La misión de Bellatrix (Privado Fenrir Greyback/Bellatrix) [Habitación vacía de la Mansión Malfoy]

Bellatrix salió apresuradamente de la Biblioteca donde se había reunido con Voldemort y se paseó por la Mansión Malfoy hasta encontrar una habitación vacía. Antes de entrar, se acercó al primer Mortífago que pasó por allí y le detuvo. Sin más dilaciones le ordenó que buscara a Fenrir y le mandara allí. Le vendría muy bien la ayuda del licántropo para cumplir las órdenes que le había dado el Señor Tenebroso.

Cuando el mortífago desapareció, se apoyó en la puerta de la habitación vacía esperando ansiosa a que Fenrir llegara.

Estaba tan tranquilo en los terrenos de la Mansión Malfoy, observando calculadoramente a los pavos albinos que tenía el pedante Lucius en el jardín, mirando cómo se movían de un lado a otro. Se acariciaba un afilado colmillo con la lengua, mientras pensaba en cómo cazar al animalito cuando un mortífago de bajo escalafón llegó a su lado para decirle que Bellatrix le esperaba en una de las habitaciones vacías de la mansión. Le gruñó como respuesta al asustado mortífago.

Molesto por la interrupción fue hacia el encuentro de la mujer, gruñendo por la pérdida de la oportunidad de alimentarse con carne tierna y fresca con una salsa de sangre caliente. Tenía algo de hambre y eso siempre le ponía de mal humor, pero aún así, fue hasta donde estaba Bellatrix.

De haber sido otro, le hubiera costado encontrarla en una mansión tan grande y con tantas habitaciones, pero durante años y gracias a su instinto de caza, había mejorado mucho su olfato por lo que apenas tardó en llegar hasta ella. Abrió la puerta de la habitación sin molestarse en tocar. Entró y cerró dando un portazo, sin dejar de mirarla a la vez que se rascaba la cabeza con fuerza ya que las pulgas le picaban.

-¿Qué quieres?- Le dijo secamente, casi ladrando.

Bellatrix estaba sentada sobre una mesa de la habitación, esperando a que llegara Greyback, mientras se observaba las largas uñas de sus manos. Cuando vio entrar al licántropo, bajó de la mesa de un salto y se quedó de pie observándole. Cuando éste le preguntó "que quería" con aquel tono, Bellatrix alzó una ceja.

-Vaya, parece que el perrito no ha tenido un buen día –dijo caminando lentamente hacia él-. El lord me ha encargado una misión y estoy segura de que disfrutarás tanto como yo cumpliéndola. Te he hecho venir aquí porque no quiero que toda la Mansión se entere de lo que vamos a hacer. Olfatea a Malfoy y llévame hasta él.

Seguía rascándose cuando ella bajó de la mesa donde estaba con un salto. Ambos se miraron pero Fenrir no se dejó intimidar por esa ceja alzada. Clavó sus ojos en los de ella. La observó acercarse hasta él y escuchó su orden. Sonrió mostrando sus dientes amarillentos y torcidos, acarició un colmillo con la lengua antes de hablar.

-Lo haría, si no fuera porque tu hedor se sobrepone a cualquier otro olor. -Respondió provocador. -Si quieres buscarlo, hazlo tú.

Sólo aceptaba las órdenes del Lord, las de nadie más.

Sonrió de medio lado al ver la ira crecer en Bellatrix. ¡Cómo disfrutaba sacándola de quicio! Pero pronto la sonrisa se borró de su cara cuando el crucio le golpeó en el pecho. La maldición no duró mucho tiempo, pero sin embargo fue muy dolorosa. Se frotó el pecho con fuerza donde el hechizo había impactado.

Entrecerró los ojos mientras lo hacía, pensando que seguramente la mujer debía saber muy mal y que no merecía la pena clavar los dientes en la pálida carne. No obstante, no se iba a quedar quieto... al menos no por muco tiempo. Cuando se apoyó contra el marco de la puerta, la agarró de la muñeca con fuerza, la hizo girar y la cogió del cuello.

-Mi lealtad es para el Señor Tenebroso, no para tí. Procura tener eso presente en un futuro. ¿Quién sabe? A lo mejor mi siguiente comida eres tú.

La soltó con desprecio y brusquedad para abrir la puerta y salir de ahí dejándola detrás.

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