14º Capítulo: Juntos por fin
Cuando llegaron al colegio en compañía de Remus, este los dejó muy cerca. Fue cuando vieron al profesor Draco que corría a su encuentro y luego de unas cuantas palabras se iba junto a su papá.
Caminaron el trecho que les faltaba para llegar al colegio y fueron recibidos por los amigos de Rudy y el profesor Longbottom.
-¿Cómo les fue? -Preguntó el docente.
-Excelente -le respondió Damián, con una radiante sonrisa -. Papá declaró y nuestro padre está libre.
-Me alegro mucho -les dijo Cris, que estaba de la mano de Patrick.
-Entonces este año pasaran las fiestas con sus dos padres -les dijo Scorpius y los chicos asintieron -¿Rudy, podemos hablar?
El morenito asintió, completamente sonrojado y se fue junto al rubio, seguido de los demás Sly, que se desviaron en dirección a las mazmorras.
-Bueno, yo también me voy -dio Levi y se encaminó a su torre. Quizás tenía suerte y se encontraba a un angelito por ahí.
-¿Vamos? -Preguntó Neville y vio como Damián asentía.
Los chicos ya estaban en paz, sus padres estaban juntos y nadie los podría separar.
***
En la mansión Malfoy, Harry y Severus esperaban a Remus para despedirse. El castaño había subido con Draco y le estaba administrando alguna poción para calmarlo.
-¿Creen que las cosas con Sirius se resuelvan? -Preguntó María.
-Sí. Nott es un muy buen médico y es de confianza, podrá ayudarlo, mientras nosotros empezamos a investigar qué fue lo que pasó y por qué nadie dijo nada en Azkaban.
-Lucius tiene razón. Siempre me intrigó el no saber por qué nadie en la prisión parecía reconocerlo.
-¿Algún hechizo? -Preguntó Harry.
-Puede ser, pero tendría que ser alguien bastante poderoso para mantener el hechizo por todo este tiempo y a tanta gente al mismo tiempo, si es que es un hechizo.
Los cuatro se quedaron en silencio, analizando la situación. Cuando Remus volvió a l habitación, los encontró a todos en la misma situación. Harry fue el primero en captar su presencia.
-¿Cómo está? -Preguntó el oji verde.
-Aún está en shock, pero se recuperará, aunque tendremos que avisarle a Dumbledore que no podrá volver a Hogwarts ni hoy ni mañana. Supongo que para el lunes ya estará en condiciones de retomar su trabajo.
-Tienes razón, iré a redactar la carta -dijo Lucius poniéndose de pie.
-Nosotros nos iremos ahora -dijo Harry, que lo único que quería era poder llegar a casa y estar a solas con su pareja.
-Bien, entonces buenas tardes.
Lucius se despidió de los tres y se fue a su despacho.
-¿Cómo lo haremos para volver a casa? -Preguntó María, no muy confiada de los medios de transporte mágicos.
-Bueno, creo que Remus podría conectar la chimenea a la Grimmauld Place. Aún está bajo mi nombre y la mansión me dará el pase. Desde ahí podríamos transportarnos al caldero chorreante para poder llegar a Londres y de ahí nos puedo aparecer en casa -dijo Harry enumerando las cosas que debían hacer.
-Harry, creo que sería bueno que quieran una chimenea en casa o que se mudaran al mundo mágico -les aconsejó el castaño.
-Creo que por ahora no sería lo mejor -dijo Severus -. Aun estarán todos tratando de captar las primeras declaraciones.
-Es verdad, aun no quiero que nos empiecen a acosar con tanta entrevista.
-Bien, entonces espérenme un poco para conectar las chimeneas.
Luego de casi media hora, entre viajes y trasportes muggle, por fin llegaron a la casa.
Severus entró mirando cada uno de los detalles que envolvieron la vida de su pareja por tantos años, al igual que la de sus hijos. Llegó hasta la chimenea donde vio las fotografías. Imágenes fijas de sus hijos cuando eran bebés y también otras a medida que iban creciendo. Admiró una a una, mientras memorizaba cada detalle. Sus ángeles eran hermosos y tan distintos entre sí. Sólo físicamente eran parecidos, pero aun así no eran iguales.
Harry se mantenía a un lado, dejándolo que conociera a sus hijos, ya luego tendrían tiempo para hablar.
María apareció por una de las puertas con una mochila al hombro.
-Te dejo la casa por el fin de semana -le susurró al oído -. Me voy a casa de Matt por unos días, así que aprovecha.
-¿Ese novio tuyo sabe que vives sólo con hombres? -Le preguntó con pica, por las insinuaciones de la mujer.
-No, pero podría decirle ahora -le dijo con una sonrisa y se fue de la casa.
Severus estaba al tanto de la conversación de los otros dos, pero no esperó hasta que la puerta de la casa fue cerrada, para darse vuelta y mirar fijamente a su pareja.
Harry también tenía su mirada fija en el hombre. Tenía tantos cambios encima, que sería una novedad volver a descubrirlo.
Se acercaron instintivamente y al sólo estar a un metro de distancia, se tiraron contra el otro para besarse con intensidad.
Sus lenguas se juntaron recorriendo la boca del otro. Las manos se mantenían en el cuerpo ajeno y lo recorrían con hambre.
-Dios, te amo tanto -dijo Harry cuando por fin el aire llegó a sus pulmones.
-Yo también y no sabes cuán difícil fue mantener la cordura al tenerte tan lejos y saber que faltaba tanto tiempo para volver a verte.
Harry empezó a guiarlo hacia el segundo piso y llegaron al baño, donde fue quitándole la ropa lentamente. Quería reconocer su cuerpo. 15 años traen muchos cambios y los dos los habían vivido.
-Ha pasado el tiempo -le dijo Severus, al sentir la mirada fija en su cuerpo -. Y también quiero saber cómo ha pasado en ti.
Harry sonrió separándose de él y fue desnudándose lentamente, bajo la atenta mirada de esos ojos negros que tanto había añorado.
Severus se deleitaba del espectáculo. La última vez que había poseído ese cuerpo, sólo tenía 15 años, por lo que era un joven aun. El Harry de ahora era un hombre. Sus brazos fuertes y la espalda más ancha, al igual que los muslos. Y el sexo, claro que había cambios en él y los disfrutaría uno a uno.
Se acercó rápidamente y lo estrechó contra su cuerpo besándolo en la boca mientras restregaban sus cuerpos.
Casi con sincronía se fueron acercando a la ducha y Harry empezó a palmear la muralla buscando la llave de paso. Una lluvia de agua fría calló sobre ellos, pero poco les importó. Lentamente se fue templando y ellos dejando su beso de lado.
Harry conjuró una navaja y con ayuda de la espuma comenzó a rasurarlo. Con delicadeza movía sus manos al compás de sus respiraciones. Mientras Severus cerraba sus ojos para disfrutar de la sensación. Al terminar su trabajo lo volvió a besar. Ansiaba tener sus bocas juntas a cada instante.
Severus tomó una esponja y le puso jabón, para pasarla por todo el cuerpo de su pareja, sin dejar ni un espacio en el olvido. Bajó su mano jabonosa por la espalda hasta llegar a sus nalgas, empujando el cuerpo de Harry contra el suyo, logrando que el menor gimiera al sentir el contacto.
-Severus.
Su nombre en esos labios parecía casi un pecado. Sintió como la ola de calor subía por sus pies y se atascaba a mitad de su cuerpo.
-Necesito tenerte ya.
Le dijo con voz imperiosa. Harry lo miró a los ojos y asintió saliendo de la ducha y apagándola.
Entre besos llegaron a la cama y se derrumbaron sobre ella, acariciándose con incalculable pasión.
Severus se levantó un poco y lo recorrió con la mirada, sin dejar ni un palmo a su exhaustiva contemplación. Se le hacía una visión divina que lo invitaba a devorarlo completamente. Subió hasta poder besar su boca y fue bajando por su clavícula dejando que su lengua se divirtiera reconociéndolo. Llegó a su ombligo donde se dedicó a lamer, morder, absorber y empujar con la punta, logrando que de la garganta de Harry, salieran los más variados y vergonzosos sonidos.
Harry estaba en una especie de nirvana. No era muy consciente de lo que ahora hacía Severus con su cuerpo, sólo sentía que podía morir en ese mismo instante y no lo importaría lo más mínimo.
El mayor vio los ojos desorbitados en placer que tenía Harry y siguió con su tarea de volverlo loco. Descendió más acariciando el vello púdico del menor con la yema de los dedos, pero sin llegar a tocar la piel, sólo superficialmente, logrando que Harry arqueara la espalda en una nueva ola de sensaciones. Llegó a su pene y lo tomó de la base con su mano derecha, para luego cubrir toda la extensión con su boca.
Harry jadeó pidiendo aire y tratando de no perder el sentido. Era demasiado para él. Ya que no había vuelto a tener ningún tipo de relación desde que se separó del hombre y ahora sólo quería que lo tomara, pero al parecer esos no eran los planes de su pareja.
Severus bombeaba su miembro, chupándolo, mordiéndolo suavemente, succionando y vuelta a chupar. Veía que Harry llegaría el límite en poco tiempo, por lo que se lo sacó de la boca y chupó el mismo tres de sus dedos, dejando que Harry pudiera volver a respirar bien, por unos segundos. Luego de sentir sus dedos lo suficientemente húmedos volvió a su tarea inicial y mientras Harry deliraba por su mamada, se dedicó a dilatar lentamente su entrada.
Harry fue consiente del dedo que se abrió paso a través de su ano, pero estaba tan absorto en lo que Severus le hacía a su pene que no pudo poner demasiada atención. Si sintió cuando ya eran tres los que lo estaban penetrando al mismo tiempo en que succionaba su miembro.
-¡Merlín, Severus! Si no entras ahora moriré antes de que lo hagas.
Y el mayor no pudo estar más de acuerdo. Su propio miembro estaba duro y húmedo al ver a Harry en ese estado. Se sentó en la orilla de la cama y atrajo a su amante para que se sentara a horcadas sobre él. Lentamente se fueron acoplando.
Harry dio un grito de dolor al sentir como lo dejaba caer sobre ese duro mástil y este lo llenaba por completo.
-Shh, ya pasara.
Le susurró Severus al oído. Mientras acariciaba su espalda y se meneaba lentamente para no volverse loco. Y es que su miembro estaba tan exquisitamente aprisionado que casi lo estrangulaba.
Se comenzaron a mover a un ritmo sincronizado. Fueron lentamente, sintiendo como entraban y salían del cuerpo del otro. Sintiendo el cielo en sus manos a la hora de besarse, sin perder nunca el hilo de sus movimientos. Harry levantaba sui cuerpo y se dejaba caer con fuerza. Ahora los movimientos eran desenfrenados y parecían dos locos frente a una hoguera inalcanzable. Se entregaron a la pasión y en un grito conjunto llegaron a la cúspide de sus deseos.
Severus se dejó caer de espalda y Harry quedó sobre él, tratando de recuperar un poco, el aire que requerían para hacer sus cerebros volver a funcionar. Se salió lentamente de su interior y se arrastró a la cama junto a su pareja, disfrutando de su calor y sus besos, hasta que el sueño se los llevó.
***
En una habitación apartada, una mujer dormía desnuda sobre el pecho de su amante. El hombre acariciaba su cabello y miraba por la ventana con aire cansado y un poco irritado.
-Ya falta poco.
Dijo acomodándose mejor, dejando a la mujer dada vuelta para el otro lado. Mientras la luna lo iluminaba, al igual que la sonrisa retorcida que tenía en el rostro.
Continuara…
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