alisevv
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| Tema: Death Eater takes a Holiday. Capítulo 54-II. Adivina quién viene a cenar- Parte II Vie Ene 14, 2011 8:38 pm | |
| Death eater takes a holiday Capítulo 54-IIAdivina quién viene a cenar-II Harry estaba sentado a la mesa de su cocina con un dolor de cabeza. Todos se habían marchado, con la obvia excepción de Dudley. Aunque lo hubiera querido, no creía poder dormir con los ronquidos de su primo. Ni Hagrid roncaba tan alto. Todo lo que deseaba era ir a volar y liberar algo de tensión, pero sabía que no podía dejar solo a Dudders. En lugar de eso, se decidió por una ducha caliente. La corriente de agua era ruidosa, pues la había hechizado para que azotara con fuerza, pero aún así seguía escuchando los sonoros ronquidos provenientes de la salita de estar. Sopesó la idea de lanzar un hechizo de silencio, y luego decidió que no sólo no deseaba escuchar o ser escuchado; no quería ser molestado en absoluto. Concentrándose con fuerza, lanzó un hechizo para formar una esfera protectora alrededor de la ducha. Era excesivo, lo sabía, pero sentía la urgente necesidad de tener algo de espacio personal. Sólo un trastorno en las protecciones le alertaría.
Dado que Severus había sido incluido en las protecciones, no hubo ninguna perturbación cuando se Apareció en el interior de la habitación. Al escuchar el sonido de madera talándose, se movió cautelosamente para ver quién estaba durmiendo en la salita de estar. No recordaba que ninguno de los amigos de Harry roncara tan sonoramente. Sin embargo, le inquietó darse cuenta de que en realidad conocía esa información. ¿De verdad había estado tan cerca de los amigos de Harry como para saber quién roncaba y quién no? Sus labios se curvaron ante el recuerdo de Hermione regresando antes de lo previsto a Hogwarts, en la época en que él había vuelto a ser adolescente, para encontrarle durmiendo en su cama.
En su investigación, notó que aunque no llegaban sonidos provenientes del baño, el vapor que escapaba por la rendija bajo la puerta daba pistas sobre el lugar donde se encontraba Harry. No estaba seguro si su pareja se había enterado de su llegada. Él se había vuelto un poco más relajado en casa, dado que las protecciones eran increíblemente fuertes, pero aún así, el joven reconocería el cambio en la magia provocado por su Aparición.
Cuando el toque en la puerta no obtuvo respuesta, Severus la abrió lentamente. Una pared de niebla cayó sobre él cuando el vapor escapó por la puerta parcialmente abierta. Harry estaba parado bajo la ducha caliente. Sus antebrazos se apoyaban contra la pared, y sus muñecas cruzadas servían como cojín sobre el que apoyaba la cabeza, permaneciendo inmóvil.
Severus continuó observando, preguntándose cuánto tiempo llevaría Harry allí. Sabía que a esas alturas ya debería haber hecho notar su presencia, pero temía los problemas que seguramente iban a presentarse en su relación. Si Harry no le perdonaba, al menos tendría esos pocos minutos para observar a su amor, aunque fuera haciendo algo tan mundano como tomar una ducha.
Eventualmente, el joven se despegó de la pared de la ducha, suspirando, y comenzó a lavar su cabello. Su mente rebobinaba los últimos eventos una y otra vez. Agotado, lo único que deseaba era estar acostado en su cama, en los brazos de Sev. No quería pensar en la posibilidad de que Severus pudiera haber estado haciendo algo más que jugar su papel de Mortífago espía, y matar intencionalmente a su tío como un acto de venganza. No, pensaría sobre eso más tarde. Deseaba desesperadamente poder despertarse y encontrar que todo no había sido más que otra de sus muchas pesadillas. En su mente, imaginaba que se estaba duchando para ir a encontrarse con su amante. O mejor aún, que su amante estaba allí con él.
Severus observaba, sus ojos ligeramente abiertos mientras el simple baño parecía tomar un giro más sensual. La mano enjabonada de Harry permaneció más tiempo del necesario lavando sus pezones. Lentamente, la otra mano se deslizó lánguidamente por su costado, deteniéndose en las caderas para deslizarse a lo largo del bien desarrollado músculo que aparentemente torcía por debajo de la masa de rizos de vello que rodeaban el miembro semi erecto.
En la habitación repleta de vapor, Harry no podía ver la alta y oscura figura de Severus inclinado contra el marco de la puerta, disfrutando de la escena frente a él. La mente de Harry pasaba presurosa de un recuerdo a otro mientras fantaseaba sobre su amante. Su polla cobró vida ante el recuerdo de Severus aplastándolo contra la pared en el aula de Pociones. La escena cambió rápidamente a la noche en que tuvieron sexo sobre su escoba, en la salita de estar.
Había sido en su fiesta de cumpleaños cuando Severus se había deslizado sobre él, parándose tan cerca que Harry pudo sentir la palabra cuando fue pronunciada: ‘Exquisito’. Su voz, la cálida respiración sobre su cuello, los labios rozando el lóbulo de su oreja, todo ello le hicieron temblar.
En la ducha, Harry se estremeció ante el recuerdo. Acarició lentamente su enjabonado miembro, pensando en cuán asombrado y excitado se había sentido cuando Severus había convocado su escoba esa noche.
‘Accio escoba’, había ronroneado Sev con los ojos brillantes. Harry sostuvo la escoba cuando fue colocada en sus manos. Se le había ordenado que se montara en la escoba, pero que de momento sólo se inclinara sobre su largo eje pulido. Ubicándose a su lado, Severus puso una mano en su cadera para mantenerle en posición, mientras con la otra levantaba la elegante túnica negra hasta que el encantador y firme trasero quedó ligeramente expuesto. Él se había vestido con su nueva túnica negra de quidditch, decidiendo no llevar nada debajo de la prenda de seda.
Había sostenido la respiración, inclinado sobre la escoba, aferrado fuertemente al mango mientras Sev le preparaba. Por un breve instante se preguntó de dónde habría sacado el lubricante. El pensamiento fue rápidamente desechado cuando un segundo dedo fue añadido. ‘Monta bien en tu escoba’, había dicho Sev en voz baja. Harry lo hizo, obedientemente.
De regreso a la realidad, Harry aumentó la velocidad del lento ritmo con que se había estado acariciando. La ducha continuaba llena de vapor mientras su recuerdo de la gran noche de sexo saltaba a la parte en que Sev se había desnudado y pasado una larga pierna sobre la escoba para unirse a él. Fuera de la ducha, Severus se estaba conteniendo de gemir al observar la deliciosa escena. Pensó haber escuchado a Harry murmurar ‘móntame’.
El joven en la ducha gimió al recordar la sensación de la mágica pulsación de la escoba contra su dureza mientras Severus entraba en él con un rápido movimiento. Se hubiera retorcido, pero tuvo miedo de caerse de la escoba. Entonces, Severus había colocado sus manos firmemente en sus caderas, manteniendo su balance. Tomando ventaja de esta nueva y segura posición, pudo retorcerse y culebrear, tentando para que el hombre se moviera. Cuando Sev finalmente había comenzado, fue con embestidas lentas y constantes, mientras se ajustaban al balance.
Entonces, Severus había enganchado un pie bajo el sofá, asegurándole al piso. ‘Vuela más alto’, instruyó mientras proseguía su ritmo continuo. Harry empujó el mango hacia arriba, haciendo que la escoba se levantara sólo un poco antes de sentir la resistencia y se ladeara en frente de Severus, quien los mantuvo abajo. Harry gimió cuando la escoba empezó a menearse. ´Más alto’, escuchó que Sev gruñía en su oído.
La escoba vibró en protesta mientras alzaba el mango. Harry lanzó un grito ante la sensación provocada pues al mismo tiempo Severus aceleró el ritmo, clavándole sin misericordia. Pudo sentir las manos del hombre atravesar torpemente los pliegues de su túnica. Al principio, pensó que Sev iba a acariciarle hasta la culminación, como había hecho tantas veces en el pasado. Para su sorpresa, una esbelta mano rodeó tanto su goteante polla como el mango de la escoba. Lanzó un grito cuando la otra mano del hombre alzó aún más el mango de la escoba, logrando que la vibración se intensificara. Sólo los brazos que le rodeaban evitaban que cayera de la escoba mientras cada una de sus fibras de su ser era abrumada por las sensaciones. Gritó con la intensidad del orgasmo, apretando a Sev en su interior con tal fuerza que éste no pudo contenerse un momento más.
En la vaporosa ducha, Harry mostraba mucho menos entusiasmo que en sus recuerdos de aquella noche, pero, aún así terminó saciado. Deseaba poder acurrucarse al lado de su Sev como había hecho después de tener sexo sobre la escoba. Con un suspiro, cerró el agua, deseando tener esos largos brazos rodeándole. No sabía cuán cerca estaba de cumplir su deseo, dado que Severus estaba a punto de hacer notar su presencia, pero desafortunadamente alguien le descubrió primero.
Con la esfera protectora de Harry todavía levantada, no pudo escuchar el grito de su primo, pero inmediatamente fue consciente de una perturbación en las protecciones. Aparentemente, Dudders había intentado salir. Harry se precipitó fuera de la ducha, la toalla rodeando sus caderas y la varita firmemente sostenida en su mano. Encontró a Sev parado allí, esforzándose para no maldecir al loco muchacho que intentaba desesperadamente jalar el pomo de la puerta para salir. Con los sonidos de vuelta, Harry hizo una mueca de dolor ante el ruidoso gimoteo de su primo, que al fin había encontrado la voz.
—¡Potter! ¡Él es uno de ellos! ¡Sálvanos! —gritaba Dudley.
Harry hizo lo posible por calmarle, pero no había forma de hablar con él, estaba demasiado histérico. Exasperado, se giró en dirección de Severus, gritando:
—¡No te acerques!
Puso toda su concentración en lanzar un hechizo. Severus se dio cuenta del hechizo que Harry había gritado y decidió actuar también. Jadeó como si le doliera y cayó al piso, antes de desaparecer con un chasquido.
Dudley se tranquilizó lo suficiente como para que Harry le convenciera de regresar al sofá y relajarse, sin notar el hechizo calmante que el joven mago le había lanzado. Mientras le explicaba que había mandado lejos al hombre malo, Severus aguantaba la risa aguardando en la habitación, lugar al que su pareja le había mandado.
—¿Dónde aprendiste este hechizo? —preguntó un divertido Severus cuando Harry entró en la habitación. Era un hechizo impresionante, una muestra de gran poder, el obligar a una persona a Aparecerse aunque fuera una corta distancia.
Harry sonrió a su pareja.
—¿Recuerdas ‘las vacaciones’, cuando Ron, tú y yo tuvimos aquella pelea de agua? —preguntó, riendo entre dientes—. Al terminar las vacaciones, supliqué a Albus que me enseñara el encantamiento que había utilizado para enviarte al lago.
Suspiró cuando se encontró fuertemente apretado entre los brazos de Severus.
—Nunca quise causarte tanta pena —musitó el mayor quedamente a su oído—. Lamento no haber estado ahí cuando necesitaste consuelo.
—¿Qué quieres decir? —las palabras salían atenuadas desde la túnica de Sev.
—Vi la foto en el periódico. Esa en la que tu ‘amante’ te confortaba en tu momento de dolor —dijo con un ligero sarcasmo, demostrando que en realidad no había pensado ni por un minuto que Harry y Ron Weasley fueran amantes.
—¿Lo viste? —preguntó, avergonzado—. Larga historia, pero no te la voy a contar justo ahora. Necesito dormir. Ni siquiera puedo decirte cuántas horas llevo despierto —pensó que lo mismo era cierto para Severus, y de momento no quería pensar en las actividades de su pareja. Levantó la vista desde el pecho de su amado, sin desear moverse, sabiendo que estaba evitando grandes temas, pero no quería que las cosas cambiaran—. Realmente necesitamos hablar —musitó con tristeza.
—Lo sé —admitió Severus—. Sabía que era muy tarde y no estarías despierto para una conversación seria, pero al menos tenía que venir con la promesa de conversar en cuanto estés listo y disponible. No estaba seguro si me querías aquí o no, pero no podía permanecer alejado más tiempo, dejándote intrigado.
Harry se tensó entre sus brazos. Había estado intentando no pensar en lo peor, pero Severus sonaba cada vez más culpable. Sabía que estaba demasiado agotado para ser lo suficientemente racional como para tener la charla que necesitaban. Decir que sus pensamientos sobre las posibilidades de lo que Severus había hecho en realidad estaban luchando en su cabeza con el sentimiento de sentirse confortado entre sus brazos y excitado por la cálida respiración sobre su cabeza, era decir poco.
—Entonces, ¿no viniste a hablar todavía, sino sólo a una especie de… revisión?
—Sí —contestó suavemente.
—Y no estás siendo completamente egoísta, logrando estar conmigo ahora, sabiendo que puedo estar enojado más tarde —habló como si se tratara de un hecho, aunque se percibía una ligera nota de sarcasmo en su voz.
Severus estaba impresionado; Harry no solía leerle tan bien cuando estaba enojado. Se tensó, dejando algo de espacio entre ellos.
>>No te vas a ir, ¿verdad? —susurró Harry.
El hombre se relajó y dejó salir el aire que no se había dado cuenta que estaba conteniendo.
—No, no si tú no lo deseas —contestó, acercando a Harry hacia sí. Harry se acurrucó cerca del cálido cuerpo que le rodeaba. Él también podía ser egoísta y aceptar el consuelo que Severus le ofrecía, sabiendo que aún tenían que enfrentar una gran asunto.
Nadie le envidiaría una buena noche de sueño. Se quedó dormido, convenciéndose a sí mismo de que no estaba evitando el tema.
El hechizo sobre Dudley acabó luego de unas horas, pero continuó durmiendo profundamente en el sofá transformado en cama. Harry no había dormido tan bien como su relajada posición previa hubiera indicado. No pasó mucho tiempo antes que sus pensamientos invadieran sus sueños.
Cuando el dueño de casa dejó de dar vueltas por un rato, Severus se desenredó y fue al baño. Ante la vista de la ahora seca ducha, sintió que su polla cimbraba ante el recuerdo de Harry auto complaciéndose, decepcionado del zopengo muggle que le interrumpió justo cuando iba a unirse a su amante en la ducha. Apoyando una mano contra la pared para balancearse mientras vaciaba su vejiga, reflexionó sobre la reciente conversación con Harry. Al parecer, debido a todo el tiempo que debían permanecer separados durante el ciclo escolar, su chico había estado desarrollando intrigantes fantasías mientras se complacía. Estaba considerando seriamente despertarle y hacer cositas perversas con él, cuando sus meditaciones fueron interrumpidas por los gritos de Harry.
Un rápido vistazo sobre Dudley confirmó que seguía dormido, o casi.
—¿Papá, el fenómeno de nuevo está gritando dormido! —murmuró Dudley, y puso la almohada sobre su cabeza.
El sueño de Harry había estado plagado con retazos de los eventos recientes. Se vio a sí mismo en Privet Drive, apuntando a Vernon con su varita. Pero cuando el hombre cayó, rodeado por una luz verde, era el cuerpo de Ron el que yacía sin vida en el suelo. Al despertarse, no pensó que había hecho ningún ruido, pero supo que estaba equivocado al ver a Severus acercándose presuroso.
—Estoy bien, fue sólo un sueño —explicó, pero su temblor traicionaba su tono confiado—. ¿Qué hora es? —miró hacia la ventana para descubrir que el sol apenas se empezaba a alzar en el horizonte, o al menos sobre los tejados de las pocas tiendas que le rodeaban, ya que la vista desde el apartamento no era muy amplia—. Dios, todavía es demasiado temprano para estar despierto —gimió, luego de dar un vistazo al reloj—. ¿Pudiste dormir? —preguntó, recordando que Sev había venido de la otra habitación. El otro se encogió de hombros sin contestar.
—¿Quieres algo para tranquilizarte? —preguntó en cambio, adaptándose. Su ahora apagada erección era completamente inapropiada.
—No, nada de pociones. Puedo manejarlo —le tranquilizó—. Sev —hizo una pequeña pausa—, ¿puedo hacerte unas pocas preguntas?
—¿Estás seguro que quieres hacer esto a esta hora?
—Si no es ahora, ¿cuándo? No puedo dormir, y tú te irás cuando mi primo despierte. Sólo quiero aclarar algunas cosas —expresó, pensando que los próximos días le sería casi imposible sentarse a hablar con el hombre.
Severus dejó escapar un suspiro de resignación. Él quería regresar a la cama, no a la mesa de la cocina con una taza de fuerte té negro y un hechizo de silencio. Pero eso era lo que había. Se reubicaron y utilizaron unos minutos preparando el té y a sí mismos.
—Dime lo que sabes, y seguiremos desde ahí. Debo admitir que estoy impresionado de que no asumieras de inmediato que los reportes eran ciertos. Casi esperaba que me maldijeras en cuanto me vieras.
“No es como si no tuvieras razones para hacerlo”, pensó
—Encontraron restos de una poción que hubiera hecho a Vernon lucir como muerto. ¿Estabas tratando de salvarle, o sólo hiciste que pareciera que era así?
Severus reflexionó un momento sobre la pregunta. ¿Debería decirle que había tenido toda la intención de matar a su tío hasta que empezó a pensar que Harry podría asustarse y no perdonarle?
—Los planes cambiaron varias veces —contestó vagamente. Pudo ver que Harry estaba frustrado por la respuesta y quería saber la verdad, así que amplió su explicación—. Si no hubiésemos sido interrumpidos, le hubiera dado el vial que encontraron, fingiendo su muerte. Sin embargo, tu tía y primo llegaron inesperadamente —hizo una pausa y continuo con un suspiro—. Pero no te mentiré; si me hubiera visto obligado a llevar a Vernon ante el Señor Oscuro, hubiera tenido que matarle para evitar que tú presenciaras su tortura y posterior muerte a través de una visión.
—¿Los planes cambiaron? ¿Originalmente planeabas matarle? —preguntó el joven con incredulidad.
—Sí —contestó llanamente.
La boca de Harry se abrió y cerró, claramente sorprendido.
>>¿Esperabas que te mintiera?
—No, por supuesto que no, pero esperaba que dijeras otra cosa —confesó Harry.
—Me negué a permitir que el hombre te ocasionara más dolor o angustia —Severus le observó a mordiéndose el labio para contenerse de gritar lo primero que había venido a su mente.
—Entonces fue por mi beneficio que mataste a mi tío.
—¿Tu tío? ¡Le has llamado Vernon desde que puedo pensar, pues no te gustaba recordar que ese bastardo estaba emparentado contigo! —gritó Severus.
Harry enterró la cabeza entre las manos. Su cabeza estaba empezando a punzar.
—Simplemente, no puedo internalizar el hecho de que está muerto.
—Quizás no quieras pensar en su muerte porque tendrías que admitir ante ti mismo que te alegra que ya no esté aquí —Severus dio un sorbo a su té. Se dio cuenta que Harry podía estarse culpando por la muerte de Vernon tal como había hecho en el pasado cuando habían muerto otras personas cercanas a él.
>>Vernon Dursley tuvo un efecto devastador en tu vida. Cuando supe cómo te había tratado me puse furioso. Quería hacerle pagar, pero tú habías tomado una decisión y yo debía respetarla. Era el pasado y no te podía culpar por no desear rememorar tan terribles recuerdos, arriesgándote al espectáculo público que significaría enjuiciar y condenar al hombre, aunque se lo mereciera.
—¿Cuándo fue que mi decisión de dejar todo en el pasado ya no contó para nada?
—Cuando él dejó de estar en el pasado y continuó haciendo tu vida miserable. He hecho todo lo que ha estado en mi poder para evitar que el Señor Oscuro te hiriera. ¿Crees que haría algo menos ante la amenaza de un muggle tonto que te trató de una manera despreciable siendo niño y casi logró quitarte la vida?
¿Cómo podía argumentar ante eso? Harry tenía dificultad con la idea de que Severus hubiera ocasionado la muerte de su tío. ¿Severus había matado por él? ¿Valía tanto como para eso? Sacudió la cabeza para espantar ese pensamiento. Hacía mucho que no cuestionaba su valía. Su confianza en sí mismo había crecido con la ayuda de la psicóloga. El hombre que Severus ‘conoció’ en vacaciones estaba un poco perdido. Respiró profundamente y se regañó internamente por cuestionar su propia valía.
Severus observaba la perturbada expresión del rostro de Harry, que pasó en cuestión de segundos de la profunda meditación a la furia. Los sentimientos del joven en ese momento, sin embargo, estaban dirigidos a sí mismo y no a Severus. Pero sin importar sobre quién estaba pensando, tenía que reflexionar seriamente.
El tiempo fue pasando y Severus tenía que regresar al castillo.
—Descubrí algo inesperado que debes saber. El Señor Oscuro sabe cómo te trataba tu familia.
—¿Cómo? ¿Vernon se jactó durante el ataque?
Severus sacudió la cabeza, negando.
—El año pasado, después del ataque, el Señor Oscuro no logró encontrar a nadie que reclamara la recompensa por haber hecho tanto daño a su némesis. Ninguno de sus seguidores pudo tomar el crédito por casi asesinar al Niño Que Seguía Vivo —hizo una mueca ante el título—. Hubo un gran despliegue de publicidad en torno al mayor ataque mortífago en más de un siglo. El Ministerio estaba muy orgulloso de jactarse luego de tan impresionante victoria. Considerando la publicidad que tú habitualmente consigues, me sorprende que nadie más notara la poca información oficial que se daba acerca de ti y tus heridas. La mayoría de la información provenía de rumores y especulación —Severus dejó salir un gran suspiro.
>>Detesto admitir que yo tampoco examiné. Sólo estaba demasiado feliz regodeándome de que tú no fueras el centro de atención cuando el ataque fue en tu propia casa. No reparé ‘en el conocimiento’ de que tu condición y casi muerte fue revelado a apenas unos pocos elegidos y mucho menos me pregunté por qué.
—Ya pasamos por esto antes, Sev; no estoy de humor para observar cómo te recriminas por cosas que sucedieron hace mucho tiempo. Aunque tengo que admitir que no esperaría que Voldemort supiera esto y no hubiera usado la información en mi contra. Ya ha pasado un año.
—Él puede preferir utilizarla en tu contra de una manera menos pública. Piensa que estás agobiado con la culpa. Tratará de utilizar la información para jugar con tu mente. Después de ver el periódico con una imagen tuya y de Weasley en la primera página, cree que estás destrozado por la muerte de tu tío, a pesar de su abuso —Severus trato de no lucir como si quisiera saber cómo se sentía el joven realmente por la muerte de su tío.
Harry tragó con fuerza y cerró los ojos ante el recuerdo de la foto. En la imagen, él temblaba de emoción por ver vivo a Ron, y continuó convenciéndose a sí mismo que temblar de emoción no era lo mismo que llorar. Él no lloró. Los sollozos sólo eran una forma de recuperar el aliento. Dejó caer la cara entre sus manos, esperando ocultar su debilidad ante Severus.
“Maldito periódico, no puedo dejar que Sev me vea así”, pensó.
—Debes pensar que soy un imbécil —murmuró Harry desde detrás de sus manos—. ¿Albus te contó que fue un amigo de Ron quien me hizo creer que él estaba muerto?
Severus estaba absolutamente perplejo, pero Harry todavía no había retirado sus manos y no vio la rara expresión en el rostro del hombre.
>>Me sentí tan aliviado al ver a Ron vivo que no me importó cuando escuché que alguien sacaba la foto. Más tarde, imaginé que la gente pensaría que yo estaba disgustado por lo de mi tío, dado que todos suponen que son mi ‘amorosa’ familia, y pensé que no haría daño que la gente creyera lo que quisiera —explicó Harry, sin saber que Severus también había pensado que estaba acongojado a causa de su tío. De hecho, él no había visto todavía a Albus, y no tenía idea de que Harry pensaba que Ron había muerto. Decir que Severus se sentía aliviado era una subestimación.
—La foto funcionó a tu favor. Como dijiste, serás el sobrino afligido y el Señor Oscuro subestimará tu estabilidad mental.
Severus se alegró al ver que el rostro de Harry salía de detrás de sus manos. Se había asustado al pensar que el joven estuviera realmente afligido por la muerte de su tío. No que fuera a mencionarlo.
—Todos estaban aquí cuando llegué a casa —comentó con una débil sonrisa—. Eso fue agradable —levantó la vista hacia Severus por un momento—. La mayoría no lo mencionaron, pero Hermione me preguntó cómo me sentía respecto a la muerte de mi tío —miró alrededor de la habitación evitando el contacto visual.
—¿Y?
—No sé —se encogió de hombros—. No creí que sería así. Siempre pensé que tendría un sentimiento fuerte al respecto, de un modo u otro, y no es así. Antes de ver a la psicóloga, estaba convencido de que si mi familia moría por mi causa me derrumbaría, sabiendo que no era seguro para nadie estar cerca de mí. Después, cuando yo ya estaba mejorando, acudiendo a las citas con la doctora Erin, pensaba que probablemente haría una fiesta si Vernon estiraba la pata. Ahora que es real, no sé qué sentir. Es estúpido, lo sé —terminó suavemente; odiaba su incapacidad para alegrarse abiertamente por la muerte de Vernon.
—No, no es estúpido. Nadie sabe cómo se va a sentir sobre algo así hasta que sucede. Sólo podemos especular. Una vez estuve muy seguro de cómo me sentiría si mi padre falleciera. Te lo aseguro, no fue como lo esperaba —se alegro de que Harry no hiciera ninguna pregunta sobre ello en ese momento—. ¿Quizás podrías decirme por qué está tu primo aquí? — sus labios se apretaron al pensar en el patán.
Harry explicó todo el asunto de Petunia y su condición de squib, y que tendría que pasar unos días en San Mungo. Se preguntaba si ella lo sabría y había mentido adrede, o si no estaba consciente de que era una bruja.
—Perdona —se disculpó el joven con un gran bostezo—. Estaba empezando a creer que nunca saldría del Ministerio de Magia. Creí que al terminar de rellenar todos esos formularios quedaría libre para ir a casa. Entonces, Albus vino a contarme sobre Petunia, y que Dudley estaba lo que se diría varado como resultado. No, él no me lo pidió —se apresuró a aclarar, al ver la expresión indignada de Severus—. Albus iba a dejar que se quedara con la profesora McGonagall, pero yo me negué a permitir que Dudley estuviera tan cerca de mi hogar.
—¿No está en tu casa actualmente? —las cejas alzadas era todo lo que Severus necesitaba para agregar sarcasmo a un comentario.
Harry ignoró el ceño fruncido y se encogió de hombros.
—Yo sólo voy a estar aquí por un tiempo. Hogwarts es el lugar que siento como mi hogar. Al menos hasta que me estabilice en un lugar real; aunque Hogwarts siempre será mi casa. No pienso compartirlo con Dudley. Puedes poner esa cara todo lo que quieras, no me importa si esto es infantil —terminó Harry, cruzando los brazos.
Severus sonrió, antes de tensarse al recordar algo que el muchacho había dicho.
—¿Por qué tuviste que firmar papeles en el Ministerio de Magia? Squib o no, tu tía es una bruja; ella debe hacerse responsable por eso, no tú.
Severus quería gritar. Harry firmando papeles significaba que se hacía financieramente responsable. Frunció el ceño, furioso consigo mismo por ser el causante de todo.
Harry explicó que ya había firmado todos los papeles antes que se supiera que Petunia era una squib. En todo caso, no era como si ella pudiera resolver algo en la comunidad mágica. El seguro de vida de Vernon seguramente no tenía cobertura sobre cosas como ‘transporte de muggle muerto a través de un traslador’.
Cuando Harry dejó escapar su tercer bostezo, ambos se dieron cuenta que las ‘pocas cosas’ que quería preguntar Harry se habían convertido en hora y media de conversación. Severus se levantó, entregó al joven un pequeño vial con poción y llevó su taza al fregadero.
>>Esto es para que puedas volver a dormir —explicó.
—Sabes que no me gusta tomar pociones para dormir —argumentó Harry, sorprendido de que su pareja se la ofreciera cuando sabía eso muy bien.
—Esto contrarresta los efectos de la cafeína del té. No garantiza el sueño. ¿Dejo abierta la red flu antes de irme? Estoy seguro que tendrás la casa repleta de amigos bien intencionados, que en un momento convertirán este lugar en un verdadero fiasco.
Harry no pudo evitar sonreír. Severus tenía razón; probablemente, alguien llegaría antes que él pudiera despertarse y responder a las lechuzas pidiéndole que abriera la red flu. Era en momentos como ése en los que se sentía extremadamente agradecido por tener una línea flu privada, que sólo permitía la conexión de aquellos que él consideraba dignos de ello.
Cuando Dudley despertó, se sobresaltó momentáneamente antes de recordar dónde estaba. Luego de un rápido viaje al baño, vio que Harry seguía durmiendo y decidió echarse otro sueñecito. Para su consternación, la cama —mágicamente transformada— se había vuelto a convertir en sofá cuando él se levantó. Con poco que hacer, se puso a curiosear por ahí pero no encontró nada demasiado interesante. Al menos, nada que él pudiera identificar. Aburrido, se sentó a mirar televisión. | |
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