Penumbras. Capitulo 11: Siempre fue un desgraciado.

Última edición por Majo-san el Jue Mayo 29, 2014 12:32 pm, editado 3 veces

Capitulo 11: Siempre fue un desgraciado.

Nuevamente caminaba por esos intrincados pasillos, esperando llegar finalmente al lugar en donde lo tenía desde hace tanto tiempo.
Nadie en el colegio sabía de esos pasillos. Ese lugar que era como su refugio y donde él era dueño y señor.

Apuntó a la puerta que tenía al frente y comenzó a recitar un antiguo hechizo. Cuando terminó, por fin abrió la puerta y vislumbró la sombra contra la pared, amarrado contra el cabecero de la cama y con su cuerpo cubierto por una túnica remendada.

Junto a esa persona, en el suelo, se encontraba el cuerpo de un adolescente. Tenía cerca de quince años, pero su apariencia no pasaba de los once o doce. Un cuerpo flaco, con cicatrices, el cabello largo y castaño, que se encontraba enredado en su totalidad. Y ahora caía cubriendo su suave rostro, al encontrarse desmayado.

—¿Cómo estas?

Desde la cama, el sujeto que estaba atrapado entre grilletes le dedicaba una mirada furiosa.

—¿A que vienes ahora, viejo mal nacido?

Una fuerte bofetada cortó el aire en el lugar y el silencio que de un momento al otro se había producido.

—No me hablas es ese tono, mi dulce joven —se acercó a la cama y aun ante los movimientos de su ocupante, pudo desplazar una de sus manos a lo largo de su pierna —No querrás que tu pequeño Dziban te pregunte el por qué de tus golpes ¿Verdad?

—Eres un desgraciado, Dumbledore.

—Llevas casi dieciséis años diciendo lo mismo, hijo. Creo que sería bueno que cambiaras tu discurso por uno más…complaciente.
El hombre en la cama sintió asco al recordar la cantidad de veces que ese asqueroso hombre lo había sometido.

Cuando lo atraparon, el tenía poco mas de tres meces de embarazo y ese hombre no se contuvo a la hora de violarlo. Ni siquiera el hecho de que la vida dentro de su vientre peligrara.

Cuando el bebé hubo nacido fue aun peor. Solo le rogaba que antes de entrar en ese cuarto, hechizara a su bebé para que se durmiera. No quería que su niño tuviera que presenciar todas las atrocidades que ese hombre le hacía.
Así había vivido durante los últimos quince años.

No podía escapar. El trabajo de parto había requerido un gran esfuerzo y se encontraba solo. Ocupó hasta la última fibra de magia que tenía y eso, mas la poción inhibidora de la magia que le viejo de suministraba lo dejó reducido a lo que era ahora, un squid.

Él, que en su tiempo fue un poderoso mago, era mucho más bajo que aquellos a los que compartía cuando estuvo al mandato del Lord.
Y todo por la traición de ese tipo. Por que no pudo aguantar no ser elegido por el que era su pareja.

Ahora tenía que aguantar ese decrepito cuerpo sobre él. Mancillándolo como en tantas ocasiones. Degradando aun más su vida. Su asquerosa vida.

—Estas mas callado que de costumbre —le dijo el viejo, mientras se acomodaba la ropa y lanzaba un hechizo limpiador sobre el cuerpo del que seguía amarrado en la cama —normalmente eres más… agresivo.

—Quizás este cerca de morir —le dijo mirando el cuerpo de su hijo —¿Cuándo lo vas a liberar? Sabes que él no tiene nada que ver en este asunto.

—Lo haría, si no fuera hijo de quien es.

Dumbledore apuntó el cuerpo del adolescente y lo hizo levitar hasta dejarlo en la cama

>>Recuerda que no puedes morir. Por que si lo haces. Tu hijo ocupara tu lugar.

Sin decir más salió de la habitación.

El hombre que había quedado en la cama y vio con dolor a su hijito.

No podía hacer nada por él. A sus quince años, Dziban no sabía de nada. Sólo lo básico, como hablar y comer. No pudo enseñarle nunca a escribir o leer, ¿Como lo haría? En ese lugar no había nada más que lo que Dumbledore necesitaba. Un acama. A su hijo para amenazarlo y a él para que lo tomara cada vez que se le antojaba.

Fue secuestrado cuando apenas tenía dieciocho años y en ese tiempo estaba con el hombre más maravilloso que conocía. Aquel que le había dado la fuerza par seguir cada día y con quien esperaba volver a estar. Por lo menos para decirle que nunca dejó de amarlo y entregarle a su hijo.

Sus ojos rellenaban de lágrimas cada vez que lo recordaba.

—Remus —todo por la venganza de un ser que no pudo nunca tener a su pareja. Por que aunque lo hubiera transformado, nunca sería correspondido.

Fenrir Greyback los había traicionado. Lo había entregado a Dumbledore y le dijeron que no lo matarían, por que si lo hacían, el lobo en el interior de Remus se descontrolaría al sentir que su esencia desaparecía y el viejo no podría volver a controlarlo, sería una bestia sin ataduras, sedienta de sangre y venganza.

Su gran duda fue si alguna vez Remus sintió que perdió su magia.

Ahora solo podía quedarse ahí, esperando que algún día Dumbledore muriera y alguien descubriera que se encontraran ahí. De preferencia antes de que el viejo dejara de darle a su hijo la poción matalobos, por que si no lo hacían… no sabía que podía ser de ellos.

En Grimmauld Place, las cosas estaban mas tranquilas de lo normal.

Severus se había quedado en la biblioteca de la misión, esperando que Potter no se metiera en ningún problema. Sintió como golpeaban la puerta y vio la cabeza del chico apareciendo por el costado.

—¿Qué pasa, Potter?

Vio como el chico parecía debatirse entre hablar o no. Hasta que al parecer actuó a favor de la palabra.

—Yo… me preguntaba si quiere acompañarme en la cena.

—¿Disculpa? —Eso lo había desconcertado por un momento.

—Es que como Sirius no esta… bien, yo prepare algo de comida y me preguntaba…

—Esta bien, Potter —dijo al tiempo en que dejaba el libro que leía sobre la mesa y se encaminó a la salida.

Harry caminó rápidamente para llegar a la cocina y servir los platos. No tenía la mas remota idea de por que lo hacía, pero sólo le vino la idea y él la tomó.

Severus se sentó donde el chico le indicó y vio que frente a él había un simple plato de pasta con salsa de tomates y carne picada.

No dijeron nada y sólo se dedicaron a comer.

Y Severus nunca dijo que le parecía la comida más deliciosa que alguna vez haya probado.

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pobre muchacho Sad

se mi hizo muy triste lo que esta viviendo, maldito Dumbledore, espero que pronto lo encuentren y pueda regresar con Remus

sí... pobresito, pero él tendrá su recompenza
un beso

dios el mismo efecto me produce cada vez que leo tu historia y mas en esta parte....¬¬ maldito viejo verde.... :'( pobrecito...arggg lo bueno es que obtendra un castigo..... u_u

Sí, a veces me pregunto como soy tan mala con los personajes que me gustan Sad

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» Penumbras. Capítulo 25: Veritaserum.
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» Penumbras. Capítulo 31: La conversación