocupados.
-¿Son familiares del Señor Potter?
-Sí, soy su esposo, ¿qué ocurre con Harry?
-Verá, no son buenas noticias. Está muy delicado: su cuerpo sufrió un gran daño, y no se le atendió bien -. Miró los rostros de todos en su preocupación-. Pero eso no es lo que me preocupa en realidad.
-¿Qué pasa, doctor? – Severus lo sujetó por lo hombros, jalándolo con fuerza-. Dígalo.
-Por favor, tenga calma. Por el momento, está estable pero ha sufrido muchos daños desde que era niño y su cuerpo no se desarrolló bien. Así que los daños que sufre ahora tienen una gravedad mucho mayor, como si fuera el triple de lo normal. Nos costó mucho trabajo estabilizarlo más que nada porque es un gran mago, hasta el grado de que… las pociones curativas ya no surten ningún efecto poderoso en él.
-¿Qué? -dijeron todos, asustados.
-El Señor Potter se ha hecho inmune a varias de las pociones utilizadas para curar normalmente. La poción crece-huesos tarda unas horas en hacer efecto, pero en el Señor Potter usamos cinco veces la dosis necesaria y sólo logramos fijar los huesos mas no sanarlos.
Severus se llevó las manos a la boca y la preocupación cubrió su rostro. Jamás podría haber pasado algo así. Sabía de casos de personas que, con el uso frecuente de una poción, dejaban de tener efecto en su cuerpo. De Harry sabía que había abusado de ellas desde niño, pero jamás creyó que su cuerpo asimilara tan rápido el uso de esas pociones.
-¿Qué pasará ahora, doctor? –Hermione preguntó lo que no se atrevió ninguno.
-Bueno, tratamos con las pociones más poderosas y está estable, pero su recuperación será lenta. Por ahora está en observación, les recomiendo ir a sus hogares y regresar mañana en la mañana para ver como sigue.
-No, yo de aquí no me muevo.
Severus miró a todos con la decisión marcada en su rostro y nadie lo contradijo. Lucius y Draco fueron los primeros en marcharse después de una hora, el Señor Weasley se retiró, pues tenía que ver lo ocurrido con su hijo, Ron y Hermione se quedaron hasta la madrugada cuando Severus les pidió de favor ir a descansar.
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Pasaron dos días desde el secuestro de Harry. Severus y demás compañía se turnaban para cuidarle, ya que éste quería que siguieran con su vida. Aun así, Severus jamás dejaba el hospital, sólo se alejaba de la vista de Harry para ir a comer algo. Al anochecer del segundo día el medimago habló con ellos de nuevo.
-El señor Potter no ha presentado mejorías. Creo que será necesario recurrir a tratamientos muggles: sus costillas siguen dañadas y las cortadas aun están muy frescas, pero necesito su autorización para hacer este tipo de tratamiento tan poco ortodoxo.
Severus miró a los chicos y ellos asintieron, él no estaba tan seguro pero si con ello Harry mejoraba más rápido, sería mejor.
-Lo dejo en sus manos. Si me disculpan, iré al lado de mi esposo.
Al entrar a la habitación, vio de espaldas a una enfermera. Era raro porque se suponía que aún faltaba una hora para que viniera alguna, además Harry dormía.
-Disculpa pero, ¿quién eres?
Ella se giró.
–Hola, Severus. Mos volvemos a ver y debo decir: despídete de Harry que no lo verás de nuevo.
Ginny estaba frente a él, usando el uniforme de enfermera, y sujetaba a Harry por un brazo, Severus corrió para sujetar a la chica de su mano libre antes de sentir el tirón de ombligo que se siente al desaparecer. Los demás sólo alcanzaron ver como desaparecían.
-¡Ginny los atrapo!- Draco, se giró a Ron-. Debemos ir a salvarlos.
-¿Pero a dónde se han ido?
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Severus aterrizó sobre la fría tierra humedecida, el aire era muy frío, y el cielo estaba nublado. Se acercaba una tormenta. En el horizonte se veía morir el sol, se incorporó buscando donde estaban pero no reconocía al lugar.
Harry estaba más al fondo. La caída lo había despertado y gemía por el dolor. A su lado estaba Ginny, ayudando a que se sentara.
-Aleja tus sucias manos de mi esposos.
Severus trató de levantarse, pero el dolor que cubría su brazo era insoportable. Al parecer, en por la apresurada desaparición de la chica, Severus había salido lastimado ya que su brazo tenía grandes tirones de piel desprendida como una flor abierta y su sangre salía lentamente.
Ginny se alejó de Harry y caminó blandiendo su varita enérgicamente, apuntando directamente al corazón del hombre mayor.
-¡Tú eres el único, por tu culpa mi vida ha sido un infierno total! -Se inclinó, enterrando la punta de la varita en el brazo herido de Severus -¡Yo debería ser la esposa de Harry! Durante años estuve a su lado tratando de conquistarlo y ¡¡tú llegaste a quitarme su amor!
-Eso no fue mi culpa, niña. Entiende que Harry, al igual que yo, ¡es gay! Jamás habrías tenido alguna oportunidad… tal vez alguno de tus hermanos sí, pero no tú.
-Ginny, Severus tiene razón –. Harry se incorporaba más, mirando a la chica. Se sentía fatal-. Siempre fuiste una hermana pequeña para mí.
Severus aprovechó la distracción para sacar su varita, pero Ginny siempre fue hábil a comparación de sus hermanos y se dio cuenta. Le dió puntapié a Severus en su mano mandando lejos la varita.
-¿Acaso crees que soy tan idiota como mi hermano, profesor Snape? -La pelirroja sacó de entre sus ropas la daga que usó con su hermano-. Pero debo agradecer que se uniese a mí; me ahorró el trabajo de buscarlo y matarlo -. Una gran risa se escuchó en el lugar. Severus la observaba preocupado- ¡¡Ahora, profesor, muera!!
La hermana menor de los Weasleys se lanzó sobre Severus, empuñando la afilada daga, mas sin en cambio el hombre la esquivó. Defendiéndose, empujaba a la chica desquiciada, ésta le daba puñetazos y puntapiés, pero Severus trataba de desarmarla.
Harry se levantó, con gran esfuerzo (sus heridas se habían abierto) pero aun así, podía maniobrar algo pesadamente. Llegó hasta ellos y trató de separarlos, algo que no lograba hacer por su falta de fuerzas.
Ginny lo empujó haciéndolo caer pero, aun así, Harry se arrastró hasta ella y con todas sus fuerzas la alejó de Severus dándole una bofetada.
-Para ya esto, Ginny. Entiéndelo, mi corazón sólo pertenece a Severus. ¡Para mí, siempre fuiste una niña enamorada de un sueño, porque jamás he sido lo que crees! ¿Entiendes? ¡NO TE AMO! ve y haz tu vida en otro lado, escapa ahora que puedes y, ¡no regreses jamás, porque aquí ya no tienes ni mi amor por ti como hermano!
La pelirroja dejó de forcejear contra Harry y cayó sentada, mientras comenzaba a llorar. Harry dejó salir un suspiro y se giró para ver cómo estaba Severus. Colocando sus manos sobre los hombros de éste, Severus colocó la suyas en su costado, tratando de revisar como estaban sus heridas.
-¿Estás bien, Severus?
-Sí, es superficial. Me preocupas más tú…
Ginny lloró en el fondo cuando sus gemidos se ahogaron, formando una carcajada. A su lado, estaba el puñal que brillaba. Por venganza, la cogió y, de un golpe, entierró el cuchillo en la espalda del moreno a la altura del corazón.
Severus vio caer a Harry y lo sujetó entre sus brazos para que no tocase el suelo. La chica gritó y lloró como si estuvioese poseída.
-Si no eres mío, no eres de nadie… de nadie.. Nadie -Se dejó caer sola al suelo fangoso, mientras llevaba sus manos ensangrentadas a su rostro-. Yo te amaba… te amaba… y tú no… era lo único… único que podría hacer… si sólo así… así… me amarías verdad…
Severus sentía que se le iba la vida al ver como fluía la gran cantidad la sangre de Harry Éste alargó su mano hasta la varita de la chica y, sin siquiera pensarlo, lanzó la maldición asesina contra ella. El rayo verde salió de la varita, dando en su pecho para en seguida caer desplomada en el suelo ya sin vida. En su rostro manchado de sangre, se veía la locura poseída en sus facciones.
-Harry… Harry… - lo sujetó entre sus brazos-. Vamos amor, abre los ojos…
-Se… Severus, ¿estás bien?-Trato de levantar su mano al rostro de Severus, pero las fuerzas le faltaron y Severus la sujetó hasta colocarla en su mejilla-. No soportaría que nada te pasara.
Severus estaba alarmado, podía sentir como su corazón se estaba deteniendo, y lo único que lo mantenía aun con vida era su núcleo mágico, el cual se estaba extinguiendo.
-Vamos Harry, no hables más.
En ese momento se escucho un claro ¡puf! Habían llegado Ron, Draco y Lucius, el pelirrojo al ver a su hermana corrió hasta su lado. Los otros dos llegaron al lado de Severus preocupados. Intentaron tocar a Harry pero Severus no se lo permitió. Hermione apareció en ese momento.
-Harry vamos, no te mueras. Aún hay muchas cosas que debemos ver, muchas por las cuales discutir, demasiados atardeceres por ver… -Sacudió su cuerpo, pero Harry sólo sonrió.
-Te amo, Severus…- Aún tenía su mano sobre la mejilla del mayor. Trato de aumentar su sonrisa pero ésta fue débil-. Qué bueno que te conocí… Seve…
No término la frase, al igual que su mano se torno lánguida y cayó. Sus ojos verdes se opacaron con el velo de la muerte y su cuerpo dejó salir el último aliento de vida, dedicado sólo a Severus.
-Harry… Harry… no, no… te mueras -. Severus lo sacudió con fuerza-. Vamos cariño, no te atrevas a dejarme solo.
Draco se sujetó a su padre y Hermione escondió su rostro en el pecho de Ron, que sólo bajo la cabeza. El famoso héroe del mundo mágico había muerto, haciendo lo que mejor sabía: proteger a la gente que amaba; no había muerte mas gloriosa que dar la vida por quien amas.
Severus seguía llamando al chico entre lágrimas, su voz se cortaba y el cuerpo del joven comenzó a tener un color grisáceo.
-¿Qué ocurre…? -preguntó Hermione, pues no era normal eso.
Severus miró como el cuerpo de éste se hacía cada vez más oscuro, como si fuera ceniza, así que saco la daga de la espalda del chico.
-Oh, no... e-el veneno de medusa... el veneno desintegra los... los cuerpos -. Severus arrojó la daga–. No puede ser -. Se inclinó y besó los labios de Harry, que comenzó a desintegrarse como el polvo-. No me dejes Harry
El cuerpo del chico desapareció en un remolino de polvo gris que, con los últimos rayos del sol, brilló en el aire antes de perderse para siempre.
Severus trató de detenerlos sujetando el polvo que escapaba entre sus dedos mientras un grito de dolor salía de su boca. El dolor físico no se comparaba con el dolor que sentía en ese instante al ver como Harry desaparecía con el viento que soplaba. Hermione lloraba en el pecho de Ron y Lucius tenía su mano sobre el hombro de Draco. Severus estaba derrumbado, llorando abrazándose así mismo. Nadie se atrevía a tocarlo siquiera.
Pero en ese momento, Hermione recordó que traía consigo el giratiempo. Lo sacó de entre sus ropas preparado para girarlo, pero Ron y Draco la detuvieron.
-No seas insensata, Hermione.
-Déjame Draco, podremos detener esto.
Ron tomó sus manos deteniéndola al girar el giratiempo, negando débilmente.
-No, Hermione, no podemos hacerlo, recuerda las reglas del giratiempo. No podemos cambiar las acciones y la muerte es irreversible.
-Así es, Granger, los relojeros se encargaron, incluso, de hacer los ajustes necesarios para que Harry muera y no solo sería él, sino también nosotros por usar el giratiempo para revivirlo. Además sólo lograrías que Harry muriera unas horas después o antes, porque en el libro de la muerte ya estaba escrito y los relojeros son emisario de la muerte. Si tratas de hacer algo así...
-No es justo, ¿por qué no pudo ser feliz Harry nunca? Ahora tenía una familia.
Severus lloraba desconsoladamente y ella se acercó con cuidado hasta él, tratando de levantarlo. Pero este la empujó. No quería consuelo, no necesitaba a nadie, sólo a Harry pero él ya no estaba.
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Un año después.
Hermione fue la primera en llegar. Todo seguía igual como cada día, saludó a las personas que se encontraban en el pasillo como era costumbre. se dirigió a la habitación designada y, al entrar, lo encontró sentado tranquilamente. Vestía de negro como siempre y, en sus brazos, sostenía una almohada blanca meciéndola.
-Hola, Severus -lo dijo en un susurro. No quería molestar al hombre mayor–. Hoy hace un excelente día, ¿no cree?
Hermione se acercó hasta él y, con sumo cuidado, se inclinó frente a él. Severus no se había movido ni un milímetro, ni había dejado de hacer lo mismo. Tenía la mirada perdida.
-¿Profesor?
La chica lo llamó de nuevo, buscando en su mirada una especie de reconocimiento, pero nada. Se había ido desde ese día. Se había desconectado del mundo. Ahora ya no lloraba, pero se había perdido en su mente, en los recuerdos felices que había en ella. La castaña reprimió un sollozo y abrazó al hombre mayor.
-É no hubiera querido que estuviera así. No de esta forma.
La castaña bajó sus manos hasta las de Severus y revisó sus muñecas. Una estaba vendada y la otra tenía una gran marca roja. La chica acarició esas manos, tratando de borrar de su mente el recuerdo de cuando el hombre había tratado de cortarse la venas. Pero sus pensamientos fueron detenidos por una mano que se posó en su hombro.
-Vamos Hermione, sabes que no es bueno entristecer a Severus.
-Ron -se levantó y miró a su esposo-, ha pasado un año pero aún no logro asimilarlo.
-Creo que ninguno de nosotros puede, cariño.
-Deberían ser felices teniendo una vida dichosa.
Ron sacó a Hermione de la habitación de Severus. Fuera estaba Draco, mirándolos por la ventana.
-¿Cómo está?
-Tranquilo. Me dijo el medimago que ha tenido unos meses muy tranquilos desde que trato de huir.
-Funcionó la imagen mágica, ¿no es así?
Ambos miraron la decoración del cuarto acolchado, estaba pintado con el paisaje de montaña blanca.
-El primer lugar donde fueron felices, ¿no?
-Parece estar calmado cuando está así -Hermione reprimió un gemido-. Cada día despierto, pensado que todo que es un mal sueño.
-No lo es Hermione. Cada día, cuando entro en la oficina, espero verlo ahí de pie, listo para decirme alguna estupidez. Pero ha pasado un año y debemos aceptar que no es un sueño. Harry murió y jamás regresará.
-Ni aunque condenáramos nuestra alma mil años, podríamos regresarlo. No hay un cuerpo para mantenerlo con vida, lo condenaríamos a ser un fantasma como la Dama Gris. Si mis hermanos no hubieran estado locos, si hubiéramos llegado antes, ellos serian felices.
Los tres se miraron tristes, mirando de nuevo a Severus que sostenía la almohada.
-Ni siquiera, podemos ayudar a Severus, me siento terrible por lo que hicimos.
-Sé que fue cruel atar a Severus, pero siempre escapaba y se hacía daño...
-Mi padrino entendería que es por su bien. No quiero que se lastime, así que fue lo mejor. No olviden que se desapareció hace meses y lo encontramos en montaña blanca, así que, lo más seguro para él es dejarlo sin su magia. Atado está seguro.
Los tres miraban a Severus y en su corazón una sombra creció: el dolor que sentían por la pérdida de su amigo era igual al que sentían por ese hombre, perdido en las sombras de su dolor.