CANTANDO… ME ENAMORE
Resumen: Harry es la estrella del equipo escolar de Futbol. Severus, un estudiante, que entra en la misma universidad que Harry para hacer unas investigaciones. ¿Que pasará cuando se reencuentren depués de lo que sucedio en la fiesta de Año Nuevo?¿Surgira algo más que una amistad?
Pareja: Harry/Severus
Géneros: Drama, Romance, Songfic
Advertencias: AU=Universos Alternos
Completa: No
CANTANDO… ME ENAMORE
CAPITULO II
Una semana después, las clases habían vuelto a empezar en la Universidad de Hogwarts. Era la primera mañana de clases después de las vacaciones de invierno, el sol resplandeciente, el cielo despejado. Los chicos salían en tropel de los autobuses, gritándose y presumiendo sus vacaciones. Todo aquello era una locura. Cuando Harry entró en el patio de la Universidad bajo la pancarta que decía “Feliz Año Nuevo, Gryffindor”, los otros chicos saludaron chocando las manos. Su amigo y compañero, Ron, se acercó a e él.
— ¡Hombre, mi jugador favorito! ¡Hola, compañero! — gritó. Ron tenía el pelo
rojizo y totalmente liso. Su piel era tostada, tenía ojos azules y muchas pecas en la cara. En un abrir y cerrar de ojos, Ron había arrastrado tras él a todos los demás miembros del equipo. Se alegraban de verse, estaban contentos de volver a estar juntos y muy nerviosos por el partido del campeonato. Ya solo faltaban un par de semanas.
—Hola, Ron—Dijo Harry — ¡Feliz Año Nuevo a todos!—añadió saludando a los otros jugadores.
—¡Claro que si. Va a ser un fe Año Gryffindor Nuevo! —Gritó Ron— Porque dentro de dos semanas vamos a la final del campeonato, y TÚ nos llevarás hasta el infinito y más allá — dijo Ron señalando a Harry
Harry rió y todos los chicos del equipo de fútbol Gryffindor asintieron y chocaron los cinco. Ron tenía razón. ¡Estaban a punto de realizar su destino”.En ese momento, Pansy y Theodore Nott (en este fic, ellos dos son hermanitos XD) se abrieron paso a empujones entre el grupo de fútbol. Los dos se retiraron el pelo de la cara con un movimiento que solo pueden hacer los copresidentes del Club de teatro. Como de costumbre, Pansy parecía una Barbie perfecta, con el pelo suelto, mucho maquillaje y con ropa de última generación. Su hermano, Theo, iba igual de moderno. Seamus, uno de los jugadores, miraba a Pansy mientras avanzaba entre los chicos con aires de superioridad.
— ¡Eh, la princesa del hielo ha vuelto del Polo Norte! — dijo a su grupo entre dientes.
— Si, seguro que pasó las vacaciones como siempre — comentó Ron
— ¿Si? ¿Cómo? — preguntó Dean, otro de los jugadores del equipo
— ¡Comprando espejo!- contestó Ron aullando como un lobo y riéndose de su
propio chiste. Sus compañeros de equipo le secundaron.
— Bueno chicos, creo que es momento de ir al campo ¿no lo creen? — dijo Ton. Que fue secundado por todos, dirigiéndose así a la cancha de futbol.
Aún riéndose pasaron al lado de Hermione Granger, la presidenta del Club de Química, que estaba con unas cuantas amigas, “cerebritos” como ella. Hermione miró de arriba abajo a los jugadores de fútbol, suspiró.
— Ah, he aquí a los animales del zoológico anunciando el Año Nuevo. ¡Que
alegría! — dijo a sus amigas sarcásticamente.
Mientras sus amigas asentían con aire de suficiencia, sonó el timbre y todo el mundo fue corriendo a sus clases.
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Los grupos se habían ido dispersando mientras el director, el señor Albus Dumbledore, avanzanba por el pasillo acompañando a un nuevo alumno. Era Severus, que había ido a hablar con el director, solo para pedirle permiso y hacer unas investigaciones.
— Académicamente se nos considera uno de los diez mejores centros del estado, y
verán que tenemos la más ampliada y biblioteca del estado. — dijo el anciano director mientras caminaban por los pasillos.
— Por eso he venido. Me han dicho que es la mejor biblioteca, y apuesto que los
laboratorios son iguales — Severus trató de sonreir, pero le fue imposible.
—¡Pues claro!. Si los deseas utilizar son todos tuyos. Claro cuando no haya nadie utilizándolos— dijo sonriente el director —¿Quieres un caramelo de limón?
—No gracias — negó el hombre. “Así que es cierto lo que dijo Lucius… Es un fanático de los caramelos de limón” Pensó el hombre.
— Bueno, tengo que decirle que el deber llama. Espero le guste las instalaciones —
dijo el anciano sonriente, mientras se dirigía hacia su despacho.
Severus suspiró. Era la primera vez que conocía a un hombre así. “¿Y ahora… Donde demonios esta la biblioteca?”. Se encogió de hombros y empezó a caminar. La Universidad en si era inmensa. Contenía tres plantas. La cafetería era de dos pisos, y en ambas plantas, habían mesas situadas estratégicamente. En la parte trasera de la Universidad se encontraban varias canchas: una de tenis, otra de fútbol, otra de basketball y una de béisbol. Un poco más allá se encontraba una piscina olímpica.
Severus se quedó observando cada una de las canchas por un buen rato. Hasta que llegó a la de fútbol. Quedo contemplándola quien sabe por cuanto, no sabía porque pero algo le decía que encontraría algo muy interesante. Se acercó a la cancha. Podía divisar a varios muchachos jugando, en las gradas, otros universitarios veían las prácticas. Se acercó un poco más y se quedo observándolos. Estaba disfrutando mucho ver a aquellos jóvenes jugar, pero un grupo de chicas empezó a gritar y a aclamar.
— ¡HARRY!¡HARRY!¡HARRY! — gritaban y chillaban las muchachas
— Vaya que ese tal Harry debe de tener mucha fama — comentó con sarcasmo
para si mismo. De repente vio a un chico de cabellos revueltos y ojos verdes. “¿Pero ese no es…?” Snape miraba incrédulamente al chico que pasaba el balón a uno de sus compañeros. Nunca se hubiera imaginado encontrarlo en esa Universidad. “No debo de estar equivocado…” Pensó Snape. “Pero no pierdo nada con averiguar…”
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Desde que se había levantado aquella mañana, sentía que algo realmente bueno iba a pasar. Al llegar a la Universidad y saludar a sus amigos y compañeros de equipo, había ido directamente a la cancha a practicar. En medio del entrenamiento, había creído ver al hombre que había conocido en Año Nuevo pero luego lo negó “Por Dios Harry, él no puede estar aquí…. Es imposible”, pensó el muchacho mientras seguía con
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Severus esperaba un poco nervioso y preocupado en la puerta de salida de los vestidores. Hacía varios minutos que se habían metido a ducharse los jóvenes. Por fin empezaron a salir uno a uno los miembros del equipo, despidiéndose unos a otros. El ojinegro siguió esperando, hasta que una cabellera alborotada, salió de último. Lo tomó del brazo y el chico volteó con el contacto. Cuando él chico lo vio, quedó boquiabierto.
— No…, No… — dijo el chico de ojos verdes
— …puedo creerlo — acabó Severus en un susurro. Harry asintió.
— Yo…
— …Tampoco — volvió a terminar el ojinegro.
— Pero ¿cómo…? — preguntó Harry
— He venido a hacer unas investigaciones, por eso estoy aquí. Tienen la mejor biblioteca del estado, y los laboratorios son envidiables — explicó Severus, sacudiendo la cabeza con incredulidad — ¡No puedo creer que estudies aquí! Después de que me diste el beso, te anduve buscando, pero no te encontré
— Tuvimos que irnos a primera hora de la mañana el primero. — contestó el chico ruborizado
— ¿Por qué te pones así? — preguntó sabiendo la respuesta.
— Es que… en año nuevo… yo… lo…— el chico no pudo seguir, bajo la cabeza avergonzado.
— ¿Lo dices por el beso? — preguntó juguetonamente el ojinegro. Le encantaba ver al joven sonrojado.
— … — el chico no contestó simplemente asintió.
— No te preocupes por eso — susurró el chico
— Ahora que me doy cuenta, ¿Por qué hablas tan bajo — preguntó extrañado el hombre. El chico pareció avergonzarse más
— Es que, bueno, mis amigos saben que fui a esquiar, pero no les conté lo del canto
— ¿No lo entenderían, no? — Preguntó Severus
— Fue… genial — dijo Harry rápidamente. No quería que él pensara que no le había gustado su actuación — Pero, mis amigos… no suelo hacer esas cosas. Es como si fuera… otra persona. — contestó Harry.
— No digas anda más, te entiendo… — le dijo Severus con una sonrisa (últimamente está sonriendo mucho ¿no?^^) — Yo tampoco le he contado a nadei
— Entonces es nuestro secreto ¿cierto? — preguntó ilusionado Harry
— Si lo es… — contestó el hombre. — Harry, podría llevarme a la terraza, me dijeron que había un invernadero, y quisiera verlo.
— Si… yo te llevó — contestó sonriente Harry.
Mientras iban de camino a la terraza, hablaron de muchas cosas. Hablaron de lo que hicieron el resto de las vacaciones. Se enteraron que ambos pertenecían a dos de las familias más importantes, y se rieron de ello. Hablaron sobre la profesión de Severus, que resultó ser un químico, aunque aun le faltaban algunas cosas. Severus le preguntó que quería ser al chico, y este le dijo que quería ser medico. Pero detuvieron la conversación, ya que habían llegado al lugar sin darse cuenta. Severus miró maravillado todo a su alrededor. Parecía estar en medía de alguna selva. Estaba rodeado de una vegetación realmente hermosa. Habían distintos tipos de flores, arbustos, uno que otro arbol, frutos.
— Bien, hemos llegado — dijo Harry, soltando una risilla por la cara de idiota que tenía Severus.
— Esto es… Maravilloso— dijo Snape, totalmente asombrado.
— Aquí vengo cuando necesito relajarme, alejarme de todos. Nadie sube aquí, solo cuando tienen que cuidar a las plantas, pero eso es a primera hora de la mañana. — comentó Harry — Es mi lugar de reflexión
— Pues tienes un lugar muy hermoso para reflexionar — Le dijo Severus a Harry, mientras caminaba hacia él chico. — Pero ni toda esta belleza es comparada con la tuya…
— ¿Qué… — pero no tuvo oportunidad de terminar la oración, unos finos labios se posaron sobre los suyos. Severus besó tiernamente a Harry, saboreando los carnosos labios del chico, quién en un principio quedo estático, pero que ahora respondía tímidamente. El ojinegro, delineo con su lengua los labios del menor, quien captó el mensaje, y abrió sus labios, dejándole paso a una traviesa lengua, que recorrió toda su boca. Menta y chocolate, a eso sabía la boca de Harry. Un sabor realmente embriagador. Severus tomó por la cintura a Harry, quien subió sus brazos al cuello del hombre, y sus manos se enredaban en la negra cabellera. El beso se volvió más fogoso y ardiente. Cada vez que sus lenguas se rozaban, una corriente eléctrica recorría sus cuerpos, desde las raíces del cabello, hasta la punta de los píes. Pero todo lo que comienza tiene que terminar, y el beso se acabo por falta de oxigeno. La bocas se separaron, dejando un hilo de saliva que los unía. Ambos jadeando, se miraban con intensidad. No querían romper el mágico momento. — Yo…
— Shhh… No digas nada — dijo Severus, dandole un nuevo beso en los labios — ¿Tienes más clases? — preguntó el hombre
— No… — contestó atontado el chico. Ese beso de Severus lo había dejado en el espacio (Yo también quiero ser dejada en el espacio! *¬*).
— Ven… — dijo Severus, tomándolo de la mano y guiándolo hacia la salida.
— ¿Pero a donde vamos…? — preguntó el chico, siguiéndole y sonriendo tontamente.
— No lo se… pero no pienso quedarme aquí… — dijo Severus, ya habían llegado al estacionamiento, donde Severus tenía su auto. — Sube…
— Vale… — dijo el chico, montándose en el auto de Severus.
Rodaron por bastante rato. En ningún momento hablaron, pero tampoco era un silencio incomodo. Solo bastaba la presencia del otro. Harry en todo el camino se dedico a mirar por la ventana, claro que en realidad no miraba. Pensaba y recordaba aquel beso que minutos antes el hombre de ojos negros le había dado. Había sido el mejor que le habían dado. Sabía que entre los dos había química, desde que cantaron lo sabía. Además había fantaseado con él desde el día de Año Nuevo, pero como sabía que no lo volvería a ver, no le importaba. Pero ahora, aquel hombre estaba sentado a su lado, llevándole en su auto a quien sabe donde, después de haberlo besado. Dios, no podía tener tanta suerte. Sin darse cuenta, el auto se había estacionado en un lugar oculto de la vista de los chismosos. Volteo hacia el lado de Severus, y vio como este se acercaba y le volvía a besar. Esta vez, el beso comenzó demandante por ambos lados. Harry besaba lo mejor que podía, nunca se podría comparar con Severus. En cambio, a Severus le encantaba esa inocencia que tenía Harry, le volvía loco. Posó una mano en la nuca del chico, para profundizar más el beso. “Severus que haces… es un chico… ¿no te lo vas a comer aquí o sí?... Además no creo que el quiera…” Su conciencia habló, y tenía razón. Fue separandose del chico lentamente para después mirarlo.
—Harry… No aún… — dijo Severus con la poca cordura que le quedaba — No todavía… además tampoco pienso hacerlo en un lugar como este — dijo señalando el auto
— De acuerdo… — susurró Harry extasiado. — Severus… ¿Qué somos?
— Lo que tu quieras que seamos, Harry — contestó el hombre
— Podemos ser… p-pa-r-re-ja…
— Estoy de Acuerdo… Harry…
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